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12.05.2013 Views

Colección Poesía <strong><strong>de</strong>l</strong> Mundo<br />

Serie Antologías<br />

Veinte <strong>poetas</strong> españoles<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> siglo <strong>XX</strong><br />

Caracas - Venezuela<br />

<strong>20</strong>08


Veinte <strong>poetas</strong> españoles<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> siglo <strong>XX</strong><br />

Selección <strong>de</strong> Marta López-Luaces<br />

y prólogo <strong>de</strong> Miguel Casado<br />

Ministerio <strong><strong>de</strong>l</strong> Po<strong>de</strong>r Popular para la Cultura<br />

Fundación Editorial el perro y la rana


© Fundación Editorial el perro y la rana, <strong>20</strong>08<br />

© Selección <strong>de</strong> Marta López Luaces<br />

Centro Simón Bolívar<br />

Torre Norte, El Silencio<br />

piso 21, Caracas - Venezuela.<br />

Teléfonos: 0212-377-2811<br />

0212-8084986<br />

Correos electrónicos: elperroylarana@gmail.com<br />

mcu@ministerio<strong><strong>de</strong>l</strong>acultura.gov.ve<br />

Hecho el <strong>de</strong>pósito <strong>de</strong> Ley<br />

Depósito legal: 402<strong>20</strong>088003260<br />

ISBN: 978-376-319-9 (Colección)<br />

ISBN: 978-980-14-0064-6 (Título)<br />

Rediseño <strong>de</strong> portada:<br />

Fundación Editorial el perro y la rana, <strong>20</strong>08<br />

Edición al cuidado <strong>de</strong>:<br />

Joyce Ortiz<br />

Raylú Rangel<br />

Impreso e n Ve n e z u e l a


Presentación<br />

Poesía <strong><strong>de</strong>l</strong> Mundo, <strong>de</strong> todas las naciones, <strong>de</strong> todas las<br />

lenguas, <strong>de</strong> todas las épocas; he aquí un proyecto editorial<br />

sin prece<strong>de</strong>ntes cuya finalidad es dar a nuestro pueblo las<br />

muestras más preciadas <strong>de</strong> la poesía universal en ediciones<br />

populares a un precio accesible. Es aspiración <strong><strong>de</strong>l</strong> Ministerio<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> Po<strong>de</strong>r Popular para la Cultura crear una colección capaz<br />

<strong>de</strong> ofrecer una visión global <strong><strong>de</strong>l</strong> proceso poético <strong>de</strong> la<br />

humanidad a lo largo <strong>de</strong> su historia, <strong>de</strong> modo que nuestros<br />

lectores, <strong>poetas</strong>, escritores, estudiosos, etc., puedan acce<strong>de</strong>r<br />

a un material <strong>de</strong> primera mano <strong>de</strong> lo que ha sido su <strong>de</strong>sarrollo,<br />

sus hallazgos, <strong>de</strong>scubrimientos y revelaciones y <strong><strong>de</strong>l</strong> aporte<br />

invalorable que ha significado para la cultura humana.<br />

Palabra <strong>de</strong>stilada, la poesía nos mejora, nos humaniza<br />

y, por eso mismo, nos hermana, haciéndonos reconocer los<br />

unos a los otros en el milagro que es toda la vida. Por la<br />

solidaridad entre los hombres y mujeres <strong>de</strong> nuestro planeta,<br />

vaya esta contribución <strong>de</strong> toda la Poesía <strong><strong>de</strong>l</strong> Mundo.


Sobre historia, crítica y poética<br />

en la poesía española contemporánea<br />

Al consi<strong>de</strong>rar la poesía española contemporánea, la<br />

zona <strong>de</strong> conflicto se sitúa en la conexión entre historia,<br />

crítica y lectura. En ese nudo, lo <strong>de</strong>seable sería partir <strong>de</strong> la<br />

lectura que, en su insistencia y elaboración, se hace crítica,<br />

permitiendo por fin un aporte <strong>de</strong> materiales sobre los que<br />

sería posible historizar. Sin embargo, no suelen producirse<br />

así las cosas: mientras la lectura es postergada, la crítica y<br />

la historia surgen a la vez, confundidas, condicionadas por<br />

una serie <strong>de</strong> prejuicios, <strong>de</strong> categorías previas, exteriores a<br />

los textos. Brevemente apunto rasgos <strong>de</strong> este proceso.<br />

A finales <strong>de</strong> los años ‘70 se consolida en todo el mundo<br />

una maniobra normalizadora, <strong>de</strong> la que van a surgir la<br />

globalización i<strong>de</strong>ológica y económica, el rebrote <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

neoliberalismo, la concepción <strong><strong>de</strong>l</strong> arte como espectáculo<br />

<strong>de</strong> masas, <strong>de</strong> la literatura como entretenimiento, etc... En<br />

España, esta ola nos alcanza en el momento <strong>de</strong> la transición;<br />

es <strong>de</strong>cir, en un momento <strong>de</strong> fuertes cambios, don<strong>de</strong> todo lo<br />

aparentemente nuevo parece <strong>de</strong>seable y liberador, el páramo<br />

intelectual que el franquismo había establecido potencia<br />

tales noveda<strong>de</strong>s. En alguna ocasión, he usado como emblema<br />

<strong>de</strong> este fenómeno en la poesía la fecha <strong>de</strong> 1978, cuando<br />

aparecen las dos antologías “fundadoras” <strong>de</strong> la llamada<br />

generación <strong><strong>de</strong>l</strong> 50 y se consolida el <strong>de</strong>splazamiento <strong><strong>de</strong>l</strong> rótulo<br />

novísimo hacia posiciones estéticamente conservadoras.<br />

Normalización supone a<strong>de</strong>cuación con la realidad existente,<br />

con un punto medio <strong>de</strong> conformidad; también se vincula a<br />

norma: producción <strong>de</strong> ortodoxia, contenido i<strong>de</strong>ológico <strong>de</strong><br />

IX


tales actitu<strong>de</strong>s. Es curioso que se trate <strong>de</strong> la época <strong>de</strong> la<br />

movida, tan pródiga en signos transgresores; en la poesía, la<br />

disi<strong>de</strong>ncia, la innovación se hicieron sospechosas a priori.<br />

La fuerte carga i<strong>de</strong>ológica <strong>de</strong> estas posiciones, así como<br />

su confortable apoyo en el sentido común –por primera vez,<br />

parece enten<strong>de</strong>rse que la poesía es también un asunto <strong>de</strong><br />

opinión pública–, las inmuniza frente a cualquier crítica, por<br />

fundada que sea. Así se explica la impermeabilidad <strong>de</strong> las<br />

etiquetas: cuando alguna clase <strong>de</strong> valor ha sido aceptado o<br />

excluido <strong>de</strong> esta doxa resulta estéril la evi<strong>de</strong>ncia más nítida<br />

en sentido contrario: nada se moverá ya. Si Juan Eduardo<br />

Cirlot fue un poeta marginal durante su trayectoria, que<br />

recurrió a la autoedición y murió sin ser reconocido, dará lo<br />

mismo que la lectura y la crítica encuentren en él un mundo<br />

y una lengua memorables, sin casi parangón posible en la<br />

segunda mitad <strong><strong>de</strong>l</strong> siglo <strong>XX</strong>; seguirá, pues, sin acce<strong>de</strong>r al<br />

canon.<br />

No cabe asumir que la historia y la crítica estén dadas<br />

<strong>de</strong> antemano; al contrario, siempre quedan por <strong>de</strong>finir, por<br />

hacer. Es preciso modificar, ir transformando los horizontes<br />

<strong>de</strong> expectativas habituales en la poesía española, pues han<br />

sido construidos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> po<strong>de</strong>res sociales e i<strong>de</strong>ológicos y<br />

permanecen opacos a la movilidad <strong>de</strong> las poéticas. La<br />

poesía <strong>de</strong>sborda siempre las expectativas o las satisface<br />

por medios imprevistos; la crítica y la historia no pue<strong>de</strong>n<br />

quedarse quietas, esperando que la poesía se acerque a ellas,<br />

encaje en los mo<strong><strong>de</strong>l</strong>os previos que le imponen.<br />

Este método normativo, ajeno a los textos poéticos reales,<br />

prescriptivo en último término, tiene uno <strong>de</strong> sus principales<br />

puntos <strong>de</strong> apoyo en la lectura <strong>de</strong> semejanzas, ese modo <strong>de</strong><br />

X


leer que aborda cada obra buscando en ella los aspectos<br />

comunes que pue<strong>de</strong>n relacionarla con otras y permitir <strong>de</strong><br />

ese modo una clasificación. Sin embargo, el poeta nunca<br />

se constituye en lo que es común a otros, sino en lo que le<br />

hace singular, y la inversión <strong>de</strong> este criterio distorsiona la<br />

posibilidad <strong>de</strong> percibir el valor <strong>de</strong> cada obra; los poemas se<br />

convierten en pretexto, en un <strong>de</strong>pósito <strong>de</strong> rasgos dispersos<br />

que sólo adquieren sentido al componerse en el discurso<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> crítico o <strong><strong>de</strong>l</strong> historiador. Confieso que a mí me ocurre<br />

al revés: cuando hojeo un libro en la librería y veo que su<br />

ritmo y su mundo es previsible, que se acomoda a plantillas<br />

bien conocidas, me siento expulsado <strong>de</strong> la lectura y lo<br />

vuelvo a <strong>de</strong>jar en su mesa o estante, porque esta lectura<br />

<strong>de</strong> semejanzas estimula, con frecuencia, una escritura que<br />

proce<strong>de</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> mismo modo. He hablado <strong>de</strong> ello recurriendo<br />

a un concepto que Cernuda toma <strong>de</strong> Wordsworth: dialecto<br />

poético, repertorio <strong>de</strong> fórmulas lingüísticas que se i<strong>de</strong>ntifican<br />

<strong>de</strong> antemano con la poesía y que se asumen acríticamente,<br />

variables en cada época; escribir se convierte entonces en un<br />

ejercicio combinatorio <strong>de</strong> esas fórmulas: si se disponen con<br />

cierta habilidad, entonces se dice <strong>de</strong> alguien que “escribe<br />

bien”. Adjetivos e imágenes, entonaciones y ritmos, poses<br />

y giros temáticos. Ocurre en cualquier opción poética, tanto<br />

con los cisnes <strong>de</strong> Rubén Darío como con los exabruptos y<br />

excrementos <strong><strong>de</strong>l</strong> llamado realismo sucio. El dialecto poético<br />

es lo opuesto a la singularidad.<br />

Cabe advertir, no obstante, que, al igual que la formación<br />

<strong>de</strong> un dialecto amenaza a cualquier poética, también la<br />

lectura <strong>de</strong> semejanzas y la generalización son difíciles <strong>de</strong><br />

evitar, pue<strong>de</strong>n darse incluso en quienes tienen voluntad<br />

XI


crítica e impugnan los vicios <strong><strong>de</strong>l</strong> sistema. Tomo como<br />

ejemplo unas palabras <strong>de</strong> Pablo García Baena: “ahora los<br />

<strong>poetas</strong> jóvenes –y no quiero señalar a nadie– parece que<br />

escriben todos igual. Hay un aforismo <strong>de</strong> Juan Ramón<br />

que dice: si te dan un papel rayado escribe <strong>de</strong> través, pero<br />

ahora se olvidan <strong>de</strong> eso y parece que todos escriben con<br />

marquillas, son todos iguales”. Por mucha base que tenga,<br />

este juicio se opone a la lectura; su razonamiento sitúa a<br />

quien lo dice al margen <strong>de</strong> los textos reales, privándoles<br />

<strong>de</strong> existencia, y contribuye a la creación <strong>de</strong> un clima <strong>de</strong><br />

conformidad y fatalismo, <strong>de</strong> aceptación <strong>de</strong> lo que hay (<strong>de</strong><br />

lo que se dice que hay). Se trataría más bien <strong>de</strong> leer para<br />

encontrar motivos contra las generalizaciones: no hay<br />

época en la que no se <strong>de</strong>n <strong>poetas</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> mayor interés, ni quizá<br />

tampoco épocas en que los sistemas sociales e i<strong>de</strong>ológicos<br />

no hayan actuado para ocultarlos.<br />

Otro factor que ha contribuido a la <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> la crítica<br />

es el predominio <strong>de</strong> un enfoque temático, que actúa como<br />

si la poesía se dirimiera en los temas. Esta concepción<br />

convencional <strong><strong>de</strong>l</strong> tema no alcanza siquiera a preguntarse<br />

por el modo en que surge el sentido <strong>de</strong> un texto, el modo en<br />

que cuaja haciéndose forma.<br />

La supeditación <strong>de</strong> la lectura a la historia, según estos<br />

procedimientos, impediría <strong>de</strong>tectar cualquier clase <strong>de</strong><br />

cambio. Así, parecería incomprensible el súbito vuelco<br />

habido a finales <strong>de</strong> los años ‘80 en la recepción <strong>de</strong> <strong>poetas</strong><br />

que por entonces rondaban los cincuenta años <strong>de</strong> edad<br />

(Antonio Gamoneda, Luis Feria, Manuel Padorno, Vicente<br />

Núñez, Julia Uceda…). Alguna vez propuse la fecha <strong>de</strong><br />

1987 como contrapunto <strong>de</strong> lo que había significado antes la<br />

XII


<strong>de</strong> 1978, símbolo <strong>de</strong> la normalización; el <strong>de</strong>smoronamiento<br />

<strong>de</strong> algunos tópicos y el cansancio ante la falta <strong>de</strong> pluralidad<br />

<strong>de</strong> la crítica propiciaron esta brecha, esta inesperada entrada<br />

<strong>de</strong> luz.<br />

La lectura no pue<strong>de</strong> bloquearse en las clasificaciones que<br />

le quiere imponer la historia literaria y, a<strong>de</strong>más, incorpora en<br />

su propia naturaleza la temporalidad. Un poeta es quien tiene<br />

un mundo-lengua personal; es, por tanto, alguien que pisa<br />

un terreno no pisado, o que lo percibe <strong>de</strong> otro modo. Como<br />

consecuencia lógica, su obra no se abre inmediatamente a<br />

la lectura; incluso si, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer momento, se apreciara<br />

su tarea, leerlo requeriría tiempo: un posarse <strong>de</strong> las palabras<br />

y las cosas, un proceso <strong>de</strong> asimilación en que se va viendo<br />

poco a poco lo que la nueva propuesta implica. La lectura<br />

<strong>de</strong> poesía va haciéndose con el tiempo, profundizándose,<br />

reconociéndose en sus contradicciones, <strong>de</strong>scubriendo <strong>de</strong><br />

pronto la luminosidad y la transparencia que alientan en el<br />

poeta más oscuro, que nos estaban esperando en él.<br />

Si la tarea fuera hacer listas, elaborar categorías<br />

generalizadoras, no se podría aten<strong>de</strong>r a la exigencia <strong>de</strong><br />

las obras vivas, en proceso siempre <strong>de</strong> crecer, <strong>de</strong> girar, <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>sconocerse a sí mismas. Se haría lo posible por vetar los<br />

cambios en la recepción, se negaría la temporalidad que<br />

anida en todo poema. Por eso, parece necesario resistir a<br />

las tentaciones <strong>de</strong> catalogar, <strong>de</strong> fabricar ten<strong>de</strong>ncias, <strong>de</strong><br />

producir cánones, por mucho que se perturbe con ello a<br />

los profesores que requieren una cómoda clasificación<br />

escolar, un “programa” or<strong>de</strong>nado, o a los <strong>poetas</strong> ansiosos<br />

<strong>de</strong> entrar en el escalafón. La lectura, para seguir siéndolo,<br />

<strong>de</strong>be mantenerse móvil, libre y plural, sin la obligación <strong>de</strong><br />

XIII


espon<strong>de</strong>r a categorías previas a ella. Y, si la historia literaria<br />

parte <strong>de</strong> ahí, no podrá trazar una línea ni caracterizar una<br />

época mediante una ten<strong>de</strong>ncia dominante; en vez <strong>de</strong> como<br />

línea, tendrá que tejerse como malla: red <strong>de</strong> nudos sin<br />

jerarquía, sistema <strong>de</strong> conexiones transversales, en distintas<br />

direcciones, extendida y dispersa como la realidad.<br />

Jameson, es cierto, ha sentenciado que “no po<strong>de</strong>mos no<br />

periodizar”, pero también lo es que su propio análisis <strong>de</strong><br />

la mo<strong>de</strong>rnidad no actúa como mo<strong><strong>de</strong>l</strong>o <strong>de</strong> periodización,<br />

pues no fija ni reduce, lee transversalmente a distintas<br />

velocida<strong>de</strong>s, cambiando <strong>de</strong> ritmo, abismándose a veces en<br />

las incertidumbres <strong>de</strong> un tiempo pasado en el que siempre<br />

acaba hallando algo distinto <strong>de</strong> lo que parecía haber la<br />

última vez que se había circulado por allí.<br />

Las periodizaciones al uso en la poesía española –las<br />

consabidas generaciones– han naufragado hasta el punto<br />

<strong>de</strong> que nadie <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> ya que tengan otro contenido que<br />

la edad, <strong>de</strong> tal modo que, si alguien dice que Gamoneda<br />

pertenece por edad a la generación <strong><strong>de</strong>l</strong> 50, está aportando<br />

la misma información que si dice que nació en 1931. Sin<br />

embargo, pese a su vaciamiento crítico, siguen usándose<br />

y contaminando <strong>de</strong> prejuicios y falsificaciones la lectura.<br />

Como ya me he ocupado otras veces <strong>de</strong> ello, me <strong>de</strong>tendré<br />

ahora sólo en tres consi<strong>de</strong>raciones.<br />

La primera es <strong>de</strong> índole histórica: para los historiadores<br />

<strong>de</strong> la poesía española parece que el franquismo no hubiera<br />

existido. España vivió hace setenta años una durísima<br />

guerra civil, seguida por una sistemática represión y una<br />

dictadura que duró cuatro décadas. Siguiendo el famoso<br />

grito <strong><strong>de</strong>l</strong> general Millán Astray –“¡muera la inteligencia!”–,<br />

XIV


el franquismo, como se sabe, persiguió especialmente la<br />

libertad <strong>de</strong> expresión y cortó todas las vías <strong>de</strong> contacto con<br />

el pensamiento, el arte y la cultura que se generaban fuera<br />

<strong>de</strong> las fronteras españolas, <strong>de</strong>sarticuló la universidad, envió<br />

al exilio a la mayor y mejor parte <strong>de</strong> los escritores, censuró<br />

con saña las publicaciones; en todo ello, tuvo la continua<br />

ayuda <strong>de</strong> una institución i<strong>de</strong>ológica tan influyente como la<br />

Iglesia católica. Siempre tuve conciencia <strong>de</strong> que los jóvenes<br />

<strong>de</strong> mi edad –y ya era el final <strong>de</strong> la dictadura– nos habíamos<br />

formado en un terrible vacío <strong>de</strong> pensamiento. Sin embargo,<br />

la historia <strong>de</strong> la poesía no consi<strong>de</strong>ra relevantes estos hechos<br />

y mantiene perfecta continuidad con lo que se había ido<br />

categorizando –reconociendo, silenciando, jerarquizando–<br />

durante el franquismo; valora las discusiones habidas, los<br />

criterios empleados, como si se hubieran producido en un<br />

país normal, equiparable al que surgió <strong>de</strong> la Transición.<br />

Tal vez el frecuente rechazo que sienten los <strong>poetas</strong> por la<br />

reflexión teórica sea una herencia <strong>de</strong> tan larga oscuridad.<br />

En segundo lugar y como consecuencia inmediata, los<br />

mo<strong><strong>de</strong>l</strong>os y criterios utilizados para periodizar la poesía<br />

española <strong>de</strong> la segunda mitad <strong><strong>de</strong>l</strong> siglo <strong>XX</strong> son completamente<br />

ajenos a los que sigue la historia <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as, <strong><strong>de</strong>l</strong> arte o <strong>de</strong><br />

la literatura en general, y mantienen una estricta separación<br />

respecto a las <strong>de</strong>más áreas estéticas y humanísticas. No<br />

ocurre esto por necesidad: las artes plásticas <strong>de</strong> los mismos<br />

períodos consiguieron, en buena medida, sobreponerse a las<br />

circunstancias y trazar líneas <strong>de</strong> encuentro con el pensamiento<br />

y el arte extranjeros. Esta opción <strong>de</strong> la historia y la crítica <strong>de</strong><br />

poesía revierte, sin duda, inevitablemente en el aislamiento<br />

<strong>de</strong> la poesía española, cuya más grave prueba es la voluntaria<br />

XV


ignorancia <strong>de</strong> la poesía latinoamericana, la amputación <strong>de</strong><br />

buen número <strong>de</strong> los clásicos contemporáneos <strong>de</strong> nuestra<br />

lengua. De manera significativa, sin embargo, las voces<br />

más singulares <strong><strong>de</strong>l</strong> periodo no parecen aisladas, hallan el<br />

modo <strong>de</strong> ten<strong>de</strong>r sus propios puentes; pero, en todo caso, se<br />

ven también afectadas en cuanto a la recepción, al horizonte<br />

<strong>de</strong> expectativas al que se dirigen y que, lógicamente, no<br />

pue<strong>de</strong> oírlas.<br />

En tercer lugar, como ya apunté, la historia <strong>de</strong> la poesía<br />

se ha construido en su mayor parte sobre falseamientos y<br />

manipulaciones que no <strong>de</strong>berían seguir admitiéndose. Por<br />

ejemplo, el grupo que promocionó la etiqueta <strong>de</strong> generación<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> 50 lo hizo publicitando un presunto enfrentamiento<br />

con la llamada poesía social, <strong>de</strong> la que procedían y en la<br />

que habían formado su mundo y su lenguaje la mayoría <strong>de</strong><br />

sus componentes. O el ya citado caso <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>splazamiento<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> relato novísimo y <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> sus elementos<br />

–culturalismo, metapoesía, etc.–, vaciando <strong>de</strong> contenido la<br />

inicial propuesta <strong>de</strong> ruptura, sesgándola hacia inertes rasgos<br />

temáticos mientras se hablaba <strong>de</strong> generación <strong><strong>de</strong>l</strong> lenguaje,<br />

y ofreciéndose, por fin, como eslabón <strong>de</strong> continuidad<br />

tradicionalista.<br />

Todo empuja a huir <strong><strong>de</strong>l</strong> cierre <strong>de</strong> los esquemas históricos,<br />

no sólo porque la lectura <strong>de</strong> poesía no pue<strong>de</strong> acotarse <strong>de</strong><br />

tal modo, sino también por la experiencia <strong>de</strong> cómo ha<br />

funcionado hasta aquí. La única actitud honesta sería<br />

suspen<strong>de</strong>r tales esquemas –en su planteamiento global y<br />

en los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> su aplicación–, atreverse a leer sin ellos<br />

y empezar <strong>de</strong> nuevo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio, basándose en los<br />

textos y basándose en la historia.<br />

XVI


Esta manera <strong>de</strong> abordar la historia <strong>de</strong> la poesía durante<br />

las últimas décadas es coherente con cómo se ha venido<br />

presentando en los medios académicos la tradición literaria:<br />

proceso <strong>de</strong> construcción <strong>de</strong> una sostenida continuidad,<br />

sucesión <strong>de</strong> periodos que se <strong>de</strong>finen, cada uno, por su<br />

consistencia unitaria, suturando u obviando los conflictos<br />

<strong>de</strong> la historia –que los escritores tuvieran que exiliarse a<br />

<strong>de</strong>cenas, por ejemplo–, la certeza <strong>de</strong> que todos los tiempos<br />

están atravesados por contradicciones y que las poéticas<br />

participan <strong>de</strong> esa realidad.<br />

La tradición se inserta en la vida, mientras el tradicionalismo<br />

es el punto <strong>de</strong> vista que la reduce a fósil, a institución<br />

y ortodoxia, a rígida autoridad <strong>de</strong> lo que está muerto y se<br />

ha vuelto manipulable. Tradición es, así, un término cuyo<br />

sentido sólo pue<strong>de</strong> formularse <strong>de</strong> manera polémica, nunca<br />

con significado unívoco, pues cada vez que se propone alguno,<br />

parece llevar implícito su opuesto. Mientras unos la<br />

ven como repertorio <strong>de</strong> soluciones ya previstas, al que resulta<br />

obligado remitirse, para otros es un repertorio <strong>de</strong> problemas<br />

sin resolver, <strong>de</strong> vicios reiterados, <strong>de</strong> codificaciones cada vez<br />

más inertes, pues, en efecto, hay también entre nosotros una<br />

tradición crítica, en la que se inscribieron Unamuno, Valle-<br />

Inclán o Cernuda.<br />

Lo que a la poesía le interesa <strong>de</strong> la tradición es reconocer<br />

sus zonas <strong>de</strong> quiebra, el itinerario conflictivo con que a través<br />

<strong>de</strong> la historia ha ido constituyéndose; sus zonas ocultas,<br />

dormidas o postergadas, sus intencionados silencios cuentan<br />

también. Se trata, sí, <strong>de</strong> una tradición <strong>de</strong> la ruptura, pero no<br />

ya sólo como conexión con la labor <strong>de</strong> las vanguardias, sino<br />

como modo <strong>de</strong> leer, <strong>de</strong> hacer propio el material heredado.<br />

XVII


El sistema literario <strong>de</strong> una época no es unitario ni<br />

tampoco estable: ten<strong>de</strong>ncias distintas lo recorren, su centro<br />

se mueve constantemente, las relaciones son multipolares y<br />

en continua mutación; no hay un sistema único que luego<br />

muere y es sustituido por otro, también único. El cambio<br />

está incorporado al presente, lo constituye como diferencia,<br />

a la vez que lo <strong>de</strong>shace por su i<strong>de</strong>ntidad, que se va cargando,<br />

saturándose. Vista así, la tradición ofrece una referencia<br />

viva, un espacio plural expuesto a la lectura; la crítica y<br />

la poesía necesitan constituirse tanto en cuanto tradición<br />

como en cuanto ruptura.<br />

Así, quizá para quienes crecimos durante el franquismo<br />

suene natural una toma <strong>de</strong> postura como la <strong>de</strong> Rimbaud,<br />

<strong>de</strong> ruptura interna en su lengua: rehuir lo español, buscar<br />

respuestas en los textos extranjeros, en las traducciones<br />

que había disponibles, implicaba una reacción <strong>de</strong> rechazo<br />

frente al entorno opresivo y mezquino. La lengua que<br />

hablamos, la tradición literaria como su expresión más alta,<br />

nos proporcionan al escribir el suelo que pisamos y también<br />

las raíces que se extien<strong>de</strong>n bajo él para sostenerlo; pero<br />

también nos recluyen en límites invisibles que recortan la<br />

realidad <strong>de</strong> un modo análogo para quienes habitamos ese<br />

ámbito. La traducción, en cambio, incorpora una extrañeza<br />

que potencia el aprendizaje <strong>de</strong> la extrañeza que toda poesía<br />

forzosamente es; la poesía escrita en otras lenguas <strong>de</strong>sborda<br />

las combinaciones léxicas y gramaticales aprendidas y se<br />

convierte en elemento <strong>de</strong>cisivo para la formación <strong>de</strong> un<br />

poeta: lo extranjero pue<strong>de</strong> ser la cuña que hienda la tradición<br />

heredada haciéndola lengua personal.<br />

XVIII


Constituirse en cuanto ruptura, introducir una cuña: creo<br />

que la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> discontinuidad es doblemente clave: para la<br />

constitución <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo personal que <strong>de</strong>fine al poeta y para<br />

la elaboración histórica; <strong>de</strong>scubrirla, <strong>de</strong>scribirla, en cada<br />

caso, es lo que caracteriza a la crítica.<br />

El movimiento <strong>de</strong> renovación intrínseco a la escritura<br />

poética resulta, <strong>de</strong> este modo, ajeno a una lógica lineal. Los<br />

<strong>poetas</strong> abren su espacio propio estableciendo discontinuida<strong>de</strong>s<br />

en el entorno <strong>de</strong> lenguaje (<strong>de</strong> uso y literario) que los ro<strong>de</strong>a, para<br />

evitar las zonas <strong>de</strong> estancamiento, los <strong>de</strong>pósitos dialectales<br />

en que toda lengua, primero viva, acaba momificándose.<br />

No se pue<strong>de</strong>, por tanto, hablar <strong>de</strong> crítica ni <strong>de</strong> historia sin<br />

plantearse cada vez la pregunta por la poesía misma. Para<br />

hacerlo, se ha partido a menudo –con variadas interpretaciones<br />

también, en tonos distintos– <strong>de</strong> unos versos <strong>de</strong> Höl<strong>de</strong>rlin:<br />

“Pero el recuerdo / lo da y lo quita el mar / y el amor fija y<br />

rige la mirada. / Lo que queda lo or<strong>de</strong>nan los <strong>poetas</strong>”. Son<br />

versos tan abiertos que evocan una extrema ambición, medular<br />

en toda poesía verda<strong>de</strong>ra, y esbozan también la humildad<br />

<strong>de</strong> la tarea poética; en la síntesis <strong>de</strong> las dos direcciones, en su<br />

necesario conflicto, don<strong>de</strong> habría que situarse. Por una parte,<br />

opera la ambición: saber que la poesía establece los límites<br />

<strong>de</strong> la lengua, los amplía, explota sus posibilida<strong>de</strong>s hasta las<br />

últimas consecuencias; es la necesidad invisible <strong>de</strong> la lengua,<br />

la oculta inscripción <strong>de</strong> su <strong>de</strong>stino aún no consumado. Por<br />

otra parte, cada poeta no se encuentra nunca ante una misión<br />

<strong>de</strong> envergadura oceánica, sino ante unos materiales precarios,<br />

una aguda fragilidad: “lo que queda”, dice Höl<strong>de</strong>rlin, es<br />

nuestro campo <strong>de</strong> trabajo.<br />

XIX


Quizá sea esta dualidad en la raíz la que conce<strong>de</strong> su<br />

carácter específico a la poesía: mientras resulta irreductible a<br />

las <strong>de</strong>finiciones, es en cambio reconocible en la experiencia<br />

<strong>de</strong> lectura: no se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>finir, pero pue<strong>de</strong> reconocerse.<br />

No la <strong><strong>de</strong>l</strong>imitan una frontera <strong>de</strong> género, una forma o una<br />

materia propias; más bien, la constituye un estado <strong>de</strong> la<br />

lengua, un estado sometido al curso <strong><strong>de</strong>l</strong> tiempo, afilado en<br />

esa misma amenaza. Cuando reconocemos la poesía, es su<br />

intensidad, su radicalidad lo que reconocemos, la <strong>de</strong> algo<br />

que sólo ocurre una vez –y así, igual <strong>de</strong> irrepetible, cada<br />

vez que ocurre–. Tan cercana, con las mismas palabras <strong>de</strong><br />

cualquiera y tan lejana como todo lo que es único.<br />

<strong>XX</strong><br />

Miguel Casado


Antonio Gamoneda


Antonio Gamoneda<br />

(Oviedo, 1931)<br />

A los tres años, ya huérfano <strong>de</strong> padre (<strong>de</strong> su mismo nombre,<br />

poeta en la órbita <strong><strong>de</strong>l</strong> mo<strong>de</strong>rnismo que publicó un solo<br />

libro, Otra más alta vida, en 1919), se trasladó con su<br />

madre a León. Para sus ojos infantiles, el barrio leonés<br />

<strong>de</strong> El Crucero, don<strong>de</strong> se instalaron al principio, fue un<br />

observatorio “privilegiado” <strong>de</strong> la represión llevada a cabo<br />

por los nacionales durante la guerra civil y la inmediata<br />

postguerra. Des<strong>de</strong> 1979 hasta su jubilación en 1991 fue<br />

director gerente <strong>de</strong> la Fundación Sierra-Pambley, creada en<br />

1887 como una especie <strong>de</strong> apéndice <strong>de</strong> la Institución Libre<br />

<strong>de</strong> Enseñanza orientado a la educación <strong>de</strong> campesinos y<br />

obreros. De poesía o en torno a la poesía ha publicado hasta<br />

ahora dieciséis libros, entre los que <strong>de</strong>stacan: Sublevación<br />

inmóvil (1960), Descripción <strong>de</strong> la mentira (1977), Blues<br />

castellano (1982), Libro <strong><strong>de</strong>l</strong> frío (1992), Libro <strong>de</strong> los venenos<br />

(1995), ¿Tú? (1998, en colaboración con el artista Antoni<br />

Tàpies), Ar<strong>de</strong>n las pérdidas (<strong>20</strong>03) y Cecilia (<strong>20</strong>04). Sus<br />

ensayos aparecen recogidos en El cuerpo <strong>de</strong> los símbolos, y<br />

su obra poética completa se editó en el <strong>20</strong>04 con el título <strong>de</strong><br />

Esta luz. El poema más antiguo que conserva fechado es <strong>de</strong><br />

1947 y dice así: “Te beberé el cabello / y cerraré los ojos. /<br />

Tú seguirás manando / tu cabello / turbio <strong>de</strong> besos”. Buena<br />

parte <strong>de</strong> sus obras ha sido traducida a distintos idiomas<br />

(francés, portugués, sueco, árabe, hebreo, neerlandés).<br />

Ha participado, con lecturas, poemas y conferencias, en<br />

cursos y encuentros <strong>de</strong> instituciones y universida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

toda España y países <strong>de</strong> Europa, América, África y Asia.<br />

3


En 1985 fue Premio Castilla y León; en 1988, Premio<br />

Nacional <strong>de</strong> Literatura por su libro Edad; posteriormente,<br />

Premio <strong>de</strong> Literatura <strong>de</strong> la Comunidad <strong>de</strong> Madrid <strong>20</strong>05;<br />

Prix Européen <strong>de</strong> Littérature <strong>20</strong>06; Premio Reina Sofía <strong>de</strong><br />

Literatura Iberoamericana <strong>20</strong>06 y Premio Cervantes <strong>20</strong>06,<br />

por el conjunto <strong>de</strong> su obra en estos cuatro últimos casos. Es<br />

doctor honoris causa por la Universidad <strong>de</strong> León.<br />

4


TE BEBERÉ el cabello<br />

y cerraré los ojos.<br />

Tú seguirás manando<br />

tu cabello<br />

turbio <strong>de</strong> besos.<br />

ACARICIAS mi garganta<br />

con tu voz y tu mano lejanísima.<br />

Oscura: bebe en el viento<br />

el olor a tristeza <strong>de</strong> mis manos.<br />

MIS lágrimas entran en la luz.<br />

Miro a mi amor: es una<br />

avecilla <strong>de</strong>snuda, negra, fría.<br />

(De La tierra y los labios)<br />

5


CANTIDADES <strong>de</strong> tiempo<br />

sitúan cantida<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> sonido. Escucho<br />

más allá <strong>de</strong> la muerte.<br />

La música se alza<br />

<strong>de</strong> un pozo <strong>de</strong> silencio;<br />

es labranza <strong><strong>de</strong>l</strong> aire<br />

en tímpanos <strong>de</strong> fuego<br />

y ha entrado en mí. Ahora es<br />

música mi pensamiento.<br />

EXISTÍAN tus manos.<br />

6<br />

(De Sublevación inmóvil)<br />

Un día el mundo se quedó en silencio;<br />

los árboles, arriba, eran hondos y majestuosos<br />

y nosotros sentíamos bajo nuestra piel<br />

el movimiento <strong>de</strong> la tierra.<br />

Tus manos fueron suaves en las mías<br />

y yo sentí la gravedad y la luz<br />

y que vivías en mi corazón.


Todo era verdad bajo los árboles,<br />

todo era verdad. Yo comprendía<br />

todas las cosas como se compren<strong>de</strong><br />

un fruto con la boca, una luz con los ojos.<br />

AMOR<br />

Mi manera <strong>de</strong> amarte es sencilla:<br />

te aprieto a mí<br />

como si hubiera un poco <strong>de</strong> justicia en mi corazón<br />

y yo te la pudiese dar con el cuerpo.<br />

Cuando revuelvo tus cabellos<br />

algo hermoso se forma entre mis manos.<br />

Y casi no sé más. Yo sólo aspiro<br />

a estar contigo en paz y a estar en paz<br />

con un <strong>de</strong>ber <strong>de</strong>sconocido<br />

que a veces pesa también en mi corazón.<br />

(De Exentos I)<br />

7


LIBERTAD EN LA CAMA<br />

Todos los días salgo <strong>de</strong> la cama<br />

y digo adiós a mi compañera.<br />

Vean: cuando me pongo<br />

los pantalones,<br />

me quito<br />

la<br />

libertad.<br />

Cuando llega la noche, otra vez<br />

vuelvo a la cama y duermo.<br />

A veces sueño que me llevan con las manos atadas,<br />

pero entonces me <strong>de</strong>spierto y siento la oscuridad,<br />

y, con el mismo valor, el cuerpo <strong>de</strong> mi mujer y el mío.<br />

8<br />

(De Blues castellano)<br />

EL ÓXIDO se posó en mi boca como el sabor <strong>de</strong> una<br />

<strong>de</strong>saparición.<br />

El olvido entró en mi lengua y no tuve otra conducta que el<br />

olvido,


y no acepté otro valor que la imposibilidad.<br />

Como un barco calcificado en un país <strong><strong>de</strong>l</strong> que se ha retirado<br />

el mar,<br />

escuché la rendición <strong>de</strong> mis huesos <strong>de</strong>positándose en el<br />

<strong>de</strong>scanso;<br />

escuché la huida <strong>de</strong> los insectos y la retracción <strong>de</strong> la sombra<br />

al ingresar en lo que quedaba <strong>de</strong> mí;<br />

escuché hasta que la verdad <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> existir en el espacio y<br />

en mi espíritu,<br />

y no pu<strong>de</strong> resistir la perfección <strong><strong>de</strong>l</strong> silencio.<br />

(De Descripción <strong>de</strong> la mentira)<br />

SUCEDÍAN cuerdas <strong>de</strong> prisioneros; hombres cargados<br />

<strong>de</strong> silencio y mantas. En aquel lado <strong><strong>de</strong>l</strong> Bernesga los<br />

contemplaban con amistad y miedo. Una mujer, agotada y<br />

hermosa, se acercaba con un serillo <strong>de</strong> naranjas; cada vez,<br />

la última naranja le quemaba las manos: siempre había más<br />

presos que naranjas.<br />

Cruzaban bajo mis balcones y yo bajaba hasta los hierros<br />

cuyo frío no cesará en mi rostro. En largas cintas eran<br />

9


llevados a los puentes y ellos sentían la humedad <strong><strong>de</strong>l</strong> río<br />

antes <strong>de</strong> entrar en la tiniebla <strong>de</strong> San Marcos, en los tristes<br />

<strong>de</strong>pósitos <strong>de</strong> mi ciudad avergonzada.<br />

LA LUZ hierve <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> mis párpados.<br />

10<br />

(De Lápidas)<br />

De un ruiseñor absorto en la ceniza, <strong>de</strong> sus negras entrañas<br />

musicales, surge una tempestad. Descien<strong>de</strong> el llanto a las<br />

antiguas celdas, advierto látigos vivientes<br />

y la mirada inmóvil <strong>de</strong> las bestias, su aguja fría en mi<br />

corazón.<br />

Todo es presagio. La luz es médula <strong>de</strong> sombra: van a morir<br />

los insectos en las bujías <strong><strong>de</strong>l</strong> amanecer. Así<br />

ar<strong>de</strong>n en mí los significados.<br />

HAY una astilla <strong>de</strong> luz en la apariencia <strong>de</strong> la eternidad,<br />

hemos lamido, casi amándolas, membranas invisibles, no<br />

hay más que invierno en las ramas inmóviles y todos los<br />

signos están vacíos.<br />

Estamos solos entre dos negaciones como huesos<br />

abandonados a los perros que nunca llegarán.


