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CONCURSO BERMEO - Alberto Lopez Arquitecto

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y sillas sacadas a la calle en forma de terrazas por los bares que a ella dan, aparcan<br />

también coches y la cruza un autobús que sin ningún sentido la parte por el medio. La<br />

plazuela de San Miguel situada justo encima de la anterior resulta un lugar muy recoleto<br />

con una interesante escalera, aunque las reformas de los edificios que a ella dan dejan<br />

bastante que desear.<br />

El casino, junto a la plaza de San Miguel, resulta un edificio que aunque mal situado en<br />

la trama urbana, tiene un cierto interés arquitectónico. Construido por Severino<br />

Achucarro en 1895 (el gran arquitecto del Ensanche bilbaíno) se encuentra actualmente<br />

muy mal valorado encontrándose pintado con un color ridículo y a falta de un buen<br />

remozamiento. El edificio con evocaciones nórdicas, goti-iscistas e inclucistas e incluso<br />

wagnerianas, se mueve dentro de un campo eclesiástico (como toda nuestra arquitectura<br />

de estos años) pero guardando eso sí un meritorio empaque arquitectónico.<br />

La unión de la zona que gira en torno a la plaza de San Francisco tiene su continuidad<br />

hacia el parque de Ercilla por medio de dos calles, una la de San Francisco, estrecha<br />

angosta, sin apenas aceras y con bastante tráfico, pues recoge todo el que viene del<br />

parque de Ercilla y otra semi-peatonal, pues la cruza la línea de autobuses entre las<br />

casas de la plaza de San Miguel y un costado del Casino.<br />

En el primer caso es fundamental ordenar y delimitar los dominios del coche y el peatón<br />

por medio de aceras, soportales o cualquier otro elemento y en el segundo ordenar la<br />

entrada mejorando el aspecto de la fachada lateral del Casino y haciendo desaparecer<br />

esa circulación del autobús a todas luces ridícula.<br />

El cruce de las calles Arza, Cardenal Mendoza y Cose Ibarlucea es en el centro del<br />

paseo un lugar de mucho ambiente con bares y restaurantes, pero que no ha sido<br />

potenciado en todas sus posibilidades. Aunque aparezca como un simple cruce de calles<br />

peatonales, su amplitud le confiere una cierta importancia que le da carácter de plaza.<br />

Esta podría llegar a convertirse en la plaza que un paseo tan largo necesita en su mitad<br />

para hacerlo más ameno.<br />

Al final del paseo la unión con el puerto Viejo. Unión angosta, sucia, muy poco clara,<br />

con un puente que lo cruza verdaderamente deprimente sin el menor interés.<br />

Actualmente el puente representa una barrera visual, que añadida a la angostura del<br />

trazado urbano, deja sin la apetecida conexión el parque con el primitivo puerto. Detrás<br />

del puente una casa sin el menos interés puesta como un “pastiche” que no deja ni el<br />

paso físico ni el visual estropeándolo todo. Es el edificio del Instituto Social de la<br />

Marina.<br />

La zona ésta de Arostegui es la que más directamente nos afecta, la más confusa y peor<br />

tratada como consecuencia de la intervención en los últimos años. El edifico de la<br />

comandancia de marina junto al puente, tapa la maravillosa iglesia gótica, verdadera<br />

joya arquitectónica, y estropea y desordena todo un espacio que frente a la iglesia podría<br />

ser excelente. A esta, a la iglesia, se le han ido añadiendo una serie de anexos que sin el<br />

menos interés propio, lo único que hacen es tapar una joya gótica de gran valor.<br />

De la zona ésta de Arostegui pasa por un estrecho callejón muy poco claro a una<br />

bellísima plazuela (la de Santa Eufemia) excelente ejemplo del intrincado urbanismo<br />

portuario. A tal plaza se llega con coche por una calle que corre dentro de su sordidez<br />

www.albertolopezarquitecto.com info@albertolopezarquitecto.com

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