Descargar - Dirección Cultural UIS - Universidad Industrial de ...
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un muchacho <strong>de</strong> pensar en nuestra separación. En efecto<br />
es la mayor ruina para nuestros inocentes hijos. Con sumo<br />
dolor he sabido tu disgusto con Pachito. Yo advertí que<br />
por esta parte a él no le tenía cuenta nombrarle para<br />
recibir, porque el papel <strong>de</strong> apo<strong>de</strong>rado siempre es odioso;<br />
pero como <strong>de</strong> vos nació el nombramiento y yo le he dado<br />
repetidos consejos para que te venere y te respete creí que<br />
no era necesario en un asunto tan llano y sencillo nombrar<br />
uno <strong>de</strong> fuera que me cobrara un tanto por ciento o causara<br />
otros gastos. Te suplico pues lo vuelvas a tu amor <strong>de</strong><br />
madre y no hagas infeliz a un hijo que tiene tan bellas<br />
ilusiones <strong>de</strong> ser un hombre <strong>de</strong> bien. Recibí el cajoncito <strong>de</strong><br />
bocadillos que son <strong>de</strong> lo mejor que he visto. Si el correo<br />
quisiera llevarte un cajón <strong>de</strong> dulce <strong>de</strong> manzana te lo<br />
enviaré con otras manzanitas para los muchachos. Mucha<br />
falta me hace el tabaco curado. Si pudieras enviarme una<br />
arroba pues pienso que el correo anda con su mula te lo<br />
agra<strong>de</strong>cería mucho. Deseo tu felicidad y adiós.<br />
49<br />
Tuyo VALENZUELA 33<br />
Borrar el rastro, olvidar, doblar la página, era, y ella lo sabía,<br />
huir. Empren<strong>de</strong>r su <strong>de</strong>stierro cuando los <strong>de</strong>más volvían, huir,<br />
sí, pero llevándolo todo consigo, la caja <strong>de</strong> tocador con su<br />
forro <strong>de</strong> tafi lete rojo y sus ocho hijos; ¿qué era lo <strong>de</strong>más sino<br />
palos y trapos? Volver a la aborrecida Santafé <strong>de</strong> su niñez,<br />
ahora Bogotá, húmeda y fría con su lluvia incesante, don<strong>de</strong><br />
los arzobispos españoles se morían <strong>de</strong> angustia 34 , parecía<br />
una ilusión, un sueño casi tangible. Tal vez para apretarse<br />
en un abrazo a Justa a quien <strong>de</strong>sea confi ar la educación <strong>de</strong><br />
su hija, para oír la voz <strong>de</strong> Bonifacia a través <strong>de</strong> la reja <strong>de</strong> su<br />
clausura perpetua o para retomar al llanto incontenible <strong>de</strong> su<br />
33 Causa, f346r a 347r.<br />
34 El arzobispo Juan <strong>de</strong> Galavis, promovido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Santo Domingo a la Arquidiócesis<br />
<strong>de</strong> Santafé en 1739, murió a los tres meses <strong>de</strong> su llegada; Francisco Antonio <strong>de</strong> la Riva,<br />
nombrado en 1768, no alcanzó a un año <strong>de</strong> vida en su cargo; el ilustrísimo Fernando<br />
Portilla, trasladado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Santo Domingo en 1799, falleció en 1804 y, fi nalmente, el último<br />
arzobispo español, don Juan fl autista Sacristán, tomó posesión <strong>de</strong> la se<strong>de</strong> arzobispal <strong>de</strong><br />
Santafé el 6 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1816 y falleció dos meses <strong>de</strong>spués (1o. <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1817).