Argentina Copyleft - Fundación Vía Libre
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| ARGENTINA COPYLEFT<br />
quierda que representa la lucha en los '70; la activa oposición al modelo<br />
neoliberal de los años '90; y finalmente, lo ocurrido alrededor del 19 y<br />
20 de diciembre de 2001, donde se modifica el paradigma político vigente,<br />
se alinea la lucha global contra el neoliberalismo y se fomenta un tipo<br />
de lazo social anticapitalista en la producción de los movimientos<br />
culturales y sociales en general.<br />
En los '70 la acción represiva en la dictadura en términos culturales<br />
fue explícita: listas negras, escritores desaparecidos, torturados y asesinados,<br />
como Rodolfo Walsh y Haroldo Conti, exiliados y perseguidos. La<br />
censura y quema de libros dieron el tono a la época. Y, paradójicamente,<br />
en 1975 fue inaugurada la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires,<br />
como la cara pública de una realidad que se niega a sí misma.<br />
En los '90 las empresas multinacionales continuaron y profundizaron<br />
el proceso concentrador iniciado en la dictadura. En lo que respecta<br />
al mundo editorial, diversas trasnacionales compraron el 75% de las<br />
editoriales nacionales[6], y generaron con ello una reconversión estructural<br />
en el plano de la producción editorial. A partir de la lógica “libroproducto”,<br />
la producción se orientó a la obtención de alta rentabilidad,<br />
antes que a fomentar, desde el libro, cualquier sentido cultural o social.<br />
De manera casi instintiva, pequeñas editoriales contrarrestaron el avance<br />
hacia la destrucción editorial al plantear políticas culturales que mostraban<br />
notorias diferencias ideológicas con los grandes grupos. Las<br />
editoriales independientes de la época generaron una identidad cultural<br />
a través de sus catálogos, promovieron la bibliodiversidad[7], y distribuyeron<br />
sus libros en pequeñas librerías de autor, como parte de algunas<br />
de las estrategias implementadas para responder a los grandes grupos<br />
editoriales.<br />
A fines de 2001 ocurre en <strong>Argentina</strong> un estallido social que sintetiza<br />
procesos sociales y económicos mucho más complejos, y a través de él,<br />
la política recobra un significado, no desde la lógica de la representación,<br />
sino desde la posibilidad de la organización asamblearia, horizontal,<br />
consensual, autónoma y autogestionada. En ese marco se gestaron<br />
diversos proyectos culturales que, a través de la incorporación de las<br />
tecnologías digitales, desarrollaron el trabajo colaborativo y en red.<br />
La estética política del “hazlo tú mismo” invadió la esfera de la producción<br />
cultural, y en el caso editorial muchos escritores comenzaron a<br />
fabricar sus libros y a generar proyectos editoriales propios. En ese mismo<br />
sentido, la proliferación de blogs, listas de mails y foros, como espacios<br />
de expresión y difusión, generaron una multiplicación de<br />
estrategias de encuentro y dieron fácilmente a conocer producciones y<br />
sentidos.<br />
A esto se sumaron los nuevos formatos en la organización política y<br />
cultural devenidas de la “generación post 2001”, donde se recrearon<br />
otras maneras de trabajar y poner en juego subjetividades no mercantilistas,<br />
afectivas y resistentes apoyadas en redes de trabajo. También debemos<br />
considerar el abaratamiento e incorporación de la tecnología a la<br />
producción cultural y la problematización en torno a la ideología que<br />
las tecnologías conllevan.<br />
En el escenario actual, y gracias a todo esto, hay producción de sentidos,<br />
hay espacio público en tensión, hay proyectos organizados que ge-