Va a entrar el día en la habitación calcinada. Ha sido inútil<br />

la sutura negra.<br />

Queda un placer: ar<strong>de</strong>mos<br />

en palabras incomprensibles.<br />

LA MEMORIA es mortal. Algunas tar<strong>de</strong>s, Billie Holiday<br />

pone su rosa enferma en mis oídos.<br />

Algunas tar<strong>de</strong>s me sorprendo<br />

lejos <strong>de</strong> mí, llorando.<br />

(De Ar<strong>de</strong>n las pérdidas)<br />

COMO si te posases en mi corazón y hubiese luz <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />

mis venas y yo enloqueciese dulcemente; todo es cierto en<br />

tu claridad:<br />

te has posado en mi corazón,<br />

hay luz <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> mis venas,<br />

he enloquecido dulcemente.<br />

11


ACERQUÉ mis labios a tus manos y tu piel tenía la suavidad<br />

<strong>de</strong> los sueños.<br />

Algo semejante a la eternidad rozó un instante mis labios.<br />

ALGUNAS tar<strong>de</strong>s el crepúsculo no encien<strong>de</strong> tus cabellos;<br />

no estás en ningún lugar y hablas con palabras cuyo<br />

significado <strong>de</strong>sconoces.<br />

Así es también mi pensamiento.<br />

ESTÁS sola en ti, <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> tu luz, llorando.<br />

Hay un pétalo herido en tu rostro.<br />

tu llanto en mis venas. Tú<br />

eres mi enfermedad y tú me salvas.<br />

12<br />

Fluye<br />

YO ESTARÉ en tu pensamiento, no seré más que una<br />

sombra imprecisa;


habré existido en un instante en que la alegría y la piedad<br />

ardían en tus ojos.<br />

Pero también quiero permanecer <strong>de</strong>sconocido en ti.<br />

Desconocido. Simplemente envuelto en tu felicidad.<br />

Tú distraída en tu luz y yo apenas viviente en ella, y así,<br />

imperceptiblemente amado, esperar la <strong>de</strong>saparición.<br />

Aunque quizá estamos ya separados por un hilo <strong>de</strong> sombra<br />

y cada uno está en su propia luz<br />

y la mía es la que tú vas abandonando.<br />

ERES como una flor ante el abismo, eres<br />

la última flor.<br />

LA SERPIENTE que silba en el rocío<br />

entra en el corazón <strong>de</strong> las infantas<br />

y la sombra es ovípara.<br />

el animal que calla.<br />

Me mira<br />

Después, la mano <strong><strong>de</strong>l</strong> pastor extien<strong>de</strong><br />

vértigo y luz. De las bóvedas ver<strong>de</strong>s<br />

caen hojas aciagas<br />

al fondo <strong>de</strong> la púrpura.<br />

(De Cecilia)<br />

13


el animal que calla.<br />

14<br />

Me mira<br />

LAS SERPIENTES se <strong>de</strong>snudan en la luz y las madres<br />

silban en el oído <strong>de</strong> los agonizantes. Es<br />

la lógica mortal.<br />

¿Para qué soportar la pureza <strong>de</strong> las preguntas? Va siendo<br />

preferible<br />

que empiece la inexistencia y<br />

que las serpientes <strong>de</strong>jen <strong>de</strong> llorar.<br />

EN HERIDAS y sombras<br />

puse mi vida<br />

y, cualquier día, <strong>de</strong> mi corazón,<br />

van a ir saliendo los insectos y<br />

van a ser ciegos. Lástima <strong>de</strong> luz.<br />

Lástima <strong>de</strong> luz.<br />

(De Exentos III)


TENGO frío junto a los manantiales. He subido hasta cansar<br />

mi corazón.<br />

Hay hierba negra en las la<strong>de</strong>ras y azucenas cár<strong>de</strong>nas entre<br />

Sombras, pero ¿qué hago yo <strong><strong>de</strong>l</strong>ante <strong><strong>de</strong>l</strong> abismo?<br />

Bajo las águilas silenciosas, la inmensidad carece <strong>de</strong><br />

significado.<br />

ENTRE el estiércol y el relámpago escucho el grito <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

pastor.<br />

Aún hay luz sobre las alas <strong><strong>de</strong>l</strong> gavilán y yo <strong>de</strong>sciendo a las<br />

hogueras húmedas.<br />

He oído la campana <strong>de</strong> la nieve, he visto el hongo <strong>de</strong> la<br />

pureza, he creado el olvido.<br />

ANTE las viñas abrasadas por el invierno, pienso en el<br />

miedo y en la luz (una sola sustancia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> mis ojos),<br />

pienso en la lluvia y en las distancias atravesadas por la ira.<br />

15


UN BOSQUE se abre en la memoria y el olor a resina es<br />

útil al corazón. Vi las esferas <strong><strong>de</strong>l</strong> sudor y los insectos en la<br />

dulzura;<br />

luego, el crepúsculo en sus ojos;<br />

<strong>de</strong>spués, el cardo hirviendo ante el centeno y la fatiga <strong>de</strong> los<br />

pájaros perseguidos por la luz.<br />

ESTA CASA estuvo <strong>de</strong>dicada a la labranza y la muerte.<br />

En su interior cun<strong>de</strong>n las ortigas, pesan las flores sobre las<br />

ma<strong>de</strong>ras atormentadas por la lluvia.<br />

EL CUERPO esplen<strong>de</strong> en el zaguán profundo, ante la trenza<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> esparto y los armarios <strong>de</strong>stinados a los membrillos y las<br />

sombras.<br />

De pronto, el llanto encien<strong>de</strong> los establos.<br />

Una vecina lava la ropa fúnebre y su brazo son blancos<br />

entre la noche y el agua.<br />

16


SOBRE excremento <strong>de</strong> rebaños, subo y me acuesto bajo<br />

los<br />

robles musicales.<br />

Cruzan palomas entre mi cuerpo y el crepúsculo, cesa el<br />

viento y las sombras son húmedas.<br />

Hierba <strong>de</strong> soledad, palomas negras: he llegado, por fin; éste<br />

no es mi lugar, pero he llegado.<br />

EXTRAÑEZA, fulgor: el gavilán inmóvil, y la melena<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> carrizo, y, sobre el agua, mis manos ante las zarzas<br />

polvorientas.<br />

Pongo los frutos negros en la boca y su dulzura es <strong>de</strong> otro<br />

mundo<br />

como mi pensamiento arrasado por la luz.<br />

17


VI LA serenidad en los ojos <strong>de</strong> las reses <strong>de</strong>stinadas a<br />

los cuchillos industriales y los caballos inmóviles en la<br />

tristeza;<br />

<strong>de</strong>spués, la cal, su luz en los ancianos, y gran<strong>de</strong>s grietas<br />

habitadas por los lamentos.<br />

TIENDO mi cuerpo sobre las ma<strong>de</strong>ras agrietadas por las<br />

lágrimas, huelo la linaza y la sombra.<br />

Ah la morfina en mi corazón: duermo con los ojos abiertos<br />

ante un territorio blanco abandonado por las palabras.<br />

18<br />

(De Libro <strong><strong>de</strong>l</strong> frío)


Juana Castro


Juana Castro<br />

(Villanueva <strong>de</strong> Córdoba, 1945)<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> escribir poesía, es columnista y ejerce la crítica<br />

literaria. Académica correspondiente <strong>de</strong> la Real Aca<strong>de</strong>mia<br />

<strong>de</strong> Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes <strong>de</strong> Córdoba, en la<br />

que coordina el ciclo “Los martes poéticos <strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia”.<br />

Ha publicado los siguientes libros <strong>de</strong> poesía: Cóncava<br />

mujer (1978), Del dolor y las alas (1982), Paranoia en<br />

otoño (1985), Narcisia (1986), Arte <strong>de</strong> cetrería (1989, 2ª<br />

edición La Palma, Madrid, <strong>20</strong>04); Alta traición (1990),<br />

Fisterra (1992), No temerás (1994), Del color <strong>de</strong> los ríos<br />

(<strong>20</strong>00), El extranjero (<strong>20</strong>00), La jaula <strong>de</strong> los mil pájaros<br />

(<strong>20</strong>04), Los cuerpos oscuros (<strong>20</strong>05). Antologías: Alada<br />

mía. Antología 1978-1995 (1995), Pañuelos <strong><strong>de</strong>l</strong> aire (<strong>20</strong>04)<br />

y La extranjera (<strong>20</strong>06). Ediciones en italiano: Venere allo<br />

specchio (1988), Volo cieco (1990), Memoria <strong><strong>de</strong>l</strong>la luce<br />

(traducción <strong>de</strong> Emilio Coco, 1996), Calice (traducción<br />

<strong>de</strong> Alessandro Ghignoli, <strong>20</strong>01). En prosa: Valium 5 para<br />

una naranjada (1990). Como traductora: Veinticinco años<br />

<strong>de</strong> poesía en Italia. De la neovanguardia a nuestros días<br />

(1990). Obtuvo, entre otros, los premios: “Juan Ramón<br />

Jiménez”, “San Juan <strong>de</strong> la Cruz”, “Jaén” y “Carmen Con<strong>de</strong>”.<br />

También el <strong>de</strong> “Periodismo” <strong><strong>de</strong>l</strong> Ministerio <strong>de</strong> Cultura 1984<br />

y el “Carmen <strong>de</strong> Burgos”, Universidad <strong>de</strong> Málaga 1996. Es<br />

medalla <strong>de</strong> oro <strong>de</strong> Andalucía. Sobre su obra se han publicado<br />

los estudios: Temática y pensamiento en la poesía <strong>de</strong> Juana<br />

Castro (1996) y Sujeto femenino y palabra poética. Estudios<br />

críticos <strong>de</strong> la poesía <strong>de</strong> Juana Castro (<strong>20</strong>02).<br />

21


DESTIERRO<br />

Yo no soy <strong>de</strong> esta tierra.<br />

Era ya extranjera en la distancia<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> vientre <strong>de</strong> mi madre<br />

y todo, <strong>de</strong> los pies a la alcoba, me anunciaba<br />

<strong>de</strong>stierro.<br />

Busqué <strong>de</strong> las palmeras<br />

mi voz entre sus signos<br />

y perforé <strong>de</strong> hachones<br />

encendidos la amarga<br />

región <strong><strong>de</strong>l</strong> azabache. Yo no sé<br />

qué vuelo <strong>de</strong> planetas torcería<br />

mi suerte.<br />

Sobre el mudo <strong>de</strong>svío, sé que voy,<br />

como víbora en celo, persiguiendo<br />

el rastro <strong>de</strong> mi exilio.<br />

No encontrará mi alma su reposo<br />

hasta que en ti penetre<br />

y me amanezca<br />

y ría.<br />

(De No temerás)<br />

23


INANNA<br />

Como la flor madura <strong><strong>de</strong>l</strong> magnolio<br />

era alta y feliz. En el principio<br />

sólo Ella existía. Húmeda y dulce, blanca,<br />

se amaba en la sombría<br />

saliva <strong>de</strong> las algas,<br />

en los senos vallados <strong>de</strong> las trufas,<br />

en los pubis suaves <strong>de</strong> los mirlos.<br />

Dormía en las avenas<br />

sobre lechos <strong>de</strong> estambres<br />

y sus labios <strong>de</strong> abeja<br />

entreabrían las vulvas<br />

doradas <strong>de</strong> los lotos.<br />

Acariciaba toda<br />

la luz <strong>de</strong> las a<strong><strong>de</strong>l</strong>fas<br />

y en los saurios azules<br />

se bebía la savia<br />

gloriosa <strong>de</strong> la luna.<br />

Se abarcaba en los muslos<br />

fragantes <strong>de</strong> los cedros<br />

y pulsaba sus poros con el polen<br />

in<strong>de</strong>mne <strong>de</strong> las larvas.<br />

¡Gloria y loor a Ella,<br />

a su útero vivo <strong>de</strong> pistilos,<br />

24


a su orquí<strong>de</strong>a feraz y a su cintura!<br />

Reverbere su gozo<br />

en uvas y en estrellas,<br />

en palomas y espigas,<br />

porque es hermosa y gran<strong>de</strong>,<br />

oh la magnolia blanca. ¡Sola!<br />

DE LA CAZA CON EL GAVILÁN<br />

Ni una sombra, ni polvo, quedarán <strong>de</strong> este lance.<br />

Tan secreto será, tan silencioso,<br />

que aguardo ya tu nombre, <strong>de</strong>scendiendo,<br />

cuando el vuelo levantes tras la muerte.<br />

Ni un gemido se oirá, ni el aletazo<br />

breve <strong>de</strong> tu sombra en mi rostro.<br />

Parpa<strong>de</strong>o y te acecho. Más temprano o más tar<strong>de</strong><br />

has <strong>de</strong> intentar la huida. No te equivoques, ciega,<br />

porque el pico es a viento y hay dolor<br />

en tus manos. Será el golpe más limpio<br />

para nadie y nosotros. Quién habrá <strong>de</strong> morir<br />

no importa nada ya, si el sigilo se escon<strong>de</strong><br />

en la brisa <strong><strong>de</strong>l</strong> campo y sus murmullos.<br />

Lo que tardare un ojo en abrir y cerrarse,<br />

será un cuerpo abatido. El otro, victorioso,<br />

se volverá a la vida. Bañado, perfumado,<br />

(De Narcisia)<br />

25


sin que sola una pluma, <strong>de</strong>speinada publique<br />

el perpetrado crimen.<br />

DE LOS CASCABELES<br />

Óyeme. No podría per<strong>de</strong>rme<br />

porque al rincón más último <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo<br />

llevaría tu música clavada.<br />

Óyela. Óyeme como suena,<br />

confiada y alegre, en el pliegue más hondo<br />

<strong>de</strong> la noche. Sonoro tatuaje<br />

que tu verdad sembró sobre mi orilla.<br />

Óyete. Óyela en los caminos,<br />

en los ríos, los campos, y en el sueño<br />

que enredado navega para verte.<br />

Óyete. Óyete con tu alma<br />

vuelta ya melodía<br />

por la miel y su altura.<br />

Y óyete y óyeme, y aprendamos<br />

a oírnos para oírla, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lejos,<br />

por siempre. Pues que siempre<br />

por mi piel tu bordón<br />

cruzará su armonía,<br />

26<br />

(De Arte <strong>de</strong> cetrería)


cruzará<br />

sobre el claro repique <strong>de</strong> mi prima.<br />

SENTIR el peso cálido.<br />

Girar<br />

previsora la vista, y saber<br />

que no hay nadie.<br />

Agacharse. Enrollar<br />

el vestido, <strong>de</strong>jar en las rodillas<br />

la mínima blancura<br />

<strong>de</strong> la tela, su felpa<br />

y el fruncido que abraza<br />

la cintura y las ingles.<br />

Mojar<br />

con el chorro dorado,<br />

tibio y dulce la tierra<br />

tan reseca <strong>de</strong> agosto, el <strong>de</strong>samparo<br />

sutil <strong>de</strong> las hormigas en la hollada<br />

pali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> los henos.<br />

Mezclar<br />

su fragancia espumosa con el ver<strong>de</strong><br />

vapor <strong>de</strong>nso <strong>de</strong> mayo, sus alados<br />

murmullos, la espantada<br />

carrera <strong>de</strong> los grillos.<br />

(De Arte <strong>de</strong> cetrería)<br />

27


Y en invierno, elevar<br />

un aliento <strong>de</strong> nube<br />

cal<strong>de</strong>ada, aspirando el helor<br />

<strong>de</strong> hoja fría <strong><strong>de</strong>l</strong> aire.<br />

Orinar<br />

era un rito pequeño<br />

<strong>de</strong> dulzura<br />

en el campo.<br />

CÁLIZ<br />

Y ahora soy<br />

tan igual a ti, madre,<br />

que no me reconozco en el cristal<br />

<strong>de</strong> este retrato tuyo tan presente.<br />

Si supieras que todo<br />

lo que <strong>de</strong> ti he odiado y mal<strong>de</strong>cía<br />

ahora en mí lo <strong>de</strong>scubro<br />

tan exacto y reciente como el cerco<br />

<strong>de</strong> una piedra en el agua, repetida.<br />

Vengo a verte <strong>de</strong> nuevo.<br />

Tócame, pon mis <strong>de</strong>dos<br />

aquí sobre tus llagas, y ábreme<br />

esta rosa <strong>de</strong> espinas <strong><strong>de</strong>l</strong> costado.<br />

Soy tan tuya que el mar<br />

28<br />

(De Fisterra)


tu voz copia en mi voz para su canto.<br />

Y me <strong>de</strong>spierto, y en la hora vivo<br />

tu misma inmensa sed, esa que siempre<br />

en tus huesos vacíos<br />

irremediable ardiera.<br />

Yo no soy tu fantasma, quiero<br />

crearte ahora en el filo<br />

<strong>de</strong> quien te dio mi ser, resucitada.<br />

De muerta a muerta dime:<br />

¿Quién amamanta a quién, serpiente mía?<br />

EL POTRO BLANCO<br />

Tiene razón ella, y el espejo<br />

que me enseñó esta tar<strong>de</strong>.<br />

–Mírate, tú no eres un hombre.<br />

Los hombres nunca tienen<br />

esa fiebre en los ojos, ni los muslos<br />

les florecen redondos, ni en los pechos<br />

les crecen dos botones<br />

erguidos como islas <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la camisa.<br />

–Mírate.<br />

Y me miro,<br />

(De No temerás)<br />

29


y me voy <strong>de</strong>snudando<br />

<strong>de</strong> mis tristes aperos.<br />

Y entonces aparece, sin que yo lo convoque,<br />

mi cuerpo como el lirio<br />

<strong>de</strong> sol y la radiante manzana <strong>de</strong> la carne,<br />

igual que en el milagro<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> primer potro blanco saliendo <strong>de</strong> su madre.<br />

PADRE<br />

Esta tar<strong>de</strong> en el campo piafaban las bestias.<br />

Y yo me quedé quieta, porque padre<br />

roncaba como cuando,<br />

zagal, dormíamos en la era.<br />

Me tiró sobre el pasto<br />

<strong>de</strong> un golpe, sin palabras.<br />

Y aunque hubiera podido<br />

a sus brazos mi fuerza,<br />

no quise retirarlo, porque padre<br />

era padre: él sabría qué hiciera.<br />

Tampoco duró mucho.<br />

Y piafaban las bestias.<br />

30<br />

(De Del color <strong>de</strong> los ríos)<br />

(De Del color <strong>de</strong> los ríos)


AMOR MÍO<br />

Antonia buena chica ingresó ya cadáver.<br />

Carmen muy educada vaqueros blusa beis<br />

y Raquel silenciosa es el amor.<br />

Amor <strong>de</strong> amoratarse amor que es amoldar<br />

y amancillar.<br />

Amor <strong>de</strong> amenazar amor <strong>de</strong> amurallar<br />

amor <strong>de</strong> amartillar<br />

y <strong>de</strong> amasijo.<br />

Amor <strong>de</strong> amortajar.<br />

Rosa Lola María<br />

Inés Luisa mi amor.<br />

Compañero mi amigo<br />

mi enemigo.<br />

Rafael veinte años arma blanca su novia en una calle.<br />

José Pablo dos hijos divorciado<br />

y Raúl empresario gran sonrisa el amor.<br />

Es el amor que amengua que amuralla<br />

que amortece y amarra.<br />

Amor <strong>de</strong> amuñecar amor que es amputar<br />

amor <strong>de</strong> amilanar<br />

y <strong>de</strong> ambulancia.<br />

31


Amor <strong>de</strong> amordazar.<br />

Manuel Félix Cristóbal<br />

Jaime Isidro mi amor.<br />

Mi señora mi dueña<br />

mi rehén.<br />

Amo mío mi amor.<br />

El anillo no sabe no sabía.<br />

El anillo.<br />

El cuchillo.<br />

CALLE CRUZ DE VENTURA<br />

32<br />

(De La extranjera, antología)<br />

Hace ya tanto tiempo que andamos entre coches...<br />

Déjame, hija mía, que <strong>de</strong>scorra los miedos y la niebla.<br />

Llevamos ya dos horas<br />

perdidos en la acera<br />

<strong>de</strong> no sé qué avenida, preguntando<br />

en porteros don<strong>de</strong> nadie conoce a nuestra hija.<br />

El ascensor no estaba, y otra vez<br />

nos cambiaron el cuadro <strong>de</strong> los números.<br />

Tu padre, cinco pisos, mis piernas, los jardines,


mil comercios...<br />

Había una carrera, porque estaban los guardias.<br />

Y la música loca, tanta gente,<br />

y el cristal embobado <strong>de</strong> las casas sin nombre.<br />

–Traéis cemento <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> las orejas.<br />

Y arañados los pies <strong>de</strong> rascacielos.<br />

Ayer, el autobús <strong>de</strong> las espinas blancas<br />

(¿o fue hoy?)<br />

nos llevó a la <strong>de</strong>riva<br />

por vueltas y revueltas<br />

<strong>de</strong> hormigón y <strong>de</strong> luces.<br />

Y <strong>de</strong> pronto, en un brillo<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> oscuro café, una mirada, esa malicia<br />

inteligente y cómplice <strong><strong>de</strong>l</strong> agua<br />

(<strong><strong>de</strong>l</strong> agua <strong>de</strong> los ríos que van a dar al mar):<br />

la casa, el pueblo.<br />

Nosotros, ya, Ventura 14.<br />

(De Los cuerpos oscuros)<br />

33


LOS ENCERRADOS<br />

Los atrancados. Los encerrados vivos.<br />

Oscurecidos, aherrojados en el último cuerpo<br />

<strong>de</strong> la casa, se consumen y hablan.<br />

Corre la muerte afuera.<br />

Hablan con el televisor y con sus muertos.<br />

Olvidan los plazos <strong><strong>de</strong>l</strong> futuro<br />

igual que olvidan hoy<br />

qué cosas les dolieron ayer tar<strong>de</strong>.<br />

No abren las ventanas<br />

porque no entren el sol ni los ladrones,<br />

y el cielo está techado <strong>de</strong> uralita,<br />

y no quieren saber a cuántos años<br />

se murieron su madre ni su padre.<br />

Por olvidar, olvidan enfadarse, se tragan<br />

las horas, el caldo, las pastillas, y arrastran<br />

su nombre y sus dos pies como un misterio.<br />

Y leen y releen, una vez y otra vez,<br />

tercos como funambulistas,<br />

la cuenta <strong>de</strong> la luz, el testamento,<br />

la invitación <strong>de</strong> boda <strong>de</strong> una sobrina nieta<br />

–Anda, padre, hay que andar.<br />

Y se levanta, y sale, y anda, porque su hija<br />

le ha dicho que hay que andar cada día<br />

si no quiere oxidarse.<br />

34


Mientras madre, para no ver el filo,<br />

para no ver la muerte,<br />

olvida que hoy es miércoles, olvida que es agosto.<br />

Olvida que ha vivido.<br />

Y se afana, y trajina, y se ríe y se ríe.<br />

–Cómo voy a tener yo ochenta años.<br />

ASECHANZA<br />

La serpiente se enrosca como un naipe <strong>de</strong> oro<br />

en mi memoria<br />

y yo le doy mi frío.<br />

La serpiente es un dado<br />

<strong>de</strong> seis cabezas romas<br />

que duerme en las orillas <strong>de</strong> mis ojos<br />

y me roba las lágrimas.<br />

La serpiente no sabe que la espío<br />

cuando baja en la sombra,<br />

envuelta en la maraña <strong>de</strong> la duda<br />

a beber en mis labios.<br />

(De Los cuerpos oscuros)<br />

35


La serpiente es mi hija.<br />

(Que no lo sepa nunca).<br />

PAÑUELOS<br />

En un golpe <strong>de</strong> aire los papeles<br />

han salido volando, y esparcen por el suelo<br />

su forma <strong>de</strong> blancura.<br />

Campo seco, sembrado<br />

<strong>de</strong> rectángulos tersos,<br />

limpias lenguas <strong>de</strong> sombra.<br />

36<br />

(De Los cuerpos oscuros)<br />

–Mis pañuelos son otros.<br />

De batista y <strong>de</strong> lino,<br />

<strong>de</strong>scansan sobre el pasto<br />

–sus vainicas aladas–,<br />

y a mis manos reciben<br />

su perfección <strong>de</strong> agua.<br />

Escritura caída:<br />

Pañuelos<br />

y pañuelos,<br />

vida mía, palabra.<br />

(De Del color <strong>de</strong> los ríos)


Antonio Colinas


Antonio Colinas<br />

(La Bañeza, León, 1946)<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> poeta, ha escrito en otros géneros, como la<br />

novela, el relato y el ensayo. El conjunto <strong>de</strong> su poesía está<br />

recogido en el volumen El río <strong>de</strong> sombra. 35 años <strong>de</strong> poesía<br />

(1967-<strong>20</strong>02). En 1975, su libro Sepulcro en Tarquinia recibió<br />

el Premio Nacional <strong>de</strong> la Crítica. Es autor <strong>de</strong> dos novelas:<br />

Un año en el sur y Larga carta a Francesca, así como <strong>de</strong> tres<br />

<strong>de</strong> relatos: Días en Petavonium, Huellas y Leyendo en las<br />

piedras. Entre sus obras <strong>de</strong> ensayo cabe <strong>de</strong>stacar: El sentido<br />

primero <strong>de</strong> la palabra poética, Conocer a Aleixandre y su<br />

obra, Sobre la Vida Nueva, Hacia el infinito naufragio.<br />

(Una biografía <strong>de</strong> Giacomo Leopardi), Rafael Alberti en<br />

Ibiza (Seis semanas <strong><strong>de</strong>l</strong> verano <strong>de</strong> 1936), Del pensamiento<br />

inspirado, Los días en la isla y La simiente enterrada (Un<br />

viaje a China).<br />

Ha recibido también el Premio Nacional <strong>de</strong> Literatura<br />

(1982), el Premio <strong>de</strong> las Letras <strong>de</strong> Castilla y León (1999)<br />

y el mismo año, en Italia, el Premio Internacional Carlo<br />

Bettocchi por su labor como traductor y estudioso <strong>de</strong> la<br />

cultura italiana. Su versión <strong>de</strong> la Poesía completa <strong><strong>de</strong>l</strong> Premio<br />

Nobel Salvatore Quasimodo recibió, en Italia, en <strong>20</strong>05, el<br />

Premio Nacional <strong>de</strong> Traducción. Conjuntamente, acaba <strong>de</strong><br />

publicar una versión <strong>de</strong> las Iluminaciones <strong>de</strong> Rimbaud.<br />

El paso <strong><strong>de</strong>l</strong> tiempo y los libros que he ido escribiendo<br />

y publicando me han convencido, cada vez más <strong>de</strong> la<br />

dificultad, o <strong>de</strong> la imposibilidad, <strong>de</strong> fijar una teoría sobre mi<br />

propia poesía. Es por ello quizá por lo que soy últimamente<br />

39


40<br />

muy escéptico hacia las Poéticas que he escrito y ahora me<br />

gusta simplemente <strong>de</strong>cir que ser poeta es “un modo <strong>de</strong> ser<br />

y <strong>de</strong> estar en el mundo”. Con ello no hago sino establecer,<br />

<strong>de</strong> una manera radical, la fusión que, a mi enten<strong>de</strong>r, <strong>de</strong>be<br />

existir entre poesía y vida, entre la experiencia <strong>de</strong> escribir<br />

y la experiencia <strong>de</strong> crear. Es verdad que la poesía también<br />

pue<strong>de</strong> ser otras cosas –una vía <strong>de</strong> conocimiento, una<br />

profundización en el misterio <strong>de</strong> la existencia (“el alma <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

poeta se orienta hacia el misterio”, nos dijo Machado)–,<br />

pero lo que hoy prevalece en mí es ese afán <strong>de</strong> que la poesía<br />

sea un medio <strong>de</strong> conocimiento y <strong>de</strong> realización personal. Y<br />

esta consciencia <strong><strong>de</strong>l</strong> poeta se da precisamente, <strong>de</strong> manera<br />

i<strong>de</strong>al, en el medio <strong>de</strong> la naturaleza, esa fuente <strong>de</strong> la que<br />

todo mana y a la que todo vuelve; esa fuente que cada día<br />

el ser humano está perturbando con una mayor rapi<strong>de</strong>z y<br />

gravedad.


SIMONETTA VESPUCCI<br />

Simonetta:<br />

por tu <strong><strong>de</strong>l</strong>ica<strong>de</strong>za<br />

la tar<strong>de</strong> se hace lágrima,<br />

funeral oración,<br />

música <strong>de</strong>tenida.<br />

Simonetta Vespucci:<br />

tienes el alma frágil<br />

<strong>de</strong> virgen o <strong>de</strong> amante.<br />

Ya Judith <strong>de</strong>speinada<br />

o Venus húmeda<br />

tienes el alma fina <strong><strong>de</strong>l</strong> mimbre<br />

y la asustada inocencia<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> soto <strong>de</strong> olivos.<br />

Simonetta Vespucci:<br />

por tus dos ojos ver<strong>de</strong>s<br />

Sandro Botticellli<br />

te ha sacado <strong><strong>de</strong>l</strong> mar,<br />

y por tus trenzas largas,<br />

y por tus largos muslos.<br />

Simonetta Vespucci,<br />

que has nacido en Florencia.<br />

41


GIACOMO CASANOVA ACEPTA EL CARGO DE<br />

BIBLIOTECARIO QUE LE OFRECE EN BOHEMIA<br />

EL CONDE DE WALSTEIN<br />

Escuchadme Señor: tengo los miembros tristes.<br />

Con la Revolución Francesa van muriendo<br />

mis escasos amigos. Miradme: he recorrido<br />

los países <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo, las cárceles <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo,<br />

los lechos, los jardines, los mares, los conventos<br />

y he visto que no aceptan mi buena voluntad.<br />

Fui abad entre los muros <strong>de</strong> Roma y era hermoso<br />

ser soldado en las noches ardientes <strong>de</strong> Corfú.<br />

A veces, he sonado un poco el violín<br />

y vos sabéis, Señor, cómo trema Venecia<br />

con la música y ar<strong>de</strong>n las islas y las cúpulas.<br />

Escuchadme, Señor: <strong>de</strong> Madrid a Moscú<br />

he viajado en vano, me persiguen los lobos<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> Santo Oficio, llevo un huracán <strong>de</strong> lenguas<br />

<strong>de</strong>trás <strong>de</strong> mi persona, <strong>de</strong> lenguas venenosas.<br />

Y yo sólo <strong>de</strong>seo salvar mi claridad,<br />

sonreír a la luz <strong>de</strong> cada nuevo día,<br />

mostrar mi firme horror a todo lo que muere.<br />

Señor: aquí me quedo en vuestra biblioteca,<br />

traduzco a Homero, escribo en mis días <strong>de</strong> entonces,<br />

sueño con los serrallos azules <strong>de</strong> Estambul<br />

42


NOVALIS<br />

Oh Noche, cuánto tiempo sin verte tan copiosa<br />

en astros y en luciérnagas, tan ebria <strong>de</strong> perfumes.<br />

Después <strong>de</strong> muchos años te conozco en tus fuegos<br />

azules, en tus bosques <strong>de</strong> castaños y pinos.<br />

Te conozco en la furia <strong>de</strong> los perros que ladran<br />

y en las húmedas fresas que brotan <strong>de</strong> lo oscuro.<br />

Te sospecho repleta <strong>de</strong> cascadas y parras.<br />

Cuánto tiempo he callado, cuánto tiempo he perdido,<br />

cuánto tiempo he soñado mirando con los ojos<br />

arrasados <strong>de</strong> lágrimas, como ahora, tu hermosura.<br />

Noche mía, no cruces en vano este planeta.<br />

Deteneos, esferas, y que arrecie la música.<br />

Noche, noche dulcísima, pues que aún he <strong>de</strong> volver<br />

al mundo <strong>de</strong> los hombres, <strong>de</strong>ja caer un astro,<br />

clava un arpón ardiente entre mis ojos tristes<br />

O déjame reinar en ti como una luna.<br />

43


CANTO <strong>XX</strong>XV<br />

Me he sentado en el centro <strong><strong>de</strong>l</strong> bosque a respirar.<br />

He respirado al lado <strong><strong>de</strong>l</strong> mar fuego <strong>de</strong> luz.<br />

Lento respira el mundo en mi respiración.<br />

En la noche respiro la noche <strong>de</strong> la noche.<br />

Respira el labio en labio el aire enamorado.<br />

Boca puesta en la boca cerrada <strong>de</strong> secretos,<br />

respiro con la savia <strong>de</strong> los troncos talados,<br />

y como roca voy respirando el silencio,<br />

y como las raíces negras respiro azul<br />

arriba, en los ramajes <strong>de</strong> verdor rumoroso.<br />

Me he sentado a sentir cómo pasa en el cauce<br />

sombrío <strong>de</strong> mis venas toda la luz <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo.<br />

Y, al fin, yo era un gran sol <strong>de</strong> luz que respiraba.<br />

Pulmón el firmamento contenido en mi pecho<br />

que inspirando la luz va espirando la sombra,<br />

que renueva los días y <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> la noche,<br />

que inspirando la vida va espirando la muerte.<br />

Inspirar, espirar, respirar: la fusión<br />

<strong>de</strong> contrarios, el círculo <strong>de</strong> perfecta consciencia.<br />

Ebriedad <strong>de</strong> sentirse invadido por algo<br />

sin color ni sustancia, y verse <strong>de</strong>rrotado<br />

en un mundo visible por esencia invisible.<br />

Me he sentado en el centro <strong><strong>de</strong>l</strong> bosque a respirar.<br />

Me he sentado en el centro <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo a respirar.<br />

Dormía sin soñar, mas soñaba profundo<br />

y, al <strong>de</strong>spertar, mis labios musitaban <strong>de</strong>spacio<br />

44


en la luz <strong><strong>de</strong>l</strong> aroma: “Aquel que lo conoce<br />

se ha callado y, quien habla, ya no lo ha conocido”.<br />

LA NOCHE DE LOS RUISEÑORES AFRICANOS<br />

Cayó el alma en el pozo <strong>de</strong> la noche<br />

y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> abajo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo más hondo,<br />

ve la luna <strong>de</strong> junio madurar<br />

en la brisa, que trae enloquecidos<br />

cantos <strong>de</strong> ruiseñores africanos.<br />

REGRESO A PETAVONIUM<br />

Dejadme dormir en estas la<strong>de</strong>ras<br />

sobre las piedras <strong><strong>de</strong>l</strong> tiempo,<br />

las piedras <strong>de</strong> la sangre helada <strong>de</strong> mis antepasados:<br />

la piedra-musgo, la piedra-nieve, la piedra-lobo.<br />

Que mis ojos se cierren en el ocaso salvaje<br />

<strong>de</strong> los palomares en ruinas y <strong>de</strong> los encinares <strong>de</strong> hierro.<br />

Sólo quiero poner el oído en la piedra<br />

para escuchar el sonido <strong>de</strong> la montaña<br />

preñada <strong>de</strong> sueños seguros,<br />

el latido <strong>de</strong> la pasión <strong>de</strong> los antiguos,<br />

el murmullo <strong>de</strong> las colmenas sepultadas.<br />

45


Qué feliz ascensión por el sen<strong>de</strong>ro<br />

<strong>de</strong> las vasijas pisoteadas por los caballos<br />

un siglo y otro siglo.<br />

Y en la cima, bravo como un espino, el viento<br />

haciendo sonar el arpa <strong>de</strong> las rocas.<br />

Es como el aliento <strong>de</strong> un dios<br />

propagando armonía entre mis pestañas y las nubes.<br />

Un águila planea lentamente en los límites,<br />

se incendian las sierras <strong>de</strong> las peñas negras,<br />

mas no veo las llamas,<br />

las llamas que crepitan aquí abajo, enterradas<br />

bajo el monte <strong>de</strong> sueños aromados,<br />

bajo la viga <strong>de</strong> oro <strong>de</strong> los celtas,<br />

junto al curso <strong><strong>de</strong>l</strong> agua <strong><strong>de</strong>l</strong> olvido<br />

que jamás, en vida, podremos contemplar,<br />

pero que habrá <strong>de</strong> arrastrarnos tras el último suspiro.<br />

¡Cómo pesan los párpados con la música <strong><strong>de</strong>l</strong> tiempo!<br />

¡Cómo se embriagan <strong>de</strong> adolescencia perdida las venas!<br />

Dejadme dormir en la la<strong>de</strong>ra<br />

<strong>de</strong> los infinitos sacrificios,<br />

en don<strong>de</strong> arados y rebaños se han petrificado,<br />

en don<strong>de</strong> el frío ha hecho florecer cenizales y huesos,<br />

en don<strong>de</strong> las espadas han segado los labios <strong><strong>de</strong>l</strong> amor.<br />

Dejadme dormir sobre la música <strong>de</strong> la piedra <strong><strong>de</strong>l</strong> monte,<br />

pues sólo soy un nogal junto a una fuente ferrosa,<br />

la vela que ilumina una bo<strong>de</strong>ga <strong>de</strong> mostos morados,<br />

46


un trigal maduro ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> fuego,<br />

una zarza que cruje <strong>de</strong> estrellas imposibles.<br />

LA PRUEBA<br />

Mira: a punto estás <strong>de</strong> penetrar en el bosque.<br />

Vas a <strong>de</strong>jar la casa blanca <strong>de</strong> la cima,<br />

tan plácida, tan llena <strong>de</strong> música y sosiego<br />

y ahí te espera el bosque impenetrable.<br />

Irremediablemente <strong>de</strong>berás cruzarlo:<br />

el bosque que <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> por la<strong>de</strong>ra escabrosa,<br />

el bosque en que no hay nadie<br />

y el bosque en el que pue<strong>de</strong> haber <strong>de</strong> todo.<br />

El bosque <strong>de</strong> humeda<strong>de</strong>s venenosas,<br />

morada <strong>de</strong> lo negro,<br />

y <strong>de</strong> una luz que enturbia la mirada.<br />

Entra en él con cuidado y sal sin prisas,<br />

mas nunca se te ocurra abandonar la senda<br />

que <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> y <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> y <strong>de</strong>scien<strong>de</strong>.<br />

Mira mucho hacia arriba y no te olvi<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> que este tiempo nuestro va pasando<br />

como la hoz por el trigo.<br />

Allá arriba, en las ramas,<br />

no hay luces que te cieguen, si es <strong>de</strong> día.<br />

Y si fuese <strong>de</strong> noche<br />

la negrura más honda la siembran faros ciertos.<br />

47


Todo lo que está arriba guía siempre.<br />

Mira: te espera el bosque impenetrable.<br />

Recuerda que la senda que lo cruza<br />

–la senda como río que te lleva–<br />

<strong>de</strong>be ser dulce cauce y no boa untuosa<br />

que repta y extravía en la maraña.<br />

Que te guíe la música que <strong>de</strong>jas<br />

–la música que es número y medida–<br />

y que más alta música te saque<br />

al fin, tras dura prueba, a mar <strong>de</strong> luz.<br />

NOCTURNO<br />

Perdámonos más allá, más allá todavía,<br />

en las lomas <strong>de</strong> las piedras <strong>de</strong> bronce,<br />

en las montañas negras <strong>de</strong> septiembre,<br />

en cuyas hondonadas<br />

pronto alzarán los chopos sus hogueras.<br />

Perdámonos o <strong>de</strong>ja que me pierda<br />

en ti, o acaso tras las tapias,<br />

también <strong>de</strong> bronce,<br />

<strong>de</strong> ese mínimo huerto.<br />

Detrás veo un nogal<br />

y a su sombra hallaríamos<br />

tu paz y la mía.<br />

48


Llévame, o tráeme, o piér<strong>de</strong>me<br />

por esta amarga y dulce tierra nuestra,<br />

pero este anochecer <strong><strong>de</strong>l</strong> verano moribundo<br />

no me saques <strong><strong>de</strong>l</strong> laberinto sin salida<br />

<strong>de</strong> tus ojos.<br />

FE DE VIDA<br />

Esperar junto a este mar (en el que nacieron las i<strong>de</strong>as)<br />

sin ninguna i<strong>de</strong>a. (Y así tenerlas todas).<br />

Ser sólo la brisa en la copa <strong><strong>de</strong>l</strong> pino gran<strong>de</strong>,<br />

el aroma <strong><strong>de</strong>l</strong> azahar, la noche <strong>de</strong> las orquí<strong>de</strong>as<br />

en las calas olvidadas.<br />

Sólo permanecer viendo el ave que pasa<br />

y que no regresa; quedar<br />

esperando a que el cielo amarillo<br />

arda y se limpie con los relámpagos<br />

que llegarán saltando <strong>de</strong> una isla a otra isla.<br />

O contemplar la nube blanca<br />

que, no siendo nada, parece ser feliz.<br />

Quedar flotando y discurriendo <strong>de</strong> aquí para allá,<br />

sobre las olas que pasan,<br />

como un remo perdido.<br />

O seguir, como los <strong><strong>de</strong>l</strong>fines,<br />

la dirección <strong>de</strong> un tiempo sentenciado.<br />

Ser como la hora <strong>de</strong> las barcas en las noches <strong>de</strong> enero,<br />

que se adormecen entre narcisos y faros.<br />

49


Dejadme, no con la luz <strong><strong>de</strong>l</strong> conocimiento<br />

(que nació y se alzó <strong>de</strong> este mar),<br />

sino simplemente con la luz <strong>de</strong> este mar.<br />

O con sus muchas luces:<br />

las <strong>de</strong> oro encendido y las <strong>de</strong> frío verdor.<br />

O con la luz <strong>de</strong> todos los azules.<br />

Pero, sobre todo, <strong>de</strong>jadme con la luz blanca,<br />

que es la que abrasa y <strong>de</strong>rrota a los hombres heridos,<br />

a los días tensos, a las i<strong>de</strong>as como cuchillos.<br />

Ser como olivo o estanque.<br />

Que alguien me tenga en su mano<br />

como a puñado <strong>de</strong> sal.<br />

O <strong>de</strong> luz.<br />

Cerrar los ojos en el silencio <strong><strong>de</strong>l</strong> aroma<br />

para que el corazón –al fin– pueda ver.<br />

Cerrar los ojos para que el amor crezca en mí.<br />

Dejadme compartiendo el silencio<br />

y la soledad <strong>de</strong> los porches,<br />

la hospitalidad <strong>de</strong> las puertas abiertas; <strong>de</strong>jadme<br />

con el plenilunio <strong>de</strong> los ruiseñores <strong>de</strong> junio,<br />

que guardan el temblor <strong><strong>de</strong>l</strong> agua en las últimas fuentes.<br />

Dejadme con la libertad que se pier<strong>de</strong><br />

en los ojos <strong>de</strong> una mujer.<br />

50


ZAMIRA AMA LOS LOBOS<br />

Zamira ama los lobos.<br />

Yo quisiera ir con ella a buscarlos<br />

a las tierras más altas,<br />

don<strong>de</strong> los robledales rojos <strong>de</strong> Sotillo<br />

han perdido sus ojos en las fuentes,<br />

allá don<strong>de</strong> los caballos<br />

beben el agua helada <strong>de</strong> los caballos<br />

y se espera la nieve como una bendición.<br />

Tú y yo estamos en este hospital<br />

esperando a la muerte.<br />

No la muerte tuya ni la muerte mía,<br />

sino la <strong>de</strong> aquellos que nos dieron la vida.<br />

Y éstos ¿a quiénes pasarán<br />

cuando mueran sus muertes?<br />

Tú y yo esperando el final,<br />

el vacío <strong><strong>de</strong>l</strong> límite,<br />

mientras la vida tiembla y brilla entre nosotros<br />

como un cuchillo inocente.<br />

Y es que, esperando la muerte <strong>de</strong> los otros,<br />

esperamos, un poco, la muerte nuestra.<br />

Quizá por ello Zamira ama los lobos.<br />

Quizá, por ello, yo <strong>de</strong>seo también<br />

salir a buscarlos con ella este mes <strong>de</strong> diciembre,<br />

a los páramos altos,<br />

51


a los prados remotos.<br />

Y podríamos ver los espinos,<br />

y las brasas <strong>de</strong> sangre <strong><strong>de</strong>l</strong> sol<br />

en mimbrales morados.<br />

Puesta ya en nuestros ojos<br />

la venda <strong>de</strong> la nieve,<br />

que no pensemos más, que ya no nos <strong>de</strong>slumbre<br />

el acre resplandor <strong>de</strong> los quirófanos.<br />

Zamira ama los lobos,<br />

quiere escapar <strong><strong>de</strong>l</strong> laberinto <strong>de</strong> piedra y cristal<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> dolor.<br />

Zamira: partamos y no regresemos.<br />

EN LOS PÁRAMOS NEGROS<br />

Gracias por la muerte <strong>de</strong> estos montes<br />

y por la <strong>de</strong> estos pueblos, en los que sólo las piedras<br />

se mantienen con vida;<br />

gracias por estos negros páramos <strong><strong>de</strong>l</strong> invierno<br />

en los que la tierra ascien<strong>de</strong> a los cielos<br />

y las nubes <strong>de</strong>scien<strong>de</strong>n hasta tocar la tierra;<br />

gracias por esta hora <strong>de</strong> todos los vacíos<br />

en la que se intuye el final.<br />

De tanta pureza y soledad, <strong>de</strong> tanta muerte,<br />

sólo pue<strong>de</strong> brotar una vida más cierta.<br />

52


Gracias por la noche, que a punto está <strong>de</strong> llegar<br />

con la bondad <strong>de</strong> sus nieves,<br />

y por ese perro vagabundo<br />

que prueba a calentar con su hocico<br />

el estanque helado<br />

para extraer un poco <strong>de</strong> agua;<br />

gracias porque no nos hemos cruzado<br />

con ningún ser humano<br />

para pulsar el dolor,<br />

y por la pana remendada <strong>de</strong> parcelas y prados,<br />

que conservan como un tesoro<br />

las heridas <strong>de</strong> los disparos,<br />

los tizones <strong>de</strong> los últimos incendios;<br />

gracias por los frutales grises <strong>de</strong> los mínimos huertos<br />

y por las colmenas adormecidas,<br />

y por la casa cerrada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace muchos años<br />

<strong>de</strong> la que no se conoce su dueño.<br />

Y, sin embargo, en este anochecer,<br />

yo quisiera ofrecer lo mejor <strong>de</strong> mi vida<br />

a toda esta muerte;<br />

yo quisiera cambiar todo el gozo y el oro<br />

que hubo en mi vida<br />

por la contemplación (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> estos páramos negros)<br />

<strong>de</strong> las montañas últimas.<br />

Porque aquí empezó todo para mí,<br />

porque cuanto he sido, y soy, y digo,<br />

nada sería sin las raíces <strong>de</strong> las luces frías,<br />

sin esos sen<strong>de</strong>ros impenetrables<br />

que sólo han recibido la visita<br />

<strong>de</strong> los rayos amargos.<br />

53


Por eso, quiero ser esa lastra ferrosa<br />

bajo la que duerme la víbora,<br />

la yerba tan fuerte, o su escarcha,<br />

que el sol no logró <strong>de</strong>shacer.<br />

Quisiera arrodillarme como tapia batida,<br />

como pinar abrasado.<br />

No <strong>de</strong>seo ni puedo volver hacia atrás la mirada,<br />

<strong>de</strong>sandar el camino (¡tan largo!) recorrido,<br />

pues ya sé que, vacío,<br />

en la hora en que todo parece morir<br />

a punto está todo <strong>de</strong> nacer.<br />

La mirada vuela sobre la fosa <strong><strong>de</strong>l</strong> valle<br />

(sobre la fosa <strong>de</strong> la vida),<br />

hacia la gran mole coronada <strong>de</strong> silencio,<br />

hacia la cima que los misterios alberga.<br />

Gracias por este anochecer<br />

en el que me he quedado entre las manos<br />

con las pobres, escasas semillas<br />

<strong>de</strong> las que habrá <strong>de</strong> germinar luz perpetua.<br />

En el anochecer <strong>de</strong> los páramos negros<br />

estoy solo y profundamente en paz.<br />

54


LA CASA DE LOS VERANOS DE ORO<br />

Debo escribirte para no per<strong>de</strong>rte,<br />

pequeña casa <strong>de</strong> la infancia <strong>de</strong> los veranos <strong>de</strong> oro,<br />

en la que lo más negro <strong>de</strong> ti siempre será<br />

para mí lo más blanco:<br />

el muro <strong><strong>de</strong>l</strong> corral <strong>de</strong> piedras negras,<br />

el suelo <strong>de</strong> éste, con el manto oscuro,<br />

crujiente <strong>de</strong> las hojas <strong>de</strong> la encina<br />

y el horno con su fuego y sus cenizas,<br />

pero siempre al amparo <strong><strong>de</strong>l</strong> hollín <strong>de</strong> su cúpula.<br />

O aquel otro negror <strong>de</strong> la amplia campana,<br />

la <strong>de</strong> la chimenea, por la que ascendían<br />

el humo y el calor <strong>de</strong> nuestra sangre.<br />

Te imagino negra, negra como las losas<br />

que arrastraron nuestros antepasados<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> las ruinas <strong>de</strong> los castros celtas,<br />

para fundar el lar<br />

don<strong>de</strong> se adormecían las llamas <strong>de</strong> las jaras.<br />

Y la escalera que ascendía brusca<br />

al cuarto en penumbra, en el que se guardaban<br />

en secreto mis sueños:<br />

una espada, una lira, una lechuza.<br />

Hasta la cuna azul en que dormí<br />

–la cuna más humil<strong>de</strong>,<br />

la que tallaron con ternura y calma<br />

55


las manos <strong>de</strong> un herrero–<br />

hoy me parece negra.<br />

La casa, negra y mansa como eran las noches<br />

en los estíos <strong>de</strong> la Vía Láctea;<br />

Negra como más tar<strong>de</strong><br />

(tras infancia feliz)<br />

suelen serlo la vida <strong>de</strong> los hombres;<br />

negra como lo es el corazón<br />

que siente y que sueña mucho más<br />

<strong>de</strong> cuanto <strong>de</strong>be y pue<strong>de</strong>.<br />

Pequeña casa <strong>de</strong> la infancia pura,<br />

refugio <strong>de</strong> los veranos <strong>de</strong> oro,<br />

hoy eres negra y mansa en mi memoria,<br />

negra y hermosa como el firmamento,<br />

pues en ti parecía estallar<br />

la luz <strong>de</strong> cada estrella.<br />

Eres negra y profunda como tiempo sin fin.<br />

Y sin embargo, como la noche,<br />

también eras finita, presagiabas el alba,<br />

la luz primera, pálida y suave<br />

que siempre hubo y que habrá en mí<br />

mientras aún tiemble<br />

cual pabilo <strong>de</strong> vela<br />

mi vida.<br />

56


LETANÍA DEL CIEGO QUE VE<br />

Que este celeste pan <strong><strong>de</strong>l</strong> firmamento<br />

me alimente hasta el último suspiro.<br />

Que estos campos tan fieros y tan puros<br />

me sean buenos, cada día más buenos.<br />

Que si en tiempo <strong>de</strong> estío se me encien<strong>de</strong>n las manos<br />

con cardos, con ortigas, que al llegar el invierno<br />

los sienta como escarcha en mi tejado.<br />

Que cuando me parezca que he caído<br />

porque me han <strong>de</strong>rribado,<br />

sólo esté arrodillándome en mi centro.<br />

Que si alguien me golpea muy fuerte<br />

sólo sienta la brisa <strong><strong>de</strong>l</strong> pinar, el murmullo<br />

