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La luz detras de la puerta.pdf - Biblioteca Mexiquense del ...

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El significado oculto <strong>de</strong> <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras: el silencio exegético<br />

<strong>la</strong>rgos y agitados, no obstante, accedían a mis ruegos o mandatos.<br />

En <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> no tuve tanta suerte. Leer no era parte <strong>de</strong> ninguna<br />

asignatura, y cuando lo fue en <strong>la</strong> adolescencia, me topé con<br />

un maestro obtuso y rígido que hacía <strong>de</strong> <strong>la</strong> lectura un martirio y se<br />

mofaba <strong>de</strong> mis <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> ser escritor.<br />

El tema <strong>de</strong> <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> y <strong>la</strong> lectura es central en el libro Como una<br />

nove<strong>la</strong> <strong>de</strong> Daniel Pennac. En éste recuerda a un maestro <strong>de</strong> literatura<br />

que no hab<strong>la</strong>ba <strong>de</strong> patrimonios culturales ni <strong>de</strong> secretos pegados<br />

a <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s, “en su caso, los textos no caían <strong>de</strong>l cielo, los recogía<br />

<strong>de</strong>l suelo y nos los daba a leer. Todo estaba allí, ante nosotros, pletórico<br />

<strong>de</strong> vida”. 7 El silencio exegético se procura para que <strong>la</strong> razón<br />

intelectualizada no pervierta <strong>la</strong>s profundida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l ser humano<br />

y su mundo.<br />

Hay varios tipos <strong>de</strong> lector: los que leen con el hambre <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r<br />

para sustentar un cargo académico; los curiosos y frívolos que<br />

so<strong>la</strong>mente suben a <strong>la</strong> aventura si en ésta existe <strong>la</strong> promesa <strong>de</strong>l<br />

entretenimiento; los que leen con asepsia, sin atravesar el proceso,<br />

únicamente en busca <strong>de</strong>l negrito en el arroz; los que niegan<br />

<strong>la</strong> posibilidad <strong>de</strong>l lenguaje puro; los que leen porque no tenían<br />

nada mejor que hacer; los que usan <strong>la</strong> lectura como antídoto para<br />

el insomnio; los asiduos a parafrasear citas en reuniones; quienes<br />

se ganan <strong>la</strong> vida reseñando libros; los <strong>de</strong>dicados a <strong>la</strong> crítica seria y<br />

creativa. He sido todos, pero hoy sólo soy el niño.<br />

También están los que no leen, lo cual me parece bien porque <strong>la</strong><br />

lectura no tiene que ser un <strong>de</strong>ber. Se lee porque se quiere leer. No<br />

veo con indiferencia a <strong>la</strong> gente que no lee. A Marco, mi mejor amigo,<br />

no le gusta leer, sin embargo, ha encontrado tantas formas <strong>de</strong> vivir<br />

7 Ibid., p. 88.<br />

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