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Para leer de corrido - Sociología - Universidad de Sonora

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<strong>Para</strong> <strong>leer</strong> <strong>de</strong> <strong>corrido</strong>: <strong>de</strong> interacciones simbólicas y<br />

emociones sociales postmortem en el Corrido <strong>de</strong> Rosita<br />

Alvírez.<br />

FELIPE J. MORA ARELLANO*<br />

<strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> <strong>Sonora</strong><br />

En Saltillo, capital <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong> Coahuila, México, en el año <strong>de</strong> 1900,<br />

según una versión, o en 1935, según otra, se encontraron dos personas 1<br />

(base mínima <strong>de</strong> un sistema social <strong>de</strong> acción) <strong>de</strong> ambos sexos con la<br />

intención <strong>de</strong> socializar. El encuentro fue en un baile. Nada tendría <strong>de</strong><br />

extraordinario si no fuera porque el suceso terminó en una tragedia que,<br />

como en todo evento dramático, se combinaron placer y dolor.<br />

El hecho impactó <strong>de</strong> tal forma que una pluma anónima lo narró y<br />

musicalizó en forma <strong>de</strong> <strong>corrido</strong>: el Corrido <strong>de</strong> Rosita Alvírez. A partir <strong>de</strong><br />

ahí, años más tar<strong>de</strong>, aunque con diferentes versiones, el tema fue grabado<br />

por varios cantantes 2 y reproducido por disqueras. También se llevó a las<br />

pantallas cinematográficas, a las historietas, a la danza, y algunas <strong>de</strong> sus<br />

frases se han incorporado en conversaciones pasadas y actuales, y la<br />

discusión política no se ha escapado <strong>de</strong> la referencia, cuando se discutió el<br />

tema <strong>de</strong> la inclusión <strong>de</strong> los <strong>corrido</strong>s en los libros <strong>de</strong> texto <strong>de</strong> primaria.<br />

Mas ¿qué interés pue<strong>de</strong> tener para la sociología una situación<br />

<strong>de</strong>scrita en un <strong>corrido</strong> y sucedida hace tanto tiempo? ¿Qué amerita<br />

observar, analizar e interpretar, <strong>de</strong> una pieza inerte, como aparenta ser un<br />

<strong>corrido</strong>?<br />

He estructurado el trabajo en dos apartados. En el primero, doy<br />

cuenta <strong>de</strong> cómo proce<strong>de</strong>ré a hacer un análisis sociológico <strong>de</strong>l <strong>corrido</strong>;<br />

asimismo, qué hace <strong>de</strong> esta pieza literario- musical y <strong>de</strong>l cantante que lo<br />

interpreta –para mi análisis Eulalio González “El Piporro”- objetos <strong>de</strong><br />

*Agra<strong>de</strong>zco al señor Abraham Martínez, <strong>de</strong>l Archivo Municipal <strong>de</strong> Saltillo, Coahuila, su enorme apoyo al<br />

brindarme materiales para este trabajo, y especialmente su tiempo y paciencia. Al Mtro. Juan Recio, <strong>de</strong> la<br />

<strong>Universidad</strong> Autónoma <strong>de</strong> Coahuila, quien rescató para mi un valioso documento. Aprecio mucho el<br />

auxilio <strong>de</strong> Juan Castro y René Padilla, <strong>de</strong>l Departamento <strong>de</strong> Historia <strong>de</strong> la <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> <strong>Sonora</strong>, <strong>de</strong><br />

Rosario Estrella, <strong>de</strong> la biblioteca <strong>de</strong> El Colegio <strong>de</strong> <strong>Sonora</strong>, y <strong>de</strong> mis hijos Mariana y Guillermo.<br />

1 Individuos que por un proceso social, ya tienen formados su “yo” (Berger y Luckmann,1979:77).<br />

2 <strong>Para</strong> el presente ejercicio tomaré la versión musical interpretada por Eulalio González El Piporro, quien<br />

incorporó una serie <strong>de</strong> comentarios a varios <strong>de</strong> los versos <strong>de</strong>l <strong>corrido</strong> que contextualizan lo narrado,<br />

elementos que he consi<strong>de</strong>rado en mi interpretación.<br />

1


estudio culturales. También abordo algunos problemas particulares <strong>de</strong>l<br />

Corrido <strong>de</strong> Rosita Alvírez, como su ubicación en el tiempo y lugar, la<br />

veracidad <strong>de</strong> lo que cuenta y <strong>de</strong> algunas limitaciones propias <strong>de</strong> estas<br />

narraciones, en virtud <strong>de</strong> las distintas versiones <strong>de</strong> la pieza analizada.<br />

Escribo acerca <strong>de</strong> quiénes son los actores centrales <strong>de</strong> la pieza, <strong>de</strong>l contexto<br />

social y la época en que vivieron. Finalmente, me refiero a la manera en<br />

que se acostumbraba cortejar a las mujeres y analizo el baile en tanto que<br />

situación <strong>de</strong>l encuentro en don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>sarrolló la escena narrada por el<br />

<strong>corrido</strong>.<br />

En la segunda parte, analizo e interpreto sociológicamente los versos<br />

<strong>de</strong>l <strong>corrido</strong>, y <strong>de</strong>staco las interacciones, las emociones y el contexto <strong>de</strong> lo<br />

narrado, a la luz <strong>de</strong>l interaccionismo simbólico 3 , <strong>de</strong>l individualismo<br />

metodológico y <strong>de</strong> algunos recursos <strong>de</strong> la elección racional, los cuales<br />

aplicaré a medida que se escudriña cada estrofa. Termino con algunas notas<br />

acerca <strong>de</strong> la trascen<strong>de</strong>ncia social y cultural que ha tenido en nuestro país el<br />

<strong>corrido</strong>, especialmente su figura central, Rosita Alvírez.<br />

<strong>Sociología</strong> <strong>de</strong> un <strong>corrido</strong><br />

I<br />

Me ocuparé <strong>de</strong>l Corrido <strong>de</strong> Rosita Alvírez en tanto que constituye una<br />

construcción que encapsuló una realidad pasada, re-conocida o imaginada<br />

por la gente que lo ha venido escuchando. El análisis <strong>de</strong> la pieza, como una<br />

especie <strong>de</strong> fósil activo, me permitirá i<strong>de</strong>ntificar “el complejo <strong>de</strong> significado<br />

subjetivo <strong>de</strong> la acción”, para <strong>de</strong>cirlo en términos <strong>de</strong> Max Weber. Esto es<br />

posible en virtud <strong>de</strong> que en el <strong>corrido</strong> quedaron estampados significados<br />

subjetivos que dan cuenta <strong>de</strong> facticida<strong>de</strong>s objetivas (Berger y Luckmann,<br />

1979:35).<br />

Mediante la interpretación <strong>de</strong> ese “artefacto” lingüístico y musical<br />

épico-narrativo, trataré <strong>de</strong> reconstruir las intenciones subjetivas <strong>de</strong> actores<br />

que han <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> existir. Intentaré “hacer presente” una diversidad <strong>de</strong><br />

objetos que espacial, temporal y socialmente se hallan ausentes <strong>de</strong>l “aquí y<br />

ahora”. Es <strong>de</strong>cir, haré presente relaciones sociales <strong>de</strong>l pasado recordado o<br />

reconstruido (Berger y Luckmann,1979:58), entre las que se encuentran las<br />

características <strong>de</strong> la situación interactiva y <strong>de</strong>l contexto sociocultural en el<br />

que actuaron los agentes y <strong>de</strong> las cuales <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>, según Goffman, el<br />

sentido <strong>de</strong> la acción (Herrera y Soriano,2004:64).<br />

3 Le llamaremos así aún y cuando Ervin Goffman haya afirmado que el no<br />

tiene realidad y sea solo una etiqueta (label) que ha conseguido imponerse (Goffman:1991, 211).<br />

2


Dicho a la manera <strong>de</strong> Berger y Luckmann, se trata <strong>de</strong> dar cuenta <strong>de</strong><br />

la estructura social <strong>de</strong>tectable en el <strong>corrido</strong>, a través <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong> las<br />

tipificaciones y pautas <strong>de</strong> interacción establecidas por intermedio <strong>de</strong><br />

ellas(Berger y Luckmann,1979:52). En otras palabras, intentaré captar la<br />

situación “cara a cara”, ahora “congelada” 4 en el <strong>corrido</strong>, situación que es<br />

“el prototipo <strong>de</strong> la interacción social” (Berger y Luckman,1979:46).<br />

Nuestro objeto <strong>de</strong> referencia, el <strong>corrido</strong>, menciona a ciertos agentes o<br />

unida<strong>de</strong>s obrantes centrales (Rosita Alvírez e Hipólito), para <strong>de</strong>cirlo en<br />

términos <strong>de</strong> Blumer (Blumer,1982:64). Si aplicamos el análisis <strong>de</strong> Blumer,<br />

podríamos <strong>de</strong>cir que ellos generan una acción específica en función <strong>de</strong> una<br />

cierta situación (un baile público) en que tiene lugar la acción (Hipólito<br />

“saca” a bailar a Rosita y ella no acepta).<br />

Dicha acción es elaborada por los agentes mediante la interpretación<br />

<strong>de</strong> la situación. Los agentes habrían <strong>de</strong> reconocer las cosas presentes en la<br />

situación (quién se cree cada uno <strong>de</strong> ellos, qué <strong>de</strong>be hacerse en un ritual<br />

rítmico, qué significa el público que, según ellos, los observa, etc.),<br />

tomarlas en consi<strong>de</strong>ración, evaluarlas y, con base en ello, <strong>de</strong>cidir (Rosita no<br />

acepta la invitación e Hipólito, ante tal respuesta, la mata), es <strong>de</strong>cir,<br />

construir su acción.<br />

Conviene <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora evitar confundir la organización <strong>de</strong> una<br />

sociedad humana 5 con el proceso <strong>de</strong> interpretación realizado por sus<br />

unida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> acción, ya que, aunque afecta a dicho proceso, no lo abarca ni<br />

lo explica (Blumer,1982:66).<br />

El interaccionismo simbólico <strong>de</strong> Blumer es claro al respecto cuando<br />

afirma que “la organización social es un marco en cuyo seno llevan a cabo<br />

sus acciones las unida<strong>de</strong>s “obrantes” o unida<strong>de</strong>s que actúan. Los aspectos<br />

estructurantes, como la “cultura”, “sistemas”, “estratificaciones” y<br />

“papeles” sociales, establecen las condiciones para la acción <strong>de</strong> dichas<br />

unida<strong>de</strong>s, pero no la <strong>de</strong>terminan. Las personas (es <strong>de</strong>cir, las unida<strong>de</strong>s que<br />

actúan), no lo hacen en función <strong>de</strong> la cultura, la estructura social, etc., sino<br />

en función <strong>de</strong> las situaciones. La organización social sólo influye en la<br />

acción en la medida en que configura situaciones en cuyo seno actúan los<br />

individuos, y en la medida en que proporciona unos conjuntos fijos <strong>de</strong><br />

símbolos que los individuos utilizan al interpretar las situaciones” (Blumer,<br />

4 Se trata <strong>de</strong> ver al <strong>corrido</strong> como una objetivación que por su “separatividad”, po<strong>de</strong>mos acce<strong>de</strong>r o hacer<br />

presente -pasado el tiempo <strong>de</strong>l aquí y ahora-, un encuentro “cara a cara” ahora ausente espacial, temporal<br />

y socialmente.<br />

5 Blumer toma <strong>de</strong> Mead la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> sociedad humana: “proceso social diversificado en el que las<br />

personas se ven obligadas a crear acciones conjuntas para resolver las situaciones que afrontan” (Blumer,<br />

1982: 53)<br />

3


1982:66). Sintetizo en el Cuadro 1 las i<strong>de</strong>as al respecto sostenidas por<br />

Blumer 6 y otros abordajes que él critica.<br />

Por otra parte, y con el fin <strong>de</strong> auxiliar en la comprensión <strong>de</strong>l <strong>corrido</strong>,<br />

he <strong>de</strong>dicado un espacio a dar cuenta <strong>de</strong> algunos objetos or<strong>de</strong>nados por una<br />

“estructura temporal” (Berger y Luckmann,1979: 46) que precedía al<br />

momento en que los personajes <strong>de</strong>l <strong>corrido</strong> interactuaran en el escenario <strong>de</strong>l<br />

dramático baile. Or<strong>de</strong>n que los actores conocían y quizá compartían en la<br />

vida cotidiana. Digo quizá, porque lo que parecía representar un ritual<br />

socialmente aceptado, se convirtió en un problema al verse interrumpida la<br />

continuidad. El sector problemático <strong>de</strong>safortunadamente no pudo ser<br />

integrado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> lo no problemático por ninguno <strong>de</strong> los dos personajes<br />

centrales ni por nadie más (Berger y Luckmann,1979: 42). El resultado fue<br />

fatal.<br />

Por tanto, nuestro ejercicio está encaminado a <strong>de</strong>scubrir el<br />

conocimiento subyacente que orientó la conducta <strong>de</strong> los personajes <strong>de</strong>l<br />

<strong>corrido</strong> en una situación dada. De igual manera, me interesa observar,<br />

suponer e interpretar las emociones <strong>de</strong> los actores, en tanto que episodios o<br />

acontecimientos <strong>de</strong> interacción experimentadas, surgidas y <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nadas<br />

en el encuentro narrado. Asimismo, analizo los mensajes que preten<strong>de</strong>n<br />

orientar y moralizar la conducta <strong>de</strong> quienes escuchen el <strong>corrido</strong>. Todo ello<br />

ubicado en un contexto histórico que preten<strong>de</strong> ser rescatado por<br />

aproximación en virtud <strong>de</strong> la dificultad <strong>de</strong> acceso a fuentes hemerográficas.<br />

De la naturaleza <strong>de</strong>l <strong>corrido</strong> y por qué hacerlo objeto <strong>de</strong> estudio.<br />

Por sus orígenes, el <strong>corrido</strong> ha sido <strong>de</strong>finido por Aurelio González como un<br />

“nuevo género americano, hijo <strong>de</strong>l romance tradicional oral y <strong>de</strong>l romance<br />

vulgar <strong>de</strong> pliego y nieto <strong>de</strong> la balada europea” (Beltrán,2003:123). Los<br />

<strong>corrido</strong>s, dice Carlos H. Magis, “se cantan o recitan e incluso se bailan”<br />

(Custodio,1976:8).<br />

El romance tradicional le transmitió al <strong>corrido</strong> una serie <strong>de</strong> rasgos<br />

que, al mezclarse con los <strong>de</strong> otras manifestaciones artísticas <strong>de</strong> gusto<br />

popular, dieron al nuevo género unas características distintivas<br />

(Custodio,1976:8). Se trata <strong>de</strong> “una especie <strong>de</strong> gacetilla poética que, como<br />

el romance castellano, tiene por misión reflejar, con una ingenua melodía<br />

como ritmo y un espíritu crítico como fondo, los sucesos <strong>de</strong> un periodo<br />

histórico cargado casi siempre <strong>de</strong> violencia” (Custosdio,1976:9).<br />

6 En Blumer,1982: 2 y 39<br />

4


Los teóricos<br />

5


Los sociólogos atribuyen<br />

la conducta a los<br />

siguientes factores:<br />

Papel.<br />

Posición social.<br />

Preceptos culturales.<br />

Normas.<br />

Valores.<br />

Afiliación a grupos <strong>de</strong><br />

referencia.<br />

Mecanismos <strong>de</strong> equilibrio<br />

social.<br />

Cuadro 1<br />

Estructura e interacción social en Blumer<br />

Los psicólogos atribuyen<br />

la conducta a los<br />

siguientes factores:<br />

Configuración <strong>de</strong><br />

estímulos.<br />

Necesidad-disposición.<br />

Emociones.<br />

Actitu<strong>de</strong>s.<br />

I<strong>de</strong>as móviles conscientes.<br />

Mecanismos <strong>de</strong><br />

organización personal.<br />

<strong>Para</strong> ellos la interacción social se consi<strong>de</strong>ra como el<br />

ámbito en el que dichos factores <strong>de</strong>terminantes influyen<br />

en la acción humana.<br />

Interaccionismo<br />

simbólico<br />

(Blumer)<br />

La interacción social es por<br />

sí misma un proceso<br />

formativo. Los individuos<br />

vinculados por la<br />

interacción:<br />

a) dan expresión a esos<br />

factores <strong>de</strong>terminantes al<br />

formar sus líneas <strong>de</strong> acción<br />

respectivas,<br />

b) y las dirigen, verifican,<br />

mo<strong>de</strong>lan y transforman a<br />

tenor <strong>de</strong> lo que observan<br />

en los actos ajenos.<br />

Se basa en tres sencillas<br />

premisas:<br />

1) El ser humano orienta<br />

sus actos hacia las cosas en<br />

función <strong>de</strong> lo que éstas<br />

significan para él.<br />

2) El significado <strong>de</strong> estas<br />

cosas se <strong>de</strong>riva <strong>de</strong>, o surge<br />

como consecuencia <strong>de</strong> la<br />

interacción social que cada<br />

cual mantiene con el<br />

prójimo.<br />

3) Los significados se<br />

manipulan y modifican<br />

mediante un proceso<br />

interpretativo <strong>de</strong>sarrollado<br />

por la persona al<br />

enfrentarse con las cosas<br />

que va hallando a su paso.<br />

En lo que a metro, rima y estrofismo se refiere, “la unidad formal<br />

básica <strong>de</strong>l <strong>corrido</strong> tradicional es la cuarteta octosilábica con rima asonante<br />

o consonante en los versos pares”, rima que cambia con cada cuarteta.<br />

(Beltrán,2003:123-124)<br />

También se le caracteriza como un género épico-lírico-trágico, que<br />

asume todas las formas estróficas y compren<strong>de</strong> todos los géneros; que usa<br />

todos los metros poéticos y emplea todas las combinaciones <strong>de</strong> la rima; que<br />

6


se canta al son <strong>de</strong> un instrumento musical (guitarra o bajo sexto), y que<br />

relata en forma simple y sencilla los sucesos y acontecimientos que<br />

impresionan hondamente la sensibilidad <strong>de</strong>l pueblo (Spekman,2001:69).<br />

El <strong>corrido</strong> mexicano es “más mo<strong>de</strong>rno y más mo<strong>de</strong>sto en su<br />

dimensión poética” (Custodio,1976:17-18). Nace “<strong>de</strong> manera espontánea<br />

por esa natural condición <strong>de</strong>l pueblo mejicano (sic) para trovar y <strong>de</strong>spués se<br />

perfila, cuando algunos editores avispados <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n que la transmisión oral<br />

<strong>de</strong>l <strong>corrido</strong> se convierta en hojas sueltas y se vendan a bajo precio por sus<br />

mismos ejecutantes 7 ” (Custodio, 1976:37).<br />

La mayoría <strong>de</strong> los <strong>corrido</strong>s son <strong>de</strong> autores anónimos, unas veces<br />

improvisados que así manifestaban su entusiasmo, su dolor o su asombro<br />

ante el tema que <strong>de</strong>cidían cimentar líricamente porque lo habían<br />

presenciado, vivido o fueron familiares <strong>de</strong>l o los protagonistas <strong>de</strong>l <strong>corrido</strong>.<br />

