El Hombre y su singularidad Antonio Gala, Eduardo Quiles ...
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<strong>El</strong> grito de los ahorcados, Ediciones Papel Sobrante, Medellín,<br />
1966, merecen ser destacados.<br />
Un caso aparte es el de CARLOS JOSÉ REYES, que por edad<br />
pertenecería a un grupo posterior. Muy joven, colabora con el<br />
TEC de Cali, y realiza la dramaturgia de una de las grandes creaciones<br />
del grupo: Soldados. Posteriormente desarrolla una obra<br />
personal de gran nivel literario que se ha recogido en Dentro y<br />
fuera, que incluye Recorrido en redondo, quizá <strong>su</strong> mejor obra,<br />
Editorial Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia, 1992. Ese<br />
mismo año se publicó en España <strong>El</strong> carnaval de la muerte<br />
alegre, <strong>El</strong> Público, Centro Documentación Teatral del Ministerio<br />
de Cultura,Madrid,1992.Ha escrito mucho y bien para el público<br />
infantil y una selección de <strong>su</strong>s obras se encuentra en Instituto<br />
Colombiano de Cultura, Bogotá, 1972.<br />
En la antología Teatro Colombiano Contemporáneo,<br />
Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1992, pueden encontrarse<br />
obras de Buenaventura, Un requiem por el Padre Las<br />
Casas, Santiago García, <strong>El</strong> Paso, Carlos José Reyes, Los viejos<br />
baúles empolvados que nuestros padres nos prohibieron<br />
abrir, además de las ya citadas La agonía del difunto de<br />
Navajas, <strong>El</strong> grito de los ahorcados de Gilberto Martínez, y La<br />
trasescena de Peñuelas.<br />
6. EL TEATRO CUBANO ENTRE<br />
LA VANGUARDIA Y LA REVOLUCIÓN<br />
En Cuba <strong>su</strong>rge en los años de la posguerra mundial un autor<br />
de gran vuelo, VIRGILIO PIÑERO, cuya obra arranca brillantemente<br />
con <strong>El</strong>ectra Garrigó, Teatro Cubano Contemporáneo,<br />
Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1992, una recreación del<br />
mito clásico. En los años sesenta escribe Aire frío, La Milagrosa,<br />
La Habana, 1959, y también Asociación de Directores de Escena,<br />
Madrid, 1990, quizá <strong>su</strong> mejor obra, un impresionante fresco de la<br />
familia cubana. Poco después gana el Premio Casa de las<br />
Américas con Dos viejos pánicos, Casa de las Américas,<br />
La Habana, 1968, y también en Centro Editor de América Latina,<br />
Buenos Aires, 1968, y Teatro del ab<strong>su</strong>rdo Hispanoamericano,<br />
Editorial Patria, México DF, 1987, una obra inspirada en la<br />
vanguardia parisina de los cincuenta (y quizá también en la obra<br />
de <strong>su</strong> compatriota Triana) que tuvo una gran resonancia internacional.<br />
Su obra De lo ridículo a lo <strong>su</strong>blime no hay más que un<br />
paso apareció en Primer Acto, n.º 225, Madrid, Septiembre, 1988.<br />
Más joven que Piñero, JOSÉ TRIANA arranca también con<br />
una recreación clásica, Medea en el espejo, y se consagrará<br />
con una obra de éxito mundial, La noche de los asesinos, ceremonia<br />
de la crueldad muy del gusto de los años sesenta.Ambas<br />
obras y una tercera, Palabras comunes se encuentran publicadas<br />
en Editorial Verbum, Madrid, 1991. La noche de los<br />
asesinos fue publicada por Primer Acto, n.º 108, Mayo, 1969. Se<br />
encuentra también en Nueve dramaturgos hispanoamericanos,<br />
tomo I, Girol Books, Ottawa, Canadá, 1997.<br />
También ANTÓN ARRUFAT, Los siete contra Tebas, Teatro<br />
Cubano Contemporáneo, Fondo de Cultura Económica,<br />
Madrid, 1992, reutiliza el mito clásico para mirar el presente,<br />
pero <strong>su</strong> obra despierta desconfianza en los medios oficiales<br />
y <strong>su</strong> autor es condenado al ostracismo.<br />
En los primeros años de la revolución se estrenan algunas<br />
piezas de autores noveles de aire renovador, entre los que<br />
