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PDF - Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento ...

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valoraciones morales, por ejemplo, legitimidad, igualdad. Aquí aparece una <strong>de</strong> las críticas<br />

que realiza Schumpeter en relación a la voluntad <strong>de</strong>l pueblo y al bien común. Señala que<br />

cuando se tematiza la <strong>de</strong>mocracia se alu<strong>de</strong> a la voluntad <strong>de</strong>l pueblo que subyace o que<br />

está contenida en dicho término y que a<strong>de</strong>más, tien<strong>de</strong> al bien común -los cuales según<br />

dicho autor, no existen-. En relación con el bien común afirma que no existe tal bien<br />

porque para los distintos individuos pue<strong>de</strong> significar cosas diferentes. Por otro lado,<br />

tampoco existiría una manera racional <strong>de</strong> <strong>de</strong>finir qué sea ese bien común porque es una<br />

i<strong>de</strong>a basada fundamentalmente en valores. En consecuencia, el autor sostendrá que<br />

como no po<strong>de</strong>mos hablar <strong>de</strong> un bien común, tampoco po<strong>de</strong>mos hablar <strong>de</strong> una voluntad<br />

general. De este modo parece que dos <strong>de</strong> los pilares que han sostenido a la <strong>de</strong>mocracia<br />

se <strong>de</strong>rrumbasen ante dicha afirmación, pues precisamente ambos conceptos son los que<br />

hacen referencia a lo que enten<strong>de</strong>mos por “pueblo”, así, podría pensarse que estaría<br />

quitándose el “<strong>de</strong>mos” <strong>de</strong> la <strong>de</strong>mocracia, y entonces ¿pue<strong>de</strong> seguir pensándose en<br />

<strong>de</strong>mocracia?<br />

A la pregunta ¿quiénes <strong>de</strong>ben gobernar en una <strong>de</strong>mocracia? Schumpeter respon<strong>de</strong>: los<br />

expertos. Precisamente esta elite estará preparada para administrar los bienes <strong>de</strong>l pueblo<br />

y ser imparcial en relación a los intereses que <strong>de</strong>ben primar. Al comparar la política con la<br />

economía, el electorado se reduce a consumidores cuya participación en la esfera<br />

política sería elegir al candidato; paralelamente, los políticos serían los empresarios. Y en<br />

este proceso adquieren especial relevancia el influjo <strong>de</strong> la propaganda, ya que dicha<br />

elección estará en gran parte condicionada; así, según Schumpeter, la voluntad <strong>de</strong>l<br />

ciudadano estará manipulada. La propaganda crea necesida<strong>de</strong>s, impone posturas,<br />

relativiza situaciones, etc. De este modo, quienes “manejan” la propaganda, son también<br />

quienes tienen acceso a los puestos <strong>de</strong> gobierno, entonces, si la voluntad <strong>de</strong>l ciudadano<br />

está condicionada por la propaganda y ésta está dirigida por los expertos –que son los<br />

que tienen acceso- ¿el ciudadano es el que elige? ¿Pue<strong>de</strong> seguir hablándose <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>mocracia? ¿El ciudadano no queda preso en un juego que está preparado por la elite<br />

en el que “cree” que tiene capacidad para elegir? Esta elite <strong>de</strong> expertos la componen los<br />

políticos y el resto sería “el hombre común” al cual Schumpeter caracteriza <strong>de</strong> manera<br />

negativa: “(…) el ciudadano típico baja a un nivel inferior <strong>de</strong> actuación mental en cuanto<br />

entra en el campo político. Argumenta y analiza <strong>de</strong> una manera que reconocería<br />

fácilmente como infantil <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la esfera <strong>de</strong> sus intereses reales. Se vuelve primitivo<br />

otra vez. Su pensamiento se vuelve asociativo y afectivo” 1 ; “(…) no se siente responsable<br />

por lo que hacen los políticos locales.” 2 Y también, “El <strong>de</strong>bilitamiento <strong>de</strong>l sentido <strong>de</strong> la<br />

responsabilidad y la falta <strong>de</strong> voliciones efectivas explican a su vez esta ignorancia <strong>de</strong>l<br />

ciudadano corriente y la falta <strong>de</strong> juicio en cuestiones <strong>de</strong> política nacional y extranjera, que<br />

son más sorpren<strong>de</strong>ntes” 3<br />

. En resumen, esta falta <strong>de</strong> responsabilidad, ignorancia y en<br />

cierta medida “comodidad” <strong>de</strong>l ciudadano medio, parece ser la justificación que brinda<br />

Schumpeter para proponer un “elitismo” en la <strong>de</strong>mocracia. Podría advertirse que este<br />

elitismo también trae aparejado un condicionamiento social que no permitiría que una<br />

persona nacida en un hogar <strong>de</strong>sfavorecido, pudiera acce<strong>de</strong>r a la esfera política. Pues <strong>de</strong><br />

este modo, la política sería terreno <strong>de</strong> políticos, y éstos formarían parte <strong>de</strong> una elite<br />

especializada en ello, quizás se formarían <strong>de</strong> generación en generación y el po<strong>de</strong>r se<br />

transmitiría entre miembros <strong>de</strong> un <strong>de</strong>terminado círculo.<br />

1<br />

Schumpeter, J., Capitalismo, Socialismo y Democracia, México, Aguilar, 1963 cap. 1, p. 9.<br />

2<br />

Ib., p. 8.<br />

3<br />

Ib., p. 9.<br />

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