Argentina Copyleft - Fundación Vía Libre
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| ARGENTINA COPYLEFT<br />
ta de los resultados, vale la pena estudiar las características salientes de<br />
un éxito tan improbable.<br />
Por lo pronto, creo que hay poco riesgo en afirmar que un curso de<br />
oposición directa hubiera tenido pocas chances: aún hoy, cuando la idea<br />
de que usar software libre es bueno está avanzando, el concepto de que<br />
hay que evitar el software privativo sigue despertando escepticismo.<br />
Aún con una población mucho más acostumbrada a las computadoras<br />
como elementos cotidianos, sigue siendo muy difícil convencer al público<br />
de que se prive de usar algunas herramientas “de moda” aún cuando<br />
éstas claramente atentan contra su intimidad, independencia personal o<br />
incluso a su propia capacidad de acceso a sus datos. Un movimiento de<br />
software libre que se limitara a señalar los daños del software privativo,<br />
o a exigir que se los prohibiera, seguramente no hubiera encontrado<br />
eco.<br />
Quizás el aspecto más interesante de la estrategia adoptada por el<br />
software libre sea su carácter de oposición constructiva. Donde muchos<br />
movimientos encuentran que no pueden construir un mundo mejor sin<br />
antes tirar abajo las estructuras del actual, el software libre vio que, en<br />
su campo, la construcción podía preceder a la demolición.<br />
El puntapié inicial del movimiento de software libre fue el lanzamiento<br />
del proyecto GNU en 1984, cuyo objetivo es la producción de un<br />
entorno de software completamente libre, con la idea de mostrar que el<br />
software se puede producir y compartir de otra manera. Por cierto que<br />
la dimensión de la tarea parecía, en el momento, un obstáculo insuperable.<br />
La única manera en que se puede describir el inicio de ese recorrido<br />
es recurriendo a aquella imagen de que “el viaje más largo comienza<br />
con un único paso”.<br />
Un riesgo de la estrategia constructiva, por cierto, que puede ser<br />
aprovechada por los contrincantes. En el caso del software, esto se presentó<br />
muy tempranamente: si el software era libre, los vendedores de<br />
software privativo podían “empaquetarlo” y entregárselo a sus clientes<br />
en condiciones no libres. El resultado era que el proveedor se beneficiaba,<br />
mientras que el usuario se encontraba en posesión de una copia de<br />
un programa libre que no era libre para él.<br />
La forma que Stallman encontró para enfrentar el problema es notable:<br />
descubrió que el mismo régimen de copyright que se usa para restringir<br />
la copia podía aplicarse, usando una técnica creativa, para<br />
restringir la capacidad de restringir a otros.<br />
Esta idea, que hoy conocemos como copyleft, resultó tener varias<br />
ventajas importantes. La primera fue que sirvió para darle “peso legal”<br />
a la intención de los desarrolladores. A través de una herramienta habitual<br />
y conocida del copyright, la licencia, podían expresar su deseo de<br />
que el software fuera libre de una manera tal que pudiera (y, muchos<br />
años después, pudo) ser presentada ante la Justicia. Otra ventaja fue<br />
que, al fundar el copyleft firmemente en el copyright, sus contrincantes<br />
no se atrevían a desafiarlo ante la ley: corrían el riesgo de dañar al copyright<br />
al mismo tiempo. De hecho, si bien los proveedores de software<br />
privativo solían difundir dudas acerca de si la GPL era “válida”, pasaron<br />
más de veinte años antes de que alguno de ellos se atreviera a desafiarla<br />
ante una corte, y no le fue bien.