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TEMA 34. LESIONES MENISCALES Y LIGAMENTOSAS DE RODILLA

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<strong>TEMA</strong> <strong>34.</strong> <strong>LESIONES</strong> <strong>MENISCALES</strong> Y <strong>LIGAMENTOSAS</strong><br />

<strong>DE</strong> <strong>RODILLA</strong><br />

<strong>LESIONES</strong> <strong>MENISCALES</strong><br />

ANATOMÍA Y BIOMECÁNICA<br />

Los meniscos son estructuras semicirculares, a modo de cuña, interpuestos entre<br />

el fémur y la tibia. Su función es aumentar la superficie de contacto entre cóndilo<br />

femoral y meseta tibial al tiempo que estabilizan la rodilla. Cubren aproximadamente<br />

los dos tercios periféricos de la superficie tibial correspondiente. A la visión<br />

macroscópica, los meniscos tienen dos caras (superior e inferior) en contacto con el<br />

fémur y la tibia, un borde libre central afilado, un borde periférico más ancho. Los<br />

extremos o cuernos anterior y posterior, están firmemente anclados a la tibia. En el<br />

borde periférico se inserta a la cápsula articular por donde llegan los vasos sanguíneos<br />

que provienen de las arterias geniculares medial y lateral y penetran solo el tercio más<br />

periférico del menisco.<br />

El menisco es un fibrocartílago compuesto por colágeno (75%),<br />

glucosaminoglicanos, glucoproteínas y fibrocondrocitos. Las fibras de colágeno se<br />

encuentran organizadas longitudinalmente para absorber las fuerzas de compresión que<br />

se generan en la rodilla; también existen fibras radiales que aumentan la resistencia del<br />

tejido.<br />

El menisco interno tiene una forma de “C” abierta mientras que en el interno el<br />

semicírculo es más cerrado. Esta estructura peculiar de los meniscos y sus fuertes<br />

inserciones son fundamentales para disminuir las fuerzas de contacto entre el fémur y la<br />

tibia, y estabilizar la articulación limitando el desplazamiento antero-posterior y<br />

rotatorio.<br />

Los meniscos tienen cierta movilidad desplazándose unos milímetros hacia atrás<br />

en la tibia, durante la flexión, aumentando el rango de movilidad de flexión a la vez que<br />

actúan como bomba para favorecerer la circulación del líquido sinovial. Por lo tanto son<br />

funciones de los meniscos son (1) Distribución de las fuerzas generadas entre las<br />

superficies cartilaginosas del fémur y la tibia, (2) Absorción de impactos, (3) Aumentar<br />

la estabilidad articular y (4) lubricar la rodilla.<br />

MECANISMO <strong>DE</strong> LESIÓN<br />

Las lesiones meniscales en el joven están frecuentemente relacionadas con la<br />

práctica deportiva, sobre todo en deportes de contacto físico que requieran saltos y giros<br />

bruscos de rodilla, siendo más frecuente, en varones que en mujeres. Por encima de los<br />

40 el tejido meniscal degenerado es menos resistente a las fuerzas de compresión y<br />

cizallamiento, por lo que no es necesario un traumatismo violento para que se produzca<br />

la rotura. Las lesiones del menisco se producen por fuerzas de compresión y<br />

cizallamiento, entre las superficies articulares de fémur y tibia, durante un giro de la<br />

rodilla en apoyo monopodal con el pie fijo en el suelo y ligera flexión de rodilla.<br />

