Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
JEAN-MARIE CARRÉ<br />
Lejos <strong>de</strong> mí el dudar <strong>de</strong> la sinceridad o <strong>de</strong> la memoria<br />
<strong>de</strong>l señor Izambard. Tuve el privilegio <strong>de</strong> apreciar la lealtad<br />
<strong>de</strong> su carácter y la erudita luci<strong>de</strong>z <strong>de</strong> su espíritu. Su testimonio<br />
es incomparable y su buena fe fuera <strong>de</strong> duda. Sin él y sin<br />
Ernest Delahaye, ¿qué sabríamos hoy <strong>de</strong> <strong>Rimbaud</strong>? Y hasta<br />
el mismo Paterne Berrichon, ¿qué hubiese logrado saber?<br />
También no es menos cierto que su pensamiento forzosamente<br />
irradiaba fuera <strong>de</strong> la clase, y que él personificaba, 29<br />
en este último año <strong>de</strong>l Imperio, la audacia y la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />
<strong>de</strong> los jóvenes republicanos. El asesinato <strong>de</strong> Víctor Noir y el<br />
arresto <strong>de</strong> Rochefort habían conmovido la Universidad. A<br />
escondidas se leía La Lanterne, y cuando el profesor <strong>de</strong> retórica<br />
franqueaba la puerta <strong>de</strong>l colegio, era un poco el aire <strong>de</strong> la<br />
calle que entraba a la vieja casa.<br />
Tenía veintiún años. Entusiasta y fraterno, no tardó en<br />
<strong>de</strong>scubrir la excepcional inteligencia <strong>de</strong> <strong>Rimbaud</strong>. Tras el<br />
alumno "un poco engreído, juicioso y afectado, <strong>de</strong> limpias<br />
uñas, cua<strong>de</strong>rnos inmaculados, con <strong>de</strong>beres extrañamente<br />
correctos", él adivinó al "verda<strong>de</strong>ro intelectual, vibrante <strong>de</strong><br />
lírica pasión". Esta personalidad <strong>de</strong>voradora lo atrajo, y así<br />
fue para él, más que un maestro, un amigo. El adolescente le<br />
<strong>de</strong>volvió con creces el afecto. El aire enrarecido <strong>de</strong>l hogar lo<br />
asfixiaba, y se aferró a él, buscándolo siempre, solicitándole<br />
libros prestados.<br />
La señora <strong>Rimbaud</strong> se sintió impresionada. Decididamente,<br />
este joven profesor no le sugería nada bueno. Un día<br />
sorprendió a su hijo sumido en la lectura <strong>de</strong> Víctor Hugo (<br />
ella escribía Hugot ) . Se lo arrancó <strong>de</strong> las manos, lo llevó al<br />
director y le escribió una esquelita al señor Izambard, frases<br />
32