Rob Roy Walter Scott - Ataun
Rob Roy Walter Scott - Ataun Rob Roy Walter Scott - Ataun
Espectáculo del que, a decir verdad, fui único testigo, ya que toda nuestra gente se había dispersado en busca de Rob Roy, a fin de contribuir al resultado final. En realidad, conforme presumí entonces y supe luego con certeza, aquellos que se movieron más, en su mayoría para apoderarse del fugitivo o tenderle algún lazo, eran, bien considerado, los últimos en desear que se le cogiera, por lo que se unieron a la multitud sólo para aumentar la confusión general y facilitar a Rob Roy mejores medios de salvación. No le fue difícil a un nadador tan hábil como nuestro hombre, el escapar a sus enemigos en cuanto hubo burlado el primer impulso de éstos. Momento hubo en que se le persiguió de cerca, y muchas balas rebotaron en torno de él. Aquella escena recordóme ciertos incidentes de la caza de nutrias en Osbaldistone. Sea para tomar impulso, sea para respirar, el animal se ve obligado a levantar al aire el extremo de su hocico; preséntase por un instante a los perros,
pero renovadas sus fuerzas, tiene medio de burlarse con una nueva inmersión. Mac- Gregor, empero, sacó partido de un recurso que no puede utilizar la nutria. En lo más expuesto del peligro, logró desprenderse astutamente de su plaid, abandonándolo a la corriente. Aquella ropa, flotante sobre el agua, fue pronto punto de mira de los soldados, la mayoría de los cuales dejóse engañar por aquella falsa pista, con lo cual las balas y los sablazos fueron a dar muy lejos de aquel a quien se destinaban. Perdido de vista el preso, hubo de renunciarse a la esperanza de recobrarle, ya que en muchos sitios era inaccesible la orilla por efecto de sus rocas escarpadas y de su espesor de alisos, de chopos y de abedules, que impedían a los jinetes el aproximarse. Añadid a esto las equivocaciones y accidentes durante la persecución, que la creciente oscuridad hacía más y más inútil. Algunos, arrastrados por los remolinos de la corriente, estaban en peligro de ahogarse sin un pronto auxilio de sus camaradas;
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Espectáculo del que, a decir verdad, fui único<br />
testigo, ya que toda nuestra gente se había<br />
dispersado en busca de <strong>Rob</strong> <strong>Roy</strong>, a fin de contribuir<br />
al resultado final. En realidad, conforme<br />
presumí entonces y supe luego con certeza,<br />
aquellos que se movieron más, en su mayoría<br />
para apoderarse del fugitivo o tenderle algún<br />
lazo, eran, bien considerado, los últimos en<br />
desear que se le cogiera, por lo que se unieron a<br />
la multitud sólo para aumentar la confusión<br />
general y facilitar a <strong>Rob</strong> <strong>Roy</strong> mejores medios de<br />
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No le fue difícil a un nadador tan hábil como<br />
nuestro hombre, el escapar a sus enemigos<br />
en cuanto hubo burlado el primer impulso de<br />
éstos. Momento hubo en que se le persiguió de<br />
cerca, y muchas balas rebotaron en torno de él.<br />
Aquella escena recordóme ciertos incidentes de<br />
la caza de nutrias en Osbaldistone. Sea para<br />
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hocico; preséntase por un instante a los perros,