MANIFESTACIONES CLÍNICAS<br />

El diagnóstico de las lesiones meniscales es fundamentalmente cínico, basándose


en los antecedentes de lesiones y práctica deportiva, el estado funcional referido por el<br />

paciente y la exploración. Los síntomas más indicativos de lesión meniscal son el dolor<br />

femoro-tibial, derrame articular y los bloqueos de rodilla, su intensidad dependerá del<br />

tamaño y estabilidad de dicha rotura.<br />

Dolor: Suele ser referido a la zona del menisco lesionado, aunque hay mucha<br />

variabilidad clínica, a veces lo refiere como dolor profundo, otras veces irradiado a<br />

hueco poplíteo, incluso puede referirse al lado contralateral.<br />

Derrame articular: Es mucho mas indicativode lesión meniscal si se produce a<br />

las pocas horas de la lesión. También se pueden producir derrames repetidos en roturas<br />

crónicas cuando la porción meniscal rota queda atrapada entre el fémur y la tibia y se<br />

produce una fuerte tracción en la periferia del menisco.<br />

Bloqueos de rodilla: Ocurren en roturas meniscales amplias que presentan un<br />

fragmento móvil que ocasionalmente queda atrapado entre las superficies articulares.<br />

Cuando esto ocurre es imposible para el paciente realizar la extensión completa o la<br />

flexión completa de la rodilla, tanto por el dolor que ello produce como por la<br />

imposibilidad mecánica que el bloqueo ocasiona.<br />

A la exploración puede ser evidente una hipotrofia de cuadriceps inducida por el<br />

dolor, puede haber derrame articular, limitación de la movilidad por dolor o bloqueo y<br />

dolor a la palpación de la interlinea femoro-tibial. Se han descrito una serie de<br />

maniobras exploratorias encaminadas a evidenciar dolor o chasquidos cuando se realiza<br />

flexo-extensión y rotación combinadas de la rodilla. Las más utilizadas son las de<br />

McMurray y la de Apley.<br />

– Maniobra de McMurray: En decúbito supino se flexiona la rodilla y se coloca<br />

el dedo en el borde del menisco, seguido de una extensión en rotación interna y luego en<br />

rotación externa. Si existe una lesión del menisco interno se notará un chasquido al<br />

extender en rotación externa, y si existe una lesión del menisco externo el chasquido se<br />

oirá al extender en rotación interna..<br />

– Maniobra de Apley: El principio de esta prueba es demostrar que, en una lesión<br />

meniscal, la movilidad articular con la articulación distraída no es dolorosa mientras que<br />

al comprimirla sí. Se realiza con el paciente en decúbito prono y se compara el dolor<br />

que provoca la flexo-extensión con la rodilla a compresión con la rodilla a distracción,<br />

todo ello imprimiendo un movimiento rotatorio a la pierna, internamente para explorar<br />

el menisco externo y externamente para explorar el externo (el talón del paciente señala<br />

el menisco explorado).<br />

TIPOS <strong>DE</strong> ROTURAS <strong>MENISCALES</strong><br />

Se clasifican según su localización en el menisco, su morfología y su estabilidad.<br />

Según su localización pueden afectar al tercio anterior, medio o posterior del menisco y<br />

pueden estar localizadas en la zona periférica (cercana a la inserción capsular del borde<br />

meniscal), en la zona media o cercana al borde libre del menisco.<br />

Según su morfología, pueden ser roturas verticales longitudinales que separan<br />

la porción periférica de la porción central y son paralelas al eje mayor del menisco,<br />

roturas verticales transversales (radiales o en pico de loro) que separan la zona<br />

anterior de la posterior del menisco, roturas horizontales (libro abierto) cuando el<br />

plano de la rotura es paralelo a la superficie meniscal y divide al menisco en un<br />

fragmento superior y otro inferior y roturas complejas cuando no tiene un trazo<br />

definido sino que existe una desestructuración del menisco.


