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Sujeto Moderno y Autoridad Externa. Algunas tensiones en el Discurso del Método de René Descartes 126 Leandro Guerrero Universidad de Buenos Aires Con este trabajo buscamos una aproximación introductoria a una tensión latente a lo largo de todo el Discurso del Método 1 (1637) de Rene Descartes. Introductoria porque se trata de un tema de gran interés y riqueza conceptual, cuyo estudio completo y exhaustivo requeriría un trabajo de mayor extensión, que escapa los limites de esta presentación. 2 Lo que haremos será únicamente atravesar la totalidad de esta obra analizando muy esquemáticamente todas las características que Descartes le va atribuyendo al nuevo sujeto que está gestándose en el texto. Una vez tengamos delineado este sujeto, podremos mostrar con claridad cuáles son aquellos ámbitos donde su autoridad es absoluta. Por otro lado, el mismo recorrido nos hará reparar en otra circunstancia que también va tomando importancia a lo largo de la obra, y que es la constitución de un frente que de algún modo supone un freno u obstáculo al libre proceder del sujeto moderno que se está diagramando, y con quien disputará espacios teóricos, prácticos y políticos de autoridad: la autoridad pública y la religiosa. 1. Algunas características del sujeto moderno cartesiano 1 R. Descartes (1637), Discurso del Método, trad. R. Frondizi, La Plata, Terramar, 2005. En el cuerpo principal y en las notas abreviaremos como “DM”, agregando de ser necesario el número correspondiente a la parte (por ejemplo DM1) o la paginación de la edición de Adam y Tannery (DM1, AT VI 1). 2 Un trabajo sistemático requeriría tomar en consideración el resto del corpus cartesiano. En esta ocasión solamente pretendemos dar algunas indicaciones que permitan pensar y problematizar ciertas tensiones recurrentes en esta obra, sin duda importantísima para la dilucidación de esta problemática dentro del pensamiento cartesiano.
A lo largo de DM1 a DM3, Descartes desarrolla una cadena argumentativa compleja que le permite recortar al “sujeto” (todavía indeterminado) de una serie de ámbitos y situaciones que se muestran como contingentes y no esenciales, de forma tal que pueda tomarse en abstracto y determinar aquellas características que le son propias, o que le interesa a Descartes atribuirle. Primero se determina su carácter racional. La razón, lo único que distingue al hombre de los animales, es definida en principio apelando a su carácter epistémico como la facultad de juzgar bien, de distinguir lo verdadero de lo falso. Este es prerrogativa del hombre, en tanto poseedor de razón. Luego el carácter igualitario de esta facultad. Es la misma en todos nosotros. No hay más o menos racionalidad, está toda entera en cada uno de nosotros. La diversidad se explica por su distinta aplicación, no por carencia de la razón sino por la forma que se utiliza, por el método. En ese momento, Descartes nos presenta las situaciones que le han hecho dar con su método. Nos aclara que no pretende enseñarlo a nadie, sino solo mostrar cómo lo ha seguido él mismo (DM1, AT VI 4). El recorrido argumentativo traza dos espacios de los que el sujeto es recortado y abstraído. 1. “Los otros conocidos”. Los maestros, los preceptores de la infancia y los libros de estudio. Descartes caracteriza su educación desde la infancia, haciendo hincapié en las promesas de una nueva ciencia que nunca se cumplieron. Sólo encuentra disputas, conflicto, de modo que reconoce que lo único sobre lo que ha logrado instruirse es sobre su propia ignorancia. Pero como no se creía inferior a nadie, siendo que todos tenemos la misma racionalidad, creyó conveniente entonces, nos dice, tomarse la libertad de juzgar por él mismo sobre la evidencia que tenían las ciencias que le eran enseñadas o que encontraba en los libros. 2. “Los otros desconocidos”. Al no poder dar con la ciencia buscada en el primer ámbito, Descartes continua la argumentación diciendo que pensó encontrarla en el “gran libro del mundo”. Para lo cual fue necesario dejar su país natal y dedicarse a viajar, a conocer otras costumbres y aprender de la experiencia obtenida en otros pueblos. Sin embargo, aquí también no encuentra sino diversidad y arbitrariedad, lo que le determina a pensar que las costumbres, incluso aquellas en las que fue criado, son relativas (DM1, AT VI 10). Pero la ciencia que busca no es compatible con el relativismo, sino que es aquella que nos permitirá eliminar relativismos (conocimiento claro y seguro, DM1 AT VI 4). La conclusión que Descartes extrae de esta otra opción es similar a la anterior: “tomé un día la resolución de estudiar también en mi mismo” (DM1, AT VI 10). Lo que en ambos casos intenta Descartes con estos binomios es concluir la necesidad del sujeto de “pensar por sí mismo”, de obtener esa ciencia prometida no de forma pasiva o receptiva, sino haciendo uso de su propio instrumento racional, y buscando “dentro suyo” la verdad y la evidencia. El sujeto es recortado de todos “los otros” que le rodean, y 127
