Núm. 30 Noviembre - Asociación Gaditana Jacobea "Vía Augusta"
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por el romper de las olas del mar, agradable<br />
brisa marítima y un sol aún no muy justiciero.<br />
Pero lo bueno dura poco, y nada más<br />
abandonar Guetaria comienzan las primeras<br />
dificultades montañosas. Iniciamos una<br />
prolongada ascensión hasta llegar a Askizu y<br />
un descenso vertiginoso hasta llegar a Zumaia<br />
(allí me encontré con la singular pareja de<br />
madrileño/cartagenero) y continuamos en<br />
francachela hasta Elorriaga. Por supuesto ni un<br />
solo metro llano, todo en continuo sube y baja.<br />
En un camping separamos nuestros caminos,<br />
ya que ellos deciden seguir por el recorrido de<br />
un GR y yo viendo lo que me ocurrió dos días<br />
antes en la etapa que llegaba a San Sebastián,<br />
decido seguir bajo la protección de las flechas<br />
amarillas. Durante este periplo conozco a<br />
Bryan, peregrino americano, muy agradable y<br />
majo, que es profesor de inglés en Murcia y<br />
que sinceramente, no parece americano porque<br />
no es nada prepotente, es un tío culto, gran<br />
conocedor de las costumbres hispánicas y<br />
bastante crítico con algunas malas costumbres<br />
de su país natal. Separamos nuestros caminos,<br />
puesto que el decide parar a descansar. Tras<br />
unos breves kilómetros en solitario me dan<br />
alcance las “motos valencianas” y el chaval<br />
riojano, así que llegamos todos juntos a Deba.<br />
Comentar que en Deba el acceso al albergue<br />
está pésimamente señalizado, y que una vez<br />
que llegas al albergue tienes que bajar a la<br />
oficina de turismo para registrarte. Un fastidio<br />
tras una dura etapa de camino.<br />
Una vez solventamos todas estas<br />
incomodidades, debemos cumplir con la rutina<br />
diaria: ducha, lavar ropa, tender, descanso,…<br />
Hay que ver el lado positivo, aquí no hemos<br />
tenido que esperar a las cuatro de la tarde para<br />
que abrieran el albergue. Me sorprende<br />
gratamente la iglesia parroquial de Santa María<br />
porque cuenta con una austera apariencia<br />
exterior, pero esconde en su interior una gran<br />
nave de altura apoyada sobre columnas<br />
cilíndricas, contando con bajorrelieves<br />
románicos del siglo XIII. Parece ser que este<br />
<strong>Asociación</strong> <strong>Gaditana</strong> <strong>Jacobea</strong> «<strong>Vía</strong> Augusta»<br />
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templo fue financiado con las ganancias<br />
obtenidas del comercio con Flandes e<br />
Inglaterra durante el siglo XIII. Mención a<br />
parte merece el pórtico de entrada a la iglesia,<br />
es magnífico, éste se encuentra adornado con<br />
esculturas de los doce apóstoles. Es una<br />
lástima que no podamos visitar el claustro<br />
gótico porque se encuentra cerrado.<br />
De vuelta al albergue ayudo a una<br />
bella damisela teutona que se encontraba algo<br />
despistada sobre dónde tenía que ir y qué tenía<br />
que hacer. Acompaño a esta chica hasta la<br />
oficina de turismo, para que se registre, y la<br />
acompaño también hasta el albergue. En el<br />
albergue (antigua escuela, ahora acondicionada<br />
para peregrinos) realizo una frugal cena, ya<br />
que comí (creo que en demasía en un<br />
restaurante de Deba). Echamos todos los<br />
peregrinos un rato de tertulia en la terraza de la<br />
escuela, en la que comentamos todas<br />
experiencias e incidencias de la etapa de hoy, y<br />
nos preparamos mentalmente para la etapa de<br />
mañana. Es curioso como realizamos todos<br />
más o menos igual el estudio de la etapa y<br />
todos compartimos casi las mismas<br />
sensaciones y apreciaciones: ¡madre que<br />
desnivel tenemos aquí!, ¿qué pone tu guía?,<br />
¿cuál es el mejor sitio para comer?, pues yo<br />
llevo las rodillas destrozadas, pues a mi lo que<br />
me está matando es la espalda,… Como digo<br />
yo, estas son las “fatiguitas del Camino”, que<br />
alguien que no lo haya hecho no lo puede<br />
entender. Como es posible que alguien en su<br />
sano juicio se puede echar a la espalda 9 kilos<br />
y andarse 25 o <strong>30</strong> kilómetros por esos<br />
andurriales de Dios, pasando calor, sed,<br />
hambre,… Pero al final todo tiene su<br />
recompensa: el calor hace que sepas apreciar<br />
mejor una buena sombra, la sed que aprecies<br />
mejor una buena cervecita con limón y el<br />
hambre que el guiso que te comas te sepa a<br />
gloria bendita. Como dicen por ahí: “sarna con<br />
gusto no pica”, aunque el “camino-escéptico”<br />
apostillará: “pero mortifica”.