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Cuentos de<br />

Sueñobscuro<br />

CUENTOS<br />

Cristián Berríos<br />

INCLUYE “CONSPIRACIÓN PARANOIDE”<br />

1º LUGAR EN EL CONCURSO “UN CUENTO EN MI BLOG” 2010<br />

POR VOTACIÓN DE LOS LECTORES


Edición<br />

ZONA LITERATURA<br />

http://zonaliteratura.com<br />

Ilustración de tapa<br />

MARTÍN J. MOUESCA<br />

martin.j.mouesca@gmail.com<br />

Diseño y maquetación<br />

HURLINGHAM DIFUSIÓN<br />

http://www.hurlinghamdifusion.com.ar<br />

Hurlingham, Argentina | Enero de 2011


CRISTIÁN BERRÍOS<br />

Cristián Berríos (Chile) integró talleres de<br />

poesía y narrativa en Balmaceda Arte Joven,<br />

impartidos por Erwin Díaz y Mili Rodríguez<br />

Villouta. Ha publicado en forma<br />

independiente Chocolate Post Mortem,<br />

Cuentos de Sueñobscuro, Breve sinfonía de<br />

un crimen sin remordimientos, La Cofradía y<br />

Santo Grial de un underground en formato<br />

digital, además de otras publicaciones en<br />

medios de Chile, Venezuela, México y Perú.<br />

Fue incluido en la antología de poesía<br />

Chile-Venezuela Me Urbe. A fines del 2009 el<br />

proyecto independiente EntreLasTierras<br />

lanza en Viena, Austria, una breve selección<br />

de sus poemas titulada Brücke des Saturns,<br />

luego dos cuentos en español y alemán.<br />

Está incluido en el libro 10 Años de Poesía<br />

en Balmaceda Antología Histórica 1997-<br />

2007 Región Metropolitana (Ediciones<br />

Balmaceda Arte Joven). Fue finalista del<br />

concurso Cuéntame Valparaíso 2010,<br />

organizado por El Mercurio y la Universidad<br />

de Valparaíso, además ganó el concurso Un<br />

cuento en mi blog de <strong>Zona</strong> <strong>Literatura</strong>.<br />

Desde el año 2009 publica la revista Puente<br />

de Saturno.<br />

LAS LAS OBRAS<br />

OBRAS<br />

Conspiración Paranoide pertenece al libro<br />

Tórax y fue la obra ganadora del primer<br />

concurso Un cuento en mi blog de <strong>Zona</strong><br />

<strong>Literatura</strong> en 2010.<br />

La trilogía de Cuentos de Sueñosbcuro,<br />

terminada en el año 2002, fue parte del al<br />

proyecto en internet lanzado por el autor en<br />

el año 2003 y destacado por el<br />

desaparecido programa de tecnología Hi-<br />

Tech, de Más Canal 22, el 26 de noviembre<br />

de 2006. Está compuesta de dos novelas<br />

breves y un cuento del género fantástico, lo<br />

cuales presentan diversas razas, lenguas y<br />

cronologías que poseen como escenario la<br />

ciudad de Sueñobscuro.


Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 3.0 Unported Unported<br />

Unported<br />

USTED USTED USTED ES ES LIBRE LIBRE DE:<br />

DE:<br />

copiar, distribuir y comunicar públicamente la obra<br />

BAJO BAJO LAS LAS SIGUIENTES SIGUIENTES CONDICIONES:<br />

CONDICIONES:<br />

Reconocimiento — Debe reconocer los créditos de la obra de la manera<br />

especificada por el autor o el licenciador (pero no de una manera que<br />

sugiera que tiene su apoyo o apoyan el uso que hace de su obra).<br />

No comercial — No puede utilizar esta obra para fines comerciales.<br />

Sin obras derivadas — No se puede alterar, transformar o generar una obra<br />

derivada a partir de esta obra.<br />

Más información sobre esta licencia en<br />

http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/deed.es


Cuentos de Sueñobscuro<br />

Cristián Berríos<br />

cuentos / novelas cortas<br />

Conspiración paranoide > 9<br />

Cuentos Cuentos de de Sueñobscuro<br />

Sueñobscuro<br />

Vol. 1 / Guardián Subterráneo > 17<br />

Vol. 2 / Origen del Mago Obscuro > 117<br />

Vol. 3 / Destrucción de Sueñobscuro > 147


Cristián Berríos | 8 | http://zonaliteratura.com


Conspiración paranoide<br />

Conspiración paranoide<br />

pertenece al libro Tórax.<br />

Obtuvo el 1º premio<br />

(por votación de los lectores)<br />

en el concurso «Un cuento<br />

en mi blog», organizado<br />

por <strong>Zona</strong> <strong>Literatura</strong> en 2010<br />

http://zonaliteratura.com | 9 | Cuentos de Sueñobscuro


Cristián Berríos | 10 | http://zonaliteratura.com


- ¿En qué puedo ayudarle? – preguntó la funcionaria con<br />

una sonrisa discreta desde el otro lado de la ventanilla.<br />

- Me apellido Zepia. Conversaba con una amiga dentro<br />

de mi carpa en una zona de camping a orillas del lago Villarrica<br />

y de pronto fuimos transportados a este mundo absurdo y<br />

claustrofóbico donde solamente existe una calle principal atiborrada<br />

de carros e idiotas que se pasean de un lado a otro,<br />

ninguna otra autoridad que esta oficina de reclamos y un ascensor<br />

que no conduce a ninguna parte.<br />

- Lamento informarle que su situación escapa a nuestras<br />

posibilidades de ayudarle, ¿Necesita alguna otra cosa?.<br />

- ¿Está bromeando?… ¡Retienen a mi amiga en una unidad<br />

criogénica!, su carácter normalmente es desagradable y<br />

poco antes de que ustedes nos transportaran ella me había llamado<br />

idiota… ¡Pero no saldré de esta oficina hasta que nos<br />

aseguren un pasaje de regreso!…<br />

- Le comunicaré con mi superior directo, tenga la bondad<br />

de desplazarse hasta la ventanilla que se encuentra hacia su<br />

derecha.<br />

http://zonaliteratura.com | 11 | Cuentos de Sueñobscuro


La funcionaría caminó por el otro lado del mesón y con<br />

una amplia sonrisa dijo con cordialidad desde la otra ventanilla:<br />

- ¿En que puedo servirle?<br />

- ¿Se ríe de mi?… ¡Usted acaba de atenderme hace unos<br />

segundos!. ¡La vi caminando a través del mesón!…<br />

- ¿Desea que le atienda nuevamente nuestra ejecutiva?<br />

- ¿Con que objeto?… Usted es un demonio, una bacteria<br />

o quizás un alienígena… No pueden engañarme, he escrito<br />

cuentos sobre realidades virtuales.<br />

- ¿Acaso los libros no llevan impresa la fotografía de sus<br />

autores?, recordaría su rostro si hubiese leído algo suyo.<br />

- Ahórrese la ironía, además vi «Dark City». Quizás se trate<br />

de un sueño, hace un momento alcé la mano cuando trataba<br />

de subirme a ese ascensor inútil y derretí por casualidad con<br />

una onda expansiva la máscara de unos ejecutivos que se subían<br />

a él conscientes de que jamás llegarían a ninguna parte…<br />

Los cretinos hacían esa farsa para engañarme y desnudaron<br />

sus rostros bacterianos a causa de un poder que solo poseo en<br />

el mundo onírico… ¡Pero he tratado de despertarme y sigo<br />

aquí!… ¡Hay tantas posibilidades de que esté dormido como<br />

de que haya muerto!…<br />

- Nuestra preocupación es proporcionarle el mejor servicio,<br />

cuénteme su inquietud.<br />

- ¡La inquietud se desvaneció justo cuando caí en la desesperación<br />

absoluta!… ¡Ustedes deben tratarse de las simples<br />

alucinaciones febriles de un virus que me devora en la cama<br />

de un hospital miserable!… Ya perdí la noción del tiempo.<br />

¡Confiese!… ¿Estoy en el infierno?…<br />

- Como ha llegado hace poco permítame darle la bienve-<br />

Cristián Berríos | 12 | http://zonaliteratura.com


nida a nuestra comunidad. Si no puedo servirle en nada más y<br />

aún posee dudas diríjase a la primera ventanilla, le deseo un<br />

buen día.<br />

- Muy ingeniosos… Idearon la captura de mi amiga como<br />

un vínculo imaginario para que aceptara hundirme en este pozo<br />

y arrojaran la llave. Posiblemente lo planeaban desde que era<br />

un niño y acechaban para destruirme en el momento exacto.<br />

- Impresionante – Replicó ella – , si canalizara su creatividad<br />

en vez de pasearse disgustado nuestra comunidad valoraría<br />

sus aportes.<br />

Poco antes de que abandonara la oficina, miró unos segundos<br />

hacia la calle y al voltearse dijo a la funcionaria:<br />

- Cretinos… Ahora que observo han puesto cartones pintados<br />

en la calle que reemplazan a los descerebrados que había<br />

antes. Cada vez que vuelva a preguntarles o plantearles un<br />

reclamo irán desgastando este mundo hasta que me rinda o<br />

quede inmerso en un espacio en blanco, ¿Verdad?.<br />

- La oficina siempre estará a su servicio.<br />

- Ya te gustaría que me quedara aquí por toda la eternidad<br />

y quizás saltara el mesón para fornicarte, maldita bacteria o<br />

demonio, pero prometo que encontraré la salida y cuando lo<br />

haga jamás lograrán atraparme de nuevo.<br />

http://zonaliteratura.com | 13 | Cuentos de Sueñobscuro


Cristián Berríos | 14 | http://zonaliteratura.com


Cuentos de Sueñobscuro<br />

http://zonaliteratura.com | 15 | Cuentos de Sueñobscuro


Desde que hubo una piedra sobre otra<br />

El sol fue desterrado.<br />

La luna y estrellas<br />

Perdieron el beneplácito de sombríos.<br />

Bienvenidos eran Espíritus de la tierra,<br />

Y de los gélidos Océanos.<br />

Sus muros dominaban los Bosques del Norte, Este y Sur,<br />

En el poniente dormía una fiera.<br />

Un nicho Canta a la Joya de Cam


Cuentos de Sueñobscuro<br />

Vol. 1<br />

GUARDIÁN SUBTERRÁNEO


Cristián Berríos | 18 | http://zonaliteratura.com


Capítulo 1<br />

LA VISITA DEL CURANDERO<br />

En un pequeño pueblo llamado El Otoño de Argid, bautizado<br />

así en honor de un célebre forajido, vivía un honesto<br />

comerciante cuyo nombre era Gabriel. Tras largos años de<br />

abnegado trabajo había logrado establecerse con su propio<br />

negocio, y tenía a su lado a la única mujer que quiso como<br />

esposa. Sin embargo un mal presentimiento enturbiaba su<br />

alma. Gabriel sufría fuertes dolores y, aunque intentaba olvidarse<br />

de ellos, temía que estos malestares anunciaran su muerte.<br />

Como apenas superaba los treinta años, la idea de un fin<br />

prematuro le trajo más de una angustia en aquellos días. Decidido<br />

a salir de esta lacerante inquietud, una mañana le pidió al<br />

comerciante del negocio vecino que cuidara su tienda y se dirigió<br />

al consultorio del curandero, dueño de un gran prestigio<br />

tanto en El Otoño de Argid como en las regiones aledañas. El<br />

mercader no dudaba que pondría su salud a buen recaudo.<br />

Cuando el curandero le dio un diagnostico lapidario<br />

Gabriel sintió que de pronto el peso del cuerpo se hacía insoportable.<br />

Sin embargo, a pesar de la tierra se estremecía bajo<br />

http://zonaliteratura.com | 19 | Cuentos de Sueñobscuro


sus pies, el mercader descubrió con espanto que las palabras<br />

del hierbatero no le había sorprendido ni en lo más mínimo.<br />

Apenas pudo sacar la voz, Gabriel preguntó con timidez:<br />

- ¿Hay algo que hacer?<br />

- Me temo que nada muy eficaz- Dijo el curandero imperturbable<br />

-. Podríamos iniciar un tratamiento, pero debo advertirle<br />

que su mal está muy avanzado. Sólo un charlatán le<br />

daría esperanza.<br />

El hierbatero le explicó a continuación que ese mal carcomía<br />

las entrañas con la voracidad del comején, y se confesó<br />

extrañado porque aún no le arrojara en cama. Mientras le reprendía<br />

por dejarse estar y no prestarle importancia a los cuidados<br />

que requiere el organismo, Gabriel le interrumpió para<br />

preguntar:<br />

- ¿Cuánto me queda de vida?...<br />

- Es difícil determinarlo con exactitud- Comentó el especialista-.<br />

Usted es joven y fuerte, quizás pase un año antes de<br />

que su salud empeore, pero podría ser cuestión de seis o siete<br />

meses.<br />

En tanto el curandero le recomendaba unas infusiones para<br />

dolores postreros, Gabriel vio con tristeza como se derrumbaba<br />

el porvenir que había proyectado junto a Alicia, su esposa.<br />

De pronto el sudor, la sangre y el llanto derramados<br />

durante años le parecieron un esfuerzo absurdo, porque el destino,<br />

libre transcriptor de los designios de la justicia, le consideraba<br />

intrascendente dentro de su esquema maestro.<br />

En los días posteriores, Gabriel surcó los ardientes mares<br />

del infierno. Debía contarle a Alicia sobre su enfermedad e<br />

ignoraba de donde sacaría el valor para hacerlo.<br />

A tanto llegó la amargura de Gabriel, un alma sencilla en<br />

Cristián Berríos | 20 | http://zonaliteratura.com


la tierra de los grandes dilemas, que por un momento incluso<br />

pensó en huir sin contarle nada a Alicia.<br />

En el transcurso de una semana, el mercader visitó los<br />

médicos de tres pueblos, bajo la excusa de que le faltaban<br />

mercancías. En cada una de sus consultas fue auscultado con<br />

detención, y recibió al final de ellas tres sentencias distintas de<br />

muerte. Además, en un lugar llamado Prosperidad, visitó a<br />

una mujer que leía las cartas. Luego de estudiarlas un rato ella<br />

le dijo mirándole a los ojos:<br />

- Aquí aparece bien claro que morirás dentro de poco;<br />

pero también puedo ver que te levantarás de la muerte.<br />

Sin hallarle sentido a estas palabras, Gabriel decidió ignorarlas,<br />

y en cuestión de semanas, luego de que fracasaran<br />

una y otra vez sus esfuerzos por alcanzar una cura, su temple<br />

fue decayendo ,obscureciéndose sobre su cabeza los días que<br />

para otros resplandecían.<br />

http://zonaliteratura.com | 21 | Cuentos de Sueñobscuro


Capítulo 2<br />

EL ELÍXIR MARAVILLOSO<br />

Esa mañana Gabriel despertó asténico y dolorido. Rascándose<br />

sus barbas amarillentas, recordó que no era extraño<br />

que tuviera malestares porque al fin y al cabo estaba muriendo.<br />

Después de sentarse en el borde de la cama, hizo un trabajoso<br />

intento por ponerse de pie, pero se le doblaron las piernas<br />

y finalmente decidió tenderse de nuevo.<br />

- Quédate acostado- Le pidió Alicia mirándole alarmada.<br />

Luego se arrodilló en el lecho y agregó:<br />

- Anoche soñé algo horrible. Tú te encontrabas en un sitio<br />

penumbroso y húmedo, en el que abundaban las ratas por<br />

todas partes. No es una buena señal. Descansa y deja que me<br />

ocupe de la tienda. Si sigues enfermo, prométeme que esta<br />

tarde visitarás al curandero.<br />

- ¿Para que me diga que mi salud es tan fuerte como un<br />

roble?- Exclamó el mercader con una sonrisa-. De seguro me<br />

va a venir una gripe. Si quieres adelántate y abre la tienda.<br />

Cuando me sienta mejor iré a reemplazarte.<br />

Un tanto más tranquila, Alicia se acercó a él y le besó en la<br />

frente. En media hora Gabriel se halló solo en la habitación.<br />

Cristián Berríos | 22 | http://zonaliteratura.com


Poco a poco el vértigo que jugaba con su cabeza se cansó de<br />

atormentarle y las difusas imágenes del cuarto detuvieron sus<br />

correrías. Aunque le molestaba que su esposa fuera a trabajar<br />

por los dos, descubrió que cada día perdía más interés en el<br />

negocio. Si Alicia le suplía en el mercado él no ahuyentaría a la<br />

clientela con una actitud displicente.<br />

Gabriel no acostumbraba reposar en el lecho. En vano<br />

trató de distraerse interpretando el sueño de Alicia, sin que<br />

llegara a otra conclusión que la expuesta por ella, más aún<br />

considerando su estado. En seguida quiso reconstruir uno de<br />

sus sueños, pero todas sus tentativas fueron inútiles.<br />

Como en apenas un rato se había restablecido, la inactividad<br />

comenzaba a exasperarle. Esa agitación era un rasgo común<br />

entre los miembros de su familia, pues no pudo evocar<br />

un día que sus padres destinaran al descanso. Sin embargo el<br />

hábito del esfuerzo incesante y prematuro se remontaba a las<br />

ramas más altas del árbol genealógico. Un aire del pasado trajo<br />

la voz de su abuelo materno, a quien en una ocasión escuchó<br />

decir: «Si la muerte quiere alcanzarme, deberá seguir mis<br />

pasos, pues a un hombre de trabajo no le sorprenderá atado a<br />

una cama.» Dispuesto a adueñarse de estas palabras, Gabriel<br />

resolvió dar un paseo.<br />

Como a esa hora circulaba poca gente en el mercado y<br />

por consecuencia Alicia no necesitaría ayuda si no hasta más<br />

tarde se dirigió a la plaza principal de su pueblo. En el camino,<br />

el mercader se detuvo a comprar una hogaza de pan y queso,<br />

porque ya había pasado la hora en que tomaba desayuno y<br />

el estómago le gruñía. Sorprendido con la gran cantidad de<br />

personas que había reunidas en un círculo amplio, Gabriel se<br />

acercó al grupo más 2011 numeroso • ZONA LITERATURA y vio a muchos niños y adulhttp://zonaliteratura.com<br />