Pero lo reciente es que los propios rapsodas concibieran la letra y la<br />

melodía –cuando la tenía porque ya sabemos que en ocasiones eran<br />

recitados- basándose siempre en la actualidad o en el pasado cercano.<br />

Muchas veces eran los propios oyentes quienes les pedían que comentaran<br />

<strong>de</strong>terminados hechos (Custodio,1976:40)<br />

Si bien existe acuerdo acerca <strong>de</strong>l origen <strong>de</strong>l <strong>corrido</strong> mexicano, no<br />

ocurre lo mismo en cuanto a su paternidad geográfica. Vicente T.<br />

Mendoza, uno <strong>de</strong> sus principales recopiladores y estudiosos, sostiene que el<br />

<strong>corrido</strong> nació en la región central <strong>de</strong>l país y posteriormente se difundió<br />

hacia el Norte y luego a todo el ámbito nacional. En cambio, Américo<br />

Pare<strong>de</strong>s sostiene que en el Bajo Río Gran<strong>de</strong> existió una tradición <strong>de</strong>l<br />

<strong>corrido</strong> “que es por lo menos tan antigua, si no es que más, como la <strong>de</strong>l<br />

Gran México”. También afirma que el <strong>corrido</strong> heroico <strong>de</strong>l Gran México<br />

haya sido influido por la tradición heroica <strong>de</strong> la Frontera (Héau y Giménez,<br />

2004:628 n.1).<br />

Sin embargo, cualquiera que sea su origen geográfico, el <strong>corrido</strong><br />

como género alcanza las características básicas <strong>de</strong> la literatura tradicional:<br />

difusión en el tiempo (tenemos documentos <strong>corrido</strong>s <strong>de</strong> más <strong>de</strong> un siglo),<br />

difusión en el espacio (se han recogido textos en toda la república y en<br />

territorio chicano) y vasta difusión social. Aún y cuando sin fundamento se<br />

excluye a las clases altas <strong>de</strong> la difusión <strong>de</strong> la literatura popular, los textos<br />

populares, sostiene, también circulan, aunque con menos ímpetu, entre<br />

dichas clases. En tal virtud el género en cuestión es tradicional (Díaz<br />

Roig,1990:101-102 y nota <strong>de</strong> pie 7)<br />

7 Las Casas Vanegas Arroyo y Eduardo Guerrero fueron las más conocidas <strong>de</strong>l último tercio <strong>de</strong>l siglo<br />

pasado en la edición <strong>de</strong> tales hojas (Custodio,1976: 37)<br />

7


Atendiendo a su clasificación <strong>de</strong> textos tradicionales y populares, los<br />

<strong>corrido</strong>s se ubican <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los tradicionales en vista <strong>de</strong> que “se sienten<br />

como propios, (…) se difun<strong>de</strong>n en el tiempo y en el espacio, y (…) varían<br />

<strong>de</strong> acuerdo con los gustos, preferencias, capacida<strong>de</strong>s, etc”. A<strong>de</strong>más, “al<br />

valor antropológico aña<strong>de</strong>n generalmente el literario y son un mo<strong>de</strong>lo i<strong>de</strong>al<br />

para estudiar la mecánica <strong>de</strong> la transmisión oral y el estilo y temática que<br />

trascien<strong>de</strong>n una moda temporal y efímera”. No así los textos populares, que<br />

se caracterizan por ser <strong>de</strong> “moda o impuestos”, “no se trasmiten ni se<br />

hacen propios y se olvidan en cuanto la noticia envejece o <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> ser<br />

impuestos” (Díaz Roig,1990:103).<br />

Hay quienes fundamentan el análisis <strong>de</strong> los corpus <strong>de</strong> <strong>corrido</strong>s bajo<br />

el supuesto <strong>de</strong> que éstos no sólo son parte <strong>de</strong> la misma cultura popular<br />

provinciana y mestiza <strong>de</strong> México <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Porfiriato hasta nuestros días<br />

(“una <strong>de</strong> las expresiones más genuinas y emblemáticas <strong>de</strong> la cultura<br />

popular campesina y mestiza en México”), sino también testimonio y<br />

espejo <strong>de</strong> la misma. En consecuencia, para ellos es posible rastrear algunos<br />

<strong>de</strong> sus elementos temáticos (culturemas) mediante su análisis toda vez que<br />

los <strong>corrido</strong>s <strong>de</strong>ben ser consi<strong>de</strong>rados como verda<strong>de</strong>ras fuentes documentales<br />

y no como meras piezas folklóricas. (Héau y Giménez,2004:628-29)<br />

México es consi<strong>de</strong>rado como un país esencialmente musical en<br />

virtud <strong>de</strong> la abundancia <strong>de</strong> materiales. La vida se hace con música:<br />

“Del total <strong>de</strong> cantos se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que su gran mayoría<br />

son bien conocidos <strong>de</strong> todos, trasmitidos oralmente <strong>de</strong><br />

padres a hijos, entonados en las fiestas por los cantadores,<br />

en las ferias, en los palenques <strong>de</strong> gallos, en los<br />

cumpleaños, en las serenatas o mañanitas, a la orilla <strong>de</strong><br />

los lagos, en las barcas, en las llanuras, o en las montañas,<br />

al amor <strong>de</strong> la lumbre o en la soledad <strong>de</strong> la humil<strong>de</strong><br />

vivienda, en el taller o durante las labores <strong>de</strong> la fábrica;<br />

las mujeres y jóvenes al barrer la casa, al lavar la ropa o,<br />

al atar<strong>de</strong>cer, a las puertas <strong>de</strong>l jacal, sentados marido y<br />

mujer, haciendo tornavoz con la manos. En los días <strong>de</strong><br />

campo, a la orilla <strong>de</strong>l mar y al rumor <strong>de</strong>l oleaje, en las<br />

alegres chorchas <strong>de</strong> estudiantes, en los cuarteles o en los<br />

vivaques <strong>de</strong> soldados, lo mismo en tiempos <strong>de</strong> paz que en<br />

las treguas revolucionarias cuando cesaban <strong>de</strong> repiquetear<br />

las ametralladoras; canciones entonadas por los arrieros<br />

durante las travesías nocturnas o a las orillas <strong>de</strong> los ríos<br />

mientras pasa la creciente”. (Mendoza, 1961:12-13)<br />

La canción mexicana influye hondamente en el ambiente y en las<br />

costumbres y no solamente se trata <strong>de</strong> una expresión artística, una<br />

manifestación lírica, una exteriorización <strong>de</strong> sentimientos, sino (que)<br />

8


también (es) un elemento normativo <strong>de</strong> la conducta ejercido<br />

colectivamente, <strong>de</strong> una manera efectiva que abarca los momentos<br />

culminantes <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l hombre o sea cuando el amor ejerce su influjo<br />

prepotente en la existencia <strong>de</strong> nuestra sociedad (Mendoza,1961:19).<br />

El <strong>corrido</strong> es “uno <strong>de</strong> los géneros lírico-musicales que el pueblo <strong>de</strong><br />

México ha venido cultivando con amor <strong>de</strong>s<strong>de</strong> cerca <strong>de</strong> un siglo” y que “en<br />

su forma ya cristalizada, tal como lo conocemos en la actualidad, <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> que obtuvo su carácter <strong>de</strong>finitivo en plena Revolución, es relativamente<br />

mo<strong>de</strong>rno…” (Mendoza, 1974:VII y XIII). Se trata <strong>de</strong> “una narración en<br />

primera o tercera persona que fluye casi siempre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio al fin en<br />

labios <strong>de</strong> un testigo presencial o <strong>de</strong> un relator bien informado”<br />

(Mendoza,1974:XVIII).<br />

Los <strong>corrido</strong>s tratan diversos sucesos, por lo que para su estudio<br />

Mendoza los ha clasificado en por lo menos 24 temas 8 . Nuestro <strong>corrido</strong> <strong>de</strong><br />

referencia quedó ubicado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los que narran “tragedias pasionales”.<br />

En suma, el <strong>corrido</strong>, objeto <strong>de</strong> nuestro análisis, es una expresión<br />

literaria y lírica tradicional mexicana, que narra y canta eventos <strong>de</strong> especial<br />

significación para quien los compuso –que pue<strong>de</strong> ser quien los vivió o<br />

presenció- o los pidió hacer. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> narrar hechos particulares, tienen<br />

mensajes moralizantes propios <strong>de</strong> la cultura <strong>de</strong> don<strong>de</strong> surgen y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

cual hechos y actores, son valorados. A pesar <strong>de</strong>l tiempo, pasan a formar<br />

parte <strong>de</strong> la memoria, conciencia e i<strong>de</strong>ntidad colectivas; se difun<strong>de</strong>n y<br />

extien<strong>de</strong>n espacialmente, y durante ese proceso, se les suele modificar para<br />

adaptarlos o adoptarlos.<br />

Por lo que expresan y significan los <strong>corrido</strong>s, he <strong>de</strong>cidido tomar uno<br />

<strong>de</strong> ellos como documento <strong>de</strong> análisis, a manera <strong>de</strong> un fósil que con el<br />

auxilio <strong>de</strong> las perspectivas sociológicas arriba indicadas, nos permitirá<br />

conocer y revelar la sociedad <strong>de</strong> don<strong>de</strong> surgió.<br />

8 La clasificación es la siguiente: históricos, revolucionarios, <strong>de</strong>l movimiento agrarista, <strong>de</strong> la revolución<br />

cristera, políticos, <strong>de</strong> carácter lírico, <strong>de</strong> fusilamientos, <strong>de</strong> valientes, <strong>de</strong> bandoleros, <strong>de</strong> carcelarios, <strong>de</strong><br />

raptos, persecuciones, alevosías y asesinatos, <strong>de</strong> parricidios, <strong>de</strong> maldición, <strong>de</strong> fatalidad, <strong>de</strong> tragedias<br />

pasionales, <strong>de</strong> ca<strong>de</strong>ntes y <strong>de</strong>sastres, <strong>de</strong> caballos, <strong>de</strong> toreros, religiosos, bíblicos y <strong>de</strong> índole moral, <strong>de</strong><br />

elogio <strong>de</strong> ciuda<strong>de</strong>s, entre otros asuntos.<br />

9


Del cantante como objeto cultural<br />

Hemos consi<strong>de</strong>rado al <strong>corrido</strong> como objeto cultural y compartido la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />

Catherine Héau y Gilberto Giménez, que los <strong>corrido</strong>s son testimonio y<br />

espejo <strong>de</strong> una cultura, por lo que tiene que ser posible rastrear algunos<br />

“culturemas” mediante su análisis en tanto que fuentes documentales.<br />

El Corrido <strong>de</strong> Rosita Alvírez es un <strong>corrido</strong> que da cuenta <strong>de</strong> un hecho<br />

violento, y clasificado como <strong>de</strong> tipo pasional. Sin embargo, la violencia<br />

está asociada con otras representaciones parciales por lo que pue<strong>de</strong><br />

consi<strong>de</strong>rársele un sociograma 9 . Según Clau<strong>de</strong> Duchet, los sociogramas se<br />

presentan como amalgama <strong>de</strong> representaciones <strong>de</strong> contornos y amplitud<br />

variables. Pue<strong>de</strong>n inscribirse implícita o explícitamente en los textos.<br />

Conocidos también como figuras arquetípicas <strong>de</strong> una cultura<br />

particular, los sociogramas son i<strong>de</strong>ntificados según Nortrop Frye, como<br />

racimos asociativos <strong>de</strong> carácter complejo que se apren<strong>de</strong>n <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una<br />

<strong>de</strong>terminada cultura y son comunicables porque resultan familiares para un<br />

gran número <strong>de</strong> personas en el ámbito <strong>de</strong> esa cultura. Son también<br />

relacionados con el “mito” o relato imaginario, organizado y coherente<br />

según una lógica psicoafectiva que preten<strong>de</strong> fundarse en la realidad y en la<br />

verdad.<br />

Con estos puntos <strong>de</strong> partida, he consi<strong>de</strong>rado incluir en el análisis los<br />

comentarios <strong>de</strong> El Piporro a ciertos versos <strong>de</strong>l <strong>corrido</strong> 10 . De manera jocosa,<br />

como es su estilo, ofrece elementos que ayudan a contextualizar el hecho<br />

cantado y narrado. A manera <strong>de</strong> una especie <strong>de</strong> tarea facilitadora, quien lo<br />

escuche compren<strong>de</strong>rá lo sucedido con elementos que provienen <strong>de</strong> la<br />

cultura en la cual suce<strong>de</strong> el evento, espacio conocido por el Piporro a<br />

quien, por cierto, se le ha consi<strong>de</strong>rado un representante folklórico <strong>de</strong> la<br />

cultura <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong> México.<br />

Antonieta Mercado resume en unas líneas los aspectos biográficoculturales<br />

<strong>de</strong> Eulalio González Piporro 11 . Nació en 1921 en Los Herreras,<br />

Nuevo León, México, y vivió en distintas ciuda<strong>de</strong>s fronterizas a lo largo <strong>de</strong><br />

su vida. Uno <strong>de</strong> los primeros artistas populares, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Germán<br />

Val<strong>de</strong>z Tin Tan, que incluyó la experiencia migratoria en sus canciones y<br />

9<br />

Las siguientes referencias las he tomado <strong>de</strong> Héau Lambert y Gilberto Giménez,2004:631<br />

10<br />

Colección <strong>de</strong> Oro “El Piporro”, 2004, Rosita Alvírez, cd número 3, canción 9, Discos Musart, S.A. <strong>de</strong><br />

C.V., México.<br />

11<br />

Antonieta Mercado, 2003, “Adiós a El Piporro”. www.supermexicanos.com/piporro.htm A. Mercado es<br />

maestra en comunicación por la <strong>Universidad</strong> Estatal <strong>de</strong> San Diego y en la actualidad es investigadora en<br />

la <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong>l Sur <strong>de</strong> California.<br />

10


sus películas, cuando la cultura centralista mexicana daba la espalda a esta<br />

innegable realidad.<br />

Eulalio González inició en el cine en los años cincuenta, al lado <strong>de</strong><br />

Pedro Infante en la película “Ahí viene Martín Corona”, en la que hizo el<br />

papel <strong>de</strong> un viejito llamado “Piporro” cuando apenas tenía 28 años. De allí<br />

se le quedó el sobrenombre con el cual se hizo famoso. Su obra consta <strong>de</strong><br />

más <strong>de</strong> cuarenta películas. Según Mercado, El Piporro <strong>de</strong>cía que uno <strong>de</strong> los<br />

propósitos <strong>de</strong> sus intervenciones al cantar <strong>corrido</strong>s populares fue la <strong>de</strong><br />

“<strong>de</strong>smitificar al héroe que estos presentaban”. El Ojo <strong>de</strong> Vidrio, El Corrido<br />

<strong>de</strong> Agustín Jaime, Rosita Alvírez y otras interpretaciones recibieron esta<br />

forma <strong>de</strong> enmarcación con sus vibrantes comentarios entre estrofas.<br />

<strong>Para</strong> Mercado, El Piporro recobró relevancia en el discurso <strong>de</strong> la<br />

realidad <strong>de</strong> la cultura mexicana <strong>de</strong>bido, entre otras cosas, a que se<br />

reconoció la importancia <strong>de</strong> la diversidad regional sobre la realidad<br />

<strong>de</strong>mográfica y cultural <strong>de</strong>l país. En esta época es cuando escribe su<br />

“Autobiogra…júa” y su “Anecdotaconario” 12 (nombre en honor a la<br />

canción <strong>de</strong> El Taconazo), obra en la que da cuenta <strong>de</strong> esta diversidad.<br />

Según el escritor mexicano Carlos Monsiváis, en la época que<br />

<strong>de</strong>scribe Piporro en su Autobiogra…júa, se pensaba que México era una<br />

única nación y que nada era distinto <strong>de</strong> la cultura <strong>de</strong>l centro, sin embargo<br />

las anécdotas, historias y refranes que contiene esta obra, <strong>de</strong>smienten este<br />

mito <strong>de</strong> unificación nacional en torno al centro.<br />

La realidad es que México es étnica y culturalmente diverso y la<br />

figura arquetípica <strong>de</strong> El Piporro <strong>de</strong>finió ciertas características <strong>de</strong> la<br />

personalidad y el habla norteñas, así como el constante intercambio con “el<br />

otro lado” <strong>de</strong> los habitantes fronterizos y <strong>de</strong> otros migrantes <strong>de</strong>l país que<br />

pasaban por el norte <strong>de</strong> México hacia Estados Unidos. El estilo verbal <strong>de</strong><br />

El Piporro, sincero, festivo, plagado <strong>de</strong> refranes, irónico; matizó esta<br />

experiencia que compartió con nosotros <strong>de</strong> manera singular, entre taconazo<br />

y taconazo 13 .<br />

12 El grito <strong>de</strong> Ajúa, fue su marca <strong>de</strong> presentación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el día en que no pudo alcanzar una nota para una<br />

canción y en lugar <strong>de</strong> parar gritó “Ajúa” para completar el tono. Este grito también se asocia con la<br />

personalidad abierta y sincera <strong>de</strong>l norteño en la expresión <strong>de</strong>: ¡Arriba el Norte….Ajúa! <strong>Para</strong> saber más<br />

sobre el personaje visitar la página www.piporro.com<br />

13 El Piporro murió en septiembre <strong>de</strong> 2003. El 8 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 2004, el Ayuntamiento <strong>de</strong> Monterrey,<br />

Nuevo León, autorizó la edificación <strong>de</strong> un monumento “como homenaje a su talento, a su creatividad y su<br />

gran trayectoria artística”, según consta en el acta número 20 <strong>de</strong>l cabildo <strong>de</strong> esa ciudad. Ver:<br />

http://www.monterrey.gob.mx/cabildo/Actas2004/200420.pdf#search=%22Piporro%20y%20Canavatti%22<br />

11


Del Corrido <strong>de</strong> Rosita Alvírez<br />

Todo poema lírico-épico como <strong>de</strong>fine Armand Duvalier al <strong>corrido</strong>, está<br />

sujeto, según él, a seis fórmulas primarias: llamada inicial <strong>de</strong>l corridista al<br />

público; lugar, fecha y nombre <strong>de</strong>l personaje central; fórmula que prece<strong>de</strong> a<br />

los argumentos <strong>de</strong>l personaje; mensaje; <strong>de</strong>spedida <strong>de</strong>l personaje, y<br />

<strong>de</strong>spedida <strong>de</strong>l corridista. Dicha estructura, sin duda, ha adoptado otras<br />

combinaciones con el tiempo (citado por Spekman,2001: 69, n.1).<br />

Hasta antes <strong>de</strong> indagar acerca <strong>de</strong>l <strong>corrido</strong> en cuestión, nuestra<br />