<strong>de</strong> la fuente serena.<br />

Que si la vida es un acabar,<br />

cual veleta, chirriando en lo más alto,<br />

allá arriba me calme para siempre,<br />

se disuelva mi hierro en el azul.<br />

Que si alguien, <strong>de</strong> repente, vino para arrancarme<br />

cuanto sembré y planté llorando por las nubes,<br />

me torne en nube yo, me torne en planta,<br />

que sean aún semillas mis dos ojos<br />

en los ojos sin lágrimas <strong><strong>de</strong>l</strong> perro.<br />

Que si hay enfermedad sirva para curarme,<br />

sea sólo el inicio <strong>de</strong> mi renacimiento.<br />

Que si beso y parece que el labio sabe a muerte,<br />

57


amor venza a la muerte en ese beso.<br />

Que si rindo mi mente y <strong>de</strong>tengo mis pasos,<br />

que si cierro la boca para <strong>de</strong>cirte todo<br />

y <strong>de</strong>jo <strong>de</strong> rozar tu sangre ya sembrada,<br />

que si cierro los ojos y venzo sin luchar<br />

(victoria en la que nada soy ni obtengo),<br />

te tenga a ti, silencio <strong>de</strong> mi cumbre,<br />

o a ese sol abatido que es la nieve<br />

don<strong>de</strong> la nada es todo.<br />

Que respirar en paz la música no oída<br />

sea mi último <strong>de</strong>seo, pues sabed<br />

que, para quien respira<br />

en paz, ya todo el mundo<br />

está <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> él y en él respira.<br />

Que si insiste la muerte,<br />

que si avanza la edad y todo y todos<br />

a mi alre<strong>de</strong>dor parecen ir marchándose <strong>de</strong>prisa,<br />

me venza el mundo al fin en esa luz<br />

que restalla.<br />

Y su fuego<br />

me vaya <strong>de</strong>shaciendo como llama<br />

<strong>de</strong> vela: con dulzura, <strong>de</strong>spacio, muy <strong>de</strong>spacio,<br />

como giran arriba extasiados los planetas.<br />

58


¿CONOCÉIS EL LUGAR?<br />

¿Conocéis el lugar don<strong>de</strong> van a morir<br />

las arias <strong>de</strong> Hän<strong><strong>de</strong>l</strong>?<br />

Creo que está aquí, en este espacio<br />

don<strong>de</strong> se inventa la infinitud <strong>de</strong> los amarillos;<br />

un espacio en el centro <strong><strong>de</strong>l</strong> centro <strong>de</strong> Castilla<br />

en el que nuestros cuerpos<br />

podrían sanar para siempre<br />

si tus ojos y mis ojos<br />

mirasen estos páramos<br />

con piedad absoluta<br />

y en don<strong>de</strong> hasta el espíritu suele arrodillarse<br />

para hacernos su ofrenda<br />

en rosales <strong>de</strong> sangre.<br />

En este espacio hay un fuego blanco<br />

en el que viene a expirar una música<br />

que nos llega <strong>de</strong> lejos, ¡<strong>de</strong> tan lejos!<br />

¿Conocéis el lugar don<strong>de</strong> van a morir<br />

las arias <strong>de</strong> Hän<strong><strong>de</strong>l</strong>?<br />

Está aquí, en el centro <strong><strong>de</strong>l</strong> centro <strong>de</strong> Castilla,<br />

don<strong>de</strong> por los lin<strong>de</strong>ros morados<br />

se tensa, como un arco, la luz.<br />

Es un espacio en que la nada es todo<br />

y el todo es la nada,<br />

y en el que junio joven viene por los montes<br />

vertiendo <strong>de</strong> su copa oro líquido.<br />

59


Es un lugar en el que espacio y tiempo<br />

sólo son una hoguera<br />

que ar<strong>de</strong> y que mantiene su combustión<br />

gracias a nuestras vidas (quiero <strong>de</strong>cir:<br />

gracias a nuestras muertes).<br />

La música que más amáis<br />

aquí tiene su tumba.<br />

Es la música que a través <strong>de</strong> la respiración <strong>de</strong> las espigas,<br />

viene a morir en la luz que respiran nuestros pechos.<br />

EN EL MAR MUERTO<br />

Llegar a este confín don<strong>de</strong> madura<br />

la invisibilidad<br />

y conocer la dimensión extrema<br />

<strong>de</strong> ser.<br />

El <strong>de</strong>sierto sajado nos abre<br />

su alma <strong>de</strong> cal,<br />

esa gran esmeralda temblorosa<br />

<strong>de</strong> un mar que reverbera<br />

y que va ascendiendo como fuego<br />

hasta un cielo inflamado.<br />

Unas piedras<br />

sublimes por vencidas, los restos<br />

60


<strong>de</strong> un pavoroso incendio.<br />

(Hoy sólo ar<strong>de</strong> ya el fuego blanco<br />

<strong>de</strong> la luz).<br />

Un bulto (creo que es una mujer),<br />

acaso está orando bajo el sol <strong>de</strong>smedido,<br />

inclina <strong>de</strong>rrotada<br />

en una piedra<br />

su cabeza <strong>de</strong> piedra<br />

y pone un beso negro en el lugar<br />

<strong>de</strong> la víbora.<br />

¿Hacia dón<strong>de</strong> estará volando su plegaria?<br />

Constelación <strong>de</strong> lejanías.<br />

Anulación <strong>de</strong> la memoria.<br />

¿Y el mundo?<br />

Salitre, espesor y cristalización<br />

<strong>de</strong> una brisa que hierve.<br />

Llamarada amarilla <strong><strong>de</strong>l</strong> barro.<br />

Amansa la piedad estos montes que son<br />

como bestias abiertas en canal.<br />

El ritmo<br />

envolvente<br />

<strong>de</strong> la luz<br />

acompasa mi cuerpo,<br />

refluye<br />

el abandono,<br />

mana<br />

<strong>de</strong> una fuente <strong>de</strong> labios<br />

61


la plegaria sonámbula,<br />

respira<br />

en su <strong><strong>de</strong>l</strong>irio<br />

la palmera,<br />

y yo voy respirando mientras bebo<br />

el más allá en el espacio blanco.<br />

Más allá que está aquí, fosilizado.<br />

¡Extremada certeza <strong>de</strong> ser!<br />

¿O <strong>de</strong> no ser?<br />

Las rocas son mi carne.<br />

Las piedras son mis lágrimas.<br />

Soy tiempo que no pasa.<br />

Éste no es mi vivir: el <strong>de</strong> los años<br />

que estuve <strong>de</strong>sviviéndome.<br />

Y cuando intento hablar<br />

cada palabra viene <strong><strong>de</strong>l</strong> silencio<br />

y retorna al silencio.<br />

Tierra y cuerpo son uno<br />

en la luz <strong><strong>de</strong>l</strong> silencio.<br />

Que perdure este tiempo<br />

sin tiempo<br />

que encien<strong>de</strong> en extravío infinito<br />

la llama <strong>de</strong> una vida más plena.<br />

Esta es la dulce muerte <strong>de</strong> saber<br />

que en esta luz que abrasa y va entregando<br />

la savia <strong>de</strong> su vida<br />

a nuestras vidas,<br />

ya no existe la sed <strong><strong>de</strong>l</strong> ansiar más,<br />

62


ya no existe la angustia <strong>de</strong> saber.<br />

Acto puro<br />

<strong>de</strong> la respiración<br />

y <strong>de</strong> ser respirado por el mundo.<br />

Frente a ese morir que hemos llamado vida,<br />

esta calma:<br />

la <strong>de</strong> un silencio ver<strong>de</strong><br />

que ascien<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un mar<br />

que llaman Muerto,<br />

pero que da la Vida.<br />

Cuerpos se bañan en la lejanía<br />

como en vidrio molido.<br />

Cielo abatido en el <strong>de</strong>sierto,<br />

mar<br />

elevado a mis ojos.<br />

Desierto <strong>de</strong> mis ojos entregado<br />

en el ara <strong><strong>de</strong>l</strong> sol.<br />

Oasis<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> contemplar.<br />

Salí, salí <strong>de</strong> mí<br />

cuando en realidad estaba muy a<strong>de</strong>ntro,<br />

sumido en un círculo,<br />

y giraba<br />

regresando a mi estrella perdida,<br />

a mi astro olvidado.<br />

Y en esa travesía <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>sierto<br />

que es todos los <strong>de</strong>siertos,<br />

63


inspirando,<br />

espirando,<br />

me pareció oír unas palabras<br />

que gemían, acaso las <strong><strong>de</strong>l</strong> hombre<br />

que aquí vino a sembrar luz en el fuego:<br />

“Dejad ya <strong>de</strong> sacaros los humanos<br />

ojo<br />

por ojo,<br />

pues podría quedarse el mundo ciego”.<br />

Sángrame, luz, muy lentamente,<br />

sángrame,<br />

hasta que sea mi luz la que en ti pierda<br />

dulcemente la vida.<br />

Y que sea la muerte<br />

solamente una ofrenda,<br />

solamente una ofrenda.<br />

64


Jenaro Talens


Jenaro Talens<br />

(Tarifa, España, 1946)<br />

Creció y se educó en Granada, por cuya Universidad se<br />

doctoró en Filología Románica en 1971, tras haber cursado<br />

estudios en Ciencias Económicas y Arquitectura en la<br />

Universidad Central (hoy Complutense) <strong>de</strong> Madrid. Ha sido<br />

sucesivamente catedrático <strong>de</strong> Literatura Española, Teoría <strong>de</strong><br />

la Literatura y Comunicación Audiovisual en la Universidad<br />

<strong>de</strong> Valencia, <strong>de</strong> Teoría <strong>de</strong> la Literatura en la Universidad<br />

Carlos III <strong>de</strong> Madrid y profesor visitante, entre otras, en las<br />

<strong>de</strong> Minnesota, Montréal, Buenos Aires, Técnica <strong>de</strong> Berlín,<br />

Aarhus y California-Irvine. En la actualidad es catedrático<br />

<strong>de</strong> Literaturas Hispánicas y Literatura Comparada en la<br />

Universidad <strong>de</strong> Ginebra. Ha publicado una treintena <strong>de</strong><br />

libros sobre teoría e historia <strong>de</strong> la literatura y teoría e historia<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> cine y traducido, entre otros, a Petrarca, Shakespeare,<br />

Höl<strong>de</strong>rlin, Goethe, Rilke, Trakl, Beckett, Heaney, Walcott<br />

y Zach. Su obra poética, traducida, entre otras lenguas, al<br />

inglés, francés, italiano, portugués y alemán, está recogida<br />

en tres volúmenes: Cenizas <strong>de</strong> sentido. Poesía 1962-1975, El<br />

largo aprendizaje. Poesía 1975-1991 y Puntos cardinales.<br />

Poesía 1992-<strong>20</strong>06, publicados por Ediciones Cátedra.<br />

67


OBSCENIDAD DE LOS PAISAJES<br />

I<br />

Esta mañana somos dos los que observan el mo vimiento<br />

<strong>de</strong> las hojas, el cíclico murmullo <strong>de</strong> los primeros rostros que<br />

marchan al trabajo; dos los que miran lo impreciso <strong>de</strong> cuanto<br />

existe ajeno y nos ro<strong>de</strong>a y a su manera nos <strong>de</strong>fine como<br />

ajenos también. Tan sólo el ocio frágil <strong>de</strong> la imaginación<br />

pudo asociar un día tantos datos dispersos y construir<br />

sobre el caótico montón <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>tritus un simulacro <strong>de</strong><br />

saber. Nos cegó el énfasis soberbio <strong>de</strong> inventar historias,<br />

<strong>de</strong> otorgar sentido. No supimos ver sino la luz, o, cuanto<br />

más, lo iluminado. Nunca nos <strong>de</strong>tuvimos a sentir los ojos,<br />

su cotidiana sensación <strong>de</strong> estar, que no da nada y todo lo<br />

recibe, como un don. Fuimos uno (mirar nos <strong>de</strong>sdoblaba).<br />

Tuve piedad (tuvimos) <strong><strong>de</strong>l</strong> gorrión temprano, <strong><strong>de</strong>l</strong> solitario<br />

poto, <strong><strong>de</strong>l</strong> jardín <strong>de</strong>shabitado por la lluvia bajo nuestra<br />

ventana. El día viene ahora hasta nosotros como presencia<br />

sólida y el aire que me azota dice que en el silencio oscuro<br />

<strong>de</strong> mis pasos hoy somos al fin dos, yo, tú, nunca nosotros ni<br />

su crimen lejano, reconocida tú, por quien camino.<br />

II<br />

Ah, pronunciar el aura <strong><strong>de</strong>l</strong> viaje, sentir un poco cuando<br />

el sol lo pida, <strong>de</strong>cirte soy como lo escucho, y escuchar lo<br />

que digo y <strong>de</strong>scubrirme ahí. Los mur mullos que estallan en<br />

69


mi boca queman como faros y, a no dudar, impi<strong>de</strong>n que te<br />

exile la luz, don<strong>de</strong> la hierba crece franqueando el espacio<br />

<strong>de</strong> los ojos. La muerte ya no insiste: una simple emoción<br />

recono cida. De nadie nos consuela la fi<strong><strong>de</strong>l</strong>idad (su intensidad<br />

es silenciosa). Así, sonrío al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> mi voz. Piedra<br />

angular. O antorcha. La locura.<br />

III<br />

De todas formas nadie nos espera. No hay por qué<br />

apresurarse. El cartero pasa <strong>de</strong> largo, sin llamar (no llamará<br />

dos veces, ya lo ves). El agua le chorrea y busca dón<strong>de</strong><br />

guarecerse. Para qué, me preguntas. Y <strong>de</strong> qué. La lluvia.<br />

Siempre llueve en esta época <strong><strong>de</strong>l</strong> año. No sé por qué<br />

buscamos, sin embargo, su secreta razón, su calidad <strong>de</strong><br />

imprevisible. Abando nemos pronto este recinto; pero no,<br />

no es recinto. El frío <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> <strong>de</strong>sconoce que aún quedan<br />

sensa ciones sin clasificar, el sonido amortiguado <strong>de</strong> los<br />

tubos <strong>de</strong> escape, la livi<strong>de</strong>z <strong><strong>de</strong>l</strong> cielo azul plomizo, el olor <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

mal tiempo que camina entre rachas <strong>de</strong> sol y nubes grises,<br />

como un cabrilleo <strong>de</strong> liquidación, sus maneras afables y<br />

alguna referencia más bien vaga a las cisuras que parecen<br />

otorgar a cada histo ria su enfática porción <strong>de</strong> intimidad. La<br />

ceremonia ciega, ¿en qué consiste? Dejemos ya <strong>de</strong> divagar,<br />

me dices, no nos caiga la noche. Ah, sí, la noche.<br />

IV<br />

La sombra oblicua que nos <strong>de</strong>sdibuja en el límite <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

día sabe <strong><strong>de</strong>l</strong> entusiasmo <strong>de</strong> las estaciones, <strong>de</strong> la hazaña <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

70


tiempo, <strong><strong>de</strong>l</strong> dolor que acumula un pensamiento inhóspito.<br />

Allí el <strong>de</strong>seo se agazapa, se acomoda a un espacio elaborado<br />

con fragmentos <strong>de</strong> hierba y levadura triste. Nada tan dócil<br />

como la sorpresa <strong>de</strong> distinguir rendijas familiares por don<strong>de</strong><br />

penetra un sol sin atributos. Brilla su imaginaria proyección<br />

sobre el escorzo <strong>de</strong> aparatos <strong>de</strong> bronce, <strong>de</strong> muñecos<br />

mecánicos, esa falsa materia que el mar vislumbra en la<br />

prisión <strong><strong>de</strong>l</strong> cielo. Ahora que somos dos (la tormenta lo dice)<br />

y la noche que cae nos señala el camino con culebras <strong>de</strong><br />

luz.<br />

V<br />

A solas otra vez, irremediablemente, como el viejo serrín<br />

<strong>de</strong> una muñeca <strong>de</strong> trapo, <strong>de</strong>sparramados entre restos <strong>de</strong><br />

ternura y sábanas sin sol. El frío <strong>de</strong> la madrugada no precisa<br />

<strong>de</strong> afán. Un bulto inmar cesible hecho <strong>de</strong> incertidumbre,<br />

<strong>de</strong> ruidosa brega. La voluntad <strong>de</strong> abismo atur<strong>de</strong> igual que<br />

música pautada en otras tablas, en la trinchera próxima. Un<br />

espacio concluso don<strong>de</strong> hacer mío el fuego que crepita en<br />

torno a las comisuras tristes <strong>de</strong> tu boca.<br />

(1980)<br />

71


CONTACTOS<br />

I<br />

La luz no tiene peso, ni volumen, es<br />

una variable <strong>de</strong>sazón, la música invisible<br />

<strong>de</strong> un sueño que no es sueño, que proyecta en el sueño<br />

su materia precisa, con el rumor preciso, sin imagen, sin<br />

otro fulgor que su presencia, el tacto <strong>de</strong> quien mira<br />

una ausencia monótona, una mirada ciega<br />

contemplándole al fin, sin atributos, con<br />

la posesión <strong>de</strong> una promesa vaga, el túnel que <strong>de</strong>vora<br />

tanta heredad. Por qué la luz, por qué<br />

este metal confuso que hace suyo el <strong>de</strong>seo,<br />

la paradoja <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>ntidad que se disgrega, y son<br />

nacimientos ahora, y alguien muere, bajo<br />

la tolerancia <strong>de</strong> las estaciones, no es un sueño, escucho<br />

el ronroneo <strong>de</strong> una piel, un alba que se inscribe<br />

en esta alquimia dócil don<strong>de</strong> el rigor se <strong>de</strong>sgasta<br />

como una fina lluvia <strong>de</strong> verano, como<br />

un crepúsculo blanco, el ojo ayer hostil<br />

hoy se mezcla contigo, eres tú que yo esbozo,<br />

yo semejante a ti, su vidrioso acarreo.<br />

Mordidos por la niebla penetramos en tu madriguera,<br />

pensamiento mío,<br />

tu avi<strong>de</strong>z va podando rostros sin lugar ni memoria,<br />

tu <strong>de</strong>sesperación, surcada por palabras, ¿sabrá captar un<br />

día<br />

72


el temblor inconfundible <strong>de</strong> nuestro mutismo,<br />

esa <strong><strong>de</strong>l</strong>gada piedra <strong>de</strong> la noche don<strong>de</strong><br />

la perseverancia <strong>de</strong> los oleajes nos hace naufragar?<br />

Las manos buscan a tientas el eco <strong>de</strong> un calor<br />

los contornos <strong>de</strong> un cuerpo silencioso y frágil como el<br />

agua,<br />

la claridad <strong>de</strong> un río que en el cauce <strong>de</strong>sierto se <strong>de</strong>spoja <strong>de</strong><br />

su tibia profecía, su humedad, y avanza, es ya<br />

una oquedad sin nombre, imagen <strong>de</strong> otro río<br />

en otro sueño antiguo, hacia un mar que no existe,<br />

que es nada más el trazo que nos liga, que<br />

nos atraviesa y nos recoge, el centro <strong>de</strong> un furor<br />

cuya sombra he bebido, y era espuma, y en<br />

cada estallido el gusto, un resplandor, el agrio<br />

amanecer sin condiciones, sin<br />

la inexpugnable <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z <strong>de</strong> las astillas, no,<br />

la luz no tiene peso ni volumen.<br />

II<br />

Y sin embargo es luz.<br />

Puedo tocarla. Es aire.<br />

Toda esta luz <strong>de</strong> estío,<br />

tan diamantina como tu presencia.<br />

Su soli<strong>de</strong>z me abrasa<br />

con escozor <strong>de</strong> aurora. Luz <strong>de</strong> un cuerpo,<br />

piedra huidiza entre los brazos <strong>de</strong><br />

un laberinto <strong>de</strong> vegetaciones<br />

penetra en los confines <strong>de</strong> tu <strong>de</strong>spertar<br />

con una inercia opaca.<br />

73


El misterioso regazo <strong>de</strong> una concha azul<br />

pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> un soplo, su estupor me aniquila,<br />

eres tú, se <strong>de</strong>sangra por espinas <strong>de</strong> fuego,<br />

entre sonidos irreconocibles que sólo yo percibo<br />

sin conseguir hollar un cielo que<br />

otros, anónimos aún, atraviesan sin ti,<br />

sin mí que te construyo como tú me construyes<br />

con hojas <strong>de</strong> un gran árbol<br />

huésped <strong><strong>de</strong>l</strong> frío y <strong>de</strong> la niebla.<br />

La explosión surte intermitente<br />

más allá <strong>de</strong> la gruta a que retorno,<br />

espejo <strong>de</strong>spoblado por don<strong>de</strong> <strong>de</strong>sfilan<br />

lluvias, albas inhóspitas,<br />

una escenografía sin actores.<br />

El amor conoce el mediodía exacto por un sabor más<br />

áspero,<br />

quizá por un aroma que acompasa las respiraciones<br />

con el ritmo <strong>de</strong> un goce que ignora la erosión<br />

porque asume la muerte, la emergencia <strong>de</strong> un fin<br />

en el vasto reino <strong>de</strong> la noche, <strong><strong>de</strong>l</strong> imperio nocturno<br />

don<strong>de</strong> todo rumor se vuelve transparente<br />

con el silencio <strong>de</strong> tu piel,<br />

o es esa sombra que nos aglutina<br />

bajo su claridad, disuelta luz que rompe:<br />

qué avi<strong>de</strong>z <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>seo por vivir en el otoño prematuro<br />

la putrefacción <strong><strong>de</strong>l</strong> sol en las cortinas.<br />

74


III<br />

La última espiral <strong>de</strong> la consciencia<br />

son dos bultos insomnes,<br />

la paradoja <strong>de</strong> un vuelo que cruza por el cuarto con la<br />

precisión<br />

<strong>de</strong> un horizonte inmóvil, como un sol ilegible<br />

surgido <strong>de</strong> la hondonada misma don<strong>de</strong> el furor es vértice y<br />

bisagra,<br />

un aire transportado con <strong><strong>de</strong>l</strong>ica<strong>de</strong>za<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el lado imposible <strong>de</strong> un universo que<br />

fuimos aunque no fuimos, que somos y no somos,<br />

la floración <strong><strong>de</strong>l</strong> pubis mientras el tiempo ardía.<br />

El éxtasis indómito no es la monotonía con que<br />

las manos se pronuncian en la madrugada<br />

sin otro norte que las mor<strong>de</strong>duras<br />

<strong>de</strong> lo que siempre discurre por primera vez<br />

ante las solicitaciones <strong>de</strong> una oquedad <strong>de</strong> hierba<br />

como yacija o pájaro constante. Es la costumbre. Así,<br />

cuando el aire <strong>de</strong> la mañana me golpea el rostro<br />

asocio el ritmo <strong>de</strong> mis pensamientos con un olor<br />

<strong>de</strong>svaído, allá entre los rotos mármoles,<br />

junto a las yedras y las aspidistras, en el jardín antiguo<br />

tan a menudo convocado como testimonio,<br />

el cielo negro <strong>de</strong> su irrealidad con un latido húmedo,<br />

y ahora, sin transición, el or<strong>de</strong>n nos inva<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el <strong>de</strong>sasimiento <strong><strong>de</strong>l</strong> armario, la lámpara difusa,<br />

la ropa <strong>de</strong>jada caer anoche como un fardo sobre la<br />

moqueta,<br />

75


todo lo que es real y está ahí, y nos inva<strong>de</strong>,<br />

esa imagen cercana <strong>de</strong> una presencia largo tiempo<br />

escindida,<br />

la soli<strong>de</strong>z <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrirnos vivos sin el subterfugio que<br />

borra el sudor <strong>de</strong> los cuerpos reintegrados a su opacidad.<br />

ESTOY IMPLICADO EN ALGO<br />

I<br />

76<br />

(1981)<br />

Nunca quise ser libre. Sólo hablaba y hablaba<br />

<strong>de</strong> una confusa libertad. Conozco,<br />

a duras penas, el abismo súbito<br />

que separa un refugio <strong><strong>de</strong>l</strong> color <strong><strong>de</strong>l</strong> cielo<br />

<strong>de</strong> este cielo que me cubre con su indiferencia,<br />

mostrando los caminos abiertos ante mí.<br />

Y hoy, primero <strong>de</strong> abril, bajo la luz <strong>de</strong> un alba casi amiga<br />

<strong>de</strong>jo mi casa y mi ciudad, los libros<br />

que tanto amé, las calles, los jardines<br />

y el cuerpo extraño en que busqué mi imagen<br />

sin compren<strong>de</strong>r <strong><strong>de</strong>l</strong> todo lo que hacía.<br />

Nada hay atrás que implique una atadura,<br />

quizá algunos residuos <strong>de</strong> memoria,<br />

algún olor in<strong>de</strong>finido, un poco<br />

<strong>de</strong> la nostalgia absurda con que se aparece


cuanto el <strong>de</strong>seo quiso construir<br />

sin aceptar sus límites inciertos. Esta mañana, al fin<br />

mientras, algo cansado, vuelo entre las nubes,<br />

veo a través <strong>de</strong> sus resquicios el azul <strong><strong>de</strong>l</strong> océano,<br />

la transparencia insólita <strong><strong>de</strong>l</strong> aire<br />

y sé que es cierto que soy libre, que<br />

ya no me vivo en nadie, que mi noche<br />

es profunda, y es mía.<br />

II<br />

Supongo que ser libre es estar solo,<br />

aceptar la violencia con que la noche cae,<br />

sin otra compañía que la noche.<br />

Nadie <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> ahora <strong>de</strong> mí. No tengo planes.<br />

Tampoco estoy seguro <strong>de</strong> la eternidad,<br />

pero, conozco, al menos, mis limitaciones.<br />

Sé lo que quise o que fingí querer<br />

manipulando a veces mi memoria.<br />

Y aquí, sentado, espero mi bebida<br />

entre rostros extraños que me ignoran.<br />

Oigo el confuso parloteo <strong>de</strong> los comensales<br />

y distingo con niti<strong>de</strong>z una pequeña ardilla <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la ventana<br />

Juega en el parque, entre la nieve, y no<br />

sabe siquiera que es abril y hace frío.<br />

La luz resbala por sus ojos, como<br />

gotas <strong>de</strong> lluvia. Abre tu puerta –dice,<br />

y no te ocultes en la oscuridad.<br />

Un falso sol que tiembla en el inverna<strong>de</strong>ro<br />

tiñe <strong>de</strong> azul las lilas y los potos.<br />

77


Saludo sin pasión a un árbol solitario.<br />

Son malos tiempos para la ternura.<br />

III<br />

Son malos tiempos para la ternura.<br />

Olvida el absurdo vaivén <strong><strong>de</strong>l</strong> día y <strong>de</strong> la noche.<br />

Quédate junto a mí. No tengas miedo.<br />

Sabrás que, al fin, no hay nada misterioso,<br />

cómo y dón<strong>de</strong> se inicia, tras el maquillaje,<br />

ese monólogo <strong>de</strong> sombras que llamamos poema.<br />

Yo, que tanto he escrito sobre lo que ignoro,<br />

ya no pretendo compren<strong>de</strong>r. Escúchame,<br />

vivir consiste en enterrar la muerte,<br />

y esas viejas historias, como dijo el anciano,<br />

se parecen tanto todas entre sí.<br />

Tú, viejo profesor, que nada tienes salvo tu <strong>de</strong>seo,<br />

<strong>de</strong>ja el terror a un lado. Nadie mira.<br />

El mundo es algo ajeno, aunque tu vida esté<br />

sola y <strong>de</strong>snuda en los escaparates.<br />

Nada <strong>de</strong> lo que digan eres tú. Ven conmigo.<br />

An<strong>de</strong>mos juntos esta madrugada.<br />

No hay lugares inhóspitos. El cielo<br />

tan sólo cambia <strong>de</strong> color, y es dulce, y nos cobija,<br />

y hay tantas nuevas cosas que apren<strong>de</strong>r.<br />

78<br />

(1983)


REMINISCENCIAS EN MÜNSTERPLATZ<br />

A Carlos Alvar<br />

En las brasas más frías se extinguen soles. Veo<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> mi hotel el puente sobre el Rhin.<br />

Siento que acaba <strong>de</strong> pasar un pájaro. Lo sé<br />

por el sonido <strong>de</strong> sus alas. Oigo<br />

el <strong>de</strong>spertar <strong>de</strong> las gaviotas. Es un<br />

alba furtiva y <strong>de</strong> placer confuso.<br />

En el apogeo <strong>de</strong> su humildad, la luz<br />

anula los colores y la piedra roja,<br />

en la penumbra <strong>de</strong> la catedral, cobija<br />

tu nombre inscrito, ese estremecimiento<br />

que ya nadie transita salvo el silencio <strong>de</strong> la muerte. Tú,<br />

quien quiera que ahora seas,<br />

escucha cómo el agua fluye bajo mis pies,<br />

cómo las gran<strong>de</strong>s barcazas se <strong>de</strong>slizan<br />

sin hacer ruido y sin saber <strong>de</strong> ti.<br />

Viejo Erasmo <strong>de</strong> Rotterdam,<br />

¿a dón<strong>de</strong> va la música cuando ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> sonar?<br />

(<strong>20</strong>00)<br />

79


NIÑO QUE CORRE CON LOBOS<br />

80<br />

(Palabras para Matías en el otoño <strong>de</strong> Guadalajara)<br />

A Teresa y Luis Vicente <strong>de</strong> Aguinaga<br />

Huyo <strong>de</strong> una mirada que ahora sé que no es mía.<br />

Con ella, sin embargo, gocé los fastos <strong>de</strong> la<br />

primavera y bebí <strong>de</strong> una luz don<strong>de</strong>, aún, improbable,<br />

persevero. No era la herrumbre al uso ni la <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> otoño lo que me esperaba al otro lado <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

jardín, pues sólo quien remonta por el cauce pue<strong>de</strong><br />

encontrar la huella <strong>de</strong> un origen y son las brumas<br />

las que borran el <strong>de</strong>stello <strong>de</strong> unos años vividos<br />

en cascada. Si algo aprendí <strong>de</strong> un cielo avaro <strong>de</strong><br />

esplendor, fue el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los sueños amablemente<br />

infieles. Por eso tus dos ojos, hoy recién florecidos,<br />

me <strong>de</strong>vuelven un estremecimiento muy antiguo que<br />

hace tiempo olvidé, la certidumbre <strong>de</strong> que otras<br />

son las aguas que corren bajo el mismo río y han<br />

sembrado en mi casa, como quien pone enigmas al<br />

recuerdo para hacerlo culpable, la alegre combustión<br />

<strong>de</strong> la pureza.<br />

(<strong>20</strong>06)


Olvido García Valdés


Olvido García Valdés<br />

(Santianes <strong>de</strong> Pravia, Asturias, 1950)<br />

Es licenciada en Filología Románica por la Universidad <strong>de</strong><br />

Oviedo y en Filosofía por la Universidad <strong>de</strong> Valladolid. Ha<br />

publicado los siguientes libros <strong>de</strong> poemas: El tercer jardín<br />

(1986), Exposición (1990, Premio Ícaro <strong>de</strong> Literatura),<br />

Ella, los pájaros, (1994, Premio Leonor <strong>de</strong> Poesía), Caza<br />

nocturna (1997) –traducido al sueco, Nattlig jakt, <strong>20</strong>04–,<br />

Del ojo al hueso (<strong>20</strong>01), La poesía, ese cuerpo extraño<br />

(antología) (<strong>20</strong>05), Y todos estábamos vivos (<strong>20</strong>06). Es<br />

también autora <strong><strong>de</strong>l</strong> ensayo biográfico Teresa <strong>de</strong> Jesús (<strong>20</strong>01),<br />

así como <strong>de</strong> textos para catálogos <strong>de</strong> artes plásticas (Kiefer,<br />

Tàpies, Zush, Broto, Fernán<strong>de</strong>z <strong>de</strong> Molina, Bienal <strong>de</strong><br />

Venecia <strong>20</strong>01, Vicente Rojo, Luis Costillo, Juan Soriano...),<br />

y <strong>de</strong> numerosos trabajos <strong>de</strong> reflexión literaria. Ha traducido<br />

el libro <strong>de</strong> Pier Paolo Pasolini, La religión <strong>de</strong> mi tiempo<br />

(1997), y (en colaboración con Monika Zgustova) una<br />

amplia selección <strong>de</strong> Anna Ajmátova y Marina Tsvetáieva,<br />

El canto y la ceniza. Antología poética (<strong>20</strong>05). Co-dirige<br />

la revista Los Infolios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1987, y fue miembro fundador<br />

<strong>de</strong> El signo <strong><strong>de</strong>l</strong> gorrión, a cuyo consejo editorial perteneció<br />

durante sus diez años <strong>de</strong> vida (1992–<strong>20</strong>02).<br />

83


ALGUNAS piedras<br />

se vuelven transparentes<br />

con el sol, casi<br />

transparentes. A veces,<br />

al caminar,<br />

me siento y las miro.<br />

Algunas almacenan luz,<br />

pulidas y cerradas,<br />

como si fueran vivas. Las cojo,<br />

están llenas <strong>de</strong> tierra<br />

por <strong>de</strong>bajo, tienen un tacto<br />

áspero y fresco.<br />

CUANDO voy a trabajar es <strong>de</strong> noche,<br />

<strong>de</strong>spués amanece poco a poco,<br />

hace mucho frío aún.<br />

A menudo en el cine<br />

me parece oír lluvia azotando el tejado,<br />

como si no hubiese lugar<br />

don<strong>de</strong> guarecerse.<br />

Hoy alguien en un sueño dijo:<br />

ten, en esta garrafa<br />

hay agua limpia, por si toma moho<br />

la <strong><strong>de</strong>l</strong> corazón.<br />

85


VERDE. Las hojas <strong>de</strong> geranio<br />

en la luz gris <strong>de</strong> la tormenta<br />

tiemblan, tensión<br />

<strong>de</strong> nervadura ver<strong>de</strong> oscuro.<br />

Te mirabas las manos,<br />

nervadura <strong>de</strong> venas; si los <strong>de</strong>dos<br />

fueran <strong><strong>de</strong>l</strong>iciosos, <strong>de</strong>cías.<br />

Al caminar<br />

apoyaba mi sien contra la tuya<br />

y en la noche escuchaba<br />

el ruiseñor y el graznido<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> pavo. Indiferencia<br />

<strong>de</strong> todo, oscuridad.<br />

Me llamabas con voz muy baja.<br />

Sólo un día reíste.<br />

LA MUERTE es una forma<br />

en algunas pinturas <strong><strong>de</strong>l</strong> XV,<br />

una curva que el cuerpo figura<br />

entre quien lo sostiene y su propio<br />

peso. Una curva también<br />

la forma <strong><strong>de</strong>l</strong> amor, plegarse<br />

dúctilmente. O <strong>de</strong> otro modo,<br />

recto, peso muerto sobre paño<br />

86<br />

(De Ella, los pájaros)


ver<strong>de</strong>, mariposas aéreas, amarillas,<br />

o sombra pálida, bullentes.<br />

Tú tenías anillos, <strong>de</strong>dos en las manos.<br />

ESTE conocido temblor<br />

<strong>de</strong> las hojas con la brisa y este ver<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong> abril como un vómito<br />

en la luz. Suficientes<br />

aún las antiguas palabras:<br />

no percibe el cadáver<br />

dulzura ni calor y sí, en cambio,<br />

el silencio y el frío,<br />

puesto que se percibe lo que se es.<br />

Discontinua vivencia, porque todas<br />

aquí somos iguales. Como mirlos<br />

y mirlos esbeltos en el canto y en el negro<br />

intercambian sonidos:<br />

acepta la vida, el acorchamiento<br />

<strong>de</strong> la vida, <strong>de</strong>secha<br />

la vieja hybris, nada<br />

pier<strong>de</strong> quien muere, nada gana<br />

tampoco. Es nítido<br />

el sonido tras la lluvia,<br />

se percibe ahora el tren<br />

con violencia veloz, el obsesivo<br />

zureo <strong>de</strong> palomas.<br />

87


LA VOZ, la <strong>de</strong> esta niña<br />

que canta sola ahí,<br />

la <strong><strong>de</strong>l</strong> muchacho<br />

que por la noche da gritos y repite<br />

obsesivo hijo <strong>de</strong> puta, las voces<br />

<strong>de</strong> los niños que juegan;<br />

intransitiva voz, exenta<br />

en el mundo, cuerpos autómatas<br />

que a diario veo y que no veo, chillidos<br />

veloces <strong>de</strong> vencejos<br />

en el anochecer.<br />

SE DEJABA caer sobre la cama<br />

con la ventana abierta,<br />

acompasaba todo el aire<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> huerto al respirar, los naranjos<br />

y hortensias, el olivo, los nísperos<br />

y rosas. Era profunda y leve<br />

esa respiración, hondo su sueño,<br />

todo tenía un regusto <strong>de</strong> ropa<br />

que el azulete aclara, punzante<br />

como sol en el armario oscuro. Po<strong>de</strong>r<br />

sentir el peso en el cuerpo sin re<strong>de</strong>s.<br />

88<br />

(De Caza nocturna)


LA DISTANCIA entre quien habla<br />

y por ejemplo dice mi pecho y quien sirve<br />

<strong>de</strong> soporte a esa habla<br />

y dice por ejemplo yo es la que atraviesa<br />

la retórica, toda la lengua. El sonido<br />

que bandadas <strong>de</strong> gaviotas producen<br />

es externo, el encharcamiento<br />

estacional <strong>de</strong> las tierras<br />

llanas, ese espejo, pecho <strong>de</strong>snudo,<br />

graznidos para lo vulnerable.<br />

AL SALIR a la calle, sobre los plátanos,<br />

muy por encima y por <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> sus hojas<br />

doradas y crujientes, el cielo, muy por encima<br />

azul, intenso y transparente <strong>de</strong> la helada.<br />

A cuatro bajo cero se respira<br />

el aire como si fuera el cielo<br />

que es el aire lo que se respirara.<br />

Corta y se expan<strong>de</strong> y un instante<br />

rebrota antes <strong>de</strong> herir. Ritmos<br />

<strong>de</strong> la respiración y el cielo, uno<br />

lugar <strong><strong>de</strong>l</strong> otro, volumen<br />

que quien respira retrajera, puro<br />

estar <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo en el frío,<br />

<strong>de</strong> un color azul que nadie viera, intenso,<br />

89


que nadie <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ningún lugar mirara,<br />

aire o cielo no para respirar.<br />

OYE batir la sangre en el oído<br />

reloj <strong>de</strong> los rincones interiores<br />

topo que trabaja galerías, gorrión<br />

que corre ramas<br />

<strong>de</strong>snudas <strong><strong>de</strong>l</strong> tubo <strong><strong>de</strong>l</strong> ciprés<br />

no sabe<br />

cómo <strong>de</strong> cálido es el manto<br />

<strong>de</strong> la tierra, cómo bor<strong>de</strong>a o mueve<br />

piedrecillas, si en lugar más espacioso<br />

la madre amamanta topillos <strong>de</strong> la nueva<br />

camada, ciegos olisqueando, cuál<br />

la temperatura<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> hocico, <strong>de</strong> la ubre<br />

ni cuánto tardan pétalos, hoja<br />

rizada <strong><strong>de</strong>l</strong> roble en ser materia<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> manto, cuánto hueso<br />

<strong>de</strong> carnero o cuervo o plumas<br />

en empastarse e ir bajando cubiertos<br />

<strong>de</strong> otro otoño, nuevo corte<br />

<strong>de</strong> gente, mantillo, manto, maternidad<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

dón<strong>de</strong>, Perséfone, lo mira<br />

90<br />

(De Del ojo al hueso)


lo contempla<br />

en su corazón sintiendo cómo late<br />

la sangre en el oído<br />

ENTRE lo literal <strong>de</strong> lo que ve<br />

y escucha, y otro lugar no evi<strong>de</strong>nte<br />

abre su ojo la inquietud. Al lado,<br />

mano pálida <strong>de</strong> quien convive<br />

con la muerte, cráneo hirsuto. Aten<strong>de</strong>mos<br />

a la oquedad, máscaras que una boca<br />

elabora; distanciada y carnal,<br />

mueve el discurso, lo expan<strong>de</strong><br />

y <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>na, lo concentra, lo apacienta<br />

o dispersa como el lobo a sus cor<strong>de</strong>ros.<br />

El sonido <strong>de</strong> un gong. Es literal<br />

la muerte y las palabras, las bromas<br />

luego <strong>de</strong> hombres solos, broma y risa<br />

literal. Todo sentido visible, todo<br />

lo visible produce y niega su sentido.<br />

Si respiras en la madrugada, si ves<br />

cómo vuelven imágenes, contémplalas<br />

venir, apaciéntalas, <strong>de</strong>ja que estalle<br />

la inquietud como cor<strong>de</strong>ros.<br />

(De Y todos estábamos vivos)<br />

91


Francisco Ruiz Noguera


Francisco Ruiz Noguera<br />

(Frigiliana, Málaga, 1951)<br />

Profesor titular <strong>de</strong> Lingüística en la Universidad <strong>de</strong><br />

Málaga. Fundador y director <strong>de</strong> las revistas El Laberinto<br />

<strong>de</strong> Zinc y Robador <strong>de</strong> Europa. Ha publicado: Campo<br />

<strong>de</strong> pluma (Granada, Ána<strong>de</strong>, 1984), Laberinto (Málaga,<br />

Corona <strong><strong>de</strong>l</strong> Sur, 1985), La manzana <strong>de</strong> Tántalo (Málaga,<br />

Puerta <strong><strong>de</strong>l</strong> Mar, 1986); Pentagrama (edición <strong>de</strong> Ángel<br />

Caffarena, Málaga, El Guadalhorce, 1987), La luz grabada<br />

(Córdoba, Col. Ricardo Molina, 1990), Simulacro <strong>de</strong><br />

fuego (Madrid, Libertarias, 1993), Verbi gratia (Málaga,<br />

Miguel Gómez Ed., 1996), Arte <strong>de</strong> restaurar (Madrid,<br />

Huerga & Fierro, 1997), Campo <strong>de</strong> pluma (Poesía reunida)<br />

(edición y estudio <strong>de</strong> A. García Berrío, Málaga, Ciudad <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

Paraíso, 1997), El año <strong>de</strong> los ceros (Madrid, Visor, <strong>20</strong>02),<br />

El oro <strong>de</strong> los sueños (Madrid, Hiperión, <strong>20</strong>02), Memoria<br />

(Antología) (introducción <strong>de</strong> Vicente Luis Mora Málaga,<br />

Monosabio, <strong>20</strong>04), Materia griega (Córdoba, Cua<strong>de</strong>rnos<br />

<strong>de</strong> Sandua, <strong>20</strong>05), Ventanas interiores (Antola) (Fundación<br />

Málaga, <strong>20</strong>08), Arquitectura efímera (Madrid, Visor, <strong>20</strong>08).<br />

Ha obtenido la Beca a la Creación Literaria <strong><strong>de</strong>l</strong> Ministerio<br />

<strong>de</strong> Cultura (1989) y los premios <strong>de</strong> poesía Ricardo Molina<br />

(1989) y Antonio Machado (<strong>20</strong>02) y Vicente Núñez (<strong>20</strong>07);<br />

en <strong>20</strong>03 fue finalista <strong><strong>de</strong>l</strong> Premio Nacional <strong>de</strong> Poesía. Ha<br />

publicado numerosos trabajos sobre poesía contemporánea<br />

y poesía medieval española en revistas especializadas y en<br />

suplementos literarios <strong>de</strong> la prensa, entre ellos: Antología<br />

<strong>de</strong> la poesía medieval española (Málaga, Ágora, 1995),<br />

Antología <strong>de</strong> la poesía española contemporánea (Ottawa/<br />

95


New York, Legas, 1991), Frontera Sur (Antología <strong>de</strong><br />

jóvenes <strong>poetas</strong> malagueños) (Málaga, Puerta <strong><strong>de</strong>l</strong> Mar,<br />

<strong>20</strong>07), así como ediciones <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Estébanez Cal<strong>de</strong>rón,<br />

Domenchina, Muñoz Rojas, García Baena, Alfonso Canales,<br />

Manuel Alcántara, Vicente Núñez, María Victoria Atencia,<br />

Pérez Estrada, José Infante.<br />

96


VERBA / RES<br />

La palabra es la red que se sumerge<br />

en el mar inasible <strong><strong>de</strong>l</strong> pasado<br />

y busca en la experiencia hasta que encuentra<br />

el recuerdo fundido con la malla:<br />

qué curiosa esta red que i<strong>de</strong>ntifica<br />

con su presa los hilos que la forman.<br />

Así, la evocación <strong>de</strong> lo vivido,<br />

ya manchada <strong>de</strong> luz y <strong>de</strong> hermosura<br />

o adornada <strong><strong>de</strong>l</strong> polvo <strong>de</strong> la calle,<br />

convertida en fetiche nos ofrece<br />

este juego canalla <strong><strong>de</strong>l</strong> poema.<br />

(De La manzana <strong>de</strong> Tántalo)<br />

97


LA MANZANA DE TÁNTALO<br />

De pronto se <strong>de</strong>tiene la mirada<br />

en la mano que alarga generosa<br />

la ofrenda llamativa <strong>de</strong> su fruto.<br />

98<br />

Manzanas son <strong>de</strong> Tántalo, y no rosas,<br />

que <strong>de</strong>spués huyen <strong><strong>de</strong>l</strong> que incitan ahora<br />

Góngora<br />

Y otra mano, tendida en su impaciencia,<br />

requiere la manzana <strong>de</strong> un convite<br />

vedado para el ansia <strong>de</strong> aquel labio.<br />

También pen<strong>de</strong> el recuerdo ante los ojos,<br />

como fruto dorado entre la niebla<br />

<strong>de</strong> las horas, <strong>de</strong>spliega su artificio.<br />

Y así yo, como Tántalo, esperando,<br />

en la huida constante <strong>de</strong> los días,<br />

conformar la memoria <strong>de</strong> otro tiempo.<br />

(De La manzana <strong>de</strong> Tántalo)


EL MIRADOR OCULTO<br />

El agua ha perfumado los pinares<br />

con el olor a tierra<br />

mojada por las lluvias <strong><strong>de</strong>l</strong> otoño.<br />

Mueve el aire los flecos <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong><br />

y convoca el rumor <strong>de</strong> otras brisas antiguas.<br />

¿Qué busca la avi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> la mirada?<br />