http://zonaliteratura.com | 23 | Cuentos de Sueñobscuro


tos. Rodeaban a un hombre de edad muy avanzada que vestía<br />

una larga túnica blanca. En seguida le preguntó al hombre que<br />

se hallaba a su lado:<br />

- ¿Quién es ese anciano?...<br />

- ¿No lo sabe?.- Exclamó éste muy extrañado- Es El Viejo<br />

Narrador de Historias.<br />

Gabriel había oído hablar de él un par de veces mientras<br />

atendía su tienda; pero en ambas ocasiones estaba sumamente<br />

ocupado, y el trabajo acabó absorbiéndole. El Narrador de<br />

Historias recorría los pueblos con sus cuentos y leyendas de<br />

tiempos olvidados, deleitando a los niños y a aquellos que<br />

volvían a serlo por un instante. Aunque había quienes le dejaban<br />

monedas a sus pies, jamás le exigía nada a nadie; por esta<br />

razón sus historias siempre congregaban un público numeroso.<br />

Cuando el anciano, que había permanecido en silencio<br />

durante largo rato, carraspeó ligeramente, se produjo un murmullo<br />

general en la plaza, y muchos empezaron a sentarse en<br />

el suelo. Satisfecho con la atención de la concurrencia, El Viejo<br />

Narrador de Historias dijo lo siguiente:<br />

El arte de un buen relato<br />

Es poco cultivado en estos días,<br />

A los sabios les cierran las puertas,<br />

A bandidos, lisonjeros y asnos les ceden la palabra.<br />

- ¿Y cuál de los tres eres tú?- Preguntó un sujeto visiblemente<br />

ebrio.<br />

- Espero que ninguno- Contestó el anciano y luego añadió-:<br />

Cristián Berríos | 24 | http://zonaliteratura.com


Soy un vencedor de la muerte<br />

Y un esclavo de la vida,<br />

Cuya fortuna radica en conocer lo que muchos ignoran.<br />

Podrán vislumbrar el fuego de los demonios<br />

Y oír vagamente el cantar de las sirenas,<br />

Pero si desean ser uno con mis historias<br />

Avísenle al dueño del circo<br />

Que un simio le robó el ron.<br />

Bajo un diluvio de burlas y risotadas, el ebrio se sentó en<br />

el suelo sin comprender lo que acontecía. Muy pronto la gente<br />

le olvidó por completo, porque el anciano iniciaba su narración<br />

y esta vez nadie se atrevió a interrumpirle. Así como un<br />

buen cocinero está pendiente del tiempo y la sazón, Gabriel<br />

se había empapado durante años con cada detalle de su oficio<br />

hasta el punto de sentirse culpable y ocioso cuando no tenía<br />

que hacer. Sin embargo esa mañana en la plaza principal de su<br />

pueblo el mercader descubrió que aún había cosas que conseguían<br />

cautivarle. Escuchando las historias del anciano, Gabriel<br />

se transportó a tierras lejanas donde habitaban seres extraños<br />

y poderosos. No solo aprendió de la cultura etílica de gnomos<br />

y elfos, si no además supo de los hábitos alimenticios de los<br />

ogros; y se emocionó con el dolor de aquél mago que, destrozado<br />

por la muerte de su amada, condenó a su asesino a las<br />

profundidades de una enorme caverna, y dijo estas sencillas<br />

palabras frente a la tumba de ella:<br />

Sofía, aún en tu ataúd de cristal,<br />

Seguías siendo la más hermosa.<br />

http://zonaliteratura.com | 25 | Cuentos de Sueñobscuro


Contigo se ha ido el futuro,<br />

La primavera dentro del invierno.<br />

También le cautivaron la lucha de dos indígenas contra un<br />

genio maligno, y el relato de cómo un mago llamado Rim pobló<br />

las aguas, el cielo y la tierra con lagartos gigantes. Tan<br />

embelesado estaba el mercader, cuya infancia se había desvanecido<br />

como el salario de un gran moroso, que se levantó de<br />

una banca para acercarse más al anciano, quien interrumpió su<br />

relato al verle de pie y le observó durante algunos segundos.<br />

Pensando que el anciano le reprendía por distraerle, Gabriel<br />

se apresuró en elegir una nueva ubicación, y fue a sentarse en<br />

primera fila, lugar que de preferencia ocupaban los niños. En<br />

los ojos del Viejo Narrador de Historias cruzó un rayo apenas<br />

perceptible y luego retomaba el hilo de un cuento.<br />

Entre los relatos que siguieron hubo uno en especial que<br />

atrajo a Gabriel de sobremanera y no es difícil imaginarse el<br />

motivo. En él se mencionaba la existencia de cierto elixir de la<br />

vida, compuesto con raíces de Wadetaselure, un arbusto subterráneo.<br />

A tal extremo llegaría su interés que le preguntó a<br />

viva voz:<br />

- ¿Ese elixir maravilloso me permitiría vivir por largos<br />

años?<br />

En seguida quienes escuchaban alrededor, a excepción de<br />

los niños, rieron de buena gana con la interrogante de Gabriel.<br />

Si bien disfrutaban del espectáculo, ninguno de ellos creía en<br />

brebajes mágicos y encantamientos, menos en gnomos, enanos<br />

y brujos, pero el Viejo Narrador de Historias permaneció<br />

muy serio, y le dijo lo siguiente:<br />

- Si bebieras de él las estrellas que han brillado por una<br />

Cristián Berríos | 26 | http://zonaliteratura.com


miríada de generaciones sobre Cam, como los Antiguos llaman<br />

a este mundo, se apagarían antes que la tierra cubriera tus<br />

huesos.<br />

- ¡No le cuentes patrañas viejo!- Gritó un comerciante que<br />

conocía a Gabriel - ¡Quizás esta misma tarde parta a buscar<br />

esa porquería!<br />

Se desató otra carcajada. Percatándose de que había perdido<br />

la atención de la gente, el anciano recogió unas monedas<br />

que tenía a sus pies y se fue a paso lento. Por este motivo<br />

Gabriel no tardó en darle alcance y después de inclinar su cabeza<br />

le preguntó:<br />

- Venerable anciano ¿Puede decirme dónde se encuentra<br />

el elixir de la vida?<br />

- Un humilde artesano de las palabras y simple testigo de<br />

hazañas que han engrandecido a otros no posee esa información-<br />

Contestó el Viejo Narrador de Historias-, pero conozco<br />

a alguien que domina el arte de la magia y es docto en las<br />

ciencias ocultas. No solo pienso que ese ser, que pasa por humano<br />

cuando cierra su fétida bocaza, sabe de que civilización<br />

proviene el elixir, le atribuyo la facultad de producirlo...<br />

- ¿Cuánto dinero me cobraría por él?- Preguntó Gabriel<br />

con recelo.<br />

- ¿Crees que los misteriosos Magos del Oriente se preocupan<br />

de recibir un salario?...- Exclamó el anciano iracundo-<br />

Ellos heredaron la sabiduría de los<br />

Antiguos Magos, aquellos que luchaban contra las Tinieblas<br />

en el Tiempo Inmemorial, y levitaban en Cranato (Palabra<br />

que en la Lengua Primaria o Pre Inmemorial significa Tangible)<br />

mientras los antepasados del hombre aún no aparecían<br />

en los vastos océanos... ¿Crees que las brujas, esas que des-<br />

http://zonaliteratura.com | 27 | Cuentos de Sueñobscuro


cienden de los propios humanos, aderezan el mortal contenido<br />

de sus calderas con los rostros de reyes y emperadores?...<br />

¿Le sería útil al despiadado Cherufe ser dueño de una fortuna?.<br />

Ni siquiera los ogros buscan algún pago en numerario,<br />

aunque les agrada el oro por su brillo, ellos acostumbran saquear<br />

mercados y alimentarse con quien se pone en su camino.<br />

De seguro me dirás que unas cuantas monedas nos permiten<br />

comer a muchos y en ese caso estaría de acuerdo contigo...Pero<br />

¿Porqué un hombre que yacía en la miseria logra levantarse y<br />

además hace de su vida una experiencia extraordinaria?... Muy<br />

sencillo: Más importante que el dinero son la fuerza del temple<br />

y los propósitos. No, es bastante difícil que a ese ser le<br />

interesen tus bienes materiales.<br />

- Entonces, venerable anciano, ¿Con qué podría pagarle?<br />

Mi alma no está disponible.<br />

- ¡Claro que no lo está!- Gritó el viejo- ¡Sería tan justo<br />

como cambiar sal por aserrín!... Me parece que confundes a<br />

un mago con un demonio. En todo caso aciertas al pensar que<br />

ese brebaje te va a costar caro, pues él no acostumbra intervenir<br />

en el destino de los humanos. Si posees algo valioso para el<br />

mago, ten por cierto que obtendrás el elixir de la vida. ¿Cuando<br />

deseas hablar con él?...<br />

- Cuanto antes mejor maestro - Dijo Gabriel - En mi reloj<br />

se cuentan las horas del sentenciado.<br />

- ¡Eso es hablar en plata!- Manifestó el anciano coronando<br />

sus palabras con un guiño. Entonces iré a visitarle de inmediato<br />

aprovechando que reside justo aquí en El Otoño de<br />

Argid. Ha sido un verdadero placer hablar contigo, más aún<br />

en esta época en que los gusanos no exploran las manzanas<br />

que les cobijan. Haré cuanto me sea posible para que ese viejo<br />

Cristián Berríos | 28 | http://zonaliteratura.com


oñoso e irritable del mago decida verte. En caso de que acepte,<br />

y conociendo su hábito de no darle más vueltas a un asunto,<br />

vendrá a la plaza principal del pueblo a eso de la medianoche.<br />

En seguida Gabriel le agradeció su gentileza estrechándole<br />

la mano con efusión. Pero a medida que el viejo se alejaba<br />

una sombra cubría su corazón exultante. La desesperación<br />

le hacía aferrarse hasta de la esperanza más descabellada. Muy<br />

apesadumbrado decidió que le contaría lo de su enfermedad<br />

a Alicia cuando llegaran a casa después del trabajo. Camino al<br />

mercado compró media docena de alfajores y la misma cantidad<br />

de pasteles salpicados de ajonjolí, los dulces favoritos de<br />

su esposa.<br />

http://zonaliteratura.com | 29 | Cuentos de Sueñobscuro


Capítulo 3<br />

LA ENTREVISTA CON EL MAGO<br />

Si no hubiera sabido que Gabriel moriría Alicia le habría<br />

liquidado al enterarse de que había ocultado su diagnostico<br />

por semanas. El mercader estaba resignado a su asesinato porque<br />

veía con temor como los cabellos de su esposa se tornaban<br />

más aún rojos. Al fin ella estalló en un llanto inconsolable.<br />

Cuando ya respiraba sin sobresaltos, Alicia se acercó a Gabriel<br />

para darle un abrazo y besarle.<br />

Decidido a no causarle más disgustos por ese día, Gabriel<br />

no le contó acerca sobre el encuentro que sostendría con el<br />

mago ni mucho menos le cruzó por la mente mencionarle que<br />

había oído acerca de un elixir. Cerca de la medianoche, se escabulló<br />

entre las sombras en silencio aprovechando que Alicia<br />

dormía, pues había bebido té de Cedrón. Al llegar a la plaza,<br />

el mercader encontró a un anciano vestido con una túnica negra.<br />

Aunque sus facciones diferían del Viejo Narrador de Historias<br />

había cierta paz en su mirada que le evocaba sin esfuerzo.<br />

- Gabriel- Dijo el anciano sin perder un minuto-, un viejo<br />

malviviente y parlanchín me comentó tu interés en el elixir.<br />

Cristián Berríos | 30 | http://zonaliteratura.com


- ¿Cómo supo mi nombre?<br />

- Soy Baltazar el Mago y habito en este mundo desde<br />

mucho antes que el hombre. Supongo que eso me ha dado<br />

algunas ventajas. Me alegra que seas puntual. Si el tiempo careciera<br />

de importancia muchos de nosotros viviríamos en un<br />

sueño confuso y agitado. Por esta razón todos llevamos una<br />

Cronología: Magos, gnomos, brujas, faunos... Pues bien, una<br />

virtud debe pagarse con otra; por lo tanto iré directo al grano:<br />

Puedo salvar tu vida.<br />

- Nadie puede salvar mi vida- Repuso Gabriel con pesar.<br />

- Si digo que está a mi alcance prestarte ayuda, así es- Afirmó<br />

El Gran Baltazar algo molesto-. Soy un Mago del Tiempo<br />

Inmemorial. Por otra parte, el hecho de que hayas venido aquí<br />

revela que tu corazón aún no se ha resignado. Escúchame con<br />

atención: Te entregaré el Elixir Maravilloso a cambio de un<br />

favor...<br />

- ¿Cuál?- Preguntó el mercader con los ojos muy abiertos.<br />

Entonces el Mago dijo:<br />

- Quiero que vayas a una tierra distante, y custodies allí<br />

algo sumamente valioso.<br />

Con visible recelo, Gabriel le preguntó en seguida:<br />

- ¿Qué tierra es esa?... ¿Y qué se supone que tengo que<br />

custodiar?...<br />

- Tu ciudad de destino se llama Sueñobscuro- Dijo<br />

Baltasar-. Del resto te enterarás cuando sea preciso.<br />

- ¿Por cuánto tiempo deberé cuidar esa cosa?<br />

- Por un período bastante breve- Contestó el Mago-. No<br />

creo que sea mayor a unos doscientos cincuenta años.<br />

Sintiendo que aquél anciano se burlaba de él, Gabriel exclamó:<br />

http://zonaliteratura.com | 31 | Cuentos de Sueñobscuro


- ¡Nadie podría vivir durante tantos años!.<br />

- Hay centauros que viven aproximadamente cinco siglos.<br />

- Como si existieran – Rezongó el mercader – ¡Y me refería<br />

a seres humanos!<br />

- Conozco a algunos que superaron esa marca con largueza-<br />

Repuso el Mago- Aunque para hacerlo tuvieron que comer<br />

unas amargas raíces, que crecen en los pantanos del Sur. Tu<br />

situación es diferente porque vas a morir a causa de una enfermedad;<br />

y solo el elixir lograría regenerar tu organismo, muy<br />

menoscabado por la metástasis. Además si lo bebes te convertirás<br />

en un ser inmortal ¿Aceptas el trato o no?<br />

- ¿Tendré que partir sin ninguna compañía?<br />

- Si -Contestó Baltasar-. Llevar a alguien contigo sería un<br />

riesgo innecesario.<br />

Gabriel suspiró profundamente y dijo al Mago:<br />

- Señor, preferiría morir junto a mi Alicia antes que estar<br />

una eternidad sin ella.<br />

- Entiendo- Murmuró Baltazar- También he estado enamorado.<br />

- ¿Qué ocurrió?...<br />

- Murió entre las cenizas de su hogar; y aunque esparcí la<br />

vida en un millar de planetas muertos nada pude hacer para<br />

evitarlo. Eres muy sabio al no caer rendido en los brazos de la<br />

inmortalidad, para mí no ha sido más que una terrible condena,<br />

pero no rechaces con tanta prisa lo que te ofrezco. Mi oferta<br />

incluye un incentivo extra: Si al cabo del plazo convenido aquello<br />

que pondré bajo tu protección vuelve a mis manos, y más<br />

te vale que así sea, prometo enviarte de regreso al día en que<br />

partiste de El Otoño de Argid.<br />

- ¿Es eso posible?...- Preguntó el mercader sin disimular<br />

Cristián Berríos | 32 | http://zonaliteratura.com


su asombro.<br />

- Por supuesto.<br />

Tras quedarse absorto por unos segundos Gabriel supuso:<br />

- Quizás mi esposa llegue a necesitarme.<br />

- Deberá salir adelante- Replicó el Mago-, lo que no me<br />

parece tan difícil. Según la información que puedo extraer de<br />

ti, ella es una mujer excepcional, y manejaría espléndidamente<br />

esa tienda que poseen ¿O me equivoco?<br />

El mercader negó con la cabeza.<br />

- En todo caso- Prosiguió El Gran Baltazar-, y siempre y<br />

cuando no entorpezca mis asuntos, veré que nada le falte.<br />

- ¿Tiene usted mucho dinero?...-Preguntó Gabriel.<br />

Si bien su rostro flameó de ira en un principio, el Mago<br />

contestó con una amplia sonrisa:<br />

- Hay tanto dinero en mis arcas como maleza en el campo<br />

de un ocioso.<br />

Debido a que había notado que la túnica del poderoso<br />

Baltazar estaba hecha con una tela muy común, el mercader<br />

recordó en aquél instante ese proverbio que dice: «Un hombre<br />

sabio no hace alarde de su destreza, de sus conocimientos,<br />

ni de sus bienes». En seguida supuso que el Mago le encomendaría<br />

el cuidado de un fabuloso tesoro. Entonces no dudó en<br />

preguntarle:<br />

- Señor, ¿Por qué no le da esta misión a alguien de su confianza?<br />

- Confianza es lo que menos tengo en los demás- Confesó<br />

Baltazar-. En el pasado hubo seres que sucumbieron ante la<br />

ambición, y a la larga se convirtieron en un fastidio. No creo<br />

que eso ocurra contigo.<br />

http://zonaliteratura.com | 33 | Cuentos de Sueñobscuro


- ¿Por qué?- Interrogó Gabriel- ¿Qué pasaría si me apodero<br />

de aquello que pondrá a mi resguardo? ¿O si bebo el<br />

elixir y luego no cumplo con el trato?...<br />

- Te eliminaría sin pensarlo dos veces- Dijo el Mago<br />

Baltazar con absoluta tranquilidad.<br />

- ¿Cómo? ¿No dijo que seré inmortal?<br />

Luego de encogerse de hombros, el Mago le explicó lo<br />

siguiente:<br />

- Existen dos clases de inmortales: Los que mueren con<br />

cierta facilidad, ya sea cortándoles la cabeza y quemándoles el<br />

corazón, por poner un ejemplo, y los que solo pueden ser exterminados<br />

a través de la disolución; es decir, al ser atacados<br />

por una energía superior a la que ellos poseen. Tú pertenecerías<br />

a los del primer tipo, y no habría mayor obstáculo para<br />

que te aplastara como a un mosquito.<br />

- ¿Usted también podría morir a través de la disolución?<br />

- Claro que sí. Sé bien que en mi porvenir hay una sombra.<br />

Pero Gabriel, que a esa altura comenzaba a agotar la paciencia<br />

del Mago, no prestó atención a lo éste había dicho, y<br />

mirándole nuevamente con recelo masculló:<br />

- Apuesto que si tuviera otra alternativa usted no me lo<br />

diría.<br />

Al oír esto Baltazar otra vez se encogió de hombros.<br />

- Hubo en una tierra lejana cierta especie de caracoles,<br />

cuya secreción además de curar todos los males rejuvenecía a<br />

quienes la tomaban, pero ahora es imposible que halles una<br />

gota de esa sustancia. Un grupo de desalmados forzaron a los<br />

caracoles a salir de su hogar, las profundidades de las cavernas<br />

Abenéas (Nombre derivado de Abenéo, que es un musgo<br />

Cristián Berríos | 34 | http://zonaliteratura.com


anaranjado muy característico de la región. El abenéo es considerado<br />

un abono milagroso). Las expusieron a la luz del día,<br />

letal para aquella especie. Otra opción es el jugo de las hormigas<br />

que habitan en los Volcanes Rojos, a unos trescientos kilómetros<br />

al noroeste de este pueblo.<br />

- ¿Jugo? - Exclamó el mercader-¿Hay que exprimirlas?...<br />

- No- Contestó el Mago con una generosa sonrisa-. Sería<br />

bastante complicado hacerlo, porque cuentan con una estructura<br />

muy resistente que además les permite soportar altas temperaturas.<br />

Su jugo se extrae al derretir la miel que producen<br />

...¡Ah!...¡Cuando la memoria es frágil se desluce el brillo de la<br />

inteligencia!... ¡Lo había olvidado!... Ese líquido funciona únicamente<br />

en el organismo de un fauno. En un humano podría<br />

ser un veneno mortal... O un eficaz remedio contra el estreñimiento.<br />

¡Creo que tu panorama se aclara!... Tú única alternativa<br />

es aceptar mi oferta.<br />

- No me parece prudente decidir algo así en este momento-<br />

Manifestó Gabriel- Primero me gustaría discutirlo con mi<br />

esposa.<br />

- Pensando de esa forma vivirás más tiempo del que crees-<br />

Comentó el Mago-. A contar de esta noche cuenta tres días y<br />

luego, al amanecer, ven a este lugar a comunicarme tu respuesta.<br />

Si aceptas deberás ponerte en marcha de inmediato.<br />

Dando por terminada la conversación, y antes de que el<br />

mercader pudiera abrir la boca de nuevo, Baltazar desapareció<br />

entre las sombras sin dejar rastro. Entonces Gabriel, inmerso<br />

en un intrincado laberinto de incertidumbre, emprendió<br />

el regreso a su hogar, lamentándose de no tener a mano ni<br />

siquiera un pequeño dulce salpicado de ajonjolí.<br />

http://zonaliteratura.com | 35 | Cuentos de Sueñobscuro


Capítulo 4<br />

EL INCIDENTE DEL BOSQUE<br />

Luego de esperarle despierta largo rato, Alicia escuchó lo<br />

que Gabriel debía decirle en completa calma. Mientras le oía,<br />

desenredaba sus rizos rojos y mantenía clavada su mirada celestial<br />

en el mercader, sin revelar esbozo alguno de reprobación.<br />

Una vez que Gabriel había acabado su relato, ella preguntó:<br />

- ¿Realmente crees que ese anciano loco puede curarte?...<br />

- Si- Contestó el mercader con más culpa que convicción.<br />

- Entonces vete- Dijo Alicia-, porque antes que te quedes<br />

aquí sin luchar prefiero que te marches lejos y descubras por ti<br />

mismo si ese elixir sirve para algo.<br />

Gabriel la contempló por un instante.<br />

- No quiero dejarte sola.<br />

- No lo estaría por mucho tiempo- Replicó su esposa-.<br />

Según entiendo regresarías a casa de inmediato, aunque eso<br />

suena más imposible que la idea de una cura.<br />

- ¿Y si no fuera cierto?...- Exclamó el mercader-. Entonces<br />

además de morir te perdería<br />

Cristián Berríos | 36 | http://zonaliteratura.com


- No es así, pues donde quiera que vayas ten presente que<br />

siempre te amaré. Si ese anciano es un farsante y su elixir una<br />

basura, me quedará el consuelo de no verte morir y a ti la satisfacción<br />

de haber hecho todo lo que estaba al alcance.<br />

. Parece que quieres deshacerte de mí.<br />

- Repite eso de nuevo y te arranco la cabeza – Repuso<br />

ella.<br />

Esa noche el mercader se embriagó con la piel de su esposa<br />

del mismo modo que al descubrirla por primera vez.<br />

Por la mañana, en tanto ella dormía, Gabriel rozaba con la<br />

yema de los dedos las delgadas cejas de Alicia; el oasis de su<br />

boca, principio y fin de todos los deseos. y sus hombros resplandecientes,<br />

como dos lámparas que le guiaban a los pechos.<br />

Aunque la belleza de aquella mujer no había dejado de<br />

deslumbrarle ni por un minuto, y percibía el alborozo y la angustia<br />

que, al igual que un murmullo, propagaba su paso en el<br />

mercado, Gabriel se sentía orgulloso de saber, por sobre cualquier<br />

otra cosa, que ella era capaz de vaciar el corazón más<br />

duro, y de expresarse en las palabras justas y necesarias.<br />

Al cabo del plazo estipulado por el Mago, Gabriel se despidió<br />

de ella con enorme<br />

pesar y luego de guardar ropas y otras cosas en un talego,<br />

y de prometerle a su esposa que volvería, salió de su casa con<br />

paso presuroso. Baltazar esperaba en la plaza sentado en la<br />

misma banca de la ocasión anterior.<br />

- Lo haré- Dijo el mercader al llegar junto a él.<br />

El Mago sonrió complacido.<br />

- Primero que todo debo explicarte en que consiste el favor<br />

que te pedí, y advertirte sobre los múltiples riesgos que<br />

enfrentarás- Te espera la mayor aventura de tu vida.<br />

http://zonaliteratura.com | 37 | Cuentos de Sueñobscuro


Baltazar carraspeó un poco y agregó en un tono apenas<br />

audible:<br />

- Tendrás que resguardar ni más ni menos que uno de Los<br />

Tres Libros de Alina.<br />

- ¡¿Tanto escándalo por un libro?!<br />

Un surco se abrió en la tierra a pocos pasos del mercader,<br />

pero el Mago le explicó en perfecta calma:<br />

- Ellos constituyen la mayor fuente de poder conocida en<br />

Cranato, que es este Universo donde estamos tú y yo ahora.<br />

En una época muy remota, Los Libros llegaron de La Tierra<br />

Sagrada con la siguiente leyenda:<br />

Los Tres Libros de Alina cumplirán un Destino.<br />

Un dolor olvidado da paso a la vida.<br />

Id Izparutu Xrielur Li Tulu Du Icaztimtiles ama con devoción,<br />

Sufre porque no puede visitarles,<br />

Él vive dentro de un Círculo que jamás debe romperse.<br />

Aún así está pendiente y les envía la voz de Alina:<br />

No harás daño ni mandarás a que lo hagan.<br />

Les pide que usen Los Libros para el bien de otros<br />

Y jamás para saciar enojos o caprichos.<br />

Una sola cosa está prohibida por sobre todo<br />

Uno que siempre fue uno jamás deberá ser Tres.<br />

- ¿Cómo uno va a ser tres?<br />

- Ya tendrás tiempo de darle vueltas al asunto – Rió el<br />

Mago –. Probablemente no entiendes la responsabilidad que<br />

depositaré sobre tus hombros, pero te aseguro que no son<br />

pocos los que la aceptarían sin sentirse abrumados. Como<br />

primera medida, asegúrate de mantener el Libro siempre ce-<br />

Cristián Berríos | 38 | http://zonaliteratura.com


ado. Si lo abres emitirá una gran energía y no pasará un segundo<br />

antes que te veas rodeado de seres despreciables.<br />

- ¿Quiénes son esos seres?...<br />

- Viles criaturas de las sombras... - Masculló el Mago y sus<br />

ojos apacibles se encendieron.<br />

Algunos pertenecen a la Cofradía Obscura. Ellos han pretendido<br />

adueñarse de los Libros desde que fueron enviados<br />

por el Todopoderoso Izparatu Xrielur Li Tulu Du Icaztimti,<br />

también llamado Nguechén. Los demás son simples mercenarios<br />

que sin pensarlo venderían su alma a las fuerzas malignas.<br />

No confíes en nadie y mucho menos en aquellos que parecen<br />

confiables. Cuídate de las brujas, no todas son horrendas...<br />

Hay algunas tan hermosas que podrían hacerte perder la razón<br />

y mucho más. Mantente alejado de los ogros, ya que huelen<br />

a los Humanos desde lejos. No hables con absolutamente<br />

nadie y ten presente que los pensamientos de los hombres se<br />

abren con facilidad a quien quiera leerlos.<br />

En tanto Baltazar le hacía todas esas advertencias, Gabriel<br />

le miraba en forma condescendiente y pensó por un momento<br />

que había caído en manos de un viejo senil. Entonces el Mago<br />

no hizo otra cosa que sonreír y de pronto el mercader tuvo la<br />

sensación de que se hallaba ante un nuevo ser. Sus cabellos y<br />

barbas seguían siendo blancos, pero ahora destellaban bajo el<br />

sol como delgados hilos plateados, y sus hombros se levantaron<br />

soberbios enalteciendo su estampa. En sus ojos hubo por<br />

unos segundos un destello de nieve, y al levantarse los párpados,<br />

las marcas del rostro revelaron a un sabio y no a un anciano<br />

decadente. Ningún soberano sobre la tierra habría lúcido<br />

tan altivo y radiante con ropas tan sencillas, aunque le ciñeran<br />

hermosas coronas y le sentaran en un trono dorado. Así como<br />

http://zonaliteratura.com | 39 | Cuentos de Sueñobscuro


había trastocado su imagen, el Gran Baltazar volvió a su apariencia<br />

habitual; y le dijo a Gabriel, que le contemplaba absorto:<br />

- Hubo en otra época Humanos cuya nobleza nos alentó a<br />

compartir una carga que hasta entonces había sido únicamente<br />

nuestra. Con el tiempo sus estirpes se volvieron indignas y<br />

parásitas de los honores que heredaron, pero espero que tú<br />

tengas algo de los que enaltecieron a tu raza.<br />

Extendiéndole un frasquito verde oscuro al mercader<br />

agregó:<br />

- Este es el Elixir Maravilloso, bébelo de inmediato.<br />

Así lo hizo Gabriel sin dudar ya del Mago, y luego exclamó<br />

con una mueca de repugnancia:<br />

- ¡Que porquería!... ¿Habrá algo más amargo que esto?...<br />

- Por algo le llaman Elixir de la Vida y no chicha de manzana<br />

- Comentó el Mago sonriendo de nuevo- ¡Bien!... ¿Cómo<br />

te sientes ahora?...<br />

El mercader se quejó de que todo le daba vueltas. Tenía<br />

una sensación muy desagradable en el estómago.<br />

- Eso es perfectamente normal- Aseguró El Gran Baltazar.<br />

Luego el Mago le mostró a Gabriel una hoja que había<br />

extraído de su cinturón; una túnica negra con capucha; un cordón<br />

de por lo menos dos metros de largo; un sombrero negro<br />

de ala ancha, y un enorme libro de tapas rojas y letras doradas;<br />

éstos últimos objetos se encontraban junto a él, en el otro<br />

extremo del banco.<br />

- La soga es para que te amarres el Libro entre pecho y<br />

abdomen, y luego lo puedas esconder bajo la túnica. El Sombrero<br />

te proporcionará agua fresca si lo pones al revés y dices<br />

Vengan a mí las Aguas de Romin. Debo advertirte que el Som-<br />

Cristián Berríos | 40 | http://zonaliteratura.com


ero de Romin se llenará solo si hay agua bebestible en las<br />

cercanías. Es sumamente útil cuando hay que viajar en secreto<br />

y permanecer oculto. En cuanto a la hoja, espero que nunca<br />

tengas que recurrir a ella. Lleva escrita una frase que pronunciarás<br />

como último recurso en caso de que alguien quiera matarte.<br />

- ¿Usted aparecerá en el momento que la lea?...- Preguntó<br />

Gabriel.<br />

- Es muy difícil que eso ocurra- Dijo el Mago y luego con<br />

una visible preocupación musitó casi para sus adentros-: Debo<br />

encontrar a Deléba.<br />

Luego de mirar a su alrededor como si hubiera cometido<br />

un gravísimo error, y de pedirle al mercader que olvidara lo<br />

que había oído, El Gran Baltazar le explicó un tanto más tranquilo:<br />

- Con esas sencillas líneas que hay escritas en la hoja, le<br />

harás entender a tu atacante que debe pensarlo dos veces antes<br />

de acabar contigo. Pero te advierto que este escuálido recurso,<br />

el único que puedo ofrecerte, no te será de utilidad con<br />

un ogro, porque a ellos nada les detiene cuando sienten hambre.<br />

Como humano considérate su platillo favorito ¿Alguna<br />

pregunta?<br />

- ¿Cómo sabré cuando deba entregarle el Libro? ¿Y dónde<br />

podré localizarle para entregárselo?<br />

Entonces Baltazar hizo aparecer un par de botas negras y<br />

pequeñas, de puntas amplias y suelas gastadas, y un bastón muy<br />

extraño, que tenía una esfera de cristal por empuñadura.<br />

- Estas son las Botas Errantes, sin duda las mejores guías<br />

del mundo y también las que poseen mayor experiencia, han<br />

servido a innumerables exploradores y viajeros desde los al-<br />

http://zonaliteratura.com | 41 | Cuentos de Sueñobscuro


ores de la Era Cronológica. No te preocupes por la talla de<br />

ellas; sabrán ajustarse a la tuya. Sobre el Bastón te diré para<br />

empezar que pasó por las manos del valiente y sabio Acobe<br />

Valla, el Primer Soberano del Reino Sur, y le fue de suma utilidad<br />

cuando tuvimos que repeler una terrible invasión de<br />

Demonios Polimorfos. Sobre su empuñadura tiene un Cristal<br />

Lium (Estrella en Azol, Lengua de Alina) que fue traído como<br />

un obsequio a los Magos<br />

Inmemoriales desde La Tierra que Esta Más Allá de Todo<br />

lo Conocido; como jamás se le utilizó, si no hasta mucho después,<br />

recibió el nombre de El Ojo del Reino Sur. Te será muy<br />

útil para detectar la presencia de un ser maligno, pues cuando<br />

se le acerca uno de ellos el Cristal Lium se vuelve negro como<br />

un pozo sin fondo.<br />

En seguida puso una de sus manos sobre la esfera y esta<br />

se tornó ligeramente opaca. Tuvo por unos segundos el triste<br />

aspecto de una mañana de invierno.<br />

Entonces el Mago rió con fuerza y dijo:<br />

- Solo el Gran Nguechén podría salir airoso de una prueba<br />

así.<br />

Pero Gabriel hizo lo mismo y el cristal resplandeció como<br />

el tímido sol que sucede a la aurora.<br />

- Bastante lógico en alguien que jamás ha marchado a la<br />

guerra- Gruñó el Mago- ¡Ah! Antes que lo olvide!... El día en<br />

que el plazo se cumpla, la esfera del Bastón se tornará completamente<br />

roja y las Botas te conducirán hacia mí. Ahora bien,<br />

puede que pasen más de doscientos cincuenta años antes que<br />

eso ocurra, pero no creo que mis cálculos tengan un margen<br />

de error muy amplio.<br />

Después de poner el Bastón, las Botas Errantes y el Som-<br />

Cristián Berríos | 42 | http://zonaliteratura.com


ero de Romin en su talego, el mercader preguntó al Mago:<br />

- ¿Hacia dónde debo dirigirme para llegar a<br />

Sueñobscuro?...<br />

- Al Suroeste del Otoño de Argid- Contestó El Gran<br />

Baltazar. Son por lo menos tres días y dos noches de viaje. En<br />

cualquier caso, descuida, las Botas te indicarán la ruta a la Ciudad<br />

sin Estrellas, como la llaman con frecuencia, y también te<br />

llevarán al refugio que elegí para ti. Si quieres detenerte, solo<br />

tienes que pedirles que lo hagan.<br />

- ¿Qué comeré?...- Preguntó Gabriel-. Ahora que soy inmortal<br />

¿Puedo fallecer a causa del hambre?<br />

- Primero veamos...- Murmuró el Mago-, ¿Tienes dinero?...<br />

- Si- Contestó el mercader con recelo, pues a menudo oía<br />

la misma pregunta.<br />

- Entonces- Dijo el poderoso Baltazar-, compra algunas<br />

provisiones en el pueblo más cercano, y raciónalas para que te<br />

duren durante la larga jornada que vas a emprender. En<br />

Sueñobscuro tu situación será muy complicada, pues deberás<br />

alimentarte de lo que puedas conseguir día a día, aunque tengas<br />

que comer carne de rata. Como te habrás dado cuenta,<br />

una parte fundamental de tu misión consiste en que pongas a<br />

trabajar el ingenio... Con relación a tu otra pregunta, por supuesto<br />

que morirás si no comes; pero también es cierto que<br />

desde ahora resistirás mejor las aflicciones del hambre.<br />

Frunciendo el ceño, el Mago agregó:<br />

- A diferencia de aquellos que pretenden transformar el<br />

Jrem (Gran) Universo en un infierno, nosotros no podemos<br />

darnos el lujo de cometer errores. Te lo preguntaré solo una<br />

vez: ¿Crees que puedas con esta responsabilidad que cargo<br />

http://zonaliteratura.com | 43 | Cuentos de Sueñobscuro


sobre tus endebles hombros?..<br />

Sintiéndose menospreciado, Gabriel masculló:<br />

- No han de ser tan endebles si fueron escogidos para soportar<br />

el peso de un Libro tan gigantesco. Cumpliré mi parte<br />

del trato para regresar al lado de mi esposa.<br />

- ¡Eso es lo que quería oír!- Exclamó El Gran Baltazar<br />

frotándose las manos y luego agregó: Por último Gabriel...<br />

¿Debes decirme algo antes de irte?... ¡Me imaginaba que tu<br />

mente quedaría en blanco!... Es curioso, pero una vez predijeron<br />

que un mercader me iba a comunicar la fecha exacta...<br />

Mientras Gabriel le observaba sin entender lo que decía,<br />

El Gran Baltazar le dijo poco antes de desvanecerse como el<br />

humo:<br />

- Entonces, y si el todopoderoso Nguechén no dispone<br />

otra cosa, nos reuniremos al cabo de dos y media centurias.<br />

Recuerda mantener el Libro y la boca bien cerrados.<br />

Una vez que el mago había desaparecido, Gabriel amarró<br />

el Libro a su cuerpo con bastante dificultad y tras cubrirse<br />

con la túnica, se puso en marcha sin más demora.<br />

Cuando se había alejado unos dos kilómetros y medio de<br />

El Otoño de Argid, el mercader comenzó a sentirse muy débil,<br />

y el malestar que le acompañaba desde la ingestión del<br />

elixir fue agudizándose en forma notable. Unos treinta segundos<br />

más tarde se desplomó a un costado del camino que unía<br />

al Otoño de Argid con el pueblo del Oeste. Poco antes de que<br />

perdiera el conocimiento, Gabriel lamentó el hecho de que<br />

moriría en un sitio desolado y a pleno sol.<br />

Muy decepcionado, el mercader descubrió al abrir los ojos<br />

que su visita al curandero, y todo lo acontecido posteriormente,<br />

no había sido parte de un mal sueño. Aún seguía tendido a un<br />

Cristián Berríos | 44 | http://zonaliteratura.com


costado del camino, con un inmenso libro amarrado a su estómago<br />

y unas botas muy pesadas en su talego, acompañadas de<br />

un bastón y un sombrero. Hurgando en su costal, el mercader<br />

dio con este último, y se puso a examinarlo meticulosamente.<br />

Luego de ponerlo boca arriba, dijo muy sediento:<br />

Vengan a mí las Aguas de Romin<br />

Pero ni siquiera acudieron a él unas miserables gotas y<br />

volvió a guardarlo muy desanimado. Posteriormente tomó el<br />

Bastón Lium entre sus manos y también lo estudió con detención.<br />

Parecía diseñado para un hombre alto, como él, y poseía<br />

una capa de barniz obscuro. A excepción de la esfera que llevaba<br />

en su extremo superior, se podía decir que era un bastón<br />

común y corriente, aunque hecho por un magnifico artesano.<br />

En seguida reparó en las Botas Errantes y, después quitarse<br />

sus sandalias y calzárselas, les dijo ya de pie:<br />

- Quiero ir a Sueñobscuro.<br />

Pero las Botas permanecieron inmóviles, y pese a que<br />

Gabriel repitió la orden de muchas formas distintas, así se<br />

mantuvieron ante la molestia del mercader. Entonces éste exclamó:<br />

- ¿Qué tienen estas antiguallas de mágicas?...¡No vale ni el<br />

cuero que usaron para hacerlas!... ¡Mil veces mejor mis viejas<br />

sandalias!...<br />

En seguida, y olvidando por completo sus aprensiones,<br />

Gabriel al fin ordenó directamente a ellas:<br />

- ¡Llévenme a Sueñobscuro de inmediato!<br />

Antes de que el mercader pudiera arrepentirse de dar esa<br />

orden, las Botas comenzaron a correr por si solas, arrastrándole<br />

a una velocidad impresionante, como si ambas conformaran<br />

un corcel invisible que llevaba a su jinete colgando del<br />

http://zonaliteratura.com | 45 | Cuentos de Sueñobscuro


estribo. Gabriel, erguido de las rodillas hacia abajo, intentó<br />

aferrarse a la tierra inútilmente.<br />

- ¡Deténganse endemoniadas!- Exclamó desesperado apenas<br />

logró salir de su estupor.<br />

Para su alivio, las Botas obedecieron a su mandato con<br />

prontitud y, aunque en ese instante deseaba arrojarlas lejos y<br />

olvidarse por completo de aquél viaje, el mercader les habló<br />

con suavidad:<br />

- Guíenme a Sueñobscuro, pero esta vez vayan más despacio.<br />

Entonces las Botas Errantes no dudaron en hacerle caso,<br />

y Gabriel sintió que dos garras invisibles le jalaban de los tobillos<br />

llevándole a paso ligero. Si bien al principio se sintió<br />

muy incomodo con esto, muy pronto fue acostumbrándose al<br />

compás de sus guías.<br />

El mercader no se detuvo hasta llegar a Las Acacias, pueblo<br />

que seguía al suyo en dirección al Oeste. En ese lugar compró<br />

un caballo azabache, al que nombró Elixir. Gracias a su<br />

montura, el viaje se hizo bastante ligero, y muy pronto cubrió<br />

una buena parte del trayecto, al pasar por Gergot (Ciudad<br />

bautizada en honor a un acérrimo enemigo de Argid), Cielos<br />

Templados y Prosperidad. Según lo que indicaban las Botas, a<br />

las que de vez en cuando consultaba, y las indagaciones que<br />

realizó con mucha discreción, iba bien encaminado; y solo le<br />

restaba pasar por un sitio llamado El Descanso, y cruzar un<br />

breve trecho para que su jornada finalizara.<br />

Aunque pensaba que no estaría a salvo hasta ocultar el<br />

Libro en un sitio seguro, su inminente arribo a la Ciudad sin<br />

Estrellas le traía más inquietud que calma; y la explicación era<br />

muy simple: A medida que se acercaba a Sueñobscuro, el es-<br />

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panto en los rostros de quienes oían ese nombre aumentaba<br />

considerablemente. Una anciana que atendía cierta posada de<br />

Prosperidad, donde servían un delicioso pastel de choclo, le<br />

dijo aterrada:<br />

- Seguramente usted viene de lejos y no sabe lo que allá<br />

sucede, pero déjeme advertirle que esa no es una tierra para<br />

nosotros los humanos, si no para demonios y otras criaturas<br />

de las tinieblas.<br />

Por este motivo, en tanto se acercaba a El Descanso,<br />

Gabriel recordó aquello de que un sorbo amargo debe beberse<br />

de prisa y se propuso llegar a Sueñobscuro esa misma tarde.<br />

Bajo el cielo de la pequeña localidad, Gabriel se topó con<br />

una invasión de esporas, que caían al ritmo cansino con que<br />

los lugareños deambulaban por sus calles. Sin saber porqué,<br />

ya que había dosificado fuerzas, sentía de pronto una gran somnolencia.<br />

Entonces supuso que se trataba de un estado de debilidad<br />

pasajera, como el que padeciera en las afueras de su pueblo,<br />

y decidido a proseguir el viaje, azuzó a Elixir para cruzar<br />

cuanto antes aquél territorio.<br />

En las afueras de El Descanso, Gabriel se sobrepuso al<br />

letargo, y siguió cabalgando a través de un angosto camino,<br />

peligrosamente rodeado de dos vastas ciénagas, las cuales contrastaban<br />

con la belleza de la floresta que se extendía a ambos<br />

lados de ellas. El bosque, cuyo verdor contagioso desnudaba<br />

la aridez de su tierra natal, impuso un sepulcral silencio, profanado<br />

solo por el ruido de los cascos de Elixir, y por un cántico<br />

suave que se arrastraba entre las ramas de los árboles. A<br />

pesar de esa dulce melodía, la quietud reinante hizo que Gabriel<br />

creyera por un momento que ningún ser habitaba en las cercanías,<br />

pero muy pronto se daría cuenta de lo contrario. Esa tar-<br />

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de el mercader iba a ser testigo de un espectáculo cruento y<br />

aterrador, que sobrepasaba por mucho a cualquier otro del<br />

que tuviera memoria.<br />

Luego de que oyera unos gritos desgarradores, y girara<br />

instintivamente hacia su derecha, Gabriel vio que diez u once<br />

hombres emergían del bosque a diez u once hombres corriendo<br />

por el borde de la ciénaga. Entre estos individuos y él había<br />

unos veinte metros de pantano, por lo tanto el mercader<br />

seguía los hechos desde una posición privilegiada.<br />

Desde su ubicación, Gabriel notó la angustia que les desfiguraba<br />

el rostro y no tardó en darse cuenta de cual era la<br />

causa de ella: Unas entidades luminosas volaban en su persecución.<br />

Cuando finalmente les dieron alcance, muchos de aquellos<br />

hombres cayeron aterrados, y chillaron como cerdos en el<br />

matadero.<br />

- Diz elwirtanuz qoit mut wamairem et etexer et moiztruz<br />

hirmenuz. Ehuret<br />

pejoim xum zoz walezt (Les advertimos que no vinieran a<br />

atacar a nuestros hermanos. Ahora paguen con sus vidas) -<br />

Dijo de pronto una voz que espantó a tres aves anaranjadas.<br />

En seguida esos seres resplandecientes tomaron la forma<br />

de unas gigantescas espadas, y en cuestión de centésimas cercenaron<br />

las cabezas de aquellos diez u once. Gabriel en tanto<br />

no solo luchaba con el miedo que sentía, si no además contra<br />

su caballo, el cual inquieto por la presencia de esas extrañas<br />

entidades bregaba por darse la vuelta a El Descanso. Tras varios<br />

tirones de riendas y bruscos movimientos de pescuezo,<br />

Elixir terminó por arrojarle violentamente y en seguida salió<br />

corriendo como un rayo. Para colmo de males, cuando aún no<br />

podía levantarse del suelo a causa del costalazo, Gabriel se<br />

Cristián Berríos | 48 | http://zonaliteratura.com


percató de que uno de los seres luminosos iba acercándose a<br />

él. Ante la mirada consternada del mercader, que hacía un esfuerzo<br />

supremo para no ensuciarse en los pantalones, la entidad<br />

se puso en medio del camino y le dijo con voz de trueno:<br />

- Zedoluz hirmenut, ¿Poiliz lixarni, hagut li Gadok pranut<br />

li Gobina, porqoit ti larajiz et Zoiñubzxorut? (Saludos hermano,<br />

¿Puedes decirme, hijo de Gado y primo de Gobina,<br />

porque te diriges a Sueñobscuro?)<br />

Recordando lo que el Mago ideara para su protección,<br />

Gabriel tomó el talego y se puso a hurgar entre sus ropas, los<br />

alimentos que había comprado en el trayecto, un cuchillo que<br />

sacó de la tienda, el Sombrero y el Bastón Lium, sin que reparara<br />

en el color del Cristal de la empuñadura.<br />

Finalmente encontró la hoja que buscaba, pero al desdoblarla<br />

descubrió que la frase que tenía que pronunciar estaba<br />

escrita en una lengua desconocida para él. Temeroso de que su<br />

pronunciación no fuera la correcta, Gabriel leyó lo siguiente:<br />

- Xoimtu xum de prutixxaume lid jrem Bedteseri, k id<br />

wimjere xoeqoair leñu qoi rixabe (Cuento con la protección<br />

de Bedteseri y él vengará cualquier daño que reciba).<br />

Al escuchar esto el ser luminoso se elevó por los aires y le<br />

dijo al cabo de unos segundos:<br />

- Et boim erbud tit hez errenelut. Nemtimt im zixritut to<br />

prupuzatut, zat ezat dut liziezt (A buen árbol te has arrimado.<br />

Mantén en secreto tu propósito, si así lo deseas).<br />

Luego fue a reunirse con los otros de su especie, que en<br />

ese momento recolectaban las cabezas de sus víctimas. Aún<br />

respirando sobresaltado y con un agudo dolor en el brazo izquierdo,<br />

Gabriel les vio perderse entre los árboles con su tétrico<br />

cargamento, y se preguntó si en Sueñobscuro correría<br />

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una suerte similar a la de esos pobres infelices que perecieron<br />

ese día.<br />

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Capítulo 5<br />

EL ESPÍRITU DEL LIBRO MÁGICO<br />

Al final del camino le esperaba la Ciudad sin Estrellas.<br />

Sueñobscuro estaba cercada por altos muros y su entrada era<br />

resguardada por dos gigantescas puertas de acero, que para<br />

fortuna del mercader se hallaban entreabiertas. Amparado por<br />

un cielo cerrado y gris y con el rostro oculto bajo la capucha<br />

de su túnica, Gabriel se deslizó hacia adentro con el Bastón en<br />

la mano y en seguida le ordenó a las Botas que le condujeran al<br />

refugio que el mago había destinado para él. Mientras caminaba<br />

por una senda de grandes círculos de piedra y otros más<br />

pequeños de mármol, el mercader oía un murmullo similar al<br />

que flotaba en el bosque, aunque sin duda éste carecía de la<br />

armonía y sutileza del otro. A veces las voces se transformaban<br />

en una simple brisa, y azotaban su rostro como si fuera un<br />

rompeolas; pero en seguida se erguían muy molestas, entonando<br />

un cántico escalofriante, que fue opacando más y más<br />

al Cristal Lium. A Gabriel le pareció que le soplaban unas preguntas<br />

indescifrables al oído en un tono de desconfianza y<br />

apatía. Al llegar a un punto donde unos árboles tristes extendían<br />

sus enmarañadas ramas hacia la calle, y bruñía sobre la<br />

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palidez del mármol el fulgor rojizo de un farol que tiritaba<br />

bajo las tinieblas, el mercader dio un fugaz vistazo hacia atrás<br />

distinguiendo entre las penumbras tres siluetas espigadas y<br />

enjutas de ojos deslucidos. Pero no tuvo tiempo para preocuparse<br />

por ellas, porque una horda de presencias gélidas y<br />

disonantes pasaron por su lado estremeciéndole de pies a cabeza.<br />

La empuñadura del Bastón Lium se había vuelto completamente<br />

negra y así permanecería hasta que el mercader se<br />

cansó de mirarla.<br />

Tras atravesar un terreno de hierba amarillenta sembrado<br />

de puertas redondas, Gabriel se halló entre enormes mansiones<br />

y colosales castillos que le deslumbraron con su encanto<br />

macabro. Como hacia delante la calle seguía cuesta abajo, el<br />

mercader pudo divisar a lo lejos muchas cúspides puntiagudas<br />

de cristales brillantes y obscuros que navegaban sobre una<br />

espesa niebla. Cuando comenzaba a creer que dispondría de<br />

una fortaleza para defender el Libro, las Botas le desviaron<br />

por una calle perpendicular y luego le llevaron unos cien metros<br />

al Norte. Minutos después, el mercader se encontraba frente<br />

a una escalera de piedra que conducía a un subterráneo, protegido<br />

por una reja sencilla y oxidada. Al descender por la<br />

escalera, Gabriel vio escritas sobre el arco de la entrada las<br />

siguientes palabras: Jrem Xduexea Lia Zoiñubzxorua (Gran<br />

cloaca de Sueñobscuro). Aunque no entendió nada de lo que<br />

allí decía, la bocanada de inmundicia que provenía del interior<br />

del subterráneo y el ruido del agua que caía eran una señal<br />

inequívoca de que en ese sitio iban a parar los desechos de la<br />

ciudad. Entonces el mercader sintiéndose muy absurdo miró<br />

sus Botas y les dijo:<br />

- De seguro han cometido un error o quizás me oyeron<br />

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mal. Quiero que me guíen al refugio que eligió el Mago para<br />

mí y donde tengo pasar los siguientes doscientos cincuenta<br />

años.<br />

Pero en el fondo sabía que las Botas Errantes no iban a<br />

llevarle a ninguna parte, y así ocurrió. Entonces Gabriel, a pesar<br />

de que a sus espaldas la oscuridad se alzaba como una sigilosa<br />

tempestad, dudó largo rato. En el vientre de la cloaca el hedor<br />

iba a ser mayor y para colmo el mercader tenía pánico a<br />

las ratas. Estaba seguro de que ahí las hallaría por montones.<br />

Si el destino no le hubiera dado el empujón que necesitaba<br />

probablemente Gabriel habría estado un año frente a la entrada<br />

sin decidirse. Desde la calle que se extendía en forma transversal<br />

a la que le había conducido al subterráneo, escuchó de<br />

pronto nuevas voces, esta vez vibrantes y acompañadas de<br />

pasos. De inmediato subió unos cuantos peldaños de la escalera,<br />

los precisos para que su cabeza no sobresaliera demasiado.<br />

Así, sin ser visto divisó a un grupo de seres corpulentos,<br />

que marchaban provistos de espadas, garrotes y escudos. El<br />

Cristal Lium no había cambiado su tinte oscuro. Aunque éstos<br />

seres deslumbraron a Gabriel por el lila pálido de sus pieles y<br />

las largas y desaliñadas cabelleras que lucían, azuladas y negras<br />

en su mayoría, para el mercader resultaron más llamativas<br />

sus frentes amplísimas, las que parecían comprimir boca,<br />

nariz y ojos, estos últimos ocultos en profundas cuencas. Lucían<br />

gruesos cuernos que les brotaban del tórax. Bajo la atenta<br />

mirada del mercader, estas criaturas se acercaban poco a<br />

poco enarbolando una enseña negra con un tridente rojo de<br />

puntas triangulares en el centro, y entonando una deslucida<br />

canción que decía más o menos así:<br />

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¡Da zamgrez ez Zabrozaz!<br />

¡Ed vimoz ez nejor!¡<br />

Da wixtoria zeraz muestraz!,<br />

K nañamaz doz temdrenoz tolo...!<br />

Cuando pasaban frente a la cloaca, uno de ellos se detuvo<br />

visiblemente confundido olfateando hacia donde estaba el<br />

mercader. Entonces Gabriel supo que eran ogros, y de inmediato<br />

recordó lo dicho por Baltazar sobre la afición de éstos<br />

por la carne humana. Sin que perdiera una centésima, el mercader<br />

descendió por la escalera, y abrió con mucho cuidado la<br />

reja que le restringía el paso, para que sus goznes se oyeran lo<br />

menos posible. Una vez que atravesó el umbral de la entrada<br />

corrió por un túnel que finalizaba en una bifurcación, dándose<br />

cuenta que las Botas se había vuelto ligeras como plumas. En<br />

seguida tomó el pasillo de la derecha, iluminado con la acogedora<br />

llama de una antorcha, y quedó expectante por unos segundos.<br />

A pesar de que el ruido de las aguas se había intensificado,<br />

Gabriel se dio cuenta de que le seguían pues llegaba a<br />

sus oídos el eco de los pasos de al menos dos individuos. Decidido<br />

a aprovechar la ventaja que les llevaba siguió corriendo<br />

por el mismo túnel, y solo se detuvo al descubrir que si<br />

daba un paso más caería de una altura considerable. A sus pies<br />

había una extensa y sinuosa escalera que conducía a una enorme<br />

galería providencialmente dotada de muchísimas antorchas,<br />

en la cual una decena de acueductos desembocaban en<br />

un turbulento canal que corría de nueve a tres.<br />

Aunque observó que algunas ratas deambulaban con suma<br />

tranquilidad por el piso, Gabriel bajó los peldaños a toda prisa,<br />

y dando un fugaz vistazo a su alrededor buscó donde es-<br />

Cristián Berríos | 54 | http://zonaliteratura.com


conderse. Fue entonces cuando, estimulado por el vértigo que<br />

le dominaba, ideó una arriesgada maniobra que en circunstancias<br />

normales jamás habría concebido.<br />

Ayudándose de un garabato que había junto a la escalera,<br />

y tras tomar bastante impulso, saltó sobre el canal rezando<br />

para que la improvisada garrocha resistiera el peso suyo y del<br />

Libro. En seguida, aún sorprendido con su proeza y con la<br />

vara en las manos, se ocultó tras uno de los pilares en que<br />

descansaba el cielo de la galería, sin que despegara la vista de<br />

la escalera. Antes de que inhalara cuatro veces, dos ogros bajaron<br />

corriendo por ella guiándose por su olfato. Al acercarse<br />

a la orilla del canal, uno de ellos se detuvo extrañado y luego<br />

exclamó molesto:<br />

- Nadlitoz hunamoz, ze ezxapoz. (Maldito humano, se<br />

escapó)<br />

- Con el olor a mierda que hay aquí nunca lo encontraremos<br />

- Comentó el otro en su lengua.<br />

- Si fuera por eso jamás cazaríamos nada porque tú siempre<br />

hueles a mierda.<br />

El último en hablar, un tanto más voluminoso que su acompañante,<br />

sacó sorpresivamente un cuchillo de su cinturón, y lo<br />

arrojó sobre una gorda rata que recién había salido del canal.<br />

Luego de cortarle la cabeza y la cola, se puso a beberle la sangre<br />

con devoción y en seguida dijo al otro:<br />

- Es mejor que volvamos con los otros antes de que noten<br />

nuestra ausencia.<br />

Treinta segundos después, los ogros subían disconformes<br />

por la escalera .Gabriel por su parte estuvo largo rato oculto<br />

por si acaso regresaban, pero nada de eso ocurrió, y tras deshacerse<br />

del garabato se propuso explorar su refugio. Con este<br />

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fin tomó una de las antorchas que iluminaban la galería, y se<br />

introdujo en un túnel que al cabo de cinco minutos continuaba<br />

hacia la izquierda. En el trayecto, Gabriel distinguió entre las<br />

penumbras un centenar de ratas, que encandiladas por la luz<br />

emprendían frenéticas carreras a su paso, trepándose varias<br />

veces a los zapatos del mercader. Al descubrir un pasillo en el<br />

que flameaban antorchas, Gabriel sintió un poco de alivio. Este<br />

corredor le condujo a una reducida estancia, también iluminada<br />

y bastante seca. En su interior, notó que adherido a una de<br />

las paredes había un bloque de piedra, el cual medía alrededor<br />

de dos metros de largo, uno y medio de ancho, y algo más<br />

de un metro de altura. Sobre él se hallaba una delgada colchoneta<br />

y tres mantas dobladas de manera meticulosa; al frente<br />

de este improvisado lecho había un bloque similar, aunque carente<br />

de las comodidades del otro. Como el cuarto parecía un<br />

oasis en medio de tanta inmundicia, Gabriel se imaginó que en<br />

esa estancia reposaba un nochero o tal vez un capataz de los<br />

tiempos en que construyeron la cloaca. El frío raspaba los<br />

muros, y una bruma subía de las aguas sucias e inundaba hasta<br />

el último rincón de la cloaca. Después de liberarse del talego y<br />

del enorme Libro que traía firmemente atado a su estómago,<br />

el mercader se acurrucó sobre la colchoneta, a pesar del insoportable<br />

vaho de orín de rata que emanaba de ésta y de las<br />

cobijas. Aunque necesitaba con urgencia un descanso reparador,<br />

debido a que el último tramo de su viaje y las emociones<br />

de ese día le habían extenuado, no conciliaba el sueño porque<br />

temía al intempestivo ataque de un roedor hambriento. Añoró<br />

la tibieza del cuerpo de Alicia y la comodidad del colchón de<br />

su lecho matrimonial. Luego de que llenara sus pulmones con<br />

el gélido y nauseabundo aire de la cloaca, Gabriel se preguntó<br />

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si no habría sido mejor quedarse junto a su esposa y abandonarse<br />

en una dignidad que en ese momento atribuía a la muerte.<br />

Sin embargo la realidad era muy distinta ya que inducido<br />

por el instinto de sobrevivencia se hallaba inmerso en el amargo<br />

infierno de las causas ajenas. Tras sentarse en el lecho, el<br />

mercader tomó el Libro y leyó la inscripción que éste tenía<br />

escrita en letras de oro, la cual decía: Tirxir Dabru, De<br />

Furmexaum Lid Omawirzu (Tercer Libro, la formación del<br />

Universo). Hasta entonces, Gabriel pensaba que los libros<br />

pertenecían a personas más instruidas y desocupadas que él,<br />

pero ese enigmático texto entre sus manos expelía una fuerza<br />

irrefrenable que le impulsó a develar sus secretos. Era como si<br />

un murmullo seductor se agitara dentro de su cabeza y dominara<br />

sus brazos. Cuando se disponía a abrirlo, vino a su mente<br />

la advertencia que le hizo el mago al respecto y de inmediato<br />

se detuvo, pero luego de dar una mirada al Cristal Lium, de<br />

nuevo transparente, y de convencerse de que estaba en un sitio<br />

seguro, hundió los pulgares en el Texto, excarcelando con<br />

ello un denso vapor, que cobró forma en la figura de un gigante<br />

muy delgado, dueño de una cabeza similar a una pera<br />

puesta al revés, y de una luenga coleta plateada que nacía casi<br />

en la frente y colgaba hacia atrás. Tras despegar sus enormes<br />

ojos amarillos, que se extendían a lo largo de su rostro y albergaban<br />

entre ellos dos orificios nasales y una boca muy diminuta,<br />

este ser lanzó un bostezo formidable, dejando al descubierto<br />

una circular hilera de dientes. En tanto el gigante, de<br />

brazos no menores de dos metros y piel plomiza, trataba de<br />

desperezarse, Gabriel le veía sin que parpadeara siquiera, porque<br />

no podía creer que un ser así, y en realidad cualquier otro,<br />

http://zonaliteratura.com | 57 | Cuentos de Sueñobscuro


esidiera dentro del Libro, y menos aún que un lazo de humo<br />

le encadenara a él.<br />

- Zuk id Izparatud lid Tirxir Dabrud (Soy el espíritu del<br />

tercer libro. Dime que deseas buscar en su interior y podré<br />

servirte.) - Dijo el extraño con una voz que espantó a las ratas<br />

que merodeaban cerca del cuarto, las que habrían volado si<br />

hubieran podido, y luego añadió:-. Lanid qoid lisies bozxer<br />

im zod amtiraur, k pulrid zirwartid.<br />

Como Gabriel había quedado perplejo, el Espíritu insistió:<br />

- Pur fewur, lanid qoid liziez bozqxer im iztez pejamez...<br />

(Por favor, dime que deseas buscar en estas páginas.)<br />

- Perdóneme- Dijo el mercader-, pero no conozco esa lengua.<br />

- Deberías conocerla- Replicó el Habitante del Texto-.<br />

Está escrito que dos seres de distinta especie hablarán en la<br />

Lengua del Tiempo Inmemorial. En fin, supongo que podemos<br />

prescindir de esa norma... Dime que buscas en el Tercer<br />

Libro.<br />

El mercader miró el Libro que aún tenía en las manos,<br />

debido al impacto que le produjo la aparición del Espíritu, y<br />

luego contestó:<br />

- Nada... Solo lo abrí por curiosidad...<br />

- ¡¿Cómo?!- Exclamó el gigante como un volcán, en tanto<br />

aumentaba el volumen de su cuerpo- ¡Gusano miserable!...¿Me<br />

traes a este basural infectado de ratas para nada?... Si todavía<br />

fuera el despiadado genio de hace veinte mil años créeme que<br />

libraría al mundo de tu estúpida presencia...<br />

- ¿Qué le impide hacerlo ahora?...<br />

- Mi honor- Replicó el Espíritu con el pecho henchido-<br />

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¿Acaso no sabes que juré cumplir con mis deberes ante el<br />

mismísimo Nguechén?... Muy mal te serviría aplastándote<br />

como a una sucia sabandija...<br />

- Espera un momento...- Dijo el mercader- ¿Usted está<br />

bajo mis ordenes?...<br />

- Así es- Contestó el otro con desgano en tanto recobraba<br />

su delgadez inicial-,<br />

y seguiré estándolo hasta que cierres El Tesoro del Reino<br />

Sur...<br />

- En ese caso- Dijo Gabriel frotándose las manos-, le agradecería<br />

mucho que me proporcionara un atuendo adecuado<br />

para el frío, y también unas cuantas provisiones, ya que las que<br />

tengo me alcanzarán para un día o dos a lo sumo.<br />

- Lo siento- Se excusó el Espíritu-, pero tu petición excede<br />

las facultades que poseo actualmente. A menos, por ejemplo,<br />

que quieras crear un mundo o abrirte paso a otra dimensión,<br />

y necesites que te indique las páginas adecuadas, debido<br />

a que el libro siempre se abre primero en ésta, no te seré de<br />

ninguna utilidad.<br />

Ante esto el mercader se encogió abatido, pero segundos<br />

después recobró su animo y dijo al gigante:<br />

- Aún puede hacerme un pequeño favor; pero primero<br />

que todo, le ruego que responda: ¿La energía que emana del<br />

Libro traspasa estos gruesos muros?...<br />

- Por supuesto- Aseguró la delgada criatura-; aunque, según<br />

lo que percibo, por ahora nadie se ha acercado a tu pocilga.<br />

- ¿Le molestaría avisarme si alguien intenta llegar hasta<br />

aquí?- Preguntó Gabriel-. Se supone que mi Bastón cumple<br />

esa función... pero alguien puedepillarme desprevenido.<br />

http://zonaliteratura.com | 59 | Cuentos de Sueñobscuro


- Claro que no- Contestó el Espíritu fijándose en el Cristal<br />

Lium del Bastón que estaba sobre la colchoneta-. Me parece<br />

bien que estés alerta. Cualquiera podría borrarte del mapa.<br />

- Entonces- Dijo el mercader-, le diré lo que quiero que<br />

haga: Cuénteme una historia.<br />

- ¿Una historia?...- Exclamó el gigante- . Tu estomago<br />

parece un campo de grillos... ¿Pretendes acallarlo con una historia?..,<br />

Para eso te recomiendo el salame que escondes en tu<br />

talego.<br />

- Con gusto lo compartiré con usted, si accede a lo que te<br />

pido... – Masculló Gabriel maravillado con el olfato del Habitante<br />

del Texto.<br />

Mirándole con extrañeza El Espíritu del Tercer Libro<br />

comentó:<br />

- Debes estar muy interesado en oír un buen relato.<br />

- Hasta hace unas semanas estaba demasiado ocupado<br />

para disfrutar de muchas cosas simples- Confesó el mercader-<br />

. Pero una mañana asistí por casualidad a la presentación que<br />

un anciano realizó en mi pueblo, El Otoño de Argid, y oír sus<br />

narraciones hicieron que en mi pecho latiera el corazón de un<br />

niño... Ojalá usted pueda animarme como lo hizo aquél maestro,<br />

ya que esta fría cloaca es tan triste como un nicho... ¿Conoce<br />

alguna historia realmente buena?...<br />

- ¡Ja!- Exclamó el gigantesco ser mirándole con desprecio-,<br />

nada me costaría recitarte de memoria las extraordinarias<br />

epopeyas que se escuchan a toda hora en torno al palacio<br />

en que habita Id Izparatu Xrielur Li Tulu Du Icaztimti... Pero<br />

creo saber cual es el relato que te conviene escuchar... Sé muy<br />

bien que fue el propio Mago Bedteseri, a quien conoces como<br />

Baltazar, quien te pidió que cuidaras del Libro...<br />

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Al notar que el semblante del mercader había<br />

empalidecido bruscamente el Espíritu acotó:<br />

- No pongas esa cara de espanto... Aunque te esfuerzas<br />

para ocultarme tus pensamientos el Bastón Lium te traiciona.<br />

Recién entonces Gabriel se fijó en que la esfera tenía un<br />

tono gris.<br />

- Todavía tengo ganas de asesinarte pero me agradas-<br />

Agregó el Habitante del Texto-. Quizás El Gran Bedteseri hizo<br />

bien en elegirte. Una hormiga camina sobre el borde de un<br />

abismo con mayor agilidad que las bestias más poderosas del<br />

mundo. Sin embargo estoy casi seguro que ni siquiera sospechas<br />

en que lío te has metido; por esta razón te contaré una<br />

historia donde intervengo brevemente, y que en gran parte<br />

me confió Amcrom, el siervo de Nguechén que todo lo ve.<br />

Escucha con atención:<br />

«Hace muchísimo tiempo, Efisto y Yirazú vivían en el Palacio<br />

Sagrado de Alina, y eran considerados los sirvientes más diestros del<br />

Todopoderoso. Sin embargo, dentro de ellos se incubaba una enorme envidia<br />

hacia su señor y miraban con desprecio a quienes le rendían pleitesía.<br />

«Una mañana, y esto es un decir pues los días en la Sagrada Alina<br />

acaban al mediodía, y siempre brillan sus Veintiún Soles Blancos, el<br />

Todopoderoso Nguechén les pidió que se acercaran a él, y les contó muy<br />

animado que había escrito Tres Libros, con los cuales pensaba propagar<br />

el polen de la vida en distintos rincones del Jrem Universo. En seguida<br />

les pidió que por favor estuvieran preparados para un viaje, pues les<br />

encomendaría la misión de pasarles Los Libros a los encargados para<br />

tal misión.<br />

«Olfateando las asombrosas facultades que otorgaban estos Libros,<br />

Efisto vio en ellos la posibilidad de obtener el sitial que creía merecer.<br />

http://zonaliteratura.com | 61 | Cuentos de Sueñobscuro


Yirazú, más resuelto y agresivo que él, no tardó en apoyarlo, y juntos<br />

instigaron a secundarlos a otros que estaban hartos de servir a Nguechén,<br />

pero no tenían el valor de decírselo.<br />

«El día elegido por Id IZparatu Xrielur Li Tulu Du Icaztimti<br />

para el viaje de Efisto y Yirazú, el Todopoderoso puso en sus manos los<br />

valiosísimos Textos. Dicen los presentes que mientras los conspiradores<br />

no disimulaban su perversa algarabía, un triste resplandor afligía el<br />

rostro del Infinito y que una sombra, por primera vez desde el inicio de la<br />

Creación, fue opacando los Cristales Lium del Palacio a medida que los<br />

sirvientes favoritos de Nguechén pasaban por su lado.<br />

«Con una energía desbordante entre sus garras, Efisto y Yirazú, en<br />

lugar de ponerse en camino como le había pedido el Creador, fueron a<br />

reunirse con los que estaban a disgusto en el Palacio, pues necesitarían<br />

toda la ayuda posible cuando Nguechén se enterara de sus planes. Sin<br />

embargo, los Habitantes de Alina apenas sospechaban del poder del<br />

Nguechén, porque nunca le habían visto en su Real Dimensión.<br />

«Y ocurrió que Id Izparatu Xrielur Li Tulu du Icaztimti les sorprendió<br />

murmurando contra él; pero en vez de reprenderles, se acercó a<br />

ellos y les dijo con una voz muy dulce y triste:<br />

«- ¿Por qué no se han puesto en camino?...<br />

«Entonces Efisto, soberbio como un príncipe y ataviado con las<br />

mejores telas del<br />

Palacio, le dijo con un tono agresivo:<br />

«- Ni esa ni ninguna otra orden recibiremos de ti. Ha llegado el<br />

momento en que todos seamos libres.<br />

«- Siempre lo han sido- Replicó Nguechén con una sonrisa-, pero<br />

creo que de alguna forma les resulta más cómodo quedarse aquí. Si hay<br />

algunos que desean irse, tomen cuanto deseen de mi Palacio, y vayan a<br />

los rincones más tenebrosos del Universo para que los llenen de Luz.»-<br />

«- Ya tomamos lo que nos hace falta- Dijo Efisto aún más envalen-<br />

Cristián Berríos | 62 | http://zonaliteratura.com


tonado-. Con los Tres Libros crearemos nuestro propio Universo y gobernaremos<br />

en él como legítimos dueños. Me gustaría que nos visitaras, pero<br />

si no me equivoco estas preso en esta Pajarera de Oro. Si realmente puedes<br />

hacerlo, recuerda inclinarte ante nosotros. Ahora nos retiramos, con<br />

tú permiso.<br />

«La desfachatez de Efisto despertó la cólera del Todopoderoso, y se<br />

produjo tal estruendo que todos los presentes cayeron al piso en tanto el<br />

Palacio se sacudía como una hoja. En seguida, y sin que nadie se enterara<br />

de cómo lo había hecho, Nguechén arrebató Los Libros a Efisto y<br />

Yirazú y, luego de abrir brechas a dos universos distintos, envió al primero<br />

y a sus secuaces por un lado, y al segundo por el otro. Pero allí no<br />

terminaría el incidente, pues Id Izparatu Xrielur Li Tulu Du Icaztimti<br />

se percató que su enojo había sido tan grande, que si no expulsaba la<br />

energía negativa que había acumulado ésta acabaría convirtiéndose en<br />

odio.<br />

«Por este motivo la extrajo soplando con fuerza y dio vida de este<br />

modo a una poderosa criatura que sería conocida como Arkán (En Azol<br />

significa Nacido de la Furia Divina). Como esta criatura poseía un<br />

instinto maligno, huyó despavorido del lado de Nguechén, y fue a reunirse<br />

con Efisto, que más tarde se convertiría en su maestro.<br />

«Aún en medio de su pesar, el Todopoderoso no dudó en darle una<br />

oportunidad a los desterrados, pero solo uno de ellos pudo reivindicarse<br />

ante sus ojos, aquél que fue conocido más tarde como Id Imperilur Li<br />

Duz Erbudiziz (El Emperador de los árboles). En cuanto a los demás,<br />

su maldad les convirtió en demonios, y enfriaron el Buen fuego con<br />

sus halos siniestros. Mientras Efisto, Arkán y sus secuaces pretendían<br />

apoderarse del Universo Cranato, Yirazú no cesaba de disolver y matar<br />

en el Universo Amin, donde cumplía su condena.<br />

«Los encargados de custodiar Los Libros en Cranato eran Los<br />

Magos del Tiempo Inmemorial, quienes estaban agrupados en una Asam-<br />

http://zonaliteratura.com | 63 | Cuentos de Sueñobscuro


lea dirigida por Bedteseri. El Gran Bedteseri, como le llamaban, nunca<br />

puso en duda la importancia de que todos los seres bienintencionados<br />

participaran de la custodia de los Libros, pero estimó indispensable nombrar<br />

tres Guardianes específicos para ellos, y que fueran construidas tres<br />

bóvedas para resguardarlos, sobre las cuales se levantarían más tarde<br />

Tres Reinos. Al termino de una acalorada discusión, y pese a la negativa<br />

inicial del jefe de la Asamblea, los elegidos para vigilar Los Libros<br />

fueron Dobro, Nicán y Bedteseri.<br />

«Una mañana, y esto es un decir pues en un comienzo las sombras<br />

se paseaban a su antojo en este mundo, Bedteseri salía de una extensa<br />

reunión, donde el mago Rim había propuesto a la Asamblea que poblaran<br />

el mundo con lagartos gigantes, y de inmediato se dirigió hacia la<br />

bóveda del Tercer Libro, el cual debía proteger. Sin que pudiera salir de<br />

su asombro, descubrió que el guardia que había elegido para reemplazarle,<br />

el Mago Inmemorial Nekrum, hojeaba el Texto Sagrado. De inmediato<br />

le reprendió severamente, recordándole que la ley prohibía leer Los<br />

Libros en secreto, pero Nekrum en vez de excusarse le invitó a compartir<br />

los conocimientos adquiridos gracias al Texto, si a cambio no le denunciaba<br />

a la Asamblea. Luego de que rehusara este ofrecimiento,<br />

Bedteseri le dijo que no volviera a acercarse a Los Libros o de lo contrario<br />

lo lamentaría. Como sabía que la energía del Guardián superaba<br />

ampliamente la suya, Nekrum se alejó de la bóveda muy humillado.<br />

«Desde entonces, y emulando a Efisto y a Yirazú, Nekrum comenzó<br />

a sembrar la cizaña entre las huestes luminosas, desprestigiando a<br />

Bedteseri y a los otros Guardianes. Como muy pronto tuvo la respuesta<br />

esperada, llegó a reunir un grupo de disconformes que prometieron apoyarlo.<br />

