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aldiss, brian w - espacio y tiempo.pdf

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Nadie podía ganar a un shubshub. Después de esto, los tres volvieron a sus respectivos<br />

lechos. El rey Horacio pasó una noche agitada, Swap durmió a pierna suelta y la sacerdotisa<br />

Shawl se fue al clarear el día.<br />

La dolencia que nunca se alejaba demasiado de la vera del monarca, regresó aquel mismo<br />

día para dejarlo postrado en el lecho del dolor. Sudoroso y agarrotado, pero con la mente<br />

lúcida, el rey corría con movimientos infinitamente retardados a través de una llanura<br />

interminable cubierta de una niebla algodonosa: en los delirios del rey Horacio, el <strong>tiempo</strong><br />

siempre estaba descoyuntado. Las enfermeras maduritas no tuvieron punto de reposo en todo el<br />

día.<br />

Cuando sus sentidos volvieron a la normalidad, insistió en que se trasladasen sin demora al<br />

astro-puerto, para tomar la primera nave con rumbo a la Tierra. Así lo hicieron y por lo<br />

tanto el monarca abandonó Utopía en peor estado que había llegado a ella.<br />

Swap, a quien le disgustaba la enfermedad en todas sus formas, se refugió en su litera,<br />

rehuyendo a su soberano. Pero al segundo día de viaje el rey irrumpió en su camarote.<br />

—He encontrado otro eslabón de nuestro problema — exclamó de buenas a primeras.<br />

—¿De nuestro problema? — inquirió Swap.<br />

—Escúchame... parece mentira que no se me haya ocurrido antes. Es algo que dijo la<br />

sacerdotisa... lo he estado comentando con el capitán y él ha confirmado mis presunciones...<br />

Se detuvo para tomar aliento, dejándose caer sobre la litera de Swap y pasándose una<br />

mano por la frente. Luego, sentado allí, le explicó detenidamente su descubrimiento: la<br />

sacerdotisa había dicho que Globadán estaba en el borde de la Galaxia. Según él sabía y el<br />

capitán le confirmó, las líneas del <strong>espacio</strong> y del <strong>tiempo</strong> se separan y se afinan en el borde de<br />

las grandes ruedas estelares; en cambio, hacia el eje de las mismas se condensan<br />

enormemente. Este fenómeno ya era conocido antes de que comenzase la época de los viajes<br />

por el <strong>espacio</strong> y fue bautizado con el nombre de efecto Doppler — si recuerdo correctamente —,<br />

si bien la explicación que se atribuía al mismo era completamente equivocada. Según tengo<br />

entendido, se hablaba de una fantástica expansión del universo o algo parecido.<br />

De todos modos, al viajar hacia el borde externo de la Galaxia todo el metabolismo de los<br />

seres vivos, físico y psicológico, se hace más lento... del mismo modo como al viajar hacia el<br />

centro se acelera. Este efecto, al ejercerse de manera uniforme sobre todos los tejidos vivos, no<br />

es discernible por los sentidos humanos. Sólo los instrumentos pueden detectar la retardación<br />

o la aceleración.<br />

—Bien, ¿y qué? — preguntó Swap, fastidiado por aquella conferencia.<br />

El rey suspiró y se puso a explicarle, con tono condescendiente:<br />

—¿Pero no lo comprendes, pedazo de zoquete? Si yo pudiese llegar a Globadán con mi<br />

presente metabolismo, viviría mucho más de prisa que los habitantes de Globadán... ¡Eso me<br />

permitiría correr con tal celeridad, que incluso podría ganar la carrera de shubshubs!<br />

—Sí, claro... Y si tuvieses un traje convenientemente refrigerado, incluso podrías ir a<br />

sasar hidrógeno del sol.<br />

El rey Horacio salió muy disgustado del camarote de Swap... para tropezar de bruces con<br />

los huesudos brazos de las dos enfermeras, que se lo llevaron a su camarote para meterlo de<br />

nuevo en la cama. Él las maldecía en silencio, mientras se juraba que resolvería el enigma del<br />

oráculo tarde o temprano, pues cuanto más desconcertante le parecía aquella frase sibilina, más<br />

convencido se hallaba de que en ella se encerraba su curación.<br />

Después de dejarle entre las sábanas de su lecho, las dos enfermeras se fueron a jugar a<br />

las cartas con dos fogoneros maduros de la nave.

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