Una rotura estable es aquella que tiene poca extensión (1-1,5 cm) y que por ello<br />

no produce bloqueos ni dolor. Por el contrario, una rotura inestable es la que por su<br />

extensión o forma origina un fragmento meniscal que, interponiéndose en la<br />

articulación, produce episodios de bloqueo articular, derrame sinovial o incluso pérdida<br />

de extensión o flexión completas. Un ejemplo la rotura transversal, horizontal, radial o<br />

compleja da lugar a la aparición de una lengüeta meniscal que se interpone<br />

repetidamente en la articulación. Otro ejemplo es la rotura vertical longitudinal<br />

periférica, quedando un fragmento con la forma del asa de un cubo que se desplaza<br />

hacia el centro de la rodilla y produce un déficit de extensión permanente y doloroso.<br />

Las características mas importantes de una lesión meniscal son su extensión y la<br />

presencia de un fragmento meniscal inestable.<br />

DIAGNÓSTICO POR IMAGEN<br />

La radiología convencional no tiene valor para el diagnóstico de una rotura<br />

meniscal. No obstante debe ser realizada para valorar las estructuras óseas articulares y<br />

descartar otras lesiones óseas concomitantes.<br />

La resonancia nuclear magnética es el estudio de elección con alta sensibilidad.<br />

Permite detectar no sólo roturas francas en toda su extensión y características, sino<br />

también las lesiones meniscales internas que todavía no han dado lugar a una rotura de<br />

la superficie del menisco. No en todas las roturas meniscales visibles por RM tiene<br />

valor clínico, un porcentaje considerable son hallazgos casuales asintomáticos, por ello<br />

es imprescindible establecer una correlación certera entre síntomas, hallazgos<br />

exploratorios y estudios de imagen para el correcto diagnóstico.<br />

En el momento actual la RM ha restado valor a la artroscopia diagnóstica, que<br />

sólo se emplea en el momento de la intervención.<br />

INDICACIONES TERAPÉUTICAS<br />

No todas la lesiones meniscales requieren tratamiento quirúrgico, así, una rotura<br />

simple poco extensa localizada en la zona periférica del menisco, cercana a los vasos<br />

sanguíneos sinoviales, puede cicatrizar espontáneamente. Es de indicación quirúrgica<br />

clara una lesión traumática en un paciente joven que ocasiona episodios de bloqueo<br />

articular y derrame, los cuales le impiden realizar una vida activa y deportiva, con una<br />

exploración positiva para lesión meniscal. Cuando la sintomatología es poco intensa se<br />

tomará una actitud expectante con limitación de la función y fisioterapia y se tomará la<br />

decisión quirúrgica ante la persistencia de los síntomas o el empeoramiento. En<br />

pacientes mayores de 40 años la mayoría de las lesiones orientan en un menisco<br />

envejecido a veces claramente degenerado; en estos casos se valorará cuidadosamente si<br />

existe un proceso artrósico en marcha, y se valorará la lesión meniscal en el contexto<br />

del tratamiento de la artrosis de rodilla, aunque sea parcial puede empeorar clínicamente<br />

el cuadro artrósico.<br />

Las posibilidades terapéuticas son:<br />

Tratamiento en Urgencias: En un caso agudo de bloqueo meniscal con<br />

imposibilidad para la extensión o flexión de la rodilla, el tratamiento será el drenaje del<br />

derrame articular mediante punción e inyección de anestésico local (10 cc de<br />

Mepivacaína al 2%). Una vez que el dolor ha cedido se intenta reducir el fragmento<br />

meniscal luxado mediante maniobras de flexión-extensión y rotación. Si no se reduce el<br />

bloqueo esta indicada la artroscopia para hacer el tratamiento definitivo de la lesión. En


caso de derrame articular sin bloqueo no debe drenarse si es de escasa cantidad por el<br />

riesgo de infección por la punción. En cualquier caso se debe aplicar un vendaje<br />

compresivo, descarga del miembro y fármacos anti-inflamatorios.<br />

Tratamiento fisioterapéutico y rehabilitador: Esta indicado en pacientes que<br />

presentan dolor con la actividad física y deporte que no episodios de bloqueos ni<br />

derrame, que en la exploración física las maniobras meniscales son dudosas y, sobre<br />