destaca el jovencísimo NICOLÁS DORR, Dramas de imagina-<br />
ción y urgencia, Unión de Escritores y Artistas de Cuba, La<br />
Habana, Cuba, 1987, que escribe con sólo quince años Las<br />
pericas, que obtiene resonancia internacional y se estrena en<br />
España con excelente acogida. Pero pronto Dorr, como Arrufat,<br />
Triana y Piñero se ven frenados por el clima político cada vez<br />
más cerrado de la Cuba castrista. Es sintomático que Dos viejos<br />
pánicos, a pesar de haber ganado el Premio oficial del régimen,<br />
no pudiera estrenarse hasta 1990. Para entonces <strong>su</strong> autor ya<br />
estaba muerto y José Triana en el exilio.<br />
<strong>El</strong> teatro posible se orienta hacia el costumbrismo y/o el<br />
fresco histórico, y las mejores piezas se hacen un hueco a través<br />
del humor, la ironía y la melancolía: Morir del cuento, Letras<br />
Cubanas, La Habana, 1989, y <strong>El</strong> robo del cochino, o La dolorosa<br />
historia del amor secreto de Don José Jacinto Milanés, de<br />
ABELARDO ESTORINO, uno de los mejores dramaturgos de <strong>su</strong><br />
generación,ambas publicadas con otras obras del autor en Teatro,<br />
Letras Cubanas, La Habana, 1984, son una buena muestra. La<br />
primera de las piezas citadas también se encuentra en Teatro<br />
Hispanoamericano Contemporáneo, Fondo de Cultura Económica,<br />
México DF, 1964, y La dolorosa historia... también se ha<br />
publicado en Teatro Cubano Contemporáneo, Fondo de Cultura<br />
Económica, Madrid, 1992. En la misma antología se encuentra <strong>El</strong><br />
premio flaco, de Héctor Quintero, autor asimismo de la exitosa<br />
Contigo pan y cebolla, Ediciones Unión, La Habana, 1968, de<br />
Sábado corto, Letras Cubanas, 1990, y de Te sigo esperando y<br />
Antes de mi: el Sahara, ambas editadas en ADE, Madrid, 1997 ;<br />
también la obra de Nicolás Dorr, Una casa colonial, Letras<br />
Cubanas, La Habana,1984,o Vade retro y La toma de La Habana<br />
por los ingleses, de JOSÉ MILIÁN, ambas en Letras Cubanas, La<br />
Habana, 1990, pueden considerarse dentro de esta tendencia.<br />
Dos obras muy particulares, de tono más ácido, aunque de<br />
vocación decididamente populista, podrían quedar fuera<br />
de esta tendencia dominante. Requiem por Yarini, de CARLOS<br />
FELIPE, escrita antes de la revolución, aunque <strong>su</strong> estreno fuera<br />
uno de los grandes acontecimientos de los sesenta en La<br />
Habana, y María Antonia, de EUGENIO HERNÁNDEZ ESPI-<br />
NOSA, tragedia amarga, de bajos fondos, intensamente sentimental;<br />
ambas pueden encontrarse en la citada antología de<br />
Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1992.<br />
No hay que olvidar a la importante comunidad cubana que<br />
reside en los Estados Unidos.Algunos de los mejores escritores<br />
se han abierto camino escribiendo en inglés, como María Irene<br />
Fornés y Dolores Prida, pero otros se han mantenido fieles a <strong>su</strong><br />
lengua materna. <strong>El</strong> más destacado quizá sea PEDRO MONGE,<br />
autor de Nadie se va del todo, que puede encontrarse en la<br />
antología Cinco autores cubanos, Ollantay Press, Nueva York,<br />
1995, donde también figura Las monjas, de EDUARDO MANET,<br />
el patriarca del teatro cubano del exilio.<br />
7. TEATRO Y POLÍTICA EN URUGUAY<br />
FLORENCIO SÁNCHEZ, Barranca abajo, Nueve dramaturgos<br />
hispanoamericanos, tomo III, Girol Books, Ottawa,<br />
Canadá, 1998; también en Editorial Barreiro y Ramos, Montevideo,<br />
1967, y en La Oveja Negra, Bogotá, 1986, publicada<br />
aquí con M’hijo el dotor, puede ser considerado como el<br />
primer dramaturgo de importancia en la América española<br />
postcolonial, aunque <strong>su</strong> carrera se desarrolló sobre todo en<br />
Buenos Aires, en los primeros años del pasado siglo.<br />
Bibliografía esencial 5