1 - Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales

^366 EL ER*OR UNIVERSAL;
fi á los fentidos, y potencias de un hombre fe préfeft».
,raflen á un tiempo quantos objetos deledables hay en el
Mundo ; de modo, que á un tiempo los gozaffe todos,
no igualaría efle deleite, ni con mucho, a.l que tendría
en ver claramente al menor de todos los Efpiritus Angélicos.
Aun prefcindiendo del aflumpto , que feguimos,
es concluyeme la razón , que lo perfuade. Un objeto,
ranto deleica mas, quanto es mas agradable; y tan-s
to es mas agradable, quanto es mas excelente. Pues
quien duda, que junta la perfección de todos los obje-!
tos fenfibles , no iguala 1a perfección del menor deto-:
dos los Efpiritus Angélicos ? Pero aqui de la admira-,
cion. Si el deleite de ver uno folo, y el menor de todos
, ferá tan grande ; qual ferá el ver tantos millares de
millares, que fuccefsvamente van creciendo en excelencia,
de modo, que el fupremo excede al Ínfimo, loque
un monte á un acornó ? O dichofos havltadores de la
Celeftial Patria, lo que gozáis! O locos enamorados de
elMundo, lo que perdéis! Perodonde paro yo, fi refj
ta un efpacio infinito , defde aqui hafta la cumbre deta
felicidad ? O piélago de perfecciones, y excelencias! O
Dios, y Señor de tas Virtudes! O gran Dios! O Dios
de los Diofes! Si tanto gozo refoltará de ver aquellas
criacuras tuyas, bien que nobilifsimas, pero al fin criaturas,
cuya perfección difta de la tuya infinitamente
mas que difta el mas vil Intedo de la tierra, de la fuprema
Inteligencia del Cielo, cuya hermofora es un borrón^
cuyo refplandor es obfeuridad, li fe comparan con ta
hermofora, y con tu refplandor j que terá verte á ti
miímo ? Mas aquí.detenida del aíTombro,
yuelve ta pluma al aífumpto.
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DISCURSO XHI.
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I3 QjUpuefto ¡ pues, que, como hemos infinuadó
v_| arriba , en el Encendimiento hay que confi-:
derar muchas facultades diftii.cas.digo;queel Error Uni-.
verfal no es refpedivo á qualquiera de ellas, y mucho
menos á todas juntas.sí folo en orden á una.pero la mas
eífencíál.que es la redlcud del juicio. Infinicos hombres
hay, que conocen líndamence,que ocros fon mas promptosen
comprehender, mas ágiles cn difeurrir, mas felices
en explicarte ; de mas genio para efta, ó aquella pro-i
feis Ion, de mas vafta extenfion para abarcar i Un tiempo
varios objetos , de mas inventiva , Scc. pero fiempre le
queda un recinto, y el mas importante "de todos, donde
faivar fo vanidad , que esd juzgac redámente délas cofas
, una vez que fe impongan en los términos. Efte es
el punto en que nadie cede á nadie. Bufquefe al hombre,
que mas modeftarhente íienra de si mifmo',confeítará,que
es poquifsimo lo que fabe; que es tardo en comprehender^
aun en difeurrir; que fe explica maby á efte modo
otros muchos defedos de fo Entendimiento, pero al mifmo
tiempo fe quedará en ta prefumpcion de que en orden
á aquellos objetos, cuyos términos comprehende , dan-:
dofele el efpacio neceíTario para meditar en ellos, nadie
juzga con mas acierto,
14 Qiie efto fea afsi, fe prueba con evidencia , de
ique jamás vemos, que hombre alguno ceda ordinariamente
á otro, mudando de juicio en orden á aquellas
cofas, fobre las' quales , defpues de miradas, y remira-;
das, eítableció fo didamen. He dicho ordinariamente,
por no negar , que efto foceda una, u otra vez, Pero notefe
, que aun entonces cede en virtud de que el que es
de didamen opuefto , le propone alguna noticia, reflexión
, ó experimento , que él ignoraba , ó no le havia
ocurrido. Afsi fiempre fe mantiene en el concepto, de
que el havec errado enel primer didamen, no dependió
de cener menos talento que el otro para juzgar reda-i