todo, en pacientes de edad quienes presentan, además de la lesión meniscal, otras<br />

alteraciones degenerativas óseas que contribuyen al dolor. En este punto cabe destacar<br />

que pacientes con genu varo, lesión meniscal en un menisco medial degenerado y<br />

alteraciones óseas subcondrales no deben ser nunca considerados candidatos para el<br />

tratamiento artroscópico de la lesión meniscal ya que esta demostrado que su situación<br />

seguramente empeorará después de la cirugía. La rehabilitación consiste en potenciar y<br />

flexibilizar la musculatura así como aplicar medios físicos anti inflamatorios.<br />

Tratamiento Quirúrgico: Esta indicado en los casos en los que existe una rotura<br />

documentada por la exploración y estudios de imagen que bien no responde al<br />

tratamiento rehabilitador o que presenta episodios claros de bloqueo articular y derrame.<br />

La artroscopia es el tratamiento de elección existiendo varias posibilidades terapéuticas<br />

artroscópicas:<br />

1) Meniscectomía parcial: Consiste en resecar el fragmento meniscal instable<br />

para dejar un menisco estable, regular, de suficiente grosor y, lo que es más importante,<br />

con fibras longitudinales funcionantes. Esto significa que debe haber una continuidad<br />

entre en cuerno anterior y el posterior del menisco para que conserve su función.<br />

Cuando existe un quiste meniscal asociado, la resección del menisco inestable suele ser<br />

suficiente para que dicho quiste se vacíe y desaparezca. La meniscectomía total esta<br />

actualmente desechada porque se ha observado que, a medio plazo, produce una severa<br />

artrosis del compartimento meniscectomizado.<br />

2) Reparación meniscal: Consiste en suturar la rotura mediante puntos con hilo<br />

u otros sistemas especialmente diseñados como arpones. Esta indicado en las roturas<br />

mas periféricas en las que la resección del fragmento inestable supondría extirpar casi<br />

todo el menisco y, porque, la zona periférica es la mejor irrigada del menisco lo que<br />

aumenta las posibilidades de que la lesión cicatrice. A medida que se ha perfeccionado<br />

la técnica de sutura artoscópica se ha ampliado la indicación a lesiones situadas en la<br />

zona media, entre la periferia y el borde libre, aunque en esta zona, con peor<br />

vascularización, hay menos posibilidades de éxito.<br />

3) Implantes y transplantes meniscales: Se emplean actualmente en pacientes<br />

en los que falta todo el menisco, son jóvenes y no han desarrollado todavía cambios<br />

artrósicos en la articulación. Los implantes son sintéticos, generalmente de colágeno u<br />

otro derivado biocompatible y están indicados cuando todavía existe un remanente<br />

periférico de lo que fue la inserción del menisco en la cápsula (muro periférico),<br />

mientras que los injertos de cadáver conservados mediante congelación a muy baja<br />

temperatura se emplean cuando no existe ningún remanente del menisco. Estas técnicas<br />

se encuentran en estado de desarrollo y no se sabe con certeza si realmente previenen a<br />

medio y largo plazo el desarrollo de una artrosis compartimental severa.<br />

<strong>LESIONES</strong> <strong>LIGAMENTOSAS</strong> <strong>DE</strong> <strong>RODILLA</strong><br />

Son producidas por traumatismos violentos como en deportes de contacto físico,<br />

saltos, caídas y accidentes de tráfico. Son mas frecuentes en la segunda y tercera<br />

décadas de la vida con un claro predominio en varones (el doble que en mujeres).