¿Qué rastrean los <strong>de</strong>dos,<br />

en la arena <strong>de</strong> un río que ya es otro,<br />

sino la luz amarga<br />

<strong>de</strong> la memoria viva que duerme en las a<strong><strong>de</strong>l</strong>fas?<br />

En la baranda en brumas <strong><strong>de</strong>l</strong> mirador oculto,<br />

otra vez el ensueño, acodado,<br />

zahorí <strong>de</strong> lo muerto, se <strong><strong>de</strong>l</strong>eita<br />

en alargar la sombra <strong><strong>de</strong>l</strong> recuerdo<br />

sobre el espejo ciego <strong>de</strong> los días.<br />

(De La luz grabada)<br />

99


GOYA<br />

Huye <strong>de</strong> las celadas <strong>de</strong> la mente.<br />

Ay <strong>de</strong> aquel que perdido en laberintos<br />

da su aliento a caducas reflexiones<br />

y pábulo a los monstruos engendrados<br />

por sueños <strong>de</strong> razón.<br />

100<br />

El sueño <strong>de</strong> la razón produce monstruos<br />

Mata el empeño ciego por indagar la sombra,<br />

o ver ascua <strong>de</strong> nieve en medio <strong>de</strong> la noche.<br />

Bástete con la muda presencia <strong>de</strong> lo oscuro<br />

velando tu mirada.<br />

Por lo <strong>de</strong>más, qué importa<br />

si es la vida quien cruza los umbrales <strong><strong>de</strong>l</strong> tiempo<br />

o está inmóvil la vida y el tiempo la traspasa.<br />

La luz <strong>de</strong> amanecida, que ignora estos asuntos,<br />

no olvida, en cambio, su costumbre, y filtra<br />

su viva impertinencia por entre la persiana.<br />

Así, el tiempo y la vida, <strong>de</strong> la mano<br />

–con <strong>de</strong>sprecio por todos tus terrores–,<br />

se aprestan a ofrecer un nuevo día:<br />

otro umbral u otra espada entre la niebla.<br />

(De La luz grabada)


EL LAGO OCULTO<br />

Debajo <strong>de</strong> este espacio,<br />

dispuesto para el signo y su ensamblaje,<br />

corre un río <strong>de</strong> formas<br />

reclamando su muerte en la palabra.<br />

El silencio profundo <strong>de</strong> su ruido<br />

es como la lisura<br />

inquietante <strong>de</strong> un lago<br />

que aguarda agazapado bajo el hielo.<br />

MEDIODÍA<br />

Contiene, al mediodía, la terraza<br />

todos los ingredientes <strong>de</strong> la vida:<br />

la claridad radiante<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> azul sobre el campo,<br />

el seto <strong>de</strong> arrayán en los jardines,<br />

los macizos <strong>de</strong> flores, y este encaje<br />

<strong>de</strong> sombras que procura la enramada.<br />

Para que nada escape a este momento,<br />

también –con el sigilo <strong>de</strong> costumbre–<br />

(De Simulacro <strong>de</strong> fuego)<br />

101


el viso <strong>de</strong> la muerte<br />

en el aroma dulce<br />

<strong>de</strong> unas mondas <strong>de</strong> fruta sobre el plato.<br />

COMPÁS<br />

El tiempo es el espacio que limita,<br />

como un hito <strong>de</strong> luz en la memoria,<br />

la línea que separa los recuerdos;<br />

si pierdo la memoria, qué pureza,<br />

también se queda el tiempo extraviado,<br />

perdido entre las brumas <strong>de</strong> la nada.<br />

102<br />

(De Simulacro <strong>de</strong> fuego)<br />

P. G.<br />

(De Arte <strong>de</strong> restaurar)


LA BUSCA<br />

Miro cada <strong>de</strong>talle <strong>de</strong> este espacio:<br />

el granado cercado por zarzales,<br />

el lugar don<strong>de</strong> el pozo<br />

no es más que una maraña<br />

<strong>de</strong> juncos y <strong>de</strong> espinos,<br />

la maleza que oculta la vereda,<br />

los muros <strong>de</strong>rruidos <strong>de</strong> la casa.<br />

Intento levantar sobre esta imagen<br />

–como raíz al agua,<br />

en busca <strong>de</strong> su esencia–<br />

la que vive, distinta, en la memoria.<br />

Pero cada reclamo<br />

es como una pavesa<br />

que voló incontrolada y se <strong>de</strong>tuvo<br />

sobre un papel en blanco<br />

y allí <strong>de</strong>jó su huella,<br />

que, perdiendo la fuerza <strong>de</strong> su fuego,<br />

escon<strong>de</strong> bajo el gris <strong>de</strong> la ceniza<br />

sólo una mancha fría: un capricho tostado,<br />

un breve cerco sepia, ya sin vida.<br />

J. A. M-R.<br />

(De Arte <strong>de</strong> restaurar)<br />

103


GRANADO / 2<br />

Esa línea espiral <strong>de</strong> los recuerdos<br />

me lleva hasta las ramas <strong><strong>de</strong>l</strong> granado;<br />

y allí –fiel y redondo,<br />

mientras la luz me asista–,<br />

ese hermético cofre<br />

con interior <strong>de</strong> fuego: la granada.<br />

Arena <strong>de</strong> los días, el presente<br />

me ha traído hasta ahora;<br />

y aquí –fiel y punzante,<br />

mientras la luz me asista–,<br />

este cofre <strong>de</strong> niebla<br />

con interior <strong>de</strong> humo: la memoria.<br />

EL AÑO DE LOS CEROS / 1<br />

Cercado por rumores <strong>de</strong> misterio,<br />

el año <strong>de</strong> los ceros llega cada mil años:<br />

éste es como un cometa, con cabeza <strong>de</strong> cisne,<br />

arrastrando una cola redonda <strong>de</strong> promesas:<br />

tres círculos perfectos que almacenan<br />

la medida <strong><strong>de</strong>l</strong> tiempo.<br />

104<br />

(De Arte <strong>de</strong> restaurar)


El primero contiene la memoria:<br />

alza su periscopio y otea el espejismo<br />

<strong>de</strong> un <strong>de</strong>sierto con vida que guarda los recuerdos.<br />

El segundo se abre con cada amanecer<br />

y se llena <strong><strong>de</strong>l</strong> paso <strong>de</strong> los días:<br />

colecciona sonidos y miradas,<br />

el tacto <strong>de</strong> la seda y el olor <strong>de</strong> la bilis,<br />

el sabor <strong>de</strong> la miel y <strong><strong>de</strong>l</strong> hastío.<br />

El tercero es la niebla en la que se dibuja<br />

–como en una pantalla conocida–<br />

lo que es repetición <strong>de</strong> círculos pasados.<br />

Como todos los años<br />

–a pesar <strong>de</strong> sus tres burbujas <strong>de</strong> futuro–,<br />

el año <strong>de</strong> los ceros no es el año perfecto,<br />

así es que seguiremos a la espera<br />

<strong>de</strong> aquella Edad <strong>de</strong> Oro que <strong>de</strong> forma inminente<br />

anunciaba Virgilio hace ya dos mil años.<br />

(De El año <strong>de</strong> los ceros)<br />

105


Julia Otxoa


Julia Otxoa<br />

(San Sebastián-Guipuzcoa, 1953)<br />

Poeta, narradora y artista gráfica. Entre sus obras se encuentran<br />

los poemarios: Luz <strong><strong>de</strong>l</strong> aire (en colaboración con el escultor<br />

Ricardo Ugarte, 1982), Centauro (1989), L’eta <strong>de</strong>i<br />

barbari (Italia, 1997), La nieve en los manzanos (<strong>20</strong>00), Al<br />

calor <strong>de</strong> un lápiz (<strong>20</strong>01), Gunten café (<strong>20</strong>01), Taxus baccata<br />

(con ilustraciones <strong>de</strong> Ricardo Ugarte, <strong>20</strong>05) y los libros <strong>de</strong><br />

relatos Kískili-Káskala (1994), Un león en la cocina (1999),<br />

Variaciones sobre un cuadro <strong>de</strong> Paul Klee (<strong>20</strong>02) y Un extraño<br />

envío (<strong>20</strong>06). Su obra ha sido traducida a varios idiomas<br />

y recogida en diversas antologías <strong>de</strong> microficciones como<br />

Galería <strong>de</strong> hiperbreves ( <strong>20</strong>02), Sea breve por favor (<strong>20</strong>02),<br />

Dos veces bueno - 3 - Cuentos breves <strong>de</strong> América y España,<br />

Micro Quijotes (<strong>20</strong>05), Fábula rasa (<strong>20</strong>05), Ciempiés-Las<br />

microficciones <strong>de</strong> quimera (<strong>20</strong>05), La otra mirada (<strong>20</strong>06).<br />

109


EL PULSO DE LOS MUERTOS<br />

El pulso <strong>de</strong> los muertos retumba insoportable<br />

en los armarios,<br />

ya no sabemos dón<strong>de</strong> guardar<br />

nuestra comida hecha <strong>de</strong> relámpagos.<br />

Abrasados en llanto, el menor <strong>de</strong> los pájaros<br />

es más fuerte que nosotros.<br />

EL RÍO ROJO<br />

Era una niña,<br />

y no repararon en mí,<br />

cuando todo empezó<br />

me fui asustada a la otra orilla,<br />

junto al granado,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí vi cómo hombres disfrazados<br />

rompían los tambores, las flautas<br />

y los violines sobre sus rodillas,<br />

uno <strong>de</strong> ellos reía tan salvajemente,<br />

que comencé a sangrar <strong><strong>de</strong>l</strong> oído izquierdo,<br />

111


luego, una vez <strong>de</strong>struidos todos los instrumentos,<br />

comenzaron con las partituras y los músicos.<br />

En un momento <strong>de</strong>bí <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r el conocimiento,<br />

mi sangre tiñó el río <strong><strong>de</strong>l</strong> color <strong><strong>de</strong>l</strong> granado.<br />

Más tar<strong>de</strong> cuando <strong>de</strong>sperté,<br />

toda la ciudad había sido reducida al silencio,<br />

y yo me había convertido<br />

en el río rojo que había visto morir a la música.<br />

TODOS LOS TRAJES DE LA MUERTE<br />

La vida es insoportable<br />

sobre las cenizas <strong>de</strong> las víctimas.<br />

No me hables <strong>de</strong> los héroes,<br />

he visto todos los trajes <strong>de</strong> la muerte,<br />

la sombra <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong>rramada<br />

es siempre imborrable y única.<br />

Miro nuestra casa<br />

y sólo veo fantasmas.<br />

112


DOS MARIPOSAS BLANCAS<br />

Aquella noche la abuela trajo dos mariposas blancas<br />

y las colocó sobre los ojos <strong><strong>de</strong>l</strong> durmiente,<br />

más tar<strong>de</strong>, cuando tras la cabeza <strong>de</strong> la luna<br />

asomó frío el aullido <strong><strong>de</strong>l</strong> lobo,<br />

los sueños <strong>de</strong> aquel hombre<br />

que dormía bajo las mariposas,<br />

nos ayudaron a crecer en la serenidad.<br />

NO DE ESTE MODO<br />

No será <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego<br />

hundiendo el tenedor<br />

en el corazón <strong>de</strong> las golondrinas<br />

como nos alimentaremos <strong>de</strong> libertad.<br />

(De La nieve en los manzanos)<br />

113


A VECES <strong>de</strong>jo que la fiera<br />

meta su pata por la ventana<br />

y me revuelva la sopa,<br />

luego, cuando se aleja otra vez<br />

hacia la melancolía,<br />

queda un rastro <strong>de</strong> pelos en mi plato,<br />

una navegación a la <strong>de</strong>riva,<br />

un idioma extraño y necesario.<br />

SILENCIAR la escritura, salir <strong>de</strong> casa,<br />

caminar al azar,<br />

experimentar el tiempo como forma <strong>de</strong> creación,<br />

como otro modo <strong>de</strong> expresar el mundo, la percepción<br />

como escritura íntima.<br />

EXISTIÓ en otro tiempo un lugar don<strong>de</strong> cada pétalo caído<br />

era enterrado en una pequeña tumba <strong>de</strong> cristal.<br />

ACOSTUMBRABA a dictar las sentencias <strong>de</strong> muerte sobre<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong>icados papeles confeccionados con alas <strong>de</strong> mariposa.<br />

114


HARTA estoy <strong>de</strong> repetirlo en todas las embajadas, soy<br />

Camille Godan traductora atípica, hasta el extremo que bien<br />

podría tener al menos cinco piernas y doce manos, todo un<br />

concierto en sol mayor para un número in<strong>de</strong>terminado <strong>de</strong><br />

cabezas.<br />

ME RÍO abiertamente <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sorientación en mi búsqueda<br />

y haciéndolo experimento la sensación <strong>de</strong> haberme liberado<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber estado prisionera largo tiempo. Bailo sin<br />

rumbo fijo a campo través, cada día un viaje alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong><br />

la aproximación.<br />

(De Gunten café)<br />

ASISTIENDO a la barbarie cotidiana, el instante tiene la<br />

turbulenta inseguridad <strong>de</strong> lo inestable y amenazador. En<br />

mi inexperiencia <strong><strong>de</strong>l</strong> horror futuro, me reconforta pensar<br />

que también a mis antepasados les tocó vivir un tiempo<br />

semejante. En su recuerdo me fortalezco. La Historia como<br />

ser circular, el presente como resistencia poética en la<br />

repetición.<br />

115


PENSÁBAMOS <strong>de</strong> niños que las montañas estaban ahí<br />

para la eternidad, que aquellos hermosos gigantes no<br />

morirían nunca, luego supimos que estábamos equivocados,<br />

las montañas también mueren como el más frágil <strong>de</strong> los<br />

hombres.<br />

LEER en otro idioma, leer en otro idioma, ser el otro, verme<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera.<br />

LOS HIJOS <strong><strong>de</strong>l</strong> guarda me persiguen, mis ojos no distinguen<br />

las sombras <strong><strong>de</strong>l</strong> día o <strong>de</strong> la noche, <strong>de</strong>ambulo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> mí<br />

misma huyendo <strong><strong>de</strong>l</strong> camino. Mi hambre es <strong>de</strong> nomadismo.<br />

ESCOJO ser en el margen como única posibilidad <strong>de</strong><br />

existencia.<br />

LA CONSTANTE interrogación <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>sarraigo, el extrañamiento<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> ser en el mundo. Sólo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la fiebre y<br />

el dolor <strong>de</strong> las preguntas sin respuesta se pue<strong>de</strong> hallar la<br />

116


serenidad en el total <strong>de</strong>svalimiento. Des<strong>de</strong> la humildad <strong>de</strong><br />

la ignorancia, el misterio <strong><strong>de</strong>l</strong> ser se convierte entonces en<br />

cobijo.<br />

DENSAS sombras en lugar <strong>de</strong> aire, geometría <strong>de</strong> espanto y<br />

baba negra, era veloz la pureza afilando los rostros hasta la<br />

calavera.<br />

NOMBRAR la realidad política <strong>de</strong> mi país con un lenguaje<br />

alejado <strong>de</strong> la costumbre, por ejemplo a través <strong><strong>de</strong>l</strong> lenguaje<br />

especializado <strong>de</strong> los forenses.<br />

ANTE el caótico ruido <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo, siento la necesidad <strong>de</strong><br />

centrarme en lo leve, lo sutil, lo aparentemente insignificante,<br />

aquello que no brilla y no es voceado por los ven<strong>de</strong>dores al<br />

uso. La poesía <strong>de</strong> lo invisible.<br />

TÚ, el enamorado <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo, el gran cansado, apoya tu<br />

vida sobre mis labios.<br />

(De Taxus baccata)<br />

117


EL MUSGO EN LA BOCA<br />

I<br />

Primero la inquietud y el lenguaje, el enigma como punto<br />

<strong>de</strong> partida y llegada.<br />

Está luego el testimonio <strong>de</strong> lo que se ve, el horror <strong>de</strong> lo<br />

visto,<br />

la repetición <strong><strong>de</strong>l</strong> tiempo <strong><strong>de</strong>l</strong> crimen,<br />

el sucio lenguaje estratégico <strong><strong>de</strong>l</strong> capitán loco, la nave a la<br />

<strong>de</strong>riva,<br />

y el otra vez cómo narrar la pequeña calavera que rueda<br />

bajo la ventana,<br />

la sonrisa <strong><strong>de</strong>l</strong> verdugo.<br />

Escribir este funesto tiempo que ya fue antes es<br />

enloquecer.<br />

Golpéate el rostro con tu pequeño puño y <strong>de</strong>spierta,<br />

el mar <strong>de</strong>vuelve a la playa las cabezas cortadas <strong>de</strong> las<br />

palabras,<br />

las vísceras <strong>de</strong> animales <strong>de</strong>sconocidos, cuadros rotos,<br />

hachas.<br />

Don<strong>de</strong> estuvimos otra vez estamos, la nuestra es una<br />

historia <strong>de</strong> fantasmas.<br />

118


II<br />

El tiempo, como un instante <strong>de</strong> musgo,<br />

húmeda la tierra <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las bocas <strong>de</strong> los comensales,<br />

como si fueran gruesos topos excavando en la noche,<br />

exponiendo su ceguera como garantía dialéctica <strong>de</strong> su<br />

nada.<br />

Y siempre, siempre, el <strong>de</strong>sconocido muerto sobre la mesa,<br />

su <strong>de</strong>samparo en medio <strong>de</strong> las viandas, los licores y el<br />

humo <strong>de</strong> los puros.<br />

El testimonio <strong>de</strong> los forenses parece un pequeño tratado<br />

surrealista<br />

al estilo Marcel Duchamp.<br />

La invisibilidad <strong><strong>de</strong>l</strong> muerto se firma ante notario, los<br />

diccionarios callan.<br />

La vida sigue indigna escribiendo la sacrosanta historia a<br />

nivel <strong>de</strong> los establos.<br />

Veo el futuro reflejado en los asnos mi querido Sherlock<br />

Holmes,<br />

el tiempo es un rebuzno pero no me rindo,<br />

yo al muerto le conozco y gritaré su nombre,<br />

tendrán que ver los comensales el cadáver ahí, <strong>de</strong>spojado<br />

<strong>de</strong> todo<br />

junto a nuestros platos, nuestras cucharas, y nuestra falta<br />

<strong>de</strong> misericordia.<br />

(Inédito)<br />

119


DIARIO DE UNA ESCRITORA<br />

Sólo con pensar en escribir se agota,<br />

y sin embargo es lo único que <strong>de</strong>sea,<br />

pero tiene serias dudas <strong>de</strong> si escribir refleja el vivir,<br />

a menudo cree que no, otras que sí y vuelta a empezar.<br />

Ella por lo general entien<strong>de</strong>, entien<strong>de</strong> muy pocas cosas,<br />

la mayor parte <strong><strong>de</strong>l</strong> tiempo transcurre volátil,<br />

la cabeza como un golpe <strong>de</strong> tiza, la escritura muda,<br />

va por la calle como recién venida. No sabe vivir.<br />

Tras cada impacto hay un instante agudo sin nada <strong>de</strong>ntro,<br />

luego es la ferocidad y el cansancio y el preguntarse<br />

siempre cómo narrar,<br />

como si fuera posible <strong>de</strong>jar constancia <strong>de</strong> lo apenas<br />

entrevisto,<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> curso precipitado <strong>de</strong> las cosas, <strong>de</strong> la presencia<br />

fantasmal <strong><strong>de</strong>l</strong> asalto,<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> extraño latido <strong><strong>de</strong>l</strong> pequeño corazón <strong>de</strong>sconocido.<br />

No le gusta jugar en espacios inmaculados,<br />

ni que el nudo resista las soterradas sacudidas <strong>de</strong> la cuerda.<br />

El gesto <strong>de</strong> escribir es para ella, en primer lugar un salto<br />

en el vacío.<br />

1<strong>20</strong>


La intensa significación <strong>de</strong> la expresión,<br />

la agitación <strong>de</strong> las palabras, eso sólo se consigue<br />

furtivamente.<br />

A veces a ella le parece caminar hacia atrás,<br />

<strong>de</strong>saten<strong>de</strong>r lo aprendido, sembrarse en batallas perdidas <strong>de</strong><br />

antemano,<br />

alimentar el <strong><strong>de</strong>l</strong>irio, vivir el poema en lugar <strong>de</strong> escribirlo.<br />

121


Miguel Casado


Miguel Casado<br />

(Valladolid, 1954)<br />

Es autor <strong>de</strong> una amplia obra poética, crítica y <strong>de</strong> traducción.<br />

Como poeta ha publicado: Invernales, La condición <strong>de</strong><br />

pasajero, Inventario (Premio Hiperión), Falso movimiento<br />

o La mujer automática. Su último libro hasta ahora es<br />

Tienda <strong>de</strong> fieltro (<strong>20</strong>04); en <strong>20</strong>06 aparecieron sendas<br />

antologías <strong>de</strong> sus poemas en Uruguay (Para or<strong>de</strong>nar los<br />

plurales) y Francia (Théorie <strong>de</strong> la couleur). Su escritura<br />

crítica se recoge en las ediciones <strong>de</strong> Antonio Gamoneda<br />

o José-Miguel Ullán, y en volúmenes <strong>de</strong> ensayo como La<br />

puerta azul (Las poéticas <strong>de</strong> Aníbal Núñez), Del caminar<br />

sobre hielo, La poesía como pensamiento, El vehemente,<br />

el ermitaño (Lecturas <strong>de</strong> Vicente Núñez), Ramón <strong><strong>de</strong>l</strong> Valle-<br />

Inclán, Archivos (Lecturas, 1988-<strong>20</strong>03) y Los artículos <strong>de</strong><br />

la polémica y otros textos sobre poesía. En <strong>20</strong>06 se publicó<br />

Deseo <strong>de</strong> realidad. Sus traducciones más recientes son la<br />

edición bilingüe <strong>de</strong> La soñadora materia <strong>de</strong> Francis Ponge<br />

(<strong>20</strong>06) y la Obra poética <strong>de</strong> Arthur Rimbaud (<strong>20</strong>07).<br />

125


PIERROT LE FOU<br />

Hay una línea recta en el mapa<br />

que une este punto y el mar;<br />

por ella circula un tren<br />

con las ventanas encendidas,<br />

constantemente circula, cruza el puente<br />

sobre el estuario hacia el sur,<br />

hacia el norte cuando cae el día.<br />

El viaje en camisa<br />

con esta fiebre inconsciente<br />

era como un comienzo,<br />

no era el final <strong>de</strong> una época.<br />

Al atar<strong>de</strong>cer salieron nubes rosáceas,<br />

flotaban encima <strong><strong>de</strong>l</strong> lago.<br />

Entre los objetos, una malla compacta<br />

y pegajosa, hilos no se ven,<br />

sed, espacio imposible.<br />

En la cuneta, una balanza vacía,<br />

los platillos <strong>de</strong>scentrados,<br />

mohoso el seguro que ha <strong>de</strong> soltarse<br />

para conocer el peso.<br />

Jean-Luc Godard, Pierrot le Fou.<br />

127


Latas agujereadas<br />

se apilan en la pared <strong>de</strong> la gasolinera.<br />

Hemos abandonado el coche,<br />

corremos entre los surcos sin sembrar,<br />

sobre las piedras agudas<br />

<strong>de</strong> la vía, traviesa a traviesa,<br />

resbalamos en el metal <strong>de</strong> los raíles.<br />

O arrojan las piedras, se apilan luego<br />

en un rincón, crían<br />

<strong>de</strong>spacio telarañas.<br />

Algo <strong>de</strong>snudo y sin perfiles habita aquí,<br />

en esta casa oculta,<br />

inquietud <strong>de</strong> días. Ojos<br />

brillan en el sueño, remueven<br />

pasión, arañazos <strong>de</strong> yeso. Tras las cristaleras<br />

no hay memoria. No hay palabras<br />

que duren todo el tiempo en que hiere<br />

la caricia. La mirada<br />

se teme y se <strong>de</strong>sea, pasos<br />

al otro lado <strong>de</strong> la puerta<br />

como quien espera un mensaje.<br />

Cerveza y ensalada <strong>de</strong> pescado<br />

con salsa blanquecina<br />

en cuenco hondo. Atar<strong>de</strong>ce<br />

sobre el recodo entre iglesias,<br />

las casas están doradas,<br />

se entornan persianas provenzales.<br />

Bromeo porque me siento<br />

128


intruso en este ambiente <strong>de</strong> frontera,<br />

don<strong>de</strong> el límite es leve,<br />

aquí mismo, al alcance <strong>de</strong> la mano.<br />

No supe si alegrarme<br />

<strong>de</strong> que nunca dijeras que estaríamos sentados<br />

aquí para siempre. O llorar.<br />

El vértigo es incomprensible<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera <strong><strong>de</strong>l</strong> vértigo.<br />

Viento sobre las rocas,<br />

el oleaje impi<strong>de</strong> seguir la pesca;<br />

sentado en el suelo espero, grumo<br />

<strong>de</strong> codos y rodillas. Velozmente<br />

un tren se <strong>de</strong>speña ante mis ojos;<br />

el reflejo <strong>de</strong> las ventanas,<br />

mientras en línea recta va hundiéndose.<br />

Es el retorno <strong>de</strong> la lógica a estos espinos,<br />

aunque su elección <strong>de</strong> lugar sea ambigua.<br />

A qué lado <strong><strong>de</strong>l</strong> sentido,<br />

al final <strong>de</strong> qué trayecto,<br />

con qué gusto en los labios.<br />

Atadijo <strong>de</strong> dinamita,<br />

<strong>de</strong>sembocadura.<br />

(De Inventario)<br />

129


LA MUJER AUTOMÁTICA<br />

El sombrero es una campana<br />

que la fija a la mesa;<br />

cierra las rendijas <strong>de</strong> aire,<br />

la fija a la mesa.<br />

Cuanto más redonda, blanca, encendida<br />

<strong>de</strong> luz está la mesa, más se encoge.<br />

Se absorbe. Sin mover los labios,<br />

que no la miren: una esponja húmeda<br />

va pasando por los rincones,<br />

con cuidado, limpia cercos <strong>de</strong> líquido.<br />

No retiene nada con los ojos,<br />

resbalan, no se para en nada<br />

con los ojos.<br />

Las letras, el pequeño anagrama<br />

se emborrona en el plato,<br />

el surco <strong>de</strong> café,<br />

el montón <strong>de</strong> colillas.<br />

Hasta el bor<strong>de</strong> apura, hasta el filtro<br />

naranja que apaga el fuego.<br />

Caramelos <strong>de</strong> menta, al vapor,<br />

los más agudos. Más cigarros.<br />

130<br />

Edward Hopper, Automat, 1927.<br />

Albert Camus, L’étranger, I.5.


La taza vacía, hace mucho.<br />

Fijeza no es concentración.<br />

Campana no es <strong>de</strong>ntro;<br />

entre la piel y el aire,<br />

espacio <strong>de</strong> campana.<br />

Silencio no son ojos,<br />

el silencio no piensa.<br />

Cuando va al wáter, tropieza con las sillas<br />

apretadas, los grupos se reúnen<br />

para el <strong>de</strong>sayuno. Triple hilera<br />

en la barra, en las mesas no hay sitio<br />

para tantos platos.<br />

Ahora son operaciones usuales:<br />

bola <strong>de</strong> papel, bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la taza,<br />

tiras <strong>de</strong> papel, perímetro.<br />

Entra por <strong>de</strong>trás una corriente,<br />

se oye su roce;<br />

fría en la nuca,<br />

grisácea <strong>de</strong> callejón.<br />

La mesa tiene estelas grises<br />

<strong>de</strong> ceniza arrastrada<br />

un punto en que al per<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> todo<br />

se pier<strong>de</strong> <strong>de</strong> sí.<br />

Ritmo <strong><strong>de</strong>l</strong> pájaro esquiador:<br />

cierra las alas junto al cuerpo<br />

como el esquiador poco antes <strong><strong>de</strong>l</strong> salto,<br />

junta las alas al cuerpo;<br />

131


se mantiene en el aire<br />

con su cresta pequeña.<br />

132<br />

(De La mujer automática)<br />

PASTRANA. TAPICES DE ALFONSO V DE PORTUGAL<br />

Los surcos <strong>de</strong> hilo tiemblan en los ojos,<br />

la superficie se cuaja <strong>de</strong> ondas,<br />

las caras sin fijeza, tan distintas<br />

<strong>de</strong> la pintura: y al tiempo,<br />

como por contagio, no consigo<br />

recordar los personajes en los paneles<br />

<strong>de</strong> São Vicente <strong>de</strong> Fora, sólo<br />

la sensación <strong>de</strong> la mañana,<br />

su quietud<br />

<strong>de</strong> ventanas ver<strong>de</strong>s. La carne<br />

<strong>de</strong> los héroes se <strong>de</strong>shila. Cuando Alfonso<br />

ganó esta batalla africana, encargó<br />

los tapices para que le acompañaran<br />

siempre; materia portátil<br />

<strong>de</strong> la gloria, los perdió en la batalla <strong>de</strong> Toro<br />

–lo imagino allí, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el alto<br />

mirador sobre la vega <strong><strong>de</strong>l</strong> Duero,<br />

como cuando veíamos el río<br />

<strong>de</strong>sbordado. Perdimos entonces<br />

nuestra oportunidad <strong>de</strong> otro ser,<br />

pero el botín se arrincona sin símbolo


en los muros <strong>de</strong> la iglesia.<br />

El guía murió hace ocho meses<br />

y su viuda ha estudiado las eda<strong>de</strong>s<br />

y los reyes y los mezcla en una masa<br />

don<strong>de</strong> sólo se distingue a la mítica princesa<br />

pirata y la habilidad <strong>de</strong> la mano<br />

con la aguja –cada persona cosía<br />

un metro cuadrado. Los ojos<br />

patinan en un impulso que no para,<br />

resbalan ahora por las olas picudas<br />

el azul alineado en rizos, las flores<br />

<strong>de</strong> los jardines, la trenza vigorosa,<br />

triangular, <strong>de</strong> las naves, las cestillas<br />

coloreadas <strong>de</strong> los vigías, la carne<br />

<strong>de</strong> los héroes se <strong>de</strong>shila.<br />

Pienso en algunos amigos <strong><strong>de</strong>l</strong> otro lado,<br />

que los invito aquí, a compartir<br />

la estúpida rabia,<br />

el brote <strong>de</strong> la ira; pero me <strong>de</strong>tengo luego<br />

en los moros <strong>de</strong> Tánger, con sus fardos<br />

y sus niños al hombro, abandonando en tropel<br />

sus casas, <strong>de</strong>jando que se luzcan<br />

los elegantes jaeces <strong>de</strong> las bestias,<br />

que la epopeya se trame en hilos.<br />

Unos entran por una orilla<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> tapiz y buscan otros la otra,<br />

quizá hacia campamentos <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>sierto,<br />

como hoy la gente <strong>de</strong> telas azules<br />

y ojos brillantes, los que entre arena<br />

añoran su arena. El rácor <strong>de</strong> tanto trajín,<br />

133


textura <strong>de</strong> la vida, ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> los nombres<br />

huecos: castellanos, portugueses, rifeños,<br />

saharauis; éste es el optimismo<br />

<strong>de</strong> Nuno Gonçalves, dibujó en los pendones<br />

rojos la rueda <strong>de</strong> la fortuna<br />

ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> lágrimas, pero el azar<br />

es <strong>de</strong> la ira. Subimos titubeando<br />

una la<strong>de</strong>ra, apoyando a veces en el suelo<br />

la mano, hacia las cuevas<br />

<strong>de</strong> los eremitas; nos mostramos el camino<br />

y la agilidad <strong>de</strong> las ovejas, la <strong><strong>de</strong>l</strong> burro<br />

que conduce el pastor. Des<strong>de</strong> arriba,<br />

las hileras <strong>de</strong> casas, las angostas<br />

ventanas medievales, los vanos<br />

negros, huertas y árboles<br />

hasta el embudo <strong>de</strong> lomas. Ya no tienen<br />

los con<strong>de</strong>s palacio ni los recogidos<br />

monasterio y tú hurgas en los surcos<br />

como arqueóloga <strong>de</strong> la realidad,<br />

hay un túnel <strong><strong>de</strong>l</strong> que brota el agua.<br />

134<br />

(De Tienda <strong>de</strong> fieltro)


EL AIRE<br />

En la zona más arenosa<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> camino, aún estaban<br />

tus huellas, esa suela <strong>de</strong> pequeñas<br />

pinceladas, corral <strong>de</strong> animalillos<br />

benéficos. Y el árbol<br />

<strong>de</strong> ramas amarillas, acolchado<br />

<strong>de</strong> líquenes. Jugaba a oír tu voz,<br />

hablaba contigo <strong>de</strong> las hojas <strong>de</strong> almendro<br />

sobre el hueco <strong><strong>de</strong>l</strong> tronco<br />

quemado. Y vi volar<br />

allí don<strong>de</strong> nombraste la estepa<br />

dos golondrinas.<br />

Lo llamo el aire<br />

<strong>de</strong> la nueva vida, y es frío<br />

a rachas, transparente<br />

con la luz que se va abriendo<br />

en la tar<strong>de</strong>, claro <strong>de</strong> materia<br />

tras las larguísimas lluvias.<br />

El camarero lleva hasta ocho platos<br />

a la vez, tensa los músculos<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> brazo y lo convierte en escalera<br />

<strong>de</strong> mesas. Cuando tiene las manos libres<br />

se toca el hombro; alterna<br />

su eficacia circense con un rictus<br />

135


<strong>de</strong> dolor. Nos fijamos durante la comida<br />

en él. Como nosotros, cuando seguimos<br />

trabajando más allá <strong>de</strong> lo posible.<br />

Sí –dices–, pero ya antes<br />

habíamos enloquecido.<br />

Me quedo dormido contigo<br />

en mi hombro, con tu pierna<br />

sobre las mías, <strong>de</strong>jando<br />

que se absorba la humedad<br />

<strong>de</strong> hace un momento. Luego<br />

me <strong>de</strong>spierto en seguida –el calor,<br />

cada punto <strong>de</strong> tu piel<br />

que me toca, el alivio<br />

<strong>de</strong> tu ritmo al respirar.<br />

Lo llamo el aire<br />

<strong>de</strong> la nueva vida. Y no sé<br />

si me ayuda o me sitúa<br />

ante un vacío, si es <strong>de</strong>masiado<br />

transparente y me veo<br />

a través <strong>de</strong> él, recibo en bruto<br />

el esqueleto <strong>de</strong> mi historia.<br />

Pese a estar tan bajo, el sol<br />

reparte vida: al álamo estri<strong>de</strong>nte<br />

y dorado, a los nervios vacíos<br />

<strong>de</strong> los chopos, a los carrizos secos<br />

y las tierras crudas. Quedan<br />

algunas explanadas luminosas<br />

136


junto al río, que el viento arrasa.<br />

Por la noche, ya muy tar<strong>de</strong>,<br />

pones tu cabeza sobre mi hombro,<br />

la aprieto contra mi mejilla.<br />

No puedo evitar la sensación<br />

<strong>de</strong> que paseo por un espacio escrito,<br />

<strong>de</strong> que he ido haciendo historia<br />

<strong>de</strong> estas cosas y ahora me miran<br />

como un lugar interior. La boca<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> metro, la tienda <strong>de</strong> flores<br />

plantadas en cestas <strong>de</strong> mimbre,<br />

los monitores en el escaparate<br />

<strong>de</strong> la peluquería, la farmacia<br />

con sus gusanos en frascos. Atiendo<br />

a si todo eso enmu<strong>de</strong>ce, atiendo<br />

a lo que dice cuando habla. Escritura<br />

produce escritura, traza aceras<br />

en medio <strong>de</strong> la vida. Pero es raro,<br />

un punto hostil, abierto<br />

en su exigencia.<br />

Se conoce sólo lo que ya estaba,<br />

Freud o Platón, lo mismo<br />

hacia atrás, ir excavando. Una escalera<br />

transparente, un grumo prieto<br />

con párpados <strong>de</strong> amapola.<br />

Contra Platón. Lo nuevo,<br />

lo que no era, un país<br />

<strong>de</strong> tierra, ojos en la cara.<br />

137


Esta vez he vuelto sólo<br />

por las flores <strong>de</strong> Nol<strong>de</strong><br />

–orquí<strong>de</strong>a, flor <strong>de</strong> verano–,<br />

la insólita vida <strong>de</strong> sus colores sombríos;<br />

la <strong>de</strong>sgrané, me la fui <strong>de</strong>scribiendo<br />

sin palabras. Luego muy <strong>de</strong> cerca<br />

reconocí el movimiento leve<br />

<strong>de</strong> la acuarela en el agua, <strong><strong>de</strong>l</strong> color<br />

<strong>de</strong>slizándose por el agua, parándose<br />

<strong>de</strong> golpe. La energía,<br />

el pulso <strong><strong>de</strong>l</strong> azar.<br />

138


María Antonia Ortega


María Antonia Ortega<br />

(Madrid, 1954)<br />

Forma parte <strong><strong>de</strong>l</strong> Consejo <strong>de</strong> Redacción <strong>de</strong> la revista Rey<br />

Lagarto y colabora en otras publicaciones como Los<br />

cua<strong>de</strong>rnos <strong><strong>de</strong>l</strong> sur <strong><strong>de</strong>l</strong> diario <strong>de</strong> Córdoba. Su obra está siendo<br />

traducida al rumano. Ha participado en diversas activida<strong>de</strong>s,<br />

<strong>de</strong>ntro y fuera <strong><strong>de</strong>l</strong> territorio nacional. Ha publicado ocho<br />

libros <strong>de</strong> poemas, entre ellos: Épica <strong>de</strong> la soledad (1988),<br />

La viña <strong>de</strong> oro (1989), Descenso al cielo (1991), El espía<br />

<strong>de</strong> Dios (1994), La pobreza dorada (<strong>20</strong>03) y el poema<br />

dramático Junio López (1999). Está incluida en varias<br />

antologías <strong>de</strong> la poesía española contemporánea: Elogio<br />

<strong>de</strong> la diferencia (1997), Ellas tienen la palabra (1997) y<br />

Milenio, poesía ultimísima (1999). Su poética conjuga <strong>de</strong><br />

forma original el espacio cotidiano con el mundo interior.<br />

La realidad adquiere en sus versos matices insólitos, porque<br />

se amplifica en la profundidad y ahonda en lo espiritual sin<br />

renunciar a lo material. Es una realidad que quiere verse<br />

más allá <strong>de</strong> las pupilas, pero no por ello ignora lo que tiene<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong>ante <strong>de</strong> los ojos. Así, lo marginal encuentra acomodo<br />

junto a lo excelso y el expresionismo, camina paralelo a la<br />

levedad, hasta fundirse en alguna encrucijada. La aparente<br />

inocencia <strong>de</strong> las palabras nuevas y limpias se cargan, a poco<br />

que profundicemos, <strong>de</strong> toda una ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> tradición que va<br />

<strong>de</strong> la poesía contemplativa al existencialismo, sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong><br />

pasar por la crítica social o la ironía feminista. Todo ello<br />

como en un susurro, sin elevar la voz, sin impostarla, pero<br />

siempre con tono contun<strong>de</strong>nte. Surrealismo, esperpento,<br />

duen<strong>de</strong>, drama, infancia, pensamiento, ironía, confesión, y<br />

141


lenguaje son conceptos cercanos a su mundo poético; un<br />

mundo que se ensancha hacia <strong>de</strong>ntro.<br />

142


LA GAVIOTA DE LA GUARDA<br />

I<br />

Preludio y fuga inicial <strong>de</strong> la palabra que<br />

No dudó poner su acento sobre un<br />

Corcel <strong>de</strong> larga huida<br />

Con bridas <strong>de</strong> quebradiza oscuridad:<br />

Rehusó abrirse<br />

Las venas <strong><strong>de</strong>l</strong> miedo. De la negra<br />

Garganta<br />

Tomó las tortuosas sendas. Evitó<br />

De aquellas plazas<br />

Don<strong>de</strong>, mandadas ahorcar <strong>de</strong>spués<br />

De un juicio severísimo,<br />

Algunas palabras se balanceaban<br />

De los árboles.<br />

Dispersó rebaños<br />

De los valles, por la corriente<br />

De los ríos no se hizo arrastrar.<br />

Así pudo<br />

Salvar todos los puentes y tocar<br />

El viento <strong>de</strong> la otra orilla;<br />

Asir las crines<br />

De la noche uncida <strong><strong>de</strong>l</strong>ante <strong>de</strong> su<br />

Furtiva yunta <strong>de</strong> ojos<br />

A carros, en los que otras eras<br />

143


Dejaron<br />

Atadas sus gavillas <strong>de</strong> estrellas;<br />

Y alzarse en brazos <strong>de</strong> antiguos<br />

Can<strong><strong>de</strong>l</strong>abros<br />

Que suben por escaleras<br />

De quebradiza oscuridad,<br />

Para iluminar el <strong>de</strong>sván,<br />

Don<strong>de</strong> un lugar que las ruinas<br />

Olvidan<br />

Duerme apoyando sobre sus lin<strong>de</strong>s<br />

El único nombre ileso que le queda<br />

De algún país secreto y<br />

Prometido.<br />

Terminaría allí <strong>de</strong> romper<br />

En silencio sus ca<strong>de</strong>nas.<br />

II<br />

Y si alguna vez llegas, palabra<br />

Salvadora, hasta<br />

La consumación <strong>de</strong> lo inexpresado<br />

Y luego <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>s regresar,<br />

Ven<br />

A mí<br />

Como una gaviota <strong>de</strong> la guarda,<br />

Para dotarme <strong>de</strong> nuevos<br />

Labios azotados por el mar,<br />

Don<strong>de</strong> yo pueda volver a nacer<br />

De la nada.<br />

144<br />

(De Épica <strong>de</strong> la soledad)


EL CUERPO<br />

I<br />

La noche oscura <strong><strong>de</strong>l</strong> cuerpo<br />

Tan gran<strong>de</strong> es el espanto que los miembros <strong>de</strong> mi cuerpo y<br />

todos sus músculos se me antojan una tripulación asustada<br />

a bordo <strong>de</strong> una nave a la que zaran<strong>de</strong>a la tormenta. Otras<br />

veces creo oír en él el crujido <strong>de</strong> alguna ma<strong>de</strong>ra, una<br />

puerta que golpea el viento, o los pasos sigilosos <strong>de</strong> algún<br />

visitante nocturno, tal vez los <strong>de</strong> algún ladrón.<br />

Mi cuerpo me da miedo algunos días, como si fuese una<br />

casa abandonada con los cristales <strong>de</strong> la ventana rotos y<br />

muchas veces saqueada, como si fuese una casa construida<br />

al bor<strong>de</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> precipicio, como si fuese una casa que nunca<br />

hubiera servido <strong>de</strong> hogar, como si ya se hubiesen muerto<br />

todos. Mi cuerpo ya es <strong>de</strong>masiado gran<strong>de</strong> para mí.<br />

LA BELLEZA<br />

Y así como la materia, cuando se ha acumulado, llega a<br />

veces a <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rse como la montaña; y cuando su nivel<br />

crece, el agua rebosa, y fuera ya <strong>de</strong> su cauce empapa la<br />

tierra y se convierte en humedad, ¡oh espíritu <strong><strong>de</strong>l</strong> agua, que<br />

se eleva hasta la llegada <strong>de</strong> las próximas lluvias!, así el<br />

145


espíritu no pue<strong>de</strong> continuar siéndolo durante mucho tiempo<br />

sin llegar a sublimarse en un cuerpo.<br />

Y así nace la belleza, hace así su acto <strong>de</strong> presencia, cuando<br />

aumenta la visibilidad <strong><strong>de</strong>l</strong> espíritu, y se gozan los sentidos<br />

repatriados.<br />

Huella tangible <strong><strong>de</strong>l</strong> espíritu es la belleza que pesa tanto<br />

como el cuerpo <strong>de</strong> un dios, como esa señal que los labios <strong>de</strong><br />

los peregrinos <strong>de</strong>jan en la piedra <strong>de</strong> los templos, ¡oh materia<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> espíritu, oh su cuerpo sensible, oh belleza!<br />

Alma mía, alma mía, busca un cuerpo en que pueda yo ser<br />

real, como el árbol, o la montaña encumbrada o la música<br />

ca<strong>de</strong>nciosa, un cuerpo que amanse como el canto <strong>de</strong> los<br />

pájaros, un cuerpo encendido. Dame un cuerpo <strong>de</strong>snudo,<br />

verda<strong>de</strong>ramente <strong>de</strong>snudo, y que no tenga otro pudor que la<br />

belleza, y aparta <strong>de</strong> mí todo cuerpo que en tu fuente no se<br />

bañe, o que en ella se hunda como un barco <strong>de</strong> barro.<br />

EL BALIDO DE LA OVEJA NEGRA<br />

146<br />

(De Descenso al cielo)<br />

Dice un radical romántico: <strong>de</strong> nada sirve ganar en un<br />

campo <strong>de</strong> batalla lo que <strong>de</strong>spués puedas per<strong>de</strong>r sobre un<br />

tablero <strong>de</strong> ajedrez, tomar a la fuerza lo que luego no seas<br />

capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r con buenos argumentos.<br />

Buena vida, buena educación, buen corazón, buen gusto.<br />

Esta es la 4B <strong>de</strong> un verda<strong>de</strong>ro radical-romántico.


