Argentina Copyleft - Fundación Vía Libre
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¿Cuánto cuesta tu<br />
educación gratuita?<br />
Evelin Heidel*<br />
¿La solución para una ilegalidad histórica<br />
o un excelente negocio?<br />
El día 14 de mayo de 2009, quienes abríamos el diario La Nación[1]<br />
nos encontrábamos con la sorprendente noticia de que la<br />
Universidad de Buenos Aires había decidido “remedar una situación<br />
de ilegalidad histórica”, acordando con el Centro de Administración<br />
de Derechos Reprográficos de <strong>Argentina</strong> (CADRA) una<br />
licencia para las fotocopias[2]. Este centro, del que muchos jamás<br />
habíamos oído hablar en nuestra vida, se arrogaba la potestad no<br />
sólo para firmar una licencia con la Universidad de Buenos Aires<br />
(y otras más, tanto públicas como privadas) sino de hacerlo por<br />
una suma exagerada y arbitraria: $0,12 por alumno, calculando<br />
(sin decir cómo, ni dónde, ni cuándo) que la UBA debía pagarle la<br />
para nada modesta suma de 4.000.000 de pesos. Pero como este<br />
centro reconocía la crisis presupuestaria (a esta altura, eterna)<br />
que atraviesa la UBA, decidió bajar la suma a $300.000 “temporalmente”,<br />
es decir, que la cifra de 4.000.000 de pesos terminará<br />
abonándose, sólo que escalonada.<br />
La pregunta que subyace es: ¿por qué después de más de<br />
veinte años de sacar fotocopias, sin permiso de nadie, se decidía<br />
firmar este acuerdo? ¿Cuál era la “reparación histórica” en la violación<br />
de derechos, si por lo menos el 80% de los autores que se<br />
fotocopian dentro de la universidad están muertos, son extranjeros<br />
o son los mismos que dan clases dentro de la universidad y<br />
autorizan a sus estudiantes a que fotocopien sus libros y<br />
artículos, dejando en fotocopiadora el material necesario? Más<br />
que una reparación histórica, se trata de una previsión a futuro.<br />
Las sociedades gestoras de derechos, y las editoriales en particular,<br />
temen al futuro del libro en los nuevos contextos digitales.<br />
No hay necesidad de remedar una situación de ilegalidad<br />
histórica, sino de hacer un excelente negocio con una institución<br />
pública. Institución pública que, por si fuera poco, no sólo forma<br />
a los futuros lectores de los libros que las editoriales producen, sino<br />
que además es la principal fuente de subsidios para el desa-