Rob Roy Walter Scott - Ataun
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perdido la pista y no volverán a dar con ella en todo el día. Seguidme: tengo algo que enseñaros. Sin aguardar mi respuesta, puso su cabalgadura al trote hasta llegar a la eminencia de una sonriente colina, desde donde la vista se esparcía a lo lejos sobre el campo. Dando una ojeada a su alrededor, para asegurarse de que estábamos solos, hizo avanzar su caballo hasta la sombra de un grupo de abedules que nos ocultaba a las miradas de los curiosos. —¿Veis allá abajo —me dijo— aquella montaña quebrada, sombría y cubierta de matorrales, que presenta en uno de sus lados una como mancha blanquecina? —¿Al extremo de esa larga cadena de colinas cortadas por aguasales?... La distingo perfectamente. —Aquella mancha blanca es una roca llamada la Punta del Halcón, y la Punta del Halcón está en Escocia.
—¿Conque sí? No creía que nos hallásemos tan cerca. —Tal como os lo digo, y vuestro caballo os llevará allí en dos horas. —Le ahorraré ese trasiego. Hay de aquí a allá de siete a ocho leguas a vuelo de pájaro. —Tomad mi caballo si lo creéis menos fatigado. Os repito que a las dos horas estaréis en Escocia. —Y yo os repito que no experimento deseo alguno de ir allá; de tal modo, que si la cabeza de mi caballo hubiese pasado la frontera, no daría a la cola el trabajo de seguirla. ¿Qué voy a hacer en Escocia? —Poneros a salvo, puesto que es necesario hablar con claridad. ¿Me entendéis ahora, señor Frank? —Ni poco, ni mucho. Vuestro oráculo se oscurece más y más. —Bajo palabra os digo que, o desconfiáis muy injustamente de mí, y sabéis disimular mejor que Rashleigh, o ignoráis de qué se os
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—Le ahorraré ese trasiego. Hay de aquí a<br />
allá de siete a ocho leguas a vuelo de pájaro.<br />
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Os repito que a las dos horas estaréis en<br />
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alguno de ir allá; de tal modo, que si la cabeza<br />
de mi caballo hubiese pasado la frontera, no<br />
daría a la cola el trabajo de seguirla. ¿Qué voy a<br />
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—Poneros a salvo, puesto que es necesario<br />
hablar con claridad. ¿Me entendéis ahora, señor<br />
Frank?<br />
—Ni poco, ni mucho. Vuestro oráculo se oscurece<br />
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