“actitud natural” fue dar por sentado que los dos primeros elementos <strong>de</strong> la<br />

fórmula <strong>de</strong> Duvalier daban cuenta <strong>de</strong> un hecho veraz contado <strong>de</strong> una sola<br />

manera. Sin embargo, apenas nos asomábamos al tema nos topamos con<br />

tres problemas: primero, que hay más <strong>de</strong> una versión <strong>de</strong>l <strong>corrido</strong> y en ellas<br />

se aportan dos años distintos <strong>de</strong> ocurrencia <strong>de</strong>l suceso narrado, el cual<br />

varía con 35 años <strong>de</strong> diferencia: 1900 y 1935; segundo, que el lugar <strong>de</strong>l<br />

suceso no fue Saltillo sino otra ciudad; tercero, que los personajes <strong>de</strong>l<br />

<strong>corrido</strong> y el hecho mismo que narra fueron inexistentes siendo todo una<br />

invención.<br />

Con relación al primer problema, en su estudio sobre el <strong>corrido</strong> <strong>de</strong><br />

Rosita Alvírez, Díaz Roig analiza catorce textos recolectados en distintos<br />

lugares y épocas, trece <strong>de</strong> ellos variantes <strong>de</strong>l mismo <strong>corrido</strong> y el último una<br />

recreación basada en el suceso. En cuanto al año <strong>de</strong> ocurrencia, a Díaz no<br />

parece preocuparle <strong>de</strong>masiado ya que “no es relevante para el relato” pues<br />

lo importante está en contar con “una fecha que <strong>de</strong> la impresión <strong>de</strong><br />

veracidad al texto”. Reconoce, en cambio, que sí logra <strong>de</strong>spistar a quien<br />

“quiera confirmar la veracidad <strong>de</strong>l suceso” (Díaz Roig,1990:103 y110).<br />

En el caso <strong>de</strong> nuestro ejercicio, si bien no confirmamos directamente<br />

la veracidad <strong>de</strong>l suceso, tuvimos que ofrecer elementos <strong>de</strong>l contexto<br />

correspondiente a dos fechas y <strong>de</strong>jar en suspenso los posibles cambios que<br />

pudieron haber ocurrido en las relaciones hombre-mujer entre esos años en<br />

que se dio un evento tan trascen<strong>de</strong>nte como la Revolución mexicana.<br />

Al respecto es preciso suponer que acontecimientos <strong>de</strong> esta<br />

naturaleza no necesariamente pue<strong>de</strong>n hacer más flexibles las relaciones<br />

entre los sexos, entre otras cosas. Como afirma Norbert Elías, un proceso<br />

civilizatorio jamás se da <strong>de</strong> modo rectilíneo 14 <strong>de</strong> tal manera que nos haga<br />

pensar que las cosas estuvieron mejor –para las relaciones <strong>de</strong> objeto <strong>de</strong><br />

nuestra atención- antes <strong>de</strong> la guerra civil; es <strong>de</strong>cir, que restricciones que<br />

14 Norbert Elías, 1994, “El proceso <strong>de</strong> la civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas”, p.<br />

225, México, FCE, primera reimpresión, pp 1-581.<br />

12


existían antes <strong>de</strong> la Revolución <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> existir o se <strong>de</strong>bilitaron por ese<br />

motivo.<br />

Monumento a Eulalio González “Piporro” en calle Juan Ignacio Ramón, entre<br />

Zuazua y Zaragoza, <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Monterrey, Nuevo León, México. La frase<br />

“Los aplausos me los llevo en el sombrero” se atribuye al Piporro, <strong>de</strong> ahí la postura<br />

<strong>de</strong>l monumento, según cuenta el señor Manuel Renovado. A él agra<strong>de</strong>zco su gestión<br />

ante el señor Alfredo Medrano y su secretaria Matil<strong>de</strong>, <strong>de</strong>l Gobierno <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong><br />

Nuevo León, quienes muy amablemente me proporcionaron la fotografía.<br />

13


Pue<strong>de</strong> ocurrir lo contrario, como sucedió en la experiencia europea<br />

con la Primera Gran Guerra, durante la cual las mujeres se vieron<br />

obligadas a convertirse en obreras o a involucrarse en activida<strong>de</strong>s sociales<br />

muy diversas. Al término <strong>de</strong> las hostilida<strong>de</strong>s, se intentó limitarlas <strong>de</strong> nuevo,<br />

al regresar las cosas al punto anterior <strong>de</strong>l conflicto armado 15 .<br />

Con todo, carezco <strong>de</strong> elementos para sostener que haya ocurrido algo<br />

semejante en nuestra experiencia nacional. Abrigo la duda <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

momento en que contrasto la i<strong>de</strong>a que se tiene <strong>de</strong> las mujeres-personaje que<br />

surgieron durante la Revolución mexicana, o <strong>de</strong> la incorporación <strong>de</strong> las<br />

mujeres a la población económicamente activa como asalariadas (ver nota<br />

<strong>de</strong> pie número 18). Ambas experiencias les habría dado condiciones <strong>de</strong> vida<br />

más libres o flexibles. Sin embargo, la siguiente referencia narrada en la<br />

época <strong>de</strong> la implantación <strong>de</strong> la educación socialista durante el gobierno <strong>de</strong>l<br />

General Lázaro Cár<strong>de</strong>nas <strong>de</strong>l Río, contribuye a sostener la duda.<br />

El 15 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1934, el cabo Melquía<strong>de</strong>s Cardona, encargado <strong>de</strong>l<br />

servicio <strong>de</strong> ronda en Saltillo, tenía la siguiente instrucción: ““<strong>de</strong> las 22 y<br />

media en <strong>de</strong>lante arriar a cuanta mujer se encuentre en la obscuridad <strong>de</strong> la<br />

noche””. Cuenta el Cabo que en la ronda <strong>de</strong> ese día, escuchó risas <strong>de</strong><br />

mujeres en un sitio; se acercó y <strong>de</strong>scubrió ””en la obscuridad <strong>de</strong> la noche y<br />

sin asunto que las traiga en la calle a esa ora””, a dos señoritas que se<br />

encontraban con dos jóvenes. Ellas resultaron ser la directora <strong>de</strong> la Escuela<br />

Rural Mixta Fe<strong>de</strong>ral y su ayudante, quienes se encontraban “conversando,<br />

sin escrúpulo alguno, con los jóvenes….” Ambas trabajaban en una escuela<br />

nocturna, y sus labores terminaban a las 21 y medio horas; en cambio, sólo<br />

uno <strong>de</strong> los jóvenes era estudiante <strong>de</strong> la escuela, según el parte.<br />

Puesto en conocimiento <strong>de</strong>l suceso, el Director <strong>de</strong> Educación Fe<strong>de</strong>ral<br />

les solicitó la renuncia y el caso fue a parar a la presi<strong>de</strong>ncia municipal y a<br />

la Agencia <strong>de</strong>l Ministerio Público <strong>de</strong> lo penal “don<strong>de</strong> las maestras,<br />

indignadas, solicitaron a Juan Pérez, comisario auxiliar, manifestara que<br />

““a él no le constaba que las profesoras se portan <strong>de</strong> manera<br />

inconveniente””<br />

El auxiliar comenta que tenía hospedadas en su casa a dichas<br />

profesoras y expone que ““tube que sufrirlas <strong>de</strong> mi casa (pues) les permiti<br />

15 En el caso mexicano el fenómeno pudo haber ocurrido al regreso a casa <strong>de</strong> los revolucionarios al<br />

término <strong>de</strong> la lucha intestina. En su ausencia, la fuerza <strong>de</strong> trabajo femenina sustituyó durante ese tiempo a<br />

la masculina. A este fenómeno se atribuye “la proliferación <strong>de</strong> heroínas en la narrativa popular” en cuanto<br />

que “reflejo más o menos mistificado <strong>de</strong> la emergencia masiva <strong>de</strong> mujeres liberadas <strong>de</strong> la ‘cárcel<br />

doméstica’ por el salario”. Juan M. Aurrecoechea y Armando Bartra, 1994, “Puros Cuentos. Historia <strong>de</strong> la<br />

historieta mexicana, 1934-1950”, Tomo III, p. 133, México, Grijalbo/CONACULTA, pp. 1-533.<br />

14


fueran á un vaile que se efectuaba en la Escuela y termino á las 3 <strong>de</strong> la<br />

mañana y no bolvieron á la casa sino asta las 9 <strong>de</strong> la mañana <strong>de</strong> ese día,<br />

en seguida les dije vuscaran asistencia….”” 16<br />

<strong>Para</strong> nuestro análisis <strong>de</strong>l <strong>corrido</strong>, tomamos la versión que analiza<br />

Díaz Roig, y la interpretada musicalmente por Eulalio González El<br />

Piporro. La primera ubica el evento en 1935 y tiene más versos que la<br />

segunda. Esta última, en cambio, refiere el hecho en 1900 e incorpora<br />

comentarios <strong>de</strong>l Piporro que si bien son también una interpretación <strong>de</strong> lo<br />

ocurrido, los consi<strong>de</strong>ré útiles para el análisis al provenir <strong>de</strong>l personaje que<br />

lo canta. En su momento explicaremos por qué.<br />

Sobre el segundo problema, acerca <strong>de</strong>l lugar don<strong>de</strong> ocurrieron los<br />

hechos, se ha puesto en duda que haya sido Saltillo la ciudad <strong>de</strong>l escenario,<br />

y se señalan otras como Mazatlán y Colima, y alguna <strong>de</strong>l Bajío<br />

(Ramos,1997: 2-3). Al respecto, me apego a la versión que ofrece Díaz<br />

Roig apoyada en su metodología para seleccionar el texto (Díaz<br />

Roig,1990: 103), por lo que consi<strong>de</strong>ro que la capital <strong>de</strong> Coahuila fue el<br />

lugar <strong>de</strong>l crimen.<br />

Finalmente, conviene señalar, como lo apunta Guillermo Sheridan,<br />

que hay toda una sociedad Rosita Alvirences que empeña tiempo y recursos<br />

en <strong>de</strong>mostrar no sólo las tres balas que disparó Hipólito, sino hasta los tres<br />

agujeros que <strong>de</strong>jaron en el cuerpo <strong>de</strong> la más bonita. El argumento que<br />

justifica la balística tarea es el consabido: es lo nuestro (Alvaro<br />

Canales,2006:29-30).<br />

En efecto, como lo documenta Alvaro Canales, hay versiones que<br />

apuntan en dos sentidos: las que aseguran que el hecho y sus personajes no<br />

existieron; que el <strong>corrido</strong> <strong>de</strong> Rosita Alvírez es un plagio arreglado <strong>de</strong>l<br />

<strong>corrido</strong> Mañanitas <strong>de</strong> Belem Galindo, otra víctima muerta a tiros por un<br />

charro <strong>de</strong> nombre Hipólito, ocurrida en 1883 en una localidad <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong><br />

Zacatecas. Por tanto, que estamos frente a una leyenda producto <strong>de</strong> la<br />

acción xenófoba regional. En contrario, otros, los más, sostienen que lo<br />

que narra y canta el <strong>corrido</strong> es verídico y aportan pruebas y testimonios.<br />

<strong>Para</strong> los propósitos <strong>de</strong>l presente ejercicio, me he apoyado en las<br />

versiones que dicen <strong>de</strong>mostrar la veracidad <strong>de</strong> los hechos contados. Aún y<br />

cuando se tratase <strong>de</strong> una leyenda, en sí mismo el <strong>corrido</strong> es una expresión<br />

cultural viva que expresó una forma <strong>de</strong> las relaciones sociales. Tal vez su<br />

contenido ya no responda a la realidad actual, pero como afirma Anna M.<br />

16 Manolo Cár<strong>de</strong>nas.1988, Archivo Municipal <strong>de</strong> Saltillo, pp 20-23, Saltillo, Coahuila, pp. 1-117<br />

15


Fernán<strong>de</strong>z, la canción es uno <strong>de</strong> los medios para trasmitir i<strong>de</strong>as, valores y<br />

conductas incluso más allá <strong>de</strong>l contexto histórico originario. Hacerlo, como<br />

ella misma sostiene retomando a Berger, Luckman e Ibáñez, pue<strong>de</strong><br />

conducirnos a <strong>de</strong>scubrir y a <strong>de</strong>scifrar los valores culturales reales o<br />

imaginarios <strong>de</strong> una colectividad, en la actualidad o en un pasado no muy<br />

lejano, en las prácticas cotidianas o en los universos simbólicos<br />

legitimadores y en sus representaciones sociales (Fernán<strong>de</strong>z,2002:24-25).<br />

Los actores <strong>de</strong>l <strong>corrido</strong> y su contexto social.<br />

Rosita Alvírez es la agente central y la víctima <strong>de</strong>l <strong>corrido</strong>. De ella no solo<br />

se dispone <strong>de</strong> un poco más <strong>de</strong> información sino que se le ha transformado<br />

en un mito. También se le consi<strong>de</strong>ra como expresión <strong>de</strong> un rudimentario<br />

balbuceo <strong>de</strong> emancipación femenina en la última década <strong>de</strong>l siglo pasado<br />

(Ramos,1997:1).<br />

El <strong>corrido</strong> <strong>de</strong> Rosita y otros <strong>de</strong>l mismo tema, han sido analizados<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> cierta perspectiva <strong>de</strong> género y enfatizan el feminicidio, la cultura y el<br />

comportamiento machistas <strong>de</strong> ciertas socieda<strong>de</strong>s. Tanto si se trata <strong>de</strong> lo<br />

narrado –inventado o cierto- como <strong>de</strong> la manera en que fue escrito, sobra<br />

<strong>de</strong>cir que la supuesta intención <strong>de</strong>l corridista anónimo pudo haber sido<br />

advertir a las mujeres sobre las consecuencias <strong>de</strong> las acciones que tienen<br />

como proyecto, atreverse y <strong>de</strong>safiar a los hombres y asumir conductas que<br />

se precien <strong>de</strong> ello. Otra cosa será si el mensaje contribuyó a controlar tales<br />

<strong>de</strong>seos, o fortaleció la costumbre <strong>de</strong> obediencia, o tal vez haya servido<br />

para modificar las estrategias <strong>de</strong> ambos sexos en el intento por resolver las<br />

contingencias <strong>de</strong> sus relaciones en diferentes situaciones. No es nuestro<br />

propósito <strong>de</strong>spejar esas dudas.<br />

Rosita Alvírez <strong>de</strong> León, tuvo por padres al señor Antógenes y a doña<br />

Juana María. Debió haber nacido entre 1878 y 1879 17 , ya que al parecer<br />

contaba con 20 o 21 años cuando fue asesinada. Su padre era comerciante y<br />

viajaba con frecuencia a Concepción <strong>de</strong>l Oro (conocido como Concha),<br />

pueblo minero situado al norte <strong>de</strong>l vecino estado <strong>de</strong> Zacatecas, localizado a<br />

poco más <strong>de</strong> 100 kilómetros <strong>de</strong> distancia al sur <strong>de</strong> Saltillo. Rosita solía<br />

viajar a ese lugar en compañía <strong>de</strong> su padre. A su muerte, ella se hizo cargo<br />

<strong>de</strong>l negocio y siguió viajando a “Concha”. Ahí conoce a su victimario,<br />

17 Según Ramos, Guillermo Hernán<strong>de</strong>z, investigador <strong>de</strong> la <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> California en Los Angeles, no<br />

encontró pista alguna <strong>de</strong> ella en el Registro Civil <strong>de</strong> Saltillo (Ramos, 1997:p. 3). Lo mismo sostiene<br />

Alvaro Canales (Rosita Alvírez. El <strong>corrido</strong>, 2006:22), quien afirma haber atendido al investigador <strong>de</strong> la<br />

UCLA en su visita a Saltillo. Hernán<strong>de</strong>z (Ph.D., UC Berkeley) ha escrito varias obras entre las que<br />

<strong>de</strong>stacan: Chicano Literature and Medieval Spanish Literature, Chicano Satire: A Study in Literary<br />

Culture, Corridos Sin Fronteras: A New World Ballad Tradition.<br />

16


quien fue su novio hasta el día que la mató, o quizá pocos instantes antes<br />

<strong>de</strong>l acto (Flores,2004:330-31).<br />

En cambio, <strong>de</strong>l victimario <strong>de</strong> Rosita hay pocos datos. El <strong>corrido</strong> lo<br />

llama Hipólito, pero se sostiene que pudo llamarse Leopoldo o Apolonio,<br />

ya que en Saltillo a quienes llevan esos nombres se les dice <strong>de</strong> cariño<br />

“Politos” (Flores,2004:332). Según Armando Fuentes Aguirre (“Catón”),<br />

cronista <strong>de</strong> Saltillo, pudo apellidarse Val<strong>de</strong>z, aunque también Mendoza 18<br />

(Canales,2006:27-28). Asimismo se afirma que era originario <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong>l<br />

estado <strong>de</strong> Zacatecas, “hombre joven <strong>de</strong>dicado a las labores agrícolas”<br />

(Oyervi<strong>de</strong>s,1991:28). Los comentarios que El Piporro hace en el <strong>corrido</strong>,<br />

indican también que Hipólito era un trabajador agrícola, ya que el día <strong>de</strong>l<br />

baile un amigo <strong>de</strong> él va “a la labor” y lo encuentra “regando” tal vez en<br />

algún campo o huerto <strong>de</strong> alguna hacienda cercana a Saltillo. Sin embargo,<br />

Piporro y narrador pudieron haber tomado esta referencia <strong>de</strong> la película<br />

“Yo maté a Rosita Alvírez” 19 filmada casi cinco décadas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l<br />

suceso.<br />

Rosita ¿pizpireta o coqueta?<br />

Rosita Alvírez ha quedado en el imaginario social como un icono <strong>de</strong> la<br />

coquetería aun y cuando, según el corridista, su madre se haya referido a<br />

ella como “pizpireta”. Ser “viva, pronta y aguda”, como <strong>de</strong>fine el<br />

diccionario el término pizpireta, no es sinónimo <strong>de</strong> coqueta. Sin embargo,<br />

quizá a toda coqueta se le atribuya una conducta <strong>de</strong> pizpireta. Con el<br />

tiempo, otros adjetivos se le han atribuido a Rosita: “ambiciosa”,<br />

“sonsacadora”, “brava”, “casquivana”, “bachatera” y “hembra insinuante y<br />

coscolina” 20 . Cierto o no, ser pizpireta y coqueta en ese tiempo significó<br />

para Rosita una <strong>de</strong>sgracia.<br />

18 Alvaro Canales da cuenta <strong>de</strong> una versión que afirma que si es Hipólito Mendoza se trata entonces <strong>de</strong>l<br />

mismo hombre que mató a Belén Galindo en 1883, en Nieves, Zacatecas, y a Rosita en 1900. Según esta<br />

“línea <strong>de</strong> investigación”, Rosita lo conoció en sus viajes a Concepción <strong>de</strong>l Oro, Zacatecas, lugar a don<strong>de</strong><br />

viajaba aún <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> su padre.<br />