ANATOMÍA Y BIOMECÁNICA.<br />

La rodilla es una articulación extremadamente compleja, cuya estabilidad esta<br />

proporcionada fundamentalmente por elementos estabilizadores estáticos (ligamentos,<br />

cápsula articular y meniscos). Aunque los elementos dinámicos (músculos) desempeñan<br />

un papel fundamental; en determinados casos, una musculatura potente y un buen<br />

control neuromuscular pueden evitar la lesión ligamentosa.<br />

Los elementos estabilizadores funcionan de manera coordinada para proporcionar<br />

a la rodilla una estabilidad en el plano antero-posterior, medio – lateral y rotatorio,<br />

siendo muchas las interacciones entre estructuras e interdependencia en el<br />

funcionamiento. Los ligamentos cruzados se encuentran en el centro de la rodilla, son<br />

intra-articulares pero extra-sinoviales, son los estabilizadores primarios en el plano<br />

antero-pero también estabilizan la rodilla en el plano medio-lateral, rotatorio y hacen<br />

que el movimiento de la rodilla sea armónico y congruente.<br />

Conviene recordar que a medida que el fémur se flexiona sobre la tibia no solo<br />

rota en sentido posterior, también se traslada hacia la región posterior de la meseta<br />

tibial, los ligamentos cruzados son los responsables de que este movimiento de<br />

traslación se realice suave y progresivamente y no a saltos, como ocurre cuando el<br />

ligamento cruzado anterior esta roto.<br />

El ligamento cruzado anterior (LCA) se inserta proximalmente en el punto mas<br />

posterior y superior de la cara interna del cóndilo femoral externo, se distinguen en él<br />

dos fascílucos (antero- interno y postero – externo) que se entrecruzan y se insertan<br />

distalmente en la tibia en una amplia superficie entre las espinas tibiales. El ligamento<br />

cruzado posterior (LCP) se origina en la cara lateral del cóndilo femoral interno y<br />

discurre hacia atrás insertándose en la zona mas declive de la meseta tibial. Debido a<br />

esta orientación, los ligamentos cruzados se tensan en rotación interna de la tibia y se<br />

relajan en rotación externa.<br />

Los ligamentos colaterales (medial y lateral) son estructuras extra-articulares<br />

claramente diferenciados de la cápsula, son los estabilizadores primarios en el sentido<br />

medio- lateral, pero también estabilizan la rodilla en el sentido antero- posterior y<br />

rotatorio. El ligamento colateral medial (LCM) es plano, va desde la cara medial del<br />

fémur a la cara medial de la tibia y tiene dos fascículos, uno superficial y otro profundo.<br />

El ligamento colateral lateral (LCL) es cilíndrico y se dirige desde la cara lateral del<br />

fémur a la cabeza del peroné.<br />

MECANISMO <strong>DE</strong> LESIÓN<br />

Las lesiones ligamentosas dependen de la intensidad de la fuerza que sobre la<br />

rodilla se ejerce y de la capacidad protectora de la musculatura. El traumatismo puede<br />

ser directo pero lo habitual es que sea indirecto con el pie generalmente fijo, lo cual<br />

hace que dichas fuerzas se transmitan directamente a la rodilla.<br />

Desde el punto de vista anatómico, las lesiones ligamentosas se clasifican en tres<br />

grados: esguince grado I, lesión microscópica de las fibras, lesión grado II, lesión<br />

incompleta macroscópica y grado III, rotura completa del ligamento. Esta clasificación<br />

tiene su traducción clínica: En general, en un grado I no existe bostezo articular a la<br />

exploración pero sí dolor agudo, en el grado II existe un aumento de la laxitud articular<br />

(bostezo) doloroso pero con un tope firme, en el grado III el ligamento esta totalmente<br />

roto, el dolor es mínimo y el bostezo no tiene ningún tope, pudiendo subluxarse la<br />

articulación.