Sin embargo, cuando al fin decidió amotinarse, sus esbirros se<br />

rindieron casi sin presentar batalla, al verse superados en número y energías.<br />

Nuevamente humillado, Nekrum enmudeció a sus perseguidores<br />

abriéndose paso a otro universo, aunque no sin antes jurar que tomaría<br />

Cristián Berríos | 64 | http://zonaliteratura.com


venganza de Bedteseri, y permitir por accidente que Yirazú viniera a<br />

Cranato.<br />

«Alarmado con el provecho que Nekrum había sacado de su lectura,<br />

Bedteseri me preguntó a mí, el Espíritu del Tercer Libro, cuales<br />

habían sido las páginas consultadas por el traidor. Una vez que obtuvo<br />

la respuesta, el Guardián del Tercer Libro dedujo lo que Nekrum se<br />

proponía: Había ido al planeta Corumbus del Universo Amin, y particularmente<br />

a una tierra llamada Aminabis, en busca de uno de los fragmentos<br />

del Sello del Equilibrio Universal. Este Sello había sido creado<br />

por el Infinito para apartar a Cranato de Amin, un recodo del Jrem<br />

Universo donde las Tinieblas habían levantado una verdadera fortaleza.<br />

«Aunque tenía serias dudas sobre la factibilidad del plan, Bedteseri<br />

supuso que Nekrum, conocedor de las palabras que unirían el Sello,<br />

deseaba además establecer una alianza con los espíritus malignos de<br />

Amin; un trato que le permitiera apoderarse de Los Tres Libros de<br />

Alina. Sin duda el traidor jugaría apuesta muy arriesgada, pero jugosa<br />

en dividendos. Como sabía de sobra que él no podía ir a desbaratar sus<br />

planes, Bedteseri le pidió al Mago más poderoso de Cranato que fuera en<br />

su reemplazo, el Legendario Dragón Inmemorial, pero éste se negó y<br />

adujo que no era su asunto. Entonces encomendó la misión a los magos<br />

Yama y Lynavid, los cuales jamás regresaron.<br />

«Tras el incidente de Nekrum, Bedteseri y los Guardianes de Los<br />

Tres Libros tuvieron que enfrentar un desafío muchísimo mayor, pues<br />

Efisto, Arkán y Yirazú habían formado el poderoso Tridente, y también<br />

un Ejército a la Altura de sus generales. Pero allí comienza una<br />

historia larga e intrincada, y debe ser relatada por un experto...»<br />

Recién había dado termino a su narración, cuando el Espíritu<br />

del Tercer Libro preguntó a Gabriel:<br />

- ¿Y bien? ¿Qué te pareció?<br />

http://zonaliteratura.com | 65 | Cuentos de Sueñobscuro


- No fue un relato muy estimulante- Dijo el mercader algo<br />

pensativo-. Pero de todas manera le agradezco su intención.<br />

- Un buen vino no necesita ser dulce para que te embriague<br />

- Dijo el Habitante del Texto algo molesto-. Pero estoy<br />

seguro que estas palabras te parecerán más alentadoras: Para<br />

tu tranquilidad el Tridente se halla cautivo en el Mar de<br />

Sueñobscuro, y de Nekrum jamás se tuvo noticia. Sin embargo,<br />

me imagino que ya comprendes la importancia del Tercer<br />

Libro y de los otros, y el peligro en que te encuentras. Yo mismo<br />

formé parte del Ejército de la Obscuridad hace miles de<br />

años, y te aseguro que recién en las Praderas Rojas de Alina,<br />

bajo el canto de las Inspiradas Voces y con el Bosque de Todos<br />

los Árboles a la vista pude curarme del horror que rodea<br />

a la Cofradía... ¡Suerte en tu misión!.<br />

Bostezando nuevamente el Espíritu dijo:<br />

- Como ya he cumplido de sobra con el favor que me<br />

pediste, te ruego que cierres el Libro y dejes que descanse por<br />

algunos siglos.<br />

Luego de que cumpliera con esta solicitud, Gabriel se<br />

preparó para dormir pero solo conciliaría el sueño al cabo de<br />

muchas horas.<br />

Cristián Berríos | 66 | http://zonaliteratura.com


Capítulo 6<br />

LA CONVERSACIÓN CON<br />

EL GNOMO<br />

Gabriel sacudía las sabanas frenéticamente como consecuencia<br />

de una pesadilla. En ella tres sombras de enormes<br />

colmillos le ataban a un árbol seco en lo alto de un monte<br />

eriazo, y luego de someterle a horribles torturas, le dejaban<br />

morir a merced de una vasta legión de ratas. Aún con la imagen<br />

de unos ojillos negruzcos y crueles dentro de su cabeza,<br />

se sentó en el borde del bloque secándose el sudor de la frente,<br />

y luego de que sacara el Sombrero de su talego, dijo muy<br />

esperanzado:<br />

Vengan a mí las Aguas de Romin<br />

Para su tranquilidad, un vapor azul cubrió por algunos<br />

segundos la boca del Sombrero, y luego se transformaría en<br />

un líquido dulce y gélido. Sorbo tras sorbo, Gabriel fue<br />

llenándose de un súbito optimismo. Al notar que la antorcha<br />

del cuarto no se había consumido ni un micrón, no pudo menos<br />

que extrañarse, pues creía que había dormido un buen rato.<br />

Como su estomago le reclamaba algo de alimento, hurgó en<br />

http://zonaliteratura.com | 67 | Cuentos de Sueñobscuro


su talego hasta dar con el salame. Mientras comía ávidamente,<br />

el mercader percibió la presencia dos o tres ratas a unos centímetros<br />

del umbral de la estancia, y tuvo una escalofriante<br />

reminiscencia de su sueño. Gabriel las espantó dando gritos y<br />

fuertes pisoteadas en el suelo. Pero los roedores volvieron a<br />

congregarse al cabo de unos minutos. Inquieto con la idea de<br />

que sus vecinos planearan algo en su contra, les amedrentó de<br />

la misma forma en que lo hiciera antes; aunque sin que pudiera<br />

lograr el mismo efecto, pues las ratas tardaron menos en regresar,<br />

y al parecer su contingente no era inferior a cinco.<br />

Temiendo que la osadía de los roedores se transformara<br />

en agresividad, el mercader cortó su salame en dos, y arrojó<br />

uno de los trozos hacia fuera. Casi en el acto seis ratas cruzaron<br />

frente a sus ojos en busca del preciado botín, una de ellas<br />

de proporciones elefantinas. Tanta fue la sorpresa de Gabriel<br />

al ver este espécimen, que de un brinco retrocedió el equivalente<br />

a un par de zancadas, y subió a su improvisada cama en<br />

lo que dura un parpadeo. Con su cuchillo en la mano diestra, y<br />

el Bastón Lium en la otra, el mercader se dijo que debía buscarse<br />

otro refugio o de lo contrario jamás dormiría de nuevo.<br />

Llevando consigo sus pertenencias, y todo aquello que tenía<br />

a su cargo, Gabriel abandonó la estancia, y fue en busca de la<br />

galería del torrentoso canal, donde le resultó muy sencillo<br />

orientarse al exterior. Al descubrir que los pasillos iluminados<br />

trazaban una ruta entre la escalera de la galería con su cuarto,<br />

se dio cuenta de lo imprudente había sido al instalarse ahí sin<br />

antes explorar las inmediaciones.<br />

Cubierto con la capucha de su túnica, y con el cuchillo y el<br />

Libro escondidos bajo ésta, el mercader cerró tras de sí la<br />

mohosa reja de la cloaca, y tal como lo había hecho al oír la<br />

Cristián Berríos | 68 | http://zonaliteratura.com


marcha y el canto de los ogros, subió unos cuantos peldaños<br />

de la escalera exterior, para que así pudiera observar su alrededor<br />

sin ser descubierto. Al ver que nada parecía sospechoso,<br />

siguió adelante a paso veloz.<br />

Aunque daba por hecho que las sombras cubrían sus movimientos,<br />

Gabriel caminaba un tanto encorvado, evitando de<br />

este modo que la forma del Libro se moldeara en su túnica. A<br />

pesar que las calles parecían desiertas, cada quince o veinte<br />

segundos buscaba a su lado una silueta maligna, pues el Cristal<br />

del Bastón se empecinaba en mostrarse sombrío como el<br />

cielo de la Ciudad. Pese a sentirse observado y perseguido, el<br />

mercader no pudo evitar quedarse sin aliento ante la<br />

arrebatadora belleza de Sueñobscuro.<br />

La Ciudad, dueña del embrujo solemne y perturbador de<br />

un cementerio, carecía del cariz entrañable de su pueblo natal,<br />

simple y hermoso como un desierto florido; pero sus pinceladas<br />

de virtuosismo por momentos traspasaban los trazos lúgubres<br />

de sus residencias, y la perfidia que se hacía sentir en<br />

una bruma densa y ponzoñosa. Ante sus ojos extasiados se<br />

levantaban colosales estatuas de piedra, mármol, bronce y oro,<br />

que emergían en el obscuro telón de la noche como espectros<br />

de un carnaval. Cuando se acercaba a un enorme dragón esculpido<br />

en la variedad azul del Umtanio, una sombra de muerte<br />

pasó rauda sobre su cabeza. Casi en seguida Gabriel percibió<br />

el clamor de una multitud enfervorizada.<br />

Si bien todavía refulgían en su memoria los sucesos del<br />

bosque, el mercader tuvo la certeza de que en esta oportunidad<br />

se trataba de un asunto distinto. Más tarde, al oír el estruendo<br />

por segunda y tercera vez, se convenció plenamente<br />

por dos motivos muy simples. Las voces que llegaban a sus<br />

http://zonaliteratura.com | 69 | Cuentos de Sueñobscuro


oídos diferían de los registros humanos uniéndose en una siniestra<br />

aclamación: «¡Imallén, ¡Imallén!...» A pesar de que en<br />

un principio no le faltaron ganas de ponerse a salvo, Gabriel<br />

decidió indagar, pues se dijo que darle la espalda al peligro<br />

quizás a la larga resultaría peor que enfrentarlo y en seguida<br />

enfiló rumbo hacía el este de la Ciudad, punto del cual provenían<br />

los vítores incesantes y poderosos.<br />

El mercader caminó cerca de un kilómetro antes de que<br />

averiguara el origen de esas voces. Escondido tras un robusto<br />

árbol, tuvo la respuesta ante sus ojos, y descubrió que ésta<br />

sobrepasaba por mucho lo que la razón le permitía de buenas<br />

a primeras. En una remota tarde de sus días de adolescencia,<br />

Gabriel cargó telas hasta el teatro local, donde la encargada<br />

creaba y confeccionaba trajes que vestían los actores de la compañía.<br />

Cuando la mujer le mostró unos cuantos diseños de<br />

temporadas pasadas, a Gabriel le pareció asombroso que un<br />

hombre, gracias a su talento y a una caracterización prolija,<br />

pudiera interpretar personajes tan diversos como un aldeano<br />

o un emperador, y si la obra lo exigía, a seres de cuentos y<br />

leyendas como un mago o un sátiro, entre muchos otros. Pero<br />

la visión del contingente de espantosas criaturas que había en<br />

la espaciosa plaza a la que le llevaron sus pasos de sabueso, le<br />

azotó el rostro con el duro látigo de la realidad.<br />

¿Qué humano podría elevarse en los cielos como uno de<br />

los temibles seres que levitaban sobre los demás?, ¿Cómo un<br />

hombre, sin utilizar zancos, igualaría la estatura de esos gigantes,<br />

orgullosas moles de piedra, que lucían tres cuernos en sus<br />

espaldas y largas trenzas plateadas?...¿Quién sería capaz de<br />

reproducir la horrible y chillona risa de esas mujeres altas y<br />

delgadas cuyos dedos alargados rascaban el suelo?...Y, si aún<br />

Cristián Berríos | 70 | http://zonaliteratura.com


lo anterior fuera posible, al mercader no le cabía duda que<br />

ningún enano era tan pequeño como unos engendros diminutos<br />

que desaparecían de su vista cuando posaba los ojos directamente<br />

sobre ellos. Por primera vez desde que estaba con<br />

él, el Cristal Lium se había transformado en una perla negra.<br />

Bajo una neblina de la que sobresalían las cabezas de unos nefastos<br />

espectros, alzaban hacia el cielo negro la misma enseña<br />

del Tridente Rojo que portaban los ogros; y varias más con<br />

unos rostros malignos que Gabriel no pudo evitar observar, y<br />

que de vez en cuando aparecerían en sus sueños años más tarde.<br />

Aunque jamás lo supo, esos eran Egregios de la Cofradía,<br />

espantos ya vencidos de la Era Inmemorial que en las noches<br />

tenebrosas tomaban la potestad del viento. En medio de la<br />

horrible muchedumbre, que incluía una larga lista de criaturas<br />

que el mercader no supo reconocer, se hallaba un gigante verdoso<br />

que tenía un grueso cuerno en la frente, y dos más delgados<br />

en los pómulos. El resplandor infernal de su semblante<br />

difería de un enorme monumento que había a su espalda, éste<br />

representaba a una niña que sostenía un bastón de empuñadura<br />

circular. Mientras el mercader lo comparaba con el Bastón<br />

Lium, las aclamaciones, silenciadas por un momento, comenzaron<br />

otra vez; pero esta vez fueron más breves, porque el<br />

gigante de los tres cuernos en el rostro, al que llamaban Imallén,<br />

ordenó a la concurrencia que se callara levantando una mano.<br />

Gabriel no le despegaba la vista desentendiéndose del peligro<br />

que corría.<br />

- Hermanos del Gran Fuego- Dijo Imallén en la Lengua<br />

del Tiempo Inmemorial aprovechándose del silencio-. Conocemos<br />

la profecía que nos tiene atados de manos.<br />

http://zonaliteratura.com | 71 | Cuentos de Sueñobscuro


Aunque se trate de un Humano<br />

Habrá tanto odio en su interior<br />

Como en el corazón de una bruja o demonio.<br />

Se convertirá en el Mago Obscuro<br />

Y aunará al Mundo de las Tinieblas.<br />

Entonces el comienzo del fin habrá llegado.<br />

- Pero si quieren saber mi opinión- Prosiguió-, me parece<br />

que es solo una historia absurda. Ningún humano es digno de<br />

integrarse a la Cofradía ni mucho menos de comandar nuestro<br />

ejército en la Gran Batalla...¿Cómo un gusano podría aspirar<br />

a ser el Líder de verdaderos guerreros?...También está<br />

aquella que habla sobre los poderosísimos Yirazú, Efisto y<br />

Arkán... Hasta el último de ustedes sabe que hemos intentado<br />

liberarlos por largo tiempo, y que todo esfuerzo ha sido en<br />

vano, porque no existe conjuro que logre romper sus cadenas.<br />

¿Debemos seguir esperando?...¡Claro que no!... ¡Ha llegado el<br />

momento de pelear, y de apoderarnos de una vez por todas<br />

de Los Tres Libros de esa tierra maldita!... No contamos con<br />

nuestros Maestros, ni con el despiadado Esclavo del abismo,<br />

pero ¿No basta con nosotros para acabar con ese triste remedo<br />

de Ejército, que comanda un fósil y está conformado por<br />

un grupo de ineptos?... El decrépito Bedteseri nos teme, y hace<br />

bien, pues lo destruiremos sin clemencia alguna... Por mi parte<br />

no dejaré de disolver y matar mientras haya uno de ellos de<br />

pie... Y luego Iré por el campo de batalla en busca de la sangre<br />

de sus mortales... ¡Para brindar con ella por el inicio de un<br />

Nuevo Orden!...<br />

Aunque no entendió lo que el temible Imallén decía con<br />

Cristián Berríos | 72 | http://zonaliteratura.com


indescriptible pasión y encono, Gabriel supuso que azuzaba a<br />

sus esbirros, ya que éstos de le respondían con nuevos vítores<br />

y puños erguidos. Una vez que su curiosidad estuvo satisfecha,<br />

el miedo fue apoderándose del terreno cedido. Casi al<br />

borde del paroxismo, se propuso huir de inmediato aprovechando<br />

que esos engendros de los abismos aún no notaban su<br />

presencia.<br />

Sin embargo no alcanzó a ir muy lejos, pues algo (O mejor<br />

dicho alguien) cayó desde el árbol tras el cual se ocultaba,<br />

y le arrojó al suelo. Levantándose casi a un tiempo con el desconocido,<br />

Gabriel se halló frente a un ser de rostro muy puntiagudo,<br />

metro y medio de estatura, y tez amarilla, cuyo cuerpo<br />

se dividía en dos partes muy distintas: De la cintura para<br />

arriba se asemejaba a un enano, y hacia abajo parecía una gigantesca<br />

larva de color celeste, cubierta de minúsculos molares,<br />

que se apoyaba en dos piernas tan delgadas como sus brazos.<br />

Mientras el mercader daba un vistazo al Bastón Lium, que<br />

seguía como boca de lobo, el híbrido hizo una profunda reverencia,<br />

y le dijo muy asustado:<br />

- ¡Lazxodpi zañuri, pirui mui di wai!... Di roijui qoi nai<br />

turpisei... Zoi icxidimxaei imtimlirei qoi omi irruri ezai dui<br />

poili xunitiri xodqoairei!... (¡Disculpe señor, pero no le ví...<br />

Le ruego que perdone mi torpeza... Su excelencia entenderá<br />

que un error así lo puede cometer cualquiera!)<br />

Como el mercader se quedó mirándole, el extraño agregó:<br />

- Su excelencia será piadosa y no me castigará... ¿Verdad?...<br />

Gabriel, a esa altura más que harto de no entender nada,<br />

se dio cuenta que el misterioso personaje le temía, y que no<br />

debía preocuparse de él, si no de los obscuros entes que sem-<br />

http://zonaliteratura.com | 73 | Cuentos de Sueñobscuro


aban el cielo trazando círculos sobre ellos. Por esta razón<br />

comenzó a caminar lentamente. Entonces el pequeño ser comenzó<br />

a seguirle de cerca, y al notar que el mercader miraba<br />

con insistencia hacía arriba, inquieto con la presencia de aquella<br />

horripilante horda, le preguntó con timidez:<br />

- Señor... ¿Es usted un mago?...<br />

Luego de que reparara en el Bastón que Gabriel sostenía<br />

en su mano diestra, el diminuto extraño le dijo en voz baja:<br />

- ¡Que me coma un ogro si no eres el Humano que fue<br />

enviado a esta ciudad!...<br />

Olvidándose que no era prudente hablar con alguien de<br />

Sueñobscuro, el mercader exclamó:<br />

-¿Qué sabes tú sobre eso?... ¿Y quién eres tú?...<br />

Pero justo cuando el desconocido iba a contestarle, una<br />

criatura de piel completamente blanca y brillante, y ojos muy<br />

negros, apareció de la nada emitiendo un aterrador gruñido.<br />

Gabriel, con los pelos de punta, le observó perplejo. Éste ser<br />

tenía la espalda completamente flexionada; a tal punto que sus<br />

largos brazos, tan extensos como los del Espíritu del Tercer<br />

Libro, se apoyaban en el suelo para estabilizarlo, y su cabeza,<br />

de frente amplia y forma de martillo, ubicaba unos cuarenta y<br />

cinco centímetros sobre sus rodillas. Pero aquella no era su<br />

única particularidad, porque además contaba con un afilado<br />

cuerno en el mentón, y una cola bifurcada en dos látigos de<br />

casi tres metros.<br />

La obscura esfera del Bastón Lium parecía rugir si eso<br />

era posible. Antes de que lograran reaccionar, el recién llegado<br />

tomó por el cuello al pequeño desconocido y a Gabriel, y<br />

luego les estudió con atención. En tanto el primero de sus cautivos<br />

le golpeaba sin cesar con su mitad larva, reforzada con<br />

Cristián Berríos | 74 | http://zonaliteratura.com


un notable crecimiento de los molares que la envolvían,<br />

Gabriel apenas si sabía que hacer e intentaba liberarse con una<br />

de sus manos comprobando que la criatura blancuzca poseía<br />

una fuerza descomunal.<br />

-¡Golpéalo con tu Bastón! - Le gritó el otro prisionero.<br />

Pero el mercader tuvo una idea más drástica, y tras sacarlo<br />

de la túnica enterró su cuchillo en el cuello de su monstruoso<br />

atacante, el cual había puesto al híbrido bajo su cuerno y se<br />

aprestaba a matarlo. Gravemente herido, la criatura encorvada<br />

emitió un apagado chillido y, después de tambalearse unos<br />

metros se desplomó pesadamente. Apenas había caído, cuando<br />

el pequeño desconocido se precipitó sobre él para sacarle<br />

el cuchillo del cuello y cercenarle la cabeza. En seguida, y mientras<br />

escurría de sus manos un líquido morado y espeso, exclamó<br />

sumamente fatigado:<br />

-¡Vaya!... ¡Es la primera vez que veo morir a un Demonio<br />

Estaca!... Pudo matarnos con solo estrellarnos contra su frente...<br />

Tras pedirle al mercader que le ayudara a esconder los<br />

restos del demonio en unos arbustos, le dijo:<br />

- No hay tiempo ni es el sitio para presentaciones... ¡Debemos<br />

ponernos en camino!...<br />

Y al ver que Gabriel le miraba dubitativo, el extraño agregó:<br />

- Te aseguro que soy un gnomo confiable, aunque sé que<br />

en Sueñobscuro abundan los traidores. Luego de que escupiera<br />

en el suelo exclamó: ¡En mi casa estarás mucho más cómodo<br />

que en esa fría y sucia cloaca!..<br />

Gabriel y el gnomo caminaron a través de la Ciudad hasta<br />

llegar finalmente al terreno de las puertas redondas que el<br />

http://zonaliteratura.com | 75 | Cuentos de Sueñobscuro


mercader atravesara poco después de internarse en la Ciudad<br />

sin Estrellas. En seguida el gnomo se dirigió a una de ellas y,<br />

tras dar cierto numero de golpes, se introdujo en un túnel. Al<br />

cabo de unos minutos asomó un par de dedos para indicarle<br />

al mercader que entrara de prisa. Gabriel se metió de cabeza y<br />

bajó hasta una sala subterránea, en cuyo centro tuvo la impresión<br />

de que podía ponerse de pie; pero en lugar de eso prefirió<br />

sentarse debajo de la entrada. En una rápida inspección,<br />

divisó una mesita con tres sillas alrededor; una biblioteca con<br />

varios libros; un sofá verde, reclinado en ciento treinta y cinco<br />

grados, y un sillón negro de similares características. Había<br />

además el retrato de un gnomo de aspecto marcial en uno de<br />

los muros; dos espléndidos óleos de un bosque, y dos acuarelas<br />

de una ciudad subterránea en las restantes; y una magnífica<br />

arpa apegada a un rincón.<br />

Pero si hubo algo que llamó la atención del mercader fue<br />

una pequeña criatura de la misma especie que su anfitrión, que<br />

le miraba con tanto interés como pavor.Llevaba puesto un<br />

vestido blanco, y sobre él un delantal verde agua; su cabello<br />

era castaño y brillante, y poseía en sus ojos un destello de bondad.<br />

Por escasos segundos, el Cristal Lium, que hasta entonces<br />

no había variado su tonalidad desde el encuentro con el<br />

Demonio Estaca, resplandeció como un sol de verano al mediodía,<br />

para luego recobrar su transparencia original.<br />

- Ella es Pola, mi esposa y una pintora de gran talento. -<br />

Dijo el gnomo con orgullo, y añadió extendiendo la mano-: Y<br />

yo soy Ulises Rayogris.<br />

Después de que Gabriel le extendiera la suya y correspondiera<br />

a su generoso apretón, Ulises se dio vuelta para mirar<br />

a su esposa y le dijo en la lengua de su pueblo:<br />

Cristián Berríos | 76 | http://zonaliteratura.com


- ¿Wisi qoiradei, nui musi herei nangoni doñui?<br />

Ella le contestó con una sonrisa y su cuerpo fue perdiendo<br />

rigidez poco a poco.<br />

En seguida Ulises se sentó en el sillón negro, e informó a<br />

Gabriel:<br />

-Hace unas cuantas semanas, El Gran Bedteseri me pidió<br />

que acondicionara el cuarto que ocupas en la cloaca.<br />

-Se suponía que nadie iba a saber.<br />

- Y nadie lo sabe- Aseguró Ulises con prontitud-; bueno,<br />

a excepción de mí. Eso no fue todo lo que me encomendó,<br />

pues me dijo que te vigilara por si necesitabas comida o algo<br />

por el estilo.<br />

- ¿Te reveló el motivo de mi visita?...- Preguntó Gabriel.<br />

- No- Contestó el gnomo en forma tajante-, y te aseguro<br />

que no deseo enterarme de más si Bedteseri se enfurecerá...<br />

Preferiría saltar en el plato de un ogro, aunque sé que esta carne<br />

les desagrada, antes que entrometerme en sus asuntos...<br />

Bueno, para ser del todo honesto, debo confesarte que le hice<br />

un par de preguntas al respecto... Pero bastó que sus ojos<br />

relampaguearan para que me arrepintiera de mi curiosidad...<br />

Ya sabes lo que dicen sobre el Mago:<br />

El Líder de la Luz es muy huraño,<br />

No tiene ningún amigo.<br />

Vive solo en el bosque<br />

Y todos le temen,<br />

Dentro de él habita el Gran Fuego.<br />

- Si debías ayudarme, ¿Por qué no intentaste hablar conmigo<br />

antes?...<br />

http://zonaliteratura.com | 77 | Cuentos de Sueñobscuro


- El Mago fue muy claro en ese punto- Dijo Ulises-. Me<br />

advirtió que me acercara a ti solo si te perdía la pista por más<br />

de un mes, y luego te encontrara tirado en el piso con la lengua<br />

afuera como un lagarto.<br />

En ese momento, el mercader percibió el delicioso aroma<br />

que salía de un puchero puesto al fogón de la cocina a leña,<br />

sintiendo un tremendo vacío en el estomago.<br />

Al notar su aflicción, Pola dejó de lado su timidez y le<br />

dijo con un tono muy afectuoso:<br />

- Lei xinei isterei lastei moy pruntui.<br />

- Eres sumamente afortunado- Dijo Ulises con una amplia<br />

sonrisa-, estás a punto de probar el mejor estofado del<br />

mundo.<br />

Luego de comer tres porciones de ese exquisito manjar, y<br />

de beber cuatro copas de Trugueleña, un delicioso licor a base<br />

de frambuesa que los gnomos habían comprado a unos enanos<br />

del Sureste, Gabriel dio las gracias a Pola por su amabilidad<br />

y luego comentó a Ulises:<br />

- Baltazar me dijo que no debía confiar en nadie, pero veo<br />

que se equivocó...<br />

- Por el contrario- Replicó el gnomo-, te aconsejó muy<br />

bien. Pola y yo nos arriesgamos demasiado al vivir en esta ciudad<br />

de demonios y brujos. Si no fuera por la cronología que<br />

el Consejo de mi pueblo me asignó, habríamos regresado a<br />

nuestra amada Gurbanom hace mucho tiempo. Sé que las cosas<br />

no están del todo apacibles con los elfos, pero aún así no<br />

correríamos tanto peligro como aquí. ¡Preferiría incluso soportar<br />

a otro maldito Macarroni! (Macarroni fue el despiadado<br />

Jefe del Consejo gnomo entre el 2659 y 2739 de la C. Gn.).<br />

- Sueñobscuro...- Dijo Gabriel en tono pensativo-, hasta<br />

Cristián Berríos | 78 | http://zonaliteratura.com


su nombre indica algo tenebroso.<br />

- Te equivocas- Corrigió el gnomo-. Se le llamó «Sueño»<br />

porque sin duda era una verdadera quimera esa idea de que<br />

los seres de la Luz y la Oscuridad convivieran en paz, y «Obscuro»,<br />

debido a las tinieblas que cubren el cielo...<br />

Al ver la expresión de asombro que se dibujaba en el<br />

mercader, Ulises exclamó:<br />

- ¿Bedteseri no te habló de esto?... En Sueñobscuro no<br />

existe la luz del día. Desde que hubo una piedra sobre otra, se<br />

estableció que las sombras le envolverían para siempre. Era<br />

una forma de dar la bienvenida a los espíritus que habitaban<br />

en el fondo del mar y también a aquellos que residían bajo la<br />

tierra... Sin embargo, no hay trato que la Cofradía no haya<br />

roto desde el Exoirlu lid Iqoadabrau li dez foirsez, y con sabandijas<br />

de esa calaña es imposible firmar la paz...<br />

-Esos que estaban reunidos en la plaza... ¿Se preparaban<br />

para pelear?...<br />

- Si- Contestó Ulises-. Imallén es tan ambicioso como<br />

cabezadura... A pesar de que El Ejército de la Obscuridad se<br />

encuentra muy diezmado, intenta convencer a los suyos de que<br />

ha llegado el momento de la Gran Batalla...<br />

- ¿Qué Gran Batalla?- Preguntó Gabriel con una aguja en<br />

el pecho.<br />

- Aquella en que las fuerzas de la Luz y la Obscuridad<br />

decidirán el destino del Universo Cranato- Dijo el gnomo-.<br />

¿Acaso no conoces las antiguas profecías?... Bueno, el caso es<br />

que ninguna de ellas se ha cumplido: Ellos no cuentan con el<br />

legendario Mago Obscuro, y sus mandamases descansan bajo<br />

el Océano; por lo tanto no debes intranquilizarte. Esto no<br />

pasará de ser una simple escaramuza... Apuesto que Bedteseri<br />

http://zonaliteratura.com | 79 | Cuentos de Sueñobscuro


acabará con ellos en un abrir y cerrar de ojos. ¡Que me coma<br />

un ogro si no es así!... En todo caso ocúltate por unos días<br />

como lo ha hecho una buena parte de Sueñobscuro, y que espera<br />

a que todo haya pasado. Ahora es indispensable que te<br />

pongas en camino, porque ni siquiera estas paredes escapan a<br />

los oídos de los espías. Muchos de nuestros vecinos sirven a<br />

brujos y hechiceros con la fidelidad de un perro.<br />

Tras agradecerle a los gnomos por su hospitalidad, Gabriel<br />

se puso en cuclillas bajo el túnel que le condujo hasta allí, y ya<br />

se preparaba para subir por él; pero se detuvo en seco al escuchar<br />

a Ulises decirle con enojo:<br />

- ¡Ni pienses en irte con las manos vacías!...¡Que diría el<br />

poderoso Bedteseri si sabe que no te he atendido como<br />

corresponde!...Bueno, sea lo que sea, probablemente lo diría<br />

luego de arrojarme a una cueva de Zedregales, (El Zedregal<br />

es una especie de rata gigantesca y muy feroz.) por abrir tanto<br />

la boca y no obedecerle... ¡Que el genocida Macarroni me lleve<br />

al infierno si el Mago llega a descubrirlo!... Espera un poco,<br />

porque en seguida te traigo algunas provisiones...<br />

De inmediato partió por un pasillo que conducía a las otras<br />

habitaciones de la acogedora morada y al cabo de unos minutos<br />

regresó con un costal abultado. Antes de entregárselo al<br />

mercader, extrajo de éste un frasquito que contenía un liquido<br />

rojo, y le advirtió:<br />

- Jamás bebas más de un sorbo de Ebra cada día o te dañarás<br />

seriamente el estómago. Ahora debes irte en seguida,<br />

pero recuerda que si algo te hace falta...<br />

- Necesito un favor más- Dijo Gabriel al instante-. En una<br />

ciudad donde hablan una lengua totalmente desconocida para<br />

mí, no me extrañaría nada que también tuvieran su propio ca-<br />

Cristián Berríos | 80 | http://zonaliteratura.com


lendario, y el tiempo es muy importante para mí... ¿Puedes<br />

decirme qué día es hoy?...<br />

- Por supuesto- Contestó el gnomo-. Hoy es el decimocuarto<br />

día del séptimo mes del año cuarenta y dos mil seiscientos<br />

tres de la Era Cronológica, y el mismo día y mes del<br />

dos mil setecientos cincuenta y tres de la Cronología Gnoma.<br />

No me fue fácil llevar la cuenta en un principio, porque un día<br />

equivale a tres noches aquí en Sueñobscuro.<br />

http://zonaliteratura.com | 81 | Cuentos de Sueñobscuro


Capítulo 7<br />

LA BRUJA ZAFIRO<br />

Lejos de desanimarse por volver a la cloaca, Gabriel experimentó<br />

un gran alivio al bajar a las entrañas de ese nauseabundo<br />

rincón de Sueñobscuro. Además le animaba de sobremanera<br />

el hecho de que tenía algunos aliados, y no se encontraba<br />

tan a la deriva como creía en un comienzo. Una vez que<br />

comprobó que su cuarto estaba vacío, y tras retirar las antorchas<br />

que delataban su posición, se tendió sobre la cama y, haciendo<br />

caso omiso de ruidos y olores, pudo quedarse dormido<br />

sin ningún problema.<br />

Tres días más tarde, mientras tomaba un sorbo del líquido<br />

rojo, compuesto que le nutría y saciaba su apetito por varias<br />

horas, Gabriel percibió los ecos de una confusa carrera.<br />

Aunque tuvo la impresión de que las ratas invadirían su cuarto<br />

de un momento a otro, cientos de estas pasaron frente a la<br />

estancia sin prestarle mayor atención. Minutos después<br />

Sueñobscuro se sacudió hasta los cimientos, y en ese preciso<br />

instante el mercader supo lo que pasaba: La contienda había<br />

comenzado.<br />

Basándose en el instinto de los roedores, pensó que no<br />

Cristián Berríos | 82 | http://zonaliteratura.com


era seguro quedarse en ese extremo de la cloaca, entonces, luego<br />

de que recogiera el Libro y el talego, salió del cuarto en seguida,<br />

y recién a los pies de la escalera interior se percató de que<br />

había olvidado la túnica, pero no se detuvo. Una vez que estuvo<br />

bajo el arco de la entrada a la cloaca, Gabriel se sentó en el<br />

suelo rogando que todo terminara lo más pronto posible.<br />

Desde ahí pudo darse cuenta que la temperatura había aumentado<br />

unos diez grados, tal vez quince, y escuchaba innumerables<br />

gritos y alaridos, algunos casi tan estridentes como los<br />

sismos que se sucedían sin fin. Esa agitación y el aroma a ceniza<br />

que colmaba el aire no duraron demasiado, pues al cabo de<br />

aproximadamente cuatro horas, un silencio sepulcral se apoderó<br />

de Sueñobscuro. Si bien tuvo miedo de que la calma<br />

vaticinara una lucha más ardua, sus inquietudes fueron disipándose<br />

a medida que ésta se prolongaba.<br />

Así continuó todo. Al cuarto día se dedicó a examinar<br />

acuciosamente los muros de la cloaca, hasta que halló al fin lo<br />

que buscaba: Un forado del tamaño preciso para esconder el<br />

Tercer Libro de Alina. Luego de hacerlo, y de grabarse bien<br />

su localización, abandonó la cloaca enfilando rumbo hacia el<br />

hogar de Ulises.<br />

Cuando el gnomo vio un encapuchado a través del ojo de<br />

la puerta, casi se muere ahí mismo del susto. Al reconocerle y<br />

recobrar el aliento, le indicó que entrara rápidamente.<br />

- Uno de estos días iré a la cloaca sin avisarte...- Gruñó<br />

molesto Ulises.<br />

- No deberías hacerlo- Repuso Gabriel_. Estoy adiestrando<br />

unas ratas que podrían engullirte de un bocado.<br />

En seguida cambió su semblante y dijo al gnomo:<br />

- Parece que me estoy volviendo loco, y que perdí la no-<br />

http://zonaliteratura.com | 83 | Cuentos de Sueñobscuro


ción del tiempo... ¿Me creerías que desde que llegué ni siquiera<br />

una antorcha se ha consumido en la cloaca?... Pero eso no<br />

es lo peor... Hace unos días oí el clamor de la batalla que anunciaste;<br />

pero hoy observé que no había rastros de destrucción<br />

y podría jurar que una parte de la lucha se desarrolló bajo mis<br />

propias barbas.<br />

- No estás mal de la cabeza- Comentó el gnomo de buen<br />

animo-, al menos no más de lo que se requiere para ponerse al<br />

servicio del Mago y vivir rodeado de excremento. La madera<br />

de las antorchas fue rociada con resina de Amxemlizximtit,<br />

una especie de pino negro que crece en el Bosque del Norte,<br />

cuya propiedad principal ya debes imaginarte. En cuanto a lo<br />

otro, es lógico que no encontraras señales de la devastación<br />

que hubo, porque los daños fueron reparados el día posterior<br />

a la batalla. Aquí hay seres que no requieren de ayuda para<br />

levantar un castillo de sus cenizas.<br />

- Entonces... -Dijo Gabriel con ansiedad- Si la batalla realmente<br />

existió... ¿Cuál fue el resultado?... ¿Ha terminado el<br />

enfrentamiento?...<br />

- ¡Claro que terminó!- Exclamó Ulises con una amplia<br />

sonrisa-, ¿No te dije que sería cuestión de minutos?... El Ejército<br />

de la Obscuridad fue derrotado, pero eso no es todo:<br />

Imallén fue tomado prisionero, y permanecerá cautivo por<br />

mucho tiempo, como esos patanes que Bedteseri y otros Magos<br />

enviaron al fondo del mar...<br />

- ¿Entonces acabaron con todos los brujos y demonios?...<br />

- Por supuesto que no- Contestó el gnomo encogiéndose<br />

de hombros-. Bedteseri posee un poder incomparable, pero<br />

ni siquiera él podría aniquilarles con tanta facilidad... Que no<br />

te engañe mi entusiasmo. Esto no pasó de una simple contien-<br />

Cristián Berríos | 84 | http://zonaliteratura.com


da, y falta mucho para que se libre la Batalla decisiva. Cuando<br />

llegue ese momento, ninguno de los Ejércitos cederá hasta que<br />

sea derramada la última gota de sangre; o mejor dicho, hasta<br />

que el último inmortal sea disuelto. Imallén no era el líder adecuado<br />

para los suyos, pues les envió a pelear sin que estuvieran<br />

listos... Un error que lamentará por muchos años.<br />

- Entonces tendremos que seguir ocultándonos de esos<br />

seres malignos...- Lamentó Gabriel, que no había puesto atención<br />

a gran parte de lo dicho por el gnomo.<br />

- Me temo que sí- Corroboró Ulises-. Contamos con una<br />

mínima protección. Al ver el clima bélico que imperaba en<br />

Sueñobscuro, la mayoría de los guerreros Luminosos marchó<br />

al bosque, donde inevitablemente terminará cualquier combate.<br />

- Combates... Ejércitos- Masculló el mercader-. Estoy hasta<br />

el cuello en algo<br />

que no me corresponde. Si pudiera continuar con mi vida,<br />

me importaría un comino quien dominara el Universo.<br />

- Ese es un pensamiento muy egoísta- Dijo el gnomo recriminándole.<br />

- Supongo que no soy el único egoísta del mundo- Repuso<br />

Gabriel-, ni tampoco el único de Sueñobscuro.<br />

Esa noche Gabriel permanecería despierto por varias<br />

horas. Entre la calma de la cloaca, donde solo se escuchaba el<br />

sonido del agua, reconstruía hasta el más mínimo detalle de<br />

Alicia: Sus manos suaves y pequeñas; su cabello ensortijado e<br />

indomable; y la esencia de menta que volaba en torno a su<br />

cuerpo. Entonces una irrefrenable angustia se apoderó de él,<br />

quemándole el pecho, salando su sangre, y aunque hizo el intento<br />

de concentrarse en otra cosa, no consiguió exorcizarla<br />

http://zonaliteratura.com | 85 | Cuentos de Sueñobscuro


de su alma. Luego de incorporarse como un rayo y ponerse la<br />

túnica, guardó el Bastón Lium bajo la colchoneta, pues se dijo<br />

que ya bastantes veces le había delatado. Estaba dispuesto a<br />

salir de ese encierro: le impulsaba un profundo y rabioso desapego<br />

por la vida.<br />

Libre de temores y responsabilidad, deambulaba por las<br />

calles con una daga invisible en las entrañas. Maldijo su destino,<br />

al mago, a Sueñobscuro, y luego se tranquilizó un poco. La<br />

cloaca se hallaba a unos trescientos metros, pero tenía ganas<br />

de seguir adelante. En su camino divisó a dos enanos que caminaban<br />

presurosos y asustados; dos encapuchados que conversaban<br />

entre sí; tres gigantes de tres cuernos en la espalda, a<br />

los que Ulises llamaba Etanes y un par de ogros, de los cuales<br />

se alejó justo a tiempo. Hacia el Noroeste de Sueñobscuro<br />

había un luengo puente que atravesaba un río cubierto de bruma.<br />

Gabriel lo cruzó en un instante, hallándose en otro extremo<br />

de la Ciudad; si bien no escapaba al halo tétrico del resto<br />

de ella, lucía unas hermosas torres y cúpulas de cristal negro,<br />

rojo sangre, azul océano y blanco diamantino. A poco de andar,<br />

se apoderó de sus oídos un rumiar vigoroso y hechizante<br />

que, a diferencia de los gritos en el bosque y las aclamaciones<br />

a Imallén, le atrajo sin ninguna resistencia. Si bien encerraba<br />

una fuerza desconocida este sonido despertó una voz en su<br />

interior infundiéndole nuevos bríos. Luego de dirigirse hacia<br />

el Oeste e internarse en un terreno arenoso y húmedo, Gabriel<br />

vislumbró entre las sombras a un dios furioso, cuyas aguas le<br />

hicieron temblar. Aunque parecía dispuesto a abalanzarse sobre<br />

él, este ser le amenazaba desde lejos con espumosos<br />

zarpazos, mientras le veía a los ojos desde el centro de su ser<br />

amplio y obscuro.<br />

Cristián Berríos | 86 | http://zonaliteratura.com


A pesar de que temía que las aguas le envolvieran de pronto,<br />

y le adormecieran en su vientre sin dejar huella, el mercader<br />

caminó junto a la orilla durante algunos minutos, descubriendo<br />

la generosidad de una ola que estalla en nombre de<br />

los pesares del alma. Pero ese no sería el único hallazgo que<br />

Gabriel hizo en esa expedición, pues cuando ya pensaba en<br />

volver a la cloaca vislumbró una silueta sobre una roca inmersa<br />

en esa alfombra misteriosa. Desafiando la bravura del mar, y<br />

a despecho del impenetrable manto de la noche, la sombra<br />

contemplaba absorta el horizonte. Guiándose más que nada<br />

por su instinto, el mercader se dijo que no debía tratarse de<br />

una criatura maligna si tomaba un momento para meditar en<br />

ese sitio; y se acercó sigilosamente para verle de cerca. Pero<br />

como si tuviera ojos en la espalda, la sombra se volteó hacia<br />

donde estaba él, y desapareció sin dejar huella. Sin saber porqué,<br />

Gabriel se sintió muy desanimado por unos cuantos segundos,<br />

y luego lamentó su imprudencia. Sin embargo, no tuvo<br />

mucho tiempo para recriminarse, pues al girar encontró al ser<br />

que había visto sentado en la roca. Vestía una túnica gris, y al<br />

igual que el mercader se cubría el rostro con un capuchón. En<br />

ese momento, Gabriel se habría echado a correr de buena gana,<br />

pero supuso que era demasiado tarde para escapar, y se quedó<br />

callado, esperando con los dedos cruzados a que le confundieran<br />

de nuevo con alguien poderoso. No obstante nada<br />

de esto acontecería, y en cambio escuchó una voz femenina<br />

que le dijo:<br />

- Eres un miserable mosquito en una tierra de sapos. Lárgate<br />

de aquí antes que alguien te coma o te aplaste.<br />

Si bien se trataban de palabras enérgicas y lapidarias, el<br />

mercader se sintió cautivado por el tono pastoso y deslum-<br />

http://zonaliteratura.com | 87 | Cuentos de Sueñobscuro


ante de la desconocida.<br />

- ¿A quien debo agradecerle la advertencia?.<br />

- A alguien que no pertenece a esta Ciudad ni a ninguna<br />

otra parte- Contestó ella mientras se alejaba caminando-. Ahórrate<br />

tus agradecimientos porque bien entendiste: Te di una<br />

advertencia y no un consejo. A diferencia de otros brujos y<br />

hechiceros no tomo esclavos. Evita toparte conmigo o me daré<br />

el trabajo de darle fin a algo tan inservible como tu vida.<br />

Al ver que la bruja comenzaba a desaparecer, el mercader<br />

le dijo prontamente:<br />

- Quizás algún día pase cerca de su hogar y este infortunio<br />

termine costándome caro. Me gustaría saber su nombre.<br />

Entonces ella, antes de desvanecerse por completo, le<br />

contestó:<br />

- Mi nombre es Zafiro.<br />

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Capítulo 8<br />

AL A CAZA DEL TERCER LIBRO<br />

Si bien solo había recibido insultos y amenazas de ella,<br />

Gabriel quedó prendido de la dulce voz de Zafiro, e imaginaba<br />

la cara, el cabello, los ojos, las manos, y en general cada<br />

recodo del cuerpo que ocultaba su atuendo. Cada vez que repetía<br />

este inocente ejercicio, recordaba también a la mujer que<br />

había dejado en El Otoño de Argid llenándose de culpa. Al<br />

cabo de una hora o dos, se convenció de que otra vez no iba a<br />

conciliar el sueño. Entonces, y a pesar de que bruja le había<br />

dicho que le eliminaría sin más provocación que su presencia,<br />

y de saber que aquello era un nuevo obstáculo para su misión,<br />

el mercader se propuso averiguar que había debajo de la túnica<br />

de Zafiro o de lo contrario no tendría descanso. Después<br />

que verificara que el Libro se hallaba a salvo, se sentó en su<br />

cama, planteándose si debía preguntarle a Ulises acerca de la<br />

bruja. En seguida pensó que el gnomo le iba a reprender por<br />

su curiosidad, o que en el peor caso daría cuenta al Mago de<br />

sus actos. Ante esto tuvo de pronto una idea, y apoyando las<br />

manos en las rodillas le dijo esperanzado a las Botas Errantes:<br />

- Llévenme al hogar de Zafiro.<br />

http://zonaliteratura.com | 89 | Cuentos de Sueñobscuro


De inmediato empezaron a guiarle fuera de la cloaca. Sintiendo<br />

que estallaría de gusto, Gabriel les pidió que se detuvieran,<br />

pues debía ponerse la túnica.<br />

El castillo de la bruja, coronado por un extenso pabellón<br />

áureo de ventanales celestes cuya vista debía dominar gran parte<br />

de la Ciudad, se encontraba muy cerca de playa en que Gabriel<br />

la había visto tres noches antes.<br />

Sobre las torres flameaban banderas azules y blancas, y<br />

sus muros, impecablemente vestidos de cal, destacaban entre<br />

el gris y el abandono de las fortalezas y mansiones colindantes.<br />

Mientras se decía en voz baja que esa vez había llegado<br />

demasiado lejos, el mercader entró tímidamente en el hogar<br />

de Zafiro aprovechando que el puente levadizo estaba abajo.<br />

Luego de atravesar un extenso patio, Gabriel ingresó a una<br />