19 Rosita Alvírez fue el tema <strong>de</strong> cuatro películas mexicanas: “Yo maté a Rosita Alvírez” (1946), “Yo fui<br />

novio <strong>de</strong> Rosita Alvírez” (1954), “Aquella Rosita Alvírez” (1965) y “Rosita Alvírez, <strong>de</strong>stino sangriento”<br />

(1982). Según la reseña consultada sobre el primer film, los amigos Hipólito y Marcos quieren ser cada<br />

uno administrador <strong>de</strong> la Hacienda Las Canoas, ubicada en algún lugar <strong>de</strong> la región <strong>de</strong> El bajío, México.<br />

Rosita llega al sitio, quiere casarse con el dueño <strong>de</strong> la hacienda, para cuyo fin hace que los amigos se<br />

enfrenten. Esta película, según un narrador (Oyervi<strong>de</strong>s,1991), logró confundir sobre el lugar en don<strong>de</strong><br />

ocurrió “el drama”.<br />

20 Los calificativos provienen <strong>de</strong> las siguientes fuentes: <strong>de</strong> las reseñas <strong>de</strong> las películas Yo maté a Rosita<br />

Alvírez (http://www.u<strong>de</strong>m.edu.mx/paso/biblioteca/museohm/mexicano.pdf) y Yo fui novio <strong>de</strong> Rosita<br />

Alvírez (http://www.guije.com/cine/guia55/yo_fui_novio/in<strong>de</strong>x.htm), y <strong>de</strong>l artículo “La masacre <strong>de</strong>l<br />

Car<strong>de</strong>nal <strong>de</strong> Guadalajara” (http://www.reneavilesfabila.com.mx/universo<strong>de</strong>elbuho/58/58murua.pdf), <strong>de</strong><br />

Dámaso Murúa. Por cierto, “bachatera” proviene <strong>de</strong> “bachata”, un tipo <strong>de</strong> son, musicalmente hablando.<br />

Y <strong>de</strong> Juan M. Aurrecoechea y Armando Bartra, 1994, “Puros Cuentos. Historia <strong>de</strong> la historieta mexicana,<br />

1934-1950”, Tomo III, p. 240, México, Grijalbo/CONACULTA, pp. 1-533.<br />

17


Al filosofar sobre la coquetería (Simmel,1961:51), Simmel parte <strong>de</strong>l<br />

estado amoroso como anhelo <strong>de</strong> posesión, y apunta que cuando el objeto a<br />

poseer es una mujer y un hombre el sujeto que quiere poseer, existe un afán<br />

que se <strong>de</strong>sarrolla sobre el hecho psíquico característico <strong>de</strong>l . El<br />

, dice Simmel, es la fuente en don<strong>de</strong> se alimentarán la posesión<br />

y la no posesión, si han <strong>de</strong> convertirse para nosotros en placer o dolor, en<br />

<strong>de</strong>seo o temor. La imposibilidad <strong>de</strong> obtener la cosa gratis, la necesidad <strong>de</strong><br />

adquirirla mediante sacrificio y esfuerzo, la hacen atractiva y <strong>de</strong>seable.<br />

Esta <strong>de</strong>sviación psicológica es, según Simmel, la que da a las relaciones<br />

entre el hombre y la mujer la forma típica <strong>de</strong> la coquetería (Simmel,1961:<br />

52).<br />

La coqueta quiere agradar, dice Simmel, y para ello pue<strong>de</strong> emplear<br />

cuantos recursos se le ocurran. Pero lo propio y peculiar <strong>de</strong> la coquetería<br />

consiste en producir el agrado y el <strong>de</strong>seo por medio <strong>de</strong> una antítesis y<br />

síntesis típicas, ofreciéndose y negándose simultánea o sucesivamente,<br />

diciendo si y no , por símbolos o insinuaciones,<br />

dándose sin darse. El hombre percibe frente a la actitud <strong>de</strong> la coqueta dos<br />

posibilida<strong>de</strong>s: la <strong>de</strong> ganar y la <strong>de</strong> no ganar. Es la esencia <strong>de</strong>l <br />

que hace que la ganancia sea valiosa y <strong>de</strong>seable. Así que, don<strong>de</strong> el amor<br />

existe, existen también en su fundamento o en su superficie, la posesión y<br />

la no posesión, el amor o, al menos, algo que ocupa el lugar <strong>de</strong> éste<br />

(Simmel,1961:52-3).<br />

Rosita disponía <strong>de</strong> adornos corporales, para <strong>de</strong>cirlo a la manera <strong>de</strong><br />

Simmel (Simmel,1961:55) y los narradores dan referencias <strong>de</strong> ello. Era una<br />

“joven <strong>de</strong> tez morena muy clara, casi blanca, <strong>de</strong> pelo castaño oscuro..muy<br />

agraciada” (Oyervi<strong>de</strong>s,1991:38). Alguien más la recordaba como “una<br />

juncal y bellísima mujer”, “muy bonita 21 (que) atraía la atención <strong>de</strong> los<br />

compradores” <strong>de</strong>l negocio mercantil familiar (Flores,2004:330).<br />

Con esos atractivos y aunque “no era <strong>de</strong> clase acomodada algunos<br />

muchachos pudientes <strong>de</strong> la época la rondaban” (Oyervi<strong>de</strong>s,1991:38), pero<br />

no solo “jóvenes lechuguinos” y “muchachos <strong>de</strong>centes y serios”, también<br />

hacían su lucha “viejos rabos ver<strong>de</strong>s”. Por las noches, cuentan, se veían en<br />

las esquinas cercanas a su casa, tipos <strong>de</strong> todas clases que acudían con la<br />

esperanza <strong>de</strong> que Rosita los hiciera objeto <strong>de</strong> sus preferencias (Flores,2004:<br />

21 Un redactor <strong>de</strong> la época establecía la diferencia entre ser hermosa y bonita. Al respecto suscribe: “hay<br />

mujeres hermosas y mujeres bonitas. Las primeras ejercen una influencia pasajera en el hombre, porque<br />

sus encantos no tienen variedad; las bonitas agregan la ilusión, pues siempre hay en ellas noveda<strong>de</strong>s que<br />

lo mantienen vivo” (en Elisa Spekman,2001:72. Consejos útiles a los amantes, en Cartas amorosas, 3).<br />

18


331). Al parecer <strong>de</strong> los narradores, Rosita “sabiéndose cortejada por los<br />

hombres más famosos, apuestos y pudientes <strong>de</strong>l Saltillo, aceptaba<br />

invitaciones para ir a pasear” (Flores,2004:330).<br />

Según una amiga <strong>de</strong> Rosita, ellas y otras muchachas salían a pasear<br />

en ronda por la entonces plaza arbolada principal. Había quienes, sin<br />

embargo, no aceptaban sumarse al paseo pues Rosita “robaba las miradas<br />

<strong>de</strong>l sexo masculino, y (…) a casi todos sonreía” (Oyervi<strong>de</strong>s,1991:38).<br />

Según Simmel, las mujeres son maestras en el arte <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir sí y no,<br />

<strong>de</strong> entregarse y negarse. Este es el perfeccionamiento <strong>de</strong> la función que a<br />

los elementos femeninos le correspon<strong>de</strong> ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el reino animal, y que<br />

consiste en que la hembra es la que elige. Libertad y dominio<br />

(Simmel,1961:59). E pluribus unum, <strong>de</strong> muchos uno. Hipólito fue, según<br />

los narradores, elegido por Rosita para ser su novio.<br />

La época <strong>de</strong> los actores<br />

Como indicamos muy arriba, las versiones <strong>de</strong> los <strong>corrido</strong>s analizados<br />

ofrecen dos años <strong>de</strong>l suceso <strong>de</strong> Rosita: 1900 y 1935. Decidí tomar al primer<br />

año como el momento en que ocurrió la historia narrada y cantada. Aun y<br />

cuando hay 35 años <strong>de</strong> por medio y muchas cosas ocurrieron en Saltillo y<br />

México, ofrecí un indicador <strong>de</strong> que las cosas para las mujeres podrían no<br />

haber cambiado durante ese tiempo. Estoy consciente que una golondrina<br />

no hace verano, pero si vuela por ahí es que había condiciones para zurcar<br />

el aire. De esta manera ofrezco un panorama general <strong>de</strong>l lugar referido a<br />

ese <strong>de</strong> 1900, con el fin <strong>de</strong> lograr una somera i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l contexto sin preten<strong>de</strong>r<br />

ser exhaustivo mucho menos preciso.<br />

En 1900, México tenía 13.6 millones <strong>de</strong> habitantes; siete <strong>de</strong> cada diez<br />

vivían en el área consi<strong>de</strong>rada rural. La esperanza <strong>de</strong> vida al nacer se<br />

estimaba en menos <strong>de</strong> 30 años para los hombres y entre 31 y 33 años para<br />

las mujeres.<br />

El Coahuila <strong>de</strong> 1900 contaba con 296,938 personas, equivalente al 2.18<br />

por ciento <strong>de</strong> la población mexicana: 1.96 habitantes/km 2 frente a 6.91<br />

habitantes/km 2 , respectivamente. Una entidad más <strong>de</strong>spoblada <strong>de</strong>l <strong>de</strong> por si<br />

<strong>de</strong>spoblado territorio nacional: 2.90 habitantes/km 2 frente a 8.41<br />

habitantes/km 2 , respectivamente. 22 Al igual que Chihuahua y <strong>Sonora</strong> -las<br />

22 Las fuentes estadísticas <strong>de</strong> aquí en a<strong>de</strong>lante y salvo que se indique lo contrario, provienen <strong>de</strong>:<br />

Estadísticas históricas <strong>de</strong> México. 1985, México, Tomos I y II, INEGI, y Dinámica <strong>de</strong> la población <strong>de</strong><br />

México. 1970, México, Publicaciones <strong>de</strong>l Centro <strong>de</strong> Estudios Económicos y Demográficos. El Colegio <strong>de</strong><br />

México.<br />

19


norteñas entida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> mayor extensión <strong>de</strong>l país- Coahuila, que ocupa el<br />

tercer sitio en tamaño:<br />

se caracterizaba por ser un medio físico agreste que<br />

exigía gran<strong>de</strong>s y continuados esfuerzos. Establecimientos<br />

humanos pequeños y aislados, se i<strong>de</strong>ntificaban con el pedazo<br />

<strong>de</strong> tierra, y eran celosos <strong>de</strong> su autonomía política. Hombres y<br />

mujeres <strong>de</strong> recio carácter, habituados al trabajo duro y a la<br />

lucha, quienes bajo las condiciones <strong>de</strong> aislamiento,<br />

in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y autonomía en que se encontraban, forjaron<br />

rasgos <strong>de</strong> carácter, costumbres y querencias que dieron a<br />

esas tierras y a su gente un sabor propio: la franqueza, el<br />

sentido práctico <strong>de</strong> la vida, hospitalidad, amplitud <strong>de</strong> miras y<br />

criterios, cierta alegría reservada y perseverante<br />

reciedumbre. 23<br />

Según el Censo <strong>de</strong> Población <strong>de</strong> 1900, casi ocho <strong>de</strong> cada diez<br />

mexicanos <strong>de</strong> diez años y más eran analfabetas; en Coahuila, casi dos<br />

tercios <strong>de</strong> ese rango <strong>de</strong> edad. Aún así, la población analfabeta <strong>de</strong> la entidad<br />

era inferior en doce puntos porcentuales al promedio nacional.<br />

Cuadro 2 24<br />

La población en México y Coahuila en 1900.<br />

Estados Unidos Mexicanos 1900<br />

Población total 13’607,259<br />

Densidad <strong>de</strong> población 6.91 habitantes/km 2<br />

Población en localida<strong>de</strong>s<br />

10.5<br />

urbanas (%)<br />

Esperanza <strong>de</strong> vida al nacer<br />

Hombres<br />

Mujeres<br />

menos <strong>de</strong> 30 años<br />

entre 31 y 33 años<br />

Estado <strong>de</strong> Coahuila<br />

Población total 296,938<br />

Población en localida<strong>de</strong>s<br />

28.07<br />

urbanas (%)<br />

Densidad <strong>de</strong> población 1.96 habitantes/km 2<br />

23 Martha Rodríguez García y Eduardo Enríquez Terrazas. (compiladores). Coahuila una historia<br />

compartida. 1989, México. Gobierno <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong> Coahuila e Instituto <strong>de</strong> Investigaciones Dr. José María<br />

Luis Mora. pp. 1-497, Introducción general. págs. 12-13.<br />

24 Los cuadros 2,3,4 y 5 fueron elaborados con base en Estadísticas históricas <strong>de</strong> México, Tomos I y II,<br />

INEGI, 1985, y Dinámica <strong>de</strong> la población <strong>de</strong> México. CEEyD. ECM. México, 1970.<br />

20


En el país, el porcentaje <strong>de</strong> mujeres alfabetas en 1900 era <strong>de</strong> 41.56 por<br />

ciento; en Coahuila la cifra registró 46.19 por ciento, casi cinco puntos<br />

arriba <strong>de</strong>l promedio nacional. El Censo <strong>de</strong> ese año registró 53.6 y 49.0 por<br />

ciento <strong>de</strong> mujeres analfabetas, respectivamente.<br />

En cuanto a la PEA, tres cuartas partes era masculina. Sin embargo,<br />

frente al promedio nacional que era <strong>de</strong> 16.28 por ciento, las mujeres <strong>de</strong><br />

Coahuila tenían una participación mayor: 25.3 por ciento<br />

Cuadro 3<br />

Alfabetismo y analfabetismo en la República Mexicana y Coahuila.<br />

1900<br />

Población alfabeta <strong>de</strong> 10<br />

años y más<br />

República<br />

Mexicana<br />

2’185,761<br />

%<br />

22.3<br />

Coahuila<br />

74,235<br />

Hombres 1’227,203 39,943<br />

Mujeres 908, 558 34,292<br />

%<br />

34.2<br />

Población analfabeta <strong>de</strong> 10<br />

años y más.<br />

7’636,459 77.7 143,129 65.8<br />

Hombres 3’542,483 72, 958<br />

Mujeres 4’093,976 70,171<br />

Total 9’822,220 100.0 217,364 100.0<br />

Cuadro 4<br />

Población económicamente activa en México y Coahuila, 1900.<br />

PEA total en México<br />

Hombres<br />

Mujeres<br />

PEA total en Coahuila<br />

Hombres<br />

Mujeres<br />

1900<br />

5’359,764<br />

4’486,786<br />

872,978<br />

131,319<br />

98,060<br />

33,259<br />

<strong>Para</strong> Coahuila como prácticamente para todo México, la mo<strong>de</strong>rnidad<br />

arribó con la llegada <strong>de</strong>l ferrocarril en 1880. Hacia 1890, en la entidad se<br />

21


crearon re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> telégrafo, teléfono y alumbrado público; fueron<br />

construidos edificios culturales como teatros y plazas; obras <strong>de</strong> carácter<br />

social como el hospicio y el hospital civil, y otras <strong>de</strong> higienización como el<br />

sistema <strong>de</strong> agua potable y el drenaje, el rastro, el mercado y el panteón <strong>de</strong><br />

Santiago, fueron también creados en esta época. 25<br />

En 1900, Saltillo, la capital, tenía 23,996 habitantes 26 . Municipio <strong>de</strong>l<br />

mismo nombre, Saltillo, está ubicado en la región sureste <strong>de</strong> la entidad y<br />

formaba parte <strong>de</strong>l Distrito <strong>de</strong>l Centro, uno <strong>de</strong> los cinco distritos en que<br />

estaba dividida la entidad 27 ; a<strong>de</strong>más, era el centro político administrativo<br />

<strong>de</strong>l estado.<br />

El municipio tenía cuatro mil trabajadores agrícolas (uno <strong>de</strong> ellos<br />

pudo haber sido Hipólito). En la ciudad radicaban los comerciantes (como<br />

la familia <strong>de</strong> Rosita), tejedores <strong>de</strong> algodón y lana, curtidores, jaboneros,<br />

encua<strong>de</strong>rnadores, pana<strong>de</strong>ros y otros trabajadores urbanos ocupados en<br />

diversos oficios que, al parecer sumaban tres mil personas o poco menos <strong>de</strong><br />

tres mil familias. Cálculos <strong>de</strong> la época estimaban en poco menos <strong>de</strong> veinte<br />

mil los pobres <strong>de</strong> la ciudad, si a ellos se les suma algunas familias <strong>de</strong><br />

peones <strong>de</strong> campo que se ocupaban –como sería el caso <strong>de</strong> Hipólito- en los<br />

sembradíos y huertas <strong>de</strong> los alre<strong>de</strong>dores <strong>de</strong> la ciudad. Era el Saltillo pobre,<br />

popular, para quienes el ingreso familiar fluctuaba entre los 25 centavos y<br />

un peso por día 28 .<br />

En la ciudad habitaba una clase media que, frente a los pobres, la<br />

integraban apenas mil o mil quinientas personas –doscientas o trescientas<br />

familias- entre los que se encontraban oficinistas, <strong>de</strong>pendientes, boticarios,<br />

pequeños comerciantes, profesores <strong>de</strong> primaria y periodistas. 29<br />

En la cúspi<strong>de</strong> se encontraba “el Saltillo <strong>de</strong> los chalets, ro<strong>de</strong>ados <strong>de</strong><br />

atildados y geométricos jardines, vecinos a hermosas huertas <strong>de</strong> nogal y<br />

perón”, habitados por el mundo <strong>de</strong> la alta administración pública, los<br />

profesionistas (30 abogados, 14 médicos, y tantos ingenieros como<br />

25<br />

Ver http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_<strong>de</strong>_Saltillo#Porfiriato_y_Revoluci.C3.B3n_Mexicana<br />

26<br />

El equivalente a la población <strong>de</strong>l municipio <strong>de</strong> Magdalena, <strong>Sonora</strong>, en el año 2000. En 1900,<br />

Hermosillo tenía 10,613 habitantes.<br />

27<br />

Anónimo. Ciuda<strong>de</strong>s y pueblos <strong>de</strong> Coahuila a finales <strong>de</strong>l siglo XIX. pp. 406-411. En Eduardo Enríquez<br />

Terrazas y Martha Rodríguez García (compildores). Coahuila textos <strong>de</strong> su historia. 1989:1-639. Los otros<br />

distritos eran: Parras, Viesca, Monclova y Rio Gran<strong>de</strong> (hoy Mpio. <strong>de</strong> Guerrero). La <strong>de</strong>marcación quizá se<br />

corresponda con el hecho <strong>de</strong> que durante su gobierno, el Gral. Porfirio Díaz “agrupó a los ayuntamientos<br />

en <strong>de</strong>marcaciones administrativas que se llamaron partido, distrito, jefatura o cantón, y sus dirigentes –los<br />

jefes políticos- fueron los agentes <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong>l centro, quienes a las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> los gobernadores<br />

borraron todo indicio <strong>de</strong> libertad municipal” (Emilio O. Rabasa y Gloria Caballero,1995:319).<br />

