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PDF - Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento ...

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preferencias”. Nuevamente se presenta el interrogante quién gobierna, y con algunas<br />

diferencias, el po<strong>de</strong>r sigue estando <strong>de</strong>l mismo lado que con Schumpeter, disfrazado <strong>de</strong><br />

asociación y <strong>de</strong> pluralidad, pero podría <strong>de</strong>cirse que está en las mismas manos.<br />

Conclusiones<br />

A lo largo <strong>de</strong>l presente trabajo se ha abordado el problema quién gobierna en una<br />

<strong>de</strong>mocracia liberal, teniendo como referencia las posturas <strong>de</strong> Schumpeter y Dahl. El<br />

primero sostenía una mirada elitista <strong>de</strong> la <strong>de</strong>mocracia consi<strong>de</strong>rando que <strong>de</strong>bía ser el<br />

gobierno <strong>de</strong> los expertos, excluyendo <strong>de</strong> este modo, las distintas voces que constituyen la<br />

sociedad. Una <strong>de</strong> las dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> esta postura era el valor que adquiere la propaganda<br />

en este contexto y qué posibilida<strong>de</strong>s tenían los sectores más <strong>de</strong>sfavorecidos para<br />

formarse un juicio crítico. Muy pocas. Pues si no se tiene la oportunidad <strong>de</strong> (in)formarse,<br />

se será manipulado por la propaganda que está dirigida –conducida-, por los sectores<br />

dominantes. Precisamente ellos serán los que podrán imponer sus intereses; a<strong>de</strong>más,<br />

nada asegura que por ser expertos vayan a anteponer los intereses <strong>de</strong> otros sectores por<br />

sobre los suyos. De este modo, Schumpeter al sostener que no existe el bien común,<br />

rompe con toda ten<strong>de</strong>ncia o expectativa <strong>de</strong> colectividad, ya que la sociedad sólo estaría<br />

compuesta por distintos intereses. ¿Es posible pensar en la <strong>de</strong>mocracia sin ninguna<br />

referencia a términos como “colectivo” o “común”?<br />

Dahl, por su parte asume que en la actualidad, en las socieda<strong>de</strong>s capitalistas<br />

<strong>de</strong>sarrolladas, <strong>de</strong>be hablarse <strong>de</strong> poliarquía en vez <strong>de</strong> <strong>de</strong>mocracia y <strong>de</strong>staca el papel que<br />

cumplen las asociaciones civiles, pues ellas serán las encargadas <strong>de</strong> expresar los<br />

reclamos <strong>de</strong> los ciudadanos. Al estar <strong>de</strong>scentralizado el po<strong>de</strong>r ¿quién controla a las<br />

asociaciones? En esta multiplicidad <strong>de</strong> minorías, nuevamente se presenta la dificultad <strong>de</strong><br />

priorizar, si bien todos los intereses son válidos, serán más importantes los <strong>de</strong> aquellos<br />

que lleguen a imponer su interés por sobre el <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. Nuevamente, las<br />

<strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s económicas se traducen en <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s políticas. En consonancia, otra<br />

<strong>de</strong> las dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> ambas posturas es separar a la <strong>de</strong>mocracia <strong>de</strong>l ámbito <strong>de</strong> la moral,<br />

pues allí radicaría una <strong>de</strong> las imposibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> pensar colectivamente. Si bien Dahl<br />

<strong>de</strong>staca el valor <strong>de</strong>l consenso, no brinda pautas acerca <strong>de</strong> qué características <strong>de</strong>be tener<br />

o cómo alcanzarlo.<br />

EL ciudadano corriente parece “per<strong>de</strong>rse” en la <strong>de</strong>mocracia entendida <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los autores<br />

liberales mencionados. De este modo el tradicional “gobierno <strong>de</strong>l pueblo” se <strong>de</strong>sfigura ya<br />

que no habría uno sino varios pueblos <strong>de</strong> los cuales uno se impondría. Finalmente, el<br />

liberalismo, al asemejar la esfera política con el mercado, <strong>de</strong>struyó las voces <strong>de</strong> los<br />

sectores menos favorecidos económicamente porque nadie podría asegurar <strong>de</strong> que serán<br />

escuchados. Sin una voluntad general o bien común al cual <strong>de</strong>ba ten<strong>de</strong>rse, nada<br />

garantiza que pueda ser “justo” en el gobierno o en la administración <strong>de</strong> los recursos.<br />

Combinar la política con el plano moral permitiría <strong>de</strong>spertar lo colectivo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>mocracia. La pregunta final sería ¿por qué a pesar <strong>de</strong> sus falencias la <strong>de</strong>mocracia<br />

sigue siendo el tipo <strong>de</strong> gobierno <strong>de</strong>seado?<br />

Bibliografía<br />

Dahl, R., La poliarquía. Participación y oposición, Buenos Aires, Rei, 1989.<br />

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