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Capítulo 3 - Recursos misioneros

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64 MISION MUNDIAL<br />

sociales. Algunas veces, inclusive, sentiremos el llamado para desafiar a<br />

instituciones políticas o sociales que quizás están amparando injusticia y<br />

opresión. Pero nosotros debemos siempre comprender, como Cristo lo<br />

hizo, que nuestra misión primaria es la extensión del reino de Dios en la<br />

tierra. Y esto únicamente se va a realizar cuando hombres y mujeres en<br />

todo lugar tengan una oportunidad razonable para someterse al señorío de<br />

Jesús y entrar en la comunión de su iglesia.<br />

B. CRISTO Y EL REINO<br />

Hemos dado un vistazo a lo que los judíos esperaban acerca del reino y<br />

de la venida del Mesías. Pero, ¿cuál fue la expectativa de Cristo? ¿Cuál fue<br />

su papel en el reino? ¿Cuál fue el impacto de su ministerio?<br />

Cristo manifestó el propio entendimiento de su rol, por el título que eligió<br />

para sí mismo. El pudo haber escogido entre varios nombres con que el<br />

Antiguo Testamento denominaba al Mesías. Pudo haber usado el más<br />

popular entre los judíos de ese tiempo, “Hijo de David”, que lo hubiera<br />

identificado como el heredero del trono de Israel. Pero Cristo no lo tomó,<br />

sino que dio su preferencia a otro que lo identificó con un papel más amplio<br />

que el de “rey de Israel”. Los siguientes fragmentos nos ayudarán a<br />

entender el significado del título que Jesús escogió.<br />

EL HIJO DEL HOMBRE*<br />

H. Cornell Goerner<br />

Nada nos revela más, acerca de su personalidad, que el título que Jesús<br />

escogió para sí mismo. No le agradó el término, “Hijo de David”, el epíteto<br />

popular del Mesías. Entendió que él era el “Hijo de Dios” a quien se refería el<br />

Salmo 2:7. Durante su presentación ante el sanedrín así lo admitió. Pero, el<br />

nombre que usó durante su ministerio fue “Hijo del Hombre”. Más de cuarenta<br />

veces en los evangelios emplea este término refiriéndose a sí mismo. Los<br />

discípulos nunca lo denominaron así, sino que lo llamaban “Señor”, “Amo” o<br />

“Maestro”. Para Jesús esas palabras fueron casi un sustituto del pronombre personal<br />

“Yo”. Vez trasvez lo dijo: “El Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su<br />

cabeza” (Mateo 8:20). “Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las<br />

nubes con gran poder y gloria” (Marcos 13:26).<br />

Jesús derivó este nombre de dos fuentes principales: los libros de Ezequiel y<br />

* Goerner H. Cornell: All Nations In God’s Purpose. Broadman Press, Nashville, 1979, págs. 74-<br />

76. Traducido con permiso.

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