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las identificaciones culturales. En los talleres quebradeños por ejemplo, encontramos de parte de la población estudiantil una notable resistencia a cierta identificación con lo “boliviano”. Percibimos una gran necesidad de remarcar y distinguir una identidad local por oposición a otras de pueblos vecinos, pero sobre todo a “lo boliviano”, como apelativo -devenido categoría nativa- que entraña pautas culturales ajenas a la zona. Para el caso de Buenos Aires, a pesar de la fuerte necesidad de reivindicar la “bolivianidad” en el contexto argentino/porteño, en el ámbito escolar de algunos barrios con alto porcentaje de población migrante boliviana es posible observar, de parte de niños y jóvenes descendientes de bolivianos, la utilización de términos como “boliviano” o “colla” en un sentido peyorativo e incluso como insulto hacia sus compañeros nacidos en aquel país 1 . Otro espacio en donde se expresan las diferenciaciones culturales entre los habitantes de la Quebrada de Humahuaca y los bolivianos es el de los cultos a la Virgen de Copacabana. En la Quebrada el culto a esta imagen se expresa como devoción a la Virgen de Punta Corral, como advocación propia de esta zona. Mientras que en el barrio “Charrúa”, al igual que en otros barrios de similares características y en muchas regiones de Bolivia, se celebra a la Virgen de Copacabana en tanto patrona simbólica de la nación boliviana; siendo notable en este contexto un desconocimiento acerca de la devoción quebradeña. También, en ninguno de los casos, ni en Jujuy ni en Buenos Aires, se manifiesta un explícito reconocimiento a la Virgen de la Candelaria como advocación original a la que representan ambas imágenes (ver Costilla 2010a, Costilla en prensa). En ambos trabajos de campo nuestra tarea consistió y consiste en desentrañar a partir de las principales técnicas del método etnográfico (observación participante, realización de entrevistas, etc.) los múltiples sentidos y las distintas voces que allí se ponen en juego. ¿Qué identidades se reivindican? ¿De qué manera se definen y se expresan? ¿Qué elementos y significados se destacan en la construcción de tradiciones culturales? Pero, al mismo tiempo, esa tarea se vio enriquecida y necesariamente complementada con toda nuestra experiencia de investigación en antropología histórica, que permitió, entre otras cosas, poner en contexto el desarrollo de grandes áreas culturales (Zanolli 1993, 1995, 1998/9, 2002 y 2005) e historizar procesos de conformación de cultos religiosos (Zanolli et. al. 2009, Costilla 2010ª). Este conocimiento de lo histórico, imbuido de teoría antropológica, nos ha permitido desarrollar una visión más integradora sobre los procesos contemporáneos que estamos analizando. Las conclusiones, algunas finales y otras parciales, de nuestros trabajos de investigación, han sido posibles gracias a la experiencia obtenida no solo del trabajo en archivo sino y sobre todo de la valorización que aquella técnica de investigación obliga a hacer del pasado. La interrogación de aquel pasado con preguntas antropológicas permitió establecer eslabones de sentido con este presente etnográfico, en otras palabras posibilitó reconstruir y analizar los procesos históricos que dieron lugar a las representaciones, percepciones y prácticas culturales relevadas en el campo. Por último y en un juego de retroalimentación permanente, la combinación de técnicas de investigación puso de manifiesto las posibilidades que el trabajo etnográfico ofrece en cuanto a la definición de nuevas preguntas para encarar y orientar la indagación histórica 2 . 1 Sin perder de vista que sobre esos posicionamientos indentitarios han operado fuertemente las prácticas discriminatorias, estigmatizantes y racistas que acompañaron los procesos de marcación y desmarcación étnica consolidados durante la conformación de los estados nacionales. 2 Véanse las distintas propuestas metodológicas sobre la historia regresiva: partiendo de los planteos del historiador Bloch (1952), hasta los trabajos etnohistóricos de Wachtel ([1990] 2001) y Abercrombie (2006), entre otros. 108
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las i<strong>de</strong>ntificaciones culturales. En los talleres quebra<strong>de</strong>ños por ejemplo, encontramos <strong>de</strong><br />
parte <strong>de</strong> la población estudiantil una notable resistencia a cierta i<strong>de</strong>ntificación con lo<br />
“boliviano”. Percibimos una gran necesidad <strong>de</strong> remarcar y distinguir una i<strong>de</strong>ntidad local<br />
por oposición a otras <strong>de</strong> pueblos vecinos, pero sobre todo a “lo boliviano”, como apelativo<br />
-<strong>de</strong>venido categoría nativa- que entraña pautas culturales ajenas a la zona. Para el caso<br />
<strong>de</strong> Buenos Aires, a pesar <strong>de</strong> la fuerte necesidad <strong>de</strong> reivindicar la “bolivianidad” en el<br />
contexto argentino/porteño, en el ámbito escolar <strong>de</strong> algunos barrios con alto porcentaje <strong>de</strong><br />
