El Hombre y su singularidad Antonio Gala, Eduardo Quiles ...
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1978; CARLOTA MARTÍNEZ, Que Dios la tenga en la gloria,<br />
AVEPROTE, Caracas, 1983; JOSÉ GABRIEL NÚÑEZ, Los peces del<br />
acuario, MARIELA ROMERO, <strong>El</strong> juego, y JOSÉ EDILIO PEÑA,<br />
Resistencia, Primer Acto, n.º 176, Enero 1975, muy representada<br />
en España en el circuito independiente de aquellos años,<br />
también en Monte Ávila,Caracas, 1986, conjuntamente con otras<br />
obras del autor, que incluyen la ganadora del Premio Tirso de<br />
Molina 1976, Los pájaros se van con la muerte.<br />
Desgraciadamente, no se puede decir que estos autores<br />
hayan satisfecho todas las esperanzas que en <strong>su</strong> día despertaron.<br />
Probablemente la recesión económica de los ochenta haya<br />
<strong>su</strong>puesto un obstáculo para <strong>su</strong> crecimiento, además de la tentadora<br />
atracción de la televisión, en algunos casos. Las obras<br />
citadas de Agüero, Martínez, Núñez, y Romero, más Los<br />
pájaros..., de Peña, se encuentran en la antología Teatro Venezolano<br />
Contemporáneo, Fondo de Cultura Económica, Madrid,<br />
1992. En este libro figura también Hembra fatal de los mares<br />
del trópico, de CARLOS GARAYCOECHEA, al que se deben Vals<br />
lento, Amado enemigo, y ¡Sálvese quien pueda!, las tres en<br />
Fundarte, Caracas, 1991, un autor que ha tenido quizá menos<br />
oportunidades escénicas, pero que se ha abierto paso a través<br />
de los concursos literarios. Peña ha publicado posteriormente<br />
Regalo de Van Gogh, y Los amantes de Sara, Monte Ávila,<br />
Caracas, 1991. Romero, Rosa de la noche, en Voces nuevas,<br />
Centro de Estudios Latinoamericanos Romulo Gallegos,Caracas,<br />
1982, y Núñez, Noches de satén rígido, y María Cristina me<br />
quiere gobernar, en Fundarte, Caracas, 1991.<br />
Por el contrario, RODOLFO SANTANA, dramaturgo de obsesiva<br />
vocación y esfuerzo titánico, ha sostenido la creación<br />
dramática venezolana en niveles de altísima calidad, y desarrollado<br />
al tiempo una intensa labor pedagógica cuyos frutos<br />
empiezan a aparecer. Santana inició muy joven <strong>su</strong> carrera literaria,<br />
con piezas chirriantes, y agresivas, que le llevaron a ser<br />
catalogado como “vanguardista”: La farra, Teatro del ab<strong>su</strong>rdo<br />
Latinoamericano, Editorial patria, México DF, 1987, y también<br />
Nuestro padre Drácula, Las camas y <strong>El</strong> sitio, Monte Ávila,<br />
Caracas, 1969. <strong>El</strong> éxito internacional le llega con La empresa<br />
perdona un momento de locura, un clásico ya del teatro en<br />
lengua española, publicado en Piezas perversas, Fundarte,<br />
Caracas, 1978, con La horda y <strong>El</strong> animador. Gira entonces<br />
hacia un teatro más realista, muy comprometido socialmente,<br />
pero de gran aliento poético, con obras como Crónicas de la<br />
cárcel modelo, Gracias por los favores recibidos, Fin de round<br />
y especialmente Historias de cerro arriba, todas ellas publicadas<br />
en Teatro de Rodolfo Santana, Edición del autor,Caracas,<br />
1975,que incluye también La empresa perdona..., <strong>El</strong> animador<br />
y otras obras. La crisis del sistema cultural venezolano también<br />
le afecta y ensaya una especie de huida hacia delante a través de<br />
la comedia costumbrista, obteniendo un gran éxito con Baño<br />
de damas, Fundarte, Caracas, 1991, que también traspasó las<br />
fronteras nacionales.<br />
Luego <strong>su</strong> producción parece ceder al desencanto, aunque<br />
<strong>su</strong> extraordinario humor vitriólico le impide entregarse a la<br />
complacencia derrotista, y escribe una de mis obras favoritas,<br />
Mirando al tendido, publicada con Encuentro en el parque<br />
peligroso, Rumba caliente sobre el muro de Berlín y otras<br />