Soy humil<strong>de</strong>. Si no me atrevo a <strong>de</strong>cir que vaya a luchar<br />

por un mundo mejor, sí por lo menos por un mundo más<br />

bello.<br />

Prefiero las revoluciones <strong><strong>de</strong>l</strong> siglo XIX a las <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>XX</strong>,<br />

pues si estas últimas han sido a favor <strong>de</strong> la igualdad, las<br />

primeras lo fueron a favor <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia.<br />

La vida es breve, pero algunos instantes son eternos.<br />

Indudablemente tengo un ramalazo católico, vivo en una<br />

comuna <strong>de</strong> católicos ortodoxos. Pero mi corazón canta<br />

como una ve<strong>de</strong>tte <strong>de</strong> los años sesenta: unas veces, cuando<br />

era más sensata, mami, me llamabas egoista; otras, cuando<br />

era más original, loca. Así era castigada en mi lucha por la<br />

libertad. Gracias a ti, mami, ahora me da menos vergüenza<br />

<strong>de</strong>snudarme que confesarle a alguien que le amo.<br />

El mundo <strong>de</strong> los abogados necesita un poeta, y el mundo <strong>de</strong><br />

los <strong>poetas</strong> un abogado <strong>de</strong>fensor. Trabajo preferentemente<br />

como abogado criminalista en mis ratos <strong>de</strong> ocio.<br />

Ahora voy archivando los casos en mi <strong>de</strong>spacho; a los<br />

procedimientos penales les llamo “las flores <strong><strong>de</strong>l</strong> mal”, y a<br />

los <strong>de</strong> divorcio “lo que el viento se llevó”.<br />

Pero volvamos otra vez al principio <strong>de</strong> este poema,<br />

cuya urdimbre e intriga no han <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> ser nunca una<br />

estrategia radical romántica.<br />

El amor es siempre un buen guión para malos actores. Por<br />

eso siempre sale mal.<br />

Mi doncellez es la soledad.<br />

Hay quien tiene muchos hijos, y quien forma parte <strong>de</strong><br />

muchas familias; <strong>de</strong> casi todas.<br />

De la pasión a la literatura, y <strong>de</strong> la literatura a la pasión<br />

sólo hay un paso.<br />

147


La pasión es la marea fuerte, atracción <strong>de</strong> la luna que <strong>de</strong>ja<br />

limpia la arena <strong>de</strong> la playa convertida en el cofre abierto<br />

<strong>de</strong> un tesoro, la fina arena <strong><strong>de</strong>l</strong> reloj <strong>de</strong> arena convertida<br />

en un <strong>de</strong>sierto interminable, como un tiempo que<br />

afortunadamente tarda todavía mucho en pasar.<br />

¡Vista el poeta un sobrio traje <strong>de</strong> chaqueta, pues, hoy por<br />

hoy, poeta ha <strong>de</strong> ser aquel capaz <strong>de</strong> dominar sus emociones,<br />

pero no su esperanza!<br />

Mientras “I miss you” <strong>de</strong> Haddaway es mi banda sonora; y<br />

os recuerdo que Rimbaud dijo: “Hay que ser absolutamente<br />

mo<strong>de</strong>rno”.<br />

Tristan Tzara dijo: “La poesía es acción”.<br />

Al encen<strong>de</strong>r la televisión, cuando llegué por la noche a<br />

mi casa, un personaje secundario, un oscuro teniente <strong>de</strong> la<br />

revolución mejicana, habló como si fuera un oráculo: “No<br />

existen ni el bien ni el mal, sino sólo distintos caminos, y<br />

cada cual ha <strong>de</strong> saber escoger el suyo”.<br />

Ramón Buenaventura dice: “El poeta ha <strong>de</strong> ser<br />

absolutamente magistral y excesivo”.<br />

Ruth Toledano dice: “El poeta ha <strong>de</strong> ser absolutamente<br />

atractivo”.<br />

Y yo digo que una pasión sin amante es como una religión<br />

sin Dios.<br />

Aquella noche que me emborraché, antes <strong>de</strong> ir a aquella<br />

fiesta, llamé a un prestigioso hombre <strong>de</strong> letras, cuyo<br />

nombre ahora no quiero <strong>de</strong>svelar, para <strong>de</strong>cirle: ganas me<br />

dan <strong>de</strong> suicidarme; me pasa lo contrario que a muchos<br />

escritores, ellos intentan encontrar la vida <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los<br />

libros; por el contrario, yo busco lo que dicen los libros<br />

148


en la vida.<br />

El mejor remedio contra la resaca <strong><strong>de</strong>l</strong> día siguiente es<br />

hacer <strong>de</strong> ella literatura.<br />

Las sábanas me aprietan como vendas. La resaca es una<br />

escayola que solamente me <strong>de</strong>ja mover con libertad un pie<br />

<strong>de</strong>snudo.<br />

Prefiero llamar a la terrible jaqueca, a las punzadas en la<br />

nuca, al temblor <strong>de</strong> las manos, al dolor <strong>de</strong> los ojos, y a<br />

los zumbidos en el oído, los cinco estigmas <strong>de</strong> la noche,<br />

porque, si no, serían irresistibles.<br />

El oficio <strong><strong>de</strong>l</strong> escritor es el más antiguo <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo, porque<br />

es el oficio <strong>de</strong> Dios, que ser y hacer sean lo mismo.<br />

Para el final <strong><strong>de</strong>l</strong> poema <strong>de</strong>jo estas frases aisladas que<br />

quedan fuera <strong><strong>de</strong>l</strong> contexto.<br />

La palabra es la cuerda en la que han <strong>de</strong> vibrar las<br />

emociones.<br />

Hay que tener talento para po<strong>de</strong>r sufrir.<br />

La verda<strong>de</strong>ra oración es un corazón rever<strong>de</strong>cido, bien<br />

dispuesto.<br />

(De El balido <strong>de</strong> la oveja negra)<br />

149


EL ESPÍA DE DIOS<br />

Dios no habita en lo alto, sino en lo profundo, y su revelación<br />

dura lo que un libro que se escribe en una noche.<br />

Y en su familia, familia <strong>de</strong> Dios, por lo menos hay siempre<br />

un loco y un poeta.<br />

Aquel que con él se ve en secreto, quienquiera que pueda<br />

reconocer al Invisible, a los <strong>de</strong>más infun<strong>de</strong> miedo, a los<br />

<strong>de</strong>más hombres.<br />

Pues tiene ojos <strong>de</strong> puta que se sienta en la barra <strong><strong>de</strong>l</strong> bar sola,<br />

y más hambre que una buscona.<br />

Pues hace los mismos gestos que un mudo hablando con<br />

otro mudo.<br />

Y está acosado por sus acreedores como ciervo que saltando<br />

<strong>de</strong> un tejado a otro es perseguido hasta un alero por una<br />

rehala <strong>de</strong> po<strong>de</strong>ncos sueltos entre cúpulas, chimeneas y<br />

letreros luminosos, porque sobre esta ciudad no solamente<br />

hay constelaciones, sino también extrañas cacerías.<br />

Así es el que ve a Dios, porque al que Dios mira es aquel<br />

que verda<strong>de</strong>ramente se ha quedado solo.<br />

Misteriosos jardines <strong>de</strong> la infancia, hoy mecidos por el<br />

viento como ángeles con las alas cubiertas <strong>de</strong> sombras,<br />

frutales que ayer resplan<strong>de</strong>cían como un fondo <strong>de</strong> coral.<br />

Al final <strong><strong>de</strong>l</strong> verano , cosíamos las hojas <strong>de</strong> los castaños con<br />

agujas <strong>de</strong> los pinos, y cuando escampaba <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la<br />

tormenta, salíamos para disfrutar <strong><strong>de</strong>l</strong> olor a tierra mojada.<br />

Pues el niño es el hombre más cerca <strong><strong>de</strong>l</strong> suelo, y el hombre<br />

150


el niño que vive más cerca <strong>de</strong> las estrellas.<br />

Cuando se cruzan con su candil una gitana triste y una<br />

poetisa inglesa es que ya va a amanecer.<br />

Antiguamente los ángeles todavía señalaban las cunas <strong>de</strong><br />

los recién nacidos. Tu ángel <strong>de</strong>bió confundirse porque te<br />

dio el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> otro.<br />

Quién podría enten<strong>de</strong>r un <strong>de</strong>stino así, el <strong>de</strong> espiar a Dios,<br />

el discretísimo, el que te contempla con ojos tan profundos<br />

como zulos.<br />

Un <strong>de</strong>stino, tan sólo, para escribir un libro en menos <strong>de</strong><br />

lo que dura una noche, un libro para pedir un milagro: No<br />

más alas/sino paracaídas <strong>de</strong> piedra./No más ángeles/sino<br />

hombres iniciados en la tristeza y el <strong>de</strong>seo./No más alas/<br />

sino náufragos con salvavidas <strong>de</strong> piedra./No más alas/sino<br />

un corazón insaciable.<br />

LA POBREZA DORADA<br />

(De El espía <strong>de</strong> Dios)<br />

La Peña <strong><strong>de</strong>l</strong> Águila: En la casa <strong><strong>de</strong>l</strong> padre, en la casa <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

padre hay muchas moradas.<br />

Yo vivo en el segundo patio interior entregada al sueño, la<br />

meditación y la lectura <strong>de</strong> los libros sagrados, sentada en el<br />

suelo.<br />

Suena el timbre. Me llama mi padre a su <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong> la<br />

zona suntuaria, y así me alecciona: “Hija mía muy amada,<br />

151


si en esta vida compensa <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> algo es <strong>de</strong> un sueño;<br />

el resto es <strong>de</strong>strucción. Y si no, mírame a mí; <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

recorrer el mundo entero estoy como al principio: pienso en<br />

uno que no conozco.<br />

No te muevas, puesto que alejarse es ya regresar, y el punto<br />

<strong>de</strong> partida es siempre el lugar <strong>de</strong> llegada, pues todo viaje<br />

se completa con el retorno; pero escucha atentamente los<br />

relatos <strong>de</strong> los vagabundos que vengan a visitarte.<br />

Vuelve a tu habitación, hija mía muy amada. Que en la casa<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> padre hay muchas moradas, muchas moradas”.<br />

Aparte <strong>de</strong> mi alma, otras dos me dan ahora su espíritu: el<br />

alcohol y la música.<br />

Los estigmas <strong>de</strong> la pasión tienen dos imágenes: la doncella<br />

que quiere en sus manos las llagas <strong>de</strong> Cristo, y la Prostituta;<br />

ninguna aventaja a la otra en elevación espiritual por los<br />

frescos <strong><strong>de</strong>l</strong> techo; pues, ¡cuánto exceso hay siempre en la<br />

renuncia, y cuánta renuncia en el exceso!<br />

EL LENGUAJE es el sueño más hermoso <strong><strong>de</strong>l</strong> hombre, pero<br />

también el más inalcanzable. Hablar es soñar.<br />

Pues la palabra pájaro, ¿acaso no vuela más alto que el<br />

pájaro?<br />

Y la palabra manzana, ¿no brilla más que el fruto?<br />

Y las rosas amarillas no florecen al mismo tiempo en mis<br />

labios que en mi jardín.<br />

152


HAY un impulso que es como el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> vivir, que nace <strong>de</strong><br />

la vida y es para la vida. Pero existen criaturas crepusculares<br />

cuya meta es la imaginación extrema, que nos acercan a la<br />

muerte y llenan <strong>de</strong> intensidad.<br />

Has hecho muy bien aceptando la vida, pero recuerda que la<br />

intensidad es el don y la belleza <strong>de</strong> la muerte.<br />

Decir por primera vez que el poeta está hecho para la muerte,<br />

es <strong>de</strong>cir para el presente, para enjoyar y adornar, celebrar<br />

nuestra carne mortal con hoja caduca, por ser más bella<br />

en otoño que el laurel; abrazar todo lo que es perece<strong>de</strong>ro<br />

precisamente por tener el privilegio <strong>de</strong> ser fugaz, como el<br />

color <strong>de</strong> las hojas en noviembre.<br />

Coronar nuestra carne mortal, envolverla con el olor <strong>de</strong> los<br />

parques en Otoño, es el único mérito <strong><strong>de</strong>l</strong> poeta.<br />

(De La pobreza dorada)<br />

153


Juan Carlos Suñén


Juan Carlos Suñén<br />

(Madrid, 1956)<br />

Fundador y director <strong>de</strong> la revista El Crítico. Ha ejercido<br />

la crítica literaria en los diarios El País y ABC, así como<br />

en distintos medios. Es director <strong>de</strong> la Escuela <strong>de</strong> Letras <strong>de</strong><br />

Madrid. Ha publicado hasta la fecha los siguientes libros<br />

<strong>de</strong> poemas: Para nunca ser vistos, Un ángel menos, Un<br />

hombre no <strong>de</strong>be ser recordado (Premio Rey Juan Carlos,<br />

1991), La prisa, El hombro izquierdo (Premio <strong>de</strong> Poesía<br />

Ciudad <strong>de</strong> Melilla, 1996), Cien niños, El viaje <strong>de</strong> todos<br />

(Premio Francisco <strong>de</strong> Quevedo <strong>20</strong>04 <strong><strong>de</strong>l</strong> Ayuntamiento <strong>de</strong><br />

Madrid) y La misma mitad. Ha sido incluido en La prueba<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> nueve, antología <strong>de</strong> poesía española actual <strong>de</strong> Antonio<br />

Ortega, El último tercio <strong><strong>de</strong>l</strong> siglo (1999) y Poesía española<br />

reciente (1980-<strong>20</strong>00), <strong>de</strong> Juan Cano Ballesta (<strong>20</strong>01). Dirige<br />

la colección “Narradores <strong>XX</strong>I” <strong>de</strong> la editorial Dilema.<br />

157


LA PRISA<br />

(Fragmento)<br />

1 Teníamos la prisa <strong>de</strong> las navajas.<br />

Doblábamos la manta en que dormían<br />

nuestros muertos y alzábamos el vaso<br />

en honor <strong>de</strong> algún sol mo<strong>de</strong>rno y limpio.<br />

Teníamos el orgullo,<br />

la salud y el regalo <strong>de</strong> la pobreza,<br />

las señales y el tiempo <strong>de</strong> las señales,<br />

la ignorancia y el brazo <strong>de</strong> la ignorancia,<br />

el pan,<br />

y la buena suerte.<br />

Teníamos la prisa <strong>de</strong> las navajas. Eso,<br />

y una escasa experiencia <strong>de</strong> lo fría<br />

2 que es la piel <strong>de</strong> la noche.<br />

Pero hoy <strong>de</strong> nosotros queda sólo este hombre<br />

al que el cielo molesta en una mano<br />

y en la otra la sed. Y que camina<br />

hacia su verda<strong>de</strong>ra soledad, camina<br />

hacia don<strong>de</strong> le espera<br />

159


160<br />

su espera retrasada,<br />

su recibo paciente, su noticia<br />

sin daño: tu hijo ha vuelto<br />

a las andadas, tienes<br />

3 que hablar con él.<br />

Y el hombre se pregunta<br />

si no será la prisa,<br />

que aún le sigue los pasos<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> su borrachera semanal, su tonto<br />

oficio, sus <strong>de</strong>beres<br />

paternos; que aún le duele<br />

el poco imán que queda <strong>de</strong> los muchos<br />

idos hacia su odio,<br />

o vueltos a su amor, pero con toda<br />

4 la luz intacta bajo su fantasma.<br />

Así el dolor que permanece puro<br />

en el miembro amputado. Pero ahora,<br />

encontrado y <strong>de</strong>spierto, ¿qué respuesta<br />

5 procura, qué confianza?<br />

Con las manos guardadas, ¿dón<strong>de</strong> cree


que va, si ya no sabe<br />

volver a ser el mismo que apostaba<br />

su bebida más sabia por la lluvia más fina,<br />

por animales bellos, por países<br />

equívocos? ¿Acaso<br />

no ha negado hoy también –su pie medido,<br />

y su flema en la puerta,<br />

entre cumplidas bolsas<br />

sin rubor– qué celoso<br />

asedio le persigue?<br />

Hemos estado<br />

sin duda <strong>de</strong>masiado y hemos visto<br />

6 al <strong>de</strong>sierto paciendo sobre los viejos días.<br />

¿Papá cómo se llevan<br />

los paraguas?, pregunta<br />

la pequeña. ¿Y qué importan,<br />

la muerte, los paraguas, la maldita<br />

velocidad <strong><strong>de</strong>l</strong> pensamiento?<br />

¿Y esta no requerida<br />

canción que le acompaña, que perdura<br />

como el dolor perdura<br />

161


7 en el miembro amputado?<br />

162<br />

Teníamos la prisa <strong>de</strong> las navajas. Pero,<br />

entre el sello y el mol<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong> la evi<strong>de</strong>ncia, entre<br />

la irritación y el libro<br />

<strong>de</strong> la temeridad, nos reservamos<br />

una <strong>de</strong>spreocupada<br />

posesión: esa frase<br />

que quedaba <strong>de</strong> menos temblando en las palabras,<br />

justo antes <strong><strong>de</strong>l</strong> dulce<br />

<strong>de</strong>ber <strong>de</strong> la ternura. Lo primero<br />

8 que enterramos sin casi darnos cuenta.<br />

Mira a su hijo, siente<br />

crujir el hueso (al levantarse para<br />

huir <strong>de</strong> esa mirada que hace crujir el hueso).<br />

Es así porque quiso<br />

rendir cuenta a una doble cacería:<br />

ganar al ciervo en su huella,


9 al rey en su para<strong>de</strong>ro.<br />

Y el que fue confiado en la intención <strong>de</strong> la muerte,<br />

alto en la reverberación <strong>de</strong> los metales,<br />

inmo<strong>de</strong>sto en el barro,<br />

<strong>de</strong>ja allí su crujido. Como uno<br />

<strong>de</strong> esos objetos <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r<br />

que el padre<br />

sacaba <strong><strong>de</strong>l</strong> cajón algunas noches<br />

en que el cielo era fuerte contra su mala cabeza<br />

–y miraba sin pleito:<br />

el llavero <strong>de</strong> bronce<br />

con una marca comercial grabada,<br />

el viejo encen<strong>de</strong>dor sin gasolina y una<br />

pulsera <strong>de</strong> reloj<br />

sin reloj, y la insignia<br />

representando un ibis–. Con esmero,<br />

los colocaba en fila sobre el hule<br />

y los limpiaba así, con la memoria,<br />

y volvía a guardarlos. Como uno<br />

<strong>de</strong> esos objetos años<br />

<strong>de</strong>spués aparecidos, sin recuerdo<br />

ni sobresalto ahora<br />

<strong>de</strong> su severidad, abandonados<br />

en el suelo <strong><strong>de</strong>l</strong> cuarto <strong>de</strong> la niña,<br />

163


10 <strong>de</strong>ja sin recoger ese crujido.<br />

164<br />

Ha estado a punto<br />

<strong>de</strong> caer por tierra nuevamente, pisa<br />

como <strong>de</strong> viaje, como cuando era<br />

(movimiento orgulloso)<br />

encontrado <strong>de</strong> aquel <strong>de</strong>stino, dueño<br />

que iba extrañando el mar: avaras piedras<br />

sostenían la inmensa <strong>de</strong>sidia <strong>de</strong> las aguas,<br />

escoltaban un signo obligatorio,<br />

mudo allí en medio <strong>de</strong> la caridad.<br />

Ha pasado <strong>de</strong> largo.<br />

En Occi<strong>de</strong>nte había todo eso y cobijo<br />

11 y papeles pequeños que se iban sumando.<br />

Luego el primer milagro y el espeso<br />

café antes <strong>de</strong> marchar aconsejado<br />

por la audaz prostituta<br />

o el tímido ladrón (nada te guar<strong>de</strong>s<br />

que puedas compartir,<br />

nunca procures<br />

nada que no sepas guardar).<br />

Posible<br />

se apoya en tu recuerdo –pero pasas<br />

<strong>de</strong> largo– sostenida<br />

por su traje <strong>de</strong> fiesta,


esa mujer occi<strong>de</strong>ntal que quiere,<br />

para su vaso sin <strong>de</strong>talle, para<br />

su embriaguez generosa,<br />

12 una oración mentida y un sitio retirado.<br />

Sin hacer,<br />

¿<strong>de</strong> qué cuarto<br />

vuelve sola esta música fantasma?<br />

¿A qué lugar vacío, hacia qué hora<br />

consumida se vuelve<br />

como al dolor el gesto<br />

<strong>de</strong> la mano se vuelve, <strong>de</strong>fensivo,<br />

13 en el miembro amputado?<br />

Reclamaban<br />

al abandono <strong>de</strong> la ley, los puertos:<br />

juntos sólo sabían<br />

una medida <strong>de</strong> la soledad.<br />

Pero ahora recuerda, se confun<strong>de</strong>.<br />

Busca un cuarto pasado junto a otra<br />

mujer, en Occi<strong>de</strong>nte.<br />

Oye cantar un canto<br />

confiado, lo oye<br />

volverse <strong>de</strong>uda en la ciudad obsequiada.<br />

165


166<br />

Un momento, tan sólo, se confun<strong>de</strong>.<br />

Y esa noche soñaba con el peor <strong>de</strong> sus seres:<br />

ángel acobardado que envejece sin tregua<br />

14 en el funeral <strong>de</strong> la luz.<br />

EL HOMBRO IZQUIERDO<br />

Este día es <strong><strong>de</strong>l</strong> viento<br />

que no prescin<strong>de</strong>,<br />

y <strong>de</strong> la luz, que no avisa.<br />

Y hoy el hombre, que nunca<br />

tuvo miedo a caer, ha <strong>de</strong>scendido<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> monte <strong>de</strong>sbastando<br />

su palo. Cortó uno<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> mismo tronco a duras<br />

penas vivo, su padre; pero ese<br />

se hizo no con esta<br />

escabrosa paciencia <strong><strong>de</strong>l</strong> que talla<br />

para saber, sino sabiendo cómo<br />

se hace un bastón. No había<br />

en cosa alguna esta paciencia: todo<br />

era tal e ignorado,<br />

como el verano fue júbilo,<br />

la cal urgente y sin hueso.<br />

(Fragmento)


Y en el roble:<br />

dura la agalla y fina<br />

la vara <strong><strong>de</strong>l</strong> porvenir.<br />

............<br />

De otras manos bajaban la sed y la naranja,<br />

el vaso limpio, y el sable<br />

oliva en la firmeza <strong>de</strong> los balcones,<br />

el secreto <strong><strong>de</strong>l</strong> aire iluminado por las bandadas,<br />

el sol en los tejados batiendo rojo, gran<strong>de</strong>,<br />

blanco en limpios cuadrados sobre la hierba.<br />

De otras manos la esquiva,<br />

el olor a cermeña,<br />

la beatitud <strong><strong>de</strong>l</strong> campo entre dos osas.<br />

............<br />

El ten<strong>de</strong><strong>de</strong>ro y el añil, las niñas<br />

<strong>de</strong> otro lugar, el muro<br />

albero. Imaginaba entonces<br />

<strong>de</strong>jarse al mar no visto<br />

aún, abandonarse<br />

a ellas como un hombre, junto a ese<br />

volverse así como los campos, campo<br />

tensado sobre un solo<br />

tañido, yendo hacia lo abrupto, cofre<br />

no <strong>de</strong> lo quieto o lo vivo,<br />

sino <strong><strong>de</strong>l</strong> gran silencio sopesado un instante<br />

antes <strong>de</strong> la creación. La ropa blanca<br />

167


y el azul verda<strong>de</strong>ro. Pero ya la pinza<br />

se esforzaba en los <strong>de</strong>dos<br />

<strong>de</strong> la mayor, pequeña todavía<br />

para llegar a la cuerda.<br />

............<br />

Es <strong>de</strong> roble el <strong>de</strong> ahora.<br />

Le ha hecho un puño <strong><strong>de</strong>l</strong> brezo<br />

<strong>de</strong> la la<strong>de</strong>ra don<strong>de</strong> habita noches<br />

que no confun<strong>de</strong>n<br />

el animal paciente,<br />

el animal aún dueño<br />

<strong>de</strong> sí, el que no procura. Decidido<br />

entre varias raíces<br />

<strong>de</strong>sigualmente valiosas.<br />

De este lado el dolor,<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> otro el palo.<br />

Así ha vuelto a su casa, sin tropiezos.<br />

Este día es <strong><strong>de</strong>l</strong> hombre arrastrado en un vórtice,<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> que no muele culpa.<br />

............<br />

De hierba santa el vaso:<br />

<strong>de</strong> caña, que no arroja<br />

sobra sino una mancha amarillenta<br />

168


sobre el barniz. Comienza<br />

su trabajo pero algo le replica<br />

que nada es efectivo hasta que baja al sueño.<br />

Entra entonces <strong>de</strong> nuevo en la casa cerrada,<br />

ahora por la rendija –entre el cenizo blanco<br />

y el torvisco incipiente– <strong>de</strong> la puerta<br />

<strong>de</strong> forja como hace, silenciosa,<br />

la corneja en la encina<br />

hueca. Lo sueña uno<br />

que prefirió humillarse<br />

a humillarse, arrojarse<br />

a caer con miedo. Para<br />

no alterar la maraña,<br />

se levanta a sí mismo <strong><strong>de</strong>l</strong> suelo<br />

tirando <strong>de</strong> las lengüetas <strong>de</strong> sus zapatos. Dice:<br />

fíjate en la leñosa<br />

raíz: tolera el hacha.<br />

La voz.<br />

............<br />

Se echaba<br />

toda la tar<strong>de</strong> en el jaral<br />

la cabra y luego<br />

se le peinaba la pelambre<br />

y se ponía la lana a hervir en vino.<br />

Se cuajaba <strong>de</strong> noche,<br />

al aire. Era lo suyo<br />

entonces. Y ahora cómo<br />

169


hace usted esa receta. Ni los viejos.<br />

Mírele bien, si habría<br />

que ver si no es verdad: si no son siete<br />

y no seis a la izquierda,<br />

y seis a la <strong>de</strong>recha<br />

y no más los agüeros<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> hombre. Así le importa<br />

la medicina que se traiga,<br />

a quien quiere vencerse<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> otro lado.<br />

............<br />

Éste ha podido tanto –acompaña a uno<br />

que es verda<strong>de</strong>ro y viene<br />

<strong>de</strong> abajo– <strong>de</strong> lo mucho<br />

que no se cuenta, éste ha rendido golpes<br />

sin otra causa que vivir, se ha hecho<br />

así al amparo <strong>de</strong> ce<strong>de</strong>r a duras<br />

cortezas: juntos, pero<br />

no solos, llegan a la fiebre. Se confun<strong>de</strong>n<br />

tras un cristal <strong>de</strong> veneno.<br />

Otra, <strong>de</strong> nadie,<br />

voz dice que la noche presta<br />

ofensa a los contratados<br />

para buscar enemigo.<br />

............<br />

170


Viene con ellos el precio<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> trabajo, y la otra<br />

más antigua, más cierta<br />

voz que le dice <strong><strong>de</strong>l</strong> que sube, baja<br />

la enreda<strong>de</strong>ra y luego la <strong>de</strong>rriba.<br />

Viene lo que era nuevo<br />

y encendía las luces <strong>de</strong> la noche<br />

como un regalo al mundo<br />

pequeño. Y toma todo<br />

la calidad <strong>de</strong> un sorbo más <strong>de</strong> eso,<br />

y el mismo timbre. El que antes<br />

<strong>de</strong> irse mueve las brasas,<br />

mira hacia arriba y se teme<br />

puro episodio. Corre las cortinas<br />

por que no entre la luz y dice algo<br />

sobre el jardín que el otro no respon<strong>de</strong>.<br />

............<br />

Toda la noche ha estado funcionando<br />

el aparato <strong>de</strong> televisión. Y ha sido<br />

<strong>de</strong>ntro un sonido, aunque absurdo,<br />

arrogante: han caído<br />

regiones y han ardido<br />

convoyes, la cigüeña<br />

vuela serenamente. Verda<strong>de</strong>ras<br />

regiones y esperados<br />

convoyes, las ortigas<br />

han tomado la tierra reservada<br />

a la frambuesa. Todo<br />

acabará teniendo su lugar en esta<br />

171


nueva rutina. Incluso<br />

que uno otra vez pa<strong>de</strong>zca la mirada<br />

sin honor, y que otro<br />

ceda su manta inútil<br />

a la orfandad <strong>de</strong> fuera.<br />

............<br />

No es <strong>de</strong> la enfermedad ese zumbido.<br />

La tormenta ha aclarado el horizonte<br />

y ha borrado el sen<strong>de</strong>ro. Reverberan<br />

los libros <strong>de</strong>ntro, la presencia <strong>de</strong> otros<br />

días en la memoria, el ajetreo<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> mirlo en el jardín.<br />

Entre el exhausto<br />

visillo y el cristal busca su hueco<br />

la abeja: así no tiene<br />

(como él no tiene más que su mal sueño,<br />

o su sueño) otro rango<br />

ni baza que sus últimas brazadas<br />

para per<strong>de</strong>r el largo <strong><strong>de</strong>l</strong> horizonte.<br />

............<br />

Junto al rescoldo ha dormido<br />

un perro rojo como la miel. La boca<br />

le sabe a color malva, a religión y a cuarzo.<br />

El animal vigila cada gesto y su propio<br />

172


miedo. No toma el pan <strong>de</strong> la mano.<br />

Tampoco salta para atraparlo antes<br />

<strong>de</strong> que llegue a la alfombra.<br />

............<br />

Se ha acercado<br />

por fin, reclina el peso<br />

<strong>de</strong> la cabeza sobre<br />

las rodillas <strong>de</strong>snudas <strong><strong>de</strong>l</strong> centésimo mono.<br />

173


Esther Zarraluki


Esther Zarraluki<br />

(Barcelona, 1956)<br />

Es licenciada en Filología Hispánica y se <strong>de</strong>dica a la<br />

enseñanza. Dirigió cursos en la Casa <strong>de</strong> Cultura <strong>de</strong> Girona y<br />

ha co-coordinado durante varios años la Setmana <strong>de</strong> Poesía<br />

<strong>de</strong> Barcelona. Forma parte <strong>de</strong> la redacción <strong>de</strong> la revista<br />

Barcelona Poesía 80. Ha publicado los poemarios Ahora,<br />

quizás, el juego (1982), Cobalto (1996), y los cua<strong>de</strong>rnos El<br />

extraño (<strong>20</strong>00), Visitas (<strong>20</strong>04) y El fruto oscuro (<strong>20</strong>05) con<br />

poemas que más tar<strong>de</strong> incorporó a Dón<strong>de</strong> (<strong>20</strong>06). Su obra<br />

ha aparecido en diversas antologías, como Ellas tienen la<br />

palabra (1997), Traversie (<strong>20</strong>03), Por vivir aquí (<strong>20</strong>03) y<br />

The other poetry of Barcelona (<strong>20</strong>04).<br />

177


ABRES la puerta<br />

como si atrás quedara un acci<strong>de</strong>nte.<br />

La calle está en or<strong>de</strong>n. La bondad <strong>de</strong> las acacias<br />

cae <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo alto y <strong>de</strong>ja las aceras sembradas.<br />

Mujeres limpian pescado y ríen<br />

enseñándote su presa<br />

–Mira, aún vive.<br />

Vas don<strong>de</strong> ellas explican las mañanas,<br />

el paso rápido, la conjura <strong>de</strong> los dientes,<br />

gotas <strong>de</strong> leche en el embozo.<br />

–Acércate, aún vive.<br />

Una canción bucea el aire<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la esquina que ocupa el muchacho<br />

atento:<br />

hielo liso<br />

un paraíso<br />

para el que bien sabe bailar.<br />

Tintinean las monedas,<br />

el peso tiñe el cuello <strong>de</strong> las camisas,<br />

roce <strong>de</strong> rodillas, un paseo<br />

hacia la noche.<br />

Y en la esquina una estudiante sonríe<br />

y el muchacho se pregunta si<br />

pondrá los labios don<strong>de</strong> pi<strong>de</strong>.<br />

El agua ya encharca el suelo.<br />

Un canturreo barre la calle.<br />

Las sámaras buscan un trozo <strong>de</strong> tierra<br />

y niños las <strong>de</strong>vuelven al aire, arriba, arriba.<br />

179


Entre los dos planos:<br />

las cosas que acaricio<br />

y que brillan en mis <strong>de</strong>dos,<br />

sin necesidad <strong>de</strong> que nada las cubra<br />

y aquello que intuyo, un centro<br />

difícil <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir y que huye<br />

<strong>de</strong> la metáfora, aparece<br />

el otro. Me enseña<br />

sus yemas y el contagio<br />

<strong>de</strong> lo que toca, algo que no sabe<br />

y que le lleva al silencio<br />

cuando me mira.<br />

Nos acariciamos<br />

como si la carne fuera<br />

el punto exacto<br />

entre lo que escapa.<br />

*<br />

Las pesca<strong>de</strong>ras<br />

remueven el hielo<br />

hablan con el cliente y piensan<br />

en sus cosas, algunas<br />

con los pezones duros bajo<br />

el milagro <strong>de</strong> sus puntillas<br />

<strong>de</strong> noche aman sus carnes<br />

tiran las cabezas al suelo<br />

180


<strong>de</strong>scaman la piel<br />

con encías inocentes<br />

asoman sus uñas rojas cuando<br />

<strong>de</strong>stripan al pez y<br />

le cambian el nombre<br />

el poema se les parece<br />

*<br />

Era niño.<br />

Subía por la cuesta<br />

con los bolsillos llenos <strong>de</strong> tréboles.<br />

Las casas están vacías<br />

y los años por venir<br />

a su boca ávida <strong>de</strong> leche.<br />

No es la música que espera,<br />

no es la luz que espera,<br />

y las sabe insalvables ya,<br />

como un balón al fondo<br />

<strong>de</strong> un barranco.<br />

Camina y se hace hombre<br />

mientras con <strong>de</strong>dos fríos<br />

come amargo sabor<br />

por distraerse.<br />

181


*<br />

Una mujer arranca plantas<br />

que <strong>de</strong>jó morir. Las miraba<br />

secarse. Con sus sucios <strong>de</strong>dos<br />

se ensaña en las raíces,<br />

en la traición, en los tentáculos<br />

<strong>de</strong> la hermosura.<br />

*<br />

El visitante me mira.<br />

Parece triste<br />

y <strong>de</strong>jo que beba en mi vaso<br />

y que me quite las medias<br />

mientras dice obscenida<strong>de</strong>s<br />

con la lengua llena<br />

<strong>de</strong> flores y <strong>de</strong> grillos.<br />

El visitante me observa.<br />

Ronda por la casa<br />

y en el centro <strong>de</strong> mis sueños.<br />

Cuando le acuso <strong>de</strong> traición<br />

me enseña las hierbas<br />

con que lavó mis ojos<br />

y si tengo sed<br />

me da la carne <strong>de</strong> tu nombre.<br />

Ahora retoza en mis papeles.<br />

182


*<br />

Nada se parece<br />

a un tallo en el agua.<br />

Los durmientes quieren ser carneros al sol,<br />

pero sueñan viejas persianas<br />

que escon<strong>de</strong>n la matanza, el celo,<br />

intimida<strong>de</strong>s como un aliento.<br />

Y puertas a las que alguien regresará<br />

a través <strong>de</strong> corredores iluminados<br />

cuando acabe el día.<br />

Y mujeres que <strong>de</strong>jarán apresar su pelo en lo oscuro<br />

y parirán en habitaciones blancas<br />

y con urgencia<br />

ahogarán el peligro en alimento.<br />

Nada se parece al silencio<br />

<strong>de</strong> un tallo en el agua.<br />

*<br />

Como dijiste<br />

al atar<strong>de</strong>cer<br />

nadé hasta no po<strong>de</strong>r más<br />

y ja<strong>de</strong>ante miré hacia la playa.<br />

Los vencejos rastrean ya la noche.<br />

Con ellos regreso<br />

a la promesa <strong>de</strong> lo quieto<br />

y al placer <strong><strong>de</strong>l</strong> agua, <strong>de</strong> la luz,<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> movimiento<br />

183


(escribía esto cuando llamaron. La mujer se apoyó en el<br />

quicio y <strong>de</strong>sgranó una historia plagada <strong>de</strong> contrarieda<strong>de</strong>s.<br />

Sangra, dijo, le da miedo la calle. Mis padres envejecen<br />

y me repiten por teléfono lo solos que les ha <strong>de</strong>jado mi<br />

infancia. No tengo dinero para zapatos. Escuché un rato<br />

y cerré la puerta suavemente)<br />

BIENES<br />

La culpa<br />

atesora mis bienes<br />

manos huesudas los guardan<br />

en escotes sin leche<br />

sin piel dulce.<br />

Saco mis ahorros uno<br />

a uno<br />

para dártelos<br />

a ti. La culpa duerme.<br />

184<br />

(De Cobalto)


UNA NOCHE EN HENOC<br />

I<br />

Nací en esta ciudad.<br />

Y canté el polvo en los lirios,<br />

la sequía en el pantano,<br />

las negras negras noches.<br />

Mis padres me <strong>de</strong>jaron aquí,<br />

rígida en la ensoñación <strong><strong>de</strong>l</strong> junco y el agua,<br />

oliendo la métrica en los sauces<br />

en esta ciudad.<br />

Puse aquí a mis hijos,<br />

les hablé <strong><strong>de</strong>l</strong> lirio y la noche,<br />

<strong>de</strong> su brillo, <strong>de</strong> los dóciles juncos.<br />

Ablandaremos el barro, dije,<br />

como pájaros<br />

que hacen sus nidos con piedras.<br />

II<br />

Fue por amor<br />

por quien <strong>de</strong>sdije el nombre heredado<br />

y escarbé en mi memoria<br />

lo indigno: una frase que pudiera <strong>de</strong>cir.<br />

Lo indigno: mi nacimiento<br />

y este relato <strong>de</strong> nacimientos y muertes,<br />

este acci<strong>de</strong>nte sucesivo.<br />

185


Lo indigno: la piedra <strong>de</strong> mi construcción.<br />

Por amor rompo mis herramientas,<br />

me <strong>de</strong>jo en el vacío,<br />

me obligo a mirar.<br />

¿Qué palabras seré capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir<br />

aquí, por amor?<br />

III<br />

La noche en el mar<br />

los ruidos en la noche<br />

don<strong>de</strong> nada germina<br />

sólo hay que llevar<br />

el cuerpo a la orilla<br />

que permite la historia<br />

llegar<br />

los juncos se rompen<br />

con sonido humano,<br />

<strong>de</strong> vértebra,<br />

hablamos <strong>de</strong><br />

sufrimiento<br />

y <strong>de</strong> amor<br />

en el agua negra que corre,<br />

186


con sonido humano,<br />

<strong>de</strong> vértebra.<br />

IV<br />

Abre la puerta,<br />

que la noche se cierra<br />

sin hierba doblegada,<br />

sin una bestia <strong>de</strong> sangre caliente<br />

que tienda la promesa <strong>de</strong> su lomo,<br />

sin pájaros, sin vuelo.<br />

Busco en los restos el léxico<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> mundo, el agua que fluye<br />

y el fuego que alza la vista hacia el centro,<br />

la sangre busco, las palabras que abrirán la puerta<br />

<strong>de</strong> la casa paterna.<br />

¿Qué ves, qué escuchas?<br />

Apoyas la frente en el otro lado, tras el cristal.<br />

No oigo la música, pero<br />

escribes signos con el <strong>de</strong>do,<br />

sobrecogido.<br />

V<br />

Transcurren los minutos.<br />

Indagamos la dulzura ante la caja por abrir,<br />

sin levantar la voz,<br />

el templo <strong><strong>de</strong>l</strong> amor en la nada.<br />

187


VISITAS<br />

La conozco.<br />

Se pone sus mejores ropas<br />

cuando oye su nombre,<br />

acerca una mueca y dice que<br />

perfuma el aire<br />

<strong>de</strong> ausencia. Se sienta<br />

en la galería con sus medias negras<br />

y mira a la vecina<br />

ten<strong>de</strong>r la ropa, le hace crecer<br />

algo en el pecho, un exceso,<br />

tamborilea con los <strong>de</strong>dos, oye,<br />

escoge un ruido<br />

a través <strong>de</strong> la ventana,<br />

en la ciudad. A veces<br />

se ríe y nos llama<br />

hermanos,<br />

dice que bailamos<br />

con la violencia <strong>de</strong> amantes<br />

que aborrecen el silencio,<br />

el mundo perdido,<br />

la paz.<br />

Qué elegante es la muerte.<br />

Cierro la persiana<br />

y la distraigo con mis canciones.<br />

188<br />

(De Dón<strong>de</strong>)


Tomás Sánchez Santiago


Tomás Sánchez Santiago<br />

(Zamora, 1957)<br />

Ha publicado: Amenaza en la fiesta, La secreta labor <strong>de</strong><br />

cinco inviernos, Vida <strong><strong>de</strong>l</strong> topo, Ciudadanía, En familia y,<br />

recientemente, El que <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>na. En <strong>20</strong>01 apareció en Lisboa<br />

una antología bilingüe <strong>de</strong> su poesía (Detrás <strong>de</strong> los lápices).<br />

En prosa ha publicado Para qué sirven los charcos y Los<br />

pormenores, libros “<strong>de</strong> escritura repentina” los ha llamado<br />

el autor. Su novela Calle Feria (<strong>20</strong>07) fue galardonada con<br />

el premio Ciudad <strong>de</strong> Salamanca. Una amplia selección <strong>de</strong><br />

artículos periodísticos apareció reunida bajo el título Salvo<br />

error u omisión. Se ha aproximado con ediciones críticas,<br />

estudios y artículos a autores como Bécquer, Julio Verne,<br />

Carlos Barral, Claudio Rodríguez, Antonio Gamoneda o<br />

Aníbal Núñez. Asimismo, se ha ocupado <strong>de</strong> artistas <strong>de</strong> la<br />

vanguardia como el escultor Baltasar Lobo o la pintora Delhy<br />

Tejero, <strong>de</strong> quien editó sus diarios Los cua<strong>de</strong>rnines (1936-<br />

1968). Resi<strong>de</strong> en León.<br />

191


No sé por qué no quiero que me pille diciembre<br />

–sus jardines <strong>de</strong> plata, sus relojes sin sueño<br />

y sus lanas cansadas–. Es hora <strong>de</strong> cerrar<br />

las alas a las tiendas. Sé que ven<strong>de</strong>n gemidos<br />

en una calle oblonga don<strong>de</strong> hay frascos con llanto<br />

encerrado <strong>de</strong> niñas. Llevadme allí. Y si vuelven<br />

pájaros silenciosos, no les <strong>de</strong>jéis que ani<strong>de</strong>n<br />

en lugares don<strong>de</strong> hubo pajas muertas y dicha<br />

templada. Nos veremos más acá <strong>de</strong> los brillos<br />

que pone en sus fronteras este mes malvenido.<br />

Por sus aceras lisas hay un hielo que amarga<br />

los pasos confiados <strong>de</strong> quienes traen azúcares.<br />

DESMANTELAMIENTO DEL SÁBADO<br />

(Retracción)<br />

(De Vida <strong><strong>de</strong>l</strong> topo)<br />

Mientras me acerco a casa, y parece imposible<br />

que los sentidos puedan <strong>de</strong>senten<strong>de</strong>rse al fin<br />

<strong>de</strong> lo último probado, recogido en la noche<br />

entre rostros cruzados por la luz <strong><strong>de</strong>l</strong> alcohol,<br />

por un humo que <strong>de</strong>ja el aire emputecido<br />

<strong>de</strong> nostalgia en los bares, pienso en ti. No te veo<br />

mejor que veo a las huertas últimas que ya enfilo,<br />

193


ancladas en lo negro. Me lo impi<strong>de</strong>n las ráfagas<br />

<strong>de</strong> escenas ya <strong>de</strong>shechas, pero que se resisten<br />

a aceptar la sentencia hermosa <strong>de</strong> lo efímero<br />

y me golpean y huyen como olas que cloquean<br />

contra el cantil. Mira que si nada fuera cierto<br />

-como pasa en los sueños, en las corolas <strong>de</strong> los<br />

fuegos artificiales que luego se hacen lágrimasy<br />

tú no me aguardaras con el rostro enterrado,<br />

con el aliento absuelto <strong>de</strong> la respiración<br />

inocente y segura que te sube <strong><strong>de</strong>l</strong> pecho<br />

y casi lo hace hervir… mira que si estirase<br />

la piel y no estuvieras, la brújula <strong><strong>de</strong>l</strong> sexo<br />

se hubiese extraviado en un pozo sin fondo<br />

y sin regreso… Dime que sí lo entien<strong>de</strong>s, anda,<br />

que sabes que te quiero más si salgo a buscar<br />

peligros po<strong>de</strong>rosos que en tu rostro no caben.<br />

Que compren<strong>de</strong>s lo oscuro <strong>de</strong> vivir resistiendo<br />

sobre un volcán abierto sin querer <strong>de</strong>spertarlo<br />

ni ocultar entre nieves sus labios luminosos…<br />

Hasta que los veloces paños <strong><strong>de</strong>l</strong> alba estallen<br />

y me <strong>de</strong>sacrediten un poco más el rostro,<br />

quiero mirar en vilo la alta carrocería<br />

que hincha al cielo <strong>de</strong> luces, la ensalivada luna<br />

que íntimo empuja el pecho por los hoyos <strong><strong>de</strong>l</strong> río<br />

y es el único cuerpo que aún me da la cara.<br />

194


MUDANZA<br />

Ya van a ser los días <strong><strong>de</strong>l</strong> abandono.<br />

Las músicas <strong>de</strong> las tormentas, qué or<strong>de</strong>n<br />

eficaz <strong>de</strong> mugidos que bajasen<br />

a llenar los insomnios <strong>de</strong> aventura<br />

y <strong>de</strong> campanas muertas. Deslizarse<br />

por los manteles <strong>de</strong> los calendarios<br />

hacia atrás, hacia luces primordiales,<br />

antes <strong>de</strong> que el vacío pueble estas salas<br />

y entren en ellas ojos extranjeros.<br />

A solas con la edad y la memoria,<br />

el dulce estorbo <strong><strong>de</strong>l</strong> pasado abruma<br />

y <strong>de</strong>ja miel y sal en el aspecto<br />

solar <strong>de</strong> las tarimas. Y hay canciones<br />

secretas en la paz <strong>de</strong> los objetos,<br />

sones traseros, rumores que aún mojan<br />

rezagados la dicha o el dolor<br />

(en todo tacto, fértil suena un tiempo).<br />

Oirás pronto gemir, arrodillada,<br />

la materia que actúa entre otras manos<br />

industriales y ciegas, no citadas<br />

para otra ceremonia que el vaciado<br />

veloz. Te harás a un lado. Nadie sabe<br />

que por la oscuridad <strong>de</strong> los camiones<br />

la plata sueña aún penosamente.<br />

(De En familia)<br />

195


POR mucho que caiga el tamaño <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sgana<br />

encima <strong>de</strong> las asas y <strong>de</strong> las cremalleras<br />

quietas, <strong>de</strong>sentendidas en armarios<br />

don<strong>de</strong> duerme el pasado y sus moluscos oscuros,<br />

196<br />

nosotros siempre oímos <strong><strong>de</strong>l</strong>ante otra canción.<br />