población migrante boliviana es posible observar, <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> niños y jóvenes<br />
<strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> bolivianos, la utilización <strong>de</strong> términos como “boliviano” o “colla” en un<br />
sentido peyorativo e incluso como insulto hacia sus compañeros nacidos en aquel país 1<br />
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Otro espacio en don<strong>de</strong> se expresan las diferenciaciones culturales entre los<br />
habitantes <strong>de</strong> la Quebrada <strong>de</strong> Humahuaca y los bolivianos es el <strong>de</strong> los cultos a la Virgen<br />
<strong>de</strong> Copacabana. En la Quebrada el culto a esta imagen se expresa como <strong>de</strong>voción a la<br />
Virgen <strong>de</strong> Punta Corral, como advocación propia <strong>de</strong> esta zona. Mientras que en el barrio<br />
“Charrúa”, al igual que en otros barrios <strong>de</strong> similares características y en muchas regiones<br />
<strong>de</strong> Bolivia, se celebra a la Virgen <strong>de</strong> Copacabana en tanto patrona simbólica <strong>de</strong> la nación<br />
boliviana; siendo notable en este contexto un <strong>de</strong>sconocimiento acerca <strong>de</strong> la <strong>de</strong>voción<br />
quebra<strong>de</strong>ña. También, en ninguno <strong>de</strong> los casos, ni en Jujuy ni en Buenos Aires, se<br />
manifiesta un explícito reconocimiento a la Virgen <strong>de</strong> la Can<strong>de</strong>laria como advocación<br />
original a la que representan ambas imágenes (ver Costilla 2010a, Costilla en prensa).<br />
En ambos trabajos <strong>de</strong> campo nuestra tarea consistió y consiste en <strong>de</strong>sentrañar a<br />
partir <strong>de</strong> las principales técnicas <strong>de</strong>l método etnográfico (observación participante,<br />
realización <strong>de</strong> entrevistas, etc.) los múltiples sentidos y las distintas voces que allí se<br />
ponen en juego. ¿Qué i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s se reivindican? ¿De qué manera se <strong>de</strong>finen y se<br />
expresan? ¿Qué elementos y significados se <strong>de</strong>stacan en la construcción <strong>de</strong> tradiciones<br />
culturales? Pero, al mismo tiempo, esa tarea se vio enriquecida y necesariamente<br />
complementada con toda nuestra experiencia <strong>de</strong> investigación en antropología histórica,<br />
que permitió, entre otras cosas, poner en contexto el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s áreas<br />
culturales (Zanolli 1993, 1995, 1998/9, 2002 y 2005) e historizar procesos <strong>de</strong><br />
conformación <strong>de</strong> cultos religiosos (Zanolli et. al. 2009, Costilla 2010ª). Este conocimiento<br />
<strong>de</strong> lo histórico, imbuido <strong>de</strong> teoría antropológica, nos ha permitido <strong>de</strong>sarrollar una visión<br />
más integradora sobre los procesos contemporáneos que estamos analizando.<br />
Las conclusiones, algunas finales y otras parciales, <strong>de</strong> nuestros trabajos <strong>de</strong><br />
investigación, han sido posibles gracias a la experiencia obtenida no solo <strong>de</strong>l trabajo en<br />
archivo sino y sobre todo <strong>de</strong> la valorización que aquella técnica <strong>de</strong> investigación obliga a<br />
hacer <strong>de</strong>l pasado. La interrogación <strong>de</strong> aquel pasado con preguntas antropológicas<br />
permitió establecer eslabones <strong>de</strong> sentido con este presente etnográfico, en otras palabras<br />
posibilitó reconstruir y analizar los procesos históricos que dieron lugar a las<br />
representaciones, percepciones y prácticas culturales relevadas en el campo. Por último<br />
y en un juego <strong>de</strong> retroalimentación permanente, la combinación <strong>de</strong> técnicas <strong>de</strong><br />
investigación puso <strong>de</strong> manifiesto las posibilida<strong>de</strong>s que el trabajo etnográfico ofrece en<br />
cuanto a la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> nuevas preguntas para encarar y orientar la indagación<br />
histórica 2<br />
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1 Sin per<strong>de</strong>r <strong>de</strong> vista que sobre esos posicionamientos in<strong>de</strong>ntitarios han operado fuertemente las<br />
prácticas discriminatorias, estigmatizantes y racistas que acompañaron los procesos <strong>de</strong> marcación<br />
y <strong>de</strong>smarcación étnica consolidados durante la conformación <strong>de</strong> los estados nacionales.<br />
2 Véanse las distintas propuestas metodológicas sobre la historia regresiva: partiendo <strong>de</strong> los<br />
planteos <strong>de</strong>l historiador Bloch (1952), hasta los trabajos etnohistóricos <strong>de</strong> Wachtel ([1990] 2001) y<br />
Abercrombie (2006), entre otros.<br />
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