pequeña estancia, que conducía a una mucho más espaciosa.<br />

En ésta última había hermosísimas pinturas de motivos muy<br />

diversos en las paredes, y varias enseñas destellantes. Con alivio<br />

Gabriel comprobó que ninguna de ellas se asemejaba a las<br />

que blandían los miembros de la Cofradía.<br />

- ¿Cómo te atreves a entrar aquí sin mi permiso?- Exclamó<br />

la bruja, que había aparecido de pronto en el cuarto vistiendo<br />

una túnica verde y brillante. Tal como a la orilla del<br />

Mar, un capuchón cubría su cabeza.<br />

- Señora mía- Dijo el mercader destapándose el rostro- ,<br />

soy el único humano que hay en esta tierra extraña, o al menos<br />

eso creo. Mi naturaleza me lleva a hacer cosas que quizás usted<br />

no entienda... Desde ayer no he dejado de pensar en usted, y<br />

por eso irrumpí de esta forma en su morada. Prometo alejarme<br />

en seguida de aquí si me deja ver que esconde su capucha,<br />

pues a veces dentro de una ostra se refugia una perla...<br />

Cristián Berríos | 90 | http://zonaliteratura.com


- A veces dentro de una ostra se refugia una perla - Repitió<br />

Zafiro-. Apuesto a que en tu tierra le llaman poetas a los<br />

farsantes y les llenan de gloria, mientras dejan morir a los verdaderos<br />

artistas en la miseria.<br />

- No son las palabras de ningún poeta- Dijo Gabriel-, si<br />

no de un humilde mercader de un pueblo llamado El Otoño<br />

de Argid.<br />

- ¿Argid?- Exclamó la bruja con sorpresa-. Argid fue un<br />

mercenario que peleó junto a mi padre en contra de los enemigos<br />

del Reino.<br />

- ¿El Reino de Volcanes Rojos y Tierras Bajas?...<br />

- Ese mismo- Dijo Zafiro-. Claro está que sin duda ahora<br />

no debe poseer el prestigio que tuvo en otro tiempo.<br />

- Lo poco que sé de ese lugar es que los impuestos son<br />

muy altos- Confesó el mercader-, y que por este motivo muchos<br />

comerciantes prefirieron emigrar.<br />

- No me extrañaría que fuera así- Dijo la bruja con pesar-<br />

. En el pasado, sus gobernantes fueron personas instruidas que<br />

se desvelaban por el bienestar del pueblo. Pero cierto día el<br />

trono fue usurpado por un traidor, y de una semilla venenosa<br />

solo se cosecha más ponzoña.<br />

- ¿Su padre no pudo evitar que esto ocurriera?...- Preguntó<br />

Gabriel.<br />

- Jamás se imaginó que su propia sangre le arrebataría el<br />

poder- Contestó Zafiro.<br />

- Eso quiere decir que su padre fue nada más ni nada menos<br />

que un Rey- Dijo el mercader asombrado-, y que usted es<br />

una princesa, pero ¿Cómo?<br />

- ¿Cómo me convertí en bruja?...- Interrumpió Zafiro-.<br />

Con mis propios ojos vi que mi padre era asesinado por su<br />

http://zonaliteratura.com | 91 | Cuentos de Sueñobscuro


hermano, y de inmediato supe que algún día iba a correr una<br />

suerte parecida. Entonces huí lo más lejos que pude, y me uní<br />

a una aldea gitana que se mudaba de un lado a otro, hasta que<br />

por último se afincó con otros gitanos en el Bosque del Sureste.<br />

Con ellos fui desarrollando las facultades mágicas que estaban<br />

ocultas en mí.<br />

- ¿Ocultas?...<br />

- Si- Afirmó la bruja-. Una vez una sirvienta me dijo que<br />

mi madre había muerto cuando yo tenía apenas un año, y que<br />

la mujer a la que quería como tal (La cual falleció siendo muy<br />

joven) era en verdad mi madrastra. Con el paso de los años,<br />

he llegado a pensar que soy la hija de una bruja: Eso explicaría<br />

el porqué de una buena parte de mis poderes. En fin, ahora<br />

que sin saber como te he contado casi toda mi vida, tendré<br />

que matarte para que nadie se entere de lo que te he dicho.<br />

- Otra vez con lo mismo ¿Hay otras ideas en su mente<br />

además del asesinato?<br />

- Te advierto que no debes revelarle a nadie lo que has<br />

oído esta noche o realmente lo haré. Ahora vete en seguida o<br />

terminaré perdiendo la paciencia.<br />

- Antes que me vaya- Dijo Gabriel con timidez-, ¿Podría<br />

darme lo que he venido a buscar?... Déjeme ver su rostro, aunque<br />

sea por una vez...<br />

- Veo que eliminarte sería en el fondo darte reposo- Comentó<br />

la bruja-. Es mejor que sigas vivo, y que sufras con tu<br />

estupidez. Está bien, haré lo que me pides.<br />

Y luego de que bajara su capucha agregó:<br />

- Espero que estés satisfecho.<br />

Ratificando aquello de que a veces el remedio es peor que<br />

la enfermedad, Gabriel, que ya tenía problemas de insomnio<br />

Cristián Berríos | 92 | http://zonaliteratura.com


antes de conocer la arrebatadora belleza de Zafiro, llegó a creer<br />

que iba a permanecer despierto por el resto de sus años. Anhelaba<br />

acariciar la cabellera corta y ligeramente rizada de la<br />

bruja, que incitaba a perfumarse las manos, la boca y el pecho<br />

con su veneno azafrán; y ardía hasta lo indecible al recordar<br />

sus labios rojos y carnosos, que aseguraban la indulgencia del<br />

delirio; y sus ojos, dos anillos cósmicos que hacían pleno honor<br />

a su nombre, y encerraban el rayo de la astucia. «¡Estúpidos!,<br />

pelean por unos Libros cuando el único valor importante<br />

se halla encerrado en una mujer», pensaba Gabriel en un<br />

arrebato.<br />

Entonces al tercer día desestimó lo que le había dicho la<br />

bruja, y partió rumbo a su castillo con el pecho en llamas y las<br />

manos temblorosas. No cupo en si de gozo al ver que el puente<br />

se encontraba abajo tal como la vez anterior. En esta oportunidad,<br />

el mercader interrumpió a la bruja mientras cenaba,<br />

y le dijo con un nudo en la garganta:<br />

- Señora mía, posiblemente no soy la compañía adecuada<br />

si se trata de hablar de arte, historia, magia o de tantas otras<br />

cosas, pero le diré lo que sé: Me costará mucho olvidarla y<br />

alejarme de usted de buenas a primeras. Disponga de mi cabeza<br />

o permítame venir para acá cada cierto tiempo, y así<br />

podré aprender de su boca lo que me tardaría mil años en ver<br />

por mis ojos. De este modo le dará algo en que ocuparse a mi<br />

mente, que solo sabe de telas y otras mercancías, y de paso le<br />

brindará un poco de sosiego a mi alma.<br />

Al terminar hizo una profunda reverencia, y esperó a que<br />

la bruja le contestara.<br />

Luego de permanecer unos segundos en silencio, Zafiro<br />

le dijo:<br />

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- Puedes sentarte en la mesa, si eso te complace. Te recomiendo<br />

que mojes tu lengua con un sorbo de vino, o de lo<br />

contrario se resecará y terminará rompiéndose en pedazos.<br />

Luego de obligarle a jurar que no diría una palabra de<br />

aquello, y que tampoco dejaría que le siguieran hasta el castillo,<br />

la bruja aceptó la suplica de Gabriel; y así éste pudo respirar<br />

un poco más tranquilo, y también dormir un tanto cada<br />

noche.<br />

Un día Zafiro le enseñó un cuadro en el que había una<br />

mujer refrescante con el cabello cayéndole al rojo vivo sobre<br />

los hombros desnudos. Entonces Gabriel sintió que una sombra<br />

cubría su corazón, y solo opinó que era notable la cantidad<br />

de luz reflejaba ese rostro, pero la bruja le dijo con sinceridad:<br />

- Aún amas a tu esposa. Es el secreto peor guardado que<br />

hay dentro de ti.<br />

- ¿Acaso conoce todos mis secretos?- Preguntó el mercader<br />

asombrado y temeroso.<br />

- No todos- Contestó Zafiro-. Te niegas a que averigüe el<br />

porqué de tu venida a Sueñobscuro, pero ya encontraré la<br />

manera de descubrirlo.<br />

Poco después, ocurrió que una noche Gabriel fue seguido<br />

por un grupo de seis ogros hasta la cloaca sin que se diera<br />

cuenta. Tan inmerso se hallaba en sus pensamientos, divididos<br />

entre Alicia y Zafiro principalmente, que no se percató de la<br />

presencia de estos aún cuando estaban a pocos metros de él.<br />

Los ogros pensaban abalanzarse sobre el mercader justo antes<br />

que bajara por la escalera exterior, y lo habrían conseguido,<br />

si no hubiera sido porque uno de ellos dejó caer su escudo<br />

para agarrarle con ambas manos. Por esta razón, Gabriel re-<br />

Cristián Berríos | 94 | http://zonaliteratura.com


accionó en el último instante, y luego de que extrajera su cuchillo,<br />

que como de costumbre escondía bajo la túnica, cortó<br />

a uno de sus atacantes en el pecho, y de inmediato saltó los<br />

escalones que tenía por delante, y se introdujo en la cloaca.<br />

Los voraces ogros no estaban dispuestos a perderle pisada y<br />

partieron detrás suyo sin que perdieran un segundo. Para su<br />

fortuna resultaría demasiado veloz para ellos, y tras tomarles<br />

cierta ventaja logró ocultarse en uno de los túneles. Ante esto<br />

los ogros se dividieron y empezaron a buscarle por separado<br />

ayudándose de algunas antorchas que tomaron de la galería.<br />

El mercader sabía que era urgente que les eliminara antes que<br />

descubrieran el Tercer Libro por casualidad. Entonces, y gracias<br />

al conocimiento que había adquirido de la cloaca, fue<br />

rebanándoles el cuello a los ogros a medida que pasaban por<br />

su lado, y de esta manera acabó con cuatro de sus enemigos.<br />

Sin embargo, hubo un ogro se anticiparía a sus movimientos y<br />

tras despojarlo del cuchillo le asestó un terrible golpe con el<br />

revés del puño. Pese a que estaba un tanto mareado, Gabriel<br />

lograría levantarse del suelo y correr antes de ser atacado nuevamente.<br />

Al llegar a la galería se halló con que uno de estos<br />

engendros, aquél que había herido en la calle, le cerraba el paso<br />

con su voluminosa presencia. Presa de la desesperación, y aún<br />

algo aturdido, el mercader perdió el equilibrio, y quedó tendido<br />

a un costado del canal caudaloso esperando el ataque fulminante<br />

de sus depredadores.<br />

Mientras los ogros se le acercaban, Gabriel pensó que tarde<br />

o temprano Baltazar vengaría ese ataque e iba a recuperar el<br />

Libro que había puesto en sus manos. Sin embargo, cuando<br />

creía que todo estaba perdido, apareció de pronto una criatura<br />

de un naranja muy rojizo, y enormes y obscuras alas. Este<br />

http://zonaliteratura.com | 95 | Cuentos de Sueñobscuro


ser tenía cuernos en los hombros, codos, rodillas y tobillos; y<br />

también en la cabeza: Uno de cuarenta centímetros en el occipucio,<br />

y dos en la frente, éstos últimos de unos dos metros y<br />

medio. Al verle los ogros se detuvieron en el acto y le hicieron<br />

una reverencia, pero en centésimas les eliminó con poderosas<br />

descargas. En seguida, este ser tomó a Gabriel por debajo de<br />

las axilas, como si fuera un muñeco de trapo, y le dijo entre<br />

dientes:<br />

- ¿Xoede ize ide dabrue qoie izxumlize? (¿Cuál es el libro<br />

que escondes?)<br />

Al ver que Gabriel no le contestaba le arrojó contra un<br />

muro dejándole aún más herido. Una y otra vez repetía la pregunta,<br />

en tanto el mercader se esforzaba porque sus pensamientos<br />

no le delataran. Furioso por la resistencia que oponía<br />

ese humano tan testarudo, la criatura, que a duras penas había<br />

entrado a la cloaca, enterró el cuerno de su codo derecho en<br />

el hombro izquierdo del mercader, y le murmuró al oído en la<br />

Lengua del Tiempo Inmemorial:<br />

- Dime al menos el nombre de ese libro...Sé que te lo entregó<br />

Bedteseri.<br />

- ¿Bedteserí?- Dijo el mercader casi sin aliento al reconocer<br />

el nombre del Mago- ... Sí, él te dará lo que te mereces.<br />

Gabriel desfallecía. La criatura le dejó en el suelo y permaneció<br />

alerta por unos segundos. Cuando hizo el amago de<br />

recogerle, se interpuso entre ellos la bruja Zafiro, y lanzó un<br />

rayo al ser de los largos cuernos justo entre los ojos. Aprovechando<br />

que su adversario había caído a tierra, la bruja transformó<br />

su brazo derecho en una gigantesca hacha y le cercenó<br />

la cabeza, tal como lo hiciera Ulises con el Demonio Estaca;<br />

pero no se detuvo allí, pues también le arrancó el corazón, y<br />

Cristián Berríos | 96 | http://zonaliteratura.com


lo hizo arder ante los incrédulos ojos de Gabriel. Luego se<br />

acercó a él, y colocándole el brazo bajo la cabeza le dijo con<br />

suavidad:<br />

- No debes temerme.<br />

- ¿Qué era esa cosa?...- Preguntó Gabriel completamente<br />

adolorido.<br />

- Un Demonio Lanza- Contestó Zafiro-. Pero no te preocupes,<br />

irás conmigo al castillo donde nadie podrá hacerte<br />

daño... Llevaremos todas tus pertenencias... ¡Ah!... Y también<br />

el Tercer Libro de Alina.<br />

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Capítulo 9<br />

EL DOLOROSO PASO DEL TIEMPO<br />

Zafiro la bruja, llamada Lilian en un comienzo, no pertenecía<br />

a la Cofradía, y estaba más preocupada de sus propios<br />

conflictos que de interesarse por los Tres Libros de Alina, y el<br />

poder extraordinario que estos contenían. A menudo decía<br />

que resultaba tentador tener uno de ellos tan cerca, pero que<br />

en el mismo momento en que abriera el Texto su ambición<br />

acabaría con la paz que había conseguido en Sueñobscuro; esto<br />

le trajo un gran alivio a Gabriel, que cumplía con su rol de<br />

Guardián Temporal sin contratiempos.<br />

Lilian y Gabriel se convirtieron en amantes, y por muchos<br />

años fueron sumamente felices. El recuerdo de Alicia se fue<br />

haciendo cada vez más remoto, y el mercader, que en su vida<br />

pasada no había sabido de otra cosa que no fuera esfuerzo y<br />

penurias, conoció las ventajas de una existencia plagada de<br />

delicias y comodidades. Gabriel, que en esa época llevaba muy<br />

corta su cabellera ambarina y ondulada, otrora deslucida como<br />

un sol en la ruina, muy pronto se acostumbró a la degustación<br />

de exquisitos platillos; a conversar sobre temas interesantísimos,<br />

entre ellos las costumbres que imperaban en otras tie-<br />

Cristián Berríos | 98 | http://zonaliteratura.com


as, y principalmente a entregarse al placer en cualquier instante<br />

del día.<br />

Gracias a Zafiro, pudo conocer la Lengua del Tiempo<br />

Inmemorial y sus distintas variaciones; y también algunas cosas<br />

elementales del arte y la ciencia, que su pronta entrega al<br />

trabajo le había vedado.<br />

El más hermoso de los sueños tiene un final, y un día el<br />

mercader y la bruja tuvieron que separarse. Ocurrió que Zafiro<br />

deseaba marcharse a su tierra, y recuperar para su sangre el<br />

trono arrebatado. Se sentía en armonía consigo y consideraba<br />

que había llegado el momento.<br />

- Tu has ayudado en todo eso- Dijo la bruja a Gabriel-.<br />

Ven conmigo y quédate a mi lado.<br />

Pero el mercader estaba consciente que debía quedarse<br />

en Sueñobscuro, y la vio despedirse desde la antípoda de la<br />

dicha, en los arrabales del más amargo de los infiernos. Según<br />

supo a través del gnomo, con quien Gabriel había retomado<br />

contacto, aquello aconteció en el año42.653 de la Era<br />

Cronológica.<br />

Sin la protección de la bruja, Gabriel estimó que corría<br />

demasiado riesgo viviendo en su castillo, y se trasladó nuevamente<br />

a la cloaca; donde se había incrementado en forma notable<br />

la población de ratas y el hedor de los desechos, el cual<br />

se le hacía aún más nauseabundo luego de que absorbiera el<br />

delicado aroma de la piel de Zafiro, y el olor a incienso que<br />

reinaba en su hogar.<br />

Sin embargo, y como si el destino se empeñara en hacerle<br />

pagar por sus cinco décadas de placer, el mercader perdería<br />

además a sus únicos aliados en Sueñobscuro, y fue el propio<br />

Ulises quien le anunció lo que sucedería:<br />

http://zonaliteratura.com | 99 | Cuentos de Sueñobscuro


- Dentro de poco se producirá una Gran Migración, en la<br />

que todos, hasta el último habitante de Sueñobscuro, se marchará<br />

al bosque para esperar allí el momento de la Gran Batalla.<br />

Así lo indica el pacto: Los Ejércitos se replegarán, y esperarán<br />

la señal que establece la profecía. Con esto se evitan conflictos como<br />

el que pasó hace cincuenta años, y nos permite a muchos de<br />

nosotros, los Habitantes de los Pueblos Milenarios, caminar<br />

por la faz de la tierra sin mayores preocupaciones... ¡Hasta el<br />

sanguinario Macarroni podría pasearse por la Ciudad sin recibir<br />

su merecido!... Cada esclavo que antes trabajaba para un<br />

brujo o hechicero será libre de seguir a su señor, y de ir a<br />

donde le parezca. De esta forma, solo integrarán los Ejércitos<br />

aquellos que realmente deseen luchar.<br />

La Gran Migración se produjo en el año 42. 710 de la Era<br />

Cronológica. Desde lo alto de una de las torres del castillo de<br />

Zafiro, donde se apostó especialmente para ver el espectáculo,<br />

el mercader divisó a muchos ogros, gigantes Etanes y Sorgas,<br />

enanos y gnomos que cargaban bultos, libros, algunos muebles,<br />

entre otras cosas que pertenecían a brujos, demonios y<br />

hechiceros. Estos últimos cubrieron el cielo en el centro de la<br />

Ciudad, como años antes lo hicieran en torno a Imallén, y luego<br />

volaron hacia los Bosques del Norte, Este y Sur. En los<br />

días posteriores, los sirvientes volvieron a buscar sus escasas<br />

pertenencias, y finalmente la Ciudad quedó en silencio. Cuando<br />

Ulises y su esposa Pola fueron a despedirse del mercader,<br />

el gnomo le dio un fuerte abrazo, y le dijo:<br />

- Aún después de todos estos años ignoro cual es el trabajo<br />

que haces para Bedteseri... ¡Que me coma un ogro si miento!...<br />

Pero sea lo que sea, nada justifica que tengas que estar<br />

tanto tiempo lejos de tu tierra.<br />

Cristián Berríos | 100 | http://zonaliteratura.com


En seguida le obsequió un hermoso reloj de cuerda de<br />

treinta seis horas, y se fue junto a su esposa secándose los ojos<br />

como un niño y culpando al dictador Macarroni de todos sus<br />

pesares. A partir de entonces el mercader tuvo una idea aproximada<br />

de lo que significa hallarse solo en el mundo. Su única<br />

compañía fueron las ratas. Al igual que Gabriel, ellas dejaron<br />

de lado sus temores, y deambulaban libremente por las calles,<br />

pero muy pronto se convertirían en malas vecinas pues se arrojaron<br />

sobre cada hogaza de pan y trozo de queso que había en<br />

la Ciudad; y también dejaron su huella en toneles de manzanas,<br />

de peras, y frambuesas; costales de harina, arroz y azúcar,<br />

y sobre muchos otros alimentos.<br />

Para su fortuna, Gabriel encontró algunos víveres intactos,<br />

y pudo abastecerse con una generosa cantidad de Ebra<br />

que Ulises le dejó, y que también había en las otras viviendas<br />

subterráneas de los gnomos.<br />

Veinte años después, el tiempo que había vivido con la<br />

bruja le parecía algo acontecido en una vida anterior y su matrimonio<br />

con Alicia se asemejó a un sueño. Muchas veces, cansado<br />

de tanta miseria, tuvo la tentación de largarse a un lugar<br />

muy distante y renunciar de este modo a la misión que cumplía,<br />

pero no lo hizo porque temía la furia de Bedteseri y había<br />

cobrado conciencia de lo importante que era la protección<br />

del Libro. A veces se sentía tan solo que, aburrido ya del pobre<br />

desahogo que le entregaban las lagrimas, simplemente gritaba<br />

de dolor y junto con la suya se elevaba la voz de una<br />

sombra o un aullido en la lejanía. Si no hubiera sido porque de<br />

vez en cuando conversaba con el Espíritu que residía en el<br />

Tercer Libro Mágico, Gabriel se habría vuelto loco sin duda<br />

alguna. Gracias al Habitante del Texto el mercader tuvo al-<br />

http://zonaliteratura.com | 101 | Cuentos de Sueñobscuro


guien con quien compartir, pese que a menudo el Espíritu le<br />

rogaba que no volviera a despertarle insultándole en diversas<br />

lenguas.<br />

Cierto día el mercader salía de una mansión con un grueso<br />

libro de sicología bajo el brazo, en el que pensaba subirse<br />

para alcanzar unos tomos de astronomía y varios volúmenes<br />

de magia, cuando sin darle crédito a sus ojos vio pasar a un<br />

hombre por la calle principal de Sueñobscuro; éste llevaba un<br />

costal en su espalda y vestía una ropa polvorienta, que hablaba<br />

de lo azaroso de su viaje.<br />

En seguida Gabriel le saludó muy contento, y le preguntó<br />

si por casualidad tenía un chocolate o alguna otra golosina. El<br />

hombre le miró con curiosidad, y luego de dar un fugaz vistazo<br />

a ese Mundo de grandes y sombrías residencias, de torres y<br />

cumbres de cristales verdes, azules, amarillos, negros y rojos,<br />

y esculturas de oro macizo, la indiscutida Joya de Cam, le preguntó:<br />

- ¿Acaso usted no puede conseguirlo aquí?...<br />

- Claro que no- Dijo el mercader-. Por si no lo ha notado<br />

aún la Ciudad está desierta.<br />

Donde no pudo correr la noticia escurría como el agua, y<br />

Sueñobscuro comenzó a poblarse de seres Humanos, aunque<br />

lentamente. Solo en el año 42.758 E.C. fueron habitadas la<br />

mayor parte de las propiedades que estaban vacías. Al resto<br />

de ellas las redujeron a escombros, y dieron paso en su lugar a<br />

pequeñas casas, construidas unas muy cercanas a las otras.<br />

Hermosas Plazas y Calles sufrieron saqueos, y por años la Ciudad<br />

recibiría una vasta legión de viajeros sedientos de riquezas<br />

y asesinos despiadados. Aunque al principio le entusiasmaba<br />

la idea de rodearse de nuevo con personas, Gabriel vio<br />

Cristián Berríos | 102 | http://zonaliteratura.com


con espanto los cambios y daños que éstas producían. Sin<br />

embargo, se hallaba dispuesto a abrirse camino en esa sociedad<br />

pujante aprovechando que había reunido muchas obras<br />

de arte y unos cuantos objetos valiosos en el castillo de Zafiro,<br />

al que se había mudado tiempo después de la Gran Migración.<br />

Con lo que obtuviera de la venta de aquellos bienes, pensaba<br />

formar un capital importante y establecerse con un negocio.<br />

Pero bien es sabido que el hombre propone, y el Todopoderoso<br />

Nguechén dispone. Ante su sorpresa y desconsuelo,<br />

Gabriel fue despojado de la mayoría de sus valores y echado<br />

a la calle por la fuerza, luego de que rescatara a duras penas<br />

el Tercer Libro, el Bastón Lium y el Sombrero de Romin,<br />

además de unas cuantas cosas, y las Botas que llevaba puestas.<br />

En su favor solo pudo alegar:<br />

- ¡Me corresponde vivir aquí!... ¡Tuve un romance con la<br />

bruja que habitaba en el castillo!<br />

Finalmente, al ver que le cerraban las puertas en las narices,<br />

exclamó en la Lengua del Tiempo Inmemorial:<br />

- ¡Malditos microbios! ¡Yo soy el Guardián del Tercer Libro<br />

de Alina!... ¡Y caminaré por la tierra cuando ustedes alimenten<br />

a los gusanos!<br />

Entonces, después de unas cuantas semanas en una pensión<br />

llamada El Rincón del Bucanero, y ante la destrucción de<br />

los hogares de los gnomos, volvió a la cloaca. Sus ropas se<br />

transformaron en harapos y debió pedir limosna para alimentarse,<br />

mientras traía consigo, bajo lo que quedaba de su túnica<br />

y amarrada al vientre, la Tercera Parte de una fuente de energía<br />

inimaginable en el mundo de los Humanos.<br />

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Capítulo 10<br />

LAS PUERTAS DE TODOS<br />

LOS MUNDOS Y A TODOS<br />

LOS TIEMPOS<br />

Al cabo de ciento dos años de miseria, el mercader a<br />

menudo creía que había imaginado su encuentro con el Mago,<br />

lo acontecido en el bosque, lo que había pasado en la plaza de<br />

la estatua, su amistad con Ulises y el amor que había sentido<br />

por la bruja. Se decía que había estado casado años atrás con<br />

una mujer maravillosa llamada Alicia, y que probablemente<br />

había abandonado su hogar en busca de aventuras, sin saber<br />

que jamás volvería.<br />

Sin embargo, y aunque también estaba el hecho de que no<br />

envejecía, el Libro, las Botas Errantes y los otros objetos que<br />

le había entregado el Mago le probaban lo cierto de todo lo<br />

que había vivido. En otras ocasiones trataba de decidir a quien<br />

había amado más, y si que era asunto en verdad complejo. Por<br />

una parte su historia con Alicia, gracias a la brevedad, contaba<br />

con el beneficio de lo idealizado; y por otra, la evocación<br />

de los largos años con Lilian transportaban desde el pasado el<br />

roce de su piel y de sus labios, como si tuviera estos detalles<br />

impregnados en el alma. Entonces se quejaba de que la bruja<br />

decidiera irse sumiéndole en un inmenso dolor y una terrible<br />

Cristián Berríos | 104 | http://zonaliteratura.com


decadencia; y también se lamentaba de que no había alcanzado<br />

a quedarse mucho tiempo con su esposa.<br />

A esas alturas, Gabriel sentía un profundo rencor contra<br />

el Mago por confiarle una responsabilidad tan grande; y a<br />

menudo se repetía que, antes de sufrir esa abrumadora condena,<br />

habría sido mucho mejor que encontrara el sosiego y la<br />

frialdad de la muerte. Como el reloj que le obsequiara Ulises<br />

antes de partir se había descompuesto, no tenía noción del<br />

tiempo transcurrido, y pasaba los días sumido en la indolencia.<br />

Cuando sus fuerzas tras flaquear una y mil veces le habían<br />

abandonado casi por completo, y sus esperanzas se revolcaban<br />

moribundas al igual que ratas que han probado una efectiva<br />

ponzoña, sucedió algo que a causa de una espera infructuosa<br />

y exasperante acabaría por sorprenderle tanto como si un<br />

día se topara con alguien que creía muerto, o una voz desconocida<br />

le llamara por su nombre.<br />

Tendido sobre los restos de su colchoneta en el cuarto de<br />

la cloaca, una vez más se despertaba a causa del hambre, pues<br />

casi no había probado comida en el transcurso de esa semana.<br />

Con sus últimas energías pretendía ponerse de pie y buscar su<br />

salvación en la caridad. Al tomar el Bastón Lium notó que la<br />

esfera de la empuñadura se había vuelto roja, y que una fuerza<br />

invisible le tiraba de los pies.<br />

Muy extrañado, y demasiado fatigado para dar pasos en<br />

falso, le pidió a las Botas Errantes que cesaran su alboroto; y<br />

se puso a examinar el Bastón durante un par de minutos, temeroso<br />

que ese resplandor volcánico augurara una presencia<br />

muy perversa:<br />

- El Mago debió darme un Bastón y una Botas que pudie-<br />

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an hablar, así les preguntaría que es lo que quieren, y tendría<br />

algo de paz.<br />

Entonces, cuando apenas empezaba a reconstruir su conversación<br />

con el Mago, recordó presa de una emoción<br />

avasallante lo que aquello significaba: Había llegado el fin de<br />

sus días en Sueñobscuro. Con los restos de un atuendo que le<br />

obsequiara Zafiro, Gabriel envolvió el Libro y luego lo ató a<br />

su cuerpo. En seguida se cubrió con una capa y los restos de<br />

su túnica, y luego de ponerse el Sombrero de Romin empuñó<br />

el Bastón Lium y se puso en marcha, maravillándose del vigor<br />

que le había inyectado la señal. No obstante, a pesar de lo que<br />

había supuesto durante innumerables noches de encono y frustración,<br />

no se sintió exultante al momento de alejarse de<br />

Sueñobscuro, ni tampoco experimentó un alivio restaurador,<br />

pues en su interior había una mezcla de variadas sensaciones.<br />

Bajo una lluvia impetuosa y rejuvenecedora, le dijo a las Botas<br />

Errantes al llegar a las afueras de la Ciudad:<br />

- Amigas mías, guíenme a donde se encuentra el Mago<br />

Baltazar.<br />

Entonces, en lugar de tomar rumbo por el camino que se<br />

hallaba ante él, ahora cubierto con la estela gélida de ese monstruo<br />

de acero negro que unía a la Ciudad sin Estrellas con la<br />

localidad de El Descanso, las Botas le llevaron por una estrecha<br />

senda que cruzaba la ciénaga a lo ancho. Si bien ésta se<br />

encontraba a su mano diestra, el mercader no se había fijado<br />

en ella a causa de la obscuridad.<br />

Pese a que las botas Errantes le conducían ágilmente a<br />

través del Bosque, el camino se hizo arduo y fatigoso porque<br />

los árboles cambiaban de sitio, y cubrían los pocos espacios<br />

visibles para dificultarles el viaje. A tal punto llegó esta situa-<br />

Cristián Berríos | 106 | http://zonaliteratura.com


ción, y el enojo que le produjo, que Gabriel exclamó en esa<br />

Lengua que hasta entonces había usado solo para maldecir:<br />

- ¡Situei iz ide xunu! ¡Hezte duz erbudiziz izten in na<br />

xumtre!. (¡Esto es el como! ¡Hasta los árboles están en mi contra!)<br />

De inmediato escuchó una voz:<br />

- Hirnemut , ¿Iz qoit exezut xumuxiz det dimjoet sejrele,<br />

k mut sebiz qoit libiz ppilanuz qoit tit serwenuz li joaez?...<br />

(Hermano, ¿Es que acaso conoces la Lengua sagrada, y no sabes<br />

que debes pedirnos que te sirvamos de guías?)<br />

- ¿Quiénes son ustedes?- Preguntó el mercader sorprendido<br />

en la Lengua Inmemorial.<br />

- Somos los espíritus que habitamos en el interior de los<br />

árboles, y que obedecemos a nuestro señor, Id imperilur di<br />

duz Erbudiziz, quien a su vez rinde honores al Todopoderoso<br />

Izparatu Xrielur li Tulu du Icaztimti. Debes apresurarte, pues<br />

muchos de nosotros abandonaremos nuestras posiciones, y<br />

pelearemos en la Batalla decisiva.<br />

Gabriel se quedó atónito.<br />

- ¿El momento de la Gran Batalla ha llegado?<br />

- Así es- Contestó el espíritu-. Si tienes algo que hacer en<br />

el Bosque antes que eso ocurra, dinos a donde quieres ir y te<br />

indicaremos el camino.<br />

- Tengo hablar con el Mago Bedteseri - Dijo el mercader-<br />

. Según mis guías él se encuentra en este Bosque. Llévenme<br />

hasta su presencia, por favor.<br />

De inmediato los árboles se movieron de nuevo, y dejaron<br />

un camino entre ellos. Tras seguirlo por una hora, el mercader<br />

vislumbró un reconfortante y espacioso claro, en el que<br />

se hallaba instalado un campamento. Luego de ordenarle a las<br />

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Botas que se detuvieran, Gabriel avanzó hacia la entrada, que<br />

estaba bajo la custodia de un grupo de gigantes muy robustos<br />

y carentes de cuernos. Según una de las descripciones que le<br />

diera Ulises sobre los Pueblos Milenarios, pertenecían al grupo<br />

de los Asetos.<br />

- Hirnemu, ¿Qoij iz du qoij qoairiz? (Hermano, ¿Qué es<br />

lo que quieres?)<br />

- Bozxu edei Neju Bedteseri. Id ni izteei izpiremlu. Busco<br />

al Mago Bedteseri. Él me está esperando)<br />

En seguida, el guardián fue a comprobar la veracidad de<br />

lo dicho por el mercader. Al retornar le dijo:<br />

- El poderosísimo Mago Bedteseri, indiscutido Líder de<br />

la Luz, quiere que lo veas ahora mismo. Sígueme.<br />

Así lo hizo Gabriel, en tanto los otros gigantes encendían<br />

una pipas de hermoso tallado, y se introdujo en aquél campamento,<br />

poblado de seres muy diversos, que salvo gnomos,<br />

enanos, hombres y un gigante Sorga, característico por su<br />

mezquindad de carnes y grandes manos, en su mayoría le eran<br />

desconocidos. Asomaban por doquier entre las tiendas un<br />

emblema donde Tres Torres Azules resaltaban sobre un fondo<br />

blanco; y otras que parecían representar a los Pueblos de<br />

los Guerreros. Cuando el Aseto se detuvo frente a una tienda<br />

de cristal Océano, similar al capullo puntiagudo de una bella<br />

Zinutria (Planta de interior que mantiene sus flores rojas y lilas<br />

todo el año) le ordenó al mercader:<br />

- Espera aquí.<br />

Al cabo de algunos segundos, el Mago Baltazar apareció<br />

justo cuando el cielo se despejaba. Vestía una túnica color sangre<br />

donde brillaban Tres torres doradas, y sus cabellos relucían<br />

como en aquél día ya lejano en el Otoño de Argid. Una<br />

Cristián Berríos | 108 | http://zonaliteratura.com


vez que el guardián Aseto se había retirado, Bedteseri observó<br />

un instante a Gabriel, y al verle desaliñado y vestido con<br />

harapos le dijo:<br />

- Lamento haber sido la causa de tus pesares, pero si traes<br />

contigo aquello que te encomendé ninguno de ellos habrá sido<br />

en vano.<br />

- Lo traigo-. Masculló el mercader fijándose en la lujosa<br />

túnica que traía puesta el Mago.<br />

- Entonces entrégamelo de inmediato y así de rápido tendrás<br />

tu recompensa- Dijo Baltazar muy entusiasmado.<br />

Entonces el mercader, que se había desatado el Libro en<br />

el camino porque el peso le encorvaba, le entregó el Texto<br />

envuelto en un sucio andrajo, y le dijo:<br />

- Difícilmente podría recibir una recompensa justa por<br />

todos estos años.<br />

- Mi suerte no ha sido mejor que la tuya- Dijo el Mago-.<br />

Aquí me tienes preparándome para un combate, cuando preferiría<br />

quedarme en algún rincón del Bosque. Sin embargo, si<br />

no peleo jamás habrá paz para mí ni para nadie... ¿Por qué una<br />

madre trae al mundo a su hijo entre mil suplicios, y luego sonríe<br />

al tenerle en los brazos?... ¿Por qué entregar el corazón a<br />

quien se ama si este puede quedar destrozado?... ¿Por qué algunos<br />

de mis bravos guerreros irán al frente si su fuerza no se<br />

comparan con las de un demonio o un hechicero?... La respuesta<br />

es simple: Cualquier sacrificio es ínfimo cuando se persigue<br />

un objetivo supremo. Aún así me imagino que tu estancia<br />

en Sueñobscuro fue muy provechosa.<br />

- Pur zopoiztu qoiei du foi, ni zarwau perei eprimlir izte<br />

dimjoeei, k tenbaim dei liei dez retez. (Por supuesto que lo<br />

fue, me sirvió para aprender esta lengua, y también la de las<br />

http://zonaliteratura.com | 109 | Cuentos de Sueñobscuro


atas.)<br />

- Iztuka Zijoru li qoia imxumtrerez omea resume nigura<br />

zi bozxez xuma xoalelu- Replicó el Gran Mago. (Estoy seguro<br />

que encontrarás una razón mejor si buscas con cuidado)<br />

En seguida Baltazar le entregó un pergamino y un pequeño<br />

Cofre de color esmeralda con valiosas incrustaciones, y le<br />

dijo:<br />

- Abre este Cofre y pídele al Espíritu que lo habita que te<br />

transporte al cuarto donde se encuentran Las Puertas a Todos<br />

los Mundos y a Todos los Tiempos.<br />

- ¿Puede llevarme a donde se lo pida?.- Interrumpió<br />

Gabriel.<br />

- Así es- Corroboró el Mago-, quédate con él y si lo deseas<br />

también con el Sombrero de Romin y las Botas Errantes.<br />

Por desgracia no puedo permitir que te lleves el Bastón Lium,<br />

porque no me pertenece. Un día, cuando Cam brille débilmente<br />

en una constelación siniestra, será muy necesario.<br />

Una sombra se asomó en el semblante del Mago, pero se<br />

sobrepuso en seguida, y le dijo al mercader:<br />

- Cuando aparezcas frente a las puertas, lee lo que dice el<br />

pergamino y muy pronto estarás en casa. Te aseguro que has<br />

inscrito tu nombre entre aquellos que dieron honor a tu raza.<br />

Ahora vete de inmediato o la Guerra estallará en tus propias<br />

narices.<br />

Gabriel se despidió de Baltazar con una reverencia, y de<br />

pronto descubrió que su rencor había cedido en buena parte.<br />

Luego caminó unos cuantos metros, y mirando el Cofre se<br />

dijo:<br />

- Podría pedirle que me lleve con Zafiro.<br />

Pero de inmediato recordó que ésta le había abandona-<br />

Cristián Berríos | 110 | http://zonaliteratura.com


do, y sus pensamientos apuntaron a la bella Alicia y a la promesa<br />

que le había hecho. En ese momento abrió el cofre, y de<br />

éste aparecería un anciano muy delgado de mirada petrificante,<br />

largos cabellos blancos, pómulos marcados, y tres delgados<br />

cuernos en el mentón, que le dijo:<br />

- Lani due qoi Liziezei k duei xonpdariei, piruei libizei<br />

hexirluei liei prazeei, poizei pumtuei ziriei darireluei. (Dime<br />

lo que deseas y te lo cumpliré, pero debes apresurarte pues<br />

pronto seré liberado)<br />

- Hirmenu- Dijo el mercader sin que perdiera tiempo-,<br />

lliweniei e lumli zi hellemei dez poirtez e tuluz duz nomluz k<br />

tuluz duz taimpuz. (Hermano, llévame a donde se hallan las<br />

puertas a todos los mundos y a todos los tiempos)<br />

En seguida su deseo fue hecho realidad, y en un abrir y<br />

cerrar de ojos Gabriel se halló en una inmensa habitación, tan<br />

amplia como el cuarto principal de un palacio. Sus paredes<br />

era de un pulcrísimo mármol, y poseían múltiples adornos de<br />

piedras preciosas. Había cuatro pilares de oro macizo en la<br />

habitación, y dos puertas de madera labrada ubicadas justo en<br />

frente de Gabriel. Mirándole atentamente desde un gran sillón<br />

negro, un guardia estaba apostado junto a la puerta que tenía a<br />

su derecha.<br />

Se parecía al Espíritu del Libro en la distribución facial, y<br />

en la forma de la cabeza, aunque la suya era más diminuta y<br />

completamente calva; y ahí acababan las similitudes, porque<br />

el guardia lucía una piel dorada y brillante, un color de ojos<br />

rojo sangre, y una estrella verde bajo el labio inferior. Además,<br />

una enorme y finísima cola le salía del mentón, y rodeaba<br />

su cintura; y vestía una túnica plateada. Al ver que Gabriel<br />

caminaba hacia las puertas le dijo:<br />

http://zonaliteratura.com | 111 | Cuentos de Sueñobscuro


- Lanid dez pedebrez nejases ud tid idanameri emtiz lid<br />

qoid poilez lixar: «Mud dez xumuzxud» (Dime las palabras<br />

mágicas o te eliminaré antes que digas: «No las conozco»)<br />

Ante esto, el mercader desenrolló el pergamino, y leyó<br />

una Inscripción la cual iba desapareciendo a medida que acababa,<br />

que decía lo siguiente:<br />

«Quiero sumergirme en el Lago del Tiempo y empinarme<br />

sobre otras épocas. Pisar la Tierra colmada de Hojas De la<br />

semilla que aún no brota o buscar a los antepasados detrás de<br />

las estrellas».<br />

Asombrado el Guardián de las Puertas exclamó en la lengua<br />

ancestral:<br />

- ¿Quién eres tú que tienes anotado en un pergamino lo<br />

que dice en un Libro secreto y sagrado? - Y luego dijo-: Bueno,<br />

de todas formas, ahora pronuncia la fecha a la que desea ir<br />

y después cruza el umbral que protege la puerta que está a tu<br />

izquierda. Cuando sientas que todo ha acabado, y créeme que<br />

lo sabrás, debes volver a este lado de la puerta. No te olvides<br />

de dejar aquí los objetos que traes contigo, y también los harapos<br />

que vistes.<br />

- ¿Tengo que hacerlo?- Preguntó Gabriel con los ojos muy<br />

abiertos.<br />

- Si- Afirmó el Espíritu-, pero tus cosas estarán aquí cuando<br />

salgas. Esta habitación es un limbo donde no existe el tiempo.<br />

Gabriel hizo un calculo ayudándose de los datos proporcionados<br />

por Ulises y, luego de que mencionara la fecha en<br />

voz alta, abrió la puerta de la izquierda y traspasó el umbral.<br />

Al otro lado no había nada en su entorno, salvo una oscuridad<br />

tan densa que incluso le impedía verse las manos. En cuestión<br />

Cristián Berríos | 112 | http://zonaliteratura.com


de segundos sintió que la temperatura variaba entre el polo y<br />

el más ardiente de los infiernos, y que su forma mutaba. Sentía<br />

que agonizaba y quiso volver a la habitación, pero su cuerpo<br />

se había disipado y era apenas una hoja luchando contra el<br />

viento.<br />

Jamás tuvo tanto miedo como al confundirse con las sombras<br />

que le rodeaban, y se dijo que las almas de los muertos<br />

debían pasar lo mismo. En ese momento surgió de la nada<br />

una laguna blanca, y dominado por una enorme quietud<br />

sobrevoló encima de ella. Una voz cantaba a lo lejos, y su dulce<br />

melodía le hizo ligero y diestro como un ave. Era libre. Y<br />

lo sería hasta que una fuerza superior le atrajo a las aguas, y en<br />

el helado fondo de ella una vez más lo absorbió la obscuridad.<br />

Entonces poco a poco fue recobrando su constitución, y<br />

descubrió sorprendido que aún se hallaba junto a la puerta.<br />

Sin ningún esfuerzo pudo abrirla y poner un pie en la estancia<br />

de mármol. En tanto se vestía, el Espíritu Guardián de las<br />

Puertas le dijo:<br />

- Al abandonar esta habitación te hallarás en la época que<br />

elegiste. Sal de la misma forma en que llegaste.<br />

En ese momento, Gabriel pensó en Alicia y en cuan felices<br />

serían al reunirse. En seguida abrió el cofre esmeralda con<br />

entusiasmo, pero no obtuvo el resultado que esperaba.<br />

- El espíritu de ese cofre fue liberado mientras cruzabas<br />

el umbral -Dijo el Guardián con una sonrisa ya que le animaba<br />

ver la cara de espanto del mercader.<br />

Entonces Gabriel cayó de rodillas cansado y harto de estar<br />

cansado, y dijo presa del desanimo:<br />

- El destino me tuvo cientos de años alejado de mi tierra,<br />

http://zonaliteratura.com | 113 | Cuentos de Sueñobscuro


y ahora quiere que muera encerrado aquí.<br />

- No debes desanimarte- Repuso el Guardián compadecido-,<br />

pues no soy un espíritu común ni me encuentro atado<br />

de manos. Puedo llevarte al lugar que desees.<br />

- Hermano- Dijo Gabriel con el corazón bregando por<br />

escapársele del pecho-, llévame a mi pueblo El Otoño de Argid.<br />

Apenas había terminado de decir el nombre de su tierra,<br />

cuando Gabriel fue transportado allí sin demora. Deseaba darle<br />

una sorpresa a Alicia, por este motivo había añadido un par<br />

de días a la fecha de su partida. Al ver la luz de la aurora, el<br />

mercader se dio cuenta que era muy temprano. Rápidamente<br />

atravesó la plaza principal de su pueblo y se dirigió a su hogar.<br />

Al llegar a éste, se desplazó sigilosamente hasta su habitación.<br />

Muy desanimado, recordó que la puerta del cuarto rechinaba,<br />

y ésta hizo un largo y quejumbroso ruido al abrirla.<br />

Entonces vio que su esposa se despertaba de un salto, con los<br />

ojos desorbitados por la impresión. A su lado dormía el comerciante<br />

que se había burlado de él aquél día en que supo de<br />

la existencia del elixir.<br />

- Gabriel - Dijo ella amargamente y luego peinó algunos<br />

rizos que le caían sobre el rostro.<br />

Ante esto, el mercader permaneció en silencio durante un<br />

momento y al fin dijo:<br />

- Wawemei k noirem gontuzei. (Vivan y mueran juntos)<br />

Luego de que Gabriel abandonara su hogar fue a sentarse<br />

en la plaza principal de El Otoño de Argid profiriendo miles<br />

de maldiciones en el trayecto. Al cabo de una extensa y descarnada<br />

meditación, descubrió que su orgullo estaba herido,<br />

pero no así su alma; y de pronto se hizo presente en él la virtud<br />

de ver la realidad a través de otros ojos.<br />

Cristián Berríos | 114 | http://zonaliteratura.com


Tras reunir un poco de agua en el Sombrero de Romin,<br />

cortó un trozo de los harapos que le colgaban y se dedicó a<br />

limpiar la suciedad que la lluvia y los años habían acumulado<br />

en las Botas Errantes. Cuando su labor le dejó satisfecho y el<br />

fuego pálido que le dañaba la vista se reflejaba en ellas, Gabriel<br />

se puso de pie dispuesto otra vez a abrirse paso entre un mar<br />

de obstáculos, y pidió a la Botas que le guiaran hasta el Gran<br />

Bedteseri.<br />

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Cuentos de Sueñobscuro<br />

