La luz detras de la puerta.pdf - Biblioteca Mexiquense del ...
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<strong>La</strong> comunidad <strong>de</strong>l silencio: el silencio ético<br />
101<br />
como <strong>de</strong>cía Pessoa, es <strong>de</strong>l alma, no <strong>de</strong>l rostro, el rostro ya es exterior<br />
y muestra su fragilidad. Afirma Lévinas:<br />
El acceso al rostro es <strong>de</strong> entrada ético [...] Ante todo, hay <strong>la</strong> <strong>de</strong>rechura<br />
misma <strong>de</strong>l rostro, su exposición <strong>de</strong>recha, sin <strong>de</strong>fensa. <strong>La</strong> piel <strong>de</strong>l rostro<br />
es <strong>la</strong> que se mantiene más <strong>de</strong>snuda, más <strong>de</strong>sprotegida. <strong>La</strong> más <strong>de</strong>snuda,<br />
aunque con una <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z <strong>de</strong>cente. <strong>La</strong> más <strong>de</strong>sprotegida también: hay<br />
en el rostro una pobreza esencial. Prueba <strong>de</strong> ello es que intentamos<br />
enmascarar esa pobreza dándonos poses, conteniéndonos. El rostro<br />
está expuesto, amenazado, como invitándonos a un acto <strong>de</strong> violencia.<br />
Al mismo tiempo, el rostro es lo que nos prohíbe matar. 4<br />
El silencio ético, al igual que el ontológico, tampoco pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>finirse,<br />
porque <strong>la</strong> ética es trascen<strong>de</strong>ntal y, por lo mismo, es indiferente<br />
a <strong>la</strong>s proposiciones. Para Wittgenstein el sentido <strong>de</strong>l mundo<br />
tiene que residir fuera <strong>de</strong> éste porque en el mundo todo es como<br />
es y suce<strong>de</strong> como suce<strong>de</strong>: “es por ello por lo que no pue<strong>de</strong> haber<br />
proposiciones éticas. <strong>La</strong>s proposiciones no pue<strong>de</strong>n expresar nada<br />
que sea más elevado. Es c<strong>la</strong>ro que <strong>la</strong> ética no consiente en que<br />
se le exprese. <strong>La</strong> ética es trascen<strong>de</strong>ntal. (Ética y estética son uno y<br />
lo mismo.)” 5<br />
El silencio ético bril<strong>la</strong> en <strong>la</strong> <strong>luz</strong> <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>puerta</strong>, una <strong>luz</strong> que<br />
no necesariamente ilumina, es hueco por don<strong>de</strong> brotan todos los<br />
silencios. Imposible escucharlos sin permanecer atento al muro<br />
que <strong>la</strong> contiene. Porque el muro contiene a <strong>la</strong> <strong>puerta</strong>, <strong>la</strong> <strong>puerta</strong><br />
contiene a <strong>la</strong> <strong>luz</strong> y <strong>la</strong> <strong>luz</strong> contiene al silencio. Hay una promesa <strong>de</strong><br />
finitud en su iluminación. Es su parpa<strong>de</strong>ar luminiscente el que<br />
me evoca. Sólo logro percibir <strong>la</strong> encrucijada entre lo que se ve y<br />
4 Emmanuel Lévinas, Entre nosotros..., p.176.<br />
5 L. Wittgenstein, Tractatus logico-philosophicus, p. 269.