Y aunque vaya entrando silencio en las maletas,<br />

como una mujer húmeda que al pasar <strong>de</strong>je<br />

huevas furiosas y el licor <strong>de</strong> la lástima<br />

en habitaciones <strong>de</strong> ropas <strong>de</strong>sesperadas<br />

que se enfrían bajo la teoría <strong><strong>de</strong>l</strong> abandono,<br />

nosotros esperamos una convocatoria.<br />

Cerrarán el ala los candados<br />

con su mordisco exacto.<br />

Veremos las espaldas <strong>de</strong> las cosas,<br />

para siempre entregadas a su totalidad.<br />

Estará todo pleno y sosegado<br />

y frío<br />

como toallas tranquilas en la noche.<br />

Y, sin embargo,


más que nunca esos signos nos anuncian<br />

que son preparativos <strong>de</strong> un viaje.<br />

PASIÓN DEL DESENCUENTRO<br />

Todo lugar es también un camino.<br />

Roberto Juarroz<br />

Llego siempre a buscar<br />

lo que ya sólo se halla en la música<br />

imposible <strong>de</strong> las <strong>de</strong>spedidas,<br />

en el dulce apagón <strong>de</strong> las equivocaciones.<br />

Y ese es mi sino<br />

y esa es mi gloria: acertar<br />

el corazón helado <strong><strong>de</strong>l</strong> silencio,<br />

recoger con las manos una luz <strong>de</strong>rrotada<br />

como la que entra, íntima y torpe,<br />

en las escuelas y en los balnearios achuchados<br />

por el abandono<br />

y el estremecimiento maldito <strong>de</strong> la lástima.<br />

Las horas, con su fábula y su norma<br />

<strong>de</strong> estructuras que sólo dan fijeza,<br />

se llevan actos firmes y sólidos diversos.<br />

Improbable materia <strong>de</strong> certeza.<br />

Pero en el trámite<br />

197


queda lo <strong>de</strong>shuesado para quien cree<br />

que está el muestrario <strong>de</strong> la verdad<br />

en las sustancias quietas <strong><strong>de</strong>l</strong> vacío,<br />

en el sorbo que <strong>de</strong>sclava<br />

el revés enterrado <strong>de</strong> las actuaciones,<br />

allá don<strong>de</strong> se mojan<br />

<strong>de</strong> lágrimas finales<br />

últimos adjetivos<br />

que cuidan la tardanza,<br />

que se <strong>de</strong>sencaminan<br />

y van a un <strong>de</strong>sencuentro con las cosas.<br />

VALS DE LO TARDÍO<br />

Está la edad <strong>de</strong> las mujeres solas<br />

y el ruido aplazado <strong>de</strong> las salsas en las servilletas<br />

usadas y está el olor silvestre<br />

que <strong>de</strong>sata el olvido en medio <strong>de</strong> la noche<br />

sobre la <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> nuestro cuerpo,<br />

<strong>de</strong>sorientado hacia el silencio como un compás<br />

que ya no <strong>de</strong>signara.<br />

Y está el humo rizado que sale<br />

soñoliento por las toallas benignas<br />

cuando los aletazos <strong>de</strong> las manos,<br />

allá en la última luz que cancela la tar<strong>de</strong>,<br />

sueltan jugos y pérdidas<br />

198


... y el misterio <strong><strong>de</strong>l</strong> moho...<br />

... y el agua <strong>de</strong>rrotada,<br />

sollozando en los charcos...<br />

y así este <strong>de</strong>sfile innumerable<br />

<strong>de</strong> citas <strong>de</strong>safinadas<br />

<strong>de</strong>ja en el corazón<br />

la crema maltratada <strong>de</strong> lo tardío<br />

llamando como pue<strong>de</strong>,<br />

entre esfuerzos por no entregar el pulso<br />

a las anulaciones<br />

y entre contratos con la <strong>de</strong>ja<strong>de</strong>z,<br />

con la pureza<br />

<strong>de</strong> lo que no está en plenitud<br />

y sólo recula<br />

con la cara dada a las sombras,<br />

y ya iba a florecer<br />

pero prefiere un sueño<br />

y se <strong>de</strong>sdice.<br />

AHORA<br />

(y qué estará pasando en una habitación<br />

<strong>de</strong> un hospital <strong><strong>de</strong>l</strong> Poniente.<br />

Ana Fidalgo<br />

199


ahora:<br />

mientras juega su vez<br />

la baza <strong>de</strong> la nieve<br />

y un forro <strong>de</strong> niñez lo endulza<br />

todo<br />

pétalos en ampollas,<br />

música <strong>de</strong> campanas en las sondas<br />

a lo mejor)<br />

LA LLEGADA<br />

He venido a buscar<br />

tus dientes inmediatos,<br />

la pequeña pasión <strong>de</strong> tu pisada<br />

y el humo blanco,<br />

el humo<br />

que <strong>de</strong>spi<strong>de</strong>n tus palabras más largas,<br />

las <strong>de</strong> plata callada,<br />

las que salen al convite <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo<br />

entre las aberturas <strong>de</strong> lo obvio.<br />

Todo he venido a buscarlo.<br />

Y a ti con todo.<br />

<strong>20</strong>0<br />

(De El que <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>na)<br />

(inédito)


Juan Carlos Mestre


Juan Carlos Mestre<br />

(Villafranca <strong><strong>de</strong>l</strong> Bierzo, León, 1957)<br />

Poeta y artista visual, es autor <strong>de</strong> los poemarios Siete poemas<br />

escritos junto a la lluvia (1982), La visita <strong>de</strong> Safo (1983),<br />

Antífona <strong><strong>de</strong>l</strong> Otoño en el Valle <strong><strong>de</strong>l</strong> Bierzo (Premio Adonais,<br />

1985), Las páginas <strong><strong>de</strong>l</strong> fuego (1987), La poesía ha caído en<br />

<strong>de</strong>sgracia (Premio Jaime Gil <strong>de</strong> Biedma, 1992) y La tumba<br />

<strong>de</strong> Keats (Premio Jaén <strong>de</strong> Poesía, 1999), libro este último<br />

escrito durante su estancia como becario <strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia <strong>de</strong><br />

España en Roma. Su obra poética entre 1982 y <strong>20</strong>07 ha sido<br />

recogida en la antología Las estrellas para quien las trabaja<br />

(<strong>20</strong>07). Ha realizado las antologías sobre la obra poética<br />

<strong>de</strong> Rafael Pérez Estrada, La palabra <strong>de</strong>stino (<strong>20</strong>01), y La<br />

visión comunicable (<strong>20</strong>01) <strong>de</strong> Rosamel <strong><strong>de</strong>l</strong> Valle, a<strong>de</strong>más<br />

<strong>de</strong> la edición comentada <strong>de</strong> la novela <strong>de</strong> Enrique Gil y<br />

Carrasco, El señor <strong>de</strong> Bembibre (<strong>20</strong>04); asimismo, es autor<br />

<strong>de</strong> El universo está en la noche (<strong>20</strong>06), libro <strong>de</strong> versiones<br />

sobre mitos y leyendas mesoamericanas. En el ámbito <strong>de</strong><br />

las artes plásticas ha expuesto su obra gráfica y pictórica en<br />

galerías <strong>de</strong> España, EEUU, Europa y Latinoamérica. De su<br />

diálogo con la obra <strong>de</strong> otros artistas plásticos han surgido los<br />

libros Bestiario apócrifo (<strong>20</strong>00), Enea y los gatos (<strong>20</strong>02),<br />

El A<strong>de</strong>pto (<strong>20</strong>05), Ar<strong>de</strong> la oscuridad (<strong>20</strong>07) y Los sepulcros<br />

<strong>de</strong> Cronos (<strong>20</strong>07). También ha editado numerosos libros <strong>de</strong><br />

artista, como el Cua<strong>de</strong>rno <strong>de</strong> Roma (<strong>20</strong>05), versión gráfica<br />

<strong>de</strong> La tumba <strong>de</strong> Keats. Su colaboración con otros creadores<br />

y músicos como Amancio Prada o Luis Delgado, ha sido<br />

recogida en varias grabaciones discográficas.<br />

<strong>20</strong>3


HISTORIA SECRETA DE LA POESÍA<br />

Al octavo día los <strong>poetas</strong> <strong>de</strong>spreciaron la serpiente, Ilhan<br />

Berk añadió entonces una torre al mar <strong>de</strong> Galilea, el ciervo<br />

fue al mercado, la luz afiló su noticia en las columnas. El<br />

viento todavía no inclinaba el humo, no había moscas en el<br />

mata<strong>de</strong>ro. Al día siguiente el cuello <strong>de</strong> las floristas se alargó<br />

hasta el primer centenario, la tierra se <strong>de</strong>snudó, Ilhan pensó<br />

en todas las cosas que no había hecho.<br />

Era el séptimo día, es <strong>de</strong>cir, un huevo <strong>de</strong> alondra. Ilhan se<br />

avergonzaba ante su saber porque no llovía y la rama <strong>de</strong> olivo<br />

ya había sido cortada. Entonces llevó a sus hijos al cine,<br />

fue al taller <strong><strong>de</strong>l</strong> zapatero, compró panecillos. Cayó la noche<br />

como una pelota <strong>de</strong> goma en el patio <strong>de</strong> al lado. Ilhan la<br />

recogió y la puso en la puerta <strong><strong>de</strong>l</strong> sexto día para que jugaran<br />

Ivy, Leila y Ahmet.<br />

Así fue, llegó el quinto día preguntando dón<strong>de</strong> vendían pescado,<br />

la hija <strong><strong>de</strong>l</strong> afilador fue en bicicleta a llevarle pan a su<br />

erizo, las rosas salieron <strong><strong>de</strong>l</strong> aburrimiento, el amarillo eligió<br />

su oficio.<br />

Deprisa se hizo la noche cuarta, salieron los rebaños sobre<br />

las chimeneas, la luna pacía con las gacelas y los membrillos<br />

olían como los bazares. Ilhan hizo café <strong>de</strong> higo, pensó<br />

en una llave y se acostó.<br />

<strong>20</strong>5


Al tercer día se oyó <strong>de</strong>cir que alguien había inventado una<br />

silla, Ilhan miró al sol, se acordó <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>sierto y le envío una<br />

carta. Le había crecido la barba como un jardín y fue a dar<br />

una vuelta por Estambul.<br />

Era ya la víspera <strong><strong>de</strong>l</strong> primer día cuando una mujer preguntó<br />

la hora en qué habría <strong>de</strong> nacer su hijo. Tenía la cara pálida<br />

como las manos <strong>de</strong> las lavan<strong>de</strong>ras. Eso quiere <strong>de</strong>cir que alguien<br />

podía hervir agua y regar los geranios al levantarse,<br />

también ir a una isla y regresar. Ya casi era hoy.<br />

Las gallinas cantaban, sus patas eran azules como la historia<br />

<strong>de</strong> un viaje contado en la cantina. “Pue<strong>de</strong> oírse el cielo”,<br />

dijo.<br />

Al día siguiente Ilhan se puso una camisa blanca y <strong>de</strong>scansó.<br />

SALMO DE LOS BIENAVENTURADOS<br />

Bienaventurado el que a los cuarenta años aún no ha<br />

conocido la recompensa y llama virtud al cordón <strong>de</strong> un<br />

zapato, el hombre sin convicción que tumbado en la hierba<br />

pasa el día durmiendo y discute sobre el esfuerzo con los<br />

saltamontes.<br />

Bienaventurado el que soporta el préstamo <strong>de</strong> la verdad,<br />

el excavado en piedra y el que construido en paja es<br />

<strong>20</strong>6


alternativamente señor <strong>de</strong> la nada y rey <strong>de</strong> un solo vasallo.<br />

Bienaventurado tú que sin llamarte Juan no eres otro que<br />

Juan el explícito, el padre <strong><strong>de</strong>l</strong> aire cuyos hijos heredarán los<br />

molinillos <strong>de</strong> viento.<br />

Bienaventurado el que ha pasado la noche con la<br />

insignificancia, porque embellecido por la privación será <strong>de</strong><br />

él alguna vez la ausencia,<br />

el que es vecino <strong>de</strong> dos bocas, el <strong>de</strong> la voz menuda al que<br />

le falta un diente, el hombre sin pretexto que tuvo un asno,<br />

una boina, un chivo.<br />

Bienaventurado el que ante el argumento <strong>de</strong> la pólvora<br />

tuerce su hocico <strong>de</strong> linterna y habla alto, el que paga su<br />

aullido con la vida, el que en un instante es articulación <strong>de</strong><br />

lobo y árbol <strong>de</strong> rodillas.<br />

Bienaventurado el pájaro cuyo canto <strong>de</strong>spierta el corazón<br />

<strong>de</strong> una madre en las ramas <strong>de</strong> la tristeza.<br />

Bienaventurado el manco y su violín <strong>de</strong> oxígeno, la abeja<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> azúcar que liba la corteza <strong>de</strong> los licores blancos.<br />

Bienaventurado el viajero que vaga en lo concéntrico y<br />

traduce el límite, la fertilidad <strong><strong>de</strong>l</strong> sacrificio, la teología <strong>de</strong><br />

las medallas <strong>de</strong> la luna.<br />

Bienaventurado el que emigra al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> su amor, porque<br />

<strong>de</strong> él será la extraña fruta <strong><strong>de</strong>l</strong> animal <strong><strong>de</strong>l</strong> sábado.<br />

Bienaventurado el esqueleto <strong>de</strong> Rimbaud y su pájaro<br />

influyente, único héroe en el festín <strong><strong>de</strong>l</strong> cráneo.<br />

<strong>20</strong>7


Bienaventurado el que ante la alusión <strong>de</strong> los espejos se<br />

vuelve pensativo y amablemente azul sus lágrimas ignora.<br />

Bienaventurado lo inmortal <strong><strong>de</strong>l</strong> muerto, la excusa <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

sombrero y su balido, el repentinamente <strong>de</strong>sahuciado en el<br />

paladar <strong>de</strong> tablas <strong>de</strong> la muerte.<br />

Bienaventurada la golondrina <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra que le late al niño<br />

antes <strong>de</strong> conocer el sexo.<br />

Bienaventurado el aire <strong>de</strong> la soledad <strong><strong>de</strong>l</strong> péndulo, el manso<br />

bajo el sol y la virtud <strong><strong>de</strong>l</strong> ciego, la esponja que da <strong>de</strong> cantar<br />

su lluvia a la garganta.<br />

Bienaventurado el que apoyado en su bastón está toda la<br />

noche ahí y es piedra <strong>de</strong> la luz, piedra <strong>de</strong> la edad, los dos<br />

ojos <strong><strong>de</strong>l</strong> pájaro en el collar <strong><strong>de</strong>l</strong> cero.<br />

Bienaventurado el astro que ignora su caballo y ha cerrado<br />

el párpado, la agria lepra que ar<strong>de</strong> en las arterias, la sal <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

paraíso.<br />

Bienaventurado el que con<strong>de</strong>nsa lutos negros, porque <strong>de</strong> él<br />

será la última soga <strong><strong>de</strong>l</strong> relámpago, el primer peldaño en la<br />

escalera <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>scendimiento.<br />

<strong>20</strong>8


SUCEDE<br />

suce<strong>de</strong> que un día viene a cenar Apollinaire y no hay nada<br />

en la nevera<br />

suce<strong>de</strong> que nuestra conversación es gratis como propaganda<br />

a la salida <strong><strong>de</strong>l</strong> metro<br />

suce<strong>de</strong> un arma corta calibre veintidós y un centímetro<br />

cúbico <strong>de</strong> carruseles belgas<br />

suce<strong>de</strong>n los maniáticos minutos los maniáticos segundos<br />

las maniáticas horas<br />

suce<strong>de</strong> un aroma caliente en las calabazas <strong>de</strong> pentecostés<br />

suce<strong>de</strong> un yacimiento <strong>de</strong> icebergs en la vajilla rota <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

último sueño<br />

suce<strong>de</strong> el tic suce<strong>de</strong> el tac suce<strong>de</strong> veronal en los relojes<br />

viejos<br />

suce<strong>de</strong> que hay alquimistas en las primeras lluvias<br />

suce<strong>de</strong>n pájaros trompeta mariposas rubias jóvenes anillos<br />

<strong>de</strong> leño<br />

suce<strong>de</strong> un funicular entre la aurora boreal y los maizales <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

club paraíso<br />

suce<strong>de</strong>n altavoces <strong>de</strong> verbena en el <strong>de</strong>shielo <strong>de</strong> las pompas<br />

fúnebres<br />

suce<strong>de</strong>n vientos niños en las hela<strong>de</strong>rías que soñó petrarca<br />

suce<strong>de</strong> que al otro lado <strong><strong>de</strong>l</strong> teléfono vive acacia <strong>de</strong><br />

Madagascar<br />

suce<strong>de</strong> la oreja <strong><strong>de</strong>l</strong> nautilius en el buzón <strong>de</strong> las nieves<br />

astutas<br />

<strong>20</strong>9


suce<strong>de</strong> un centavo <strong>de</strong> ruiseñor en el mone<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la dormición<br />

<strong>de</strong> la virgen<br />

suce<strong>de</strong>n lágrimas populares incompatibles con el binóculo<br />

suce<strong>de</strong>n manos que cuidan <strong><strong>de</strong>l</strong> esparto en el mausoleo <strong>de</strong><br />

lenin<br />

suce<strong>de</strong> el extintor <strong>de</strong> las rosas en el cortejo <strong>de</strong> las siemprevivas<br />

suce<strong>de</strong> el apostolillo ver<strong>de</strong> <strong>de</strong> los semáforos<br />

suce<strong>de</strong> que voy a contarte las cosas <strong>de</strong> mi vida tal como<br />

eran<br />

suce<strong>de</strong> un telegrama <strong>de</strong> nitroglicerina en tu lápiz <strong>de</strong> labios<br />

suce<strong>de</strong> que yo te quiero un noventa por ciento más que tu<br />

novio<br />

PRÍNCIPE BENDECIDO<br />

Amiri Baraka canta como quien tira pájaros a las piedras<br />

Amiri Baraka escribe como quien <strong>de</strong>sayuna<br />

Amiri Baraka saluda como quien tiene un orgasmo<br />

Amiri Baraka escribió un prefacio para una nota suicida en<br />

veinte volúmenes<br />

Amiri Baraka lloró en el entierro <strong>de</strong> Martin<br />

Amiri Baraka fue amigo <strong>de</strong> Malcom<br />

Amiri Baraka tiene nueve hijas y un hijo en la cárcel<br />

Amiri Baraka se casó con una chica judía llamada Hettie<br />

Amiri Baraka conoció a otra chica que no era judía<br />

Amiri Baraka se fue a vivir a Harlem y simpatizó con el<br />

islamismo<br />

210


Amiri Baraka tomaba café con Sonia Sánchez y Nikki<br />

Giovanni<br />

Amiri Baraka inspiró a Bobby el <strong>de</strong> los Panteras Negras<br />

Amiri Baraka era hijo <strong>de</strong> LeRoi Jones<br />

LeRoi Jones había <strong>de</strong>jado Carolina <strong><strong>de</strong>l</strong> Sur<br />

LeRoi Jones se había pegado con el acomodador <strong>de</strong> un<br />

cine<br />

Amiri Baraka ingresó en las fuerzas aéreas<br />

Amiri Baraka tenía 23 años y era corto <strong>de</strong> vista<br />

Amiri Baraka abandonó la farsa <strong><strong>de</strong>l</strong> error<br />

Amiri Baraka se enamoró <strong>de</strong> Hettie <strong>de</strong> quien ya hemos<br />

hablado<br />

Amiri Baraka se levantaba temprano para publicar a Allen<br />

y Kerouac<br />

Amiri Baraka se metió en líos y le partieron los dientes<br />

Amiri Baraka obtuvo la beca Guggenheim<br />

Amiri Baraka todavía se llamaba LeRoi Jones como su<br />

padre<br />

Amiri Baraka conoció a Sylvia y se casaron por el rito<br />

yoruba<br />

Amiri Baraka todavía no era un Príncipe Ben<strong>de</strong>cido<br />

Amiri Baraka comenzó a llamarse Amiri y su mujer Amina<br />

Amina Baraka era pintora y activista política<br />

Amiri Baraka era poeta y <strong>de</strong>fensor radical <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos<br />

civiles<br />

Amiri Baraka vió morir a Larry vió morir a Coltrane vio<br />

morir a Gilbert<br />

Amiri Baraka se hizo marxista<br />

Amiri Baraka dudaba entre el Infierno <strong>de</strong> Dante y el Paraíso<br />

<strong>de</strong> Milton<br />

211


Amiri Baraka se compró una chaqueta <strong>de</strong> pana y una corbata<br />

<strong>de</strong> punto<br />

Amiri Baraka vivía en Newark a media hora <strong>de</strong> Nueva<br />

York<br />

En Newark mataron a treinta personas durante los alborotos<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> 67<br />

Amiri Baraka fue <strong>de</strong>tenido, acusado <strong>de</strong> tenencia <strong>de</strong> armas,<br />

absuelto<br />

Amiri Baraka todavía no era un Príncipe Vencido<br />

A LA MEMORIA DE JOSEPH<br />

Tomé café con Brodsky en un bar <strong><strong>de</strong>l</strong> Gianicolo<br />

Yo no sabía inglés, él no hablaba la lengua <strong>de</strong> Cervantes<br />

Mecachis en la mar apenas nos pudimos enten<strong>de</strong>r<br />

El pidió un sándwich <strong>de</strong> huevo duro mientras reflexionaba<br />

Sobre la claridad innata <strong>de</strong> las ruinas <strong>de</strong> Roma<br />

Al menos eso <strong>de</strong>duje por el modo en que <strong>de</strong>senfundaba<br />

Sus i<strong>de</strong>as como una navaja <strong>de</strong> afeitar en la cara <strong>de</strong> un niño<br />

Los payasos están <strong>de</strong>struyendo el circo, me dijo<br />

A mi me pareció <strong>de</strong> mal gusto hacerle alguna matización<br />

Si yo fuera un prerrafaelista también me hubiera enamorado<br />

<strong>de</strong> Ofelia<br />

Si yo fuera un licenciado en ciencias exacta habría reinventado<br />

el cero<br />

Tampoco hay que ponerse así por unas cuantas <strong>de</strong>capitaciones<br />

Ambos sentíamos admiración por los polígamos<br />

212


Sin embargo, nuestro temperamento flemático<br />

Era lo más parecido a un buque <strong>de</strong> guerra<br />

Y hasta las palomas se lo pensaban dos veces antes <strong>de</strong><br />

acercarse<br />

Iba para Ischia, no muy lejos <strong>de</strong> don<strong>de</strong> vivió Virgilio<br />

Haciéndole honores a sus antece<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> vago<br />

Se fue poniendo rígido al barajar algunos nombres<br />

Virutas <strong>de</strong> garlopa, lágrimas <strong>de</strong> quien pica cebolla<br />

Cambiamos <strong>de</strong> chismorreo, hablamos <strong>de</strong> las abejas<br />

Hablamos <strong>de</strong> los acci<strong>de</strong>ntes aéreos y la escritura cuneiforme<br />

De las gallinas en el barro, caravaggios contra berninis<br />

Un tipo estupendo, lo habían echado <strong>de</strong> un manicomio<br />

Y a mí me echaron <strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia unos días <strong>de</strong>spués<br />

ELOGIO DE LA PALABRA<br />

(De Las estrellas para quien las trabaja)<br />

Esta palabra no ha sido pronunciada contra los dioses, esta<br />

palabra y la sombra <strong>de</strong> esta palabra han sido pronunciadas<br />

ante el vacío, para una multitud que no existe.<br />

Cuando la muerte acabe, la raíz <strong>de</strong> esta palabra y la<br />

hoja <strong>de</strong> esta palabra ar<strong>de</strong>rán en un bosque que otro fuego<br />

consume.<br />

Lo que fue amado como cuerpo, lo escrito en la docilidad<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> árbol único, será consolación en un paisaje lejano.<br />

213


Como la inmóvil mirada <strong><strong>de</strong>l</strong> pájaro ante la ballesta, así la<br />

palabra y la sombra <strong>de</strong> esa palabra aguardan su permanencia<br />

más allá <strong>de</strong> la revelación <strong>de</strong> la muerte.<br />

Sólo el aire, únicamente lo que <strong><strong>de</strong>l</strong> aire al aire mismo<br />

trasmitimos como testamento <strong>de</strong> lo nombrado, permanecerá<br />

<strong>de</strong> nosotros.<br />

La luz, la materia <strong>de</strong> esta palabra y el ruido <strong>de</strong> la sombra<br />

<strong>de</strong> esta palabra.<br />

LA VOZ DE VOCES<br />

Voz <strong>de</strong> los vientos. Voz y júbilo <strong>de</strong> los vientos en la oscuridad.<br />

El oráculo <strong>de</strong> la melancolía, el martillo <strong>de</strong> los ferroviarios<br />

al golpear los rieles. La voz <strong>de</strong> los extranjeros en el<br />

pasadizo, voces <strong>de</strong> plata en los subterráneos como tambores<br />

mojados. Resplandor <strong>de</strong> las voces al anochecer, cuando los<br />

circos encien<strong>de</strong>n sus bujías en los <strong>de</strong>scampados y los vagabundos<br />

silban a los viejos caballos <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra que giran en<br />

los carruseles.<br />

Sábanas. Sábanas <strong>de</strong> voces en la escritura <strong>de</strong> mi corazón.<br />

Desconocidas, piadosas, azules sábanas bajo la lluvia y los<br />

números <strong>de</strong> la muerte.<br />

Voces bajo la especie <strong><strong>de</strong>l</strong> odio, voces <strong>de</strong>socupadas por el<br />

pensamiento <strong>de</strong> los solitarios. Voces en los anzuelos y voces<br />

en los alambres blancos <strong><strong>de</strong>l</strong> vacío. Voces cuya tiza traza<br />

214


círculos en la <strong>de</strong>solación, semillas <strong>de</strong> las que brota el otoño,<br />

las hogueras que sueño, los cisnes <strong>de</strong>capitados.<br />

Voz y compás <strong>de</strong> la voz en la construcción <strong>de</strong> las bóvedas,<br />

voz cuya invocación es el aire. Voces llamadas a claridad, a<br />

niebla, a palabra <strong>de</strong> árbol. Pero voces también bajo la forma<br />

<strong>de</strong> herida, bajo figura <strong>de</strong> palomas en un charco <strong>de</strong> sangre.<br />

Poesía <strong>de</strong> las voces y narración <strong>de</strong> las voces. La ficción<br />

<strong>de</strong> Hamlet en el foyer <strong><strong>de</strong>l</strong> teatro, la ficción <strong>de</strong> las rosas,<br />

las sirenas <strong>de</strong> la policía. En esta escena no, pero sí en el<br />

carromato <strong>de</strong> las amazonas bajo el cruce <strong>de</strong> las autopistas.<br />

Pero sí en el club <strong>de</strong> la carretera. Voces oídas por el acróbata,<br />

voces cuya perfección es la esfera y la aguja <strong>de</strong> vidrio.<br />

Voces cuyo ruido es arrastrado por el viento. Voces anilladas<br />

por el ornitólogo, pronunciadas sucesivamente, leídas<br />

sucesivamente como cartas <strong>de</strong> un muerto, como jaulas vivas<br />

colgadas <strong><strong>de</strong>l</strong> marfil, <strong><strong>de</strong>l</strong> hueso <strong>de</strong> cristal en los salones<br />

<strong>de</strong> caza. Voces, voces puras cuyo país es mi alma.<br />

(De La poesia ha caído en <strong>de</strong>sgracia)<br />

215


Blanca Andreu


Blanca Andreu<br />

(A Coruña,1959)<br />

Pasó su infancia y adolescencia en Orihuela, Alicante y<br />

Murcia y, posteriormente, se trasladó a Madrid don<strong>de</strong> contrajo<br />

matrimonio con el novelista Juan Benet en 1985. A raíz <strong>de</strong><br />

la muerte <strong>de</strong> su esposo, ocurrida en 1993, se radicó en La<br />

Coruña. Obtuvo el Premio Adonais en 1980 con su libro De<br />

una niña <strong>de</strong> provincias que se vino a vivir en un Chagall, y<br />

el Premio Mundial <strong>de</strong> Poesía Mística Fernando Rielo en<br />

1982 con Báculo <strong>de</strong> Babel. Posteriormente, publicó Capitán<br />

Elphistone en el año 1988 y Sueño oscuro en el año 1989.<br />

Fue galardonada en 1981 con el Premio <strong>de</strong> Cuentos Gabriel<br />

Miró, en 1982 con el Ícaro <strong>de</strong> Literatura y en el año <strong>20</strong>01 le<br />

fue otorgado el Premio Laureá Melá <strong>de</strong> Poesía por el libro La<br />

tierra transparente. Está consi<strong>de</strong>rada como el punto <strong>de</strong> partida<br />

<strong>de</strong> la llamada “Generación postnovísima” española.<br />

219


DI que querías ser caballo esbelto, nombre<br />

<strong>de</strong> algún caballo mítico<br />

o acaso nombre <strong>de</strong> tristán, y oscuro.<br />

Dilo, caballo griego, que querías ser estatua <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace diez<br />

mil años,<br />

di sur, y di paloma a<strong><strong>de</strong>l</strong>fa blanca,<br />

que habrías querido ser en tales cosas,<br />

morirte en su substancia, ser columna.<br />

DI que <strong>de</strong>masiadas veces<br />

astrolabios, estrellas, los nervios <strong>de</strong> los ángeles,<br />

vinieron a hacer música para Rilke el poeta,<br />

no para tus rodillas o tu alma <strong>de</strong> muro.<br />

Mientras la marihuana <strong>de</strong>stila mares ver<strong>de</strong>s<br />

habla en las recepciones con sus lágrimas ver<strong>de</strong>s<br />

o le roba a la luz su luz más ver<strong>de</strong><br />

te <strong>de</strong>sconoces, te <strong>de</strong>sconoces.<br />

(De De una niña <strong>de</strong> provincias que se vino<br />

a vivir en un Chagall)<br />

221


FÁBULA DE LA FUENTE Y EL CABALLO<br />

Dicen que murió un caballo.<br />

Contaron que pasó como una sombra, que galopaba<br />

como noticia que va corriendo<br />

todos los días hasta la fuente-agua y sonidos blancos,<br />

jaurías blancas y galgo crepitartodos<br />

los días entre la nieve y en el <strong>de</strong>shielo,<br />

sobre la hierba <strong>de</strong> mayo, año tras año<br />

huía <strong>de</strong> los lobos<br />

ese caballo que ahora está muerto,<br />

atravesaba los bosques encendidos por la luna<br />

quien lo saludaba fríamente.<br />

Era castaño -acaso era una yeguaese<br />

caballo <strong><strong>de</strong>l</strong> que hablo. Nunca lo podré conocer.<br />

Me han dicho que pasó como una sombra<br />

que su vida no fue sino una sombra y sin embargo el<br />

caballo era luz.<br />

Era un caballo ateniense. En sus ojos brillaba el fuego<br />

<strong>de</strong> la verdad y la belleza,<br />

pero nadie lo conoció.<br />

Ese caballo que ahora viene vigilante hasta este poema<br />

con los ojos agrandados por el insomnio <strong>de</strong> la muerte,<br />

con la mirada <strong>de</strong> mi hermano y la sonrisa <strong>de</strong> fábula<br />

a veces miraba a los hombres,<br />

pero los hombres no sabían prestar atención a un caballo.<br />

Ni el sabio ni el indiferente se preocuparon <strong>de</strong> indagar.<br />

222


Y así el caballo pudo ir año tras año<br />

hasta la fuente aquella y dicen<br />

que se hicieron compañía<br />

durante los durísimos tiempos.<br />

No hablaban más que <strong>de</strong> sus cosas<br />

en un lenguaje <strong>de</strong>sconocido, más misterioso que el sueco<br />

aquel caballo y aquella fuente.<br />

La fuente era una comadre <strong>de</strong> las que todavía quedan,<br />

vividora, aficionada<br />

a los chismes.<br />

El caballo era un caballero, no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse otra cosa.<br />

Dicen que galopaba como noticia que va corriendo<br />

a propagar la prosperidad, como un mensaje<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> rojo <strong><strong>de</strong>l</strong> verano.<br />

Y nadie lo escuchó sino la fuente, nadie supo su signo<br />

ni su símbolo,<br />

nadie quiso saber sino la fuente <strong>de</strong> aquel caballo color hoja<br />

seca.<br />

En el interior <strong>de</strong> un verso sueco <strong>de</strong>scansa <strong>de</strong> su soledad<br />

y ahora ha llegado a este poema antes <strong><strong>de</strong>l</strong> amanecer<br />

con gran<strong>de</strong>s ojos semejantes a los <strong>de</strong> un antiguo profeta,<br />

con ojos que no se preguntan si fue Dios quien hizo la<br />

muerte,<br />

con gran<strong>de</strong>s ojos elevados<br />

a la categoría <strong>de</strong> potencias.<br />

Sueño y sen<strong>de</strong>ro, sangre y oscuridad<br />

que suenan como campanadas.<br />

Hacia dón<strong>de</strong> vuelan. De su paso no queda<br />

vestigio alguno. Y el caballo –<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la noche– mira y<br />

aprueba<br />

223


no los ojos <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sapacible<br />

sino la última luz <strong>de</strong> una brizna <strong>de</strong> hierba.<br />

OCEÁNIDOS<br />

De los bosques salados<br />

llegan ciervos<br />

que son <strong><strong>de</strong>l</strong>fines<br />

brincando en su belleza<br />

como arcos celestes.<br />

Parecen hechos <strong>de</strong> hojas <strong>de</strong> olivo<br />

tras una lluvia <strong>de</strong> luz <strong>de</strong> luna.<br />

Como potros<br />

como campanas<br />

saltan<br />

brillan<br />

salpican<br />

sueños.<br />

224<br />

(De Elphistone)<br />

A Moustaki, esta ola ver<strong>de</strong>


MARINA DEL LIBRO<br />

Inquiero los porqués, los hasta cuándo<br />

los cómo y dón<strong>de</strong><br />

y esa pregunta muda que me ahoga<br />

y vive en el silencio.<br />

Y entonces tú contestas<br />

majestuoso<br />

enorme gamo ver<strong>de</strong><br />

país <strong>de</strong> agua<br />

don<strong>de</strong> los soñadores se dan cita.<br />

Me hablas<br />

gran<strong>de</strong> mar<br />

telón <strong><strong>de</strong>l</strong> cielo.<br />

Y tus olas respon<strong>de</strong>n como páginas<br />

<strong>de</strong> un libro cuyo autor lo sabe todo.<br />

Como páginas, mar<br />

y como pétalos<br />

<strong>de</strong> una rosa que nunca se <strong>de</strong>shoja.<br />

A José Hierro Real, con amor<br />

225


EN LA INDIA (LOTO)<br />

–¿Quién eres tú,<br />

misteriosa<br />

paloma vegetal <strong>de</strong> las aguas<br />

perfumada estrella viviente?<br />

–Cuando alza el azafrán como un monarca<br />

su morada corona<br />

y hace brillar su pistilo escarlata<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> color <strong>de</strong> unos labios diciendo: “cosechadme”<br />

y las lentejas <strong>de</strong> agua y las castañas <strong>de</strong> agua<br />

abren sus ver<strong>de</strong>s ojos y pasean por el lago<br />

yo lanzo mis raíces<br />

a las profundida<strong>de</strong>s<br />

navego<br />

por <strong>de</strong>bajo<br />

en un viaje <strong>de</strong> muerte<br />

como el amor terrible<br />

atravieso el olvido<br />

y llego hasta la tierra sub-acuática<br />

como a un palacio negro<br />

y allí entro<br />

sombrío, soberano<br />

a comenzar mi historia<br />

apareciendo.<br />

Y luego<br />

vivo contra las aguas<br />

226


<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la tierra al cielo<br />

como el amor real<br />

y majestuoso<br />

subo<br />

<strong>de</strong> la savia a la flor<br />

y entonces soy<br />

corazón blanco en las manos <strong><strong>de</strong>l</strong> río<br />

soy nube anclada <strong>de</strong> salvajes raíces<br />

soy el suave cor<strong>de</strong>ro<br />

<strong>de</strong> las lagunas:<br />

la rosa <strong>de</strong> Shidarta.<br />

(De La tierra transparente)<br />

227


Rodolfo Häsler


Rodolfo Häsler<br />

(Santiago <strong>de</strong> Cuba, 1958)<br />

Des<strong>de</strong> los diez años resi<strong>de</strong> en Barcelona. Es co-director<br />

<strong>de</strong> la revista Poesía080 <strong>de</strong> Barcelona. Tiene editados los<br />

siguientes libros: Poemas <strong>de</strong> arena (1982), Tratado <strong>de</strong><br />

licantropía (1988), Elleife (premio Aula <strong>de</strong> Poesía <strong>de</strong><br />

Barcelona 1992, 1993), De la belleza <strong><strong>de</strong>l</strong> puro pensamiento<br />

(beca <strong>de</strong> la Oscar B. Cintas Foundation <strong>de</strong> Nueva York 1993,<br />

1997), Poemas <strong>de</strong> la rue <strong>de</strong> Zürich (<strong>20</strong>00), Paisaje, tiempo<br />

azul (<strong>20</strong>01), Cabeza <strong>de</strong> ébano (<strong>20</strong>07) y Antología poética<br />

(<strong>20</strong>05). Ha publicado la plaquette Mariposa y caballo (<strong>20</strong>02).<br />

Ha sido incluido en la Anthologie <strong>de</strong> la poésie cubaine du<br />

<strong>XX</strong>è. siècle (1997), Nueva poesía latinoamericana (1999),<br />

Antología <strong>de</strong> la poesía cubana (<strong>20</strong>02), Poemas cubanos <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

siglo <strong>XX</strong> (<strong>20</strong>02), Los poemas <strong>de</strong> la poesía (<strong>20</strong>03), Por vivir<br />

aquí. Poetas catalanes en castellano. 1980-<strong>20</strong>03 (<strong>20</strong>03) y<br />

Barcelona. 60 poemes <strong>de</strong>s <strong>de</strong> la ciutat (<strong>20</strong>04). Ha traducido<br />

la poesía completa <strong>de</strong> Novalis y minirrelatos <strong>de</strong> Kafka.<br />

231


ENSALZA, corazón, la ruta <strong>de</strong> Macao, porque<br />

allí soñaste, allí te esperan puertos y<br />

otro puerto, las figuras <strong>de</strong> piedra en el<br />

parque entre estrellas, porque allí viviste<br />

con la naturaleza en ese río que guardas<br />

en tu cajita <strong>de</strong> té.<br />

CHINA apareció entre nosotros como un<br />

enorme ja<strong>de</strong> que duele en sus aristas,<br />

como un lejano río <strong>de</strong> aguas fangosas<br />

que enloda todo tu cuerpo, tu cuerpo<br />

ja<strong>de</strong>, mi cuerpo amarillo como ma<strong>de</strong>ra.<br />

China apareció como sábana <strong>de</strong> arroz<br />

entre tu pelo, el agua, el barro, el soplo.<br />

DE las tinieblas <strong>de</strong> la casa inferior,<br />

una figura llena <strong>de</strong> majestad ascen<strong>de</strong>rá por un momento,<br />

en cuerpo <strong>de</strong> diosa, acaso una heroína.<br />

No es seguro cuál sea su <strong>de</strong>stino,<br />

presa <strong>de</strong> amor, bajo el peso <strong>de</strong> sus faltas,<br />

en el fuego <strong>de</strong> la lira, Eurídice,<br />

la amada <strong>de</strong> Orfeo que vive en el infierno.<br />

Descansa la doncella elegida con los pies <strong>de</strong>scalzos<br />

y el vestido holgado cae en numerosos pliegues.<br />

233


El movimiento apresurado <strong>de</strong> la cabeza<br />

pue<strong>de</strong> quizás indicar que acaba <strong>de</strong> llegarle la noticia,<br />

en la oscuridad más completa,<br />

<strong>de</strong> mi requerimiento.<br />

Dueño <strong>de</strong> los aspectos ardientes e irracionales <strong>de</strong> la vida,<br />

es capaz <strong>de</strong> alterar el comportamiento <strong>de</strong> los animales<br />

en el jardín <strong>de</strong> Arcadia.<br />

Parece ignorar, hasta el momento,<br />

el suceso maravilloso que ha tenido lugar en el infierno.<br />

In<strong>de</strong>pendiente y lleno <strong>de</strong> energía, su po<strong>de</strong>roso cuerpo,<br />

elástico y sano por los juegos y la guerra,<br />

espera en armoniosa unidad respuesta <strong>de</strong> los dioses.<br />

Ha realizado una ofrenda divina<br />

y <strong>de</strong>be alcanzar perfección digna <strong>de</strong> semejante categoría.<br />

Sus palabras revelaron a los escogidos los secretos <strong>de</strong> la<br />

creación,<br />

por lo tanto, su posición es importante. Ni sus pies ni sus<br />

manos<br />

sirven para sostener la tierra.<br />

234


SIN corporeidad alguna, como ave fénix<br />

en su aire sublime, caracol o ángel,<br />

como nunca anteriormente me complazco en mí mismo.<br />

Las hondas incisiones que <strong>de</strong>jan en la mente<br />

los íncubos sin consecución,<br />

flores turbias como la abundancia<br />

que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la ventana, en el blanco alféizar, me espantan,<br />

el sonido equinoccial <strong>de</strong> la música<br />

para apo<strong>de</strong>rarse <strong><strong>de</strong>l</strong> misterio y la vastedad,<br />

en la nueva dimensión <strong>de</strong> Narciso, el ahogado,<br />

en el agua griega,<br />

sin ritmo posible en la respiración.<br />

COMO una actinia oscura, rojo púrpura,<br />

ni hablo mi lengua ni habito en mi país,<br />

soy, eso sí, el here<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> una inteligente familia fenicia.<br />

Heme aquí el fenicio <strong><strong>de</strong>l</strong> célebre poema <strong>de</strong> Eliot<br />

para seguir siendo el ahogado para siempre.<br />

Como se sabe, los <strong>poetas</strong> no tienen vida propia,<br />

mueren lacerados por el agua, ciervos sin dominio,<br />

oteando los retirados predios que les sirven <strong>de</strong> morada,<br />

esquivos como piezas <strong>de</strong> un viejo juego <strong>de</strong> ajedrez,<br />

sin sangre para manchar el suelo <strong>de</strong> la alcoba.<br />

El invierno es la estación idónea<br />

para que las mujeres me cierren <strong>de</strong>finitivamente los<br />

párpados,<br />

235


y la intensidad con que un día <strong>de</strong>scifré largos poemas<br />

griegos<br />

convertida ya en nieve prodigiosa,<br />

pier<strong>de</strong>, entre tanto, todo su calor.<br />

MI negro vestido <strong>de</strong> joven extranjero<br />

se antepone al <strong>de</strong>stino y al arte <strong>de</strong> la salvación<br />

para agotar el círculo <strong>de</strong> flores<br />

que en el corazón expiran,<br />

para sucumbir como pájaros migratorios<br />

que en novias egipcias se convierten<br />

y que esperan la noche en la isla <strong>de</strong> Böcklin.<br />

Sólo busco aposento para la perfección,<br />

una roca, púlpito, umbrosa caverna<br />

............<br />

*<br />

ahuyenta los insectos <strong>de</strong> la ceniza fría,<br />

la felicidad es el único sacramento<br />

por el que, con frecuencia, nos sentimos morir,<br />

con las manos abiertas en incesante manantial,<br />

supervivientes <strong>de</strong> la fatalidad,<br />

embarcados un atar<strong>de</strong>cer <strong>de</strong> placentera calma,<br />

presentes como el niño lleno <strong>de</strong> cruces<br />

que nos reclama el alma para la vida eterna,<br />

para <strong>de</strong>sposarnos secretamente<br />

mientras dura el verano,<br />

236


efugio <strong>de</strong> suma brillantez<br />

............<br />

*<br />

sobreponerse a los actos,<br />

al fuerte olor a albaricoque que <strong><strong>de</strong>l</strong> frutero me llega,<br />

la duda que con celeridad me asalta<br />

como galgo hambriento, obediente,<br />

y los aullidos <strong>de</strong>vuelven la expresión <strong><strong>de</strong>l</strong> rostro,<br />

centinela <strong><strong>de</strong>l</strong> insomnio, mi propia tumba.<br />

Ardiendo me convierto en supremo sacerdote<br />

y mis manos curan las llagas <strong><strong>de</strong>l</strong> infierno,<br />

y me estremece, lleno <strong>de</strong> miradas,<br />

el fulgor <strong><strong>de</strong>l</strong> sol en el espejo.<br />

NUEVE GACELAS POR EL MONTE LÍBANO<br />

g ac e l a p r i m e r a<br />

Te rin<strong>de</strong>s mientras muerdo en tu corazón<br />

húmedo como la pulpa áspera <strong><strong>de</strong>l</strong> kaki.<br />

g a c e l a s e g u n d a<br />

Cuando te <strong>de</strong>spiertas,<br />

<strong>de</strong>ntro <strong><strong>de</strong>l</strong> espejo<br />

o <strong>de</strong>ntro <strong><strong>de</strong>l</strong> estigma <strong>de</strong> la flor,<br />

lo primero que haces es amarte terriblemente<br />

a pesar <strong>de</strong> que Narciso pereció en tus ojos,<br />

237


en la cama <strong>de</strong> este hotel don<strong>de</strong> te escon<strong>de</strong>s,<br />

cuidadísima belleza,<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> alba que te acosa.<br />

g a c e l a t e r c e r a<br />

Obe<strong>de</strong>ce a tu instinto ahora que me crees dormido,<br />

inténtalo <strong>de</strong>spacio, véngate, mátame si pue<strong>de</strong>s,<br />

quiebra el vínculo, como la espuma vencida,<br />

<strong>de</strong> repente, en la Corniche.<br />

g a c e l a c u a r ta<br />

Qué inoportuno puedo llegar a ser contigo,<br />

qué poca consi<strong>de</strong>ración a tu pudor<br />

cuando te saco <strong>de</strong> la cama, yo vestido <strong>de</strong> gala,<br />

convertido en jeque para variar tu tiempo.<br />

Confirma tu opinión que mi vida es ocio,<br />

seda blanca que, como siempre, acaba entre tus manos.<br />

g a c e l a q u i n ta<br />

Delicia, la vida no dura más <strong>de</strong> media hora,<br />

victoria azul violácea, caníbal,<br />

a escondidas <strong>de</strong> los tuyos,<br />

sólo flores blancas compran tu silencio.<br />

238<br />

g a c e l a s e x ta<br />

Casi invernal el tiempo<br />

en el inmenso secreto <strong>de</strong> tus ojos negros<br />

al convertirte en mariposa, en sollozo,<br />

con el talle mojado por la lluvia fría,<br />

sin ser tan inocente como tú me crees,<br />

infinita tristeza para el próximo poema.


