Vida de Rimbaud
Vida de Rimbaud Vida de Rimbaud
JEAN-MARIE CARRÉ en la ciudad-, se echa sobre su cama y se las arregla para abandonar la plaza sin ser visto, al día siguiente, antes del toque de diana. Cruza la frontera y toma la ruta de Charleroi. Penosas etapas, a menudo cumplidas de un solo hálito, con el estómago vacío, poco más o menos. Despuis huit jours, j'avais déchiré mes bottines Aux cailloux des chemins; j'entrais á Charleroi Au cabaret vert, je demandais des tartines De beurre et du jambon... 34 Según la indicación liminar de este poema, parece haber llegado "a las cinco de la tarde". Al día siguiente vio al señor Des Essarts, propietario y director del diario del Sambre. Era un hombre un poco solemne, pero benevolente y hospitalario. Invitó a Rimbaud a cenar en familia, pero al llegar a los postres éste emitió opiniones tan injuriosas referentes a los hombres del Imperio, que el anfitrión, azorado, postergó para el día siguiente su respuesta. Puede adivinares cuál fue ésta. "Pero, jovencito -dijo con ese acento que era burla de Rimbaud-, ni lo piense usted. Un diario que se respeta a sí mismo y que mantiene tradiciones..., etc.". El aprendiz de periodista fue definitivamente desairado. ¿ Y ahora cómo vivir? Sus magros recursos se habían agotado. "Por la noche -escribe- cené olfateando el olor de los respiraderos de donde se desprendían humillos de carnes 34 Hacía ocho días que tenía rotos los botines Por los guijarros del camino; en Charleroi entré A la agreste posada, pedí unas rebanadas De pan con manteca y jamón... 48
VIDA DE RIMBAUD o de pollos asados en las sabrosas cocinas de Charleroi, y yéndome luego a mordisquear, bajo la luna, una tableta de chocolate "fumaciano". Esto es la miseria y el hambre. ¿Por qué detenerme por más tiempo aquí?” Toma la ruta de Bruselas, pasando la noche en el campo, al pie de los molinos, mendigando en las ciudades, compartiendo la sopa con los sirvientes de las chacras. Es la época del Buffet, de la Maline, de los Douaniers, de la Bohérne. Je m'en allais, les poings daps mes poches crevées. Mon paletot aussi devenait idéal, J'allais Bous le ciel, Muse, et j'étais ton féal, Oh! lá lá, que d'amours splendides j'ai révées! Mon unique culotte avait un large trou. Petit Poucet réveur, j'égrenais dans ma course Des rimes. Mon aubeTge était á la Grande Ourse, Mes étoiles au ciel avaient un doux froufrou. 35 Al llegar a Bruselas, desencajado y casi en cueros, fue al encuentro de un amigo del señor Izambard, de quien oyera por casualidad hablar. Éste se apiada, le da alojamiento por 35 Iba, con las manos en mis bolsillos rasgados, Mi saco ya también era ideal, Andaba bajo el cielo, Musa, y te era leal. ¡Oh! ;Cuántos espléndidos amores allí soñados! Mi único pantalón lucía un gran agujero. Pulgarcito soñador, desgranaba con fervor Rimas. Mi albergue era la Osa Mayor, Un dulce fru-fru tenían mis estrellas en el cielo 49
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JEAN-MARIE CARRÉ<br />
en la ciudad-, se echa sobre su cama y se las arregla para<br />
abandonar la plaza sin ser visto, al día siguiente, antes <strong>de</strong>l<br />
toque <strong>de</strong> diana. Cruza la frontera y toma la ruta <strong>de</strong> Charleroi.<br />
Penosas etapas, a menudo cumplidas <strong>de</strong> un solo hálito, con<br />
el estómago vacío, poco más o menos.<br />
Despuis huit jours, j'avais déchiré mes bottines<br />
Aux cailloux <strong>de</strong>s chemins; j'entrais á Charleroi<br />
Au cabaret vert, je <strong>de</strong>mandais <strong>de</strong>s tartines<br />
De beurre et du jambon... 34<br />
Según la indicación liminar <strong>de</strong> este poema, parece haber<br />
llegado "a las cinco <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>". Al día siguiente vio al señor<br />
Des Essarts, propietario y director <strong>de</strong>l diario <strong>de</strong>l Sambre. Era<br />
un hombre un poco solemne, pero benevolente y hospitalario.<br />
Invitó a <strong>Rimbaud</strong> a cenar en familia, pero al llegar a los<br />
postres éste emitió opiniones tan injuriosas referentes a los<br />
hombres <strong>de</strong>l Imperio, que el anfitrión, azorado, postergó<br />
para el día siguiente su respuesta. Pue<strong>de</strong> adivinares cuál fue<br />
ésta. "Pero, jovencito -dijo con ese acento que era burla <strong>de</strong><br />
<strong>Rimbaud</strong>-, ni lo piense usted. Un diario que se respeta a sí<br />
mismo y que mantiene tradiciones..., etc.". El aprendiz <strong>de</strong><br />
periodista fue <strong>de</strong>finitivamente <strong>de</strong>sairado.<br />
¿ Y ahora cómo vivir? Sus magros recursos se habían<br />
agotado. "Por la noche -escribe- cené olfateando el olor <strong>de</strong><br />
los respira<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>sprendían humillos <strong>de</strong> carnes<br />
34 Hacía ocho días que tenía rotos los botines<br />
Por los guijarros <strong>de</strong>l camino; en Charleroi entré<br />
A la agreste posada, pedí unas rebanadas<br />
De pan con manteca y jamón...<br />
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