Cuando la rodilla es forzada en unos de los planos siempre sufre la lesión<br />

principal el ligamento que se opone a ese esfuerzo. En un salto monopodal, con la<br />

rodilla desestabilizada produce una contracción intensa del cuadriceps que ejerce una<br />

fuerza anterior de la tibia rompiéndose el LCA. Una caída de rodillas sobre la tibia o un<br />

golpe sobre cara anterior de la tibia produce un desplazamiento de esta sobre el fémur<br />

rompiéndose el ligamento cruzado posterior. Un esfuerzo en valgo provoca la rotula del<br />

ligamento medial. Un esfuerzo en valgo produce una lesión del ligamento anterior. En<br />

la mayoría de los casos se trata de un mecanismo combinado que da una lesión<br />

compleja. Los mecanismos mas frecuentes son:<br />

1. Lesiones indirectas por rotación externa de la tibia y valgo de la rodilla.<br />

2. Lesiones indirectas por rotación interna de la tibia y varo de la rodilla.<br />

3. Lesiones por hiper-extensión.<br />

4. Lesiones por choque directo contra la rodilla.<br />

Las lesiones más frecuentes son por rotación externa de la tibia y valgo de la<br />

rodilla por un giro brusco con el pie fijo en el suelo (mecanismo indirecto) o al recibir<br />

un traumatismo en la cara lateral de la rodilla o la pierna en esa misma posición.<br />

Dependiendo de la fuerza del traumatismo, se produce una lesión sucesiva del LCM,<br />

desinserción periférica del menisco interno y rotura del LCA (tríada de O´Donoghue).<br />

Una hiper – extensión brusca de la rodilla fuerza el LCA contra el techo de la<br />

escotadura intercondílea produciendo su rotura.<br />

DIAGNÓSTICO CLÍNICO<br />

El paciente suele recordar con cierto detalle la forma cómo se produjo la lesión lo<br />

que ayuda al diagnóstico. El paciente puede recordar que se produjo un chasquido, o<br />

incluso un movimiento de la rodilla completamente anormal cuando se rompe el LCA.<br />

El grado de impotencia funcional es muy importante ya que en general una lesión<br />

aislada de los ligamentos colaterales no impide continuar la actividad deportiva y, en<br />

cambio, la lesión del LCA produce una impotencia inmediata que impide el apoyo sobre<br />

el miembro. La intensidad del dolor es variable y no guarda relación con el grado de<br />

lesión. Es importante el derrame articular ya que cuando esta presente y es hemático<br />

suele indicar una rotura del LCA.<br />

Exploración Física:<br />

La exploración clínica incluye la exploración general de la rodilla: movilidad,<br />

puntos dolorosos, deformidad, atrofias musculares, y presencia de derrames (peloteo<br />

rotuliano). Debe palparse especialemente los ligamentos laterales y los parameniscos.<br />

Para determinar si están lesionados los ligamentos y el grado de lesión deben realizarse<br />

maniobras de exploración de la estabilidad. De las maniobras descritas las más<br />

importantes son:<br />

Maniobra de varo-valgo: Esta prueba explora la integridad de los ligamentos<br />

colaterales y del LCA, se efectúa imprimiendo manualmente una fuerza de valgo y varo<br />

a la rodilla, tanto en extensión completa como en flexión de 30º. En flexión, el LCA no<br />

estabiliza a la rodilla en sentido varo – valgo por lo que un bostezo a 30º indica rotura<br />

del ligamento colateral correspondiente pero no del LCA. En extensión completa el<br />

LCA se tensa y estabiliza totalmente la rodilla, por lo tanto, si hay bostezo franco en<br />

extensión indica rotura del LCA y del ligamento colateral correspondiente. Puede haber<br />

una rotura aislada del LCM y sólo haber un mínimo bostezo es extensión, porque el<br />

LCA permanece íntegro. En resumen, leve bostezo en extensión indica rotura aislada


del ligamento colateral correspondiente, bostezo franco en extensión indica rotura del<br />

ligamento colateral y del LCA, bostezo a 30º de flexión indica lesión del ligamento<br />

colateral y no informa acerca del LCA.<br />

Maniobra de Lachman: Es la prueba más sensible para detectar una rotura del<br />