g a c e l a s é p t i m a<br />

La luz roja <strong><strong>de</strong>l</strong> atar<strong>de</strong>cer, <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>sasosiego,<br />

no existe en ningún lugar como en tu ausencia,<br />

comer gacela asada en una esquina <strong>de</strong> Ashrafié,<br />

carne humeante <strong>de</strong> tus ca<strong>de</strong>ras entre mis colmillos.<br />

Los ojos ardorosos por el exceso <strong>de</strong> vino.<br />

g a c e l a o c tava<br />

Si pagase por tu cuerpo, qué precio tendría,<br />

a cuánto el último pétalo <strong>de</strong> la magnolia herida,<br />

mis ojos en la onda <strong><strong>de</strong>l</strong> estanque que me pue<strong>de</strong> traspasar,<br />

que me hace no hablar por el bien <strong>de</strong> todos.<br />

ga c e l a n o n a<br />

Los labios enrojecidos, química o martini bianco,<br />

tantos días, ciertamente,<br />

no podré olvidarlo fácilmente<br />

ni <strong>de</strong>cir habibi en lengua alguna.<br />

CLEOPATRA<br />

Como helada sortija se enreda la blancura<br />

entre los <strong>de</strong>dos,<br />

bajo el peso malva <strong><strong>de</strong>l</strong> aire<br />

y el suntuoso encaje que le cubre el pecho<br />

<strong>de</strong>scansa la pálida carne conocedora <strong>de</strong> la muerte.<br />

Abandonado al reino <strong>de</strong> las conclusiones<br />

nadie aten<strong>de</strong>rá el postrer mandato,<br />

239


la última reflexión, la más profunda.<br />

Hay veces que morir es una venganza,<br />

con la sangre morada como los higos maduros,<br />

<strong>de</strong>sprovisto <strong>de</strong> esperanza,<br />

una consi<strong>de</strong>ración como toda <strong>de</strong>spedida.<br />

OLOKUN<br />

Anterior a la felicidad, antes incluso <strong>de</strong> la creación,<br />

luchaban una contra otra el agua y la tierra<br />

por la posesión <strong>de</strong> la ira <strong>de</strong> tu cabeza.<br />

Cuando la blanca paz interviene para salvarte,<br />

una cuerda <strong>de</strong> dieciséis cauris te <strong>de</strong>tiene<br />

para que no me <strong>de</strong>sbor<strong>de</strong>s, para que no me asaltes.<br />

Amarrado has <strong>de</strong> vivir, dominado por tu cólera,<br />

en el fondo <strong><strong>de</strong>l</strong> mar la luna nueva te alimenta,<br />

<strong>de</strong> no ser así pobre <strong>de</strong> mí, pobre si <strong>de</strong> ti me olvido.<br />

Las conchas y las piedras guardo en la húmeda oscuridad<br />

para salvar tu condición <strong>de</strong> sirena, mitad hombre mitad<br />

pez,<br />

para acercarte a mis ojos, para afirmar, con toda certeza,<br />

que el peso <strong>de</strong> tus sentimientos te abruma, no te <strong>de</strong>ja hablar.<br />

Tu color es el azul ultramar, lapislázuli, el misterio,<br />

y para po<strong>de</strong>r continuar beso los <strong>de</strong>dos que te han tocado,<br />

tres veces me inclino, y pido la bendición, para<br />

encontrarte.<br />

240


SUITE DE TÁNGER<br />

El poeta en Tánger<br />

Todo aquel que estudia poesía<br />

anuda en primer lugar la esquina <strong>de</strong> su turbante,<br />

solitario y azul en torno a la cabeza.<br />

Lo que dice quiere ser diáfano, en palabras cíclicas<br />

que nunca aclaran el enigma, quizá por culpa <strong>de</strong> la luz<br />

o <strong>de</strong> tanta <strong>de</strong>sesperación que aflora en ávido tacto.<br />

El signo caritativo <strong><strong>de</strong>l</strong> pez o <strong>de</strong> la flor,<br />

seres escasamente humanos en una línea que no preten<strong>de</strong><br />

el arabesco, sí la libertad presente en la escritura.<br />

Las formas se diluyen por las cuestas <strong>de</strong> la ciudad,<br />

en la pincelada arenosa <strong>de</strong> muchas <strong>de</strong> sus calles,<br />

por haber transitado siempre el camino intacto.<br />

SOUK EL HAMRA<br />

Si hubiese creado el mundo abigarrado<br />

y alguien me exigiese cuentas por ello,<br />

lo llevaría a oler la fruta aplastada en el suelo.<br />

Des<strong>de</strong> el inicio tenía la certeza <strong>de</strong> que las hormigas<br />

recorrían continuamente mis piernas, <strong>de</strong>cididas,<br />

como luna inmóvil en el recuadro <strong>de</strong> la plaza.<br />

La mancha ver<strong>de</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> gomero, por encima <strong>de</strong> la puerta,<br />

241


hundida en la sombra, es testigo <strong>de</strong> mis visitas,<br />

y el joven que soñaba con el cansancio <strong>de</strong> sus amantes,<br />

regateando a gritos, como merca<strong>de</strong>ría,<br />

es vendido ante mis ojos en la impiedad <strong>de</strong> un gesto,<br />

casi pornografía.<br />

Qué alivio que esos aburridos europeos<br />

hayan <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> fotografiar la mezquita <strong><strong>de</strong>l</strong> viernes.<br />

Metamorfosis <strong>de</strong> la vida,<br />

así nombro lo que los muros atesoran,<br />

pues una vez conoces el precio <strong>de</strong> las manzanas en el zoco<br />

y qué dátiles transparentan la luz,<br />

no hay ya modo <strong>de</strong> olvidar<br />

ni razón para exaltar mayor encantamiento.<br />

EL INQUILINO<br />

242<br />

A Paul Bowles<br />

Sonaba en la calle una grabación <strong>de</strong> la cofradía gnaua<br />

en un charco turbulento<br />

y el inquilino se <strong>de</strong>spertó confuso,<br />

con profunda sensación <strong>de</strong> <strong>de</strong>samparo.<br />

Paseó la vista por la habitación en penumbra<br />

y advirtió que aún faltaba hasta que le sirvieran<br />

su acostumbrada infusión <strong>de</strong> especias,<br />

y con el corazón fúnebre <strong>de</strong> una rosa<br />

me confesó que se durmió vestido.<br />

Le dije que yo también me <strong>de</strong>spertaba


con sabor a arena en la boca<br />

y que nunca había asistido a una ceremonia secreta<br />

<strong>de</strong> ñáñigos en Cuba. Él sí.<br />

El día había comenzado con signo favorable<br />

y <strong>de</strong> nuevo se escuchó la música en la calle,<br />

un grito <strong>de</strong> mujer, y las palabras <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> contar<br />

para ser dulce <strong><strong>de</strong>l</strong>eite <strong><strong>de</strong>l</strong> idioma<br />

en el bochorno salobre <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>.<br />

TEL-AVIV<br />

No sé qué <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> la arquitectura <strong>de</strong> esta blanca ciudad, en el<br />

balcón, sin poner las manos extendidas sobre la mesa y ver<br />

cómo se<br />

amarga el dulce <strong>de</strong> miel. El estilo <strong>de</strong> Viena, <strong>de</strong> Berlín, <strong>de</strong><br />

Brno y <strong>de</strong><br />

Zürich siguió a<strong><strong>de</strong>l</strong>ante tras el hundimiento <strong>de</strong> Europa.<br />

¿Dón<strong>de</strong><br />

acaba Europa?<br />

Mi fachada es un poema en forma <strong>de</strong> ocho.<br />

Es una maldición que me persigue <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la infancia,<br />

reconozco<br />

inmediatamente en la arquitectura el vientre cómodo <strong>de</strong> la<br />

ballena<br />

don<strong>de</strong> ocultarlo todo y arrodillarse ante el tiempo transcurrido.<br />

El poeta no sabe si es necesaria tanta reflexión sobre el<br />

243


entorno<br />

habitado. Hay terrazas para tomar agua <strong>de</strong> jamaica<br />

mientras escuchas el ruido <strong>de</strong> la calle.<br />

Vamos a sacar <strong>de</strong> la cama a los amigos <strong><strong>de</strong>l</strong> Rehov Soutin<br />

para llevarlos a caminar por la playa. Aunque nadie se<br />

bañe, la gente más<br />

hermosa <strong>de</strong>ja sus pisadas y sus huellas <strong>de</strong> infinito. La<br />

semilla no va a germinar, fue un<br />

momento <strong>de</strong> creatividad que ha quedado olvidado, agotado<br />

para siempre. ¿Alguien querría pala<strong>de</strong>ar tanta belleza?<br />

La luz se parte en infinitas líneas rectas frente a las<br />

ventanas pensadas para truncar al sol. Las flores <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

insomnio caen lentamente <strong>de</strong><br />

las manos y las nubes que anuncian lluvia nos <strong>de</strong>spiertan y<br />

or<strong>de</strong>nan<br />

alejarnos <strong>de</strong> semejante esplendor.<br />

Cuerpo y alma buscan cómo transcribir la impresión <strong>de</strong><br />

plenitud.<br />

244


Aurora Luque


Aurora Luque<br />

(Almería, l962)<br />

Es profesora <strong>de</strong> griego y colabora como articulista <strong>de</strong><br />

opinión en Diario <strong><strong>de</strong>l</strong> Sur <strong>de</strong> Málaga (sus artículos están<br />

recopilados en Los talleres <strong>de</strong> Cronos, Ateneo <strong>de</strong> Málaga,<br />

<strong>20</strong>06). Ha dirigido la colección <strong>de</strong> poesía Cua<strong>de</strong>rnos<br />

<strong>de</strong> Trinacria y codirige con Jesús Aguado la colección<br />

MaRemoto <strong>de</strong> poesía internacional. Recientemente ha<br />

fundado una editorial literaria, Ediciones Narila. Entre sus<br />

libros <strong>de</strong> poemas <strong>de</strong>stacan los títulos Hiperiónida (l982),<br />

Problemas <strong>de</strong> doblaje (Accésit al premio Adonais, l990),<br />

Carpe noctem (Premio Rey Juan Carlos, l994), Transitoria<br />

(Premio Andalucía <strong>de</strong> la Crítica, 1998), Camaradas <strong>de</strong><br />

Ícaro (Premio Fray Luis <strong>de</strong> León, <strong>20</strong>03) y Haikus <strong>de</strong> Narila<br />

(<strong>20</strong>05). Su poesía se antologa en Las dudas <strong>de</strong> Eros (<strong>20</strong>00),<br />

en Portvaria. Antología 1982-<strong>20</strong>02 (<strong>20</strong>02), en Carpe verbum<br />

(<strong>20</strong>04) y en Carpe amorem (<strong>20</strong>07). Sus poemas han sido<br />

traducidos al inglés, árabe, italiano, rumano, griego, alemán,<br />

francés, sueco, esloveno, chino, holandés y portugués. Ha<br />

traducido a Meleagro <strong>de</strong> Gádara (25 epigramas, 1995) y a<br />

María Lainá (Los estuches <strong>de</strong> las células, <strong>20</strong>04). Asimismo<br />

ha preparado la edición y traducción <strong>de</strong> Los dados <strong>de</strong> Eros.<br />

Antología <strong>de</strong> poesía erótica griega (<strong>20</strong>00) y Safo. Poemas<br />

y testimonios (<strong>20</strong>04). En <strong>20</strong>07 aparecieron sus traducciones<br />

<strong>de</strong> Renée Vivien y Luisa Sigea. Ha realizado ediciones<br />

<strong>de</strong> la dramaturga María Rosa <strong>de</strong> Gálvez (El valor <strong>de</strong> una<br />

ilustrada, <strong>20</strong>05, y Poesías, <strong>20</strong>07) y <strong>de</strong> Merce<strong>de</strong>s Matamoros<br />

(El último amor <strong>de</strong> Safo, <strong>20</strong>03).<br />

247


DE LA PUBLICIDAD<br />

I<br />

En la pantalla gira con malla <strong>de</strong> lunares<br />

como falsa muñeca<br />

Loulou breves segundos.<br />

Saber los casilleros <strong>de</strong> la noche<br />

y la absoluta falta <strong>de</strong> estructura<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>sear.<br />

II<br />

Pasa <strong>de</strong> largo. Ahora sobrecoge<br />

la tensión infinita <strong>de</strong> los límites.<br />

Nunca conoceremos<br />

al Tiempo íntimamente.<br />

III<br />

Abultan excesivas<br />

las páginas sin signos<br />

<strong>de</strong> días levemente <strong>de</strong>rrotados.<br />

248


IV<br />

Hay días que parecen fotocopias.<br />

Las segrega <strong>de</strong> modo compulsivo<br />

una máquina neutra.<br />

V<br />

Reportaje <strong>de</strong> moda en Marrakech.<br />

Très loin <strong>de</strong> l´innocence este perfume.<br />

Una fotografía retocada<br />

con acuarelas suaves. Si <strong>de</strong>sea<br />

reparamos su piel. Esta revista cuenta<br />

familiares parábolas al fin:<br />

<strong>de</strong> cómo maquillar los sueños agresivos<br />

o cómo estilizar la <strong>de</strong>rrota y el tedio.<br />

Perfumada <strong>de</strong> Armani<br />

la nada es altamente soportable.<br />

249


LA ISLA DE KIRRIN<br />

Los leías <strong>de</strong>spués <strong><strong>de</strong>l</strong> viaje a la ciudad<br />

sobre la cama, en junio o en julio sobre todo,<br />

echada la persiana que <strong>de</strong>jaba filtrar<br />

olor <strong>de</strong> albaricoques y pintura caliente<br />

y una luz laminada ver<strong>de</strong> oscura<br />

sobre las bicicletas y los páramos,<br />

las mochilas, las granjas,<br />

el <strong>de</strong>sayuno inglés, la isla <strong>de</strong> Jorgina:<br />

historia fabulosa <strong>de</strong> una infancia<br />

a punto <strong>de</strong> per<strong>de</strong>rse. Porque una vez leídas<br />

todas las aventuras <strong>de</strong> los Cinco<br />

supuse que tenía que crecer.<br />

¿De qué sirve ser niña, si luego, en vacaciones<br />

ningún bote te lleva a la isla <strong>de</strong> Kirrin?<br />

Tal vez ya sospechaba que los libros<br />

podían ser reloj o calendario<br />

exacto y enigmático <strong><strong>de</strong>l</strong> cuerpo.<br />

250<br />

A Herminia Luque


TANGO 3<br />

Puedo creer los tangos porque tuve tu cuerpo.<br />

Vuelvo a tu cuerpo vuelvo <strong>de</strong> brisa acribillada<br />

tus pezones <strong>de</strong> hombre se <strong>de</strong>slizan<br />

se <strong>de</strong>slizan se alejan<br />

y tan muerta al final como tan muerta<br />

al principio <strong>de</strong> niña<br />

una muerte especial un intersticio<br />

entre el ja<strong>de</strong>o y entre la agonía<br />

verda<strong>de</strong>ra: toda la muerte extraña que aprendí<br />

<strong>de</strong> tu cuerpo gastándose furioso<br />

toda la eternidad carta <strong>de</strong> juego<br />

mor<strong>de</strong>r mor<strong>de</strong>r moluscos <strong>de</strong>shacer<br />

moluscos tensos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sus conchas;<br />

paréceme que estoy<br />

tan agarrada al pecho <strong>de</strong> Gar<strong><strong>de</strong>l</strong><br />

que su voz va hacia fuera<br />

y que no necesito ciuda<strong>de</strong>s ni <strong>de</strong>stino.<br />

Puedo creer los tangos porque tuve tu cuerpo<br />

y si vuelco mi copa<br />

sé que las gotas caen en tu rostro<br />

a miles <strong>de</strong> kilómetros;<br />

sólo pu<strong>de</strong> encontrarme en los ensueños<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> arrabal oscuro <strong>de</strong> tu pecho.<br />

Podré creer un cuerpo cuando escuche su tango.<br />

251


DEL ORÁCULO FALSO<br />

252<br />

Había oído hablar <strong>de</strong> las sorpren<strong>de</strong>ntes irisaciones <strong>de</strong> la<br />

aurora obre el mar Jónico cuando se la contempla<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cima <strong>de</strong> Etna.<br />

Marguerite Yourcenar<br />

No esperé así la vida:<br />

el asombro, la ráfaga instantánea <strong>de</strong> la dicha,<br />

la humillación,<br />

el tedio.<br />

Pero es que aún la lava <strong><strong>de</strong>l</strong> Vesubio<br />

nos podría abrasar, o tal vez los milagros<br />

<strong>de</strong> la cima <strong><strong>de</strong>l</strong> Etna o la belleza<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> mar semidivino.<br />

No esperé así la vida:<br />

paraísos perdiéndose<br />

o batallas perdidas <strong>de</strong> antemano.<br />

INSOMNIO<br />

La noche <strong>de</strong>semboca su latido<br />

en un río <strong>de</strong> noches caudalosas.<br />

(De Problemas <strong>de</strong> doblaje)


Turbio y efervescente,<br />

un minuto es afluente <strong>de</strong> un minuto.<br />

Aceptas el insomnio como un libro<br />

<strong>de</strong> páginas sin fondo cuyas letras<br />

resbalan hacia fosas submarinas.<br />

Qué atrocidad vivir, qué enloquecido<br />

temblar en los rincones <strong>de</strong> las horas.<br />

Si la muerte tuviera guardarropa,<br />

<strong>de</strong>jaría los guantes <strong><strong>de</strong>l</strong> lenguaje<br />

para frotar la nada con los <strong>de</strong>dos.<br />

LENGUAJE PROVISIONAL<br />

Palabras que la noche regenera o <strong>de</strong>struye,<br />

palabras que friccionan entre sí con la blanda<br />

ferocidad <strong>de</strong> tríba<strong>de</strong>s, palabras <strong>de</strong>sgarrando<br />

mutuamente sus límites, su piel más sabia y rota,<br />

las palabras más solas, los colores no ungidos,<br />

una metamorfosis inmediata<br />

<strong>de</strong> palabras en tacto y en huida,<br />

en anuncio <strong>de</strong> vértigo, en alas <strong>de</strong>splegadas<br />

<strong>de</strong> duras gaviotas, palabras que se enrosquen<br />

con fulgor <strong>de</strong> serpientes soberanas<br />

al eje <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>seo.<br />

Disolución <strong>de</strong> mitos,<br />

hondura efervescente que comparte el poema<br />

con los labios vacíos.<br />

253


SIESTA DE PAPIRÓLOGO<br />

–La siesta en las orillas <strong><strong>de</strong>l</strong> Iliso.<br />

Oigo cómo se eleva lentamente<br />

el carro <strong>de</strong> su alma.<br />

–Paseo entre los libros espirales<br />

en una ciudad-ninfa.<br />

–No volveré a la guerra. He tirado el escudo<br />

riendo con Arquíloco.<br />

–Soy aquella adversaria <strong>de</strong> la última estrofa<br />

y escuché <strong>de</strong> sus labios<br />

la dulce priamela.<br />

–En las casualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los siglos<br />

al menos sé tu nombre, Anactoria querida.<br />

–En mi alma hay un trozo<br />

<strong>de</strong> papiro ilegible.<br />

ANUNCIACIÓN DEL VERANO<br />

Una avioneta blanca sobrevuela la costa<br />

con su estela <strong>de</strong> lona casi en blanco.<br />

Anúnciese en el aire. Des<strong>de</strong> el apartamento<br />

los parasoles ver<strong>de</strong>s, naranjas y morados<br />

hacen que el mar se vista a estas alturas<br />

254<br />

(De Carpe noctem)


una túnica pop. Se hun<strong>de</strong> aquel barco<br />

centímetro a centímetro, sus tribales quehaceres<br />

<strong>de</strong> antigua pesquería. Este verano<br />

nos <strong>de</strong>slumbra el blanquísimo poliéster<br />

<strong>de</strong> un yate sobre el puzzle inacabado<br />

<strong>de</strong> un movedizo mar turquesa, malva.<br />

Descien<strong>de</strong>n las gaviotas.¿No está la vida acaso<br />

bajo un inmenso toldo <strong>de</strong> luz que la protege<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> ardor <strong><strong>de</strong>l</strong> vacío, <strong>de</strong> su abrazo,<br />

<strong>de</strong> las ondas violetas <strong>de</strong> la muerte,<br />

<strong>de</strong> su quehacer tribal, <strong><strong>de</strong>l</strong> viejo pacto?<br />

MONA<br />

...pero no era más que el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> cualquier ruina a<br />

reventar <strong>de</strong><br />

flores durante un instante<br />

Derek Walcott, Elegías <strong>de</strong> verano<br />

Huele bien el amor. A posteriori.<br />

Hoja <strong>de</strong>smenuzada entre los <strong>de</strong>dos,<br />

una savia marina en las levísimas<br />

re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> rombos grises que toda piel arrastra.<br />

Todavía el temblor está contigo,<br />

esa incesante alquimia <strong>de</strong> las bocas,<br />

los restos <strong>de</strong> la magia <strong>de</strong> un cuerpo huracanado.<br />

Hueles, piensas tus manos. La memoria suplica<br />

255


–esa memoria elástica<br />

que se aplica al presente recién ido–<br />

un recipiente duro, uno <strong>de</strong> esos antiguos estuches <strong>de</strong> carey<br />

acolchados por <strong>de</strong>ntro...<br />

Contigo ya el olor<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> casi ayer, el casi amargo fruto <strong>de</strong> la noche,<br />

pero absorbido ya, como minutos<br />

en un viejo reloj<br />

<strong>de</strong> una arena intratable.<br />

HOMENAJE A KAVADÍAS<br />

Duerme,<br />

duérmete mar abajo, pecho a<strong>de</strong>ntro,<br />

toma tu camiseta roja y <strong>de</strong>scolorida,<br />

toma tus glamurosas olas engalanadas,<br />

diles que sabes algo <strong><strong>de</strong>l</strong> sexo <strong>de</strong> los barcos.<br />

Duerme.<br />

No iremos a Kalymnos,<br />

no veremos volver el barco con esponjas.<br />

Pero en la calle un hombre con un siglo<br />

dio su nombre,<br />

y los nombres<br />

penetran como reyes<br />

en la cabaña sórdida <strong><strong>de</strong>l</strong> tiempo.<br />

Duerme.<br />

256


Que la sirena díscola <strong>de</strong> tu tatuaje<br />

no te abandone nunca cuando duermas.<br />

COSECHA<br />

Recoge la cosecha <strong>de</strong> los días,<br />

su cereal, su polen,<br />

sus bayas inservibles, sus cortezas amargas,<br />

su reseca raíz, sus vainas huecas,<br />

su escasísima pulpa azucarada.<br />

En las cuadradas cajas pon la fruta<br />

selecta que le agrada a la memoria.<br />

(De Transitoria)<br />

AL ENCONTRAR EN INTERNET UN MAPA DEL<br />

MUNDO SUBTERRÁNEO<br />

Morir tiene su guía particular <strong>de</strong> viaje.<br />

Caminar a la orilla <strong>de</strong> un río murmurante<br />

y olvidar el sonido <strong>de</strong> la palabra río.<br />

Pisar hierba muy fresca y muy oscura.<br />

Estrenar traje negro: ser sólo un traje negro.<br />

Vivir la vida fue tantalizar,<br />

poseer tanta fruta que no saciaba nunca.<br />

257


No intentes consolarme <strong>de</strong> la muerte,<br />

consuélame tal vez <strong>de</strong> los andamios<br />

quebrados <strong>de</strong> la vida.<br />

Tenuidad <strong>de</strong> la sombra,<br />

<strong>de</strong>udas con el barquero.<br />

–No pagaré a Caronte <strong>de</strong> mi propio bolsillo.<br />

EL ORO DE KLIMT<br />

Viena. Noche. Agosto. Hotel Stefanie.<br />

Capítulos <strong><strong>de</strong>l</strong> Libro <strong>de</strong> los Cuerpos.<br />

Me pongo a <strong>de</strong>scifrar<br />

la escritura nublada, lo que tuvo la vida<br />

<strong>de</strong> puro enigma áureo,<br />

<strong>de</strong> impre<strong>de</strong>cible cueva iluminada,<br />

<strong>de</strong> aspereza <strong>de</strong> estrellas.<br />

Hotel Stefanie. Agosto. Húmeda noche.<br />

Y un río caudaloso, como <strong>de</strong> oro <strong>de</strong> Klimt,<br />

me arrasa todavía.<br />

258<br />

(De Camaradas <strong>de</strong> Ícaro)


ERINIAS<br />

Los <strong>de</strong>seos tenaces como un perro<br />

que se obstina en negar el abandono.<br />

Cuántos impulsos fieles<br />

gimen si abro la puerta. Sus hocicos humean<br />

con aliento nublado en el pasillo.<br />

A los pies <strong>de</strong> la cama,<br />

sus vísceras calientes, tumorales.<br />

Metástasis inmensas<br />

<strong>de</strong>sfiguran el cuerpo <strong>de</strong> la noche.<br />

Mis erinias –criaturas malcriadas,<br />

panteras en la alfombra–<br />

pi<strong>de</strong>n, muer<strong>de</strong>n <strong>de</strong>spojos.<br />

Las furias, oh, las furias,<br />

sus aullidos carnales...<br />

HAIKUS DE NARILA<br />

Invierno. No sé si mendigar<br />

a la luna <strong>de</strong> arriba<br />

o a la niña <strong>de</strong> ayer.<br />

Leña apilada. Borrasca.<br />

(De Carpe amorem)<br />

259


La mente<br />

no encuentra leñador.<br />

Álamo húmedo.<br />

Madriguera <strong>de</strong> hojas.<br />

Huele a setas <strong>de</strong> cuento.<br />

No apresó bien el mirlo<br />

a la salamanquesa.<br />

Rebotó contra el toldo.<br />

Tar<strong>de</strong> tenue.<br />

Se pier<strong>de</strong>n en invierno<br />

colores <strong>de</strong> la caja <strong>de</strong> acuarelas.<br />

Las moreras.<br />

Crió gusanos <strong>de</strong> seda<br />

que criaron metáforas.<br />

MIEDO<br />

La lluvia inunda la calle.<br />

El trueno y el relámpago,<br />

el cuarto <strong>de</strong> la niña.<br />

Un abanico azul.<br />

Pinto en él<br />

versos <strong>de</strong> Safo.<br />

260<br />

(De Haikus <strong>de</strong> Narila)


Eloísa Otero


Eloísa Otero<br />

(León, 1962)<br />

Tras licenciarse en Ciencias <strong>de</strong> la Información comenzó a<br />

trabajar como periodista, oficio que lleva <strong>de</strong>sempeñando más<br />

<strong>de</strong> veinte años en distintos diarios y medios <strong>de</strong> comunicación<br />

<strong>de</strong> Galicia, Madrid, Castilla y León. En la actualidad imparte<br />

un taller <strong>de</strong> periodismo en un instituto leonés, trabaja para<br />

distintos medios e instituciones, y colabora con la Biblioteca<br />

Virtual Leonesa que promueve la Fundación Saberes (www.<br />

saber.es). Como poeta, ha publicado hasta ahora dos libros:<br />

Cartas celtas y Tinta Preta, en la Colección “Provincia”<br />

<strong>de</strong> León, y aparece recogida en diversas antologías, como:<br />

Ellas tienen la palabra. Dos décadas <strong>de</strong> poesía española,<br />

<strong>de</strong> Noni Bengas y Jesús Munárriz; De los ojos ajenos.<br />

Lectura <strong>de</strong> <strong>poetas</strong> <strong>de</strong> Castilla y León, <strong>de</strong> Miguel Casado;<br />

Mujeres <strong>de</strong> carne y verso. Antología poética femenina en<br />

lengua española <strong><strong>de</strong>l</strong> siglo <strong>XX</strong>, <strong>de</strong> Manuel Francisco Reina<br />

e Ilimitada voz. Antología <strong>de</strong> <strong>poetas</strong> españolas 1940-<strong>20</strong>02,<br />

<strong>de</strong> José María Balcells. También ha publicado un libro<br />

sobre fotografías antiguas <strong>de</strong> León, titulado León a través<br />

<strong>de</strong> la gafa <strong>de</strong> oro, por encargo <strong>de</strong> la Filmoteca <strong>de</strong> Castilla y<br />

León, y una guía <strong>de</strong> Escultura urbana en la ciudad <strong>de</strong> León.<br />

Colabora con distintas revistas <strong>de</strong> literatura y poesía, como<br />

El signo <strong><strong>de</strong>l</strong> gorrión, Los infolios, Milenrrama (Castilla y<br />

León), Solaria (Asturias), Leer (Madrid), Zurgay (Euskadi)<br />

y Galerna (Nueva York). Ha traducido, junto con Manuel<br />

Outeiriño, los libros Con pólvora y magnolias y Contra<br />

Maquilero, <strong><strong>de</strong>l</strong> poeta gallego X.L. Mén<strong>de</strong>z Ferrín, y poemas<br />

<strong>de</strong> otros autores gallegos, como Lois Pereiro o Chus Pato.<br />

263


Isla Kokotero es su bitácora <strong>de</strong> poesía (http://islakokotero.<br />

blogsome.com), y también mantiene actualizada otra<br />

bitácora en torno a la figura <strong>de</strong> Antonio Gamoneda (http://<br />

farogamoneda.blogsome.com).<br />

264


DE LOS VIAJES<br />

I (navegar)<br />

Las anémonas ocultaron la botella y su mensaje<br />

hasta que el corcho se picó y el agua<br />

disolvió la tinta y el papel.<br />

II (volar)<br />

Un ciruelo y una flor.<br />

(Sueño con la fruta madura)<br />

III (errar)<br />

Mirar lo que está lejos<br />

<strong>de</strong>ntro <strong><strong>de</strong>l</strong> alma.<br />

A. Machado<br />

Extraños silencios los que ponen en camino, llenos<br />

<strong>de</strong> preguntas asaltadas (y la brújula<br />

para qué la quiero<br />

y el mapa<br />

con las líneas <strong>de</strong> la vida).<br />

Estoy que no trino. Ahueco el ala.<br />

Lejos <strong>de</strong> casa. De la nata espesa<br />

y el azúcar.<br />

(Sin crear gran<strong>de</strong>s obras,<br />

sin pasarlo fetén)<br />

265


El universo, la savia <strong>de</strong> la vida<br />

es también esto: oler la tierra<br />

húmeda en el luscofusco, recibir una cagada<br />

<strong>de</strong> cigüeña en la cabeza,<br />

pulsar ese botón extremo y añorar los bosques,<br />

el fuego, el aullido <strong>de</strong> los coyotes,<br />

la compañía discreta <strong>de</strong> otro near<strong>de</strong>ntal.<br />

IV (emigrar)<br />

Viajar es trazar en el mapa una <strong>de</strong>riva,<br />

esquivar la catástrofe sin otro rumbo<br />

que la propia chamba.<br />

Pero la suerte se tuerce cuando calcas<br />

la huella<br />

y <strong>de</strong>scubres un ángel<br />

que te protege <strong>de</strong> todo menos <strong>de</strong> ti misma.<br />

Si te hubieras quedado don<strong>de</strong> estabas…<br />

V (explorar)<br />

Recorreremos gran<strong>de</strong>s distancias<br />

con botas <strong>de</strong> siete leguas estelares,<br />

para no volver.<br />

Evocaremos el origen hasta alcanzar<br />

un punto <strong>de</strong> no retorno.<br />

266


(Distancia: la tranquilidad posible)<br />

VI (rodar)<br />

No hay lugar para los pies <strong>de</strong>scalzos<br />

ni orilla <strong>de</strong> la playa un sol<br />

poniente rojo abismo vespertina<br />

luz. No hay lugar<br />

don<strong>de</strong> inclinarse o replegar la imagen<br />

que construyes, el olor<br />

ensimismado.<br />

VII (correr)<br />

Hasta virar a casa,<br />

el cuartito, un renglón<br />

y tú seguido<br />

PAISAJES<br />

Mandala<br />

Flowers, dice.<br />

Y se ríe.<br />

El Dalai Lama estudia inglés.<br />

Mira <strong>de</strong> pronto el agua<br />

que corre.<br />

River, dice.<br />

267


Water.<br />

Y se ríe.<br />

Dibujar con arena es una forma <strong>de</strong> meditar sobre el vacío.<br />

La primera bacteria ¿salió <strong>de</strong> un cristal?<br />

Barro las hojas secas <strong><strong>de</strong>l</strong> jardín,<br />

riego el ciclamen, pongo la planta japonesa al sol<br />

y las hortensias recién brotadas a la lluvia, bajo<br />

el arco iris ejerzo<br />

mi soberanía en este reino<br />

<strong>de</strong> propuestas zen<br />

o refugio.<br />

PAISAJE DE INFANCIA EN LA COCINA<br />

Alboronía, caldo, abuela,<br />

huele la casa a piel <strong>de</strong> naranja,<br />

hierros en el fuego, arroz con leche,<br />

papilla, papaya, dulzura,<br />

toda la nata en una pota.<br />

Flotas en el algodón <strong>de</strong> un lecho <strong>de</strong> arreboles<br />

sin saber cómo interpretar los petroglifos.<br />

Cada cosa está unida a un nombre,<br />

cada nombre tiene su propia vida.<br />

268


Madre, manta, escaramuza,<br />

te has clavado el alfiler en un sofoco.<br />

¿Qué soñaste que no pudo ser?<br />

Días <strong>de</strong> lluvia y <strong>de</strong> poner en or<strong>de</strong>n las cosas.<br />

LIBRO EN BLANCO<br />

Pero algún día tu recuerdo hablará.<br />

¿O no?<br />

Es como escribir en un libro en blanco<br />

con tintas invisibles<br />

que sólo tú eres capaz <strong>de</strong> leer.<br />

Tu recuerdo tramado en palabras que nadie dice.<br />

No es como el poema que recitó Jakura,<br />

el monje zen,<br />

en el instante anterior a la muerte:<br />

“Este año quiero<br />

ver el loto<br />

al otro lado”<br />

ya que jamás sabremos cuál fue tu poema.<br />

Como a Jakura, te fallaron las fuerzas,<br />

mas no hubo allí pincel para escribirlo<br />

ni nadie lo escuchó,<br />

ni lo retuvo.<br />

Para M.<br />

269


S / T<br />

Una fotografía gris ceniza marca el territorio<br />

don<strong>de</strong> guardo tu rostro, única cosa que me<br />

queda <strong>de</strong> ti. Lo miro con mucha fijeza. Una<br />

vez más quiero imprimirlo en mi memoria,<br />

luego cierro los ojos y lo proyecto ahí (en<br />

la sala oscura <strong><strong>de</strong>l</strong> interior <strong>de</strong> la cabeza) sin<br />

nada en torno a esa imagen que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

un rato pier<strong>de</strong> niti<strong>de</strong>z. Hay situaciones que te<br />

cambian la cara para bien o para mal, me digo,<br />

esperando que alguna vez vuelvas en sueños<br />

naufragando en luz <strong>de</strong> madrugada, en el mar<br />

<strong>de</strong> la tranquilidad. Puedo vaciar tu imagen con<br />

palabras. Componerte un gesto inquieto capaz<br />

<strong>de</strong> dar lecciones <strong>de</strong> autoestima. Dibujar la piel<br />

porosa, largas pestañas, legañas <strong>de</strong> cinco días y<br />

hasta una cicatriz en el mentón. Pero un rostro<br />

no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser un papiro con el relato <strong>de</strong> una<br />

vida, y el tuyo tiene una buena historia. Puedo<br />

escribir cualquier cosa para cambiarte la cara<br />

y, sin embargo, es precisamente en la escritura<br />

don<strong>de</strong> no estás.<br />

270


NANAS PARA GUADALUPE<br />

Non hai relato<br />

sen voz,<br />

non hai tenrura<br />

sen xesto.<br />

Para María José Alvarez y Víctor M. Díez<br />

O relato, o tenreiro,<br />

poñen algo en tensión;<br />

a voz, o xesto,<br />

pulsan os mecanismos das preguntas,<br />

<strong>de</strong>scubren a miúdo escaleiras,<br />

caligrafías encubertas.<br />

No hay relato<br />

sin voz,<br />

no hay ternura<br />

sin gesto.<br />

El relato, lo que es tierno,<br />

ponen algo en tensión;<br />

la voz, el gesto,<br />

pulsan los mecanismos <strong>de</strong> las preguntas,<br />

<strong>de</strong>scubren a menudo escaleras,<br />

caligrafías encubiertas.<br />

271


A voz crea o mundo.<br />

Os xestos <strong>de</strong> cotío<br />

son <strong>de</strong> amor<br />

cando ti chegas.<br />

Arrólote nun idioma<br />

que eu non coñezo.<br />

Nun idioma que ti tampouco enten<strong>de</strong>s.<br />

Arrólote.<br />

Edredón o teu berro<br />

cheo <strong>de</strong> música,<br />

zunzún,<br />

axóuxere,<br />

espírito, forza<br />

na páxina<br />

do esquecemento.<br />

Illa: abstracción lonxana<br />

272<br />

La voz crea el mundo.<br />

Los gestos cotidianos<br />

son <strong>de</strong> amor<br />

cuando tú llegas.<br />

Te arrullo en un idioma<br />

que no conozco.<br />

En un idioma que tú tampoco entien<strong>de</strong>s.<br />

Te arrullo.


mentres que non atopo as verbas<br />

capaces <strong>de</strong> habitala.<br />

Deixa <strong>de</strong> mamuxar e zuga a teta,<br />

vai. Cousa, chícharo,<br />

garavanciña marela, escaravello<br />

xoguetón.<br />

Zuga no zume a miña alma,<br />

a miña substancia,<br />

o principio vital.<br />

(Apalpas, escoitas, ollas, cheiras, comes<br />

mellor que calquera especie protexida.<br />

Agora non é preciso que fales<br />

para contar o ben que estás.)<br />

Edredón tu berrido<br />

lleno <strong>de</strong> música,<br />

zunzún,<br />

sonajero,<br />

espíritu, fuerza<br />

en la página<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> olvido.<br />

Isla: abstracción lejana<br />

mientras no encuentro las palabras<br />

capaces <strong>de</strong> habitarla.<br />

Deja <strong>de</strong> reburdiar y chupa <strong>de</strong> la teta,<br />

¡va! Cosa, guisante,<br />

273


Mincha,<br />

carne da miña carne<br />

envolta<br />

en presentimentos,<br />

no fío do real.<br />

Noite na noite. Po<strong>de</strong>n chiar as galaxias<br />

mentres ti, luceiro,<br />

brillas no meu ventre ferido.<br />

274<br />

garbancita amarilla, escarabajo<br />

juguetón.<br />

En el zumo chupa mi alma,<br />

mi sustancia,<br />

el principio vital.<br />

(Palpas, escuchas, miras, hueles, comes<br />

mejor que cualquier especie protegida.<br />

No es preciso que hables ahora<br />

para contar lo bien que estás.)<br />

Caracolita,<br />

carne <strong>de</strong> mi carne<br />

envuelta<br />

en presentimientos,<br />

en el filo <strong>de</strong> lo real.<br />

Noche en la noche. Pue<strong>de</strong>n chillar las galaxias<br />

mientras tú, lucero,<br />

brillas en mi vientre malherido.