Vol. 2<br />

ORIGEN DEL MAGO OBSCURO


Cristián Berríos | 118 | http://zonaliteratura.com


Capítulo 1<br />

UNA MIRADA AL PASADO<br />

Poco antes de embarcarse en el Roblestev, Urbano dio un<br />

último vistazo al puerto de Sueñobscuro, y por un momento<br />

creyó que había divisado, bajo la luz dorada de los faroles<br />

negros que abundaban en la Ciudad y sobre un telón oscuro y<br />

movedizo, la silueta de Samuel, su padre, encorvada bajo el<br />

peso de un bulto monstruoso.<br />

- Uno de estos días tendré que cargar un elefante- Dijo<br />

Samuel en un recodo de su infancia- Espero que me toque uno<br />

sepa ir al baño.<br />

Cuando esa imagen fue diseminada por la brisa del Norte,<br />

vino a su mente una tarde fría como el aliento de un espectro.<br />

Él y su padre se dirigían a la oficina de un contratista,<br />

entre otras cosas jefe de los trabajadores de los muelles. Las<br />

pisadas de ambos se perdían en las calles como remotos alaridos,<br />

y unas aves anunciaban lluvia en sombrías alturas. Urbano<br />

jamás había visto a su padre tan preocupado; por ese motivo<br />

casi se le hiela la sangre cuando se detuvieron frente a un<br />

viejo y deslucido edificio, y le oyó murmurar:<br />

- Aquí es.<br />

http://zonaliteratura.com | 119 | Cuentos de Sueñobscuro


Segundos después de que el cargador llamara, la descolorida<br />

puerta que había frente él cedió unos centímetros, y unos<br />

ojos pequeños y hostiles se asomaron a las penumbras de la<br />

calle.<br />

- ¿Qué quieres?- Dijo una voz fulminante.<br />

- Vengo a ver al jefe- Contestó Samuel sin inquietarse.<br />

Entonces el dueño de la mirada incisiva bramó a todo<br />

pulmón para que pudieran oírle desde adentro:<br />

- Si necesitas ganar más dinero, entrena a un simio para<br />

que trabaje en los muelles y luego preséntalo como tu gemelo.<br />

Envuelto en el halo de risotadas y alcohol barato que salía<br />

disparado a la calle, el padre de Urbano aclaró:<br />

- No busco un aumento sino un préstamo.<br />

Sin duda había pronunciado una palabra mágica. En seguida<br />

se oyó el quejido de unas bisagras, y la misma voz burlona<br />

les invitaba a pasar. Apenas cruzaron el umbral de la puerta,<br />

Urbano se halló en un cuarto escasamente amoblado, y tropezaron<br />

con su mirada inquieta una mujer muy hermosa, cuya<br />

expresión de desencanto le daba la dulzura de un vino añejo;<br />

un hombre pelirrojo y fornido con el rostro pintado de borrachera,<br />

y finalmente el sujeto que les había recibido, un buitre<br />

de horrible sonrisa vestido con un impecable traje azul.<br />

Los dos primeros bebían sentados en una mesa redonda y pequeña.<br />

El buitre avisó que hablaría con el jefe, y subió corriendo<br />

las escaleras que había al fondo del cuarto.<br />

- ¿Cuántos años tiene el niño?- Dijo la mujer en tanto encendía<br />

un cigarrillo.<br />

- Diez años- Contestó Samuel.<br />

- Edad suficiente para que se tome un trago- Comentó el<br />

pelirrojo mientras llenaba un vaso.<br />

Cristián Berríos | 120 | http://zonaliteratura.com


Escapando por unos segundos al embrujo de la mujer,<br />

Urbano contó las botellas que había en la mesa. Eran cuatro<br />

vacías y una a medias.<br />

- Tu vaso te está esperando muchacho- Dijo el borracho-<br />

. Con esto te saldrán pelos en el pecho, y de paso se te borrará<br />

esa mirada de serpiente.<br />

- Mi hijo no tiene edad para beber- Replicó Samuel con<br />

absoluta calma.<br />

En ese momento bajó el sujeto del traje azul, y le comunicó<br />

al cargador que el jefe le esperaba. En seguida el padre de<br />

Urbano hizo el amago de avanzar, pero debió detenerse en<br />

seco, pues el pelirrojo se había puesto de pie rápidamente y<br />

encarándole exclamó:<br />

- Suba si quiere, pero el muchacho no va a ninguna parte<br />

si no ha tomado su medicina.<br />

El padre de Urbano hizo caso omiso de estas palabras<br />

ordenándole a su hijo que le siguiera. Desairado, el ebrio sujetó<br />

de un brazo al cargador, y Samuel, luego de que girara con<br />

la velocidad de un rayo, le propinó un puñetazo tan vigoroso<br />

que hizo volar al pelirrojo hasta la mesa. Un estruendo de vidrios<br />

rotos llenó el cuarto por un par de segundos.<br />

- ¿Qué pasó? - Gritó el jefe alarmado desde arriba.<br />

- Nada- Contestó el buitre del traje azul apenas sofocando<br />

una carcajada-. Sólo se quebraron unas botellas.<br />

- ¡Entonces tengan más cuidado!...- Exclamó el jefe- ¡Les<br />

pago para que trabajen y no para que causen destrozos!...<br />

En el segundo piso Urbano y su padre fueron conducidos<br />

a una habitación muy reducida. Tras un escritorio de caoba se<br />

hallaba un hombre de calva insipiente y bigotes, que al ver a<br />

Samuel no disimuló su sorpresa.<br />

http://zonaliteratura.com | 121 | Cuentos de Sueñobscuro


- ¿Hace cuánto tiempo que trabajas para mí?...- Exclamó.<br />

- Llevo casi tres meses- Dijo el cargador.<br />

- ¿Qué quieres?....- Rugió el jefe.<br />

- Señor- Dijo Samuel inclinando la cabeza-, la menor de<br />

mis hijas se encuentra gravemente enferma, y creo que morirá<br />

si no la interno en un hospital... Necesito dinero, y no sé a<br />

quien más recurrir.<br />

- Sabes de sobra que no debería prestarte nada- Dijo el<br />

jefe clavando la vista en Samuel como un puñal-, pero supongo<br />

que el dinero de un pelafustán es tan bueno como el de un<br />

hombre decente. ¿Qué garantía puedes darme?... Hasta donde<br />

sé solo posees la ropa que llevas puesta y esa casita en el<br />

centro de la Ciudad... Si no puedes ofrecerme nada más lárgate<br />

en seguida y no vuelvas a aparecerte en los muelles.<br />

Urbano se fijó entonces en lo demacrado y abatido que<br />

lucía de pronto su padre, y tuvo la impresión que al menos<br />

veinte años cayeron sobre sus hombros cuando dijo:<br />

- La casa será mi garantía.<br />

Al oír a Samuel, una sonrisa triunfante y maliciosa apareció<br />

en el rostro del jefe, y dijo con un tono desinteresado:<br />

- ¿De cuánto estamos hablando?...<br />

De este modo los sanguinarios dedos de la venganza comenzaron<br />

a deslizarse sobre el cuello del cargador. Hacía<br />

mucho tiempo ya que el nefasto corazón del contratista lamentaba<br />

el abandono de una jovencita, que harta de sus malos<br />

tratos había buscado refugio en un hombre honesto y tan pobre<br />

como ella. Y ocurrió que antes de que pudiera pagar la<br />

tercera parte de la deuda Samuel perdió su empleo, y su antiguo<br />

jefe movió cielo y tierra para que no le contrataran en<br />

ninguna parte. A partir de entonces la familia del cargador se<br />

Cristián Berríos | 122 | http://zonaliteratura.com


sustentaría con el escaso dinero que su esposa, Alondra, ganaba<br />

cosiendo y lavando.<br />

Sospechosamente, los escasos interesados en comprarles<br />

la casa se arrepentían a última hora de la transacción. Aunque<br />

tentado de probar suerte en otras tierras, Samuel no tuvo valor<br />

para dejar a su hija en el hospital, y a su esposa y su otro<br />

hijo alimentándose apenas día a día. Convenciéndose de que<br />

cada vez se acercaban más al abismo, recorría las calles infatigablemente<br />

en busca del sustento diario. Sin embargo, hubo<br />

una última esperanza para ellos, ya que Urbano se ofreció para<br />

ir a emplearse en la oriental localidad de El Descanso, donde<br />

hacía apenas un año habían arrancado todo vestigio de la Flor<br />

de Tol. Con una amarga sensación en sus corazones, sus padres<br />

le dejaron partir.<br />

Por largos días, Urbano tuvo la impresión de que fracasaría<br />

en El Descanso, pues nadie quería emplearle a causa de su<br />

endeble contextura. Pero al cabo de varios intentos, un anciano<br />

muy gentil lo dejó a prueba en su tienda, y así fueron transcurriendo<br />

los días hasta accedió a darle el trabajo.<br />

Luego de que apartara lo justo y necesario para comida, y<br />

gracias a que su jefe le permitía alojarse en una pequeña bodega,<br />

Urbano enviaba todo el dinero restante a su hogar en<br />

Sueñobscuro, pero no lucía satisfecho: Conforme pasaba el<br />

tiempo una gran inquietud le hería como una aguja al rojo vivo.<br />

Finalmente, una mañana de poco movimiento en la tienda<br />

Urbano le contó su historia al dueño del negocio, y éste le<br />

permitió ausentarse por el resto del día para que viajara a<br />

Sueñobscuro. Pero fue demasiado tarde. Cuando tocó a la<br />

puerta de la que había sido su casa por años, le recibieron unos<br />

extraños. Ni siquiera había una carta para él. Ellos recibían el<br />

http://zonaliteratura.com | 123 | Cuentos de Sueñobscuro


dinero aunque negaron el hecho mirándose en forma cómplice.<br />

Bajo las tinieblas de la Ciudad sin Estrellas, Urbano visitaría<br />

incansablemente una decena de hosterías y posadas, hasta<br />

que al fin halló por casualidad a su madre instalada en un<br />

sucio callejón, y sintiendo que el alma le hervía exclamó:<br />

- ¿Quién te hizo esto mamá?... ¿Dónde está mi padre?<br />

Con los ojos arrasados en lagrimas, y desenvolviéndose<br />

con mucha dificultad, Alondra le contó que cuando llevaban<br />

apenas una semana en la calle, dos hombres se acercaron a ella<br />

para atacarla. Samuel se encargó de ambos luchando como<br />

una fiera, aunque no sin antes recibir una estocada mortal.<br />

Aunque un hedor putrefacto y el cuchicheo de unas ratas<br />

le indicaron el paradero de los agresores, el niño no se atrevió<br />

a preguntarle a su madre donde había dejado el cuerpo de<br />

Samuel. A pesar de la abstracción que la dominaba a ratos ella<br />

adivinó la inquietud de Urbano, y le dijo con la sonrisa vacía<br />

de una muñeca de porcelana:<br />

- Lo arrastré hasta el mar.<br />

Días después, Urbano se enteró de que su hermana menor<br />

había muerto en el hospital de Sueñobscuro. Si bien le<br />

pareció prudente ocultarle la noticia a su madre hasta verla<br />

más restablecida, Urbano se dio cuenta de que ella lo supo<br />

con solo mirarle, como si sus ojos aflojaran la verdad aún más<br />

dóciles que sus labios. Si bien en más de una ocasión pareció<br />

resplandecer sentada en el lecho de un cuartito de bajo alquiler<br />

en El Descanso, la miseria había dejado una huella indeleble<br />

en ella, y Urbano la vio marchitarse sin remedio a causa de<br />

una pulmonía.<br />

En los años sucesivos, la pobreza le persiguió como un<br />

Cristián Berríos | 124 | http://zonaliteratura.com


perro salvaje, y rasgó las mangas de sus camisas, las bastillas<br />

de sus pantalones y los codos de sus abrigos, le hizo indigno y<br />

ofensivo a las miradas de los demás; pero jamás pudo hincarle<br />

el diente en las carnes, porque Urbano estaba hecho de una<br />

materia impermeable al frío y al hambre, lo suficientemente<br />

dura para que resistiera malos tratos y las desventajas de una<br />

educación a medias, y a la vez flexible y ligera para mantenerse<br />

a flote por adversos e imprevistos que fueran los designios<br />

del Destino.<br />

Se había jurado convertirse en un hombre poderoso, y<br />

vengarse tarde o temprano por la muerte de los suyos con la<br />

sangre de aquél que había extendido una sombra sobre ellos;<br />

pero quedó dentro de sí ese deseo. Apenas unos meses después<br />

de que muriera su madre supo que el contratista también<br />

había fallecido, y una ira incandescente se incubó en sus entrañas.<br />

Con el paso del tiempo, Urbano se hizo cada vez más<br />

arisco e inaccesible, y su corazón fue albergando tanto odio<br />

que muy pronto se convirtió en la fuente de todas sus fuerzas,<br />

en un auténtico soplo de vida.<br />

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Capítulo 2<br />

LA ISLA DE LOS ETANES<br />

Si bien en muchísimas ocasiones compartió el lecho con<br />

mujeres tan dulces y suaves como los susurros del Mar, Urbano<br />

nunca se dio una auténtica oportunidad en el amor; quizás<br />

porque reconocía que escapaba a sus capacidades. Entre los<br />

marinos fue temida su resolución a la hora de matar, y por<br />

este motivo a menudo le dejaban embriagarse sin compañía<br />

en un rincón de La Abadía del Bebedor Penitente, taberna que<br />

poseía la mejor cerveza de la región. No en vano corría a lo<br />

largo del muelle el relato de como Urbano había vencido a<br />

diez extranjeros bien armados que maldecían Sueñobscuro.<br />

La historia era una alegoría exagerada, porque en realidad había<br />

enfrentado a seis y uno de ellos le habría apuñalado por la<br />

espalda de no ser porque una daga le perforó el cuello. El cuchillo<br />

pertenecía a Eyré, un marino enjuto y moreno tan diestro<br />

que luego de que arrojara las dagas se quedaba indicando<br />

con el dedo a la muerte que bailaba con las víctimas.<br />

A raíz de lo sucedido, Eyré se convirtió en la sombra de<br />

Urbano en noches de pendencias y burdeles. Pero el alivio del<br />

placer y la bebida eran pasajeros, y no conseguían que Urbano<br />

Cristián Berríos | 126 | http://zonaliteratura.com


olvidara. Cuando recorría las sombrías calles de la Ciudad sin<br />

Estrellas deambulaba en una época de dicha burlona, y al mismo<br />

tiempo sufría en carne propia los azotes que el Destino, a<br />

través de la injusticia y la miseria, había propinado a sus seres<br />

queridos. No resistía quedarse en Sueñobscuro ni abandonarlo<br />

por más de un año. La Ciudad y él eran dos amantes que<br />

discutían y acababan estrechándose desnudos.<br />

Al fin un día, a los cuarenta y cinco años de edad, Urbano<br />

decidió alejarse de la Ciudad sin Estrellas para siempre. Por<br />

este motivo puso su nombre en la nómina del Roblestev, un<br />

mercante que desafiando la costumbre de esos años pretendía<br />

lanzarse en línea recta a Nariago, el Continente Occidental.<br />

Para ello debía cruzar frente a la costa Norte de la temida isla<br />

Vaker, también llamada Isla de los Gigantes, donde habitaban,<br />

según una leyenda de mucho arraigo entre los marinos,<br />

una raza sanguinaria de criaturas altas como un abeto, cuyos<br />

cabellos plateados brillaban al sol cuando se disponían a sembrar<br />

la muerte.<br />

Pero el miedo y las creencias de los viejos jamás han cubierto<br />

deudas ni pagado una ronda de cerveza, y muchos marinos,<br />

entre ellos Eyré, se sumaron gustosos a la travesía ante<br />

la noticia de que recibirían el triple del salario acostumbrado.<br />

Bajo la mirada atenta de marinos retirados, prostitutas, niños,<br />

los empresarios que habían ideado el viaje, y aquellos que no<br />

habían aceptado la generosa oferta, el mercante zarpó por última<br />

vez de Sueñobscuro siendo despedido con pañuelos blancos<br />

y sucias risotadas.<br />

Los tripulantes del Roblestev pronto vislumbraron lo<br />

penoso y fatídico de su viaje. Tres días después de que<br />

abandonararan el puerto de Sueñobscuro, y como si el fin del<br />

http://zonaliteratura.com | 127 | Cuentos de Sueñobscuro


mundo comenzara con el levantamiento de las aguas, una tempestad<br />

sin precedentes descargó su furia contra el mercante; y<br />

al cabo de ocho horas de zozobras, cuando los creyentes maldecían<br />

y los ateos rezaban, el Mar succionó a la embarcación y<br />

le invitó a dormir eternamente en sus profundidades.<br />

En el momento en que Urbano abrió los ojos, vio a lontananza<br />

que unas palmeras rendían pleitesía, y volaban de ellas<br />

unos Ordajos marrones emitiendo tristes graznidos. Se hallaba<br />

tendido de abdomen en la arena, y le dolían los brazos y las<br />

piernas, como si no tuviera huesos y los miembros le colgaran<br />

del pellejo. Nunca imaginó que despertaría.<br />

Cuando se dejaba llevar por las olas pensó por un instante<br />

que iba a morir, porque los calambres menguaban sus movimientos,<br />

y comenzaba a hundirse como si fuera de plomo.<br />

Entonces un tentáculo de hielo le envolvió justo a tiempo permitiéndole<br />

respirar en la superficie.<br />

- ¿Eyré?- Dijo Urbano asombrado.<br />

En lugar de oír la voz del lanza cuchillos, un sonido aterrador<br />

penetró en su mente confusa, y de él descifraría las siguientes<br />

palabras:<br />

Soy Oden el viajero<br />

Y cruzo el Universo.<br />

El Tiempo es una brisa<br />

Que no vuela mi sombrero.<br />

No parecían tener ningún sentido y a la luz de la mañana<br />

le parecieron parte de un sueño. Cerca de él había tres hombres,<br />

mas allá uno, dos... Eran ocho; ocho de un total de veinticinco.<br />

Con la mitad del cuerpo en la arena y la otra en el<br />

Cristián Berríos | 128 | http://zonaliteratura.com


agua, Eyré despertaba cuando Urbano llegó junto a él.<br />

- Debemos raquear la playa- Dijo Urbano-. Necesitamos<br />

todas las provisiones posibles, y aún así creo que acabaremos<br />

muriéndonos de hambre.<br />

- Los que mueran primero alimentaran a los otros- Dijo<br />

Eyré acariciando las empuñaduras de las tres dagas que sostenía<br />

en una de sus manos.<br />

Cuando caminaban por la orilla en busca de dos barriles<br />

distantes unos cincuenta metros, el enjuto marino se dio cuenta<br />

que les observaban a la distancia. Los seres no tenían cuerpo,<br />

pero formaban siluetas humanas con la arena, y se escondían<br />

bajo ella.<br />

- Nos vigilan los Tairrejus- Informó Eyré señalándoles con<br />

el dedo-. Se supone que sirven a los gigantes Etanes.<br />

Como los extraños desaparecieron, Urbano no pudo verles<br />

y preguntó al lanzador de cuchillos:<br />

-¿De donde sacaste esa mierda?<br />

Eyré aclaró su garganta y dijo:<br />

«La noche previa al viaje, tu yacías borracho en un rincón<br />

de La Abadía del Bebedor Penitente. A mí no me quedaba<br />

mucho para alcanzarte, cuando oí que en la mesa contigua a la<br />

mía dos marinos jóvenes se burlaban de un lobo de Mar. Lo<br />

conocía. Su nombre era Hambar o al menos así le llamaban.<br />

Me levanté dispuesto a tumbarlos, porque me enfureció que<br />

molestaran a un hombre que les confió el alma al embriagarse<br />

junto a ellos, y tuvo el valor de enfrentar al demonio que habita<br />

en el fondo de una botella.<br />

«Cuando acabé de darles lo suyo, invité a Hambar a sentarse<br />

conmigo y hablamos hasta que cerraron la taberna. Me<br />

contó la historia de la isla, y de los gigantes que habitan en<br />

http://zonaliteratura.com | 129 | Cuentos de Sueñobscuro


ella. Les llamaba Etanes. Hace años él iba en un barco que<br />

recogió a un naufrago que flotaba sobre unas tablas. Apenas<br />

lo rescataron, el desdichado comenzó a relatarles sus desventuras,<br />

pero nadie entendía su lengua. Hambar sí, porque su<br />

primera esposa era oriunda de tierras extrañas. Al oírlo,<br />

Hambar se enteró de la existencia de los Tairrejus y de sus<br />

señores, los Etanes, y supo de la afición que estos tenían por<br />

tomar prisioneros y luego cazarlos como si fueran su comida.<br />

No eran totalmente salvajes en cualquier caso, porque según<br />

el infeliz estaban bien organizados y comprendieron las lenguas<br />

de todos los hombres que habían caído junto a él. Hambar<br />

vino con nosotros en el barco, y tengo la impresión de que<br />

quería arrastrarnos a esta isla. Sabía más de lo que el ron y la<br />

cerveza le obligaron a contar».<br />

-¿Está ese Hambar entre los seis que hay con nosotros?-<br />

Preguntó Urbano.<br />

-No, me temo que murió en el naufragio.<br />

Echándose un barril al hombro, Urbano le dijo:<br />

-Me parece que aún no se te pasa la última borrachera.<br />

No bien acababa de decirle aquello y el cielo tronó como<br />

si el propio Nguechén rugiera desde Alina. Cuatro sombras<br />

enormes emergieron de la verde vegetación que se extendía<br />

más allá de las dunas desplazándose velozmente. En sus cabezas,<br />

las cabelleras separadas en trenzas les brillaban como coronas<br />

de plata, y sus manos blandían espadas de fuego blanco,<br />

y arrastraban redes de pequeños círculos. Medían al menos<br />

cinco metros de altura y poseían tres cuernos en la espalda<br />

que formaban un triangulo.<br />

Sin que perdieran un segundo, los Etanes capturaron a<br />

cuatro hombres como si fueran muñecos de trapo, y dos de<br />

Cristián Berríos | 130 | http://zonaliteratura.com


ellos se aproximaron a Eyré y a Urbano, que miraban perplejos<br />

lo que ocurría. El enjuto marino lanzó un cuchillo a uno de<br />

sus atacantes, sin mayor resultado que una ronca carcajada de<br />

su oponente y fue tomado prisionero. En cuanto a Urbano<br />

hizo el ademán de rescatar a Eyré; pero se detuvo al percatarse<br />

que los otros dos gigantes corrían hacía él con seis marinos<br />

en sus redes. Luego de escabullirse entre las piernas de los<br />

Etanes como una rata en una tierra de elefantes, se dirigió a la<br />

espesa vegetación que se resplandecía a lo lejos como un bosque<br />

de esmeralda. Aunque al cabo de algunos minutos tuvo la<br />

impresión de que no le seguían, siguió adelante hasta que acabó<br />

por desplomarse sobre unos matorrales.<br />

http://zonaliteratura.com | 131 | Cuentos de Sueñobscuro


Capítulo 3<br />

EL OFRECIMIENTO DE EFISTO<br />

Aunque su corazón latía aterrado y el cansancio había<br />

incrementado tres veces el peso de su cuerpo, Urbano se sentía<br />

muy insatisfecho con lo ocurrido. Poco y nada le importaban<br />

los otros seis prisioneros, pero lamentaba el hecho de que<br />

los gigantes capturaran a Eyré, a quien le debía la vida. Por<br />

esta razón, y luego de que descansara oculto bajo las hojas<br />

secas de una palmera, volvió a la playa donde habían sufrido<br />

el ataque. Pretendía apoderarse de la daga que Eyré había arrojado<br />

a uno de sus captores. Con el arma bajo su cinturón, fue<br />

al rescate de Eyré. Siguiendo las huellas de los Etanes recorrió<br />

los estrechos senderos de un monte ceniza; y continuó tres<br />

kilómetros al Noroeste entre negros pantanos hasta que al fin<br />

vislumbraría una empalizada cuyos muros superaban los cincuenta<br />

metros.<br />

Aunque a simple vista parecía una trampa, Urbano se deslizó<br />

hacia adentro aprovechando que las puertas estaban abiertas<br />

y el único vigilante dormía en lo alto de una torre. Luego<br />

atravesó un enorme patio llenos de jaulas de madera, donde<br />

asomaban los rostros afligidos de diversas criaturas.<br />

Cristián Berríos | 132 | http://zonaliteratura.com


Todas le dirigían la palabra en un idioma que nunca había<br />

oído, pero sus gestos y el brillo de sus ojos hablaban por si<br />

mismos: Ansiaban la libertad. En una de las jaulas, Urbano<br />

descubrió a Eyré y a los seis marinos capturados con él en la<br />

playa. Sin duda habían sido maltratados, porque sobre sus camisas<br />

rasgadas brotaba sangre y sus rostros lucían agotados.<br />

Cuando vieron a Urbano gritaron alborozados, pero él les calló<br />

con autoridad y preguntó mirando a izquierda y derecha:<br />

- ¿Dónde se encuentran los gigantes?<br />

- Esos malditos fueron a comer- Contestó Eyré a punto<br />

de desfallecer- Asaron treinta cerdos y doce novillos frente a<br />

nosotros.<br />

- ¿Cuántos son en total?- Dijo Urbano mientras cortaba<br />

las gruesas cuerdas que amarraban la puerta de la jaula.<br />

- Ciento ochenta y dos docenas más contando a su líder-<br />

Contestó el lanzador de cuchillos-. Las mujeres y los niños<br />

también son guerreros.<br />

Cuando Urbano acabó su ardua tarea, le dijo al enjuto<br />

marino:<br />

- Con esto pago mi deuda.<br />

Eyré tomó el cuchillo para darle libertad a dos criaturas<br />

que estaban encerradas en la jaula contigua. Una de ellos poseía<br />

cuernos en la cara externa de brazos y piernas y poseía un<br />

ojo amarillo ubicado donde normalmente va la boca, la cual<br />

tenía unos diez centímetros sobre el ombligo. Medía algo así<br />

como dos metros y se hallaba cubierto por un pelaje gris. El<br />

otro era de una piel blanca como un sol de invierno, y miraba<br />

altivo con sus ojos naranjas.<br />

- ¿Qué haces?-Preguntó Urbano.<br />

- Consigo ayuda- Dijo Eyre-. El peludo es un Balquio y el<br />

http://zonaliteratura.com | 133 | Cuentos de Sueñobscuro


otro un gigante Sorgas. Hablan nuestra lengua y desean ponerle<br />

las manos encima a los Etanes.<br />

- No creo que sean útiles a menos sepan volar- Dijo Urbano<br />

mirando a los desconocidos con recelo.<br />

En seguida se escuchó un toque de alerta: Desde lo alto<br />

de la torre el guardia había descubierto la fuga. En cuestión<br />

de segundos una decena de Etanes se arrojaron sobre ellos<br />

con redes y espadas, pero esta vez los marinos contaban con<br />

refuerzos y se produjo un duro combate. Como no requería<br />

de armas para luchar, el Balquio enterraba sus cuernos en los<br />

gigantes poseído por una furia descomunal, y el gigante Sorgas<br />

sembraba tajos a diestra y siniestra con una espada que le había<br />

arrebatado a uno de los Etanes. Eran guerreros de una<br />

altísima estirpe, y se arrojaban sobre sus enemigos como si un<br />

ejército interminable se extendiera tras ellos. «Gramam om»<br />

gritaba el Balquio y «Riinhihim iniminim hialinim» el gigante<br />

pálido. Eran los gritos de guerra de sus pueblos, y los nombres<br />

de los primeros de sus razas que juraron lealtad a la Luz<br />

y al legendario Mago Bedteseri.<br />

Sin embargo la ayuda fue insuficiente y Eyré y seis de los<br />

siete marinos restantes fueron capturados de nuevo. Al ver<br />

que el Balquio era abatido por tres gigantes, el guerrero Sorgas<br />

le indicó a Urbano que corriera hasta la salida, y se lanzó contra<br />

los Etanes alzando su espada teñida de rojo. Urbano escapó<br />

por una mínima abertura justo cuando el Guardia de la<br />

torre cerraba las pesadas puertas de la empalizada, y luego<br />

correría dos kilómetros hacia el Este antes de desplomarse de<br />

nuevo. Cuando por fin se puso de pie el cielo se había obscurecido<br />

por completo.<br />

No dudaba que los gigantes organizarían una cuadrilla para<br />

Cristián Berríos | 134 | http://zonaliteratura.com


uscarle, y fue en dirección al Norte. Dos horas más tarde el<br />

Mar se ofrecía engañosamente frente a sus ojos, al igual que un<br />

vaso de vino en una mesa aledaña o una bella mujer que pasea<br />

del brazo de otra persona. Caminó sobre unas rocas en busca<br />

de un bote, pero en el fondo de su alma sabía que no lo encontraría.<br />

Muy apesadumbrado, le dio la espalda al Mar esperando<br />

que un gigante apareciera tras sus pasos. En ese instante<br />

escuchó unos gritos que decían:<br />

- ¡Oh, poder que te escondes en el Mar! ¡Aparece frente a<br />

mí!<br />

Le pertenecían a un hombre que se hallaba parado sobre<br />

una roca. Sus ropas eran deshechos y parecía sumamente cansado.<br />

Urbano se acercó a él, y le dijo:<br />

- Hambar, si no me equivoco.<br />

El hombre le miró sobresaltado.<br />

- ¡Que haces aquí! ¡Deberías estar muerto! ¡Lárgate de<br />

inmediato!...¡Seré el elegido y nadie más!... ¡Un Humano y ningún<br />

otro!<br />

De pronto se quedó en silencio pues una sombra emergía<br />

del Mar y una neblina cubrió la tierra. Un horrible canturreo<br />

decía:<br />

Yirazú trajo un secreto de Amin...<br />

¿Cuál es ese secreto?<br />

Uno que el Creador no querría que se supiera<br />

Urbano sintió que extrañas presencias volaban en torno a<br />

su cuerpo. Para su espanto y el de Hambar, un horrendo monstruo<br />

surgió de las aguas. Era tal el horror que producía que<br />

era prácticamente imposible mirarle a los ojos. Estos poseían<br />

http://zonaliteratura.com | 135 | Cuentos de Sueñobscuro


un bello resplandor dorado, muy parecido al oro; pero el oro<br />

es un metal al fin y al cabo y carece de vida, y aquella mirada<br />

enfriaba el alma y quemaba la piel. Al verle, Hambar se desplomó<br />

sin vida, pero Urbano se mantuvo cabizbajo y cuando<br />

pudo controlarse alzó la vista sintiendo que envejecía diez años<br />

y lo observó detenidamente.<br />

- Humano- Dijo la criatura-, me impresiona tu valor. Te<br />

aseguro que grandes Magos, como Dobro y Rim, huyeron de<br />

mí en el pasado, y que muchos hechiceros temen mi nombre y<br />

más aún visitarme.<br />

- ¿Quién eres tú?...<br />

- Soy Efisto- Contestó el monstruo-. Uno de los Tres<br />

Demonios que descansan en el fondo del Mar.<br />

- ¿Descansan?- Exclamó Urbano-. Si hay otros dos como<br />

tú me extraña que no se hayan apoderado del mundo.<br />

- Cam es un platillo que no sacia el apetito de este hambriento-<br />

Dijo Efisto riendo-, pero sin duda ya sería nuestro de<br />

no ser porque un Mago entrometido nos encadenó a las profundidades<br />

del Océano.<br />

- ¿Un Mago bastó para capturarles?...<br />

- No creas que se trata de un ser invencible, o de una energía<br />

similar a la del Tridente que conformo con los otros esclavos<br />

de esta aguas- Dijo Efisto ofendido-. Hace un tiempo el<br />

Tridente y la Cofradía se habrían apoderado de Los Tres Libros<br />

si no hubiera sido porque carecíamos de la unión necesaria.<br />

Cada uno de mis guerreros pretendía ganar la Batalla por<br />

si mismo, y esa fue una equivocación fatal. Pero en el futuro<br />

tendremos un Líder, así esta escrito. Su energía no se comparará<br />

con la de nuestros mejores guerreros, pero será lo suficientemente<br />

astuto como para aunar nuestras fuerzas en el<br />

Cristián Berríos | 136 | http://zonaliteratura.com


momento adecuado. He traído a la isla un montón de gusanos<br />

inservibles, como ese montón de huesos que esta junto a ti,<br />

pero por fin la espera ha terminado y el Líder se haya frente a<br />

mis ojos.<br />

- Se equivoca- Dijo Urbano muy sorprendido-. Yo no soy<br />

ningún líder, y no me interesa encargarme de nada que no sea<br />

mi vida.<br />

- Pero te seduce la idea de convertirte en un ser temido y<br />

de amplias facultades- Replicó Efisto con una sonrisa maligna-.<br />

Hay tanta ambición en tus entrañas como sal en estos<br />

Mares... Y en tu alma tanto odio como en el interior de muchos<br />

de los nuestros... Ya lo dice la profecía:<br />

Aunque se trate de un Humano,<br />

Habrá tanto odio en su interior<br />

Como en el corazón de una bruja o demonio.<br />

Se convertirá en el Mago Obscuro<br />

Y aunará al mundo de las Tinieblas.<br />

Imtomxiae ide ainxue lide<br />

Fame hebre llijelue.<br />

En seguida Efisto agregó:<br />

- Del rencor que sientes proviene tu energía y sin él no me<br />

cabe duda que estarías muerto. A nosotros nos pasa algo parecido...<br />

Todos fuimos creados por el Todopoderoso, aunque<br />

a algunos nos toca el trabajo sucio. Por ejemplo, no niego que<br />

el amor debe ser maravilloso, pero... ¿Es mi culpa no conocerlo?...<br />

Conozco la obscuridad y el mal, y me agradan el dolor<br />

y el pánico... ¿Es extraño que siembre el grano conocido<br />

en lugar de uno diferente?...¿O que acabe haciendo lo que me<br />

http://zonaliteratura.com | 137 | Cuentos de Sueñobscuro


gusta?... Ahora es la oportunidad de que tu odio te brinde un<br />

beneficio y te ayudará a decidirte el hecho que no amas la vida<br />

ajena. Fuiste al rescate del lanzador de cuchillos por una cuestión<br />

de orgullo.<br />

- ¿Cómo supo?...<br />

- Estoy prisionero y no disuelto- Interrumpió el demonio-.<br />

Sé que estás aquí desde que tu barco se adentró en las<br />

aguas del Mar de Sueñobscuro. Urbano, mi paciencia se agota,<br />

porque mal que mal la paciencia es un don divino, y comienzo<br />

a hartarme de hablar en esta lengua de gusanos. Dime...<br />

¿Aceptas mi ofrecimiento?<br />

Urbano se quedó unos segundos en silencio, y luego preguntó:<br />

- ¿Todos reconocerán mi autoridad?...<br />

- Sí- Contestó Efisto sin que ocultara su entusiasmo-, de<br />

eso nos encargaremos yo, Arkán y Yirazú, las otras puntas del<br />

Tridente. La Palabra del Mago Obscuro será respetada y obedecida<br />

por nosotros y por cada miembro de la Cofradía.<br />

- Entonces acepto- Dijo Urbano con gran seguridad.<br />

- Esa es la respuesta que deseaba oír- Repuso Efisto-.<br />

Ahora escúchame con atención, porque te diré cuales son tus<br />

próximos pasos a seguir...<br />

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Capítulo 4<br />

LA CAVERNA DEL DRAGÓN<br />

Luego de que hablara con Efisto el demonio, Urbano se<br />

dirigió a la fortaleza de los gigantes Etanes, y fue recibido por<br />

dos guardias que le llevaron a un salón repleto de tesoros y<br />

armas. Allí le esperaba un gigante vestido con una túnica negra<br />

que llevaba un Tridente Rojo en el pecho. Este Etán lucía<br />

más voluminoso que los otros; y si no hubiera estado sentado<br />

en un trono de oro, quizás también habría resultado ser más<br />

alto. Una bella gigante cepillaba su cabellera plateada, y el soberano<br />

acariciaba la empuñadura de una enorme hacha que<br />

estaba apoyada en su asiento. Después de que examinara a lo<br />

lejos al marino, el gigante rasco su barba gris y le dijo en una<br />

lengua familiar:<br />

- Tú eres Urbano.<br />

- Así es- Contestó el marino.<br />

- Me llamo Titán y soy el Soberano de esta isla. Jamás me<br />

canso de decirlo. Cada año sostengo cinco combates a muerte<br />

para mantenerme en el cargo.<br />

Luego de que chasqueara los dedos, uno de sus sirvientes<br />

trajo un cofre dorado y lo puso a los pies de Urbano. Enton-<br />

http://zonaliteratura.com | 139 | Cuentos de Sueñobscuro


ces Titán le dijo al marino:<br />

- El Gran Efisto, nuestro protector, me pidió que te entregara<br />

este obsequio.<br />

Urbano lo abrió con esfuerzo; si bien no era mucho más<br />

grande que un cofre cualquiera, la tapa pesaba como el acero.<br />

En su interior había un gran Martillo de Cristal Rojo.<br />

- También me dijo que lo complacerías si le dieras una<br />

pequeña muestra de aprecio y lealtad- Agregó el Soberano de<br />

los Etanes y volteándose hacia otro de sus sirvientes musitó<br />

unas cuantas palabras.<br />

- ¿Cómo? - Preguntó Urbano imperturbable.<br />

- Mata a uno de los hombres que vinieron contigo- Contestó<br />

Titán-, y señaló a Eyré que caminaba hacia el trono acompañado<br />

por dos guardias.<br />

- Denle un arma- Dijo Urbano muy despacio.<br />

- Limdiao omao ernioa- Repitió el Soberano.<br />

Sin tardanza un gigante trajo a Eyré uno de las dagas que<br />

traía consigo antes de que fuera capturado; y en seguida Urbano<br />

le gritó al enjuto marino con una voz terrible:<br />

- ¡Eyré prepárate!...<br />

Por un instante Eyré dudó acerca de cuan real era la amenaza<br />

de Urbano, pero muy pronto reconocía en él la sombra<br />

de la muerte, y le lanzó su cuchillo veloz como un relámpago.<br />

La daga habría atravesado el corazón de su atacante, de no ser<br />

porque éste giró levemente su tronco recibiendo el impacto<br />

en su brazo izquierdo. Cuando se encontraba a escasos metros<br />

de Eyré, Urbano arrojó su cuchillo con gran precisión, y<br />

la daga fue a incrustarse en la garganta del moreno lobo de<br />

Mar. Una vez que Eyré expiró, Urbano le dijo a Titán:<br />

- Ignoro como tratan ustedes a sus muertos, pero quiero<br />

Cristián Berríos | 140 | http://zonaliteratura.com


que este hombre sea arrojado al Mar.<br />

- Esta bien- Aprobó Titán-, pero en cuanto a los otros...<br />

- No me interesa lo que hagan con ellos- Interrumpió<br />

Urbano mientras vendaba su herida con un jirón de ropa.<br />

Cuando el marino tomó el Martillo de Cristal Rojo, el<br />

Soberano Etán le dijo:<br />

- Debes golpearlo contra el suelo y saldrá el Esclavo que<br />

habita en él.<br />

Así lo hizo Urbano y del Martillo salió un Espíritu amarillento.<br />

Era más bien una sombra, pues no había esperanza en<br />

sus enormes ojos blancos; y su luenga figura se hallaba<br />

encorvada como si cargara un peso abominable sobre los hombros.<br />

Al mirar a Urbano el Esclavo le dijo:<br />

- Lanid dud qoid lisies, k dud xunpdarid.<br />

Sin que se intimidara, Urbano replicó:<br />

- Aún no hablo la Lengua de los Antiguos, pero como sé<br />

que comprendes la mía cumple con este mandato: Llévame a<br />

la Caverna del Dragón Inmemorial.<br />

Aunque el Esclavo parecía molesto, no tardó en obedecerle<br />

y en un abrir y cerrar de ojos Urbano irrumpió en la<br />

soledad de un denso Bosque. A unos pocos pasos de él, se<br />

hallaba la entrada de una cueva, cuya oscuridad habría deprimido<br />

a un centenar de luciérnagas. Apenas el marino había<br />

entrado en ella percibió una energía que remecía levemente<br />

las paredes y el suelo, donde abundaba el Musgo Amarillo. A<br />

medida que descendía por un sendero espiral se intensificaban<br />

en sus oídos unos latidos monumentales. El marino tuvo la<br />

impresión que un volcán bombeaba furioso el magma de la<br />

tierra.<br />

Al final de la senda había una inmensa galería. Una veintena<br />

http://zonaliteratura.com | 141 | Cuentos de Sueñobscuro


de antorchas negras la iluminaban y al fondo de ella se extendía<br />

un abismo. Urbano observó que dos enormes cadenas colgaban<br />

del muro de la galería y caían al vacío. Cuando se aproximaba<br />

a la orilla para mirar hacia abajo, un murmullo se expandió<br />

como el ruido de una avalancha y en seguida aparecía<br />

del abismo una criatura gigantesca.<br />

Era un reptil de piel azul y amplias alas grises, cuyos ojos<br />

negros resplandecían plenos de sabiduría. Urbano no tuvo<br />

miedo de él, y no supo explicarse el porqué. Irradiaba un aura<br />

poderosísima que empujaba y atraía al marino como una suave<br />

ola. Luego de que observara detenidamente a Urbano le<br />

dijo:<br />

- ¿Hebdezii naii dimjoeii? (¿Hablas mi Lengua?)<br />

Como Urbano seguía mirándole fascinado sin que supiera<br />

que decirle, la criatura le preguntó:<br />

- ¿Sabes quien soy?<br />

- Sí- Dijo Urbano-, eres el Legendario Dragón Inmemorial,<br />

Líder de la orden de los Dragones Inmemoriales.<br />

- ¿Quién te envió a verme?- Preguntó el Dragón.<br />

- Efisto- Contestó Urbano-. Si bebo de tu sangre obtendré<br />

facultades mágicas. Así estaré preparado para hacerme<br />

cargo del Ejercito de las Tinieblas bajo el Título de Mago<br />

Obscuro.<br />

En seguida clavó su vista en el líquido rojo que escurría<br />

por los eslabones de las cadenas. Provenía de la argolla que<br />

apretaba el cuello del Dragón.<br />

- Esa es la parte fácil del asunto- Dijo el Dragón-, pero<br />

creo que esa sabandija buena para nada no te explicó lo que<br />

eso significa. Si bebes de mi sangre y te pones al mando de las<br />

Tinieblas no tardarás en anhelar el descanso de la muerte. No<br />

Cristián Berríos | 142 | http://zonaliteratura.com


sabes cuanto duelen los pesares del espíritu cuando éste cuenta<br />

con toda la eternidad para recriminarse.<br />

- Hablas como si hubieras pasado por ello- Reflexionó -<br />

Urbano- ¿Porqué te encerraron aquí?...<br />

- Porque lo merecía- Contestó el Dragón Inmemorial-.<br />

Hace poco más de quinientos años alardeaba de mi superioridad,<br />

y Mataba y disolvía a muchas criaturas sin necesidad alguna.<br />

Un día acabé con una aldea que se apoyaba en los muros<br />

del Reino Centro. Allí vivía una dama muy querida para uno<br />

de los seres más poderosos de Cranato y el cobró venganza<br />

contra mí luego de que recurriera al poder de Nguechén.<br />

- En verdad hacía falta que te dieran lo tuyo- Comentó<br />

Urbano-, pero quizás ya pagaste lo suficiente... Si encuentro la<br />

forma de ayudarte ¿Jurarás lealtad al Mago Obscuro?<br />

- ¿Efisto pidió que me hicieras ese ofrecimiento?...- Exclamó<br />

el Dragón y al darse cuenta que Urbano se mantuvo en<br />

silencio agregó indignado-: Dile que no serviré al Tridente ni<br />

a la Cofradía Obscura, pues consagrarse a las Tinieblas significa<br />

despedirse de la libertad para siempre. En un principio<br />

no reprimía el odio que sentía por Bedteseri, mi carcelero,<br />

pero aprendí que si aceptas que la ira te alimente no conseguirás<br />

deshacerte de ella cuando aspires a la paz. Urbano, sé que<br />

ese es tu nombre, aún tienes la oportunidad de rehusarte al<br />

camino que la Oscuridad te ofrece.<br />

Haciendo caso omiso de las palabras del Dragón Inmemorial,<br />

Urbano extendió las manos hacia las cadenas para recibir<br />

la sangre y le dijo con una voz plagada de resentimiento:<br />

- No espero que comprendas lo que hago. Nadie te quitó<br />

a las personas que amabas ni tampoco fallecieron sin que pudieras<br />

hacer algo. Por la miseria que sufrieron los míos me<br />

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cobraré con todas las riquezas del mundo y nadie volverá a<br />

doblegarme o a robar lo que me pertenece.<br />

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Capítulo 5<br />

LA LEYENDA DEL<br />

MAGO OBSCURO<br />

Luego de que abandonara la caverna Musgo Amarillo,<br />

Urbano comenzaba a sentirse mareado y caminó fatigosamente<br />

por el Bosque. Cuando estaba a punto de desmayarse, le pidió<br />

al Esclavo del Martillo que le vistiera con ropas limpias, y le<br />

proporcionara un saco de dinero. En seguida le solicitó que le<br />

transportara a Sueñobscuro, donde buscó alojamiento en El<br />

Rincón del Bucanero, una antigua posada de la Ciudad.<br />

Los días siguientes fueron un lento martirio para Urbano.<br />

Su piel se cubrió con manchas rojizas, y tuvo malestares estomacales<br />

y fulminantes dolores de cabeza. Por momentos tenía<br />

la impresión de que había bebido un letal veneno, y que su<br />

organismo trataba de resistirse a la muerte; pero simultáneamente<br />

percibía que una fuerza asombrosa comenzaba a apoderarse<br />

de su cuerpo. Sus sentidos fueron agudizándose hasta<br />

convertirse en una pesadilla, y no tardó en percatarse de que<br />

era capaz de leer los pensamientos de quienes pasaban por su<br />

lado. Cuando se disponía a quedarse dormido danzaban entre<br />

las sombras del cuarto los rostros de Efisto, Eyré, y el Dragón<br />

como nefastas apariciones, y le llenaban de inquietud. Pero<br />

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su mayor calvario se producía cuando recordaba una y otra<br />

vez a Samuel, Alondra y a su hermana. Entonces sufría sus<br />

perdidas como cuando era niño, y las lágrimas brotaban grises<br />

y escasas.<br />

Sin embargo, los malestares desaparecieron al cabo de una<br />

semana, y Urbano se levantó un día sintiendo que despertaba<br />

de un largo sueño. Pronto comprobó que era capaz de cosas<br />

asombrosas, tales como elevarse en el aire, volar y aparecer y<br />

desaparecer con solo desearlo. Con su metamorfosis, producida<br />

el año 42.815 de la E.C., la oscuridad que había en su<br />

interior fue incrementándose; y a su pasión por las mujeres y<br />

la bebida se agregó un afán insaciable de combatir y devastar.<br />

Pero estas actividades no entorpecían las obligaciones del<br />

Mago Obscuro, pues simultáneamente se interiorizaba de lo<br />

ocurrido desde el T. A. en adelante, y estudiaba las artes ocultas,<br />

buscando conjuros y encantamientos en los diversos rincones<br />

de Cranato.<br />

Muy pronto se trazó como único objetivo apoderarse de<br />

Los Tres Libros de Alina, y rendir a sus pies al Jrem Universo.<br />

Como bien pudo vislumbrar Efisto, al asumir el mandato del<br />

Ejercito de las Tinieblas Urbano cumplió una de las profecías<br />

que anunciaban la proximidad de la Gran Batalla. Ogros,<br />

Berserkers, Etanes, brujas, hechiceros, demonios y el resto de<br />

la Cofradía juraron obediencia ante el Mago Obscuro, y muchos<br />

habitantes de los Pueblos Milenarios temblaron al oír su<br />

nombre, como antes lo había hecho al escuchar los nombres<br />

de los miembros del Tridente; pero nadie se enteró jamás del<br />

alto costo que Urbano tuvo que pagar ni de lo terrible que<br />

sería su condena.<br />

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Cuentos de Sueñobscuro<br />

