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¿Qué ha ocurrido? ¿Se ha tenido la suficiente prudencia? No sabiduría, sino la prudencia como dosis, como regla inmanente de la experimentación: inyecciones de prudencia. Muchos han sido vencidos en esta batalla (Deleuze y Guattari, 1980: 187). 224

Notas bibliográficas Ahab y la ballena En la actualidad, Moby Dick está considerada como una de las grandes novelas norteamericanas de todos los tiempos, aunque en el momento de su publicación las opiniones de los críticos literarios fueron en su mayoría negativas, pues consideraban que, desde el punto de vista formal, su estructura carecía del equilibrio mínimo requerido para sostenerse por sí misma. Las dificultades se deben, al menos en parte, a la existencia de múltiples sub-textos, especialmente un relato realista sobre barcos balleneros y otro con un fuerte sesgo épico existencial. A esto se suma la existencia de más de diez personajes importantes, casi todos con marcados perfiles bíblicos. Además de Ahab, Moby Dick e Ishmael, hay en la novela una decena de personajes que también tienen considerable importancia. Entre ellos cabe mencionar a Starbuck, el primer oficial, un joven cuáquero; a Queequeg, un arponero oriundo de una tribu caníbal del sur del océano Pacífico y a Pip, que parecería poco relevante, por ser un asistente del cocinero; sin embargo, al enloquecer, ofrece un interesante contrapunto con la locura de Ahab. Ishmael, un maestro de escuela que por motivos inciertos se suma a la aventura ballenera, es el personaje que desempeña la función de narrador principal, como único testigo sobreviviente. Con todo, de un capítulo a otro y a veces dentro de un mismo capítulo la función del narrador parece desplazarse, ora hacia otros hacia otros personajes ora hacia la posición de un narrador omnisciente, hasta desaparecer casi por completo; como si “yo”, en tanto sujeto del enunciado, sólo pudiera sobrevivir a través de la auto-disolución. Tal vez estos desplazamientos se conecten, no tanto a la pretensión de mostrar cuál es el contenido de la verdad, sino al intento de sugerir cómo y hasta dónde es posible captarlos. Bibliografía adicional: ¿Quién es Ishmael? (Dumm, 2005); El narrador como audiencia: Ishmael como lector y crítico (Putz, 1987); Ishmael como narrador fálico (Terry, 1992); y Enhebrando el laberinto: Moby Dick como épica híbrida (Sten, 2006). El arte de relatar la verdad La principal fuente de esta sección es Hawthorne y sus Musgos (1987 [1850]) un ensayo de Herman Melville sobre Musgos de una vieja casa parroquial (Hawthorne, 1846) una colección de cuentos con un marcado énfasis en el lado oscuro de la naturaleza humana. A esta fuente se agregan dos cartas de Melville a Hawthorne, escritas en abril y junio de 1851. Más que arrojar una nueva luz sobre la producción literaria de Hawthorne, que conoció personalmente unos pocos meses antes de publicar Moby Dick en 1851, estas fuentes suelen considerarse claves para vislumbrar ese período en la evolución de la concepción de sí mismo como escritor con una fuerte vocación profético iconoclasta. Bibliografía adicional: El comentario de Melville a Musgos (Cook, 2008); La lucha de Melville con el ángel (Howard, 1940); Un genio subversivo: la teoría de la 225

Notas bibliográficas<br />

Ahab y la ballena<br />

En la actualidad, Moby Dick está consi<strong>de</strong>rada como una <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s novelas<br />

norteamericanas <strong>de</strong> todos los tiempos, aunque en el momento <strong>de</strong> su publicación las<br />

opiniones <strong>de</strong> los críticos literarios fueron en su mayoría negativas, pues consi<strong>de</strong>raban<br />

que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista formal, su estructura carecía <strong>de</strong>l equilibrio mínimo requerido<br />

para sostenerse por sí misma. Las dificulta<strong>de</strong>s se <strong>de</strong>ben, al menos en parte, a la<br />

existencia <strong>de</strong> múltiples sub-textos, especialmente un relato realista sobre barcos<br />

balleneros y otro con un fuerte sesgo épico existencial. A esto se suma la existencia <strong>de</strong><br />

más <strong>de</strong> diez personajes importantes, casi todos con marcados perfiles bíblicos. A<strong>de</strong>más<br />