28<br />

José Luis García Valero. Segunda Parte. El porfiriato 1880-1911. Saltillo Capital. pág. 115. En Eduardo<br />

Enríquez Terrazas y Martha Rodríguez García (compildores), “Coahuila, una historia”,1989.<br />

29<br />

Ibid. pp 115-116<br />

22


facultativos había), los banqueros recién estrenados, capitanes <strong>de</strong> la<br />

reciente industria regional –extranjeros incluidos- y los terratenientes.<br />

Una fuente anónima dividió a la ciudad en tres barrios: uno, el <strong>de</strong>l<br />

antiguo pueblo <strong>de</strong> San Esteban; otro, en el cual habitaba la gente<br />

medianamente acomodada, y el tercero, el habitado por los tejedores <strong>de</strong><br />

zarapes y frazadas. Entre los edificios <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong>stacaban la catedral,<br />

la iglesia y el colegio <strong>de</strong> San Juan Nepomuceno (atendidos por jesuitas), la<br />

antigua parroquia <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> San Esteban; las iglesias <strong>de</strong> San Francisco,<br />

la Purísima, el Santuario <strong>de</strong> Guadalupe y el Calvario, entre otros. De los<br />

edificios públicos <strong>de</strong>stacaban el palacio <strong>de</strong>l Gobierno, el Hospital Civil, el<br />

Teatro Manuel Acuña y la Penitenciaría, “una prisión amplia e higiénica,<br />

mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> organización y con talleres para ocupar el ocio <strong>de</strong> los<br />

<strong>de</strong>lincuentes”, entre otras construcciones. 30<br />

En la fábrica, el taller y la casa en el barrio repartía la gente su<br />

existir. Las primeras fatigas <strong>de</strong> las muchachas y muchachos eran, para las<br />

primeras, ayudar a sus madres en las faenas domésticas. <strong>Para</strong> los jóvenes, el<br />

taller, el obraje o la fábrica, en don<strong>de</strong> estaban enganchados como<br />

aprendices <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los siete u ocho años. Las madres <strong>de</strong> familia –como<br />

podría ser la <strong>de</strong> Rosita- casi al margen <strong>de</strong>l tiempo, <strong>de</strong>jaban su vida entre el<br />

metate, el brasero y el tallador <strong>de</strong> ropa, pañales, niños <strong>de</strong> pecho, viajes a la<br />

fuente por agua; a ratos perdidos, ayudando fuerte en el taller al marido.<br />

Sin otra perspectiva que seguir siempre igual hasta la vejez.<br />

El recreo y el <strong>de</strong>scanso solían estar en la misa dominical, en novenas<br />

y rosarios <strong>de</strong>l vecindario; en la fuente, <strong>de</strong> la plática al bajar por el agua se<br />

informaban <strong>de</strong> noveda<strong>de</strong>s y chismes cotidianos. De esta convivencia, la<br />

gente iba sacando su sentido <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad y pertenencia, la conciencia <strong>de</strong> sí<br />

mismos y <strong>de</strong> los suyos. 31<br />

Fe, festejo y <strong>de</strong>scanso, solían ser las ocasiones <strong>de</strong> reunión <strong>de</strong> las<br />

fiestas locales <strong>de</strong>l Señor Santiago y <strong>de</strong> San Esteban, y la feria <strong>de</strong>l santo<br />

Cristo <strong>de</strong>l Ojo <strong>de</strong> Agua. También las fiestas nacionales <strong>de</strong> las “siete casas”,<br />

la quema <strong>de</strong> Judas, el doce <strong>de</strong> diciembre, las posadas, los arrullos <strong>de</strong>l niño y<br />

la velada <strong>de</strong>l año nuevo. Todas endulzadas con tamales, buñuelos, atole o<br />

café <strong>de</strong> olla. Algo especial era la feria anual <strong>de</strong> Saltillo, cada 15 <strong>de</strong> agosto a<br />

partir <strong>de</strong> 1882. Diversión popular conjugada con circulación comercial. 32<br />

30 Anónimo. Ciuda<strong>de</strong>s y villas <strong>de</strong> Coahuila en el porfiriato, en Eduardo Enríquez Terrazas y Martha<br />

Rodríguez García (compildores), 1989, “Coahuila textos <strong>de</strong> su historia”.<br />

31 José Luis García Valero. Segunda Parte. El porfiriato 1880-1911. Saltillo Capital. pp. 120-121. En<br />

Eduardo Enríquez Terrazas y Martha Rodríguez García (compildores), 1989,”Coahuila una historia<br />

compartida”.<br />

32 Ibid. pp. 121-122<br />

23


<strong>Para</strong> la gente adinerada estaban las reuniones y saraos en el Casino, y<br />

el teatro, don<strong>de</strong> se presentaban dramones morales <strong>de</strong> cuño español como La<br />

pasionaria y Vida alegre, muerte triste, o ligeras comedias a base <strong>de</strong><br />

equívocos. Menu<strong>de</strong>aban también los espectáculos <strong>de</strong> mera distracción,<br />

como los ilusionistas. El cine también había llegado a Saltillo. Des<strong>de</strong> 1890<br />

presentó cosas nunca antes vistas que <strong>de</strong>jaron en el ánimo <strong>de</strong> cuantos las<br />

vieron el regusto y el temor <strong>de</strong> lo nuevo y <strong>de</strong>sconocido. 33<br />

Eran los tiempos <strong>de</strong>l car<strong>de</strong>nismo, pero <strong>de</strong> Miguel Cár<strong>de</strong>nas, en su<br />

primera gestión <strong>de</strong> 1897 a 1901, <strong>de</strong> casi doce años que duró el car<strong>de</strong>nismo<br />

constitucional. Coahuila <strong>de</strong>spegaba, la economía cobraba renovado vigor y<br />

el proceso se aceleraba a sí mismo y reclamaba el entusiasta concurso <strong>de</strong><br />

todos los hijos <strong>de</strong> Coahuila. 34<br />

El cortejo <strong>de</strong> las mujeres<br />

Según un viajero <strong>de</strong> la época, en Saltillo había ciertas costumbres que<br />

contra<strong>de</strong>cían la creencia <strong>de</strong> que en esa ciudad se vivía aferrado a las más<br />

rancias tradiciones, hecho que aplaudió entusiasmado. Las señoras y<br />

señoritas <strong>de</strong>l lugar, escribió, por lo general tienen muchos atractivos y<br />

a<strong>de</strong>más una gran cualidad: salen a pasear mientras que en muchas otras<br />

ciuda<strong>de</strong>s se conforman con estar sentadas <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> las rejas <strong>de</strong> los<br />

balcones. Hacen bien en <strong>de</strong>jarse admirar, anotó. 35 Alguien más apuntó: las<br />

saltilleras tienen fama no sólo <strong>de</strong> bonitas, sino <strong>de</strong> ser mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> esposas y<br />

madres <strong>de</strong> familia. La sociedad es, como la <strong>de</strong> Monterrey, bastante<br />

moralizada. 36<br />

La seducción, como toda relación social, estaba regulada por el or<strong>de</strong>n<br />

social prevaleciente en la época. Las reglas ceremoniales y los rituales para<br />

lograr el acercamiento cara a cara estaba fundado en una serie <strong>de</strong><br />

obligaciones y expectativas morales, para pensarlo en términos <strong>de</strong><br />

Goffman. La realidad social establece grados para po<strong>de</strong>r entablar relaciones<br />

con otros individuos, primero para llegar a consi<strong>de</strong>rarlos nuestros<br />

consociados inmediatos, que significaría arribar a una orientación-tú, para<br />

posteriormente y <strong>de</strong> lograrse una reciprocidad, obtener una situación caraa-cara<br />

o relación-nosotros (Schütz,1993:23).<br />

33 Ibid. pp 122-123<br />

34 Ibid. La era <strong>de</strong> Bernardo Reyes. pp 310-311<br />

35 Adolfo Dollero. 1910, p. 276, en Javier Villarreal Lozano, 1993, “Los ojos ajenos”.<br />

36 Ignacio Martínez. 1883, p. 223, en Javier Villarreal Lozano, 1993, “ Los ojos ajenos”.<br />

24


De igual forma como Norbert Elias 37 daba cuenta <strong>de</strong> las numerosas<br />

prescripciones y consejas difundidas <strong>de</strong> diferentes maneras, con el fin <strong>de</strong><br />

promover un or<strong>de</strong>n social civilizatorio en los modales durante la edad<br />

media, en nuestra época <strong>de</strong> referencia las publicaciones <strong>de</strong> la Casa Vanegas<br />

Arroyo cumplía la función <strong>de</strong> orientar la relación hombre-mujer.<br />

Elisa Spekman nos pone al tanto <strong>de</strong> esas consejas que, expresado en<br />

términos <strong>de</strong> Goffman, forman parte <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> interacción, que no es otra<br />

cosa que el or<strong>de</strong>n social en el plano <strong>de</strong> la interacción. En la creación y en el<br />

<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> un <strong>de</strong>terminado or<strong>de</strong>n, se propone que con la contribución <strong>de</strong><br />

los actores (a la interacción) se establezca una expectativa legítima por<br />

parte <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más actores, quienes podrán conocer <strong>de</strong> antemano los límites<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los cuales el actor se comportará probablemente, y tienen el<br />

<strong>de</strong>recho virtual <strong>de</strong> esperar <strong>de</strong> él que se comporte <strong>de</strong> acuerdo con estas<br />

limitaciones. A la inversa, él <strong>de</strong>be comportarse como se espera <strong>de</strong> él, no<br />

por simple eficacia, sino por sentir que se trata <strong>de</strong> una manera moralmente<br />

conveniente comportarse (Goffman,1991:92).<br />

De esta manera, los mecanismos <strong>de</strong> seducción, que consi<strong>de</strong>raban la<br />

letra escrita o la palabra, así como señales, mensajes, gestos y<br />

movimientos, respondían a un código compartido que incluía diversos<br />

niveles <strong>de</strong> comunicación, fórmulas y lenguajes para dirigirse a la mujer<br />

<strong>de</strong>seada. Así mismo, reconstruían los pasos que <strong>de</strong>bían prece<strong>de</strong>r y seguir al<br />

primer encuentro e imaginaban las necesida<strong>de</strong>s o dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> cada etapa<br />

<strong>de</strong> la relación (Spekman,2001:71).<br />

Así, en el mundo <strong>de</strong> Vanegas Arroyo, al varón le tocaba elegir a su<br />

dama, pero ser elegida era responsabilidad <strong>de</strong> ella. <strong>Para</strong> lograrlo la mujer<br />

podía recurrir a los consejos. Dentro <strong>de</strong> las cualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la mujer se<br />

contaba la belleza y virtu<strong>de</strong>s como el recato, la discreción, la mo<strong>de</strong>stia, la<br />

mo<strong>de</strong>ración y sus dotes como futura esposa-madre. En diversos fragmentos<br />

<strong>de</strong> cartas amorosas, se aconseja a la mujer tomar las medidas necesarias<br />

para cumplir con estos requisitos y así hacerse atractiva. De hecho, la<br />

hermosura se coloca en un segundo plano y se apuesta por las mujeres<br />

bonitas, concepto que abarca las cualida<strong>de</strong>s exteriores e interiores, y que<br />

a<strong>de</strong>más resulta mucho menos amenazante. (Spekman,2001:72)<br />

37 Ver Norbert Elías,1994, “El proceso <strong>de</strong> la civilización”. Especialmente sus referencias a los modales<br />

medievales, el cambio <strong>de</strong> comportamiento en el Renacimiento, la compostura en la mesa, las actitu<strong>de</strong>s<br />

frente a las necesida<strong>de</strong>s naturales, sobre el modo <strong>de</strong> sonarse, o <strong>de</strong> escupir y <strong>de</strong> comportarse en el<br />

dormitorio, el cambio <strong>de</strong> actitud frente a las relaciones entre hombres y mujeres, las transformaciones <strong>de</strong><br />

la agresividad y la vida <strong>de</strong> un caballero. Todo ello contenido en el Capítulo Segundo “La<br />

como transformación específica <strong>de</strong>l comportamiento humano”, pp 99-253.<br />

25


Por tanto, una mujer <strong>de</strong>bía preocuparse por su hermosura, pero sobre<br />

todo por encarnar la imagen <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>al femenino. Con ello estaba en<br />

condiciones <strong>de</strong> ser elegida. A partir <strong>de</strong> entonces ocupaba un papel pasivo,<br />

pues el hombre era el encargado <strong>de</strong> establecer el contacto.<br />

<strong>Para</strong> ayudar a los varones que <strong>de</strong>seaban seguir el camino correcto, la<br />

casa <strong>de</strong> Antonio Vanegas Arroyo ofreció varios formatos. Por ejemplo, la<br />

“<strong>de</strong>claración a una señorita a la que se le vio por primera vez en un baile”:<br />

“Señorita: ¿Quién pue<strong>de</strong> contemplar tantos encantos sin<br />

<strong>de</strong>sear prestarles adoración? Des<strong>de</strong> que una feliz<br />

casualidad hizo que nos reuniéramos en el baile, el<br />

talento y gracia <strong>de</strong> usted ocupan sin cesar mi corazón y<br />

mi pensamiento” (Spekman,2001:74).<br />

De igual manera, para ser correspondido por una dama se aconseja a<br />

los varones “vestir con limpieza y <strong>de</strong>coro según tu estado, a fin <strong>de</strong> no ser<br />

tenido por perezoso, sucio o negligente”.<br />

Los mismos valores emergen en la correspon<strong>de</strong>ncia sostenida entre<br />

un hombre enamorado (que bien podría ser Hipólito, por su condición<br />

social) y la mujer cortejada. Él pregunta a ella acerca <strong>de</strong>l por qué <strong>de</strong> su<br />

rechazo:<br />

“¿Será porque soy pobre? ¿Porque no soy <strong>de</strong> levita?<br />

¿Porque no uso varita y guantes? ¿Porque no voy a la<br />

iglesia <strong>de</strong> cuello postizo y puños <strong>de</strong> cartón como su<br />

vecinito <strong>de</strong> Ud. que le hace la rueda? Pero le aseguro a<br />

Ud. señorita, que no porta ni cuartilla y yo sí creo po<strong>de</strong>rle<br />

comprar a Ud. cuando menos un sombrero <strong>de</strong> la última<br />

moda. ¿Que porque soy artesano me <strong>de</strong>sprecia Ud.?<br />

¿Porque ve Ud. mis manos negras y encallecidas por el<br />

trabajo? Pues esto, señorita, es una garantía <strong>de</strong> mi<br />

honra<strong>de</strong>z (Spekman,2001: 75, “Carta <strong>de</strong> un pretendiente<br />

que teme no ser correspondido”).<br />

Los pretendientes enfrentaban tres obstáculos para ganar la<br />

aceptación <strong>de</strong> la mujer, según Antonio Vanegas Arroyo y colaboradores.<br />

El primero es que <strong>de</strong>bían <strong>de</strong>spertar la pasión <strong>de</strong> la mujer y convencerla <strong>de</strong><br />

su sinceridad y <strong>de</strong> sus buenos hábitos. El segundo obstáculo que impedía la<br />

aceptación era el recato esperado en la señoritas, pues, como dice una <strong>de</strong><br />

ellas, “el pudor en la mujer nos prohíbe muchas veces hacer una confesión<br />

clara y franca <strong>de</strong> nuestros sentimientos”. Se trata <strong>de</strong> una <strong>de</strong>manda que<br />

también se aplicaba a los varones, pero que era más aguda para las<br />

26


mujeres. 38 Y el tercer obstáculo a vencer era la aceptación por parte <strong>de</strong> los<br />

padres <strong>de</strong> la novia. (Spekman,2001:76 y 78)<br />

Finalmente, en caso <strong>de</strong> que la relación no pudiera hacerse pública, la<br />

conseja indicaba que los enamorados <strong>de</strong>bían burlar la vigilancia materna<br />

—por lo general eran las madres las que se encargaban <strong>de</strong> cuidar a sus<br />

hijas— y buscar medios para la comunicación y el encuentro.<br />

(Spekman,2001: 82)<br />

Con todo, los redactores <strong>de</strong> la casa Antonio Vanegas Arroyo no<br />

justificaban la muerte <strong>de</strong> las mujeres coquetas o que habían <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñado a<br />

sus amantes, como sí lo hicieron los corridistas algunos adscritos a la<br />

imprenta Eduardo Guerrero. Entre los <strong>corrido</strong>s que relatan feminicidios se<br />

encuentran, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l que aquí se analiza, el <strong>de</strong> Juanita Alvarado,<br />

Cucquita Mendoza, La Güera Chabela, entre otros, y en los cuales la culpa<br />

<strong>de</strong> su muerte suele atribuirse a ellas, no al homicida (Speakman,2001:95-6)<br />

El or<strong>de</strong>n social apuntalado por las consejas, que orientaba a los<br />

actores a comportarse como se espera <strong>de</strong> ellos, no por simple eficacia, sino<br />

por sentir que se trata <strong>de</strong> una manera moralmente conveniente <strong>de</strong><br />

comportarse (Goffman,1991:92), competía con las prácticas <strong>de</strong> hecho<br />

ocurridas en 1900 y en los años treinta, las cuales borraban toda mediación.<br />

Casos <strong>de</strong> rapto como los que se muestran en estas fichas <strong>de</strong> archivo 39 son<br />

una muestra:<br />

1094. Santa Catarina. 13 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1900.<br />

Jueces y Autorida<strong>de</strong>s Foráneas.<br />

Solicitud. El Juzgado Primero <strong>de</strong> Santa Catarina solicita<br />

al presi<strong>de</strong>nte municipal avise a Gerónima García que su<br />

hija Felícitas Contreras se presentó ante ese Juzgado,<br />

quejándose <strong>de</strong> que Domingo López le exigió por la fuerza<br />

que se fuera con él. AMS, PM, c 143, L 4, e 21, 1 f.<br />

239.- Saltillo, 1º <strong>de</strong> Marzo <strong>de</strong> 1934<br />

Policía y Tránsito.<br />

Denuncia. Genoveva Coronado <strong>de</strong>nuncia ante la<br />

Demarcación Central <strong>de</strong> Policía a Dimas <strong>de</strong> León por los<br />

<strong>de</strong>litos <strong>de</strong> rapto y estupro.AMS, PM, c 177, L 2, e 53, 2 f.<br />

38 Como sostiene Verdollin, “el <strong>de</strong>coro ha establecido para las mujeres unas leyes mucho más severas que<br />

para los hombres; si éstos disfrutan <strong>de</strong> alguna exención <strong>de</strong> las reglas generales, para ellas no hay<br />

ninguna”. Ello explica que, como propone Alain Corbin: “A la palabra que resultaría <strong>de</strong>masiado<br />

escandalosa la suplen durante mucho tiempo la mirada, la sonrisa y en un caso extremo, el roce; la<br />

turbación, el rubor, el silencio insistente, son otras tantas respuestas” (En Spekman,2001:77).<br />