Vol. 3<br />

DESTRUCCIÓN DE SUEÑOBSCURO<br />

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Cristián Berríos | 148 | http://zonaliteratura.com


Capítulo 1<br />

REPENTINO ADIÓS<br />

Se dirigía a la estación ferroviaria de Sueñobscuro. La vía<br />

Férrea atravesaba el Bosque del Este, hogar de varios Pueblos<br />

Milenarios y lecho eterno del Gran Acobe Valla. Cuando<br />

se detuvo en la estación, Bastián recordó la alegría que en su<br />

infancia despertaba el ferrocarril, y cuanto había cambiado<br />

aquello a partir del accidente de su padre. Una puerta en su<br />

interior se abrió mientras el tren iniciaba su marcha. Como<br />

más allá del límite este de la Ciudad los rieles estaban cercados<br />

en extensos pasajes por profundas ciénagas, su padre le<br />

repetía por esos años que no se acercara a la vía férrea, ya que<br />

por intermedio de ella acostumbraba internarse en la espesura<br />

del Bosque. Sin embargo, sus ansias de aventura le llevaban<br />

a desobedecerle con frecuencia ignorando cualquier peligro.<br />

En cierta ocasión Bastián caminaba por el tronco de un<br />

enorme pino que servía de puente sobre el cieno, como si la<br />

propia arboleda le tendiera la mano. Cuando ya casi alcanzaba<br />

la orilla resbaló a causa de la humedad de la corteza, y comenzó<br />

a hundirse lentamente en las aguas pantanosas. Sin que hallara<br />

respuesta alguna, sus gritos se extraviaron en el abruma-<br />

http://zonaliteratura.com | 149 | Cuentos de Sueñobscuro


dor silencio que envolvía a la floresta, de vez en cuando roto<br />

por unos aullidos. Justo en el momento en que la desesperación<br />

terminaba por sepultarle, Bastián vislumbró una silueta<br />

entre las penumbras del Bosque arrimándose raudamente a la<br />

ciénaga. En apenas unos segundos, el extraño subió al tronco<br />

con la agilidad de un felino y le extendió una rama.<br />

Tal destreza hizo que Bastián le creyera un ser alógeno,<br />

pero segundos después, luego de que saliera de la ciénaga y le<br />

diera las gracias por su ayuda, descubrió que se hallaba frente<br />

a un niño apenas unos años mayor que él, cuya palidez, radiante<br />

como las cumbres nevadas de Noasa (Tierra del Continente<br />

de Roaduz ubicada al norte de Oaz) le llamó mucho la atención.<br />

Su nombre era Martín.<br />

Martín y su abuela Estela vivían en una casona situada entre<br />

el Bosque del Este y la estación anterior a Sueñobscuro (Precisamente<br />

a la que Bastián viajaba esa noche), la cual correspondía<br />

a El Descanso. Hasta el momento en que rescató del<br />

cieno al único amigo que tendría por esos años, la infancia de<br />

Martín había transcurrido sin la compañía de otros niños. En<br />

su grisácea mansión de amplios jardines se refugiaba en las<br />

sombras porque no tenía tolerancia a la luz.<br />

Por desgracia la amistad que surgió entre ellos pronto tuvo<br />

un duro golpe. A raíz del accidente de su padre, Bastián emigró<br />

a la comarca natal de su madre en busca de unos parientes.<br />

Después de que regresara a Sueñobscuro doce años más<br />

tarde, se enteró de que Estela había fallecido gracias a un inserto<br />

en el principal periódico de la Ciudad, y no dudó en<br />

enviarle un telegrama a Martín anunciándole su visita.<br />

Luego de que cubriera a pie el breve trecho que había<br />

entre la estación y la casona, Bastián divisó a su Martín en uno<br />

Cristián Berríos | 150 | http://zonaliteratura.com


de los jardines. Contemplaba absorto una rosa que resistía los<br />

embates del viento. Cuando se dio cuenta de que Bastián caminaba<br />

hacia él en seguida hubo un cambio en la expresión de<br />

su rostro.<br />

A pesar de que se puso muy contento de verle, Martín<br />

evidenciaba el desgaste de una pena abrumadora. Con el deceso<br />

de Estela había perdido de una vez todo el afecto que no<br />

pudieron entregarle sus padres; y además, como si lo anterior<br />

fuera poco, poseía otro motivo para desvelarse: Martín pensaba<br />

en una mujer aunque nada sabía del amor.<br />

Con la prisa con que una chispa enciende las hojas secas,<br />

una ilusión consume el alma de quien se aferra a ella desde el<br />

abismo de la desolación. Sucedió que en un breve alivio de la<br />

enfermedad que le aquejaba, cierto día Estela se animó a darse<br />

una vuelta por la floresta. La anciana tuvo la sensación de<br />

que pinos, abetos y alerces le envolvían en un dulce y perfumado<br />

manto, mientras una energía desconocida le subía por los<br />

pies; y ni siquiera un pájaro que voló burlón sobre su cabeza<br />

pudo arrebatarla de ese encantamiento. A poco de que iniciara<br />

el camino de regreso, Estela encontró a una hermosa joven<br />

vestida de blanco parada junto a un ciprés, y pensando que esa<br />

visión se desvanecería de un momento a otro le dijo:<br />

- ¿Quién eres tú?...<br />

- Mi nombre es Delénia- Contestó la joven envuelta el<br />

susurro de los árboles-. Soy la Princesa del Reino Sur, aquél<br />

que pertenece a este Bosque.<br />

La anciana quedó impresionada con su tono melodioso.<br />

Jamás había oído una voz tan suave y hechizante; parecía que<br />

el viento la había tomado entre sus gélidos dedos deslizándola<br />

hasta ella.<br />

http://zonaliteratura.com | 151 | Cuentos de Sueñobscuro


- ¿Una princesa dijiste?...- Murmuró sorprendida y luego<br />

añadió con una sonrisa-: Sé de alguien que va a estar muy interesado<br />

en conocerte.<br />

Y sin hacerle más preguntas, la abuela decidió invitarla a<br />

la casona en tanto los destellos postreros de la tarde se filtraban<br />

entre los árboles, pues a diferencia de Sueñobscuro los<br />

Bosques del Norte, Este y Sur permitían que el sol se posara<br />

en sus dominios. Si bien siempre solía ser muy cordial y atenta<br />

con las demás personas, había un trasfondo en el sencillo gesto<br />

de la anciana que elevaba infinitamente su valor.<br />

Días después de que fallecieran los padres de Martín, cuando<br />

él apenas tenía unas semanas de vida, una mujer de atuendos<br />

gitanos llamó a las puertas de la mansión. Como brindaba<br />

hospitalidad a los esporádicos visitantes de la casona con un<br />

puesto en la mesa, la anciana le atendió amablemente, pese a<br />

que se hallaba muy acongojada, y le agasajó con una muestra<br />

de los exquisitos manjares que preparaba con maestría.<br />

Al terminar de comer, la mujer agradeció su gentileza y le<br />

dijo:<br />

- En esta época de sombras ya no quedan almas como la<br />

suya- Y Mirando a Martín que dormía en su cuna agregó-: Sin<br />

ninguna duda usted será una verdadera madre para él...<br />

No bien acababa de decir esto, cuando la mujer cerró los<br />

ojos al igual que si recibiera una estocada mortal, y una sombra<br />

repentina como lluvia de verano cubrió de pronto su semblante.<br />

Al cabo de unos cuantos minutos, la mujer se sobrepuso<br />

a su malestar y con una palpable angustia predijo lo siguiente:<br />

Una noche en que Sueñobscuro se ilumine como si mil y<br />

un relámpagos resplandecieran, ese niño que duerme ahora<br />

Cristián Berríos | 152 | http://zonaliteratura.com


tranquilo errará en el sendero de la muerte. Dejarán de servirle<br />

ojos y oídos y a sus pies se hallarán el fuego y la sangre,<br />

mientras busca con el corazón afligido a una hermosa zagala<br />

del Bosque.<br />

Apenas conteniendo su asombro, Estela le pidió que se<br />

fuera inmediatamente de la casona; y si bien durante largo tiempo<br />

quiso olvidarse de lo ocurrido la predicción fue a la larga<br />

una espantosa encrucijada para ella.<br />

Finalmente un día se prometió que nada malo le pasaría a<br />

Martín en tanto pudiera Evitarlo, y que alejaría a su nieto de<br />

Sueñobscuro, sin perderle el rastro a la joven que mencionaba<br />

el nefasto augurio. Aunque la anciana siempre creyó lo contrario,<br />

el arribo de la princesa Delénia a la casona no tuvo nada<br />

de fortuito; mas bien fue una medida extrema. Al conocerla,<br />

Martín descubrió la luz a través del corazón, y los relatos de la<br />

joven trazaron una senda hacia un mundo misterioso, que pocos<br />

Humanos habían vislumbrado. Aunque en esas historias<br />

se hacía evidente su amor y devoción por el Reino Sur, Delénia<br />

también les hizo ver que un soplo de muerte enfriaba la floresta,<br />

y sembraba innumerables peligros tras sus arboledas, tal<br />

como reza el fragmento de un Antiguo Canto:<br />

Una tarde camino a casa me atrapó el aliento de los Egregios.<br />

Entonces pedí a los árboles una ruta hacia el horror.<br />

Pero no todos estaban al tanto de esos riesgos, y apenas<br />

se habían percatado de que extrañas cosas ocurrían ahí, como<br />

por ejemplo Martín antes de que Delénia llegara a la casona.<br />

Entre la oscuridad de la floresta y la densa niebla que abundaba<br />

en ella, corría velozmente entre los árboles hasta caer ren-<br />

http://zonaliteratura.com | 153 | Cuentos de Sueñobscuro


dido. Cuando apenas podía levantarse, buscaba un hermoso<br />

claro que había descubierto cuando niño, y se tendía de espaldas<br />

para ver las estrellas durante horas. A los astros les confiaba<br />

sus secretos, en un ritual que se repetía noche tras noche<br />

.En tanto las tinieblas recogían sus telones en favor de la aurora<br />

y los espectros volaban a encerrarse, Martín retornaba a la<br />

mansión sumido en un sueño del que es imposible despertar.<br />

Si el amor puede llevarnos al sepulcro, la soledad nos alarga<br />

sus manos frías desde lo hondo de la tierra pidiéndonos que<br />

renunciemos a los temores y el escarnio.<br />

Con la aparición de Delénia, brotó agua y vino en todos<br />

los causes secos de su alma, e incluso las sombras de la casona<br />

se replegaron ante su presencia; quizás por que le había cambiado<br />

la cara, y poseía un fulgor que contagiaba a su abuela y<br />

a la propia Princesa del Reino Sur. Pero no todo era sonrisas<br />

para Martín, pues le atemorizaba que Delenia sintiera algo distinto<br />

y un día se fuera de su lado. Si eso ocurría estaba dispuesto<br />

a seguirla hasta el último rincón de Cam, pese a que<br />

había prometido a su abuela que siempre tendría en cuenta la<br />

predicción que le alejaba de la Ciudad sin Estrellas.<br />

Sin embargo, Estela no siempre consiguió que Martín escuchara<br />

sus inquietudes; como ocurrió cuando su nieto tuvo<br />

que contratar un reemplazo para el viejo Señor Mustafá, administrador<br />

de los bienes que había heredado de sus padres.<br />

Todo comenzó una noche en la que Martín regresaba de<br />

su expedición por el Bosque. No pudo evitar sobresaltarse, al<br />

ver que un hombre se hallaba frente a las puertas de la casona.<br />

- Mi nombre es Franz Plata -Dijo el desconocido-. Vengo<br />

de parte del Señor Mustafá, y traigo dos cartas para usted.<br />

- ¡Vaya!- Exclamó Martín-, Mustafá es muy querido en esta<br />

Cristián Berríos | 154 | http://zonaliteratura.com


casa. Espero que se encuentre bien.<br />

Como Martín sabía que el vestíbulo estaba en penumbras,<br />

entró primero a la mansión y encendió un candelabro. Al ver<br />

que el Señor Plata se había quedado en el umbral, no dudó en<br />

pedirle que pasara y agregó:<br />

- Cualquier persona que trabaje con un hombre sabio debe<br />

ser digna de confianza.<br />

- Gracias- Dijo Franz Plata-. Mis modales son de una época<br />

remota y necesito una invitación.<br />

Revisando las cartas que el Señor Plata traía consigo,<br />

Martín verificó que habían sido escritas por Mustafá. En una<br />

de ellas el anciano renunciaba al empleo por motivos de salud,<br />

y en la otra recomendaba a Franz Plata como su sustituto.<br />

Luego de que sopesara esa referencia, y a falta de otras alternativas,<br />

Martín le contrató con un tanto de recelo.<br />

El Señor Plata era un hombre de constitución sólida que<br />

habría perforado un muro sin otra herramienta que su mirada.<br />

Tenía el cabello oscuro y la piel curtida por el sol. Siempre<br />

lucía incomodo cuando vestía de traje, y con frecuencia doblaba<br />

las mangas de su camisa revelando una voluptuosa mujer<br />

tatuada en la cara interna de su antebrazo derecho. A simple<br />

vista representaba unos cuarenta y cinco años; pero al oír<br />

sus extraordinarios relatos se le habría atribuido un siglo de<br />

aventuras. En su época de marino había recorrido diversos<br />

países, lo que le permitió que degustara en ellos un sin fin de<br />

delicias culinarias, y enterarse de sus costumbres, algunas muy<br />

disímiles entre sí. Esto hizo que la desconfianza de Martín se<br />

transformara en admiración, pues había soñado muchas veces<br />

con trasladarse a sitios fascinantes.<br />

Sin embargo, las apasionantes historias del Señor Plata<br />

http://zonaliteratura.com | 155 | Cuentos de Sueñobscuro


no lograron que fuera visto con buenos ojos por las mujeres<br />

de la casona, ni mucho menos lo consiguieron sus comentarios<br />

acerca de las innumerables conquistas que había realizado.<br />

Ambas poseían distintas y justificadas razones para su hostilidad.<br />

Estela pensaba que la sorpresiva renuncia del Señor<br />

Mustafá, y la contratación de su reemplazante merecían un<br />

análisis más profundo, pese a reconocer que éste último duplicaba<br />

el dinero por encanto; quizás también le trajo mala<br />

espina oír voces durante la noche, y ver la niebla del Bosque<br />

colándose bajo las puertas. En cuanto a la princesa Delénia,<br />

no le dio mayor importancia al asunto, a excepción de sentir<br />

una solidaria antipatía hacia él, al menos hasta que en cierta<br />

ocasión le escuchó unos comentarios que despertaron su ira.<br />

Ocurrió en la visita anterior a la que Franz Plata haría la<br />

noche en que Bastián llegó a la casona, la princesa relataba una<br />

historia que decía más o menos así:<br />

«Hubo en una tierra distante cierto rey muy obstinado. De la noche<br />

a la mañana decidió hacer un día un camino por el Bosque hacia<br />

Sueñobscuro, pues estimaba que la única vía disponible a esa tierra misteriosa<br />

era muy angosta para el paso de su gran comitiva, integrada por<br />

cientos de escoltas y decenas de elefantes cargados con valiosísimas y exóticas<br />

mercancías.<br />

«Los primeros leñadores que envió retornaron bastante pronto; y<br />

sin que dieran cuenta exacta de lo que les había sucedido, le rogaron que<br />

no les obligara a retomar su labor. Molesto, y pensando que la marcha<br />

del proyecto debía acelerarse, el rey envió un grupo mejor nutrido de leñadores,<br />

los cuales también regresaron con premura. Sin embargo, a diferencia<br />

de los otros, estos hombres advirtieron al soberano sobre la inconveniencia<br />

de la empresa. Según ellos, seres luminosos de grandes poderes<br />

Cristián Berríos | 156 | http://zonaliteratura.com


les perseguían mientras pronunciaban palabras incomprensibles.<br />

«Negándose a darle crédito a esos testimonios, el rey se enfureció<br />

aún más a causa de los nulos resultados que había obtenido, y sostuvo<br />

una reunión con sus asesores. En lugar de aconsejarle juiciosamente,<br />

ellos le alentaron a que encabezara un tercer grupo, pues a sus espaldas<br />

hacían planes para derrocarle.<br />

«En el instante en que fueron hallados sus cadáveres, las cabezas<br />

del rey y de su sequito pendían de unos árboles como espantosos adornos...»<br />

Cuando Delénia concluyó, el Señor Plata dijo que no sólo<br />

consideraba absurda la idea de que seres sobrenaturales habitaran<br />

en el Bosque, si no también una profecía que anunciaba<br />

la destrucción de Sueñobscuro. En seguida Martín preguntó a<br />

la joven si había oído de tal premonición, y finalmente ella<br />

acabó por revelársela. Con un tono muy solemne y sin que<br />

Franz Plata y la abuela Estela perdieran detalle, la princesa<br />

dijo lo siguiente:<br />

Tres demonios emergerán del Mar<br />

estremeciendo la tierra a su paso.<br />

Esta será la señal que hará temblar a los valientes.<br />

En la Ciudad sin Estrellas se enfrentarán la Luz y las Tinieblas,<br />

y bajo el fragor de la lucha arderá hasta los cimientos.<br />

En seguida, advirtió que esta parte había sido guardada<br />

en secreto por muchos años:<br />

Antes de que usurpen el oro, la plata y el Nekal (Mineral),<br />

el brillo cristalino del rubí ,la esmeralda y el zafiro,<br />

las ventanas de diamante y los portones de Osaebo (Madera),<br />

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las armas cederán y habrá una contienda».<br />

Cuando ella había terminado, el Señor Plata dijo lo siguiente:<br />

- Sueñobscuro es una Ciudad de mal clima, nada más. En<br />

mi opinión las supersticiones y los cuentos de hadas deben<br />

darle paso a las maquinarias y a los inventos. Aunque esas historias<br />

que esta hermosa señorita nos relata tan bien fueran ciertas,<br />

y lo digo por más que nada por respeto a ella, mal podría<br />

llegar ese día terrible si esos demonios ni siquiera han asomado<br />

la nariz.<br />

Mirándole fijamente, la princesa le dijo:<br />

- El comienzo del fin está cerca.<br />

Justo un día después, Martín recibía a amigo Bastián en la<br />

casona; y casi dos horas más tarde, tras las condolencias y presentaciones<br />

correspondientes, Bastián oía alucinado a la princesa<br />

Delénia de los espaciosos claros que poseía la floresta, y<br />

de los ríos relucientes como espejos que la cruzaban al Norte<br />

y al Sur, remontándose a sus periplos por la floresta. Pero su<br />

efervescencia muy pronto fue cubierta por una sombra. Mientras<br />

Martín encendía las velas de los tres candelabros que había<br />

sobre la enorme mesa del comedor, y Delénia abastecía<br />

de cubiertos a los lugares dispuestos en ella, el ruidoso desplazamiento<br />

del ferrocarril, que pasaba unos escasos metros<br />

al norte de la mansión, transportó a la época más dura de su<br />

infancia. Justo al día anterior a la muerte de su padre.<br />

Una tarde, luego de que saliera agotado de su empleo en<br />

el telégrafo de la estación ferroviaria, el padre de Bastián emprendió<br />

el regreso a casa en compañía de su hijo sin que pronunciara<br />

palabra. Por tercera vez en la semana, esa noche se<br />

Cristián Berríos | 158 | http://zonaliteratura.com


tendió como una tonelada plomo sobre la cama, mientras su<br />

hijo comía solo. Bastián trató de explicarse lo que sucedía, y<br />

se dijo que quizás él le culpaba de que su madre muriera al<br />

darle a luz. Pero no pudo soportarlo, y al fin quiso convencerse<br />

de que el trabajo consumía las energías de su padre. Esta<br />

hipótesis hizo que a la mañana siguiente le anunciara que iba a<br />

trabajar para ayudarle con los gastos. En seguida su padre rechazó<br />

el ofrecimiento en forma enérgica, pues recordaba las<br />

penurias que sufriera en la niñez y se había jurado que su hijo<br />

jamás pasaría por lo mismo.<br />

Ante la inflexibilidad de su padre, a quien visitaba siempre<br />

en la estación, Bastián buscó una solución para el problema<br />

durante largo rato, y finalmente se encaminó muy apenado<br />

al Bosque, convencido de que era un lastre. En medio de tanta<br />

pesadumbre, no se percató de la prisa con que corría el tiempo.<br />

Su padre si estaba pendiente del paso de las horas, y la<br />

tardanza le trajo mala espina. Entonces caminó por la vía férrea<br />

para buscarle, a despecho del peligro que él mismo había<br />

advertido. Irrumpiendo entre las sombras y el silencio del<br />

Bosque, un tren, treinta y ocho minutos atrasado a su hora de<br />

llegada, provocó el accidente que terminaría costándole la vida.<br />

A raíz de lo sucedido, Bastián cargó con la culpa de la muerte<br />

de su padre y la condena de las voces del pasado.<br />

Al agitarse bruscamente, las flamas del candelabro que<br />

tenía frente a él trajeron a Bastián al presente. No tardó en<br />

darse cuenta de que la brisa provenía de un ventanal abierto.<br />

Cuando estaba a punto de cerrarlo, Martín se detuvo al ver<br />

que el Señor Plata entraba sigilosamente.<br />

- Llegó justo a tiempo- Le dijo y mirando hacia fuera agre-<br />

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gó-: Se desatará una tormenta.<br />

El recién llegado asintió. Durante la cena, Franz Plata se<br />

mostraba muy interesado en la única joya que lucía la princesa,<br />

un espléndido anillo de rubí. Al fin acabó por solicitarle<br />

que le permitiera examinarlo. Entonces Delénia le dijo que en<br />

vano había intentado desalojarlo varias veces de su dedo; si<br />

bien no le causaba daño alguno, permanecía ahí desde el mismo<br />

día en que le fuera obsequiado por Fátima, la mujer que<br />

había sido su nodriza cuando niña. Tras sonreírle, Franz Plata<br />

se excusó por ser tan curioso, y luego de que vaciara su copa<br />

de Merlot le dijo a Delénia:<br />

- En el tiempo en que usted residió en el Bosque ¿Encontró<br />

a algunos de esos seres que mencionan sus relatos?<br />

- Solo a los Espíritus Guías y al Guardián del Reino Sur,<br />

Baltazar el Mago - Contestó Ella-; aunque a éste último lo vi<br />

en pocas ocasiones porque vivía fuera del castillo.<br />

- ¿No se supone que un Guardián tiene que quedarse en el<br />

sitio que le encomendaron? - Dijo Franz Plata.<br />

- Supongo que sí - Contestó la princesa- Pero su refugio<br />

quedaba muy cerca del Reino... En cualquier caso es nuestro<br />

corazón el que decide donde debemos quedarnos.<br />

Y como se produjo un breve silencio, sin ningún esfuerzo<br />

reconstruyó una tarde de sus ocho años, y puntualmente la<br />

figura de un anciano sentado bajo la sombra de un árbol. La<br />

soledad que éste reflejaba le conmovió tanto que, olvidando<br />

que una niña no debe acercarse a un extraño, se propuso acompañarle.<br />

Como aquél viejo, una forma humana de Baltazar, no<br />

decía palabra, Delénia le preguntó al fin:<br />

- Anciano, ¿Esperas a que el Bosque hable contigo?...<br />

- No- Contestó él con una sonrisa-. Espero a que deje de<br />

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gritarme.<br />

Distanciándola de su remembranza, el Señor Plata le preguntó:<br />

- ¿Está segura de que no encontró señales de algún otro?<br />

Mientras se oían unos extraños murmullos afuera, aún más<br />

intensos que la brisa del invierno, y los arañidos de las ramas<br />

de los árboles en las ventanas del segundo piso, la princesa<br />

Delénia le miró con recelo y dijo lo siguiente:<br />

- Ahora que recuerdo, en la aldea gitana que había a medio<br />

kilómetro del Reino, donde la mujer que me cuidaba y yo<br />

teníamos grandes amigos, oían en ocasiones al Dragón Inmemorial.<br />

Esta respuesta transformó el rostro de Franz Plata, que<br />

hasta ese momento resplandecía, y también se expandió un<br />

rumor apagado sobre la respiración de la chimenea, y tras los<br />

cristales de las ventanas. Uniéndose a la inclemencia del viento,<br />

de pronto la lluvia empezó a desplegarse con la misma<br />

hostilidad. Justo en ese momento, la princesa Delénia le indicó<br />

a Martín que la siguiera y se levantó de la mesa visiblemente<br />

perturbada. Al detenerse a unos pasos de las grandes puertas<br />

de la entrada, donde los seseos de los árboles se transformaban<br />

en murmullos apenas audibles, le dijo sin que elevara<br />

la voz:<br />

- Tengo que irme de inmediato.<br />

Apenas se apagaban en la boca de Delénia, esas palabras<br />

desataron un tormenta en el interior de Martín, quizás más<br />

intensa que aquella que remecía la mansión hasta los cimientos.<br />

Pero éste no tardó en reponerse de la sorpresa; y tras pedirle<br />

a la joven que le esperara, salió de la casona a toda prisa.<br />

En tanto Delénia le comunicaba su decisión de marcharse a<br />

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Martín, y las paredes de la casona se llenaban de lamentos, y<br />