<strong>de</strong> Ahab, Moby Dick e Ishmael, hay en la novela una <strong>de</strong>cena <strong>de</strong> personajes que también<br />

tienen consi<strong>de</strong>rable importancia. Entre ellos cabe mencionar a Starbuck, el primer oficial,<br />

un joven cuáquero; a Queequeg, un arponero oriundo <strong>de</strong> una tribu caníbal <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong>l<br />

océano Pacífico y a Pip, que parecería poco relevante, por ser un asistente <strong>de</strong>l cocinero;<br />

sin embargo, al enloquecer, ofrece un interesante contrapunto con la locura <strong>de</strong> Ahab.<br />

Ishmael, un maestro <strong>de</strong> escuela que por motivos inciertos se suma a la aventura<br />

ballenera, es el personaje que <strong>de</strong>sempeña la función <strong>de</strong> narrador principal, como único<br />

testigo sobreviviente. Con todo, <strong>de</strong> un capítulo a otro y a veces <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un mismo<br />

capítulo la función <strong>de</strong>l narrador parece <strong>de</strong>splazarse, ora hacia otros hacia otros<br />

personajes ora hacia la posición <strong>de</strong> un narrador omnisciente, hasta <strong>de</strong>saparecer casi por<br />

completo; como si “yo”, en tanto sujeto <strong>de</strong>l enunciado, sólo pudiera sobrevivir a través <strong>de</strong><br />

la auto-disolución. Tal vez estos <strong>de</strong>splazamientos se conecten, no tanto a la pretensión<br />

<strong>de</strong> mostrar cuál es el contenido <strong>de</strong> la verdad, sino al intento <strong>de</strong> sugerir cómo y hasta<br />

dón<strong>de</strong> es posible captarlos.<br />

Bibliografía adicional: ¿Quién es Ishmael? (Dumm, 2005); El narrador como<br />

audiencia: Ishmael como lector y crítico (Putz, 1987); Ishmael como narrador fálico (Terry,<br />

1992); y Enhebrando el laberinto: Moby Dick como épica híbrida (Sten, 2006).<br />

El arte <strong>de</strong> relatar la verdad<br />

La principal fuente <strong>de</strong> esta sección es Hawthorne y sus Musgos (1987 [1850]) un<br />

ensayo <strong>de</strong> Herman Melville sobre Musgos <strong>de</strong> una vieja casa parroquial (Hawthorne, 1846)<br />

una colección <strong>de</strong> cuentos con un marcado énfasis en el lado oscuro <strong>de</strong> la naturaleza<br />

humana. A esta fuente se agregan dos cartas <strong>de</strong> Melville a Hawthorne, escritas en abril y<br />

junio <strong>de</strong> 1851. Más que arrojar una nueva luz sobre la producción literaria <strong>de</strong> Hawthorne,<br />

que conoció personalmente unos pocos meses antes <strong>de</strong> publicar Moby Dick en 1851,<br />

estas fuentes suelen consi<strong>de</strong>rarse claves para vislumbrar ese período en la evolución <strong>de</strong><br />

la concepción <strong>de</strong> sí mismo como escritor con una fuerte vocación profético iconoclasta.<br />

Bibliografía adicional: El comentario <strong>de</strong> Melville a Musgos (Cook, 2008); La lucha<br />

<strong>de</strong> Melville con el ángel (Howard, 1940); Un genio subversivo: la teoría <strong>de</strong> la<br />

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