39 En www.archivomunicipal<strong>de</strong>saltillo.gob.mx Servicio al público, Catálogos Archivo Histórico, Fondo<br />

Presi<strong>de</strong>ncia Municipal, Tomo 7 Presi<strong>de</strong>ncia Municipal 1893-1902 y Tomo 21 Presi<strong>de</strong>ncia Municipal<br />

1934-1935.<br />

27


AMS, PM, c 178, L 1, e 215, 3 f.<br />

3251.- Buñuelos, 16 <strong>de</strong> Enero <strong>de</strong> 1935.<br />

Policía.<br />

Informe. Manuel Aguilar Calvillo, agente especial<br />

municipal informa al presi<strong>de</strong>nte municipal <strong>de</strong> Saltillo que<br />

Teófilo R. <strong>de</strong> Alcalá retiró la queja contra la persona que<br />

raptó a su hija.<br />

El baile, situación <strong>de</strong> encuentro<br />

Al parecer, Rosita “acudía muy seguido” a los bailes 40 , los cuales “se<br />

efectuaban en los solares y patios <strong>de</strong> las casas, ya que éstas eran <strong>de</strong><br />

dimensiones muy consi<strong>de</strong>rables”. Pero a<strong>de</strong>más porque “en esos años casi<br />

no había salones exclusivos” (Oyervi<strong>de</strong>s,1991:38). La situación <strong>de</strong>l<br />

encuentro fatídico fue en una casa <strong>de</strong> la calle <strong>de</strong> Almendrillas (Flores<br />

2004:331).<br />

Un baile es una situación social. En él los individuos se hallan en<br />

presencia <strong>de</strong> sus respuestas físicas respectivas. Por en<strong>de</strong>, en esos<br />

encuentros se interactúa socialmente. En los bailes hay un or<strong>de</strong>n social y<br />

los actores que concurren a él contribuyen a la interacción que se<br />

<strong>de</strong>sarrolla. Cada quien suele conocer <strong>de</strong> antemano los límites <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los<br />

cuales probablemente se comportarán y esperan, así sea virtualmente, que<br />

los <strong>de</strong>más se comporten <strong>de</strong> acuerdo a ciertas limitaciones (Goffmann,<br />

1991:173).<br />

La interacción social, como la que se <strong>de</strong>sarrolla en el baile, se<br />

convierte en un simple foro <strong>de</strong>l cual se <strong>de</strong>splazan los factores sociológicos<br />

y psicológicos <strong>de</strong>terminantes para producir ciertas formas <strong>de</strong><br />

comportamiento humano. En él, los participantes en tanto que seres<br />

humanos en interacción han <strong>de</strong> tener en cuenta lo que cada cual está<br />

haciendo o a punto <strong>de</strong> hacer. Están obligados a orientar su propio<br />

comportamiento o a manejar sus situaciones en función <strong>de</strong> aquello que<br />

toman en consi<strong>de</strong>ración (Blumer,1982:6).<br />

40 Los bailes eran una diversión tanto urbana como rural y al parecer eran muy significativos en la vida <strong>de</strong><br />

la gente, al grado que llegó a ser preferido más que un proyecto educativo como se observa a<br />

continuación. “Uno <strong>de</strong> los obstáculos para la implantación <strong>de</strong> la educación socialista fue la negativa <strong>de</strong><br />

los padres a mandar a sus hijos a la escuela, especialmente en las zonas rurales <strong>de</strong> Saltillo. La autoridad<br />

municipal imponía multas y presionaba al juez auxiliar para que pusiera or<strong>de</strong>n. Sin embargo, “…ni el<br />

Juez Auxiliar ayudaba al maestro por lo que su labor se dificultaba, como en el caso <strong>de</strong>l Ejido San<br />

Francisco ya que “”él dice que le escuela no le importa; que lo que le interesa son los bailes””. En Julio<br />

César Gallegos Chávez, 1998: 78.<br />

28


Aún así, diría Goffman, la copresencia física siempre comporta<br />

oportunida<strong>de</strong>s y riesgos (la mamá <strong>de</strong> Rosita, según el corridista, parecía<br />

advertirlo particularmente por el conocimiento que <strong>de</strong> su hija tenía en<br />

virtud <strong>de</strong> su conducta “pizpireta”, y más aún, le advertía un <strong>de</strong>senlace<br />

fatal). El sujeto siempre está en peligro, ya sea por la posibilidad <strong>de</strong><br />

ligámenes acci<strong>de</strong>ntales entre los acontecimientos, ya sea por la<br />

vulnerabilidad <strong>de</strong> su cuerpo, ya sea por el hecho <strong>de</strong> que en las situaciones<br />

sociales es necesario mantener apariencias correctas (Herrera y<br />

Soriano,2004:74). De esta forma, se hace necesario, para el «normal»<br />

<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las relaciones sociales, el control <strong>de</strong>l riesgo mediante técnicas<br />

inmanentes a las mismas situaciones interactivas, que incluso serán<br />

similares en socieda<strong>de</strong>s diferentes (Herrera y Soriano,2004:74). Tales<br />

técnicas consisten esencialmente en la rutina y la ritualización <strong>de</strong> la acción.<br />

(Herrera y Soriano,2004:74)<br />

La interacción cara a cara, que en términos generales es la influencia<br />

recíproca <strong>de</strong> un individuo sobre las acciones <strong>de</strong>l otro cuando se encuentran<br />

ambos en presencia física inmediata, (Goffman,2001:27), no está exenta <strong>de</strong><br />

dificulta<strong>de</strong>s. Especialmente cuando se trata <strong>de</strong> una acción conjunta, en la<br />

que, si existe confusión o malentendido en las líneas <strong>de</strong> significado <strong>de</strong> los<br />

pasos a seguir, la comunicación no se produce, la interacción se dificulta y<br />

la formación <strong>de</strong> la acción conjunta se ve bloqueada (Blumer, 1982:7)<br />

Con base en lo anterior, <strong>de</strong>bemos suponer que nuestros actores<br />

centrales, Rosita, Hipólito y “la gente”, que acudían al baile <strong>de</strong> la calle<br />

Almendrillas, tenían información sobre el ritual y sobre los <strong>de</strong>más.<br />

Información que provenía <strong>de</strong> experiencias previas a la interacción, y <strong>de</strong><br />

suposiciones sobre la persistencia y generalidad <strong>de</strong> rasgos psicológicos<br />

como medio para pre<strong>de</strong>cir su conducta presente y futura. Información que<br />

<strong>de</strong>bían poner en juego y que ayudaba a <strong>de</strong>finir la situación y las<br />

expectativas <strong>de</strong> unos y otros (Goffman,2001:13).<br />

El cúmulo social <strong>de</strong> conocimientos nos proporciona los esquemas<br />

tipificadores requeridos para las rutinas importantes <strong>de</strong> la vida cotidiana, no<br />

solo las tipificaciones <strong>de</strong> otros sino también aquellas referentes a toda clase<br />

<strong>de</strong> hechos y experiencias, tanto sociales como naturales (Berger y<br />

Luckman,1979:62).<br />

Sin embargo, como bien habremos advertido también por<br />

experiencias propias, no hay la plena certeza <strong>de</strong> que pruebas pasadas nos<br />

ayu<strong>de</strong>n plenamente a inferir sobre la conducta <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más y <strong>de</strong> nosotros.<br />

29


La realidad <strong>de</strong> la vida cotidiana, siempre parece ser una zona <strong>de</strong> claridad<br />

<strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la cual hay un transfondo <strong>de</strong> sombras. Cuando unas zonas <strong>de</strong><br />

realidad se iluminan, otras se oscurecen (Berger y Luckman,1979:63). De<br />

haber anticipado el <strong>de</strong>senlace, nuestros actores no hubieran acudido al<br />

encuentro, o bien, como Ulises ante el canto <strong>de</strong> las sirenas, se hubieran<br />

preparado reforzando ciertos autocontroles. Como se apreciará, aquí estoy<br />

suponiendo que al menos uno <strong>de</strong> nuestros actores en cuestión no <strong>de</strong>seaba la<br />

muerte <strong>de</strong>l otro.<br />

II<br />

Las interacciones y las emociones sociales. Análisis <strong>de</strong> versos y contextos.<br />

El texto que he tomado para el análisis consta <strong>de</strong> nueve versos; la versión<br />

cantada contiene seis con siete comentarios entre ellos. Sólo en tres versos<br />

<strong>de</strong> una y otra versiones, hay pequeñas variaciones.<br />

Verso 1 Comentario 1<br />

Año <strong>de</strong> mil novecientos 41<br />

[muy presente tengo yo]<br />

treinta y cinco que pasó<br />

en un barrio <strong>de</strong> Saltillo<br />

[cuando estaba más contenta]<br />

Rosita Alvírez murió.<br />

No se sabe si fue en Ramos Arizpe,<br />

Allen<strong>de</strong> o Múzquiz, pero fue por allá<br />

por…<br />

En las primeras páginas hemos dado cuenta <strong>de</strong> los dos años <strong>de</strong> ocurrencia<br />

<strong>de</strong>l hecho que manejan las distintas versiones <strong>de</strong>l <strong>corrido</strong>, y <strong>de</strong>l origen <strong>de</strong> la<br />

posible confusión <strong>de</strong>l lugar don<strong>de</strong> sucedió. El comentario manifiesta esa<br />

posibilidad pero el hecho lo ubica en alguna localidad <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong><br />

Coahuila.<br />

En el primer verso encontramos las primeras fórmulas primarias<br />

mencionadas por Duvalier y advertidas párrafos muy atrás: lugar, fecha y<br />

nombre <strong>de</strong>l personaje central y fórmula que prece<strong>de</strong> a los argumentos <strong>de</strong>l<br />

personaje. En este <strong>corrido</strong> no hay la llamada inicial <strong>de</strong>l corridista al<br />

público (por ejemplo el clásico “aquí les vengo a cantar”).<br />

41<br />

El texto en negrita y entre paréntesis, correspon<strong>de</strong> a la versión cantada. Lo <strong>de</strong>más correspon<strong>de</strong> al texto<br />

<strong>de</strong> la versión completa.<br />

30


Verso Comentario 2<br />

La mamá <strong>de</strong> Rosita, mujer <strong>de</strong> antes. Se<br />

ocupaba en remendar el calcetín y el<br />

calzón <strong>de</strong>l viejo, que salió muy lumbre,<br />

pa’la ropa. No sabía hacer más gracia<br />

más que estar sentado. Le <strong>de</strong>cían el<br />

minero: tenía oro en las sienes, plata en<br />

los dientes y plomo en las patas.<br />

El comentario jocoso da cuenta <strong>de</strong> la división <strong>de</strong>l trabajo familiar,<br />

que muestra una práctica <strong>de</strong> tiempos pasados, cuando la mujer se <strong>de</strong>dicaba<br />

exclusivamente al hogar y a aten<strong>de</strong>r al esposo. Sin embargo, si nos<br />

atenemos a los narradores, el señor Atenógenes Alvírez, padre <strong>de</strong> Rosita,<br />

también tenía la gracia <strong>de</strong> <strong>de</strong>dicarse a la actividad comercial.<br />

Verso 2 Comentario<br />

Su mamá se lo <strong>de</strong>cía:<br />

Rosita, esta noche no sales.<br />

Mamá, no tengo la culpa<br />

que a mi me gusten los bailes.<br />

Según Elisa Spekman, las madres eran quienes se encargaban <strong>de</strong><br />

cuidar a sus hijas (Spekman,2001:82). Más aún cuando, en el caso <strong>de</strong> la<br />

familia <strong>de</strong> Rosita, faltaba el padre. La madre es, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> autoridad, una<br />

informante que trasmite experiencias que auxiliarán a la hora <strong>de</strong> enfrentar<br />

nuevas situaciones. El corridista exhibe a Rosita como alguien que enfrenta<br />

la autoridad –máxime que ha quedado al frente <strong>de</strong>l negocio familiar, según<br />

los narradores- y se <strong>de</strong>clara ajena a una emoción, como la culpa, que induce<br />

ten<strong>de</strong>ncias específicas orientadas a castigarse a sí misma (Elster,2001:45),<br />

reprimiéndose <strong>de</strong> asistir al baile.<br />

A<strong>de</strong>lantemos el verso 7 para compren<strong>de</strong>r el momento en que la<br />

madre intenta evitar que Rosita vaya al baile: “Su mamá se lo <strong>de</strong>cía/por<br />

andar <strong>de</strong> pizpireta/se te ha <strong>de</strong> llegar el día/en que te toque tu fiesta”.<br />

<strong>Para</strong> indicarlo en términos <strong>de</strong> Jon Elster, la emoción que embargaba<br />

a la mamá <strong>de</strong> Rosita era una <strong>de</strong> tipo subjuntiva nostálgica, generada por<br />

pensamientos acerca <strong>de</strong> lo que todavía pue<strong>de</strong> pasar, aunque con una<br />

probabilidad insuficiente para generar esperanza o temor (Elster,2002:<br />

294).<br />

31


Habría, quizá, tres razones “fundadas” por las cuales la madre <strong>de</strong><br />

Rosita tenía esos pensamientos que le generaban el tipo <strong>de</strong> emoción<br />

indicado: la actitud <strong>de</strong> pizpireta <strong>de</strong> su hija; el proyecto, o propósito o la<br />

línea <strong>de</strong> acción planeada por Rosita para acudir esa noche al baile; y el<br />

contexto cultural <strong>de</strong> la época. Ya hemos abordado más atrás lo referente a<br />

la coquetería, <strong>de</strong> manera que analizaremos los otros pensamientos.<br />

El individuo tiene que construir y orientar su propia acción en lugar<br />

<strong>de</strong> limitarse a realizarla en respuesta a los factores que influyen en su vida<br />

u operan a través <strong>de</strong> su persona. Debemos admitir, sostiene Blumer, que la<br />

actividad <strong>de</strong>l ser humano consiste en afrontar un caudal <strong>de</strong> situaciones ante<br />

las que se ve obligado a actuar, y que su acción se forja en función <strong>de</strong> lo<br />

que percibe, <strong>de</strong> modo en que lo enjuicia e interpreta y <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> líneas <strong>de</strong><br />

acción planeadas que se propone realizar” (Blumer,1982:11 y 12).<br />

En la acción hay algunas fases que nos permiten aclarar sus<br />

propósitos. Así, Schütz habla <strong>de</strong>l “motivo-porque” y <strong>de</strong>l “motivo-para” <strong>de</strong><br />

la acción. El primero, es la fantasía –lo imaginado, lo anticipado- en el<br />

tiempo futuro perfecto <strong>de</strong> la acción, o el fin que me propongo ver realizado<br />

mediante una acción y que existe para mí <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un contexto <strong>de</strong><br />

significado. Ahora bien, para hacer posible ese fin, es preciso llevar a cabo<br />

una serie <strong>de</strong> actos sucesivos o “motivos-para” ello. <strong>Para</strong> proyectar un acto<br />

es preciso saber cómo se han realizado en el pasado actos <strong>de</strong> la misma<br />

clase. De tal manera que cuantos más actos <strong>de</strong> la misma clase haya y<br />

cuanto mejor se comprendan sus principios racionales, tanto más se darán<br />

por sentados (Schütz, 1993:116 y 118).<br />

Según una narración, el noviazgo <strong>de</strong> Rosita e Hipólito estaba muy<br />

avanzado y había promesa <strong>de</strong> matrimonio. Ella quería romper ese<br />

compromiso (motivo-porque). La manera <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirle a Hipólito que estaba<br />

“<strong>de</strong> más” y que él lo entendiera, era según Rosita, bailar y <strong>de</strong>jarse ver bailar<br />

con otros jóvenes (motivo-para). Rosita le informó a su madre sobre “lo<br />

que tenía pensado hacer”. Esta, según cuentan, “le rogó que no fuera al<br />

baile no fuera a acontecer una tarugada” (Flores 2004:331-32).<br />

Luego <strong>de</strong> <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cer y para preparar su proyecto, Rosita llevó a<br />

cabo varios actos sucesivos la noche <strong>de</strong> un sábado, día <strong>de</strong> la fiesta: “se<br />

vistió, se hizo los ‘pesca guapos’, se puso más linda que nunca y se fue al<br />

baile”. En el baile, como lo había imaginado, bailó con otros jóvenes, acto<br />

que presenció Hipólito (Flores,2004:332).<br />

32


En lo referente al contexto cultural, con seguridad la mamá <strong>de</strong> Rosita<br />

sabía cuál era el rol <strong>de</strong> la mujer en la mentalidad <strong>de</strong> la sociedad <strong>de</strong> la época,<br />

y que el mundo <strong>de</strong> los hombres no era el mismo que el <strong>de</strong> las mujeres.<br />

Dentro <strong>de</strong> las cualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las mujeres se contaba la belleza, y virtu<strong>de</strong>s<br />

como el recato, la discreción, la mo<strong>de</strong>stia, la mo<strong>de</strong>ración y sus dotes como<br />

futura esposa-madre. La mujer <strong>de</strong>bía ocultarse y también ofrecer cierta<br />

impasibilidad sonriente al mundo exterior; frente al escarceo erótico ser<br />

<strong>de</strong>cente y ante la adversidad, sufrida (Nava,2003:127).<br />

Rosita, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> bella, era pizpireta, a lo que habríamos <strong>de</strong> sumar<br />

otros elementos contribuyentes: <strong>de</strong>sobediente, in<strong>de</strong>pendiente, insumisa,<br />

impúdica, y hacía públicamente su voluntad. Agravantes necesarios todos<br />

ellos para que los corridistas expresaran en sus piezas una respuesta a un<br />

conflicto <strong>de</strong> la conciencia colectiva ante una conducta <strong>de</strong> las mujeres<br />

(Nava,2003:127-28).<br />

Verso Comentario 3<br />

Hipólito estaba en la labor, regando, cuando<br />

llega Marcos, amigo <strong>de</strong>l alma, a sonsacarlo.<br />

Del comentario 3 po<strong>de</strong>mos apuntar que, según el Piporro, Hipólito<br />

era jornalero agrícola, y Marcos, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ser su amigo, era su<br />

informante. Como lo señalamos muy atrás, habrá quien sostenga que esas<br />

referencias fueron tomadas <strong>de</strong> la película mexicana “Yo maté a Rosita<br />

Alvírez”. Otra narración afirma que Hipólito vivía en Concepción <strong>de</strong>l Oro,<br />

Zacatecas, y cada fin <strong>de</strong> semana acudía a Saltillo a visitar a Rosita.<br />

Verso 3 Comentario<br />

Hipólito fue a la fiesta<br />

(llegó al baile)<br />

y a Rosita se dirigió<br />

como era la más bonita<br />

Rosita lo “<strong>de</strong>saigró”.<br />

Cualquier acción específica se elabora en función <strong>de</strong> la situación en<br />

la cual tiene lugar. En consecuencia, la acción se forma o elabora<br />

interpretando la situación. Normalmente la mayoría <strong>de</strong> las situaciones que<br />

las personas encuentran en una sociedad <strong>de</strong>terminada son <strong>de</strong>finidas o<br />

