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12.05.2013 Views

concreto, un proceso histórico. Pareciera entonces que el ser de la vida fáctica, su historicidad, se alcanza demasiado rápido -sin explicitar las mediaciones constitutivas– y si bien este criterio puede revestir su utilidad en el marco de la discusión específica con el neokantismo y con toda interpretación subjetivista tanto intelectualista como psicologista de la subjetividad, parece ser insuficiente a la hora de emprender una discusión más abarcativa y ya no polemizar con un aspecto específico del neokantismo sino cuando se trata de abordar a la filosofía como un todo y de establecer las premisas filosóficas para el tratamiento de la historia de la metafísica tomada en su conjunto. Las estructuras descriptas de la vida fáctica -las que dan cuenta de su movilidad temporal constitutiva- resultan muy generales y abarcativas para responder a la pregunta por el sentido del ser, pregunta que los cursos juveniles presuponen como la pregunta por el sentido del ser en general; responder a dicha pregunta por el ser en general señalando que el sentido del ser en general es el historizarse de la vida fáctica no parece dar cuenta de un criterio para desandar el camino de la filosofía entendida como metafísica. En este sentido el esfuerzo del programa filosófico heideggeriano hasta arribar a Sein und Zeit, es el de lograr especificar la pregunta ontológica en un doble nivel, preguntar por el sentido del ser en general implica previamente responder la pregunta por el sentido del ser de un ente que cumple una función privilegiada en el análisis. El tránsito de la noción de vida fáctica a la multiplicidad de estructuras del Dasein, entendidas como los existenciarios para responder a la pregunta por el sentido de su ser como antesala de la respuesta a la pregunta por el sentido del ser en general, responde a ese intento de especificar la pregunta ontológica en sus diferentes niveles de complejidad. Por todo ello, no debiera considerarse necesariamente que el tránsito que lleva de la noción de vida a la de Dasein implique un abandono del proyecto fenomenológico temprano, sino por el contrario una especificación, una especialización del mismo que gana en claridad y mayores niveles de análisis. Ahora bien lo que es innegable es que en este proceso de ampliación de existenciarios y especificación de la noción de movilidad que discurre de la movilidad de la vida fáctica a la movilidad del Dasein, que como el propio Heidegger señala en los parágrafos dedicados al análisis de la historicidad del Dasein la historicidad contiene la respuesta al enigma de la movilidad, implica un proceso de invisibilización de la vida fáctica como tópico del análisis. La pregunta central que arroja este recorrido tiene un carácter crucial para el problema y podemos formularla en los siguientes términos: si no se podría haber seguido o, mejor dicho, no se podría también seguir el camino de especificación de estructuras y tendencias de análisis de la vida fáctica como criterio para especificar la ontología en lugar de mutar o desplazar el análisis fenomenológico de la noción de vida fáctica como vida en un mundo hacia el análisis de la mundanidad del mundo del Dasein a los efectos de especificar el análisis. Sin necesidad de presentar este problema como una situación contra fáctica entendida en términos de porqué no se siguió un camino de análisis - consistente en profundizar las estructuras de la vida fáctica– que, efectivamente, no se siguió señalamos de manera más concreta y acotada el interrogante anterior: ¿en qué sentido el análisis de la vida fáctica no podría someterse al mismo tipo de especificación en estructuras ontológicas como las que son correspondientemente identificadas en el examen de los existenciarios del Dasein? La estrategia de Heidegger, desde el joven Heidegger en 1919 hasta el Heidegger inmediatamente posterior a Sein und Zeit está 212