LCA. Consiste en provocar manualmente una subluxación anterior de la tibia que ponga<br />

en evidencia la falta del LCA, requiere cierto grado de experiencia para detectar roturas<br />

parciales y totales del ligamento. Se realiza con el paciente acostado, con la rodilla a 20º<br />

de flexión las manos del examinador agarran firmemente el muslo y la pierna y se<br />

fuerza un movimiento antero – posterior de la tibia. Se compara con la rodilla sana y se<br />

detecta si hay un aumento en ese desplazamiento antero – posterior, con especial énfasis<br />

en percibir si existe un tope de resistencia firme al movimiento anterior de la tibia que<br />

indica una lesión parcial del ligamento.<br />

Prueba del cajón: Es similar a la anterior pero con la rodilla flexionada a 90º y el<br />

pie firmemente apoyado en la camilla. Consiste en detectar el movimiento antero –<br />

posterior de la tibia, y puede poner en evidencia lesiones del LCA (cajón anterior)<br />

cuando la tibia se desplaza excesivamente hacia delante o lesiones del LCP (cajón<br />

posterior) cuando el desplazamiento anormal es hacia atrás.<br />

Prueba del recurvatum: Consiste en suspender el miembro afecto levantándolo<br />

del dedo gordo con el paciente acostado y relajado. Un aumento comparativo del<br />

recurvatum indica la lesión del LCA, mientras que un recurvatum muy llamativo indica<br />

la lesión de ambos ligamentos cruzados y la cápsula posterior de la rodilla (luxación).<br />

DIAGNÓSTICO RADIOLÓGICO<br />

- Radiografía simple: Debe realizarse siempre aunque no proporciona signos<br />

directos de lesión ligamentosa. Sirve para descartar fracturas osteocondrales asociadas,<br />

arrancamientos capsulares, cuerpos libres articulares, calcificaciones en las<br />

inestabilidades crónicas y artrosis.<br />

- Radiografías forzadas: Sirven para poner de manifiesto la inestabilidad<br />

articular producida por la lesión ligamentosa. Consiste en aplicar fuerzas en varo –<br />

valgo y desplazamiento anterior y posterior de la tibia y medir la separación que ello<br />

produce entre el fémur y la tibia. Un desplazamiento menor de 5 mm se considera como<br />

bostezo leve, de 5 a 10 mm bostezo moderado y mayor de 10 mm bostezo grave. Estos<br />

tres grados concuerdan con las lesiones ligamentosas de grado I, II y III.<br />

- Resonancia Magnética: Es actualmente la prueba de elección para las lesiones<br />

ligamentosas de rodilla, su sensibilidad es muy alta y es capaz de mostrar las lesiones de<br />

los ligamentos así como lesiones asociadas de meniscos, cápsula articular, cartílago<br />

articular y hueso subcondral, no obstante tiene sus limitaciones. En los casos agudos en<br />

los que hay derrame articular, edema óseo subcondral y edema en los ligamentos<br />

colaterales, las imágenes son demasiado aparentes dando una impresión exagerada de<br />

severidad. Es preferible esperar 3 o 4 semanas hasta que la fase inflamatoria inicial haya<br />

cedido.<br />

INDICACIONES TERAPÉUTICAS<br />

El tipo de tratamiento depende de la estructura lesionada y del grado de lesión.<br />

