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JEAN-MARIE CARRÉ<br />
¿Pero cómo hacerlo reintegrar al redil? En cuanto la señora<br />
<strong>Rimbaud</strong>, prevenida <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> su hijo, escribióle <strong>de</strong><br />
inmediato una carta conminatoria, <strong>de</strong> torpe brutalidad y<br />
gratuitamente injuriosa para quien lo recogiera, "en vez <strong>de</strong><br />
echarlo".<br />
<strong>Rimbaud</strong> se enojó, juró, blasfemó, amenazó con el puño,<br />
<strong>de</strong>claró que jamás regresaría a Charleville. ¿Qué hacer?<br />
El maestro se sacrificó, olvidó las insinuaciones <strong>de</strong> la madre<br />
y personalmente, llevó al niño pródigo a su hogar.<br />
"¡En qué regazo fue acogido el hijo pródigo! ¡Y yo! Y<br />
yo, ingenuo terranova, que hiciera expresamente el viaje a fin<br />
<strong>de</strong> facilitar las expansiones... Conocerán uste<strong>de</strong>s la escena <strong>de</strong><br />
Courteline, en que el señor encuentra un reloj y lo lleva, escapándosele<br />
el corazón por la boca, a la comisaría. Apenas si<br />
pudo escapar <strong>de</strong> la celda, don<strong>de</strong> querían encerrarlo por ladrón<br />
o sospechoso. Muy avinagrada, como <strong>de</strong> costumbre, la<br />
señora <strong>Rimbaud</strong>, como era justo, propinó una bofetada a su<br />
pequeño hijo pródigo; en cuanto a mí, me amonestó en términos<br />
tan ásperos que, al comienzo, quedé sorprendido, y<br />
muy pronto huí bajo el chubasco.<br />
Como era fácil preverlo, <strong>Rimbaud</strong> no se eternizó en la<br />
casa. Regresó el 27 <strong>de</strong> septiembre, y nuevamente huyó el 7<br />
<strong>de</strong> octubre, esta vez en dirección a Bélgica.<br />
No era ese el camino <strong>de</strong> la revolución, ni el <strong>de</strong> la literatura.<br />
Pero se había empecinado. Había tenido por compañero<br />
<strong>de</strong> colegio al joven Des Essarts, hijo <strong>de</strong>l director <strong>de</strong> uno<br />
<strong>de</strong> los diarios <strong>de</strong> Charleroi, y, cándidamente, esperaba que lo<br />
emplearían como redactor en este diario. ¡Sin duda, éste era<br />
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