centrada en explicar la relación entre movilidad y temporalidad tanto en su examen de la vida fáctica como en su descripción de las estructuras ontológicas del Dasein, por lo tanto el pasaje del existenciario vida al existenciario Dasein -la diversificación de la noción de “mundo de la vida fáctica“ en dirección a la “mundanidad del mundo del Dasein”- consiste en desplazar el “ente” (Seiende) de análisis de la relación movilidad-temporalidad. Nuestra consideración, como respuesta, a la pregunta anterior establece que el tratamiento de la vida fáctica por parte de Heidegger en tanto la historicidad, movilidad y temporalidad de la vida fáctica es entendida como una reacción contra el vitalismo biologicista de la época el análisis heideggeriano de la faciticidad de la vida evita volver tema el aspecto vital de la vida entendida como proceso natural. La vida fáctica en tanto es una movilidad siempre contiene un proceso que es des-vitalizante si tomamos como criterio el carácter natural y biológico de la vida. Heidegger habiendo completado las estructuras históricas de la vida, debiera haber ingresado en el tratamiento de ella en tanto es también una entidad biológica y no solo histórica, su ser fáctico no es solo su historicidad sino su carácter orgánico. En tanto la vida responde en su ser fáctico a la pregunta por el sentido del ser en general debiera contener también un análisis del su ser natural y no sólo de su ser histórico, sin embargo la ontología negativa que se halla a la base de la facticidad de la vida: su ser imperfecto, su ser carencia, su ser incompleta, su ser en falta que son precisamente los condicionamientos de su movilidad, impide definirla como una entidad natural. La negatividad constitutiva de la vida fáctica que la define como ser histórico y temporal -y permite plantear la pregunta por el ser por primera vez para Heidegger en el horizonte del tiempo- obtura su tratamiento como ser natural. Por ello a medida en Heidegger alcanza las estructuras temporales últimas de la facticidad de la vida se ve obligado a optar entre dos caminos o bien incorporar la naturaleza a la descripción del ser vital de la vida no tematizado por él hasta ese momento o bien desplazar el análisis de la relación entre movilidad y tiempo en dirección a otro ente, el Dasein que permita seguir explorando este tópico sin necesidad de incluir a la naturaleza y al organismo en el análisis. Las dificultades que se le planteaban a Heidegger para seguir el primer camino están dadas a nivel ontológico: si la movilidad de la vida fáctica se explica por una ontología negativa que da cuenta de su ser histórico dicho carácter negativo excluye de manera directa el ser natural y vital -entendido en términos biológicos- como parte del análisis fenomenológico. Dicho de otra forma, que se haya enfatizado el carácter histórico del ser de la vida fáctica nutriéndose del marco del cristianismo primitivo del cual toma Heidegger como nota distintiva el carácter pecaminoso y cadente de la vida fáctica para especificar su valor ontológico propio delimitándola de la interpretación vitalista epocal no debiera significar que la vida fáctica una vez esclarecida en su historicidad no pueda tematizarse en su ser natural, sin embargo Heidegger no se inclinó por la posibilidad de este análisis complementario y prefirió orientar su camino en dirección a la movilidad del mundo por lo cual progresivamente fue forjando las estructuras de un ente, el Dasein, a tales fines, de allí que la vida fáctica como existenciario tiende a quedar subsumida en otros existenciarios. III. El retorno de la vida. Ahora bien, lo cierto es que luego de Sein und Zeit Heidegger volverá a recuperarse como criterio específico del análisis la pregunta por la dimensión vital del existir. Pero, a esta altura de la reflexión la vida fáctica ya no será entendida como vida en un mundo, sino en el marco de una complejización progresiva del concepto de mundo heredada de 213

centrada en explicar la relación entre movilidad y temporalidad tanto en su examen <strong>de</strong> la<br />

vida fáctica como en su <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> las estructuras ontológicas <strong>de</strong>l Dasein, por lo tanto<br />

el pasaje <strong>de</strong>l existenciario vida al existenciario Dasein -la diversificación <strong>de</strong> la noción <strong>de</strong><br />

“mundo <strong>de</strong> la vida fáctica“ en dirección a la “mundanidad <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong>l Dasein”- consiste<br />

en <strong>de</strong>splazar el “ente” (Seien<strong>de</strong>) <strong>de</strong> análisis <strong>de</strong> la relación movilidad-temporalidad.<br />

Nuestra consi<strong>de</strong>ración, como respuesta, a la pregunta anterior establece que el<br />

tratamiento <strong>de</strong> la vida fáctica por parte <strong>de</strong> Hei<strong>de</strong>gger en tanto la historicidad, movilidad y<br />

temporalidad <strong>de</strong> la vida fáctica es entendida como una reacción contra el vitalismo<br />

biologicista <strong>de</strong> la época el análisis hei<strong>de</strong>ggeriano <strong>de</strong> la faciticidad <strong>de</strong> la vida evita volver<br />

tema el aspecto vital <strong>de</strong> la vida entendida como proceso natural. La vida fáctica en tanto<br />

es una movilidad siempre contiene un proceso que es <strong>de</strong>s-vitalizante si tomamos como<br />