Los ligamentos colaterales son estructuras extra – articulares que cicatrizan rápidamente<br />

después de una rotura y por lo tanto rara vez requieren tratamiento quirúrgico. Por el<br />

contrario, los ligamentos cruzados son intra – articulares y, una vez rotos, presentan un


potencial nulo de cicatrización por lo que la cirugía mediante plastias es la única forma<br />

de repararlos. En la actualidad, las técnicas artroscópicas permiten reparar los<br />

ligamentos cruzados de forma muy poco invasiva, mejorando sustancialmente la<br />

recuperación y el pronóstico de las lesiones ligamentosas de rodilla.<br />

- Lesiones de los ligamentos colaterales: En la fase aguda, independientemente<br />

del grado de lesión (grado I, II ó III) se debe aplicar un vendaje compresivo, medios<br />

físicos antiinflamatorios (reposo relativo, elevación y frío local), medicamentos anti<br />

inflamatorios y descarga del miembro. La finalidad es promover una pronta<br />

recuperación de la movilidad sin traccionar sobre el ligamento. Para ello se realizan<br />

ejercicios isométricos de potenciación de la musculatura y de flexo – extensión de la<br />

rodilla en descarga. Posteriormente, dependiendo del grado del esguince, se comienza a<br />

cargar el peso sobre el miembro afecto (carga inmediata a tolerancia para las lesiones<br />

grado I y II, y descarga durante tres semanas para las lesiones de grado III). El<br />

tratamiento quirúrgico sólo esta indicado en las lesiones grado III que se acompañan de<br />

otras lesiones ligamentosas y hay presencia de una gran estabilidad.<br />

- Lesiones del LCA: En la fase aguda se procede al drenaje del derrame<br />

hemático, vendaje compresivo, medios antiinflamatorios, reposo relativo y descarga.<br />

Cualquier decisión terapéutica debe realizarse una vez que la rodilla esta desinflamada y<br />

ha recuperado la movilidad (3-4 semanas). La indicación quirúrgica depende del grado<br />

de lesión del LCA (rotura parcial o total), la edad del paciente, actividad física que<br />

desarrolla (deporte, actividad laboral) y el grado de inestabilidad clínica que presente.<br />

Las técnicas actualmente realizadas en forma artroscópica se pueden dividir en dos:<br />

Injerto de tendón rotuliano autólogo (hueso-tendón-hueso) o tendones isquiotibiales<br />

autólogos. También se emplean injertos de cadáver crioconservados, aunque con menos<br />

frecuencia por la posibilidad de transmisión de enfermedades.<br />

- Lesiones del LCP: Es mucho menos frecuente y los resultados de la reparación<br />

quirúrgica no son tan buenos como en el LCA. La clínica de la lesión aislada del LCP<br />

no suele ser inestabilidad sino dolor femoro-rotuliano, que puede ser bien compensado<br />

con un buen desarrollo muscular. Por ello, la indicación quirúrgica se reserva para casos<br />

de lesiones combinadas que presenten inestabilidad.<br />

LUXACIÓN <strong>DE</strong> <strong>RODILLA</strong><br />

Es la lesión de combinada de varias estructuras estabilizadoras de la rodilla hasta<br />

el punto de que las superficies articulares pierden totalmente el contacto. Se distinguen<br />

dos tipos de luxaciones, las de baja energía y las de alta energía. Las de alta energía se<br />

producen por traumatismos muy violentos (accidente de tráfico, precipitación), son<br />

poco frecuentes y tienen un alto porcentaje de lesiones neurovasculares y<br />

complicaciones asociadas. Lo mas frecuente es que la tibia se luxe hacia delante con<br />

posibilidad de lesión de los vasos y nervios posteriores de la rodilla (40% de los casos).<br />

El tratamiento es urgente y requiere la reducción inmediata de la articulación y la<br />

reparación de las posibles lesiones vasculares, la rodilla se inmoviliza en 20º de flexión<br />

y la reparación quirúrgica de todas las estructuras ligamentosas se difiere 1 ó 2 semanas.<br />

Por otra parte esta la luxación de baja energía, en la que el traumatismo es menos<br />

violento pero de suficiente intensidad para romper sucesivamente varias estructuras<br />

(LCM, cápsula articular, LCA, LCP) hasta que la articulación queda totalmente<br />

inestable. No suele tener lesiones asociadas graves y el tratamiento es igualmente la<br />

reparación diferida de todas las estructuras.

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