Rob Roy Walter Scott - Ataun

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12.05.2013 Views

y, a menos que el diablo les dé lecciones, ya me parece difícil llegar a más en el arte de maldecir. Y lo peor del caso es que nos han dicho que, al remontar hacia el lago, veremos lo que va a pasarnos. El relato de Andrés confirmaba lo que había observado por mí mismo, y por ende, no era posible dudar de un premeditado ataque contra nosotros. A medida que avanzábamos, parecía que el país multiplicase los medios de causarnos tan desagradables sorpresas. De espalda al lago, la compañía internóse rápidamente a. través de herbazales pantanosos, cubiertos de follaje, y, ora fue preciso caminar entre espesas malezas, oscuras guaridas, favorables a una emboscada, ora atravesar torrentes, cuyas aguas eran tan crecidas que los soldados debieron meterse en ellas hasta las rodillas, y tan impetuosas que se vieron obligados a formar cadena entre sí para no ser arrastrados por la corriente.

Aunque nada versado en cosas militares, parecióme evidente que un terreno tan accidentado ofrecía a guerreros semisalvajes, tales como se me había representado a los montañeses, buena coyuntura para atacar con ventaja un destacamento de tropas regulares. El buen sentido y la perspectiva del bayle habían inducido a éste a idéntica conclusión, por lo cual, previa la correspondiente venia, habló en los siguientes o parecidos términos: —Capitán, a vos me dirijo, como solicitante, que esto no entra en mi carácter, sino como amigo del rey Jorge y de sus soldados, y, con reserva de mis derechos para atacaros en justicia, a vos me dirijo para formular una pregunta: ¿No creéis que podría esperarse momento más favorable para internarse en ese desfiladero? Si es que vais en busca de Rob Roy, nadie ignora que éste tiene siempre, cerca de sí, cuando menos unos cincuenta mozos robustos: añadid la gente de Glengylle, de Glenfinlas y de Balquhidder, que puede reunir, y no dejará de

y, a menos que el diablo les dé lecciones, ya me<br />

parece difícil llegar a más en el arte de maldecir.<br />

Y lo peor del caso es que nos han dicho que,<br />

al remontar hacia el lago, veremos lo que va a<br />

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El relato de Andrés confirmaba lo que había<br />

observado por mí mismo, y por ende, no era<br />

posible dudar de un premeditado ataque contra<br />

nosotros.<br />

A medida que avanzábamos, parecía que el<br />

país multiplicase los medios de causarnos tan<br />

desagradables sorpresas. De espalda al lago, la<br />

compañía internóse rápidamente a. través de<br />

herbazales pantanosos, cubiertos de follaje, y,<br />

ora fue preciso caminar entre espesas malezas,<br />

oscuras guaridas, favorables a una emboscada,<br />

ora atravesar torrentes, cuyas aguas eran tan<br />

crecidas que los soldados debieron meterse en<br />

ellas hasta las rodillas, y tan impetuosas que se<br />

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no ser arrastrados por la corriente.

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