“estructuradas” por dichas personas <strong>de</strong> idéntica forma. A través <strong>de</strong> la<br />

interacción previa, <strong>de</strong>sarrollan y adquieren una <strong>de</strong>finición o comprensión<br />

33


comunes <strong>de</strong> cómo actuar en tal o cual situación. Estas <strong>de</strong>finiciones<br />

comunes permiten a las personas actuar <strong>de</strong> modo parecido<br />

(Blumer,1982:64-5).<br />

Prescindamos por un momento que no existe compromiso<br />

matrimonial entre Rosita e Hipólito, y que ambos se comportarían en el<br />

baile como dos personas que acu<strong>de</strong>n al sitio a divertirse o a buscar pareja<br />

con quién comprometerse. La música llama a que los interesados<br />

seleccionen una pareja con quien bailar.<br />

Como era costumbre –y lo sigue siendo hoy en muchos lugares-, los<br />

hombres tenían que dirigirse a la mujer <strong>de</strong> su pre-di(e)lección (motivados<br />

tal vez porque se trata <strong>de</strong> “la más bonita” y eso otorga un cierto status) y<br />

solicitarle una pieza, luego quizá <strong>de</strong> pedirle el consentimiento al padre,<br />

madre o tutor que acompañara a la mujer –esto con seguridad ocurre hoy<br />

con menos frecuencia.<br />

Cabía la posibilidad que el solicitante <strong>de</strong> una pieza recibiera un “no”,<br />

como respuesta. Ante ello, podría entablarse una “negociación”, y<br />

<strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> si el solicitante atisbara en su predilecta un gesto que le<br />

hiciera pensar que con cierta insistencia ella podría aceptar salir a bailar,<br />

entonces presionaría un poco más.<br />

Esta situación se asemeja a otra, quizá más complicada, que se<br />

presenta cuando el amante pi<strong>de</strong> o busca un beso <strong>de</strong> la amada. El consejo a<br />

los amantes, publicado en las cartas amorosas <strong>de</strong> la casa Antonio Vanegas<br />

indicaba lo siguiente: “Si la mujer conce<strong>de</strong> a su amante sin vacilar un beso<br />

que este le pida, es mala señal, porque no lo cree peligroso. Si lo niega <strong>de</strong><br />

una manera redonda, ya pue<strong>de</strong> el amante tomar otro camino, pues no<br />

cuenta con el cariño <strong>de</strong> esta mujer. Si le opone una aparente resistencia, es<br />

evi<strong>de</strong>nte que la mujer reconoce el valor <strong>de</strong>l hombre y lo aprecia con<br />

sinceridad” (Spekman,2001:84).<br />

Así, para el caso que nos ocupa, quienes acudían al baile sabían por<br />

anteriores experiencias la manera <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>r, en caso contrario <strong>de</strong>bían<br />

haber buscado fuentes <strong>de</strong> información para saber cómo conducirse. Por<br />

ello, con la misma información, todos actuaban <strong>de</strong> manera semejante,<br />

incluso ante la incertidumbre <strong>de</strong> recibir un “si” o un “no”, un “quizá” o un<br />

“luego”.<br />

Las respuestas en la situación están en función <strong>de</strong> la familiaridad que<br />

los asistentes al baile tengan <strong>de</strong> la gente que a él acu<strong>de</strong>. Los observadores,<br />

dice Goffman, pue<strong>de</strong>n recoger indicios <strong>de</strong> su conducta y aspectos que le<br />

34


permitirán aplicar su experiencia previa con individuos aproximadamente<br />

similares al que tienen <strong>de</strong>lante o, lo que es más importante, aplicarle<br />

estereotipos que aún no han sido probados.<br />

También pue<strong>de</strong>n dar por sentado, según experiencias anteriores, que<br />

es probable encontrar sólo individuos <strong>de</strong> una clase <strong>de</strong>terminada en un<br />

marco social dado, señala Goffman. Si conocen al individuo o saben <strong>de</strong> él<br />

en virtud <strong>de</strong> experiencias previas a la interacción, pue<strong>de</strong>n confiar en<br />

suposiciones sobre la persistencia y generalidad <strong>de</strong> rasgos psicológicos<br />

como medio para pre<strong>de</strong>cir su conducta presente y futura.<br />

Sin embargo, advierte Goffman, durante el período en que el<br />

individuo se encuentra en la inmediata presencia <strong>de</strong> otros, pue<strong>de</strong>n tener<br />

lugar pocos acontecimientos que proporcionen a los otros la información<br />

concluyente que necesitarán si han <strong>de</strong> dirigir su actividad sensatamente<br />

(Goffman,2001: 13-4).<br />

En el verso 3, el corridista muestra a Hipólito como un asistente<br />

común al baile que seleccionó a Rosita para bailar. Ella se asume la más<br />

bonita –suponemos que él la elige por eso- y se apoya en tal recurso para<br />

<strong>de</strong>jar <strong>de</strong> lado la gentileza, el garbo, la gallardía, la gracia o la elegancia,<br />

como <strong>de</strong>fine el diccionario al <strong>de</strong>saire que tuvo como respuesta a la<br />

invitación <strong>de</strong> Hipólito.<br />

Sin embargo, los narradores han dado cuenta <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> compromiso<br />

que unía a Rosita e Hipólito, por lo que el “<strong>de</strong>saire” cobraba otro<br />

significado para ambos. <strong>Para</strong> ella, representaba una acción <strong>de</strong> su proyecto<br />

imaginado. <strong>Para</strong> él, una situación tan problemática como hombre <strong>de</strong> ese<br />

tiempo y como futuro esposo. Frente a esa circunstancia, ambos tenían que<br />

“echar mano” <strong>de</strong> la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> sus conocimientos <strong>de</strong> la vida. La situación,<br />

hasta ese momento, mostraba un aviso <strong>de</strong> don<strong>de</strong> podría surgir un problema<br />

que cuestionara los conocimientos acumulados (Berger y<br />

Luckman,1979:63).<br />

Los conocimientos que estaban en la base <strong>de</strong> su cultura les indicaba<br />

que al varón le tocaba elegir a su dama, pero ser elegida era<br />

responsabilidad <strong>de</strong> ella (Spekman, 2001:71). Sin embargo, los hombres <strong>de</strong><br />

ese tiempo sentían tener un <strong>de</strong>recho moral a esperar que otros lo valoraran<br />

y lo trataran <strong>de</strong> un modo apropiado, para <strong>de</strong>cirlo en términos <strong>de</strong> Goffman<br />

(Goffman, 2001: 24).<br />

Si suponemos la relación que Hipólito sostenía con Rosita, él <strong>de</strong>bía<br />

haber creído reunir implícita o explícitamente las características sociales <strong>de</strong><br />

35


lo que era: novio y prometido. De ahí la posibilidad <strong>de</strong> su exigencia moral<br />

<strong>de</strong> ser valorado y tratado como lo que era. En contrario, <strong>de</strong> no haber<br />

sostenido esa relación, <strong>de</strong> cualquier manera en la base estaba subyacente el<br />

hecho <strong>de</strong> que el papel <strong>de</strong> los hombres se <strong>de</strong>sarrolla totalmente en la esfera<br />

pública, que significa conservar y acrecentar el capital <strong>de</strong> prestigio legado<br />

al grupo gracias a la gesta <strong>de</strong> los padres y ancestros. Y aún en ausencia <strong>de</strong><br />

compromiso o <strong>de</strong> matrimonio, en un contexto machista se consi<strong>de</strong>ra grave<br />

ofensa al honor masculino el <strong>de</strong>saire público <strong>de</strong> la mujer (Héau y Giménez:<br />

2004:636 y 637).<br />

En ese momento, los actores sometían su comportamiento al or<strong>de</strong>n<br />

ceremonial dominante y su preocupación era y . El aviso <strong>de</strong> esa situación era que el or<strong>de</strong>n expresivo parecía ser<br />

violado y probablemente el varón sentía correr el riesgo <strong>de</strong> ser<br />

<strong>de</strong>sacreditado (Herrera y Soriano,2004:73).<br />

Verso Comentario 4<br />

Se puso colora’o colora’o como un<br />

tomate, <strong>de</strong> pura vergüenza. A las<br />

muchachas les gusta que les rueguen,<br />

sácala otra vez, dijo Marcos.<br />

El Piporro evoca una emoción, la vergüenza, un episodio real <strong>de</strong><br />

experimentación que quizá él pudo haber vivido ante un <strong>de</strong>saire público.<br />

Las emociones, como los pensamientos, no se hallan bajo nuestro control<br />

inmediato. De ahí que los requerimientos acerca <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>bemos o no<br />

<strong>de</strong>bemos sentir, así como las reglas acerca <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>bemos o no<br />

<strong>de</strong>bemos pensar, pue<strong>de</strong>n parecer inútiles” (Elster,2002:195). Esto suce<strong>de</strong><br />

porque las emociones se experimentan <strong>de</strong> manera involuntaria más que ser<br />

elegidas conscientemente: son acontecimientos más que acciones<br />

(Elster,2001:144)<br />

Las emociones surgen : tienen objetos<br />

intencionales. Las emociones son <strong>de</strong> dos tipos: las provocadas por una<br />

creencia acerca <strong>de</strong> una acción <strong>de</strong> uno mismo o <strong>de</strong> otra persona; y las<br />

provocadas por una creencia acerca <strong>de</strong>l carácter propio o <strong>de</strong> otra persona.<br />

Las primeras pue<strong>de</strong>n tener un objeto intencional que adopte una forma<br />

proposicional que para nuestro análisis sería: estoy enfadado porque me ha<br />

<strong>de</strong>sairado (Elster, 2002:328 y 329)<br />

La vergüenza, esa emoción que según el Piporro sintió Hipólito, es<br />

una emoción social <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> que, al igual que<br />

la ira, hace su aparición sólo cuando se da una interacción social, ya sea<br />

36


cara a cara o <strong>de</strong> forma indirecta (Elster,2002:176). Se trata <strong>de</strong> una emoción<br />

negativa 42 provocada por una creencia acerca <strong>de</strong> nuestro propio carácter<br />

(Elster,2002:179), un tipo <strong>de</strong> miedo al <strong>de</strong>scrédito. En tanto que emoción,<br />

quienes la pa<strong>de</strong>cen lo manifiestan en una expresión fisiológica: se sonrojan<br />

(Elster,2002:76).<br />

La vergüenza es una emoción <strong>de</strong> conciencia propia (al igual que el<br />

bochorno, la culpa, el orgullo y la arrogancia) en el sentido <strong>de</strong> que sus<br />

antece<strong>de</strong>ntes cognitivos incluyen creencias acerca <strong>de</strong> lo que el sujeto es,<br />

tiene o hace, no en el sentido <strong>de</strong> que el sujeto sea necesariamente<br />

consciente <strong>de</strong> la emoción. (Elster,2002:184)<br />

¿Qué provoca o causa la vergüenza, por qué es inducida, cómo surge,<br />

qué implica, qué necesita, cómo se expresa, cuál es su impulso inmediato,<br />

qué sentimiento produce? Las respuestas <strong>de</strong> Elster a estas preguntas las<br />

encontramos en el cuadro 5.<br />

En su análisis sobre las emociones sociales, Elster trata <strong>de</strong> ir más allá<br />

<strong>de</strong> las reacciones individuales, intentando encontrar pautas emocionales<br />

que están relacionadas con características generales <strong>de</strong> la vida social. Con<br />

ello preten<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r cómo las personas actúan <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un sistema<br />

social con normas estrictas que hacen inteligible su comportamiento<br />

(Elster,2002:173-74)<br />

Según él, el impacto <strong>de</strong> las emociones sociales sobre la conducta<br />

<strong>de</strong>pen<strong>de</strong> enormemente <strong>de</strong> las normas sociales 43 a las que se adscriben los<br />

agentes. Las normas sociales en general, afirma, actúan a través <strong>de</strong> las<br />

emociones <strong>de</strong> la vergüenza y el <strong>de</strong>sprecio. Son incluso, dice, sostenidas por<br />

la emoción <strong>de</strong> la vergüenza interiorizada. De igual manera que las<br />

manifestaciones conductuales <strong>de</strong> la envidia y el honor pue<strong>de</strong>n ser<br />

amplificadas o <strong>de</strong>salentadas por el funcionamiento <strong>de</strong> normas sociales<br />

mediadas por sentimientos <strong>de</strong> vergüenza” (Elster,2002:174).<br />

42 La vergüenza es una emoción <strong>de</strong> tipo evaluativo en tanto que implica una evaluación <strong>de</strong>l objeto <strong>de</strong> la<br />

emoción. El <strong>de</strong>stinatario <strong>de</strong> la creencia que provoca la emoción pue<strong>de</strong> ser uno mismo o los <strong>de</strong>más. El<br />

objeto <strong>de</strong> la creencia pue<strong>de</strong> ser tanto una acción <strong>de</strong> la persona <strong>de</strong>stinataria o el carácter <strong>de</strong> esa persona en<br />

su conjunto, y la evaluación pue<strong>de</strong> ser negativa o positiva (Elster,2002:178)<br />

43 Las normas sociales, sostiene Elster, se caracterizan por cuatro rasgos: son ór<strong>de</strong>nes a actuar no<br />

orientadas a resultados; adoptan la forma <strong>de</strong> imperativos incondicionales (); son compartidas con los otros miembros <strong>de</strong> la misma sociedad o <strong>de</strong> algún subgrupo<br />

relevante (


De igual manera, continúa Elster, las normas sociales regulan el<br />

comportamiento mediante los mecanismos gemelos <strong>de</strong> la vergüenza en el<br />

sujeto y <strong>de</strong>l asco y <strong>de</strong>sprecio en el observador. Se pue<strong>de</strong> sentir pasión por<br />

lo que la norma requiere que hagamos, dice. La venganza, por ejemplo,<br />

pue<strong>de</strong> ser sostenida por la ira o la cólera, y no sólo por el miedo o la<br />

vergüenza (Elster,2002:191). Pero así como las normas son reguladas por<br />

emociones, a su vez las regulan. Existen expectativas normativas acerca <strong>de</strong><br />

las emociones que se <strong>de</strong>berían expresar en circunstancias específicas e<br />

incluso normas que regulan qué emociones se espera que uno sienta<br />

(Elster,2002:194).<br />

Cuadro 5<br />

Caracterización <strong>de</strong> la vergüenza.<br />

Qué la provoca o causa<br />

La <strong>de</strong>saprobación llena <strong>de</strong> <strong>de</strong>sprecio o repugnancia que otros muestran por algo que uno ha<br />

hecho (nos ruborizamos <strong>de</strong> vergüenza).Normalmente, es provocada por algún comportamiento,<br />

in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> los estados mentales que lo produjeron y <strong>de</strong>l resultado al que da lugar.<br />

Por qué es inducida<br />

Como es un modo <strong>de</strong> humillación, <strong>de</strong>liberadamente inducida la vergüenza pue<strong>de</strong> fallar<br />

fácilmente al hacer que el <strong>de</strong>stinatario se enfa<strong>de</strong> en vez <strong>de</strong> que se avergüence. Aunque la<br />

vergüenza implica normalmente algo que uno ha hecho, pue<strong>de</strong> ser también inducida por algo<br />

que se le ha hecho a uno o por hechos que no guardan ninguna relación.<br />

Cómo surge<br />

Cuando algo que uno ha hecho hace que otros expresen su <strong>de</strong>saprobación. Dado que la forma<br />

adoptada por la <strong>de</strong>saprobación es la <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sprecio o el asco, y no la <strong>de</strong> la ira, se adscribe a la<br />

persona y no al acto.<br />

Qué necesita<br />

Normalmente necesita la presencia <strong>de</strong> otras personas.<br />

Cómo se expresa<br />

Por medio <strong>de</strong> intentos <strong>de</strong> reconstruirse o mejorarse a no mismo. A veces, la vergüenza pue<strong>de</strong><br />

inducir agresión, no sólo como una reacción a una inducción <strong>de</strong>liberada <strong>de</strong> vergüenza, sino<br />

también como un modo <strong>de</strong> recuperar el equilibrio <strong>de</strong> condiciones. Humillando a otra persona,<br />

uno pue<strong>de</strong> intentar <strong>de</strong>fensivamente reparar y, comparativamente, incrementar el sentido <strong>de</strong> valía<br />

personal hecha añicos.<br />

Cuál es su impulso inmediato<br />

Escon<strong>de</strong>rse, huir, achicarse –cualquier cosa para evitar ser visto-. Si uno no pue<strong>de</strong> huir, el<br />

suicidio pue<strong>de</strong> ser la única solución.<br />

Qué sentimiento produce<br />

Causa un dolor más intenso que el remordimiento <strong>de</strong> la culpa.<br />

En la acción <strong>de</strong> solicitarle a Rosita salir a bailar, Hipólito seguía una<br />

convención sustentada en una norma social <strong>de</strong> un asunto aparentemente<br />

trivial: el hombre es quien <strong>de</strong>be sacar a bailar, para ello <strong>de</strong>be solicitarlo, y<br />

la mujer <strong>de</strong>berá elegir y generalmente aceptar. Hasta ahí, todo parecía estar<br />

38


en un equilibrio coordinado, como diría Elster en su obra ; todos siguen la convención (Elster,2002:226 y 228).<br />

El problema surge cuando cubierta la primera parte <strong>de</strong> la<br />

convención, hay una negación a aceptar la solicitud y se rompe la norma.<br />

Este acto generó una emoción <strong>de</strong> vergüenza que enseguida conduciría a un<br />

estado <strong>de</strong> disposición hacia una , caracterizada por<br />

una necesidad o impulso para lo cual, como lo habremos <strong>de</strong> tratar en su<br />

momento, no hubo una ten<strong>de</strong>ncia inhibitoria que la contrarrestara<br />

(Elster,2002:340 y 341)<br />

Verso 4<br />

Rosita, no me “<strong>de</strong>saigres”<br />

la gente lo va a notar.<br />

Pos’que digan lo que quieran,<br />

contigo no he <strong>de</strong> bailar.<br />

Comentario 5<br />

De colar’o como un tomate se puso<br />

mora’o, como un higo, <strong>de</strong> puro coraje.<br />

Contente, dijo Marcos, te conozco.<br />

Po’s si me conoces hazte a un la’o,<br />

porque a ti también te agujero.<br />

La situación que viven nuestros actores pasó <strong>de</strong> ser un aviso a<br />

convertirse en un problema; la comunicación no se produce, la interacción<br />

se dificulta y la formación <strong>de</strong> la acción se ve bloqueada. La condición sine<br />

qua non para que una comunicación y una interacción sean eficaces, es la<br />

mutua asunción <strong>de</strong> papeles (Blumer,1982:7). En la situación vivida, y si<br />

aceptamos la versión <strong>de</strong> los narradores <strong>de</strong>l compromiso entre nuestros<br />

actores, uno <strong>de</strong> ellos estaba percibiendo el rechazo público.<br />