obras de esa época en Colección Cincuentenaria del Banco<br />
Central de Venezuela, Caracas, 1992. Encuentro en el parque<br />
peligroso figura en la antología Teatro Venezolano Contemporáneo,<br />
Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1992. Mirando al<br />
tendido se publicó también en nuestro país, <strong>El</strong> Público, Centro<br />
de Documentación Teatral, Madrid, 1992, en compañía de otra<br />
obra notable, Santa Isabel del video, corrosivo enfoque de los<br />
fastos del V Centenario del Descubrimiento.<br />
<strong>El</strong> teatro de Santana se ha representado mucho en España,<br />
de la mano de grupos independientes y aficionados, pero<br />
siempre en circuitos alternativos.<br />
Otros autores de este grupo de los ochenta, aparecen en el<br />
momento de la cuesta abajo económica, entre ellos HÉCTOR<br />
CASTRO, Concierto para dos panas burdas, Casa de la Cultura,<br />
Maracay, 1986, BLANCA STREPPONI, Birmanos, Monte Ávila,<br />
1991, JAVIER VIDAL, autor de una excelente Su novela romántica<br />
en el aire, Planeta Venezolana, Caracas, 1989, y especialmente<br />
NESTOR CABALLERO, La última actuación de Sara<br />
Bernhardt, Fundarte, Caracas, 1981, De marcianos, patriotas y<br />
liberadas, Fundarte, Caracas, 1987, y Con una pequeña ayuda<br />
de mis amigos, Teatro Venezolano Contemporáneo, Fondo de<br />
Cultura Económica, Madrid, 1992, que ha conseguido acreditar<br />
<strong>su</strong> obra literaria,al tiempo que <strong>su</strong> labor como director,y también<br />
periodista y libretista de televisión.<br />
14. PUERTO RICO DESPUÉS<br />
DE RENÉ MARQUÉS<br />
LUIS RAFAEL SÁNCHEZ es el autor más importante del teatro<br />
portorriqueño durante los sesenta. Sus primeras obras, La farsa<br />
del amor compradito, La hiel de nuestro cada día, y sobre todo<br />
Los ángeles se han fatigado, publicadas conjuntamente en Editorial<br />
Cultural, Río Piedras, 1993, le hacen destacar pronto.A estas<br />
sigue Casi el alma, también en Editorial Cultural, Río Piedras,<br />
1993, y especialmente, La pasión según Antígona Pérez, Ed.<br />
Cultural, Río Piedras, 1992, una obra que revisa el mito clásico,<br />
ahora bajo la luz del Caribe, y que <strong>su</strong>puso un aldabonazo para los<br />
jóvenes escritores de la siguiente generación, imponiendo, en<br />
palabras de Ramos Perea,“un nuevo punto de partida”. Pero la<br />
evolución posterior del autor iba a decepcionar a <strong>su</strong>s fervientes<br />
admiradores, por una parte abandonando el teatro en pos de la<br />
novela, por otra buscando una literatura menos comprometida, y<br />
de acceso a un público amplio.Lo consigue en ambos casos,en la<br />
novela con La guaracha del macho Camacho, y en el teatro, ya<br />
en los ochenta, con Quíntuples, Ediciones del Norte, Hanover,<br />
N.H.,USA,1985,obra muy ingeniosa,tan brillante como alejada de<br />
<strong>su</strong>s pre<strong>su</strong>puestos iniciales.<br />
También MYRNA CASAS, Cristal roto en el tiempo, Tres, y<br />
La trampa, Editorial Playor, Madrid, 1987, destaca en los<br />
sesenta, aunque en los últimos años parece haber abandonado<br />
la escritura dramática.<br />
<strong>El</strong> panorama teatral portorriqueño vuelve a animarse en los<br />
años ochenta con la aparición del movimiento Nueva Dramaturgia,<br />
que encabeza el antes aludido ROBERTO RAMOS PEREA,<br />
cuya obra Revolución en el infierno, Editorial Edil, Universidad<br />
de Puerto Rico, Río Piedras, 1983, es un grito de alerta sobre la<br />
condición colonizada de <strong>su</strong> país. Le sigue Módulo 104, otro<br />
trabajo documental sobre el sistema penitenciario portorriqueño,<br />
Editorial Cultural, Río Piedras, 1986, y Cueva de ladrones, sobre<br />
la corrupción política, Ed. Cultural, Río Piedras, 1987. Las tres<br />
forman una trilogía, Revolución en el Infierno, en el Purgatorio<br />
Bibliografía esencial 11