criterio el carácter natural y biológico <strong>de</strong> la vida. Hei<strong>de</strong>gger habiendo completado las<br />

estructuras históricas <strong>de</strong> la vida, <strong>de</strong>biera haber ingresado en el tratamiento <strong>de</strong> ella en<br />

tanto es también una entidad biológica y no solo histórica, su ser fáctico no es solo su<br />

historicidad sino su carácter orgánico. En tanto la vida respon<strong>de</strong> en su ser fáctico a la<br />

pregunta por el sentido <strong>de</strong>l ser en general <strong>de</strong>biera contener también un análisis <strong>de</strong>l su ser<br />

natural y no sólo <strong>de</strong> su ser histórico, sin embargo la ontología negativa que se halla a la<br />

base <strong>de</strong> la facticidad <strong>de</strong> la vida: su ser imperfecto, su ser carencia, su ser incompleta, su<br />

ser en falta que son precisamente los condicionamientos <strong>de</strong> su movilidad, impi<strong>de</strong> <strong>de</strong>finirla<br />

como una entidad natural. La negatividad constitutiva <strong>de</strong> la vida fáctica que la <strong>de</strong>fine<br />

como ser histórico y temporal -y permite plantear la pregunta por el ser por primera vez<br />

para Hei<strong>de</strong>gger en el horizonte <strong>de</strong>l tiempo- obtura su tratamiento como ser natural. Por<br />

ello a medida en Hei<strong>de</strong>gger alcanza las estructuras temporales últimas <strong>de</strong> la facticidad <strong>de</strong><br />

la vida se ve obligado a optar entre dos caminos o bien incorporar la naturaleza a la<br />

<strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l ser vital <strong>de</strong> la vida no tematizado por él hasta ese momento o bien<br />

<strong>de</strong>splazar el análisis <strong>de</strong> la relación entre movilidad y tiempo en dirección a otro ente, el<br />

Dasein que permita seguir explorando este tópico sin necesidad <strong>de</strong> incluir a la naturaleza<br />

y al organismo en el análisis. Las dificulta<strong>de</strong>s que se le planteaban a Hei<strong>de</strong>gger para<br />

seguir el primer camino están dadas a nivel ontológico: si la movilidad <strong>de</strong> la vida fáctica se<br />

explica por una ontología negativa que da cuenta <strong>de</strong> su ser histórico dicho carácter<br />

negativo excluye <strong>de</strong> manera directa el ser natural y vital -entendido en términos<br />

biológicos- como parte <strong>de</strong>l análisis fenomenológico. Dicho <strong>de</strong> otra forma, que se haya<br />

enfatizado el carácter histórico <strong>de</strong>l ser <strong>de</strong> la vida fáctica nutriéndose <strong>de</strong>l marco <strong>de</strong>l<br />

cristianismo primitivo <strong>de</strong>l cual toma Hei<strong>de</strong>gger como nota distintiva el carácter pecaminoso<br />

y ca<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la vida fáctica para especificar su valor ontológico propio <strong>de</strong>limitándola <strong>de</strong> la<br />

interpretación vitalista epocal no <strong>de</strong>biera significar que la vida fáctica una vez esclarecida<br />

en su historicidad no pueda tematizarse en su ser natural, sin embargo Hei<strong>de</strong>gger no se<br />

inclinó por la posibilidad <strong>de</strong> este análisis complementario y prefirió orientar su camino en<br />

dirección a la movilidad <strong>de</strong>l mundo por lo cual progresivamente fue forjando las<br />

estructuras <strong>de</strong> un ente, el Dasein, a tales fines, <strong>de</strong> allí que la vida fáctica como<br />

existenciario tien<strong>de</strong> a quedar subsumida en otros existenciarios.<br />

III. El retorno <strong>de</strong> la vida.<br />

Ahora bien, lo cierto es que luego <strong>de</strong> Sein und Zeit Hei<strong>de</strong>gger volverá a recuperarse<br />

como criterio específico <strong>de</strong>l análisis la pregunta por la dimensión vital <strong>de</strong>l existir. Pero, a<br />

esta altura <strong>de</strong> la reflexión la vida fáctica ya no será entendida como vida en un mundo,<br />

sino en el marco <strong>de</strong> una complejización progresiva <strong>de</strong>l concepto <strong>de</strong> mundo heredada <strong>de</strong><br />

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