parecían estrecharse como si miles de largos y fuertes brazos<br />

la envolvieran, el Señor Plata comentó al verles juntos:<br />

- Aunque la miseria nos muerda las camisas y elija para<br />

nosotros un reino de ratas siempre se aspira a las cosas hermosas.<br />

Quizás jamás alcancemos algunas, aunque hayamos<br />

puesto todo el esfuerzo posible tras ellas, pero tarde o temprano<br />

comprendemos las razones que influyeron en tal desenlace.<br />

Sin embargo, ¿No cuesta más resignarse cuando hay algo<br />

que creyéndolo cercano permanece lejos de nuestro dominio?.<br />

Ante lo prohibido toda posesión termina siendo escasa o insatisfactoria,<br />

y se olvidan las otras metas concentrando nuestras<br />

energías en eso que resulta tan esquivo. El porqué y la<br />

duración de una búsqueda revelan la esencia de quien la lleva a<br />

cabo pudiéndose confundir perseverancia con despilfarro. Ante<br />

cualquier duda, es preciso ser sumamente mezquinos, pues a<br />

cada minuto nos embriagamos más con la vida, cuando en<br />

verdad nos acercamos a un fin incierto. Hay que amar con cuentagotas<br />

y buscar el veneno en cada beso, el puñal tras cada<br />

caricia... No hay que darle más cuerda a las ensoñaciones, ni<br />

obcecarse con la búsqueda aquí en la tierra lo que habita en<br />

Alina, ya que cualquiera puede despertarse un día en un nido<br />

de alimañas o en el vientre de un abismo insondable. A muchos<br />

mis palabras sonarían como el anuncio de la sentencia<br />

para un hombre muerto, pero no tengo motivos para convencerme<br />

de que si el pasado fuera restituido, y cada aroma y<br />

sonido se levantaran de su sepulcro, todo sería distinto. Aunque<br />

parezca increíble, a veces se salta una zanja en la penumbra<br />

para caer en un foso más profundo. Cuando pretende sorprendernos<br />

el destino no escatima grandes estrategias ni gro-<br />

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seras injusticias.<br />

Mirando a Bastián que le oía atentamente, agregó:<br />

- Hijo, la desventura corre por nuestras venas.<br />

Cuando retornó a la mansión con sus ropas empapadas y<br />

una rosa desfalleciente por el temporal, Martín se aproximó a<br />

Delénia para entregarle su sencillo obsequio, en tanto el fuego<br />

de la chimenea se extinguía poco a poco. Pero su mano al extenderse<br />

pareció vacía, a pesar de sentía en ésta una carga casi<br />

insignificante y una que otra aguja invisible. Muy confundido<br />

Martín apretó la rosa, y al abrir su mano de nuevo aparecieron<br />

en ella unos círculos rojos y diminutos, que iban ampliándose<br />

con lentitud. Entonces la princesa se acercó para darle un vistazo<br />

a la herida, y los tres candelabros se apagaron simultáneamente<br />

dejando la habitación en absoluta oscuridad.<br />

Luego de que Martín encendiera una vela con prontitud,<br />

y de que los muros y el cielo de la casona se distendieran liberados<br />

de un enorme peso, Bastián constató que la princesa<br />

Delénia y el Señor Plata habían desaparecido.<br />

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Capítulo 2<br />

EL CAMPAMENTO DE BALTAZAR<br />

Recorrieron cada uno de los rincones de la morada y sus<br />

jardines sin ningún resultado. Sin embargo, Martín no parecía<br />

dispuesto a quedarse de brazos cruzados, y menos aún si pensaba<br />

que en todo ese asunto había gato encerrado. Después de<br />

pedirle a Bastián que permaneciera en la mansión por si acaso<br />

Delénia regresaba, y olvidando que conocía las ciudades solo<br />

a través de ilustraciones y fotografías, emprendió el viaje a El<br />

Descanso, donde según los antecedentes que manejaba el Señor<br />

Plata tenía su residencia.<br />

Apenas transcurridos algunos minutos desde que Martín<br />

se fuera, Bastián escuchó que llamaban a las puertas de la mansión<br />

y se apresuró en abrir; en seguida tuvo frente a él a una<br />

mujer de cabello encanecido, aspecto amable y actitud decidida,<br />

que no atravesaba el umbral de esa estancia en más de dos<br />

décadas.<br />

Aunque hacía un esfuerzo por mantenerse en calma, se<br />

notaba que una enorme angustia le roía las entrañas. Luego de<br />

una escueta presentación, Fátima le interrogó sobre la princesa<br />

Delénia.<br />

Cristián Berríos | 164 | http://zonaliteratura.com


- Es demasiado tarde- Murmuró al enterarse de lo ocurrido-.<br />

Él se la llevó.<br />

Tras comprobar que se refería al Señor Plata, Bastián le<br />

comentó que era imposible que éste hiciera algo así, porque<br />

había contado con un exiguo lapso de oscuridad, sin duda insuficiente<br />

para retirarse de la casona. Como a Fátima le apremiaba<br />

volver al Bosque, prometió a Bastián que respondería a<br />

todas sus preguntas si la acompañaba y se ponían en marcha<br />

de inmediato. Una vez que iniciaron su camino, Fátima le dijo:<br />

- Para empezar, el verdadero nombre de ese monstruo es<br />

Urbano. Hace mucho tiempo bebió de la sangre del Dragón y<br />

obtuvo asombrosas habilidades. Muy pronto se convirtió en<br />

el Legendario Mago Obscuro, el líder del Ejército de las Tinieblas.<br />

Desde entonces grandes ciudades e imperios como<br />

Sialur, Azonia y Lantis comenzaron a derrumbarse, pero sus<br />

ambiciones superaban largamente esos antojos de conquistador.<br />

En tanto combatía bajo múltiples rostros, y sin que nadie<br />

supiera con exactitud como ni cuando, adquirió nuevas destrezas<br />

transformándose en un ser aún más temible. Pude prever<br />

que la princesa Delénia sería acechada por un espíritu sombrío,<br />

y esta noche Urbano decidió raptarla aprovechando que<br />

la Luz hace preparativos para enfrentarse a sus legiones.<br />

- ¿Habrá una batalla?...<br />

- Así es - Afirmó Fátima-. Esta noche Cam se sacudirá<br />

hasta los confines. Pero no temas, a nadie le conviene que el<br />

planeta estalle.<br />

Bastián no supo si aliviarse o no. Al cabo de unos segundos<br />

dijo:<br />

- Si el Señor Urbano es tan poderoso pudo llevársela antes.<br />

http://zonaliteratura.com | 165 | Cuentos de Sueñobscuro


- No quiso precipitarse- Contestó la mujer-. Sabía que un<br />

error así desencadenaría el inicio de la guerra, y no estaba preparado<br />

para hacerle frente a nuestro Ejército, que es el de la<br />

Luz. Sin embargo corre el rumor de que cuenta con la sustancia<br />

y los conjuros necesarios para que devolverle la libertad al<br />

Tridente y también a los Espíritus cautivos en los Bosques.<br />

Sin que prestase demasiada atención, Bastián se detuvo<br />

de pronto y exclamó:<br />

- Martín va camino a El Descanso...<br />

- Ahí no correrá ningún peligro- Replicó Fátima-. En todo<br />

caso él conoce parte de los acontecimientos que se avecinan, y<br />

debe probarse en la adversidad, como también el resto de<br />

nosotros. Por ahora debemos apurarnos en llegar al campamento<br />

de la Luz, para que así nuestro líder El Gran Baltazar<br />

sepa lo sucedido... Estoy segura de que él te dirá como puedes<br />

ayudar a tu amigo.<br />

- Los poderes de ese Señor Baltazar... ¿Se comparan con<br />

los del Señor Urbano?...<br />

- Por supuesto que no...- Aclaró la mujer de inmediato-<br />

Los superan ampliamente. Pero en este instante las comparaciones<br />

nos perjudican. Me temo que la presencia del Tridente<br />

inclinará la balanza a favor de las Tinieblas... Y podría ser<br />

mucho peor.<br />

- ¿Por qué?<br />

Fátima tomó un poco de aire.<br />

- Años atrás, Sofía, la adivina que predijo la Batalla que<br />

está a punto de desarrollarse, aseguró que dos importantes<br />

miembros del Ejército de la Luz serían eliminados por una<br />

horrible criatura llamada Iar... Antes de morir dijo también:<br />

Cristián Berríos | 166 | http://zonaliteratura.com


El Universo se ha reinventado una y otra vez,<br />

Pero Iar el cruel es muy persistente.<br />

Y siempre se las ingenia para aparecer sin que lo llamen.<br />

El maligno teme a una niña.<br />

Ella domina los latidos de su corazón»<br />

- ¿Quién es esa niña?...<br />

- Ignoro su nombre- Contestó Fátima-. Sobre ella Sofía<br />

escribió dos líneas más que decían:<br />

Iar intentará evitar que coma del Árbol Sagrado,<br />

Donde se oculta un gran poder.<br />

- El árbol que menciona se llama Niabulus- Agregó la<br />

mujer-, pero no es muy diferente a los otros, salvo por sus<br />

deliciosas frutas... Bueno, ese no es un asunto que deba preocuparnos<br />

por ahora jovencito, y me temo que he sido muy<br />

imprudente al discutirlo en el Bosque, donde algunos sirvientes<br />

de Urbano viajan en el Viento del Norte. Ya habrá un momento<br />

para preocuparse de esas predicciones.<br />

Cuando le encomendaron la atención de Delénia, Fátima,<br />

en aquella época una joven empleada de confianza, no cayó en<br />

sí de gusto, y vio iluminarse una parte de su alma que hasta ese<br />

momento dormía. No obstante, pronto se hallaría inmersa en<br />

un mar de inquietudes, pues en su mente aparecían confusas<br />

imágenes que revelaban una amenaza para la princesa. De esas<br />

visiones logró concentrarse en tres fundamentales. La primera<br />

de ellas trataba de la bravura de un oscuro guerrero; la segunda<br />

era un aviso de que habría un enlace con su interior, y la<br />

tercera le entregaba un desolador fragmento de la contienda<br />

http://zonaliteratura.com | 167 | Cuentos de Sueñobscuro


final.<br />

Fátima daba por hecho que el Reino Sur a la postre no<br />

sería seguro. Bajo prendas que ocultaban su identidad y propósito,<br />

se dedicó a buscarle un hogar a la heredera del trono..<br />

Exhausta por una caminata que concluía a lo largo del pantano<br />

más próximo al Reino (En dirección al Noreste del castillo),<br />

una tarde encontró una mansión en las afueras del Bosque,<br />

la misma en que vivía Martín desde hacía apenas unos<br />

días y su abuela Estela. Sin necesidad de ponerla a prueba,<br />

tuvo pruebas de la bondad de la anciana, una virtud que bruñía<br />

al igual que el oro en el fango, y que Fátima percibía como<br />

el aroma de un pastel.<br />

Un año después de que acudiera a su mente la primera<br />

imagen sobre Urbano, Fátima volvería a perturbarse con un<br />

retazo del futuro; por este motivo, y a pesar de que palpaba el<br />

dolor que había en la casona, sintió el deber de advertirle a la<br />

anciana acerca del peligro que correría su nieto. Por aquel presagio,<br />

Fátima dudó sobre la conveniencia de que enviara a<br />

Delénia a tal lugar, pero también supo que ahí la querrían con<br />

devoción. Por lo demás, Fátima pensaba que si llegaba a tiempo<br />

a la casona evitaría el cumplimiento de su predicción.<br />

Aún así tomó algunas precauciones. El anillo que le obsequió<br />

a Delénia protegía la mente y el corazón de su dueña de<br />

cualquier influencia sobrenatural; sin embargo, estaba lejos de<br />

su alcance que Urbano la transportara fuera de la morada de<br />

Martín, y la encerrara en lo alto de una torre que se situaba a<br />

unos kilómetros de la casona que el Mago Obscuro tenía en<br />

Sueñobscuro, donde en realidad residía. En un comienzo,<br />

Delénia había desestimado las aprensiones de Fátima, y se<br />

dedicaba a darle sosiego a las necesidades de los desampara-<br />

Cristián Berríos | 168 | http://zonaliteratura.com


dos. La princesa siempre se distinguió por un gran espíritu de<br />

servicio, y muy pronto se hizo merecedora del aprecio y gratitud<br />

de la gente.<br />

Sin que dejara de lado las actividades benéficas, Delénia<br />

se interesó además en la defensa personal, y pronto les pidió a<br />

sus padres que la dejaran integrar la guardia real. Los reyes,<br />

que no veían con buenos ojos el interés de la princesa por los<br />

pobres, accedieron de inmediato pensando que esta nueva inquietud<br />

la alejaría de ellos y que con el tiempo iría desencantándose<br />

de su fascinación por la lucha. Pero no sucedió ni lo<br />

uno ni lo otro y es más: Gracias a su extraordinaria destreza y<br />

a una voluntad inquebrantable, la princesa superó cada desafío<br />

hasta constituirse en cuestión de semanas en el mejor elemento<br />

de la guardia, de la cual fue destituida por ayudarle a<br />

un fugitivo.<br />

Entre tanto, y debido más que nada a la desaparición de<br />

su amigo Marco el gitano, Delénia se puso en manos de Fátima,<br />

convencida de que en realidad había una sombra tras sus pasos.<br />

Entonces, sin más compañía que su protectora, y llevando<br />

a regañadientes una ramita de ruda entre los pechos, una nebulosa<br />

tarde inició el trayecto hacia la mansión, con el resultado<br />

ya conocido. Sólo en la torre donde el Mago Obscuro la<br />

dejó cautiva, Delénia se dio cuenta de que había hallado algo<br />

sumamente valioso en la casona, además de la calidez de la<br />

anciana.<br />

El amor y el bacilo de la peste se asemejan en que ambos<br />

pueden infiltrarse en nuestro organismo y liquidarnos después<br />

de un buen tiempo. Tanto el uno como el otro han sido perseguidos<br />

por la faz de la tierra, e incluso los síntomas suelen<br />

parecerse. La diferencia está en que solo el primero de ellos,<br />

http://zonaliteratura.com | 169 | Cuentos de Sueñobscuro


cuando cuenta con la complicidad de las circunstancias y el<br />

milagro de la correspondencia, nos inyecta un generoso hálito<br />

de vida, quizás solo la ilusión que hay de por medio justifica<br />

todo sufrimiento.<br />

Mientras Delénia descubría aquello que sigilosamente habitaba<br />

en su interior, Fátima y Bastián, segundos después de<br />

que la lluvia amainara, pisaban Iracus, una de las tierras sagradas<br />

de los Centauros Escorpiones, y el claro del Bosque Sur<br />

que Baltazar había elegido para su Campamento. Al aproximarse<br />

a los temibles gigantes que estaban apostados en una de<br />

las guardias, Bastián sintió que de alguna manera se sumía en<br />

una antigua leyenda, y ni siquiera el desagradable olor del tabaco<br />

que estos fumaban desvanecieron su asombro.<br />

Esta criaturas de cabezas pequeñas y largas trenzas, cuellos<br />

cortos, hombros, codos, y rodillas abultados no terminaban<br />

de impactarle cuando poco después sus ojos recibían una<br />

marea de rojos cobrizos, verde aguas, amarillos crepusculares,<br />

grises y brotes marrones que entre otros tonos les inundaron<br />

desde el Campamento.<br />

En tanto seguía a Fátima de cerca, Bastián se esmeró en<br />

memorizarse cada detalle de lo que pasaba en su entorno impresionándole<br />

notablemente la afabilidad de un grupo de<br />

gnomos; el apasionado discurso de un minotauro, pese a que<br />

no comprendió la lengua que éste hablaba; la belleza de dos<br />

hadas que volaron sobre su cabeza como luciérnagas, y de cuatro<br />

ninfas, tres de ellas provistas de inmensas alas que salían<br />

de su nuca, y la última de dos madreselvas que brotaban de las<br />

muñecas y envolvían parte de su cuerpo desnudo, enmarcado<br />

en una extensa cabellera de finos tallos y flores. También llamó<br />

su atención el relinchar ansioso de los pegazos; la armonía<br />

Cristián Berríos | 170 | http://zonaliteratura.com


de dos tipos de patas en el desplazamiento de un Centauro<br />

Araña; el hermetismo de unos encapuchados que levitaban en<br />

absoluto silencio; la corpulencia de unos dragones con forma<br />

humana, y la majestuosidad de los unicornios. Finalmente, se<br />

interesó en una ceremonia que realizaba un grupo de indígenas<br />

del Sur, cuyo pueblo vivía unos cuantos kilómetros al norte<br />

de las frías estepas que preceden a los campos de hielo. En<br />

ese momento se encomendaban al Izparatu Xrielur Li Tulu<br />

Du Icaztimti, a quien llamaban Nguechén, para que velara por<br />

sus almas si caían en combate.<br />

Se detuvieron frente a una enorme tienda ubicada en el<br />

centro del Campamento. Lucía completamente distinta a cada<br />

una de las varias decenas que le rodeaban. En lugar de género<br />

había sido confeccionada a base de cristal, y destellaba como<br />

una lámpara azul. Cerca de ellos, conversaban un anciano y<br />

alguien que traía una cosa envuelta en un sucio manto; éste<br />

último, aunque poseía un impecable sombrero negro, hermosas<br />

botas, y un particular bastón, estaba pobremente vestido,<br />

y difería bastante con el primero, cuyo atavío, una túnica larga<br />

y roja, lucía Tres Torres de oro bordadas en el pecho. Aquellas<br />

figuras se repetían en numerosos estandartes, aunque en<br />

azul y sobre un fondo blanco. «El anciano es el Gran Baltazar,<br />

a quien nosotros llamamos Bedteseri», susurró Fátima al joven<br />

mientras él les observaba.<br />

A pesar de verse muy distintos, y de que el harapiento<br />

lucía ligeramente fastidiado, parecían respetarse mucho. Asombrado<br />

con la serenidad del Mago en medio del ruido que había<br />

en el Campamento, y con el garbo de su postura, Bastián<br />

le preguntó a la mujer:<br />

- ¿De dónde provino el Señor Baltazar?... ¿Él también<br />

http://zonaliteratura.com | 171 | Cuentos de Sueñobscuro


ebió de la sangre del Dragón?...<br />

- No- Contestó la mujer de inmediato, y luego agregó-: Él<br />

pertenece a la Primera Generación de Magos, aquella que en el<br />

Tiempo Inmemorial venció a unos Demonios que todavía codician<br />

el Universo Cranato. Además de eso, es muy poco lo<br />

que sabemos de su pasado... ¿Recuerdas que mencioné que<br />

Urbano asumía distintas apariencias?... Tal vez nosotros vemos<br />

una forma más del Mago... Bedteseri es principalmente<br />

un Espíritu del Bosque.<br />

Tras un breve intercambio de palabras que Bastián no alcanzó<br />

a oír, el harapiento le entregó al Mago lo que llevaba<br />

envuelto, y éste le correspondió con un pergamino amarillento<br />

y un pequeño cofre verde, objetos que de pronto aparecieron<br />

en sus manos. Poco antes de irse, el harapiento dejó su<br />

Bastón en manos de Baltazar.<br />

Apenas tuvo tiempo para atenderla, Bedteseri le hizo un<br />

gesto a Fátima indicándole que se acercara. De inmediato la<br />

mujer le puso al corriente de todo lo ocurrido hasta ese instante.<br />

Cuando Fátima concluyó su relato, el Mago le dijo:<br />

- No te preocupes, Urbano no cuenta con tiempo ni animo<br />

para hacerle daño. Es más, da por hecho que le atacaremos<br />

antes de que estemos listos.<br />

Luego llamó al minotauro para ordenarle que alistara a<br />

las tropas ya que la señal de traslado a la Ciudad sin Estrellas<br />

aparecería de un momento a otro. A pesar de la agitación que<br />

despertó este mandato, Baltazar permanecía muy tranquilo, y<br />

mirando detenidamente a Bastián, como si recién notara su<br />

presencia, le solicitó que caminara hasta él.<br />

En seguida, el Mago se halló frente a un joven de piel<br />

obscura, y unos veinte años a cuestas, que había heredado de<br />

Cristián Berríos | 172 | http://zonaliteratura.com


un antepasado la capacidad de traspasar con la mirada. Era de<br />

estatura promedio y configuración mediana, y llevaba el cabello<br />

corto y revuelto.<br />

Luego de que llenara sus pulmones, Bastián se presentó al<br />

poderoso Bedteseri con mucho respeto. Tras corresponderle<br />

a su saludo, el Mago preguntó si había alguien en Sueñobscuro<br />

que dependiera de su suerte, y ante esto el joven dijo sin dudarlo:<br />

- Absolutamente nadie.<br />

- Si es así- Dijo el Mago -, recomiendo que abandones el<br />

Campamento de inmediato y que te alejes cuanto puedas de<br />

esa Ciudad.<br />

- Señor Baltazar- Interrumpió Bastián-, agradezco infinitamente<br />

su consejo, pero si es preciso tendré que desobedecerle.<br />

Estas palabras sorprendieron a quienes se habían acercado<br />

a oír la conversación; y poco a poco fue incrementándose<br />

un murmullo general, que únicamente tuvo fin cuando el<br />

minotauro bramó:<br />

-¡ Zadimxaut! (Silencio) - En seguida se dirigió a Bastián y<br />

le dijo-: Habla únicamente cuando te lo indique su excelencia,<br />

el Líder de la Luz.<br />

Bastián asintió con la cabeza y dio un rápido vistazo a su<br />

alrededor, encontrando muchos ceños apretados y rostros<br />

amenazantes, entre ellos el de un fauno de cabello cobrizo y<br />

brillante, armado con una lanza de seis puntas en ambas manos<br />

(Akén, arma típica de su especie), y el de un gigante muy<br />

pálido y tan delgado como un azadón, que le impactó por sus<br />

globos oculares completamente anaranjados, y sus puños similares<br />

a dos enormes mazos. No menos el fiero era el aspec-<br />

http://zonaliteratura.com | 173 | Cuentos de Sueñobscuro


to de cuatro Leones- Hombres, que no perdían detalle de sus<br />

movimientos, y lucían a lo lejos sus amarillentos colmillos.<br />

Bastián tuvo de pronto una espantosa idea.<br />

- No debes temerles – Dijo Baltazar adivinando sus pensamientos-.<br />

Al único que despedazarán mis guerreros es al<br />

Mago Obscuro, aunque tengan que tragarse su carne amarga<br />

con mucho vino.<br />

Gracias a este comentario el ambiente pareció aligerarse<br />

y el Mago agregó:<br />

- Además dentro de ti reside La Hermandad del Bosque y<br />

eso te convierte en uno de los nuestros. Por favor continúa<br />

con lo que me decías hace un minuto y habla cuando lo desees<br />

ya que no estás a mi servicio.<br />

Un tanto más tranquilo el joven prosiguió:<br />

- Señor Baltazar, debo encontrar a mi amigo Martín sin<br />

que importe el lugar donde se encuentre.<br />

- Entiendo- Musitó el Mago-. Ojalá pudiera disuadirte para<br />

que no arriesgues tu vida más de lo necesario. Un guerrero<br />

enfrenta al enemigo perseguido de su propia muerte, y muchos<br />

de los que ves aquí lo sabemos de sobra. Pero a menudo<br />

la Contienda cobra víctimas que no eligieron involucrarse. Aunque<br />

me avergüence admitirlo, yo mismo desobedecí La Voz<br />

de Alina y colaboré para que ocurriera.<br />

- Alina debe ser su consejera.<br />

- Más bien se trata de mi conciencia- Dijo Bedteseri-. Así<br />

se llama el planeta está ubicado el palacio del Todopoderoso,<br />

un lugar sagrado donde se establecieron una serie de normas<br />

que nos diferencian de los miembros de la Cofradía Obscura,<br />

muchas de las cuales tuve que quebrantar. También he sido<br />

corrompido por un propósito superior.<br />

Cristián Berríos | 174 | http://zonaliteratura.com


- ¿Y cuál es?...<br />

- Impedirle a la Cofradía que se apodere del Jrem o Gran<br />

Universo- Contestó el Mago-. Si eso sucediera levantarían un<br />

Reino sobre tierras sombrías, y desde allí harían marchar a los<br />

esclavos sobre los restos de los muertos.<br />

- ...Y ese Señor Urbano - Dijo Bastián sin poder salir de<br />

su estupor- ¿Cuenta con los medios para que se establezca ese<br />

terrible imperio?...<br />

- No por ahora- Masculló Baltazar-. Pero será capaz de<br />

eso y mucho más si consigue arrebatarnos Los Tres Libros. El<br />

primero trata del poder de las palabras sobre los acontecimientos;<br />

el segundo de las palabras sobre la materia; y el tercero<br />

explica la formación del Jrem Universo, su estructura, el<br />

génesis de la vida, y la distribución de las fuerzas.<br />

Aún sin que dimensionara lo que le había contado Baltazar,<br />

el joven comprendió que la Batalla decidiría mucho más que<br />

el futuro de Sueñobscuro y de los amplios Bosques. En seguida<br />

el Mago se dirigió nuevamente a Bastián:<br />

- Intercepta a tu amigo en el trayecto a El Descanso o de<br />

lo contrario le seguirás a un verdadero infierno. Después de<br />

que te cambies esas ropas mojadas, Fátima te contará algo que<br />

debes saber de Martín, y de paso te explicará como puedes<br />

desenvolverte en el Bosque con mayor facilidad... Aunque presumo<br />

que ya estás al tanto.<br />

Al llegar a este punto el Mago calló de pronto, y tras quedarse<br />

unas centésimas en trance murmuró:<br />

- Nunca me gustado creer en el Destino, pero si cada paso<br />

construye uno que ahora nos aguarde el más favorable o el<br />

menos cruel.<br />

En ese mismo instante, la tierra empezó a sacudirse terri-<br />

http://zonaliteratura.com | 175 | Cuentos de Sueñobscuro


lemente provocando una gran conmoción entre los ahí congregados.<br />

Sabían que aquél era el anuncio de que El Ejército<br />

de la Obscuridad estaba preparado pues recordaban una antigua<br />

profecía del Bosque:<br />

«Triz linumauz inirjirem lid nerIztrinixaimlu de tairre e zo<br />

pezu»...<br />

Ante esto, el Mago les dijo con voz de trueno en la Lengua<br />

Inmemorial:<br />

- Hermanos del Bosque y de la Luz, las montañas parecen<br />

inexpugnables gigantes, y sobre ellas está el cielo. Jamás les he<br />

mentido. Nos enfrentaremos con un enemigo muy numeroso<br />

pero hasta ahora nadie ha ganado una batalla por verse más<br />

fuerte. ¡La adversidad justifica el miedo del cobarde y acrecienta<br />

el temple de los corajudos!... ¡Luchen si hay fuego en<br />

sus entrañas!... ¡Y levántense cada vez que sean derribados!...<br />

Anhelarán el sosiego de la muerte si presencian el fin de los<br />

suyos... El último de nosotros será ovacionado por nuestros<br />

pueblos o se lanzará contra el enemigo al tenerle cerca ¡Si<br />

Sueñobscuro no quiere atestigua nuestra gloria que al menos<br />

se convierta en nuestra tumba!<br />

Con el corazón enarbolado por el aliento de Bedteseri, el<br />

clamor de sus guerreros no se hizo esperar. Como si el temor<br />

soltara al unísono las tenazas con que apretaba a cada guerrero,<br />

se produjo entre ellos una explosión de súbito optimismo,<br />

y no dejaban de estrecharse las manos o levantar las patas para<br />

desearse suerte. Realmente no parecía que iban al Campo de<br />

Batalla, sino a asistir en masa a la celebración de un triunfo.<br />

Unicornios, pegazos y centauros simularon el ruido de una<br />

Cristián Berríos | 176 | http://zonaliteratura.com


estampida; Genios, Humanos, Balquios de las gélidas tierras<br />

de Oaz , Magos, Dragones y Leones Hombres, Hadas, elfos y<br />

todos los demás se juramentaban la victoria, en tanto hacían<br />

flamear sus destellantes y hermosas enseñas. Destacaban entre<br />

ellas las Tres Torres; la Espada Celeste del Reino Norte; el<br />

Cristal Lium del Reino Sur; la Hermosa Plebeya del Reino<br />

Centro; el Mazo de Trugueleña; y la Pluma Verde de<br />

Gurbanom.<br />

Aunque no comprendía con exactitud porqué motivo,<br />

Bastián se sintió eufórico ante tal algarabía. Creyó que si no<br />

alzaba los brazos y aplaudía jamás iba sepultaría la energía le<br />

que impulsaba a hacerlo. Con gusto habría ido con ellos al<br />

Campo de Honor en ese minuto aunque después tuviera que<br />

lamentarlo.<br />

Sin que mediara detonación alguna, Bastián vio de que<br />

pronto aparecían miles de bengalas en el cielo tiñendo fugazmente<br />

de rojo, azul y amarillo la hierba que había a sus pies.<br />

Esas luces podían distinguirse a varios kilómetros de distancia,<br />

y al divisarlas no fueron pocos los que rogaron a Nguechén<br />

una jornada gloriosa, y la derrota definitiva de la Cofradía tras<br />

miles de años.<br />

En el momento en que unos espíritus grises salían de hondas<br />

zanjas que no cesaban de abrirse, y una legión de cientos<br />

de seres resplandecientes, enormes y alargados abandonaban<br />

las arboledas para unirse a las tropas, el joven notó que la apariencia<br />

del Mago era diferente, pues lucía bastante más alto y<br />

su contextura revelaba un mayor volumen. De su rostro oculto<br />

bajo una capucha nada más se distinguían dos terribles hogueras.<br />

En menos de un abrir y cerrar de ojos, el Ejército de la<br />

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Luz había desaparecido y Bastián se quedó junto a Fátima en<br />

un campamento vacío.<br />

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Capítulo 3<br />

REMINISCENCIAS<br />

En tanto recorría la última feria de primavera que había<br />

llegado al castillo, Delénia se interesó en las obras del célebre<br />

pintor Baudegogh. Meses más tarde las incidencias de esa noche<br />

le otorgaron una perspectiva equivalente: En lo alto de la<br />

torre que Urbano dispuso para su encierro, la princesa descubrió<br />

que una dulce ponzoña corría por sus venas y alimentaba<br />

su espíritu. Estaba enamorada de Martín, y al darse cuenta de<br />

ello tuvo la sensación de que se arrojaba al abismo. Cuando<br />

Marco supuestamente desapareció a manos de la entidad que<br />

la perseguía, la princesa acabó por convencerse de que debía<br />

alejarse del Reino y obedecerle a su nodriza.<br />

Al cabo de dos días, Fátima llevó a la princesa hasta las<br />

cercanías de la casona, y luego se despidieron convencidas de<br />

que no les quedaba otra alternativa. Como lo había anticipado<br />

una de las tres visiones fundamentales de la nodriza, el Reino<br />

Sur se hallaba próximo a desplomarse bajo el poder de Urbano<br />

amenazando a todo el Gran Bosque.<br />

Detectando una presencia en las cercanías, Fátima se mantuvo<br />

alerta durante un breve instante, en el que solo se oía la<br />

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agitada respiración de ambas. Al fin vislumbró con un gran<br />

alivio que se trataba de Estela, y en seguida le dijo a Delénia<br />

que aguardara el paso de la anciana. Escondida tras unos arbustos,<br />

Fátima pudo comprobar que su intuición no le engañaba:<br />

Al percatarse de que la joven necesitaba un lugar donde<br />

alojarse, la abuela de Martín no tardó en pedirle que fuera con<br />

ella a la mansión, a pesar que al hacerlo daría forma a una de<br />

sus peores pesadillas.<br />

Acostumbrada al viejo castillo en que vivía y la aldea gitana<br />

situada a menos de dos kilómetros al Sureste del Reino<br />

Sur, la princesa consideraba que la casona difería considerablemente<br />

de lo que ella había conocido en materia arquitectónica,<br />

pues era demasiado endeble para que sirviera de fortaleza<br />

y muy espaciosa para acogiera a una pequeña familia. Su<br />

aspecto en un comienzo le sugirió cierta tristeza, pero esta<br />

impresión fue diluyéndose a medida que atravesaba los coloridos<br />

jardines que la rodeaban.<br />

Apenas unos minutos después, la abuela de Martín abría<br />

las sólidas puertas de la mansión y le invitaba al interior. En<br />

seguida Delénia entró a un vestíbulo de muros blancos en el<br />

que había un espejo de marco plateado, muy añoso, una mesa<br />

diminuta y un diván café; bajo sus pies, una alfombra amarilla<br />

se desplegaba desde el umbral hasta el último peldaño de una<br />

extensa escalera. A su derecha se encontraba la entrada al comedor,<br />

significativamente más amplio, y a su izquierda había<br />

un pasillo que conducía a otras habitaciones.<br />

Luego de solicitarle a la joven que tomara asiento, la anciana<br />

le dijo cariñosamente:<br />

- De seguro tienes mucha hambre. Esta noche cenaremos<br />

temprano.<br />

Cristián Berríos | 180 | http://zonaliteratura.com


Estela se dirigió a la cocina con un evidente entusiasmo,<br />

pues además de quienes realizaban encargos para Martín en la<br />

Ciudad, y llevaban provisiones a la casona cada tres meses,<br />

nadie les había visitado en más de veintitrés años. Muy pronto<br />

la princesa escuchó el inconfundible ruido de un cuchillo que<br />

troza todo lo que se pone al alcance de su filo, y recordó esas<br />

tardes en que acompañaba a Fátima en la cocina del castillo.<br />

Allí corrían y se esmeraban en la preparación de los innumerables<br />

platillos que día a día satisfacían a reyes y nobles.<br />

Cuando apareció en el vestíbulo, Estela le dijo a Delénia<br />

que le presentaría a alguien, y subió la escalera llena de ansiedad.<br />

Finalmente regresó acompañada de un hombre alto, de<br />

contextura delgada, cabello largo y oscuro, a quien presentó<br />

como su nieto Martín. La extrema palidez en el rostro de éste<br />

hizopensar a Delénia que él se encontraba muy enfermo; pero<br />

después se dio cuenta de que no revelaba indicios de mal alguno.<br />

Delénia había escuchado en la aldea gitana que la gente<br />

que vivía más allá de la floresta no daba crédito a la existencia<br />

de Los Tres Reinos, y que muchos ni siquiera habían oído de<br />

Gurbanom (Construida en el 39.702 de la Era Cronológica),<br />

la Ciudad subterránea de los gnomos del Norte; de Atol<br />

(40.008), El Tesoro en las Alturas de los elfos del Noreste; de<br />

Sicrum, la bella estrella del Sureste que las cuatro clases de<br />

centauros levantaron en el año 42.699 EC como símbolo de<br />

paz; de Trugueleña (42. 305) el pueblo de los enanos del Sureste,<br />

muy reputado por su dulcísimo licor de frambuesa; de<br />

Acram (41.216), la fortaleza que los Sorgas levantaron al Suroeste;<br />

de las cavernas Krum, residencia de los Asetos del<br />

Extremo Sur desde el año 40.016 E.C; y de otros tantos refu-<br />

http://zonaliteratura.com | 181 | Cuentos de Sueñobscuro


gios que los Bosques del Norte, Centro y Sur escondían entre<br />

las miles y miles de hectáreas que juntos congregaban.<br />

Peor aún, esos afuerinos que construían extraños aparatos<br />

de metal, que consumían bastas cantidades de combustible<br />

y envenenaban el aire, llamaban dementes a cualquiera que<br />

se atreviese a darle crédito a las historias que provenían del<br />

Bosque.<br />

Por este motivo casi estalla de alegría cuando Martín le<br />

dijo sin asomo de burla:<br />

- Mi abuela me contó quien es usted y de donde proviene.<br />

Puede quedarse todo el tiempo que guste porque es un gran<br />

honor tenerla con nosotros.<br />

Cuando concluyó, Martín inclinó levemente la cabeza y<br />

en retribución a su generosidad la princesa Delénia correspondió<br />

a su gesto. Aunque la amenaza del Mago Obscuro aún<br />

persistía, ella se sintió de pronto más tranquila. Aquél día en<br />

que la princesa llegó a la mansión, Martín despertó más temprano<br />

que de costumbre. Aprovechando que el crepúsculo<br />

restringía los dominios de la luz se asomó al ventanal de su<br />

habitación, que estaba justo sobre la entrada a la casona. Desde<br />

ahí logró ver difusamente entre la claridad de la tarde a su<br />

abuela, la cual atravesaba uno de los jardines en compañía de<br />

una molesta mancha blanca. Cuando se acercaron a las puertas<br />

de la mansión, Martín descubrió muy sorprendido que de<br />

la mancha se distinguía una mujer.<br />

Su vida cambiaría por completo. Cabe recordar una de<br />

las tantas canciones que Delénia había inspirado entre los Compositores<br />

del Reino Sur:<br />

Un himno vuela con la brisa de sus ojos<br />

Cristián Berríos | 182 | http://zonaliteratura.com


y la noche en sus cabellos.<br />

Prefiere el silencio y ofrenda una mirada,<br />

Que perfuma el alma y somete como el acero.<br />

Salvo las conversaciones que sostenía con su querida abuela,<br />

Martín jamás había hablado con una mujer hasta ese día,<br />

por lo tanto cayó rendido bajo los encantos de la princesa con<br />

la docilidad de un mosquito que se dirige hacia la luz.<br />

A poco de haberse trasladado a la casona, Delénia constató<br />

que su anfitrión tenía otra particularidad: Nunca se dejaba<br />

ver durante el día. Sus apariciones siempre se producían a<br />

la hora de cenar, y luego de que bajara por la escalera que<br />

conducía al vestíbulo. Llena de curiosidad, no dudó en preguntarle<br />

a Estela sobre esta situación. Cuando la anciana le<br />

explicó que Martín debía refugiarse entre las sombras, Delénia<br />

sintió pena por él, debido a que recordaba las cristalinas aguas<br />

de los ríos y de la cascada en que se bañaba, los claros del<br />

Bosque, y el abismo frente al cual dibujaba.<br />

Habituada a su entrenamiento y a los Bosques que tanto<br />

amaba, las horas, días y semanas en la mansión transcurrían<br />

lentamente para la princesa, pero aprovechó ese lapso para<br />

compenetrarse con la dulce Estela, y de paso colaborarles en<br />

los extenuantes deberes del hogar.<br />

En una casa de tantas habitaciones, sacudir, limpiar y barrer<br />

eran tareas titánicas, y a menudo la joven se preguntaba si<br />

el entrenamiento de la Guardia Real resultaba tan duro. No<br />

obstante, aunque a la anciana le obsesionaba el aseo, y vivía<br />

pendiente de que cada cosa estuviera en su sitio, esta labor<br />

tenía ciertas restricciones. Había cuartos en la casona que se<br />

hallaban bajo llave: La habitación de Martín, el estudio y la<br />

http://zonaliteratura.com | 183 | Cuentos de Sueñobscuro


iblioteca. Según Estela, el propio Martín se ocupaba de ellos,<br />

y agregó que él a menudo le decía: «No se llega al caos a través<br />

del orden o el desorden, si no al alterar lo conocido».<br />

Una mañana en que barría el pasillo que se hallaba a la<br />

izquierda de la escalera, Delénia notó que la llave del estudio<br />

estaba puesta en la cerradura.<br />

Sin pensarlo dos veces la giró y entró en la estancia. En<br />

ella encontró un desorden que habría enloquecido a la anciana,<br />

pero no olía a encierro y se veía bastante limpia. Había<br />

libros en paquetes y sueltos; amontonados sobre una alfombra<br />

roja; encima de un escritorio y de un enorme sofá. La habitación<br />

poseía un inmenso ventanal cubierto por gruesas cortinas<br />

verde obscuras. Cuando la joven las iba a correr para<br />

que entrar el sol, escuchó una voz que le dijo:<br />

- Por favor, déjelas como están.<br />

Martín había entrado sin hacer ruido aprovechando que<br />

la puerta estaba entreabierta.<br />

- Disculpe esta intromisión - Se excusó la princesa. Al ver<br />

que en el rostro de Martín no aparecían señas de reproche,<br />

Delénia agregó-: Pensaba que usted no podía salir a la luz.<br />

- No puedo- Dijo Martín con una sonrisa-. Debería dormirme<br />

profundamente pero tengo algo de insomnio. Cuando<br />

eso me pasa, echo un vistazo desde arriba... Hoy las cortinas<br />

del comedor están cerradas, por lo tanto el vestíbulo aún no<br />

se encuentra muy iluminado. De ahí al estudio hay un trecho<br />

corto que recorro cubriéndome los ojos.<br />

- ¿Y qué sucede si después desea volver a su habitación?<br />

- Nunca lo hago- Contestó Martín-. En un cajón del escritorio<br />

hay manzanas frescas. Si quiero ir al baño, atravieso esa<br />

puerta que se halla a su derecha; y cuando tengo sueño me<br />

Cristián Berríos | 184 | http://zonaliteratura.com


tiendo en ese sofá que ve ahí...<br />

De inmediato se sintió como un oso que decía: «Esta es<br />

mi cueva; aquél recipiente contiene miel. Si quiero ir al baño,<br />

voy detrás de esa roca...Si, si, si, soy un animal... ¿Y qué?...».<br />

La princesa Delénia percibió que Martín se había avergonzado<br />

de la simpleza de sus hábitos, y dijo lo siguiente:<br />

- Fue una verdadera fortuna encontrarlos. Sé que algunas<br />

personas no habrían creído nada sobre mi identidad.<br />

- Mi abuela le cree y si no fuera así de seguro le habría<br />

ayudado de cualquier modo - Aseguró Martín-. Ella no permite<br />

que la razón le nuble el corazón y no al revés. Por mi<br />

parte, poseo evidencias que demuestran la veracidad de algunas<br />

cosas que nos contó.<br />

- ¿Qué evidencias?- Preguntó Delénia al instante.<br />

Martín se dirigió a su escritorio y sacó unas hojas amarillentas<br />

del primer cajón, las cuales extendió a la princesa. Soportando<br />

el olor a orín de rata que emanaba de ellas, la joven<br />

las revisó una por una, percatándose de que contenían dos<br />

registros claramente separados, aunque escritos con el mismo<br />

tipo de letra. El más breve decía lo siguiente:<br />

«Escribo estas líneas en el pueblo llamado El Descanso. Su nombre<br />

proviene del efecto soporífero que produce una especie criptograma de<br />

la región, a la que denominan La Flor de Tol en honor a su descubridor.<br />

Sus esporas se encuentran en todas partes: En las calles, en el interior de<br />

las casas e incluso sobre la mesa en que estoy redactando esta nota. Los<br />

lugareños parecen resignados a esta somnolencia, ya que viven apaciblemente<br />

y duermen cuanto pueden en un día. Me gustaría cubrir un buen<br />

perímetro a mi alrededor con un campo invisible, pero terminaría sofocándome.<br />

Probablemente deberé dejar mi forma humana si quiero salir<br />

http://zonaliteratura.com | 185 | Cuentos de Sueñobscuro


algún día de aquí. Mientras tanto espero a que él pase por este pueblo.<br />

Es sólo un mortal, pero en sus manos se halla un fragmento importante<br />

del Futuro... En lo que concierne a otras cosas, continuaré los apuntes<br />

que permitirán una clara comprensión de la Cronología que llevo a cabo».<br />

La princesa puso la primera hoja en el último lugar del<br />

montón y luego continuó con el otro registro:<br />

«Cuando aún no existía el sol que nos alumbra, y podían contarse<br />

los planetas y las estrellas que había en este lado del Universo, los espíritus<br />

que ahora se preparan para la Gran Batalla se dividían en Primarios<br />

y Secundarios, y se subdividían en malignos y luminosos. Entre los<br />

primarios malignos se hallaban los miembros del Tridente, esas espantosas<br />

criaturas que duermen en las aguas del Ner li Zoiñubzxoru (Mar de<br />

Sueñobscuro, actualmente Océano de la Tranquilidad). Ellos eran seguidos<br />

por seres de menor energía, pero de todas maneras muy destructivos.<br />

Entre los secundarios malignos estaban El Esclavo del Abismo, una<br />

entidad que solo busca la extinción de la vida; el temible Imallén, padre<br />

de todos los genios maléficos; algunos demonios que desataron cultos de<br />

sangre; los Laebdalluzuz (Diablillos), aquellos que los humanos pueden<br />

ver únicamente con el rabillo del ojo; y una gran diversidad de espantos<br />

y formas diabólicas que al concluir la era del T. A. (Tainpu<br />

Amninuraedi) se dispersaron por los rincones más siniestros de Cranato.<br />

«El Tridente y la Cofradía conformaron El Ejército de la Obscuridad<br />

(O de las Tinieblas), cuyo propósito es apoderarse de Los Tres<br />

Libros que Id Izparatu Xrielur li tulu du icaztimti envió desde Alina.<br />

En el T. A. los Textos tenían por objetivo satisfacer a tres necesidades:<br />

Cerrar las brechas que enlazaban a Cranato con Amin, donde el nefasto<br />

Yirazú aniquiló la resistencia del bien; propagar la vida y velar por<br />

ella. Sin embargo, El Tridente pensó en utilizarlos como un arma<br />

devastadora para establecer un Orden Distinto, un reinado fúnebre que<br />

se extendería a través de Todos los Mundos y Todos los Tiempos. Con<br />

Cristián Berríos | 186 | http://zonaliteratura.com


este fin, rompieron el Acuerdo del Equilibrio de las Fuerzas, y desataron<br />

una horrorosa guerra que marcó el termino del T. A. y el comienzo<br />

de una época de trémula paz, cuyo nombre con los años fue Ire Pri<br />

Xrumudujaxua (Era Pre Cronológica).<br />

«Aquellos seres que entendían el porqué de la creación (O que al<br />

menos parecían comprenderlo) se opusieron al plan de las Tinieblas.<br />

Entre ellos estaban los Primarios luminosos (Los Magos del T. A.,<br />

Las Hadas Reinas y los Espíritus que luego residieron en el mar y en la<br />

tierra) y otros de menor energía, como por ejemplo Los Espíritus Rebeldes.<br />

Aunque Los Magos del T. A. eran los únicos que habían sido<br />

elegidos para custodiar Los Tres Libros de Alina, cada uno de los anteriores<br />

luchó más allá de lo imaginable por defender este universo en expansión.<br />

Finalmente ese esfuerzo generosamente desplegado, la poca cohesión<br />

de los guerreros de las Tinieblas, y el uso de la Magia Liquida,<br />

permitieron el triunfo del Ejército de la Luz al cabo de algunos milenios<br />

plagados de incertidumbre.<br />

«La paz reinó durante un breve lapso, porque después regresaría la<br />

guerra en una de sus formas más cruentas: Esa que derrama la sangre y<br />

energía que una se agitó al unísono. Los Espíritus Rebeldes (Denominados<br />

de este modo a raíz de lo sucedido) se tentaron con las facultades que<br />

ofrecían los Libros, y manifestaron su anhelo de regir la Creación, propósito<br />

que en la Luz ya tenía un débil precedente. Esta contienda duró<br />

tanto como un estornudo, pues los primarios luminosos contaban con una<br />

abrumadora superioridad. Sin embargo produjo una mitosis que trajo<br />

dos claras consecuencias: Una merma considerable en El Ejército de la<br />

Luz, y por otra parte un incremento notable en el número de guerreros<br />

obscuros. Sin lugar a dudas, ese fue el hecho de mayor relevancia en el<br />

período Pri Xrumudujaxua.<br />

«La aparición de los Pueblos Milenarios dio inicio a la Ira<br />

Xrumudujaxua (Era Cronológica). Al igual que sus antepasados, aque-<br />

http://zonaliteratura.com | 187 | Cuentos de Sueñobscuro


llos espíritus buenos del T. A., los habitantes de Los Pueblos Milenarios<br />

(O Poibduz Li De Ira Xrumudujaxe) amaban a la naturaleza y a la<br />

vida en general. Se establecieron principalmente en el mismo lugar que<br />

fue su cuna: El Bosque más antiguo del mundo, ese océano verde que<br />

conforman los Tres que cubren las afueras de Sueñobscuro.<br />

«También hubo razas que emergieron en otros rincones de la tierra<br />

y desde esos sitios remotos, ya fuera en son de paz o impulsados por La<br />

Hermandad del Gran Fuego, llegaron sus representantes. Cíclopes,<br />

Balquios, Gigantes (Divididos en Berserkers, Etanes, Sorgas y Asetos),<br />

minotauros, ogros, arpías y los Magos del Oriente revelaron en<br />

Sueñobscuro la naturaleza de sus almas.<br />

«Alrededor del año 5.000 de la I. X. los seres Humanos se abrieron<br />

paso en la tierra fresca y fecunda. Los hijos de Gado y Turus (Antepasado<br />

humano posterior a la especie Gado) vivieron en cavernas durante<br />

largo tiempo; más tarde, cuando el hielo ya cedía se congregaron en<br />

pequeños poblados; luego en grandes Ciudades, donde desarrollaron el<br />

arte y la ciencia. Se les considera débiles y ambiciosos, aunque han aparecido<br />

entre los suyos sobresalientes espíritus. Como un reconocimiento a<br />

estos entes notables, algunos de ellos fueron nombrados Guardianes de<br />

Los Tres Libros, y se les concedió el título de nobleza. Sobre esta especie<br />

hay un adagio gnomo que dice: El laberinto más intrincado no se compara<br />

con la mente de un Humano.<br />

«De la unión que hubo entre los seres Humanos y otras entidades<br />

surgió una parte de los hechiceros, de las hadas y de las brujas (Aquellas<br />

que son denominadas blancas). Seducidos por el Obscuro Poder que rondaba<br />

Cranato aún antes que el Tridente, la Humanidad dio origen a<br />

licántropos, nosferátus y otros hechiceros y brujas, entre un sin fin de<br />

engendros.<br />

«Muchos de los aquí mencionados acudirán al llamado de la Lucha<br />

el día en que Sueñobscuro será destruido. Cruel ironía, la Ciudad<br />

Cristián Berríos | 188 | http://zonaliteratura.com


que acogería a todos los seres para que vivieran en paz, y se desvanecieran<br />

de esta forma los espectros del enfrentamiento producido en el T. A.,<br />

nuevamente se convertirá en el campo de Batalla, como lo anuncia una<br />

conocida profecía...»<br />

Al llegar a este punto, Delénia interrumpió la lectura. Estela,<br />

que estaba parada en el umbral de la puerta, exclamó:<br />

- ¡Así que aquí te encontrabas, querida!... Apuesto que<br />

Martín te está aburriendo con sus preguntas acerca del Bosque.<br />

- No lo hacía...- Aclaró la princesa- La verdad es que me<br />

ha enseñado algo muy interesante.<br />

- De todos maneras no permitiré que te acapare. Acompáñame<br />

y te mostraré unos hermosos vestidos que pertenecieron<br />

a mi nuera. Creo que tú eres de su misma talla.<br />

Encogiéndose de hombros, Delénia dejó los apuntes en<br />

manos de Martín.<br />

Cuando aún no acababa de explicarse el origen de los<br />

apuntes, y sin saber como ni porqué, su atención se centró en<br />

Martín, y recordó con agrado el interés que demostraba por<br />

sus relatos y los enigmas del Bosque. Una noche en que no<br />

conseguía conciliar el sueño, algo frecuente en las cinco semanas<br />

que llevaba de estadía en la casona, Delénia miraba a través<br />

de la ventana de su habitación. Fue así como se percató de<br />

que Martín atravesaba los jardines en ese preciso instante.<br />

- ¿A dónde irá?...- Murmuró la joven.<br />

Rápidamente se puso una camisa de dormir encima y, luego<br />

de que recogiera sus zapatos, bajó las escaleras a toda prisa.<br />

Una vez que estuvo fuera de la casona, corrió hasta vislumbrar<br />

a Martín, el cual en lugar de dirigirse hacia El Descanso<br />

como ella supuso enfilaba rumbo al Bosque.<br />

http://zonaliteratura.com | 189 | Cuentos de Sueñobscuro


Debido a que entre la Floresta y los arbustos que cercaban<br />

los jardines había un trecho descubierto, la princesa esperó<br />

a que Martín se perdiera de vista. En seguida hizo el amago<br />

de seguirle, pero se detuvo en seco. Sabía que deambular en el<br />

Bosque a esa hora significaba meterse en la boca del lobo. Sin<br />

embargo, el hecho de que Martín se encontrara cerca le infundió<br />

valor, e intentó retomar su rastro. Al darse cuenta de que<br />

le había perdido, gritó lo siguiente:<br />

- ¡Hirmenuz Erbudiziz!, lliwimni hezte Martín. (¡Hermanos<br />

árboles!, llévenme hasta Martín.)<br />

Inmediatamente después una voz que provenía de un gigantesco<br />

abeto le dijo:<br />

- Pramxizet, izpiret om puxut (Princesa, espera un poco).<br />

Ella obedeció sentándose junto al árbol. Al cabo de una<br />

hora, la joven reiteraría su petición, y obtuvo la misma respuesta.<br />

Al fin, luego de una hora más, los árboles comenzaron<br />

a desplazarse formando un sendero. Sin que perdiera tiempo,<br />

la princesa corrió por ese camino hasta que llegó muy exhausta<br />

a un claro que frecuentaba con Marco el gitano. No pasaron<br />

más de diez segundos antes de que pudiera divisarle. En ese<br />

momento Martín caminaba con dificultad y de vez en cuando<br />

caía y se levantaba.<br />

- ¿Está herido? - Preguntó la hermosa Delénia al espíritu<br />

de un ciprés en la Lengua sagrada.<br />

- No, princesa - Le informó el Espíritu del Árbol.<br />

En ese momento, la princesa Delénia observó que Martín<br />

se había acostado sobre la hierba.<br />

- Quizás se quedó dormido- Murmuró y dándose vuelta a<br />

donde estaba el ciprés le preguntó a su huésped-: ¿Cómo pudo<br />

encontrar este claro?<br />

Cristián Berríos | 190 | http://zonaliteratura.com


Y el Espíritu le dijo:<br />

- Le dejamos llegar hasta aquí porque no hay oscuridad<br />

en su corazón.<br />

Muy impresionada, la princesa regresó a la casona. Desde<br />

lo acaecido esa noche, la joven Delénia esperaba a que Martín<br />

cruzara los jardines y salía detrás de él; pero nunca lograba<br />

averiguar que era lo que él hacía en sus expediciones, Y no<br />

deseaba preguntárselo a los Espíritus de los Árboles por una<br />

cuestión de orgullo.<br />

Delénia se adelantó una noche a la salida de Martín, y fue<br />

a esconderse entre el follaje de un florido arrayán, que había<br />

crecido cerca del claro donde le veía detenerse cada vez que<br />

iba tras sus pasos. Como había escogido el lugar indicado para<br />

ocultarse, su plan no tardó en darle dividendos, aunque la princesa<br />

no lo supo de inmediato. Desde su escondite divisó una<br />

sombra que se desplazaba con una ligereza asombrosa: Tan<br />

pronto había pasado por su lado, ésta aparecía a lo lejos y<br />

volvía a disiparse entre las sombras. Cuando esa entidad disminuyó<br />

la intensidad de sus movimientos, Delénia pudo reconocer<br />

en ella los rasgos y la palidez de Martín. Esto hizo que<br />

en su memoria surgiera una tarde de sus doce años, en la que<br />

había obscurecido tempranamente. La princesa conversaba y<br />

comía galletas de chocolate con Marco el gitano. Se hallaban<br />

sentados bajo la Araucaria Milenaria, el hogar del Inperilur Li<br />

Duz Erbudiziz, un gigantesco árbol que poseía la facultad de<br />

curar las heridas del cuerpo, y también la de disipar las sombras<br />

del espíritu.<br />

Interrumpiendo la amena charla que sostenían, de pronto<br />

ambos fijaron su vista en unos arbustos que se habían agitado<br />

en forma violenta. De inmediato Marco, el príncipe de los gi-<br />

http://zonaliteratura.com | 191 | Cuentos de Sueñobscuro


tanos, se puso de pie y exclamó:<br />

- Si es un ogro hambriento, juro que conocerá el filo de<br />

mi navaja.<br />

- No digas tonteras- Dijo la princesa intentando mantener<br />

la calma-. Debió ser un animal.<br />

Pero se mantuvo alerta, y finalmente vio la silueta de alguien<br />

un poco más alto que ella. En seguida le apretó un brazo<br />

a Marco indicándole que mirase en esa dirección y luego<br />

gritó:<br />

- ¡Es un niño!<br />

Como solo pudo divisar algo obscuro que se movía con<br />

la destreza de un antílope, Marco replicó:<br />

- ¡Imposible!... Ningún niño correría tan aprisa, y aunque<br />

lo hiciera ya es de noche. No distinguiría nada más allá de sus<br />

narices. Probablemente hace un rato tenías razón, y se trata de<br />

un animal.<br />

Aunque la explicación de Marco le parecía muy sensata,<br />

la princesa Delénia estaba segura de lo que había visto, y más<br />

de una década después tuvo la oportunidad de comprobarlo.<br />

Martín poseía un lazo especial con el Bosque, al que había<br />

aprendido a amar a su manera; y tanto le amaba, que a través<br />

de su cansancio le confiaba el dolor y la soledad de su alma.<br />

Entonces la lástima que ella había sentido por él en un principio<br />

se transformó en admiración; y aunque estaba avergonzada<br />

por haberle espiado, decidió acompañarle. Caminando muy<br />

despacio, Delénia llegó a su lado y le dijo con timidez:<br />

- ¿Puedo sentarme junto a usted?...<br />

Martín siguió mirando hacia el cielo con el corazón a punto<br />

de reventarle el pecho y le dijo con la mayor calma posible:<br />

- Por supuesto. Será mucho más cómodo que ocultarse<br />

Cristián Berríos | 192 | http://zonaliteratura.com


tras un arbusto.<br />

- ¿Hace cuanto que notó mi presencia? - Preguntó Delénia<br />

cabizbaja.<br />

- Unos tres días - Contestó él sin voltear el rostro.<br />

- ¿Le molesta que lo haya seguido?<br />

- No- Contestó Martín-, me preocupa que piense que estoy<br />

loco... Al margen de que lo esté o no.<br />

Permanecieron callados por un instante observando unos<br />

roedores de pelaje rojizo que escarbaban a unos quince metros.<br />

Delénia les llamó Sajakas. Un emplumado ceniza los hizo<br />

dispersarse.<br />

- Princesa- Dijo Martín-, supongo que conoce el Bosque<br />

como la palma de su mano ¿Cuándo fue la última vez que visitó<br />

este claro?<br />

- Hace casi tres meses- Dijo ella-, unas semanas antes de<br />

que desapareciera Marco, mi mejor amigo. El Bosque es un<br />

lugar maravilloso, pero eso no significa que sea seguro.<br />

Al cabo de unos segundos, la princesa Delénia agregó con<br />

una sonrisa:<br />

- La penúltima vez que vine tuve un cómbate con algunos<br />

guardias de la realeza.<br />

- ¿Cómbate?<br />

- Si- Corroboró la princesa-, es parte de la defensa, como<br />

la lucha por ejemplo ¿Sabe luchar?<br />

- No.<br />

- Siendo así le enseñaré- Dijo Delénia-. Póngase de pie.<br />

Cuando Martín lo hizo, ella agregó:<br />

- Ahora quiero que intente golpearme.<br />

- No sería justo- Dijo Martín.<br />

- Solo es una práctica- Explicó Delénia-¿No tendrá mie-<br />

http://zonaliteratura.com | 193 | Cuentos de Sueñobscuro


do a que le derrote, verdad?<br />

Mirándola a los ojos, Martín se puso serio y aceptó. En<br />

seguida se alejó unos treinta metros de ella, y desde allí le preguntó:<br />

- ¿Lista?...<br />

- ¡Desde hace rato!<br />

Segundos más tarde vio que Martín corría hacia ella, pero<br />

no en forma directa, si no zigzagueando. Si bien tenía más deseos<br />

de burlarse que de otra cosa, Delénia se puso en guardia<br />

y esperó el ataque de Martín. Pero éste dejó de ser visible a<br />

menos de cinco metros de distancia abandonándola en los<br />

vastos pagos del asombro. Cuando empezaba a creer que la<br />

tierra lo había tragado, Martín la derribó por su flanco izquierdo<br />

con la agilidad de una fiera. Levantándose del suelo, Delénia<br />

masculló:<br />

- Esta es la primera vez que alguien me sorprende así y<br />

juro que será la última. Creo que le pedí que me atacara y no<br />

que me matara del susto.<br />

Pero la curiosidad pudo más que su orgullo herido, y en<br />

seguida le preguntó a Martín:<br />

- ¿Cómo pudo hacerlo?...<br />

- Usted me obligó.<br />

- ¡No!.- Exclamó la princesa sonriendo-¿Cómo pudo desaparecer?<br />

- ¿Desaparecí? Sólo hice algo sencillo.<br />

- No me parece tan sencillo, de seguro requiere de mucho<br />

esfuerzo y practica.<br />

- No hay avance sin paciencia - Dijo Martín.<br />

Mientras emprendían el regreso a la casona, la joven le<br />

dijo:<br />

Cristián Berríos | 194 | http://zonaliteratura.com


- Realmente me extraña que jamás se haya extraviado en<br />

el Bosque.<br />

- No ha sido fácil- Admitió Martín, y luego agregó en voz<br />

baja-: ¿Puede guardar un secreto?.<br />

- Claro que si.<br />

- Por absurdo que parezca, a veces pienso que el Bosque<br />

se mueve... En una ocasión alcancé a ver parte de un castillo...<br />

- ¿Dónde fue eso?...- Interrogó la princesa.<br />

- Más allá de la vía férrea- Contestó Martín-, muchos kilómetros<br />

al norte de este claro.<br />

- ¡Ah!- Exclamó Delénia-, ese es el Reino Centro.<br />

- Solamente logre vislumbrar una torre- Prosiguió Martín-.<br />

Cuando me encaminé en esa dirección surgieron mil árboles<br />

para cerrarme el paso.<br />

- Eso no es extraño en este lugar- Dijo Delénia-. En varios<br />

árboles habitan Espíritus que nos ayudan a proteger los<br />

Tres Reinos... En cualquier caso les agrada ya que le guiaron al<br />

claro más grande y hermoso de un Bosque que carece de senderos.<br />

- ¿Cómo se comunican con esos Espíritus? - Preguntó<br />

Martín mientras daba un vistazo a los árboles que había a su<br />

alrededor.<br />

- Hablamos con ellos- Dijo la princesa-, pero no en cualquier<br />

lengua ya que únicamente hablan la del Tiempo Inmemorial<br />

a pesar de que comprenden un sinfín de idiomas y dialectos.<br />

En tanto la niebla les envolvía poco a poco, Martín le dijo:<br />

- Hace rato usted me comentó que el Bosque no es seguro.<br />

- Es verdad- Afirmó la princesa Delénia-. En él también<br />

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habitan seres perversos.<br />

