“Splendida”… y algo más - Aproin

A p r o i n • 28
creus (ruta del cister).
Hacia 1153 coincide la reconquista
de los últimos reductos musulmanes en
el área meridional de cataluña con la
muerte de San Bernardo de claravall,
impulsor de una renovación de la vida
monástica que perseguía la más pura
interpretación de la norma benedictina
(hábitos negros): el cister (hábitos
blancos). las necesidades de repoblación
de los nuevos territorios coincidieron
con la expansión cisterciense, que
halló en esos parajes solitarios, pero
con buenas tierras, piedra abundante y
agua corriente, un entorno ideal para
la construcción de sus monasterios, pequeños
mundos fuera del mundo. una
fuente de espiritualidad que la piedra
ha preservado durante siglos.
El monasterio de Santas creus, rodeado
de almendros, olivos y viñas,
está situado a orillas del rio gaiá en
la comarca del Alt camp, a menos de
media hora de Tarragona, si se sabe ir,
pues la penuria de indicaciones hace la
misión un tanto dificultosa. A diferencia
de poblet, para visitar Santas creus
es preciso pedir cita previa, lo que se
concede con facilidad, para presenciar
en primer lugar un audiovisual y seguidamente
una visita guiada de una
hora de duración.
El monasterio fue fundado el 26 de
enero de 1158. Está protegido por un
doble recinto murado que desempeña,
además de la función defensiva, un
papel eminentemente simbólico, pues
representa el límite entre ambos mundos,
el interior completamente separado
del exterior.
El recinto, de grandes dimensiones,
ajeno a la vida monacal desde hace ya
más de 150 años, contiene la iglesia románica-gótica,
de gran altura y belleza,
el claustro gótico, el claustro viejo,
la sala capitular, el común dormitorio,
la cocina, lagares, bodegas, patios, celdas,
cementerio, jardín, la iglesia románica
antigua, etc., todo ello de gran
belleza y enorme austeridad, como corresponde
a la orden de San Benito y
más concretamente al cister.
Si la visita se hace de mañana (nunca
en lunes), lo mejor es continuar
hacia Montblanc, antesala de poblet,
ciudad amurallada, digna de visitar y
de catar la formidable cocina y vino
de la conca del Barberá (restaurante
“El Molí”). Aun con el regusto de unos
formidables caracoles a la catalana y
un “cunill” con all i oli memorable,
nos dirigimos a poblet.
la Abadía de Santa María de poblet,
en la ribera del rio pruners, fue
fundada en 1151 por el conde Ramón
Berenguer IV. En el siglo xIV, poblet
sustituye a Santas creus como panteón
real. los muros, triples en este caso,
mantienen alejado el monasterio al
que se accede por una puerta real que
se abre a un universo en ejercicio, de
recogimiento cisterciense que hace
que el monasterio, siguiendo la norma
del “ora et labora” se conserve en perfectas
condiciones.
Al consabido programa monástico
de iglesia (espectacular), claustro, dormitorio
común, bodega, etc. hay que
añadir aquí una extraordinaria biblioteca
en uso, junto a la cocina, comedor,
lagar, etc.
lógicamente la descripción que se
podría hacer de ambos monasterios
(extraordinarios), excede con mucho
de esta pequeña reseña de un viaje de
vacaciones, pero sería imperdonable un
recorrido por la provincia de Tarragona
sin acercarse a la ruta del cister, a la
cataluña interior, de una riqueza agrícola
formidable, con una gastronomía
popular de primer orden y un cuidado
en todo (carreteras, jardines, etc.) a lo
que contribuye, además de una especial
sensibilidad, las “pelas” que la generalitat
dedica a esos menesteres .
Terminada la visita aproximadamente
a las 6 de la tarde y en el ánimo
de volver a galicia, sin meta predeterminada,
cumple hacer camino que
finalmente vería su fin de etapa en Nájera,
con una cena riojana y la cita de
no perdernos a la mañana siguiente la
visita al Monasterio de Santa María la
Real, extraordinario.
nájera-sahagún-Vigo
Terminada la visita al Monasterio,
también sin parada establecida, camino
de Vigo, cumple una visita a San
juan de ortega, repleta de peregrinos
camino de Santiago, para ofrecer
nuestros respetos a San juan de ortega,
patrón de los Aparejadores.
una vez cumplida la misión, coincide
la hora de dar cumplida satisfacción al
culto de la gula, en Sahagún, en tierras
leonesas, donde en el “Facundo”, los
puerros, las habitas y el cabrito churro,
elección entre auténticas maravillas de
una carta de cocina popular, generadora
de verdaderos problemas de elección,