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La luz detras de la puerta.pdf - Biblioteca Mexiquense del ...

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52 <strong>La</strong> <strong>luz</strong> <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>puerta</strong><br />

nombre que quedó atrapado en <strong>la</strong> punta <strong>de</strong> <strong>la</strong> lengua, es <strong>la</strong> expresión<br />

encontrada en tanto pa<strong>la</strong>bra.<br />

Escribir es sentir una presencia. Dejar partir <strong>la</strong> conciencia sin saber<br />

<strong>de</strong> su regreso. Permitir <strong>la</strong> visita <strong>de</strong>l otro: el extranjero que me dicta.<br />

Cuando escribo soy muchos, casi como un enjambre <strong>de</strong> voces divididas,<br />

quienes no pi<strong>de</strong>n ser enviadas a los cerdos como “los espíritus<br />

impuros que suplicaron a Jesús: Envíanos a los cerdos, para que<br />

entremos en ellos”. 5 <strong>La</strong>s voces quieren permanecer aquí, conmigo,<br />

porque somos yo.<br />

Como dije antes, a veces me consi<strong>de</strong>ro un <strong>de</strong>terminado hombre<br />

con tales y cuales características, pero más tar<strong>de</strong> me doy cuenta<br />

que soy otro, y luego otro, y así, interminablemente. Por fortuna<br />

siempre aparece el extranjero. No importa cuántas voces se <strong>de</strong>sbor<strong>de</strong>n,<br />

él estará allí escuchándo<strong>la</strong>s a todas y cada una, intentando<br />

que ocupen su espacio en este texto. Ojalá el extranjero se mostrara<br />

en <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra hab<strong>la</strong>da, pero no, su dominio es el paraje <strong>de</strong> mi escritura.<br />

Cuando él no está, lo que escribo jamás adquiere c<strong>la</strong>ridad y<br />

armonía, pero si ha estado presente, no puedo adjudicarme lo que<br />

he escrito.<br />

Hace noches que el extranjero se ha ido. Sé que volverá, siempre<br />

lo hace. No tiene nombre. Ahora que lo pienso, sí lo tiene, so<strong>la</strong>mente<br />

que jamás he tenido <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> nombrarlo, llega sin<br />

que nadie lo haya invitado, como <strong>la</strong>s visitas in<strong>de</strong>seables que dicen<br />

falsamente “sólo pasaba por aquí”. Quiero recordar su nombre, tal<br />

vez si lo l<strong>la</strong>mo entonces venga, aparezca cuando yo lo necesito y no<br />

cuando él quiera. Es hora <strong>de</strong> que empiece su trabajo y me ayu<strong>de</strong> a<br />

<strong>de</strong>senredar <strong>la</strong> maraña <strong>de</strong> voces. Su nombre empieza con R, no es<br />

5 Curación <strong>de</strong>l en<strong>de</strong>moniado <strong>de</strong> Gerasa, Mateo 8:28-34; Lucas 8:26-39.

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