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A lo largo <strong>de</strong> DM1 a DM3, Descartes <strong>de</strong>sarrolla una ca<strong>de</strong>na argumentativa compleja<br />
que le permite recortar al “sujeto” (todavía in<strong>de</strong>terminado) <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> ámbitos y<br />
situaciones que se muestran como contingentes y no esenciales, <strong>de</strong> forma tal que pueda<br />
tomarse en abstracto y <strong>de</strong>terminar aquellas características que le son propias, o que le<br />
interesa a Descartes atribuirle.<br />
Primero se <strong>de</strong>termina su carácter racional. La razón, lo único que distingue al hombre<br />
<strong>de</strong> los animales, es <strong>de</strong>finida en principio apelando a su carácter epistémico como la<br />
facultad <strong>de</strong> juzgar bien, <strong>de</strong> distinguir lo verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> lo falso. Este es prerrogativa <strong>de</strong>l<br />
hombre, en tanto poseedor <strong>de</strong> razón.<br />
Luego el carácter igualitario <strong>de</strong> esta facultad. Es la misma en todos nosotros. No hay<br />
más o menos racionalidad, está toda entera en cada uno <strong>de</strong> nosotros. La diversidad se<br />
explica por su distinta aplicación, no por carencia <strong>de</strong> la razón sino por la forma que se<br />
utiliza, por el método.<br />
En ese momento, Descartes nos presenta las situaciones que le han hecho dar con su<br />
método. Nos aclara que no preten<strong>de</strong> enseñarlo a nadie, sino solo mostrar cómo lo ha<br />
seguido él mismo (DM1, AT VI 4). El recorrido argumentativo traza dos espacios <strong>de</strong> los<br />
que el sujeto es recortado y abstraído.<br />
1. “Los otros conocidos”. Los maestros, los preceptores <strong>de</strong> la infancia y los libros <strong>de</strong><br />
estudio. Descartes caracteriza su educación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la infancia, haciendo hincapié en las<br />
promesas <strong>de</strong> una nueva ciencia que nunca se cumplieron. Sólo encuentra disputas,<br />
conflicto, <strong>de</strong> modo que reconoce que lo único sobre lo que ha logrado instruirse es sobre<br />
su propia ignorancia. Pero como no se creía inferior a nadie, siendo que todos tenemos la<br />
misma racionalidad, creyó conveniente entonces, nos dice, tomarse la libertad <strong>de</strong> juzgar<br />
por él mismo sobre la evi<strong>de</strong>ncia que tenían las ciencias que le eran enseñadas o que<br />
encontraba en los libros.<br />
2. “Los otros <strong>de</strong>sconocidos”. Al no po<strong>de</strong>r dar con la ciencia buscada en el primer<br />
ámbito, Descartes continua la argumentación diciendo que pensó encontrarla en el “gran<br />
libro <strong>de</strong>l mundo”. Para lo cual fue necesario <strong>de</strong>jar su país natal y <strong>de</strong>dicarse a viajar, a<br />
conocer otras costumbres y apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la experiencia obtenida en otros pueblos. Sin<br />
embargo, aquí también no encuentra sino diversidad y arbitrariedad, lo que le <strong>de</strong>termina a<br />
pensar que las costumbres, incluso aquellas en las que fue criado, son relativas (DM1, AT<br />
VI 10). Pero la ciencia que busca no es compatible con el relativismo, sino que es aquella<br />
que nos permitirá eliminar relativismos (conocimiento claro y seguro, DM1 AT VI 4). La<br />
conclusión que Descartes extrae <strong>de</strong> esta otra opción es similar a la anterior: “tomé un día<br />
la resolución <strong>de</strong> estudiar también en mi mismo” (DM1, AT VI 10).<br />
Lo que en ambos casos intenta Descartes con estos binomios es concluir la necesidad<br />
<strong>de</strong>l sujeto <strong>de</strong> “pensar por sí mismo”, <strong>de</strong> obtener esa ciencia prometida no <strong>de</strong> forma pasiva<br />
o receptiva, sino haciendo uso <strong>de</strong> su propio instrumento racional, y buscando “<strong>de</strong>ntro<br />
suyo” la verdad y la evi<strong>de</strong>ncia. El sujeto es recortado <strong>de</strong> todos “los otros” que le ro<strong>de</strong>an, y<br />
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