PDF - Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento ...
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<strong>de</strong>l cuerpo a un objeto para un 'yo pienso', dando lugar a una comprensión <strong>de</strong>l cuerpo<br />
como nudo <strong>de</strong> significaciones vividas y <strong>de</strong>l hombre como un “(...) vaivén <strong>de</strong> la existencia<br />
que ora se <strong>de</strong>ja ser corpórea y ora remite a los actos personales” 1 . A partir <strong>de</strong> la noción <strong>de</strong><br />
conciencia encarnada Merleau-Ponty logra superar la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong>l cuerpo en oposición a<br />
la conciencia, ya que le permite <strong>de</strong>jar atrás el cuerpo como mero organismo y el espíritu<br />
como existencia interna y <strong>de</strong>sencarnada. En su lugar, la encarnación, da cuenta <strong>de</strong> la<br />
imbricación originaria entre cuerpo y espíritu, esto es, <strong>de</strong> su transformación conjunta. Para<br />
Ponty el cuerpo lejos <strong>de</strong> ser una mera yuxtaposición <strong>de</strong> órganos, se presenta como el<br />
lugar primordial <strong>de</strong> la emergencia y la inherencia al ser-<strong>de</strong>l-mundo. Ser cuerpo es estar<br />
anudado a un cierto mundo, en otras palabras: “(...) es para un viviente conectar con un<br />
medio <strong>de</strong>finido, confundirse con ciertos proyectos y comprometerse continuamente con<br />
. En la medida que es el cuerpo el que abre al mundo y media todas nuestras relaciones con él, no pue<strong>de</strong> ser reducido a<br />
en nos<br />
ellos” 2<br />
un objeto que está en el tiempo y el espacio, sino que será quién los habita.<br />
Este acceso al mundo que el cuerpo me posibilita, no es una forma particular <strong>de</strong><br />
conocimiento, sino que es planteado aquí como una forma <strong>de</strong> conocimiento originaria, que<br />
no se subordina a una función simbólica u objetivante <strong>de</strong> la conciencia. A partir <strong>de</strong> la<br />
reflexión acerca <strong>de</strong>l hábito como: “(...) el po<strong>de</strong>r que tenemos <strong>de</strong> dilatar nuestro ser-en-el-<br />
3<br />
mundo o <strong>de</strong> cambiar la existencia anexándonos nuevos instrumentos” , el autor<br />
re<strong>de</strong>scubre bajo el conocimiento objetivo, un saber <strong>de</strong>l cuerpo que es un saber que está<br />
en las manos y que no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> representaciones. Esta perspectiva es ejemplificada<br />
en el caso <strong>de</strong> la incorporación <strong>de</strong> una nueva habilidad motriz, ya que para Ponty, es el<br />
cuerpo el que atrapa y compren<strong>de</strong> el movimiento, en otras palabras, la incorporación <strong>de</strong><br />
una nueva habilidad supone la captación motriz <strong>de</strong> una significación motriz, la asimilación<br />
<strong>de</strong> un nuevo núcleo significativo. En estas consi<strong>de</strong>raciones tiene lugar una resignificación<br />
<strong>de</strong>l cuerpo puesto que a diferencia <strong>de</strong> las perspectivas antes señaladas, ya no pue<strong>de</strong> ser<br />
consi<strong>de</strong>rado en términos <strong>de</strong> una materialidad esencialmente pasiva; éste nuevo enfoque<br />
que encontramos en la obra merleaupontyana, involucra a su vez un nuevo modo <strong>de</strong><br />
enten<strong>de</strong>r el sentido o la significación, puesto que no se <strong>de</strong>fine ya en términos <strong>de</strong> un<br />
contenido intelectual puesto por la conciencia, sino que se presenta como un rasgo<br />
primitivo <strong>de</strong> la propia motricidad. En este sentido Ponty consi<strong>de</strong>ra al cuerpo como un<br />
espacio eminentemente expresivo .<br />
A la luz <strong>de</strong> estas consi<strong>de</strong>raciones, es repensado no sólo el problema cartesiano <strong>de</strong><br />
la dualidad, sino también la noción misma <strong>de</strong> conciencia. Des<strong>de</strong> la perspectiva encarnada<br />
<strong>de</strong> Merleau-Ponty, el cuerpo, ya no se reduce a un pedazo <strong>de</strong> espacio, ni a un fascículo<br />
<strong>de</strong> funciones, sino que adquiere características que hasta entonces eran pensadas como<br />
patrimonio exclusivo <strong>de</strong> la conciencia. Esta humanización4<br />
<strong>de</strong>l cuerpo se plantea en su<br />
verda<strong>de</strong>ro alcance en las reflexiones <strong>de</strong>l autor en torno a la motricidad, en tanto sugiere la<br />
presencia <strong>de</strong> una intencionalidad motriz, entendida como intencionalidad original, con lo<br />
1 Merleau-Ponty, M. (1945) Pág. 107<br />
2 Merleau-Ponty, M. (1945) Pág. 10<br />
3 Merleau-Ponty, M. (1945) Pág. 161<br />
4 Nos referimos con éste término a la perspectiva <strong>de</strong> la encarnación como un doble<br />
movimiento: por un lado la humanización <strong>de</strong>l cuerpo (entendiendo por ello la acentuación <strong>de</strong> su<br />
carácter espiritual) y por otro lado la corporeización <strong>de</strong>l espíritu (es <strong>de</strong>cir, la comprensión <strong>de</strong> la<br />
conciencia como enraizada en un cuerpo), tal como lo presenta Escribano. Véase: “Encarnación y<br />
expresión” en Escribano, X. (2004) Sujeto encarnado y expresión creadora. Prohom. Barcelona.<br />
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