La luz detras de la puerta.pdf - Biblioteca Mexiquense del ...
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<strong>La</strong> comunidad <strong>de</strong>l silencio: el silencio ético<br />
105<br />
quisieran hab<strong>la</strong>r con él como si fuera un amigo y, seguramente,<br />
también <strong>de</strong> asesinos que, durante sus crímenes, leían o terminaban<br />
<strong>de</strong> leer El guardián entre el centeno. Salinger halló en el silencio<br />
y en su ais<strong>la</strong>miento <strong>la</strong> salida a <strong>la</strong> sujeción servil al mundo. “El<br />
silencio es el supremo gesto ultraterreno <strong>de</strong>l artista: mediante<br />
el silencio, se emancipa <strong>de</strong> <strong>la</strong> sujeción servil al mundo, que se presenta<br />
como mecenas, cliente, consumidor, antagonista, árbitro y<br />
<strong>de</strong>formador <strong>de</strong> su obra. Sin embargo, no se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> advertir<br />
en esta renuncia a <strong>la</strong> ‘sociedad’ un gesto marcadamente social”. 10<br />
Lo escrito muestra más allá <strong>de</strong>l <strong>de</strong>cir. El silencio tiene un valor másallá<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, no se trata <strong>de</strong> conocimiento. Wittgenstein advirtió<br />
que si se i<strong>de</strong>ntifica el lenguaje con <strong>la</strong> lógica, ésta será los límites<br />
<strong>de</strong>l lenguaje y por lo mismo <strong>de</strong>l mundo. El conocimiento al cual<br />
acce<strong>de</strong>mos con <strong>la</strong> lógica no posibilita el camino hacia <strong>la</strong> ética, lo<br />
obtura. El discurso humano tiene como instinto colocar <strong>la</strong> razón<br />
bajo su dominio, quiere poseer<strong>la</strong>, así el lenguaje se reduce a signos<br />
utilizados para dominar al mundo y al Hombre. Con estos<br />
signos se aseguran los conceptos: disertaciones xenófobas, peroratas<br />
religiosas, proc<strong>la</strong>mas políticas, teorías bélicas, cumbres económicas,<br />
argumentos discriminatorios, etcétera. Quienes escuchan<br />
convencidos y absortos, piensan sin enten<strong>de</strong>r, no escuchan <strong>la</strong><br />
ética en medio <strong>de</strong> los discursos, pero está ahí, es un rostro vulnerable<br />
y silente.<br />
Escribo para mí, como explicaba Salinger. Ni siquiera Ximena podía<br />
dar un atisbo a mis papeles. Tocaba a <strong>la</strong> <strong>puerta</strong> inf<strong>la</strong>mada <strong>de</strong> curiosidad<br />
femenina: “¿Qué tanto haces ahí?”, pero nunca le respondía,<br />
era íntimamente mío. Debo confesar aquí mi dualidad, una<br />
parte <strong>de</strong> mí quería que lo leyera. También <strong>de</strong>bo confesar que por<br />
10 S. Sontag, “<strong>La</strong> estética <strong>de</strong>l silencio”, p. 17.