- Jamás dejaría que alguno de ellos se le acercara.<br />

- Es usted muy amable. pero me temo que si alguno de<br />

ellos se propusiera hacernos daño, ni siquiera los buenos Espíritus<br />

de los Árboles podrían defendernos.<br />

A despecho de lo dicho por la joven, los árboles se inclinaron<br />

de pronto hacia adelante, como si contuvieran una avalancha<br />

a sus espaldas. Desplazándose hicieron desaparecer unos<br />

bultos enormes que asomaban sus ojos amarillentos y carentes<br />

de vida. Martín pudo oír claramente unas voces frías que<br />

seseaban entre las sombras.<br />

Las aprensiones de la princesa fueron desvaneciéndose a<br />

medida que se acercaban a la casona. Luego de desearse un<br />

buen descanso, cada uno se marchó a su habitación. Con lo<br />

ocurrido esa noche, Delénia quedó prendida del aura de tristeza<br />

y misterio que emanaba de Martín, quien casi sin proponérselo<br />

se había acercado a ella como nunca antes. Como nunca<br />

había podido esa Obscura Entidad que también la amaba.<br />

Como si las sonrisas se pagaran con lagrimas, Martín cayó<br />

desde la cima de la montaña a lo más profundo del abismo.<br />

Ante los inútiles esfuerzos del médico que trataba la enfermedad<br />

de la anciana, su abuela Estela comenzó a agravarse notablemente,<br />

y murió al cabo de algunos días de agonía.<br />

Simplemente, el fallecimiento de la anciana fuu para Martín<br />

como si le arrancaran un trozo del alma. Desde entonces, y<br />

por un par de semanas interminables, no conciliaba el sueño y<br />

apenas se alimentaba lo suficiente; tampoco salía al Bosque y<br />

pasaba encerrado en su cuarto sin que pronunciara palabra.<br />

Sentía que la había abandonado.<br />

La princesa en tanto se sobrepuso a su propia pena para<br />

Cristián Berríos | 196 | http://zonaliteratura.com


darle consuelo a Martín estableciéndose entre los dos una fuerte<br />

unión. Con sus energías en reposición, Martín se propuso encontrar<br />

a alguien que hubiera conocido a su abuela, y le pidió<br />

a Urbano que publicara un aviso en varios medios de prensa,<br />

y que éste siguiera apareciendo aún después del funeral, el cual<br />

se realizó en la misma casona una noche sumamente fría. El<br />

único que respondió a este llamado fue Bastián, al que consideraba<br />

de su sangre.<br />

La noche anterior a la de la cena que compartirían con<br />

Bastián y Urbano, Martín se acercó a Delénia y le dijo con<br />

suma tranquilidad:<br />

- Sé que llegó aquí en busca de protección, pero a la larga<br />

ha sido usted la terminó protegiéndonos. Primero a mi madre-<br />

Refiriéndose a su abuela-, para quien no escatimó esfuerzos,<br />

y luego a mí al ayudarme tras su muerte.<br />

Delénia le agradeció con una reverencia y él hizo otra.<br />

Entonces ella sintió de pronto un irrefrenable deseo de abrazarlo<br />

pero se contuvo, y en cambio se apresuró en darle las<br />

buenas noches aunque no conseguiría conciliar el sueño en<br />

varias horas.<br />

Durante la cena del día siguiente, la princesa terminó por<br />

convencerse de que Franz Plata era en verdad el Mago Obscuro,<br />

y por esta razón le dijo a Martín que partiría, porque<br />

prefería que la atrapara ese ser malvado antes de que él sufriera<br />

algún daño. Cuando Urbano le dejó en lo alto de la torre,<br />

ella exclamó:<br />

- ¡Quiero regresar!<br />

En vez de contestarle, el mago se quedó mirando a la joven<br />

fijamente. Entonces, la princesa le gritó:<br />

- ¡Asesino! ¡Mataste a Marco!<br />

http://zonaliteratura.com | 197 | Cuentos de Sueñobscuro


En seguida se acercó para atacarle, pero sus golpes atravesaron<br />

al Mago Obscuro. Urbano apareció luego en otro rincón<br />

del cuarto, y le dijo con absoluta calma:<br />

- No maté a tu amigo, pero reconozco que he derramado<br />

la sangre de muchos.<br />

Después atravesaba la puerta pero Delénia escuchó que<br />

le dijo al oído:<br />

Aunque trato de dar vida con el poder de mis manos,<br />

Todo se marchita en ellas;<br />

Porque me acompaña el soplo de la muerte<br />

Y horroriza a quien se pone en mi camino.<br />

Muy pronto la princesa Delénia quedó sola y a merced de<br />

una enorme amargura, casi tan poderosa como el miedo que<br />

se apoderaba de ella. Fue en ese momento cuando, al pensar<br />

que jamás le vería de nuevo, descubrió lo que sentía por Martín.<br />

Entonces, cansada de que le arrebataran las personas que<br />

amaba, se prometió que de una u otra forma escaparía de esa<br />

prisión. En seguida fijó su atención en los barrotes de la única<br />

ventana de la estancia preguntándose que tan sólidos serían.<br />

Una hora antes de que se produjera el estruendo que alertó<br />

al Ejército de la Luz, Urbano culminaba los preparativos para<br />

la Gran Batalla en el lúgubre sótano de su mansión. Luego de<br />

que enviara a un grupo de Laebdalluzuz a reunir su legión de<br />

brujas, etanes, demonios, hechiceros, berserkers, dragones,<br />

genios maléficos como El Cherufe, y otras alimañas que habitan<br />

en las sombras, había pronunciado los conjuros para darle<br />

libertad al Esclavo del Abismo y al temible Imallén, y se preparaba<br />

para hacer lo mismo por Arkán, Efisto y Yirazú, aun-<br />

Cristián Berríos | 198 | http://zonaliteratura.com


que aquello no concluía la tarea, pues debía utilizar el líquido<br />

Kurbaa que el propio Yirazú trajo desde Aminabis.<br />

La verdad sea dicha, Urbano no odiaba a Martín, y hasta<br />

ese momento descartaba la alternativa de eliminarle. Había<br />

conocido la miseria en sus años de mortal y también la importancia<br />

de ser bien recibido bajo un techo. Si había algo que el<br />

Mago Obscuro aborrecía era la Cofradía.<br />

Detestaba a las brujas y a las arpías, porque con frecuencia<br />

se enamoraban de él (y pocas cosas le parecían tan molestas<br />

como alguien con el poder de seguirle hasta el último rincón<br />

de Cam); detestaba a los ogros, debido a que abandonaban<br />

cualquier asunto si les sorprendía la hora de comer; detestaba<br />

al Esclavo del Abismo, porque éste no compartía su propósito<br />

de conquistar y en cambio hablaba de destrucción y<br />

masacres irracionales. De cualquier modo debía soportarles a<br />

todos por difícil que resultara.<br />

Tiempo atrás, cuando ya se había convertido en el Líder<br />

de las Tinieblas, lo único que endulzaba sus días era el amor<br />

de las mujeres que dormían a su lado. Pero aún este placer se<br />

volvió insuficiente, y por sobre un millar de caras seguía siendo<br />

el odio su única compañía, ese odio que arrastraba desde<br />

hacía muchos años. Sin embargo, tal como le ocurriría a Martín<br />

años más tarde, la existencia del Mago Obscuro fue tocada<br />

por la vara que transforma el hierro en oro, y las pozas de<br />

agua en vasijas de plata.<br />

Caminando por el Bosque, Urbano se aproximaba a la<br />

cascada frente a la que solía sentarse. Para su sorpresa dos<br />

mujeres habían invadido su lugar predilecto. Una de ellas, una<br />

hermosa joven de quince años, se bañaba tranquilamente sumergida<br />

hasta el ombligo. La otra, algo así como dos décadas<br />

http://zonaliteratura.com | 199 | Cuentos de Sueñobscuro


mayor, le hablaba desde la orilla, pero ella tenía la vista fija en<br />

las estelas que dejaba el jabón sobre su cuerpo sinuoso, y ocultaba<br />

el rostro bajo una cascada de rizos negros.<br />

Ninguno de los tesoros que poseía arrebataba con mayor<br />

intensidad que los otros, y cada uno de ellos cautivaba por si<br />

mismo. Pero no fueron sus labios, bocados de Nía (Fruta redonda<br />

que proviene del Niabulus), los causantes del embrujo<br />

que ejerció en el Mago Obscuro; ni su piel, que probablemente<br />

se habría deslizado sobre la suya como un exquisito aceite.<br />

Tampoco participaron de una manera especial sus pechos orgullosos,<br />

y su vientre plano. No, por supuesto que no. Todo lo<br />

anterior había sido degustado por Urbano en infinitas formas,<br />

y apenas pudo nublarle un tanto la razón. Sin duda alguna, el<br />

Mago Obscuro quedó prendido de ella por la pureza que irradiaba,<br />

y la infinita bondad que vislumbraba en su corazón; virtudes<br />

que le dejaron absorto, como si habitara en los confines<br />

de una caverna y un día descubriera a un intruso le quema los<br />

ojos.<br />

El embelesamiento de Urbano permitió que Fátima, la<br />

mujer que esperaba a la joven en la orilla, detectara su presencia<br />

y estableciera un vínculo con los recodos más sórdidos y<br />

amargos de su ser. Molesto y sumamente confundido, el Mago<br />

Obscuro se alejó a prisa de la laguna, pues Fátima alertaba a<br />

su protegida dando unos gritos espantosos.<br />

Durante semanas, el recuerdo de esa zagala de cabello<br />

azabache le encendía la sangre y agitaba su respiración sin darle<br />

tregua. Pero sus ansias iban más allá de la sed por el placer,<br />

y lo entendió perfectamente al tratar en vano de aplacarla. Por<br />

aquél entonces los Espíritus del Bosque cantaban:<br />

Cristián Berríos | 200 | http://zonaliteratura.com


Una sombra busca ser de carne y hueso<br />

Para conquistar una doncella<br />

Muy pronto Urbano averiguó que aquélla joven era la preciosa<br />

Delénia, Princesa del Reino Sur, custodiado como ya es<br />

sabido por el poderosísimo Bedteseri. Pese a todo, y sin que<br />

dejara de lado el anhelo de apoderarse del Jrem Universo,<br />

Urbano se juró que algún día llegaría hasta ella para conquistarla,<br />

y así encaminarse a la redención de sus actos.<br />

En la quietud del sótano en que trabajaba la noche decisiva,<br />

el Mago Obscuro se hallaba de muy buen animo. Tenía a<br />

Delénia junto a él al cabo de nueve años y la posibilidad de<br />

apoderarse de Los Tres Libros de Alina por fin estaba a su<br />

alcance.<br />

http://zonaliteratura.com | 201 | Cuentos de Sueñobscuro


Capítulo 4<br />

LA VÍA FÉRREA<br />

Quince minutos antes de que Fátima y Bastián pisaran el<br />

Campamento de Bedteseri, Martín llegaba a El Descanso en<br />

busca de la residencia de Urbano. Cuando pasaba cerca de la<br />

estación ferroviaria, un anciano le tomó del brazo, exclamando:<br />

- ¡Martín!... ¡Bendito sea dios, hijo mío! ¿Te encuentras<br />

bien?...<br />

- Si- Contestó el aludido lleno de sorpresa-. Mustafá, pensaba<br />

que te hallabas gravemente enfermo.<br />

- ¡No lo estoy Martín!- Gritó el anciano-, deja que te explique.<br />

- Este no es el momento adecuado- Explicó Martín-. Hay<br />

un asunto de vida o muerte que atender.<br />

- ¡Que me unten el culo con miel y me sienten en un gran<br />

hormiguero si lo que te diré no lo es!...- Aulló Mustafá.<br />

Luego de solicitarle que pusiera mucha atención, el anciano<br />

le relató lo siguiente:<br />

«Hace poco más de dos meses, oí que llamaban a la puerta de mi<br />

oficina. Cuando la abrí me hallé frente a un hombre de aspecto sombrío,<br />

Cristián Berríos | 202 | http://zonaliteratura.com


cejas pobladas y de unos cuarenta y tantos años a cuestas, que me dijo:<br />

«- Señor Mustafá, necesito un momento de su atención ¿Le importa<br />

si entro?...<br />

«- Por su puesto que no- Contesté-, dígame en que puedo servirle.<br />

«Pero en lugar de revelar el propósito de su visita, se transformó en<br />

una gigantesca serpiente. Lleno de asombro y de terror, busqué refugio<br />

detrás de mi escritorio. El reptil, en tanto, se arrastraba hacia mí con el<br />

hocico abierto, como si fuera a engullirme de un solo bocado. Sin embargo,<br />

al llegar a mi lado retomó su forma habitual y me dijo:<br />

«- ¡Vaya!... Es un hombre muy valiente. Le aseguro que muchos se<br />

habrían muerto del susto. Tengo el presentimiento de que nos entenderemos<br />

sin ningún problema. Me llamo Urbano y soy el Mago Obscuro de<br />

la legión de las Tinieblas. Desde hace largo tiempo, he tenido que matar<br />

a los que se oponen a mis planes, pero en verdad me estoy cansando de<br />

hacerlo. Sin embargo, no me costaría trabajo hacerme cargo de una vida<br />

más. Ahora bien, le daré una alternativa: ¿Quiere seguir viviendo?...<br />

«Asentí con la cabeza.<br />

«- ¡Bien!- Exclamó-. ¡Aquí hay una tortuga que no en vano asistió<br />

a los sepelios de tres amos, veintiocho perros y treinta y un gatos!... Créame<br />

que en otras circunstancias seríamos grandes amigos y beberíamos<br />

hasta que el vino se nos escapara por las orejas...<br />

«Después de reír a carcajadas, me puso al tanto de su ardid:<br />

«- Señor Mustafá, tengo ponerme en contacto con alguien que usted<br />

conoce, y me es indispensable su cooperación. Para conservar su vida,<br />

escribirá dos cartas para ese sujeto que vive como termita...<br />

«- Conozco a Martín desde niño, y le aseguro que sería incapaz de<br />

matar una mosca- Le dije en seguida-.¿Qué quiere de él?...<br />

«- Nada- Contestó-. Es otra cosa la que me interesa. Sigamos con<br />

lo que le concierne: En una carta quiero que renuncie a su empleo como<br />

administrador...<br />

http://zonaliteratura.com | 203 | Cuentos de Sueñobscuro


«- ¿Con que excusa?...- Pregunté.<br />

«- Si no lo hace- Dijo en un tono amenazante-, me transformaré en<br />

lo que usted acaba de ver y le tragaré en seguida, a menos que lo mate de<br />

alguna otra forma horripilante. Supongo que eso califica como motivos<br />

de salud.<br />

«Asentí con la cabeza nuevamente.<br />

«- En la otra- Prosiguió-, me recomendará como su sucesor, Franz<br />

Plata, un eficiente hombre de negocios que se encuentra disponible. Eso<br />

es todo lo que quiero y nada más...¡Ah!, le advierto que debe marcharse<br />

de El Descanso, y negarse a cualquier tipo de comunicación con Martín<br />

o de lo contrario... Hurgaré dentro de su mente y le daré el fin que merece...<br />

«- ¿Moriré mientras presencio un espectáculo de hermosas coristas?<br />

–Pregunté esperanzado.<br />

«- ¡Claro que no!- Dijo molesto-, me refiero a una muerte lenta y<br />

dolorosa.<br />

«Cuando acabé de escribirte las cartas, se las extendí a él y luego<br />

desapareció ante mis ojos. De inmediato fui a casa a empacar, y apenas<br />

terminé huí despavorido. Pero en todo este tiempo no he podido vivir con<br />

mi cobardía, y volví para contarte lo que pasó...»<br />

Al concluir su narración, el anciano suspiró profundamente.<br />

- Me crees. ¿Verdad hijo?<br />

Su antiguo empleador frunció el ceño y al cabo de unos<br />

segundos le dijo:<br />

- Mustafá, es evidente que lidiaste con un ser que posee<br />

extrañas habilidades... Estoy convencido de que jamás me habrías<br />

traicionado si él no te hubiera forzado. De cualquier<br />

modo hoy reparaste tu falta ahorrándome un tiempo sumamente<br />

valioso.<br />

Cristián Berríos | 204 | http://zonaliteratura.com


En seguida Martín miró hacia Sueñobscuro y tuvo la impresión<br />

de que el Destino guiaría sus pasos. Luego caminó<br />

hacia la boletería de la estación de El Descanso, donde le dijeron<br />

que el último tren había salido hacía veinte minutos. Entonces<br />

echó a andar por la vía decidido a enfrentarse con aquella<br />

profecía de Fátima. Una hora y media después del estruendo,<br />

cuando Martín llevaba unos treinta minutos en Sueñobscuro,<br />

Bastián le preguntó a un hombre que aseaba la estación de El<br />

Descanso sobre la salida del próxima tren hacia el Oeste, y<br />

éste, mirándole de arriba a bajo por su extraña vestimenta, le<br />

contestó:<br />

- El último salió hace casi dos horas. En todo caso yo que<br />

usted no iría a Sueñobscuro. En esa Ciudad ha ocurrido una<br />

catástrofe: Así lo aseguraban un par de telegramas que recibimos.<br />

Pude oír algunas detonaciones desde aquí, y también vi<br />

como miles de ratas corrían por la vía desde allá... Le prometo<br />

que jamás supe de algo parecido, salvo que se tratara de un<br />

barco a punto de hundirse.<br />

Bastián observó las líneas del ferrocarril, que convergían<br />

unos metros hacia el Oeste, murmurando con resignación:<br />

- Supongo que no hay otro remedio.<br />

Mientras se internaba en el Bosque a través de la vía, y<br />

daba de mordiscos a una Adaba (Fruta pequeña y redonda de<br />

color amarillo) que había cortado en el camino, Bastián reconstruía<br />

el trágico accidente que pesaba en su conciencia.<br />

Observando las ciénagas, dos extensas lagunas que parecían<br />

morder los rieles, entendió la desesperación de su padre cuando<br />

no tuvo escapatoria, y en tanto recorría el mismo trayecto,<br />

aunque a la inversa, se concentró, en medio de la confusión<br />

que provenía de Sueñobscuro y el gélido halo de la floresta,<br />

http://zonaliteratura.com | 205 | Cuentos de Sueñobscuro


en un punto que hasta entonces la culpa ocultaba.<br />

Ese hombre que apagó su luz en la vía férrea ya había<br />

perdido a alguien que amaba. El mismo calvario al que debía<br />

enfrentarse Bastián después del accidente. Tras lamentarse por<br />

milésima vez y repetirse que habría dado todo por darle un<br />

giro al fatídico curso de los hechos, Bastián comprendió que<br />

su padre había ofrendado en el momento justo lo que para él<br />

resultaba imposible a través del Tiempo.<br />

Luego de que una generosa dosis de orgullo, bienvenida<br />

como un billete extraviado en la ruta de la vagancia, recorriera<br />

vertiginosamente su cuerpo, Bastián sintió una fuerte molestia<br />

estomacal y, tras caerse de rodillas en la vía, vio volar de<br />

su boca a un insecto de alas rojas y negras. La hermosa<br />

Adabatía se perdió entre las sombras sin dejar rastro. Cuando<br />

aún no se recuperaba del susto que le produjo tal aparición,<br />

Bastián escucharía a lo lejos el silbato del ferrocarril, aunque<br />

en un principio no supo si ese sonido provenía del Bosque o<br />

del pasado.<br />

Cristián Berríos | 206 | http://zonaliteratura.com


Capítulo 5<br />

LA NOCHE DE LA BATALLA<br />

Después de que atravesara una procesión interminable de<br />

ratas, algunas tan grandes como un voraz zedregal, Martín tenía<br />

la estación ferroviaria de Sueñobscuro a la vista casi media<br />

hora después de iniciada la Gran Batalla. La tierra se sacudía<br />

alborotada como un potro salvaje bajo sus pies, y el cielo tronaba<br />

enfurecido. Martín tuvo miedo que el mundo llegara a su<br />

fin de un momento a otro. En tanto se acercaba a la estación<br />

presenció como una multitud huía desesperada hacia el Bosque<br />

del Este bajo las siluetas de extrañas criaturas.<br />

Corrientes humanas le empujaban de un lado hacia el otro.<br />

Ahora avanzaba por la avenida principal luchando contra el<br />

grupo que se dirigía a los Bosques del Norte y del Sur. Solo<br />

pensaba en reunirse con la princesa aunque implicara extraviarse<br />

en Sueñobscuro. La fortuna, cuya mano tanto necesitaba,<br />

decidió desairarle en el momento menos oportuno. Mientras<br />

se recriminaba nuevamente por la confianza que había<br />

depositado en Urbano, una explosión le arrojó en forma violenta<br />

sobre unos escombros. El resplandor que había precedido<br />

a la detonación le dejó ciego, además sentía el pecho en<br />

http://zonaliteratura.com | 207 | Cuentos de Sueñobscuro


carne viva y un agudo dolor en el costado izquierdo. Un cuerpo<br />

inerte yacía a su lado.<br />

La princesa Delénia en ese minuto aflojaba el último barrote<br />

de la ventana utilizando una tras otra las patas de la cama<br />

que había en su cuarto. En seguida, acercó al muro la mesa en<br />

que Urbano le había dejado Chumbeques y un delicioso licor<br />

de manzana, y puso una silla encima para apoyarse en ella, y<br />

así escaparse por la ventana. Una vez que estaba colgando del<br />

borde exterior, flexionó sus piernas contra el muro para<br />

impulsarse, y se arrojó sobre el tejado de la mansión de Urbano,<br />

quien en ese instante luchaba contra los bravos de la Luz.<br />

Luego de que rodara por el techo de la casona, cayó sobre<br />

un crecido arbusto. La maniobra tuvo como saldo cuatro<br />

espinas y varias rasguñaduras. El bombardeo inmisericorde<br />

que sufría Sueñobscuro y la destrucción sistemática de sus calles<br />

y residencias le forzaron a detenerse y a presenciar parte<br />

del encarnizado combate que los guerreros más poderosos<br />

sostenían el cielo. A pesar de que distinguía una mínima parte<br />

de sus movimientos, la princesa logró percatarse de que las<br />

fuerzas obscuras eran superiores en ese momento.<br />

Pese a que contaban con el Gran Bedteseri, Las Hadas<br />

Reinas y otros Magos del T. A. como Rim, Dobro y Nicán, el<br />

Ejército Luminoso apenas soportaba las embestidas del Tridente<br />

y la Cofradía. El desaliento que esto le produjo no le<br />

detuvo demasiado porque su prioridad era volver a la casona.<br />

Después ya habría tiempo para inquietarse con el futuro del<br />

Jrem Universo a menos que volaran en pedazos sin previo aviso.<br />

En el preciso instante en que Martín se ponía de pie con<br />

un esfuerzo sobrehumano, la lluvia comenzó a desplegarse sin<br />

Cristián Berríos | 208 | http://zonaliteratura.com


eparos ni mezquindades, como si Cam rogara a los otros<br />

mundos que vaciaran en Sueñobscuro sus Océanos para salvarla<br />

de la marea de fuego que la arrasaba. Por algunos segundos<br />

escuchó unos gritos que se producían muy cerca de él, sin<br />

que supiera que correspondían a cuatro gnomos, armados con<br />

hachas y espadas, los cuales acorralaban a una siniestra bruja.<br />

Pero también sus oídos dejaron de guiarle a causa del trauma<br />

acústico y sus trémulos pasos le atravesaron en el camino de<br />

un furioso unicornio que pretendía deshacerse de un sanguinario<br />

Etán.<br />

Justo antes de que fuera arrollado, Martín sintió que un<br />

cuerpo diestro y ligero lo interceptaba, y en seguida escuchó<br />

una voz familiar que dijo al oído:<br />

- Me lo debías por aquella vez en el Bosque.<br />

Cuando terminaba de levantarse, Martín fue triturado por<br />

los brazos de Delénia. Entonces recordó lo que había aprendido<br />

de los libros que pertenecían a su madre, y de aquellos<br />

que su padre tenía bajo llave en el primer cajón del escritorio,<br />

y la besó con tanta pasión como le es posible a alguien que<br />

está gravemente herido. Cuando recuperó el habla, Martín le<br />

dijo:<br />

- Traía un ramo de rosas pero lo perdí en el barro.<br />

Ella sonrió.<br />

- Jamás te habría dejado de ese modo.<br />

- Lo sé- Interrumpió Martín-. Debemos escaparnos de<br />

Sueñobscuro.<br />

Pero apenas empezaban su marcha, la princesa Delénia se<br />

dio cuenta de que el Mago Obscuro se hallaba frente a ellos,<br />

envuelto en una negra neblina, que se disipaba lentamente. Tenía<br />

los brazos cruzados y el ceño fruncido, y había un nefasto<br />

http://zonaliteratura.com | 209 | Cuentos de Sueñobscuro


destello en sus ojos. La tierra se había elevado a sus pies sitiándole<br />

en un pedestal, y cinco sables al rojo vivo formaban<br />

óvalos en torno a su cuerpo. En seguida estos se clavaron en<br />

la tierra, y él bajo por ellos como si fueran los peldaños de<br />

una escalera.<br />

- Es triste presenciar como el ladrón cuenta las piezas que<br />

el campesino ahorró arando la tierra- Dijo Urbano acercándose<br />

unos pasos-. Bien dicen que el amor es siempre una ilusión.<br />

- ¡Franz... O como te llames!- Exclamó Martín sin que<br />

lograse recordar el nombre que había mencionado Mustafá-<br />

...¡Eres un traidor despreciable!<br />

- Me alegra que estés aquí Martín - Bramó Urbano - Quería<br />

comunicarte personalmente mi renuncia. El sueldo era miserable<br />

y ese trabajo no me permitía desarrollarme en forma<br />

significativa. ¡Prefiero que me llamen vago antes que morirme<br />

en una oficina! Supongo que te puedo liquidar ahora sin problemas<br />

de ética.<br />

- ¡Espere!- Gritó Delénia- ¡No le haga daño!<br />

Urbano se encogió de hombros y dijo molesto:<br />

- Sus palabras me ablandan como el ácido. Si usted se va<br />

conmigo querida princesa prometo que dejaré en paz a este<br />

infeliz.<br />

Mirándole con infinita furia Delénia contestó:<br />

- Entonces no lo mate antes que a mí. No soportaría tanto<br />

asco.<br />

- ¡¡Mataré a ese gusano y volverás a esa torre porque esa<br />

es mi voluntad!!- Exclamó Urbano con el rostro encendido.<br />

De inmediato apuntó a Martín con el índice de su mano<br />

diestra, pero en tanto su energía resplandecía en la punta de su<br />

Cristián Berríos | 210 | http://zonaliteratura.com


dedo sufrió la embestida del minotauro, que le incrustó uno<br />

de sus cuernos en el costado izquierdo.<br />

Para Urbano aquello no pasaba de ser una burda provocación<br />

y luego de sujetarle del cuerno que le había enterrado<br />

lanzó a su atacante contra un muro que se encontraba a unos<br />

quince metros. El minotauro nunca volvería a levantarse. Con<br />

esa sencilla y valerosa acción, había pagado a la princesa por<br />

salvarle de la guardia real meses atrás.<br />

Decidido a acabar con aquel hombre que le robaba el amor<br />

de Delénia, Urbano debió acercarse nuevamente a ellos, porque<br />

la princesa y Martín habían aprovechado su distracción<br />

para desplazarse. Sin embargo, otro obstáculo se interpuso en<br />

el trayecto del mago, y esta vez fue un hombre vestido con<br />

una túnica negra y armado con una reluciente espada, que había<br />

pertenecido a uno de los centauros pegazos. Dos alas obscuras<br />

y membranosas le brotaban de la cabeza. Era Bastián.<br />

Su reconciliación con el pasado y la energía que se ocultaba en<br />

su sangre le habían transformado.<br />

- Los nietos son siempre nuestras debilidades – Río Urbano.<br />

Pero el joven aún no dominaba su poder. Urbano le alzó<br />

con la vista y le estrelló contra la vitrina de una antigua relojería,<br />

aunque con menos fuerza de la que utilizara para deshacerse<br />

del minotauro. En seguida, Urbano llamó a un ogro que<br />

estaba cerca de él y le dijo apuntando a la tienda:<br />

- Busca al guerrero que arrojé ahí y llévalo a mi refugio<br />

del Bosque.<br />

Muy extrañado y ya mejor de los oídos, Martín preguntó<br />

a la princesa:<br />

- ¿De quien está hablando?<br />

http://zonaliteratura.com | 211 | Cuentos de Sueñobscuro


- Tu buen amigo Bastián lleva mi sangre - Aclaró el Mago<br />

Obscuro-. Da por hecho que correrá mejor suerte que tú.<br />

Mientras aún resonaban sus palabras y antes de que la princesa<br />

parpadeara siquiera, Urbano lanzó sorpresivamente una<br />

descarga de su maligna energía, pero esta vez tampoco pudo<br />

eliminarle. Si bien Martín únicamente sintió que le jalaban el<br />

brazo, y Delénia creía que él mismo había esquivado el ataque<br />

del mago, Urbano observó lo ocurrido con claridad:<br />

- Isca - Murmuró atónito - ¿Qué diferencia hay entre que<br />

viva o muera una sabandija como Martín?<br />

Isca era una entidad atemporal luminosa. Su contraparte<br />

se llamaba Oden, quien le había rescatado del mar en la Isla de<br />

los Etanes para que cumpliera su oscuro Destino. Si Martín<br />

resultaba tan trascendente para sus enemigos mayor razón<br />

había para que lo destruyese cuanto antes.<br />

Obligándole a pagar tributo por ese instante de reflexión,<br />

el Guardián del Reino Sur se colocó entre él y sus perseguidos.<br />

- Urbano hea llijelu to fam (Urbano ha llegado tu fin).<br />

El aludido permaneció en silencio, pues nunca acostumbraba<br />

a desgastarse con palabras que incrementaran la ira de<br />

sus adversarios. Su única respuesta a una provocación era darle<br />

un vistazo relámpago al entorno, y en seguida arrojarse como<br />

una fiera herida, sin que importara el número de enemigos que<br />

enfrentaba. Años después, tras convertirse en el Mago Obscuro,<br />

ganaría innumerables batallas con su nombre, no en vano<br />

le conocían como El Humano que había llegado a convertirse<br />

en Líder del Ejército de la Obscuridad desplazando a demonios<br />

y otros espantos de las Tinieblas.<br />

Sin embargo, el poder de Urbano, increíble para un mago<br />

Cristián Berríos | 212 | http://zonaliteratura.com


que no provenía del T.A. o del enigmático Oriente, no bastó<br />

para que soportase la avalancha que se le vino encima. Baltazar<br />

era considerado uno de los entes más fuertes de Cranato.<br />

Tras unos minutos de intensa lucha, Urbano cayó<br />

contundido a tierra otra vez, y de inmediato Bedteseri hizo<br />

que aparecieran grilletes y cadenas en sus manos y pies. Su intención<br />

era que el metal fuera rociado con Magia Líquida y<br />

dejarle cautivo por toda la eternidad, a menos que le liberaran<br />

con el escaso Kurbaa. Justo en el instante en que sacaba el<br />

frasco que contenía la asombrosa sustancia, Efisto el demonio<br />

llegó al rescate de Urbano y enfrentó decididamente a Baltazar<br />

consciente de que le superaba en energía.<br />

Ahora bien, Efisto sabía que nada bueno sacaría combatiendo<br />

con el Guardián del Reino Sur si éste contaba con Magia<br />

Líquida, elemento fundamental para que le capturara en su<br />

anterior lucha. Tras acercarse a Urbano, que lucía recuperado,<br />

le sugirió:<br />

- Urbano, wenumuze ede Riamue Zore (Urbano, vámonos<br />

al Reino Sur).<br />

-Está bien - Contestó el Mago Obscuro en la Lengua del<br />

Tiempo Inmemorial.<br />

Pero Urbano no partió en seguida, porque una colosal<br />

explosión en la zona portuaria le estremeció indeciblemente,<br />

como lo hubiera hecho el alarido de un ser amado, y tuvo la<br />

impresión de que la humanidad que quedaba en él moría junto<br />

a su Ciudad. Sin embargo, entre las tinieblas de su alma residía<br />

un sentimiento muy arraigado y doloroso, al igual que una espina<br />

rota dentro de la carne.<br />

Desde las alturas presenciaría como la princesa y Martín<br />

se adentraron en el Bosque del Este, pero Urbano sentía que<br />

http://zonaliteratura.com | 213 | Cuentos de Sueñobscuro


en esa noche invernal del año 42.860 daría un paso definitivo<br />

para tenerla a su lado. Una buena razón para tal optimismo<br />

era que El Ejército de la Obscuridad, apoyándose en el poder<br />

destructivo que poseían El Esclavo del Abismo, el temible<br />

Imallén y los demonios del Tridente, en mayor medida, aplastaba<br />

sin piedad a sus adversarios, y por consecuencia Los Tres<br />

Libros de Alina no tardarían en ser suyos.<br />

Cinco minutos después de que Delénia y él se ocultaran<br />

en el Bosque, Martín se desmayó. Al examinarle, la princesa<br />

descubrió que él tenía una herida muy profunda en el costado<br />

izquierdo del tórax, por la que se desangraba con rapidez.<br />

Aunque comenzaba a congelarse y su rostro tomaba un<br />

tinte apagado sonreía.<br />

- ¡Resiste por favor!- Exclamó la princesa y luego de besarle<br />

en los labios le dijo con angustia-: ¡Levántate!<br />

No recibía respuesta. Mientras Urbano pensaba que su<br />

sueño se hacía realidad, Martín creía que la realidad se transformaba<br />

en un escenario onírico, donde de las formas se volvían<br />

embriagadoramente sinuosas y los colores palidecían. Un<br />

ruido indescifrable ensombrecía el mundo.<br />

- ¡Martín!- Exclamó la joven- ¡¡No basta con esto!! De<br />

nada sirve que consigamos algo maravilloso para después perderlo.<br />

¡Es injusto!<br />

Náufrago en una somnolencia de flores mustias y sonidos<br />

débiles, Martín vislumbraba la angustia de la joven como un<br />

barco en el horizonte. Valía la pena un último esfuerzo.<br />

Cuando Urbano apareció frente al Reino Sur los guardias<br />

del castillo temblaban de miedo ante el horripilante y malvado<br />

Efisto.<br />

- Iztuze xuberlizize zi rimlaraeme amxdozue zae<br />

Cristián Berríos | 214 | http://zonaliteratura.com


imfrimterem e ome zudue (Estos cobardes se rendirían incluso<br />

si enfrentaran a un solo Sacurago).<br />

El Sacurago era un Demonio de las tierras de Oaz, con<br />

cuernos en las sienes y cabello en todo el cuerpo, despiadados<br />

pero en ningún caso invencibles para un ejército. Efisto disfrutaba<br />

con la debilidad de sus oponentes. Sin que perdiera<br />

tiempo, Urbano bajó el puente levadizo con un chasquido de<br />

sus dedos y luego vaciaba el aceite que le arrojaron desde la<br />

cima de los muros en las aguas del foso con un movimiento<br />

del índice.<br />

Luego de que cruzara el umbral de la entrada halló una<br />

gran cantidad de gente reunida al interior del castillo, entre las<br />

cuales sobresalían el rey y la reina.<br />

De inmediato dos guardias se aproximaron a Urbano con<br />

sus espadas alzadas, pero el Mago Obscuro desapareció entre<br />

ellos y pronto volvía a ser visible unos metros más adelante.<br />

Poco después le atacaron otros dos guardias, cuatro arqueros<br />

y cinco mercenarios, pero al ver que las flechas se volvían cenizas<br />

antes de tocarle y el acero se quebraba contra su cuerpo<br />

la mayoría de los atacantes huyó como alma que se lleva el<br />

diablo. En apenas unos minutos el Mago Obscuro se encontró<br />

cara a cara con el rey.<br />

Despojándose de su corona el soberano le dijo:<br />

- Toma mi trono si eso te complace, pero te ruego que no<br />

le hagas ningún daño a mi esposa ni a estas personas que vinieron<br />

aquí buscando protección protección. Hace poco perdí a<br />

una hija y no deseo lamentarme por el fin de nadie más.<br />

- Tu hija no está muerta- Aclaró Urbano-, solamente se<br />

fugó en señal de rebeldía y ahora piensa casarse con un fracasado.<br />

Con respecto a lo otro, ya deberías haberte dado cuenta<br />

http://zonaliteratura.com | 215 | Cuentos de Sueñobscuro


de que el poderío de un gobernante radica en el aprecio que le<br />

tiene su gente. Mira cuantos gitanos y súbditos de este Reino<br />

han confiado en ti a pesar de que eres un gusano insignificante.<br />

Considérate afortunado.<br />

De pronto, la reina dio un paso hacia el mago y le interrogó:<br />

- Usted que parece saber tanto sobre mi hija ¿Puede decirme<br />

donde se encuentra?<br />

- Suegra- Dijo el Mago Obscuro inclinando la cabeza-, su<br />

hija está escondida en algún rincón del Bosque. Bien, ha llegado<br />

el momento de ocuparse de un asunto en verdad relevante:<br />

La conquista del Universo.<br />

Entonces desapareció de nuevo y unos treinta segundos<br />

más tarde aparecía de la nada exclamando:<br />

- ¡No está aquí!...¡Nos ha engañado!. ¡Ese maldito<br />

Bedteseri ocultó El Libro Mágico del Reino Sur!... ¡Quebrantó<br />

las Leyes de los Guardianes!...Deja que un tramposo reparta<br />

y jamás obtendrás una buena mano.<br />

Efisto escuchó el lamento del Mago Obscuro y le dijo:<br />

- Mue ti priuxopize... De lirrute lie de dose ize amnamimte,<br />

k, ome wase qoie iztue uxorre, Bedteseri libire lixarmuze lumli<br />

izxumlaue ide dabrue (No te preocupes... La derrota de la luz<br />

es inminente, y una vez que esto ocurra Bedteseri deberá decirnos<br />

donde escondió el libro).<br />

- Es cierto- Masculló Urbano en la Lengua sagrada-. Volvamos<br />

al campo de batalla y acabemos con ellos.<br />

Pero Efisto y el Mago Obscuro ignoraban que en ese preciso<br />

momento, justo cuando las fuerzas malignas se esparcían<br />

por los Bosques del Norte, Este y Sur como un nefasto enjambre,<br />

Baltazar ejecutaba una audaz maniobra, que el Líder de la<br />

Cristián Berríos | 216 | http://zonaliteratura.com


Luz había contemplado en caso de extrema necesidad. Resuelto<br />

a solicitarle ayuda al Mago más fuerte que jamás haya<br />

existido, el legendario Guardián se había transportado a las<br />

entrañas de la Caverna Musgo Amarillo.<br />

Aunque los términos del acuerdo no se sabrían hasta mucho<br />

tiempo después, El Gran Bedteseri se puso de acuerdo<br />

con el legendario Dragón Inmemorial para que peleara a su<br />

lado. Luego de que ordenarara al resto de los dragones que<br />

abandonaran la lucha, el Dragón se elevó sobre los Bosques<br />

resplandeciendo como un sol índigo y en seguida fue en defensa<br />

del Reino Norte, donde los valientes magos Nicán y<br />

Dobro sucumbían en manos del despiadado Yirazú, victoria<br />

que saborearía muy poco pues pronto se tragaba el polvo de<br />

la derrota ante la energía desbordada del Dragón, que en el<br />

trayecto eliminó todo vestigio del temible Imallén.<br />

Cuando Efisto y Arkán fueron vencidos por la misma criatura,<br />

en una batalla colosal que casi destruye el Jrem Universo,<br />

el primero de estos demonios le dijo a Urbano que ordenara<br />

la retirada y huyó junto a los otros miembros del Tridente a<br />

uno de los rincones más siniestros de Cranato, donde fundarían<br />

Ignominian, el tenebroso Reino del Tridente y la Cofradía.<br />

Tras la huella de sus amos partió Esclavo del Abismo.<br />

En cuanto al Mago Obscuro, aún combatía furioso cuando<br />

el Tridente se había retirado, pero muy pronto se halló<br />

rodeado sobre los Bosques humeantes por El Gran Bedteseri,<br />

el Dragón Inmemorial, y los últimos Magos del Oriente. Sin<br />

embargo no había un ápice de miedo en sus ojos, y les miraba<br />

a cada uno de ellos en forma desafiante. Solo se distrajo al ver<br />

de reojo las llamas que destruían Sueñobscuro. Sin embargo,<br />

no había tiempo para melancolías porque en seguida halló tres<br />

http://zonaliteratura.com | 217 | Cuentos de Sueñobscuro


Magos del Oriente encima suyo, y debió esmerarse para que<br />

no acabaran con él de inmediato. Finalmente la fortuna le sonrió<br />

y pudo derrotarlos a todos, ante el asombro de Bedteseri<br />

y de los propios vencidos, que se levantaron de la tierra muy<br />

menoscabados por la humillación. Un miserable humano, un<br />

híbrido, era capaz de derribarles movido por un poder que<br />

rompía los designios. El Dragón Inmemorial en tanto le observaba<br />

sin que perdiera detalle.<br />

Cuando el Guardián del Reino Sur se acercó al Mago<br />

Obscuro, el Dragón Azul habló en voz alta, y los hombres de<br />

las Ciudades cercanas y Todos los Habitantes del Bosque pudieron<br />

oírlo. La poderosa criatura dijo lo siguiente:<br />

- Que nadie se atreva a tocarlo. Muchos han muerto gracias<br />

a los suyos y a su propia mano, pero si el Líder de la Luz<br />

ha tenido que recurrir a la traición y a la mentira en defensa de<br />

la verdad y justicia, reconozcamos el valor de este guerrero.<br />

Cuando sus maestros huían como cobardes, él luchaba con<br />

temple por un juramento que otros hicieron antes que naciera.<br />

- No es tan simple- Interrumpió Bedteseri-. Es nuestra<br />

obligación deshacernos de cada uno de ellos y perseguirles a<br />

lo largo de Cranato si es necesario. Debemos vengarnos por<br />

la muerte y disolución de los nuestros. La amenaza de una<br />

Guerra aún más terrible siempre rondará a las generaciones<br />

del futuro mientras ellos existan.<br />

- Creo que de Guardián y carcelero pretendes convertirte<br />

en verdugo- Dijo el Dragón Inmemorial-. Ni siquiera el Todopoderoso<br />

Nguechén fue tan inflexible cuando expulsó a<br />

Efisto y Yirazú de Alina. En cada uno de nosotros reside la<br />

Hermandad del Gran Fuego y estamos prestos a destruir en<br />

nombre del bien o el mal. Eso no es posible. Si pretendes<br />

Cristián Berríos | 218 | http://zonaliteratura.com


darle caza a tus enemigos para que estos no perturben la paz<br />

desconoces La Voz de Alina y abandonas la senda de la Justicia.<br />

Ha llegado la hora de que el Fuego se aplaque en nosotros.<br />

No perseguiré a nadie que no deseé pelear y tú menos<br />

que nadie podrá hacerlo.<br />

El Gran Bedteseri guardaría en silencio por unos segundos<br />

y luego advirtió al Urbano con tono amenazante.<br />

- Aléjate de ella. Todo el Jrem Universo depende de que<br />

cumplan su Destino.<br />

En seguida el Dragón se dirigió al Mago Obscuro y le<br />

dijo:<br />

- Piensa en el humano que un día bebió de mi sangre para<br />

volverse poderoso. Ahora lárgate.<br />

Urbano mantuvo la frente en alto, soberbio como un conquistador,<br />

y gritó antes de retirarse:<br />

- Reuniré mis legiones y marcharé a las entrañas de la tierra.<br />

Si el hielo de las montañas congela a los mortales<br />

durmiéndoles en su regazo, que sea el magma el que alimente<br />

a mi Fuego y lo conserve hasta un Tiempo no muy lejano.<br />

- Estos idiotas nunca aprenden – Rezongó Bedteseri.<br />

Poco después de que el Mago Obscuro se disipara en un<br />

cielo límpido y fresco, el Gran Bedteseri, recibido con vítores<br />

y alabanzas por los sobrevivientes de la Batalla que se había<br />

desarrollado en las calles de Sueñobscuro, y entre la densidad<br />

del Bosque llamó al viejo Mago Rim y le nombró Guardián<br />

del Reino Sur y Líder de la Luz, ante la sorpresa de sus guerreros<br />

y del propio designado.<br />

Ese hecho marcaría el termino de la Era Cronológica y el<br />

inicio del Lapso Post Guerra, sucedido por la terrible Era<br />

Iarática. Tras jurarle obediencia a la Luz, el Dragón Inmemo-<br />

http://zonaliteratura.com | 219 | Cuentos de Sueñobscuro


ial encadenó al Gran Baltazar a las profundidades de la Caverna<br />

Musgo Amarillo, como habían acordado.<br />

Justo en el instante en que unas gotas de Magia Liquida<br />

caían sobre los eslabones, no muy lejos de ahí Martín abría los<br />

ojos tras paserase por los arrabales de la muerte. Se hallaba<br />

tendido en la hierba, con la cabeza reclinada sobre la falda de<br />

Delénia. Ella tenía su espalda apoyada en el tronco de un Árbol<br />

gigantesco.<br />

- Si tenemos un hijo – Masculló él adolorido - ¿Tendrá un<br />

nombre raro como el tuyo?<br />

- Será una hija – Contestó ella – Y se llamará Deleba.<br />

- Quizás se me ocurra un nombre mejor.<br />

- Descansa por ahora- Le dijo la princesa y observando<br />

los tintes rojizos que asomaban en el horizonte añadió-: Después<br />

de que te vende los ojos buscaremos donde ocultarnos.<br />

Pero Martín no deseaba entregarse al sosiego hasta que<br />

averiguara porqué sentía un irritante hormigueo en el pecho, y<br />

se inclinó cuanto pudo para ver sus heridas percatándose de<br />

que éstas comenzaban a cerrarse como si mil obreros invisibles<br />

trabajaran vertiginosamente en pos de su recuperación.<br />

Cristián Berríos | 220 | http://zonaliteratura.com


2011 • ZONA LITERATURA<br />

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http://zonaliteratura.com | 221 | Cuentos de Sueñobscuro


Cristián Cristián Berríos Berríos<br />

Berríos<br />

es chileno y ha publicado en<br />

forma independiente Chocolate<br />

Post Mortem, Breve sinfonía de<br />

un crimen sin remordimientos,<br />

La Cofradía y Santo Grial de un<br />

underground en formato digital,<br />

además de otras publicaciones<br />

en medios de Chile, Venezuela,<br />

México y Perú. Fue incluido en<br />

la antología de poesía Chile-<br />

Venezuela Me Urbe. En 2010<br />

ganó el concurso «Un cuento en<br />

mi blog», organizado por <strong>Zona</strong><br />

<strong>Literatura</strong>, con el relato<br />

«Conspiración paranoide», que<br />

abre el presente volumen que<br />

incluye la trilogía Cuentos Cuentos de<br />

de<br />

Sueñobscuro<br />

Sueñobscuro, Sueñobscuro compuesta de<br />

dos novelas breves y un cuento<br />

del género fantástico, lo cuales<br />

presentan diversas razas,<br />

lenguas y cronologías que<br />

poseen como escenario la<br />

ciudad de Sueñobscuro.<br />

2011 • ZONA LITERATURA<br />

Cristián Berríos http://zonaliteratura.com<br />

| 222 | http://zonaliteratura.com

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