44 Cxcmo. Ayto. de <strong>Trasierra</strong> TIESTAS PATRONALES, 2OO7 tantos recuerdos, donde la mayor parte de nosotros, aprendimos desde las cuatro primeras reglas, hasta el "noble arte de leer y escribir", se ve, por el número de fotografías que aparecen en el periódico, se le quiso dar un relieve especial, relieve que está, según mi experiencia, más que justificado, ya que en ellas y desde ellas, es donde se va entreabriendo esa puerta del entusiasmo, del asombro, del gusto por las cosas bien hechas. En ellas nos contagiamos de ese deseo de saber, de ese hambre de descubrir. También aparece la Casa de los maestros, con la fachada en plena construcción. Durante todo el siglo XIX y casi todo el siglo XX, a los maestros se les proporcionaba "Casa-habitación ", bien en la propia escuela o en otro lugar. La ley Moyano de 1857 reguló que se debía dotar al profesorado de una vivienda digna para vivir con su familia. En el caso de que el ayuntamiento no les asignara un alojamiento, debía abonarles una cantidad para alquilarla. La medida obedecía al bajo sueldo del profesorado. No olvidemos el tópico de "que pasas más hambre que un maestreescuela". Por este motivo había que proporcionarles algún que otro recurso como eran las casas. Estos edificios, en <strong>Trasierra</strong>, hasta no hace mucho, han sido la vivienda habitual de aquellos maestros o funcionarios del ayuntamiento residentes en el pueblo. El Pilar o fuente pública es también una de las señas de identidad de <strong>Trasierra</strong>. En su abundante agua, que ni en los años de gran sequía deja de correr día y noche, todos hemos saciado nuestra sed y más de uno, cuando éramos niños, y no mediamos el peligro, nos hemos caído y remojado en su fuente. A ella sigue acudiendo a beber algún que otro animal de caballería que, a pesar de la abundancia de "ruedas", ha logrado sobrevivir entre nosotros. ¿Y el puente? Ese sí que, junto con el arroyo sobre el que estaba construido, es para quienes no alcanzaron a conocerlo, sólo una realidad que forma parte del pasado, algo convertido en historia, del que no ha quedado piedra sobre piedra. De ahí que si queremos contar a las nuevas generaciones, que no hace tantos años <strong>Trasierra</strong> contaba con arroyo y puente, tengamos que recurrir, necesariamente, a fotografías, como la que aquí insertamos, que es donde únicamente podemos ya contemplarlo, y recordarlo. Esa fotografía, con una especie de tapia, donde se divisa además una puerta arqueada, es el cementerio; el cementerio antiguo, puesto que en el correr de los años éste ha ido experimentado nuevas ampliaciones. En ese recinto sagrado o "camposanto", reposan los restos de nuestros seres queridos. Esas paredes encierran el nombre de tantos de los nuestros, que por su sencillez de vida, no tienen historia. Sólo el corazón agradecido guarda su recuerdo, impregnado de reconocimiento, admiración y cariño. Y por último, también quisieron, quedara constancia de un grupo de "Señoritas" que formaban la
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