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PDF - Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento ...

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Obviamente, no hay una sola manera <strong>de</strong> “conflictivizar el conflicto”. De hecho, La<br />

estigmatización <strong>de</strong>l “Otro” en el mundo que encabeza este escenario <strong>de</strong> globalización,<br />

parte <strong>de</strong> un otro “absoluto” y explícitamente negado.<br />

Un mundo que sólo en la actualidad se ve totalmente expuesto a tener “ al extranjero” en<br />

su propio territorio, jugando en sus espacios.<br />

Mientras hay modos <strong>de</strong> reducción simbólica <strong>de</strong> la diferencia que resultan vulgarmente<br />

exterminadores, existen en las “periferias” respuestas a la diversidad que provienen <strong>de</strong> la<br />

experiencia <strong>de</strong> cohabitacionalidad.<br />

Pero, aunque pueda resultar más prometedor cohabitar que negar, también es justo<br />

advertir que cohabitar no es un hecho que inercialmente resulte en la “articulación<br />

social”.<br />

La dificultad resi<strong>de</strong> no tanto en un tema <strong>de</strong> “cantidad” <strong>de</strong> núcleos colectivos convergentes<br />

sino mas bien en el escenario <strong>de</strong> genealogía asimétrica y <strong>de</strong>scuidada en el que se han ido<br />

encastrando.<br />

Esta pluralidad ha sido en América un recurso <strong>de</strong> capital social no explotado ( para<br />

ponerlo en términos <strong>de</strong> mercado) y su <strong>de</strong>spliegue se ha librado a la suerte <strong>de</strong>l <strong>de</strong>venir<br />

cotidiano. Es significativo que siendo la pluralidad originaria <strong>de</strong> nuestras socieda<strong>de</strong>s, no<br />

hayan existido gestos institucionales que <strong>de</strong>n cuenta <strong>de</strong> una gestión responsable <strong>de</strong> la<br />

diversidad cultural.<br />

En síntesis, pluralidad es <strong>de</strong>safío, pero la minimización <strong>de</strong> esta compleja realidad social<br />

se pue<strong>de</strong> comprobar claramente en las austeras, nominales y poco optimizadas<br />

“políticas <strong>de</strong> articulación cultural” ( acompañadas por paupérrimos presupuestos).<br />

No pocas veces, la “ mestización” se ha confundido con “homologación” y ha empujado<br />

“collages” i<strong>de</strong>ntitarios no legitimados por sus propios protagonistas..<br />

Buenos Aires, su ciudad y sus cordones, es esa “máquina <strong>de</strong> picar carne <strong>de</strong> un interior<br />

sin proyecto y <strong>de</strong> las clases mas <strong>de</strong>sfavorecidas <strong>de</strong> los países limítrofes” , como única<br />

promesa <strong>de</strong> progreso, urbe con un pasado “ilustre”, una pluralidad “tolerada” y una<br />

naturalización <strong>de</strong> su violencia simbólica en franco crecimiento, y asume que está en<br />

condiciones <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r por los valores <strong>de</strong> todos conforme una “ mo<strong>de</strong>rada” y<br />

pragmática posmo<strong>de</strong>rnidad, que no cuestiona el progreso como meta y que se<br />

auto<strong>de</strong>fine como el centro <strong>de</strong> un “país emergente”.<br />

Megaciudad que está creciendo en base a los <strong>de</strong>sarraigos internos y externos, tratando<br />

<strong>de</strong> cumplir con su fama <strong>de</strong> “la ciudad más europea <strong>de</strong> América”.<br />

Buenos Aires, no ha “domesticado” a las clases mas <strong>de</strong>sfavorecidas, negándoles<br />

explícitamente cualquier otro <strong>de</strong>stino, sino que en estos contextos se enmascara la<br />

conflictividad <strong>de</strong> su conflicto con una aparente igualdad <strong>de</strong> oportunida<strong>de</strong>s, que raya las<br />

formas <strong>de</strong>l absurdo.<br />

Al no haber una “negación absoluta” <strong>de</strong>l otro, al menos en el plano discursivo y formal,<br />

no hay reconocimiento por oposición dialéctica, por en<strong>de</strong> el modo <strong>de</strong> resistencia <strong>de</strong> las<br />

subjetivida<strong>de</strong>s no es directo ni se juega en el plano reflexivo. No invita al negocio <strong>de</strong> lo<br />

agónico-negador, pero tampoco <strong>de</strong>manda alguna resolución <strong>de</strong> convergencia.<br />

En este sentido podríamos <strong>de</strong>cir que, lo mismo que en apariencia nos hun<strong>de</strong> – la falta <strong>de</strong><br />

soli<strong>de</strong>z i<strong>de</strong>ntitaria- nos salva <strong>de</strong> ciertas experiencias flagrantes <strong>de</strong> la xenofobia absoluta.<br />

La realidad <strong>de</strong> nuestras comunida<strong>de</strong>s es tan multifacética que difícilmente la<br />

representación simbólica <strong>de</strong> nuestros <strong>de</strong>seos sea un acto <strong>de</strong> voluntarismo intelectual que<br />

pueda pasar por encima <strong>de</strong>l reconocimiento <strong>de</strong> las complejas i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s emergentes.<br />

Por ahora, y coincidiendo con el autor analizado, la multiplicidad que nos constituye, no<br />

tiene impacto político, no estima como recurso ni las formas <strong>de</strong> la “ <strong>de</strong>stitución abrupta <strong>de</strong><br />

lo opuesto”, ni las formas “ participativas” <strong>de</strong> la <strong>de</strong>mocracia, y parece haber encontrado<br />

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