Sentar a beleza<br />

no colo<br />

e <strong>de</strong>spois <strong>de</strong>ixar que fuxa<br />

como unha bolboreta,<br />

como unha maruxiña,<br />

como peixe esbaradizo entre as mans…<br />

Agora, a túa avoa<br />

amósache<br />

como escoitar o mar<br />

nunha buguina.<br />

(Non esquezas)<br />

Sentar a la belleza<br />

en el regazo<br />

y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>jar que huya<br />

como una mariposa,<br />

como una mariquita,<br />

como pez resbaladizo entre las manos…<br />

Ahora, tu abuela<br />

te enseña<br />

cómo escuchar el mar<br />

en una caracola.<br />

(No olvi<strong>de</strong>s)<br />

275


Jorge Riechmann


Jorge Riechmann<br />

(Madrid, 1962)<br />

Es poeta, traductor literario, ensayista y profesor titular <strong>de</strong><br />

Filosofía Moral en la Universidad <strong>de</strong> Barcelona. Vivió en<br />

Berlín, París y Barcelona antes <strong>de</strong> regresar a Madrid en<br />

1996, don<strong>de</strong> actualmente trabaja como investigador sobre<br />

cuestiones ecológico-sociales en el Instituto Sindical <strong>de</strong><br />

Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS) <strong>de</strong> Comisiones Obreras.<br />

Publicó su primer poema en revista a los quince años y su<br />

primer poemario, Cántico <strong>de</strong> la erosión –por el que obtuvo<br />

el Premio Hiperión <strong>de</strong> poesía– en 1987. Entre sus últimas<br />

obras <strong>de</strong>stacan los volúmenes <strong>de</strong> reflexión sobre poética:<br />

Canciones allen<strong>de</strong> lo humano (1998), Una morada en el<br />

aire (<strong>20</strong>03) y Resistencia <strong>de</strong> materiales (<strong>20</strong>06); así como los<br />

poemarios El día que <strong>de</strong>jé <strong>de</strong> leer El País (1997), Muro con<br />

inscripciones (<strong>20</strong>00), Desandar lo andado (<strong>20</strong>01), Poema <strong>de</strong><br />

uno que pasa (<strong>20</strong>03), Un zumbido cercano (<strong>20</strong>03), Anciano<br />

ya y nonato todavía (<strong>20</strong>04), Ahí te quiero ver (<strong>20</strong>05), Poesía<br />

<strong>de</strong>sabrigada (<strong>20</strong>06) y Conversaciones entre alquimistas<br />

(<strong>20</strong>07). En los últimos años, ha ido formulando la vertiente<br />

ética <strong>de</strong> su filosofía ecosocialista en una “trilogía <strong>de</strong> la<br />

autocontención” que componen los volúmenes Un mundo<br />

vulnerable, Todos los animales somos hermanos y Gente<br />

que no quiere viajar a Marte. Ha traducido extensamente<br />

a <strong>poetas</strong> como René Char y dramaturgos como Heiner<br />

Müller.<br />

279


BUSCARRUIDOS<br />

Poesía: material móvil. “Todo lo que se mueve es poesía/ lo<br />

que no cambia <strong>de</strong> lugar es prosa”, se meneó Nicanor Parra.<br />

Movimiento material. Búsqueda, indagación (<strong>de</strong> la base<br />

y <strong>de</strong> la cima, según René Char, quien precisa enseguida:<br />

“Indagaciones <strong>de</strong> la base. Tinieblas en la cima”, si es que<br />

hay siquiera cima: las tinieblas no permiten apreciarlo). En<br />

castellano se llama buscarruidos a la persona inquieta, un<br />

punto pen<strong>de</strong>nciera. De repente, qué atinada <strong>de</strong>finición <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

poeta: un inquisitivo buscarruidos.<br />

Buscarruidos, buscavidas, buscadichas. Dicha, <strong><strong>de</strong>l</strong> latín<br />

dicta: cosas dichas. La dicha <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>cir: a la ventura, un<br />

buscarruidos, con el zurrón repleto <strong>de</strong> cosas ya dichas, sigue<br />

el rastro <strong>de</strong> lo por <strong>de</strong>cir. La virtud <strong><strong>de</strong>l</strong> cazador es la sagacidad:<br />

el buen olfato. (Sagaz, <strong><strong>de</strong>l</strong> latín sagax: con buen olfato,<br />

capaz <strong>de</strong> seguir la pista.) El buscarruidos es un indagador<br />

(<strong><strong>de</strong>l</strong> latín indagare: seguir la pista <strong>de</strong> un animal).<br />

Me dieron por nombre Riechmann. Del alemán riechen:<br />

oler, olfatear, husmear. Riechmann es el Husmeador. Me<br />

dieron este apellido: hoy, que bauticé mi casa –Amargua–,<br />

lo hago mío por fin.<br />

Al final <strong>de</strong> esta caza no se mata la presa: el cazador, durante<br />

un venéreo y venatorio instante sin tiempo, busca hacerse<br />

uno con ella. Dos en uno: amor, querencia al menos. Querer,<br />

281


<strong><strong>de</strong>l</strong> latín quaerere: buscar, inquirir. Poesía: un amor que<br />

indaga.<br />

Poesía: <strong>de</strong>cir lo que no se sabe, y sin saberlo queriéndolo,<br />

y por eso indagando en ello, aproximándose a algo que está<br />

ahí, que siempre ha estado ahí, ya inmediato y <strong>de</strong> repente<br />

inaccesible. El buscarruidos, chasqueado, guarda algo en el<br />

zurrón –no está seguro <strong>de</strong> lo que será– y sigue husmeando.<br />

PARÁBOLA DEL JUGADOR<br />

Que yo te tenga así<br />

<strong>de</strong> pie sobre las puntas <strong>de</strong> los <strong>de</strong>dos<br />

al cabo <strong>de</strong> un movimiento leve<br />

acróbata volcado<br />

Que nadie sepa qué línea abismal<br />

impávido atravieso<br />

nadie pregunte <strong>de</strong>s<strong>de</strong> cuándo es azul<br />

la máscara lanosa <strong>de</strong> clown cruel que visto<br />

ya sin dolor<br />

Al norte <strong>de</strong> mi corazón <strong>de</strong> cuero<br />

comienza el marfil <strong>de</strong> un país que recorro<br />

muy raras veces<br />

No hablo <strong>de</strong> mi ofrenda al <strong>de</strong>monio <strong><strong>de</strong>l</strong> naipe<br />

282<br />

(De Desandar lo andado)


funámbulo dormido sin lujo sobre el arpa<br />

Cada minuto <strong>de</strong>jó<br />

su piel sobre mi piel escaqueada<br />

He conocido armados amores<br />

<strong>de</strong> arlequín fervientemente insensible<br />

Como San Pedro seré colgado <strong>de</strong> los pies:<br />

que nadie diga nada<br />

Este momento es mío<br />

vértice íntimo o víctima frecuente<br />

El azar no me quema las manos<br />

Soy entonces el gran negador<br />

dueño por un instante <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo y <strong>de</strong> la nada<br />

Entonces por qué ce<strong>de</strong>r en la última escalera<br />

saltar al vacío si el manotazo es luego<br />

como un solo disparo que <strong>de</strong>rrumba castillos<br />

Mi padre era griego que no pregunte nadie<br />

por la iguana <strong>de</strong> labios bezudos<br />

que está lamiendo la sangre a mi costado<br />

LA CIUDAD BLANCA<br />

Ahí don<strong>de</strong> veis flores<br />

amarillas encima <strong><strong>de</strong>l</strong> tejado,<br />

ahí es mi casa.<br />

(Del libro inédito El miedo horizontal)<br />

283


Amarillas y azules.<br />

Y la canción purísima <strong><strong>de</strong>l</strong> musgo.<br />

No ha sido edificada.<br />

Ahí es mi casa.<br />

ARQUITECTURA INTERIOR<br />

284<br />

(De Cántico <strong>de</strong> la erosión)<br />

Excavaste en ti mismo<br />

alcobas, escaleras, alacenas. Dispusiste<br />

cierto complejo equilibrio entre las cavida<strong>de</strong>s.<br />

Las comunicaste<br />

mediante los pasadizos a<strong>de</strong>cuados.<br />

Decoraste con gusto y sobriedad<br />

los interiores, y colocaste una buena cerradura<br />

en la puerta que daba al exterior.<br />

Luego has tirado la llave.<br />

Y hoy afirmas<br />

que eres un ser <strong>de</strong> una pieza, macizo, irreversible,<br />

enteramente libre <strong>de</strong> oqueda<strong>de</strong>s.<br />

(De La lengua <strong>de</strong> la muerte)


ESCENA DE INFANCIA<br />

De niño encendí hogueras<br />

para quemar lombrices <strong>de</strong> tierra vivas.<br />

Veraneaba entonces en el valle <strong>de</strong> Hecho.<br />

La crueldad <strong>de</strong> quienes<br />

torturaban sapos me asqueaba,<br />

alguna vez llegamos a las manos.<br />

Lombrices: carne<br />

rosa hasta la in<strong>de</strong>fensión, universales anillos<br />

<strong>de</strong> sufrimiento mudo.<br />

Se retorcían como seres humanos.<br />

POEMA DEL DESCONSUELO<br />

Llamo corazón a lo que se emparenta con la llama. Y en<br />

consecuencia, inevitablemente, con la ceniza.<br />

Estoy <strong>de</strong> pie como tallo al que hubieran raspado todas las<br />

hojas y todas las yemas.<br />

La soledad <strong>de</strong> esas comidas sentado a solas ante una mesa<br />

blanca, chirriantes ritos <strong>de</strong> comunión estrangulada, esas<br />

comidas agrias que no pue<strong>de</strong>n compartirse...<br />

285


Inmenso grito <strong>de</strong> angustia, semejante a un viento helado,<br />

que se cuela por todos los resquicios <strong>de</strong> la creación.<br />

¿Pues qué clave enrevesada enlaza las geometrías interiores<br />

y exteriores <strong><strong>de</strong>l</strong> hombre? (¿O no hay clave ninguna, sino<br />

sólo caos y ruina y torpe <strong>de</strong>solación sin espinazo?)<br />

Don<strong>de</strong> acaba el extravío comienza la <strong>de</strong>solación. Y quién<br />

narrará la <strong>de</strong>solación <strong>de</strong> las cimas.<br />

Consuelo. Dos dulces manos cortadas no pue<strong>de</strong>n traer<br />

consuelo. No pue<strong>de</strong>n traer alivio. ¿De qué nos serviría?<br />

Íntegra tierra mansa, unánime bestia moribunda.<br />

¿Qué pue<strong>de</strong>n traer dos manos en vela<br />

al corazón insumiso <strong>de</strong> la noche?<br />

286<br />

Remoto núcleo <strong>de</strong> calor ro<strong>de</strong>ado por una costra<br />

impenetrable <strong>de</strong> cenizas:<br />

hay una almendra en el centro <strong>de</strong> la tierra.<br />

(De Cua<strong>de</strong>rno <strong>de</strong> Berlín)


OTRO RITMO POSIBLE<br />

Un buen verso<br />

no sacia el.<br />

Un buen verso<br />

no construye un jardín.<br />

Un buen verso<br />

no <strong>de</strong>rriba al tirano.<br />

Un verso<br />

en el mejor <strong>de</strong> los casos consigue<br />

cortarte la respiración<br />

(la digestión casi nunca)<br />

y un ritmo insinúa otro ritmo posible<br />

para tu sangre y para los planetas.<br />

BIENVENIDO AL CLUB<br />

(De Poesía practicable)<br />

Eres uno <strong>de</strong> los pocos que podían aspirar a esto, en<br />

realidad<br />

te estábamos esperando sólo a ti.<br />

Hemos sabido siempre que eras diferente,<br />

287


ahora ya has llegado: relájate y disfruta.<br />

Nota cómo te crecen los músculos viriles<br />

y pliegues cerebrales bajo las yemas <strong>de</strong> los <strong>de</strong>dos.<br />

Nosotros vamos a volverlos rabiosos.<br />

Tu piel adquiere un bronceado envidiable,<br />

se te esponja la próstata, tus esfínteres conversan en inglés.<br />

Ahora te tensaremos hasta la excelencia.<br />

Nota cómo te crece una memoria mejor.<br />

Eres otro, ya no eres quien eras,<br />

nunca fuiste quien eras<br />

pero tenías que llegar tan alto con nosotros<br />

para saberlo.<br />

Ahora ya has llegado.<br />

Te lo mereces todo y nos lo <strong>de</strong>bes todo:<br />

te lo cobraremos hasta la última gota.<br />

Bienvenido al club.<br />

288<br />

(De El corte bajo la piel)<br />

ALABANZA DE LOS TRENES VERDADEROS<br />

Hay muchos trenes falsos.<br />

Es fácil confundirlos con los trenes auténticos.<br />

Casi todos<br />

los llaman también trenes:<br />

los revisores


los ferroviarios<br />

los carteristas<br />

los viajeros casi sin excepción<br />

y hasta yo mismo<br />

cuando no quiero dar muchas explicaciones.<br />

Trenes sólo son los que parten <strong>de</strong> noche.<br />

Trenes sólo son los que llevan a ti.<br />

AMANTES EMBROLLADOS, 1995<br />

Amar pue<strong>de</strong> ser<br />

un aperitivo con sifón<br />

en una mañana <strong>de</strong> colores ácidos<br />

(De Baila con un extranjero)<br />

o pue<strong>de</strong> ser zambullirse en un lago <strong>de</strong> montaña<br />

nadar equidistante entre el cielo y el fondo<br />

suspendido <strong>de</strong> un sol <strong>de</strong> extrema <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z<br />

Las buenas chicas no pi<strong>de</strong>n<br />

la cabeza <strong><strong>de</strong>l</strong> Bautista sobre una ban<strong>de</strong>ja<br />

Ya sé que no eres una buena chica<br />

pero piensa que la cabeza<br />

<strong>de</strong> cualquier fantasma sobre ban<strong>de</strong>ja <strong>de</strong> plata<br />

<strong>de</strong>sequilibraría a cualquier bailarina<br />

289


Las cabezas parlantes<br />

prometen la vida eterna con sifón<br />

pero yo he elegido cocinar contigo<br />

crear contigo follar contigo dormir<br />

en el país que <strong><strong>de</strong>l</strong>imita<br />

el aroma <strong>de</strong> tu cuerpo <strong>de</strong>snudo<br />

Amor mío<br />

olvídate <strong>de</strong> <strong>de</strong>capitamientos con sifón<br />

Ven a nadar al lago don<strong>de</strong> ya estamos<br />

Rechazar el sueño <strong>de</strong> la ingravi<strong>de</strong>z<br />

no implica renunciar a la caricia <strong>de</strong> la piel azul <strong><strong>de</strong>l</strong> cielo<br />

ni <strong><strong>de</strong>l</strong> dulce légamo suavísimo <strong><strong>de</strong>l</strong> fondo.<br />

290<br />

(De El día que <strong>de</strong>jé <strong>de</strong> leer El país)


Marta López-Luaces


Marta López-Luaces<br />

(A Coruña, 1964)<br />

Obtuvo su PhD en 1999 por New York University. Des<strong>de</strong><br />

1998 enseña literatura española y latinoamericana en<br />

Montclair SU. Como poeta ha publicado los siguientes<br />

libros: Distancia y <strong>de</strong>stierros (1998), Las lenguas <strong><strong>de</strong>l</strong> viajero<br />

(<strong>20</strong>05) y la plaqueta Memoria <strong>de</strong> un vacío (<strong>20</strong>02).Tiene<br />

inédito el poemario Los arquitectos <strong>de</strong> lo imaginario. Su<br />

poesía ha sido publicada en numerosas antologías <strong>de</strong> España,<br />

Latinoamérica, Estados Unidos, Italia y Rumanía. Su obra<br />

ha sido traducida al inglés y publicada en la selección <strong>de</strong><br />

plaquetas Rebel Road y en numerosas revistas, entre ellas<br />

Literary Review y Mandorla. Una selección <strong>de</strong> su poesía<br />

fue traducida al italiano y publicada bajo el título Acento<br />

Magico (<strong>20</strong>02) y otra antología, traducida al rumano, fue<br />

publicada bajo el título Pravalirea focului (<strong>20</strong>07). Como<br />

traductora al inglés ha traducido <strong>poetas</strong> españoles para<br />

las revistas Terra Incognita, Hofstra Hispanic Review,<br />

Tamame, entre otras. Actualmente está terminando una<br />

antología <strong>de</strong> poesía española (1930-1965) que se publicará<br />

en el <strong>20</strong>09. Como traductora al español ha colaborado con<br />

revistas <strong>de</strong> Latinoamérica y España traduciendo poemas<br />

<strong>de</strong> Louis Gluck, Robert Duncan, Leonard Swartz, Anne<br />

Lauterbach, entre otros. Actualmente está terminado la<br />

traducción <strong><strong>de</strong>l</strong> libro <strong>de</strong> Robert Duncan, Selected Poems.<br />

Entre su obra crítica ha publicado los siguientes libros: Ese<br />

extraño territorio: la representación <strong>de</strong> la infancia en tres<br />

escritoras latinoamericanas (que luego traducido al inglés<br />

fue publicado por Juan <strong>de</strong> la Cuesta Delaware University,<br />

293


<strong>20</strong>05) y Poesía y sus máscaras (<strong>20</strong>07). Es co-editora <strong>de</strong><br />

Galerna: Revista internacional <strong>de</strong> literatura. La ciudad<br />

<strong>de</strong> Nueva York le otorgó la distinción <strong>de</strong> Speaker for the<br />

Humanities of NYC (<strong>20</strong>03-05).<br />

294


EL RECUERDO COMO TRADUCCIÓN<br />

MEMORY AS TRANSLATION<br />

Ample make this Bed Maple make this bed<br />

Make this Bed with Awe, Make this bed, so I can rest,<br />

In it wait till Judgment break, And there I’ll Wait for you<br />

[until Dawn<br />

[Breaks,<br />

Excellent and Fair Excellent and Fair<br />

Be its Mattress straight–, Be like a Mattress Firm<br />

Be its Pillow round–, Be my Pillow<br />

Let not Sunrise’s yellow noise, Let no Sunrise’s yellow<br />

[Boise awake me,<br />

Interrupts this Ground– or interrupts my Peace<br />

La traducción El recuerdo<br />

Haz esta Cama Amplia Arce haz esta cama<br />

Haz esta Cama con Reverencia, Hazla para que <strong>de</strong>scanse<br />

En ella espera hasta el día Y allí te Esperaré<br />

[<strong><strong>de</strong>l</strong> Juicio, [hasta el Alba<br />

Excelente y Justo Excelente y Justa<br />

Que sea colchón firme–, Sé como un Colchón Firme<br />

295


Que sea almohada cómoda–, Sé mi almohada<br />

No <strong>de</strong>jes que el ruido amarillo No <strong>de</strong>jes que el ruido<br />

amarillo <strong>de</strong><br />

[<strong>de</strong> la Aurora, [la Aurora me<br />

<strong>de</strong>spierte<br />

Interrumpa este Suelo– ni Interrumpa mi Paz<br />

CAMELIA DEL VIENTO<br />

296<br />

This poem is concerned with language<br />

on a very plane level. Look at it talking<br />

to you. You look out a window or pretend<br />

to fidget. You have it but you don’t have<br />

it you miss it, it misses you. You miss<br />

each other.<br />

John Ashbery<br />

Una camelia copiosa <strong>de</strong> capullos pétreos ahora sobre mí<br />

savia <strong>de</strong> rosas sedienta, crisálidas efluvios, la insistencia<br />

<strong>de</strong> flores en los ojos febriles incertidumbre medrar <strong>de</strong> la<br />

infancia. Copos que se abren a la edad.


ETERNOS BOSQUES DEL TIEMPO<br />

Lo busqué por los diversos<br />

sen<strong>de</strong>ros <strong><strong>de</strong>l</strong> silencio<br />

<strong>de</strong> la lluvia<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> rocío<br />

y la tormenta.<br />

De su presencia<br />

sentí<br />

el <strong>de</strong>safío<br />

su similitud con<br />

las llamas<br />

el agua<br />

los vientos<br />

De su porvenir supe<br />

el pre<strong>de</strong>cir <strong>de</strong> un eclipse<br />

la encarnación <strong><strong>de</strong>l</strong> fuego<br />

la llamada<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> abrego.<br />

En las fronteras <strong>de</strong> lo humano<br />

Saint-John Perse<br />

297


EL CANTO DEL DESTERRADO<br />

I<br />

298<br />

Los que cantáis todos los <strong>de</strong>stierros en el mundo,<br />

¿no cantaréis para mí un canto nocturno<br />

que tenga la medida <strong>de</strong> mi dolor?<br />

Saint-John Perse<br />

En el <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n <strong><strong>de</strong>l</strong> alma<br />

un canto anochece <strong>de</strong>sposado,<br />

gozo <strong>de</strong> azul vestido<br />

anida en la garganta<br />

–necesidad alada<br />

en el cielo titilante.<br />

II<br />

Mi prerrogativa es el cielo<br />

mi propósito las estrellas<br />

Saint-John Perse<br />

Mi prerrogativa<br />

el arrebolado cielo vespertino;<br />

mi propósito<br />

el Tiempo como lucero <strong>de</strong> un río<br />

que <strong>de</strong>semboca en el alba: azogue transfigurado.


SYLVIA INTERROGA A PLATH<br />

–Plath,<br />

¿Qué augurios atormentaron<br />

la paz <strong>de</strong> tu nacimiento?<br />

–Ariel no pudo expulsar<br />

la oscuridad<br />

que crecía en mí.<br />

Des<strong>de</strong> los contornos<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> sueño<br />

aprendí<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> Mal<br />

las lenguas <strong><strong>de</strong>l</strong> infierno.<br />

–¿Qué animal negro<br />

te atrapó entre sus garras<br />

y te hizo presa<br />

en el interior<br />

<strong>de</strong> su rostro?<br />

–I was inhabited by a cry 1<br />

1 Me habitó un llanto.<br />

And I have no face I have<br />

wanted to efface myself<br />

Sylvia Plath<br />

299


–¿Por qué el esplendor?<br />

es ahora albacea<br />

<strong>de</strong> las irreconocibles<br />

señas <strong>de</strong> tu <strong>de</strong>seo?<br />

–Fui memoria <strong>de</strong> un porvenir<br />

en que no me reconocía.<br />

–Plath, si la muerte es un arte<br />

¿qué sería el suicidio<br />

la performance <strong>de</strong> un poema<br />

o la interpretación <strong>de</strong> una obra?<br />

–Vestía mi muerte<br />

como traje <strong>de</strong> gala<br />

y bailé la danza<br />

<strong>de</strong> los espectros<br />

en los gran<strong>de</strong>s salones<br />

<strong>de</strong> las estalagmitas <strong><strong>de</strong>l</strong> alma.<br />

–Los viejos dioses moribundos, Daddy,<br />

se negaban a<br />

tan hondo sentir hacia mí<br />

morir<br />

fin <strong>de</strong> siglo<br />

mascarón<br />

en la obscenidad <strong>de</strong> un idioma.<br />

–Tu misterio<br />

se escin<strong>de</strong><br />

300


en la exactitud <strong>de</strong> un gesto<br />

que no llegó a cumplirse.<br />

REMINISCENCIAS DE ECOS<br />

En el follaje <strong>de</strong> las palabras<br />

Emily y Rosalía hablan<br />

en mí.<br />

<strong>Espacio</strong>s <strong>de</strong> cielos nocturnos<br />

alimentan el ámbito<br />

<strong>de</strong> la diferencia.<br />

–Deseé que el cielo brotara<br />

<strong>de</strong> las tormentas silenciosas<br />

<strong>de</strong> Amherst<br />

y que el Tiempo<br />

atrapara<br />

But internal difference<br />

where the Meaning are<br />

(Pero las diferencias internas<br />

es don<strong>de</strong> está la diferencia)<br />

Emily Dickinson<br />

Dire<strong>de</strong>s <strong>de</strong>stes versos i e<br />

verda<strong>de</strong> que teñen extraños<br />

insolitos armonías.<br />

Rosalía <strong>de</strong> Castro<br />

301


mi mirada en ti,<br />

Blancura.<br />

–De mí<br />

vagueda<strong>de</strong>s do orballo 2 ,<br />

corrupción <strong><strong>de</strong>l</strong> alba<br />

<strong>de</strong>seos trocados<br />

en voz<br />

al otro lado<br />

do Branco.<br />

Se confrontan las dos orillas <strong>de</strong> mi horizonte.<br />

–De la que las voces<br />

<strong>de</strong>safió<br />

paisajes previstos<br />

por las miradas<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> western mystery 3<br />

nocturnos<br />

ámbitos interiores<br />

ecos<br />

son laberintos<br />

<strong>de</strong> mi tradición.<br />

–De mi bretema<br />

chegan 4<br />

2 La imprecisión <strong><strong>de</strong>l</strong> rocío.<br />

3 Misterio <strong>de</strong> occi<strong>de</strong>nte. Verso <strong>de</strong> Emily Dickinson.<br />

4 Niebla/llegan.<br />

302


<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los eternos bosques<br />

cantos<br />

<strong>de</strong> extraños<br />

insólitos<br />

pájaros.<br />

EL BLANCO<br />

Poseer el sentido <strong><strong>de</strong>l</strong> blanco,<br />

variación <strong>de</strong> la lluvia,<br />

ocurre en el alma.<br />

Un cuadro don<strong>de</strong> ocurre el blanco<br />

Pierre Reverdy<br />

Separar los elementos más íntimos <strong><strong>de</strong>l</strong> blanco,<br />

abrir una ventana, el mar brilla,<br />

entra el perfume <strong>de</strong> un mundo.<br />

Llueve blanco<br />

en las noches <strong>de</strong> las palabras<br />

y algo<br />

cae en el vacío.<br />

303


LA ORDEN DE LOS PÁJAROS<br />

Por la vertiente <strong><strong>de</strong>l</strong> fuego vespertino<br />

se a<strong>de</strong>ntra la lluvia en la noche<br />

corriente <strong>de</strong> pétalos,<br />

el más íntimo misterio<br />

es un fluir lento<br />

Linaje <strong><strong>de</strong>l</strong> rocío<br />

es <strong>de</strong> Ecos la morada<br />

la forma<br />

el bajorrelieve<br />

<strong>de</strong> este paisaje<br />

es canto<br />

<strong>de</strong> pájaros.<br />

304<br />

el mundo se sostiene<br />

en el secreto<br />

Serviré con <strong>de</strong>voción<br />

en la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los pájaros.<br />

Odyseas Elitis


LOS INFINITOS DE LA TARDE<br />

Se insinúa el reflejo <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong><br />

en la lluvia<br />

con<strong>de</strong>nada a ser<br />

su propia <strong>de</strong>riva.<br />

Se retrae:<br />

la distancia en su lejanía<br />

el horizonte en su línea.<br />

En la algarabía <strong>de</strong> la visión<br />

la alharaca <strong>de</strong> los sentidos<br />

el fresno y su mirlo.<br />

Entre imágenes y sonidos<br />

el paisaje se <strong>de</strong>sliza<br />

hacia la fosa <strong>de</strong> los nombres.<br />

One loves only form<br />

and form only comes<br />

into existence when<br />

the thing is born.<br />

Charles Olson<br />

305


Luis Muñoz


Luis Muñoz<br />

(Granada, 1966)<br />

Se licenció en Filología Española y en Filología Románica. Ha<br />

publicado los libros <strong>de</strong> poemas Septiembre (1991), Manzanas<br />

amarillas (1995), El apetito (1998), Correspon<strong>de</strong>ncias<br />

(<strong>20</strong>01), por el que obtuvo el Premio Generación <strong><strong>de</strong>l</strong> 27 y el<br />

Premio Ojo Crítico, y Querido silencio (Tusquets, <strong>20</strong>06). Su<br />

obra poética hasta <strong>20</strong>05 está recogida en el volumen Limpiar<br />

pescado. Poesía reunida 1991-<strong>20</strong>05 (<strong>20</strong>05). En 1994 preparó<br />

el libro colectivo El lugar <strong>de</strong> la poesía (Maillot Amarillo)<br />

y ha traducido, entre otros autores, a Giuseppe Ungaretti<br />

(El cua<strong>de</strong>rno <strong><strong>de</strong>l</strong> viejo, <strong>20</strong>00). Dirigió <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su fundación<br />

hasta su cierre (1992-<strong>20</strong>02) Hélice. Revista <strong>de</strong> poesía. Su<br />

obra poética está recogida en numerosas antologías <strong>de</strong> la<br />

poesía española actual como La generación <strong><strong>de</strong>l</strong> 99 <strong>de</strong> José<br />

Luis García Martín (1999), Fin <strong>de</strong> siglo (1992 ), 10 menos<br />

30 (1997) y La lógica <strong>de</strong> Orfeo (<strong>20</strong>03) <strong>de</strong> Luis Antonio <strong>de</strong><br />

Villena, Poesía española reciente <strong>de</strong> Juan Cano Ballesta<br />

(<strong>20</strong>01) y Cambio <strong>de</strong> siglo. Antología <strong>de</strong> poesía española.<br />

1990-<strong>20</strong>07 (<strong>20</strong>07) <strong>de</strong> Domingo Sánchez-Mésa.<br />

309


FÁBULA DEL TIEMPO<br />

Seguramente, si lo piensas,<br />

estos años no van a repetirse.<br />

Vivirás su carencia irremediable,<br />

se llenará <strong>de</strong> sombras tu mirada,<br />

te habitará el vacío y, con el tiempo,<br />

se <strong>de</strong>struirá tu imagen <strong><strong>de</strong>l</strong> espejo.<br />

Y esperarás cansado, te aseguran,<br />

muchas tar<strong>de</strong>s morir en tu ventana,<br />

buscando en la memoria<br />

ese tiempo feliz, siempre perdido,<br />

esa estación dorada que tuviste<br />

y que <strong>de</strong>be ser ésta, más o menos.<br />

PRIMERA HORA<br />

Con sus patas <strong>de</strong> araña<br />

el día apenas toca lo que toca.<br />

Al cielo <strong>de</strong> la plaza lo <strong>de</strong>speina<br />

un viento tibio.<br />

A menudo lo oí y no lo quise:<br />

que la repetición te manda.<br />

No:<br />

(De Septiembre)<br />

311


con la fibra <strong>de</strong> ayer, con lo que quieras<br />

el hoy es uno.<br />

POSTALES EN UN SOBRE<br />

Tomaron un pequeño apartamento<br />

al calor <strong>de</strong> la historia que empezaba<br />

en un pueblo radiante <strong>de</strong> la costa.<br />

Las familias miraban <strong>de</strong> reojo<br />

su dulce suficiencia,<br />

su ambigua cercanía cuando tomaban sol,<br />

los leves empujones en la orilla<br />

<strong>de</strong> muchachos buscándose en el juego,<br />

la risa incontrolable,<br />

el júbilo <strong>de</strong> luces y <strong>de</strong> compras<br />

los días <strong>de</strong> mercado<br />

y un remolino oscuro <strong>de</strong> murmullos<br />

se levantaba al paso como una nube torda.<br />

En sólo quince días avivaron<br />

contrarios sentimientos, un ascua adormecida<br />

y una imagen inquieta <strong>de</strong> la felicidad.<br />

Recordarían <strong>de</strong> aquello más que nada,<br />

muchos años <strong>de</strong>spués, en su país <strong><strong>de</strong>l</strong> norte,<br />

la coartada airosa <strong>de</strong> su idioma<br />

para hablar <strong>de</strong> <strong>de</strong>seo sin enten<strong>de</strong>rles nadie,<br />

las noches enlazadas <strong>de</strong> sus cuerpos<br />

312


con las marcas blanquísimas <strong>de</strong> los trajes <strong>de</strong> baño<br />

y un sobre con postales <strong>de</strong> vocación turística<br />

que guardaron por siempre como un talismán:<br />

el farero viejo cortando caña,<br />

la junta <strong>de</strong> los bueyes en la plaza <strong><strong>de</strong>l</strong> pueblo<br />

y una chica en biquini diciendo okey.<br />

COSTUMBRES<br />

Pienso en tener costumbres.<br />

Y en las latas vacías <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> las aguas,<br />

el hogar <strong>de</strong> los pulpos.<br />

Los recuerdo <strong>de</strong> niño,<br />

con las gafas <strong>de</strong> buzo y las aletas<br />

como <strong>de</strong> piel <strong>de</strong> foca.<br />

Muy <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una lata comida por la arena,<br />

las patas sonrosadas con ventosas<br />

y ese sentido atroz <strong>de</strong> propiedad.<br />

Las costumbres se aferran a cafés,<br />

a citas a <strong>de</strong>shora, a viajes,<br />

como si fueran más que necesarias.<br />

Al tiempo, sus ventosas se hacen fuertes<br />

y su boca tenaza más aguda.<br />

(De Manzanas amarillas)<br />

313


Pienso en ellas y en cómo<br />

variaban en mi vida con tanta diligencia.<br />

CAMISETAS<br />

Se cambiaron la ropa entre los dos<br />

en los primeros días.<br />

La camiseta negra con los dioses aztecas<br />

recuerdo <strong>de</strong> un museo,<br />

por el jersey fino <strong>de</strong> pico<br />

<strong>de</strong> listas amarillas veteadas <strong>de</strong> azules.<br />

El polo añil gastado <strong>de</strong> hacía cinco años,<br />

por el blanco <strong>de</strong> seda, como alado y <strong>de</strong> puntos,<br />

<strong>de</strong> cuello blando y gran<strong>de</strong>.<br />

Era como un abrazo ceñido y vaporoso.<br />

Acostumbrar tu piel al tacto <strong>de</strong> la suya,<br />

imponerlo al salir como una caricia.<br />

Si se encontraban solos en citas agridulces<br />

con antiguos amantes,<br />

la dulzura <strong><strong>de</strong>l</strong> otro soplaba en el tejido.<br />

Si se encontraban lejos como una sombra débil<br />

al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> las sombras,<br />

el otro aparecía como una fortaleza.<br />

314


Era la afirmación que siempre les faltaba,<br />

El toque permanente <strong>de</strong> alerta en sus afectos.<br />

Y, eso sí, no escucharon que nadie les dijera:<br />

los hilos <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> se cosen sin la tar<strong>de</strong>.<br />

OCHO DE LA MAÑANA<br />

Le miro cómo duerme enredado en la sábana.<br />

La esponja <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>scanso le borra los sentidos.<br />

Deja pasar dos planchas moteadas <strong>de</strong> luz<br />

la ventana entreabierta<br />

picotea en el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> un tiesto <strong>de</strong> geranios<br />

un gorrión tremante<br />

con ojos <strong>de</strong> cabeza <strong>de</strong> alfiler<br />

y el picoteo se hace<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> ritmo <strong>de</strong> una frase inquisitiva.<br />

Pero no se <strong>de</strong>spierta.<br />

Se abraza a la almohada, se hun<strong>de</strong> como en nubes<br />

y me atrapa al volverse alzando una rodilla.<br />

No sé si formo parte <strong>de</strong> su sueño.<br />

Querer es una escala y no sé si alcanza al sueño.<br />

(De El apetito)<br />

315


SIN TÍTULO<br />

Viene la tar<strong>de</strong> igual que raspadura<br />

<strong>de</strong> limón.<br />

Con su tacto grumoso y su perfume<br />

como <strong>de</strong> amor reciente.<br />

Sólo esto que sabes que es <strong>de</strong> ahora<br />

pue<strong>de</strong> llegar a ti.<br />

Lo que tiene la tar<strong>de</strong><br />

en su filo amarillo<br />

y en su temblor <strong>de</strong> fruta<br />

y aquello que se resta <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>.<br />

Lo que incendia los vasos,<br />

la raya estremecida que bor<strong>de</strong>a la casa,<br />

que bor<strong>de</strong>a la fuente <strong>de</strong> los sueños<br />

y la comida seca sobre el mantel <strong>de</strong> anoche<br />

y esa sustancia amarga,<br />

como <strong>de</strong> uva negra,<br />

que reclama a la luz un pacto oscuro.<br />

La resta <strong>de</strong> otras tar<strong>de</strong>s es la tar<strong>de</strong>.<br />

Lo que ninguna tuvo,<br />

la conjunción <strong>de</strong> humor y pelo<br />

y sal y encías,<br />

el ángulo <strong>de</strong> fe en cosas menudas,<br />

la sugestión <strong>de</strong> ayer, <strong>de</strong> hace un instante,<br />

tu brújula <strong>de</strong> afectos, el mapa <strong>de</strong>sdoblado.<br />

316


Miras la tar<strong>de</strong> y miras para a<strong>de</strong>ntro.<br />

Un cráter sumergido en un agua viscosa.<br />

En la reacción <strong>de</strong> cada cuerpo en ella,<br />

<strong>de</strong> cada objeto mínimo empapado en su jugo,<br />

está el mundo exterior.<br />

Esa es la tar<strong>de</strong><br />

o eso es lo que importa <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>.<br />

Más allá <strong><strong>de</strong>l</strong> ahora y sus esclusas<br />

todo es un barro.<br />

Un barro figurado<br />

o revivido,<br />

compuesto, <strong>de</strong>scompuesto.<br />

ANTONIO MACHADO<br />

Raspaba las pare<strong>de</strong>s can<strong>de</strong>ntes <strong><strong>de</strong>l</strong> infierno<br />

cada ocasión que el daño le brindaba.<br />

Las algas calcinadas y la arenilla roja<br />

las pasaba al bolsillo <strong>de</strong> forro <strong>de</strong>scosido<br />

<strong>de</strong> los momentos malos.<br />

Eran allí remedio, ahuyentador,<br />

aviso y compañía.<br />

317


ESCULTURA LÍQUIDA<br />

Si todo terminara aquí, si todo se cerrara,<br />

<strong>de</strong> golpe, como un cepo, no lo lamentaría.<br />

Suena una hebilla en la otra hebilla<br />

encima <strong>de</strong> la colcha.<br />

Luego, los cuerpos <strong>de</strong> tormenta, el suyo,<br />

que es un ciclón <strong>de</strong> seda, el mío,<br />

que es un tronco volcado<br />

y esa intersección <strong>de</strong> memoria y olvido,<br />

<strong>de</strong> afirmación y nada, <strong>de</strong> posesión y fuga,<br />

<strong>de</strong> planos sobre planos sobre planos.<br />

318<br />

(De Correspon<strong>de</strong>ncias)


CAMPO DE ALCORNOQUES<br />

No sé por qué, respiran paz,<br />

la que no tengo.<br />

Or<strong>de</strong>nan la mirada, la sostienen,<br />

le dan fuerza, la fuerza <strong>de</strong> esperar,<br />

la que me falta.<br />

Son <strong>de</strong>pendientes y únicos.<br />

No sucumben al hoy.<br />

No conocen la duda, su ca<strong>de</strong>na explosiva.<br />

No se llenan <strong>de</strong> noche,<br />

la que me sobra.<br />

(De Querido silencio)<br />

319


Índice<br />

Sobre historia, crítica y poética en la poesía española<br />

contemporánea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IX<br />

Antonio Gamoneda ............................3<br />

Te beberé el cabello . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5<br />

Acaricias mi garganta .....................5<br />

Mis lágrimas entran en la luz. ...............5<br />

Cantida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> tiempo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6<br />

Existían tus manos. .......................6<br />

Amor ..................................7<br />

Libertad en la cama .......................8<br />

El óxido se posó en mi boca ................8<br />

Sucedían cuerdas <strong>de</strong> prisioneros. . . . . . . . . . . . . 9<br />

La luz hierve <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> mis párpados. ........10<br />

Hay una astilla <strong>de</strong> luz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10<br />

La memoria es mortal .....................11<br />

Como si te posases en mi corazón . . . . . . . . . . . 11<br />

Acerqué mis labios a tus manos .............12<br />

Algunas tar<strong>de</strong>s . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12<br />

Estás sola en ti. ..........................12<br />

Yo estaré en tu pensamiento ................12<br />

Eres como una flor ante el abismo . . . . . . . . . . . 13<br />

La serpiente que silba en el rocío ............13<br />

Las serpientes se <strong>de</strong>snudan en la luz . . . . . . . . . 14<br />

En heridas y sombras .....................14<br />

Tengo frío junto a los manantiales . . . . . . . . . . . 15<br />

Entre el estiércol y el relámpago . . . . . . . . . . . . 15


Ante las viñas abrasadas por el invierno . . . . . . 15<br />

Un bosque se abre en la memoria ............16<br />

Esta casa estuvo <strong>de</strong>dicada a la labranza . . . . . . . 16<br />

El cuerpo esplen<strong>de</strong> en el zaguán profundo. . . . . 16<br />

Sobre excremento <strong>de</strong> rebaños ...............17<br />

Extrañeza, fulgor: el gavilán inmóvil .........17<br />

Vi la serenidad en los ojos <strong>de</strong> las reses ........18<br />

Tiendo mi cuerpo sobre las ma<strong>de</strong>ras agrietadas. 18<br />

Juana Castro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21<br />

Destierro ...............................23<br />

Inanna .................................24<br />

De la caza con el gavilán . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25<br />

De los cascabeles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26<br />

Sentir el peso cálido. ......................27<br />

Cáliz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28<br />

El potro blanco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29<br />

Padre ..................................30<br />

Amor mío . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31<br />

Calle Cruz <strong>de</strong> Ventura .....................32<br />

Los encerrados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34<br />

Asechanza ..............................35<br />

Pañuelos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36<br />

Antonio Colinas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39<br />

Simonetta Vespucci .......................41<br />

Giacomo Casanova acepta el cargo <strong>de</strong> bibliotecario<br />

que le ofrece en Bohemia el Con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Walstein . . 42


Novalis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43<br />

Canto xxxv . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44<br />

La noche <strong>de</strong> los ruiseñores africanos . . . . . . . . . 45<br />

Regreso a Petavonium . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45<br />

La prueba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47<br />

Nocturno ...............................48<br />

Fe <strong>de</strong> vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49<br />

Zamira ama los lobos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51<br />

En los páramos negros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52<br />

La casa <strong>de</strong> los veranos <strong>de</strong> oro ...............55<br />

Letanía <strong><strong>de</strong>l</strong> ciego que ve ...................57<br />

¿Conocéis el lugar? .......................59<br />

En el mar Muerto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60<br />

Jenaro Talens .................................67<br />

Obscenidad <strong>de</strong> los paisajes .................69<br />

Contactos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72<br />

Estoy implicado en algo ...................76<br />

Reminiscencias en Münsterplatz . . . . . . . . . . . . 79<br />

Niño que corre con lobos . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80<br />

Olvido García Valdés . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83<br />

Algunas piedras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85<br />

Cuando voy a trabajar es <strong>de</strong> noche ...........85<br />

Ver<strong>de</strong> ..................................86<br />

La muerte es una forma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86<br />

Este conocido temblor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87<br />

La voz, la <strong>de</strong> esta niña . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88


Se <strong>de</strong>jaba caer sobre la cama . . . . . . . . . . . . . . . 88<br />

La distancia entre quien habla . . . . . . . . . . . . . . 89<br />

Al salir a la calle, sobre los plátanos, .........89<br />

Oye batir la sangre en el oído ...............90<br />

Entre lo literal <strong>de</strong> lo que ve .................91<br />

Francisco Ruiz Noguera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95<br />

Verba / res ..............................97<br />

La manzana <strong>de</strong> Tántalo ....................98<br />

El mirador oculto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99<br />

Goya . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100<br />

El lago oculto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101<br />

Mediodía ...............................101<br />

Compás ................................102<br />

La busca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103<br />

Granado / 2 .............................104<br />

El año <strong>de</strong> los ceros / 1 .....................104<br />

Julia Otxoa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109<br />

El pulso <strong>de</strong> los muertos ....................111<br />

El río rojo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111<br />

Todos los trajes <strong>de</strong> la muerte . . . . . . . . . . . . . . . 112<br />

Dos mariposas blancas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113<br />

No <strong>de</strong> este modo .........................113<br />

A veces . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114<br />

Silenciar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114<br />

Existió .................................114<br />

Acostumbraba ...........................114


Harta estoy ..............................115<br />

Me río .................................115<br />

Asistiendo a la barbarie cotidiana. . . . . . . . . . . . 115<br />

Pensábamos <strong>de</strong> niños . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116<br />

Leer en otro idioma .......................116<br />

Los hijos <strong><strong>de</strong>l</strong> guarda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116<br />

Escojo ser en el margen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116<br />

La constante interrogación <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>sarraigo. .....116<br />

Densas sombras en lugar <strong>de</strong> aire .............117<br />

Nombrar la realidad política. . . . . . . . . . . . . . . . 117<br />

Ante el caótico ruido <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo .............117<br />

Tú, el enamorado <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo. ...............117<br />

El musgo en la boca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118<br />

Diario <strong>de</strong> una escritora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1<strong>20</strong><br />

Miguel Casado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125<br />

Pierrot le fou ............................127<br />

La mujer automática ......................130<br />

Pastrana. Tapices <strong>de</strong> Alfonso V <strong>de</strong> Portugal ....132<br />

El aire . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135<br />

María Antonia Ortega ..........................141<br />

La gaviota <strong>de</strong> la guarda ....................143<br />

El cuerpo ...............................145<br />

La belleza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145<br />

El balido <strong>de</strong> la oveja negra .................146<br />

El espía <strong>de</strong> Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150<br />

La pobreza dorada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151


El lenguaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 152<br />

Hay un impulso ..........................153<br />

Juan Carlos Suñén .............................157<br />

La prisa ................................159<br />

El hombro izquierdo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 166<br />

Esther Zarraluki . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177<br />

Abres la puerta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179<br />

Bienes .................................184<br />

Una noche en Henoc ......................185<br />

Visitas .................................188<br />

Tomás Sánchez Santiago ........................191<br />

(Retracción) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 193<br />

Desmantelamiento <strong><strong>de</strong>l</strong> sábado . . . . . . . . . . . . . . 193<br />

Mudanza ...............................195<br />

Por mucho que caiga ......................196<br />

Pasión <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>sencuentro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 197<br />

Vals <strong>de</strong> lo tardío . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 198<br />

Ahora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199<br />

La llegada ..............................<strong>20</strong>0<br />

Juan Carlos Mestre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . <strong>20</strong>3<br />

Historia secreta <strong>de</strong> la poesía ................<strong>20</strong>5<br />

Salmo <strong>de</strong> los bienaventurados . . . . . . . . . . . . . . <strong>20</strong>6


Suce<strong>de</strong> . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . <strong>20</strong>9<br />

Príncipe ben<strong>de</strong>cido .......................210<br />

A la memoria <strong>de</strong> Joseph . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 212<br />

Elogio <strong>de</strong> la palabra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213<br />

La voz <strong>de</strong> voces . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 214<br />

Blanca Andreu ................................219<br />

Di que querías ser caballo esbelto . . . . . . . . . . . 221<br />

Fábula <strong>de</strong> la fuente y el caballo . . . . . . . . . . . . . 222<br />

Oceánidos ..............................224<br />

Marina <strong><strong>de</strong>l</strong> libro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 225<br />

En la India (loto) .........................226<br />

Rodolfo Häsler . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231<br />

Ensalza, corazón, la ruta <strong>de</strong> Macao . . . . . . . . . . 233<br />

China apareció entre nosotros ...............233<br />

De las tinieblas <strong>de</strong> la casa inferior . . . . . . . . . . . 233<br />

Sin corporeidad alguna ....................235<br />

Como una actinia oscura ...................235<br />

Mi negro vestido <strong>de</strong> joven extranjero .........236<br />

Nueve gacelas por el monte Líbano ..........237<br />

Cleopatra ...............................239<br />

Olokun . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 240<br />

Suite <strong>de</strong> Tánger ..........................241<br />

Souk el Hamra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 241<br />

El inquilino .............................242<br />

Tel-Aviv . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 243


Aurora Luque 1962 ............................247<br />

De la publicidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 248<br />

La isla <strong>de</strong> Kirrin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 250<br />

Tango 3 ................................251<br />

Del oráculo falso .........................252<br />

Insomnio ...............................252<br />

Lenguaje provisional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 253<br />

Siesta <strong>de</strong> papirólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 254<br />

Anunciación <strong><strong>de</strong>l</strong> verano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 254<br />

Mona ..................................255<br />

Homenaje a Kavadías .....................256<br />

Cosecha ................................257<br />

Al encontrar en internet un mapa <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo<br />

subterráneo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 257<br />

El oro <strong>de</strong> Klimt ..........................258<br />

Erinias .................................259<br />

Haikus <strong>de</strong> Narila .........................259<br />

Miedo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 260<br />

Eloísa Otero 1962 .............................263<br />

De los viajes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 265<br />

Paisajes ................................267<br />

Paisaje <strong>de</strong> infancia en la cocina . . . . . . . . . . . . . 268<br />

Libro en blanco ..........................269<br />

S / t . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 270<br />

Nanas para Guadalupe . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 271


Jorge Riechmann 1962 .........................279<br />

Buscarruidos ............................281<br />

Parábola <strong><strong>de</strong>l</strong> jugador ......................282<br />

La ciudad blanca .........................283<br />

Arquitectura interior ......................284<br />

Escena <strong>de</strong> infancia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 285<br />

Poema <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>sconsuelo ....................285<br />

Otro ritmo posible ........................287<br />

Bienvenido al club . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 287<br />

Alabanza <strong>de</strong> los trenes verda<strong>de</strong>ros . . . . . . . . . . . 288<br />

Amantes embrollados, 1995 ................289<br />

Marta López-Luaces 1964 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 293<br />

El recuerdo como traducción<br />

Memory as translation . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 295<br />

Camelia <strong><strong>de</strong>l</strong> viento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 296<br />

Eternos bosques <strong><strong>de</strong>l</strong> tiempo . . . . . . . . . . . . . . . . 297<br />

El canto <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>sterrado ....................298<br />

Sylvia interroga a Plath ....................299<br />

Reminiscencias <strong>de</strong> ecos ...................301<br />

El blanco ...............................303<br />

La or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los pájaros ....................304<br />

Los infinitos <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 305


Luis Muñoz ..................................309<br />

Fábula <strong><strong>de</strong>l</strong> tiempo ........................311<br />

Primera hora ............................311<br />

Postales en un sobre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 312<br />

Costumbres .............................313<br />

Camisetas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 314<br />

Ocho <strong>de</strong> la mañana .......................315<br />

Sin título ...............................316<br />

Antonio Machado ........................317<br />

Escultura líquida .........................318<br />

Campo <strong>de</strong> alcornoques . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 319


Esta colección ha sido creada con un fin estrictamente cultural y sus libros se ven<strong>de</strong>n a<br />

precio subsidiado por el Ministerio <strong><strong>de</strong>l</strong> Po<strong>de</strong>r Popular para la Cultura. Si alguna persona<br />

o institución cree que sus <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> autor están siendo afectados <strong>de</strong> alguna manera<br />

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Este libro se terminó <strong>de</strong> imprimir<br />

durante el mes <strong>de</strong> agosto <strong>20</strong>08<br />

en la Fundación Imprenta <strong>de</strong> la Cultura<br />

3.000 ejemplares

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