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Agrupación Gaucha La Legua Santa Lucía-Provincia de San Juan Nos agrega: “Mi hija que tiene diez años también anda a caballo, hay de seis, de siete, de doce, de catorce, varias. Y bueno, cuando vamos a una fiesta, se hacen los grupos, a veces. Vamos y hacemos dos grupos, de cinco, cinco participantes, cada uno entra a la fiesta, entran de un lado cinco y cinco del otro. Se hace un equipo fuerte, que siempre le llamamos, y el otro débil. El A y el B. En el A corren los que siempre se dicen buenos. Y como yo soy el presidente me voy al otro, al malo. Y siempre hemos ganado con los niños, porque participan los niños Algunas conclusiones Para comprender los significados que se le otorgan en este espacio a la figura del gaucho, consideramos importante (...) “entender su significado en el plano de la cultura de la época y en el contexto de esa permanente lucha por el sentido, una más entre las formas de lucha entre sectores sociales opuestos y en competencia por hegemonizar los destinos de la sociedad”.( Hugo E. Ratier ,1988:27) A mediados del siglo XVII –afirma Ciro René Lafon-, se designa con la voz “gauderio” un estilo de vida que caracteriza los habitantes de la campaña uruguaya: pícaros, vagabundos, gente que vive como quiere y se desconoce su domicilio. En el siglo XIX los gauchos participan del ejército de José San Martín y en el noroeste como tropa de Martín Miguel de Güemes, pese a ser ...”legitimado y reivindicado como agente social del proceso emancipador, la figura del gaucho no cesa de provocar polémica ni la antigua estigmatización desaparece”. (Hugo E. Ratier, 1988: 37) A fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, la construcción de la “Argentina moderna” va a encontrar en esta figura un impedimento para el nuevo modelo de país que se intenta desarrollar; la clase alta y la cultura letrada van a estereotiparlo como la barbarie que se opone a la civilización y al progreso. Es para esta época que con una carga despectiva la población del campo pasa a ser designada como gauchaje, criollaje o peonaje. En los territorios que se incorporan con las campañas militares, el gaucho pasa a trabajar como peón. En este contexto se publica el gaucho Martín Fierro, un modesto volumen de 76 páginas, impreso en papel de diario que agotó su primera edición en dos meses. El texto de José Hernández “se propuso, en muchos sentidos, como la culminación y también como la saturación del sistema: de registro extremo de un repertorio de signos y la conversión del mensaje político en discurso social de resonancias humanísticas. El texto de 1872 estaba dirigido a un público en general: lectores de la ciudad y de las áreas rurales (no obstante) 100
la respuesta efectiva al poema sería dada por el lector de las áreas rurales.” (Adolfo Prieto, 1988:52) Una vez que se modifica la configuración económica y cultural que permitió la subsistencia al gaucho, éste pasa a ser señalado como un obstáculo para el progreso de la sociedad; y considerándolo extinguido, es paradójicamente erigido como símbolo nacional. Esta consagración del gaucho en arquetipo a principios del siglo XX cuenta con dos antecedentes: la literatura gauchesca que de la mano del proceso de alfabetización masiva había logrado una gran difusión y aceptación; y la necesidad del proyecto modernizador de oponer “un representante de la argentinidad” al aluvión inmigratorio de principios de siglo. En este trabajo nos propusimos reflexionar sobre ciertas representaciones y prácticas que construyen hoy imaginario del “universo gaucho” y que se expresa institucionalmente en un sinnúmero de agrupaciones gauchas y tradicionalistas de las que participan indistintamente hijos de inmigrantes y descendientes de pueblos originarios. Hemos planteado inicialmente un recorrido por los nombres de estas instituciones por considerarlos una elección libre de condicionamientos normativos; y posteriormente un análisis –a partir de relatos de entrevistados de distintas provincias- sobre la transmisión de conocimientos y aficiones de una generación a otra; porque creemos que contribuyen a comprender el significado que le otorgan a la tradición en la construcción de identidad. La apelación a las “virtudes gauchas” o la evocación de un paisaje campero forman parte de las representaciones que circulan en el tradicionalismo y van a construir esta identidad gaucha que reconoce en el arquetipo la aceptación de un modelo de autoridad social. Como lo plantea Natividad Gutiérrez en su trabajo sobre Arquetipos y estereotipos en la construcción de la identidad nacional de México, “Los arquetipos condensan en alguien o en algo las características importantes que se consideran epítomes de los modos de perfección, logro o belleza, y por lo tanto merecen admiración, incluso ser emulados”. (Gutiérrez 1998:85). 101
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Agrupación Gaucha La Legua<br />
Santa Lucía-Provincia <strong>de</strong> San Juan<br />
Nos agrega: “Mi hija que tiene diez años también anda a caballo, hay <strong>de</strong> seis, <strong>de</strong> siete, <strong>de</strong><br />
doce, <strong>de</strong> catorce, varias. Y bueno, cuando vamos a una fiesta, se hacen los grupos, a<br />
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como yo soy el presi<strong>de</strong>nte me voy al otro, al malo. Y siempre hemos ganado con los<br />
niños, porque participan los niños<br />
Algunas conclusiones<br />
Para compren<strong>de</strong>r los significados que se le otorgan en este espacio a la figura <strong>de</strong>l<br />
gaucho, consi<strong>de</strong>ramos importante (...) “enten<strong>de</strong>r su significado en el plano <strong>de</strong> la cultura <strong>de</strong><br />
la época y en el contexto <strong>de</strong> esa permanente lucha por el sentido, una más entre las<br />
formas <strong>de</strong> lucha entre sectores sociales opuestos y en competencia por hegemonizar los<br />
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A mediados <strong>de</strong>l siglo XVII –afirma Ciro René Lafon-, se <strong>de</strong>signa con la voz “gau<strong>de</strong>rio” un<br />
estilo <strong>de</strong> vida que caracteriza los habitantes <strong>de</strong> la campaña uruguaya: pícaros,<br />
vagabundos, gente que vive como quiere y se <strong>de</strong>sconoce su domicilio.<br />
En el siglo XIX los gauchos participan <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong> José San Martín y en el noroeste<br />
como tropa <strong>de</strong> Martín Miguel <strong>de</strong> Güemes, pese a ser ...”legitimado y reivindicado como<br />
agente social <strong>de</strong>l proceso emancipador, la figura <strong>de</strong>l gaucho no cesa <strong>de</strong> provocar<br />
polémica ni la antigua estigmatización <strong>de</strong>saparece”. (Hugo E. Ratier, 1988: 37)<br />
A fines <strong>de</strong>l siglo XIX y comienzos <strong>de</strong>l siglo XX, la construcción <strong>de</strong> la “Argentina mo<strong>de</strong>rna”<br />
va a encontrar en esta figura un impedimento para el nuevo mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> país que se intenta<br />
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territorios que se incorporan con las campañas militares, el gaucho pasa a trabajar como<br />
peón.<br />
En este contexto se publica el gaucho Martín Fierro, un mo<strong>de</strong>sto volumen <strong>de</strong> 76 páginas,<br />
impreso en papel <strong>de</strong> diario que agotó su primera edición en dos meses. El texto <strong>de</strong> José<br />
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mensaje político en discurso social <strong>de</strong> resonancias humanísticas. El texto <strong>de</strong> 1872 estaba<br />
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