En efecto, la escena <strong>de</strong> la interacción, el baile público, jugaba en<br />

contra <strong>de</strong> Hipólito quien ante el conflicto intentó en primera instancia una<br />

con el fin <strong>de</strong> salvaguardar la impresión que estaba<br />

dando frente a los <strong>de</strong>más (Goffman,2001:25). Suponía que su petición a<br />

evitar el “<strong>de</strong>saigre” era compartida por Rosita, quien <strong>de</strong>bería estar<br />

interesada en salvar su pudor, o en la tradición propia <strong>de</strong> los roles <strong>de</strong><br />

ambos (Goffman,2001:18)<br />

Sin embargo, si aten<strong>de</strong>mos la versión <strong>de</strong> que Rosita tenía una línea<br />

<strong>de</strong> acción trazada <strong>de</strong> antemano, el público <strong>de</strong>bía ser testigo <strong>de</strong>l<br />

rompimiento con Hipólito. Si el compromiso <strong>de</strong> noviazgo había sido<br />

público, públicamente tenía que ser roto, según po<strong>de</strong>mos inferir <strong>de</strong> la<br />

actitud <strong>de</strong> Rosita.<br />

39


Bajo este supuesto, a Rosita no solo no le faltó o ,<br />

sino que era preciso mostrar esos , liberada <strong>de</strong> toda represión <strong>de</strong><br />

sus sentimientos sinceros inmediatos y alejarse <strong>de</strong> trasmitir una opinión <strong>de</strong><br />

la situación que le hiciera sentir que los otros podrían encontrar por lo<br />

menos temporariamente aceptable. A Rosita no le importaba mantener una<br />

apariencia <strong>de</strong> acuerdo, una fachada 44 <strong>de</strong> consenso, con la que cada<br />

participante encubre sus propias necesida<strong>de</strong>s tras aseveraciones que<br />

expresan valores que todos los presentes se sienten obligados a apoyar <strong>de</strong><br />

palabra (Goffman,2001:21).<br />

Si cambiamos <strong>de</strong> supuesto y consi<strong>de</strong>ramos que entre ambos actores<br />

no había relación previa alguna, la actitud <strong>de</strong> Hipólito y Rosita frente al<br />

gran inquisidor que era el público, tenía diferentes significados. <strong>Para</strong> él, su<br />

papel <strong>de</strong> hombre en una sociedad machista tenía que ser salvado. <strong>Para</strong> ella,<br />

la fachada <strong>de</strong> mujer autónoma, “pizpireta”, tenía que ser evi<strong>de</strong>nciada con<br />

un acto <strong>de</strong> tal naturaleza.<br />

En ambos casos y supuestos, la actuación (performance) <strong>de</strong> uno y<br />

otro, entendida como la actividad total <strong>de</strong> un participante dado en una<br />

ocasión dada, estaba sirviendo hasta ese momento para influir <strong>de</strong> algún<br />

modo sobre los otros participantes (Goffman,2001:27).<br />

Los colores <strong>de</strong> las emociones<br />

Según el Piporro, Hipólito pasó <strong>de</strong> un estado emocional <strong>de</strong> vergüenza a<br />

otro <strong>de</strong> coraje, ira o enfado, “<strong>de</strong> colorado a morado”. Su comportamiento<br />

expresaba que había interpretado la situación como <strong>de</strong> peligro, <strong>de</strong> amenaza<br />

a su autoestima, sintiéndose maltratado y menospreciado. Cerebralmente, el<br />

sistema límbico lo dominaba 45 y fueron liberadas catecolaminas 46 , las<br />

cuales generan un rápido e intermitente ataque <strong>de</strong> energía, , como el ataque o la fuga. Este aumento <strong>de</strong> la<br />

energía dura unos minutos, durante los cuales el cuerpo se prepara para un<br />

buen ataque o una rápida fuga, según como el cerebro emocional evalúe la<br />

oposición (Goleman,2000:82 y 83).<br />

Vista así, la emoción que invadió a Hipólito tenía fundamento<br />

racional: el <strong>de</strong>saire <strong>de</strong> una mujer frente al público. Según los narradores,<br />

44 La fachada es la dotación expresiva <strong>de</strong> tipo corriente empleada intencional o inconscientemente por el<br />

individuo durante su actuación (Goffman,2001:34)<br />

45 Con la llegada <strong>de</strong> los primeros mamíferos aparecieron nuevas capas clave <strong>de</strong> cerebro emocional. Las<br />

capas están ro<strong>de</strong>adas por el tronco cerebral don<strong>de</strong> éste se asienta. Dado que esta parte circunda y bor<strong>de</strong>a<br />

el tronco cerebral, se la llamó sistema “límbico”, <strong>de</strong> la palabra latina limbos,que significa “bor<strong>de</strong>”. Este<br />

nuevo territorio nervioso añadía emociones a<strong>de</strong>cuadas al repertorio <strong>de</strong>l cerebro. (Goleman,2000:29)<br />

46 Epinefrina y norepinefrina, también conocidas como adrenalina y noradrenalina: estas hormonas se<br />

liberan durante el aumento <strong>de</strong>l estrés. (Goleman,2000:201).<br />

40


Rosita e Hipólito sostuvieron una discusión <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l <strong>de</strong>saire, <strong>de</strong> cuyo<br />

contenido nadie pudo dar cuenta. Tampoco po<strong>de</strong>mos conocer qué pasó por<br />

la mente <strong>de</strong> Hipólito, es <strong>de</strong>cir, qué pensamientos instantáneos o historias<br />

inventó más allá <strong>de</strong>l <strong>de</strong>saire para justificar la agresión a Rosita, que hayan<br />

convertido su emoción en irracional.<br />

La situación atravesó por los siguientes cuatro estadios:<br />

Estadio 1: Hipólito saca a bailar a<br />

Rosita y ésta no acepta.<br />

Estadio 2: Hipólito le pi<strong>de</strong> a Rosita<br />

que no lo <strong>de</strong>saire y discuten.<br />

Estadio 3: Hipólito se avergüenza<br />

pues “cree” 47 que la gente ha nota-<br />

do el <strong>de</strong>saire.<br />

Estadio 4: La respuesta <strong>de</strong> Rosita<br />

<strong>de</strong> que no le importan ni la gente<br />

ni la vergüenza que siente<br />

Hipólito, es el <strong>de</strong>tonante.<br />

Si aplicamos el análisis<br />

<strong>de</strong> Elster, en la práctica<br />

Hipólito sólo observó el<br />

primer y último estadios, que<br />

pue<strong>de</strong>n tener lugar <strong>de</strong> manera<br />

casi simultánea. Hizo falta<br />

tiempo, “contar hasta diez”, como se advertía en un antiguo mensaje<br />

televisivo, puesto que las primeras etapas <strong>de</strong>l ciclo <strong>de</strong> la ira son las más<br />

eficaces. La ira pue<strong>de</strong> ser evitada completamente si la información<br />

atenuante surge antes <strong>de</strong> que esta empiece a actuar (Goleman, 2000:85).<br />

La<br />

información requerida <strong>de</strong>bía haber provenido <strong>de</strong> dos fuentes. Una,<br />

la que<br />

subyace en las necesida<strong>de</strong>s o impulsos que es una ten<strong>de</strong>ncia<br />

inhibitoria. Otra, <strong>de</strong>l conocimiento mutuo entre los actores. Respecto a la<br />

primera, Elster señala que ciertas inhibiciones surgen simultáneamente a la<br />

ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> acción a la que inhiben, mientras que otras son provocadas por<br />

esa ten<strong>de</strong>ncia. Un ejemplo <strong>de</strong> las primeras se da cuando los sistemas<br />

nerviosos simpático y parasimpático se activan simultáneamente,<br />

produciendo el primero la ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> acción y el segundo una ten<strong>de</strong>ncia a<br />

la restricción o a la conservación <strong>de</strong> la energía. Dentro <strong>de</strong> la última<br />

categoría se incluyen no sólo el autocontrol y el control por medio <strong>de</strong> las<br />

47 “Las emociones se <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nan por estímulos externos, pero solamente si tenemos conocimiento <strong>de</strong><br />

los mismos”. Elster, 2002,“Ulises <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nado”:28.<br />

41


normas sociales, sino también mecanismos puramente psicológicos<br />

(Elster,2002:341 y 342).<br />

Así, a Hipólito <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> importarle una institución 48 que tanto él como<br />

Rosita experimentaron como realidad propia, externa a ellos y coercitiva: el<br />

“qué dirán”, el “notar <strong>de</strong> la gente”. Lo que dominó su mente fue la<br />

necesidad <strong>de</strong> hacer sufrir a su objeto o, tal vez hacerlo <strong>de</strong>saparecer.<br />

En cuanto al carácter <strong>de</strong> la segunda fuente <strong>de</strong> información, al parecer<br />

Rosita e Hipólito se <strong>de</strong>sconocían en esta situación ya que carecían <strong>de</strong><br />

suposiciones sobre la persistencia y generalidad <strong>de</strong> rasgos psicológicos<br />

como medios para pre<strong>de</strong>cir su conducta (Goffman,2001:13).<br />

En el cuadro 6 Sobre la ira, <strong>de</strong>tallamos algunas características <strong>de</strong> esta<br />

emoción que nos auxiliarán en su comprensión.<br />

Con la ira la sangre fluye a las manos, y así resulta más fácil tomar<br />

un arma o golpear a un enemigo; el ritmo cardíaco se eleva y un aumento<br />

<strong>de</strong> hormonas como la adrenalina genera un ritmo <strong>de</strong> energía lo<br />

suficientemente fuerte para originar una acción vigorosa (Goleman,2000:<br />

25).<br />

Verso 5<br />

Echó mano a la cintura<br />

y una pistola sacó,<br />

y a la pobre <strong>de</strong> Rosita<br />

no’más tres tiros le dio.<br />

La ira <strong>de</strong> Hipólito había llegado a un cierto umbral y, con la mano en<br />

la cintura don<strong>de</strong> portaba un arma, se ubicó en un <br />

a partir <strong>de</strong>l cual es imposible ejercer el autocontrol (Elster,2000,<br />

“Ulises”:28). La razón <strong>de</strong> que el control <strong>de</strong> la ira sea tan arduo, según<br />

Montaigne, estriba en que al segundo umbral se llega antes que al primero<br />

(Elster, i<strong>de</strong>m:26). La ira, en tanto que expresividad humana, se había<br />

objetivado en el momento en que Hipólito empuñó el arma 49 .<br />

48 La institucionalización, dicen Berger y Luckmann, aparece cada vez que se da una tipificación<br />

recíproca <strong>de</strong> acciones habitualizadas por tipos <strong>de</strong> actores. Dicho en otra forma, toda tipificación <strong>de</strong> esa<br />

clase es una institución. Las instituciones implican historicidad y control. (Berger y Luckmann,1979:76 y<br />

77)<br />

49 Parece un hecho “normal” que los hombres <strong>de</strong> la época anduvieran armados, incluso en los bailes con<br />

el riesgo <strong>de</strong> que “con el sangoloteo ella va a sentir muy feo, si se le va un balazo”, como se canta en la<br />

polka “El Taconazo”. Esto habla <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n social prevaleciente y <strong>de</strong> las facilida<strong>de</strong>s para que un<br />

jornalero agrícola, como Hipólito, tuviera una pistola. Al respecto, un viajero <strong>de</strong> la época observaba que<br />

al analizar el reverso <strong>de</strong>l boleto <strong>de</strong>l tren que viajaba <strong>de</strong> Saltillo a San Luis Potosí, la empresa advertía no<br />

hacerse responsable <strong>de</strong> los robos o pérdidas <strong>de</strong> los equipajes, cualesquiera que sean las circunstancias en<br />

42


Verso 6 Comentario 6<br />

La noche que la mataron<br />

Rosita estaba <strong>de</strong> suerte<br />

<strong>de</strong> tres tiros que le dieron<br />

no’más uno era <strong>de</strong> muerte.<br />

Verso 7<br />

Su mamá se lo <strong>de</strong>cía:<br />

por andar <strong>de</strong> pizpireta<br />

se te ha <strong>de</strong> llegar el día<br />

en que te toque tu fiesta.<br />

Verso 8<br />

Rosita le dijo a Irene:<br />

No te olvi<strong>de</strong>s <strong>de</strong> mi nombre,<br />

cuando vayas a los bailes<br />

no <strong>de</strong>saigres a los hombres.<br />

Cayó privada aquella mujer. ¡Háganse a<br />

un lado por favor, no se arremolinen!<br />

Échenle aire. ¡Cállese, hombre! ¡Por<br />

favor gentes, a un lado, entiendan!<br />

Échenle aire. ¡Cállese, hombre! ¡Una<br />

súplica: atrás, por favor, atrás, hombre!<br />

Ëchenle aire. ¿Pa’que <strong>de</strong>cía que le<br />

echaran aire? Vino el mecánico <strong>de</strong> la<br />

esquina y le puso treinta libras, murió<br />

muy repuesta.<br />

Luego <strong>de</strong> los balazos se hizo la bola, cuenta una narradora<br />

presencial quien no pudo acercarse a ver cuando se llevaron muerta a<br />

Rosita. Ella sostiene que luego <strong>de</strong>l acto Hipólito huyó <strong>de</strong> la escena, aunque<br />

días más tar<strong>de</strong> lo arrestaron (Oyervi<strong>de</strong>s, 1991:38).<br />

Finalmente, había llegado el día <strong>de</strong> la fiesta en que le tocaba a Rosita<br />

morir en vista <strong>de</strong> su conducta. El corridista asume entonces su papel <strong>de</strong><br />

censor social para salvaguardar y proteger los valores colectivos. La<br />

salvaguarda, sin embargo, no hace apología <strong>de</strong> la violencia sino que al<br />

<strong>de</strong>snudarla la previene cuando es dañina pero la justifica cuando la<br />

consi<strong>de</strong>ra útil, con lo que el corridista cumple su papel <strong>de</strong> regulador<br />

i<strong>de</strong>ológico <strong>de</strong> la violencia (Nava,2003:126 y 127). De esta manera, la culpa<br />

recae en la víctima a cuya confesión <strong>de</strong> parte (el <strong>de</strong>saire) se releva la<br />

prueba. Las advertencias <strong>de</strong> la madre a Rosita y <strong>de</strong> ésta a su amiga Irene<br />

genera información para quienes corran la experiencia <strong>de</strong> semejante<br />

situación.<br />

que se efectúen, y que el cuidado <strong>de</strong> los equipajes quedaba bajo la responsabilidad <strong>de</strong> sus propietarios. En<br />

otros términos, <strong>de</strong>cía el viajero, esto quiere <strong>de</strong>cir que “se ruega a los viajeros se provean <strong>de</strong> revólveres y<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r sus vidas y sus bienes contra los ladrones y asaltantes”. Jules Leclerck. “1883”, p. 231, en<br />

Javier Villarreal Lozano, 1993. “Los ojos ajenos”.<br />

43


Cuadro 6<br />

Caracterización <strong>de</strong> la ira.<br />

Qué tipo <strong>de</strong> emoción es<br />

Una emoción negativa que tiene fundamentos racionales. La ira es una expresión <strong>de</strong> ello en<br />

virtud <strong>de</strong> que fomenta la autoestima al estar siempre teñida <strong>de</strong> pretensiones <strong>de</strong> superioridad<br />

moral, salvo cuando va dirigida hacia uno mismo, como en el caso <strong>de</strong> la culpa (que para Elster<br />

sería la vergüenza). También es racional pues se siente y está dirigida hacia quienes frustran<br />

nuestros objetivos, aun cuando no era (ni podía ser) <strong>de</strong> esperar que previeran las consecuencias<br />

<strong>de</strong> sus actos. En este caso se provoca una emoción mediante una cognición truncada, que se<br />

centra en un resultado favorable o <strong>de</strong>sfavorable sin preocuparse por su historia causal (Elster,<br />

2002 “Alquimias <strong>de</strong> la mente”: 368, 373 y 378).<br />

Que la caracteriza<br />

Es el estado <strong>de</strong> ánimo que la gente peor domina. Es la más seductora <strong>de</strong> las emociones<br />

negativas; el farisaico monólogo interior que la impulsa llena la mente con los argumentos más<br />

convincentes para dar rienda suelta a la furia. También proporciona energías e incluso resulta<br />

tonificante (Goleman,2000:82)<br />

Tien<strong>de</strong> a consumirse <strong>de</strong> prisa y los hombres, <strong>de</strong>cía Aristóteles, se calman cuando la <strong>de</strong>scargan<br />

sobre otra persona (citado por Elster en “Alquimias <strong>de</strong> la mente”:368).<br />

Cuál es la mecánica nerviosa<br />

La situación vivida es interpretada como <strong>de</strong> peligro. Sus signos: a) la amenaza física absoluta;<br />

b) la amenaza simbólica a la autoestima o la dignidad al creer que se está siendo tratado en<br />

forma injusta o ruda, o se es insultado o menospreciado, o hay frustración en la búsqueda <strong>de</strong> un<br />

objetivo importante (Goleman ,2000:68).<br />

Tales percepciones actúan como el gatillo instigador <strong>de</strong> una oleada límbica que tiene un efecto<br />

real sobre el cerebro. Se liberan catecolaminas. Este aumento <strong>de</strong> la energía dura unos minutos,<br />

en los cuales el cuerpo se prepara para un buen ataque o una rápida fuga, según como el<br />

cerebro emocional evalúe la oposición (i<strong>de</strong>m: 82 y 83).<br />

Cuáles son sus causas<br />

En tanto que emoción encontrada, la ira está causada por la presencia <strong>de</strong> dos creencias: la<br />

creencia <strong>de</strong> que la otra persona me ha insultado y la creencia <strong>de</strong> que me puedo vengar. Una<br />

creencia ocasiona el dolor, la otra el placer (Elster, 2002 “Alquimias <strong>de</strong> la mente”:76). La ira o<br />

el enfado, al igual que la vergüenza, es una emoción negativa que aparece sólo cuando se da<br />

una interacción social, ya sea cara a cara o <strong>de</strong> forma indirecta (Elster, i<strong>de</strong>m:176 y 178),<br />

provocada por la frustración <strong>de</strong> un objetivo (Elster, i<strong>de</strong>m: 304).<br />

Qué efectos tiene<br />

De entre todas las pasiones, la ira es la que más nos ciega y ensor<strong>de</strong>ce; es la que tiene mayor<br />

capacidad para hacer que olvi<strong>de</strong>mos nuestros intereses propios más valiosos (Elster,2002<br />

“Ulises <strong>de</strong>satado”:25-6).<br />

Cuántos estadios tiene<br />

1) Ocurre la emoción.<br />

2) Hay un reconocimiento inconsciente <strong>de</strong> que es injustificada.<br />

3) Ese reconocimiento origina alguna clase <strong>de</strong> incomodidad o disonancia mental.<br />

4) Se produce la invención <strong>de</strong> una justificación para reducir la incomodidad.<br />

44


Como señalé muy al inicio, escapa a nuestro interés <strong>de</strong>mostrar la<br />

influencia reguladora <strong>de</strong> los mensajes <strong>de</strong> los <strong>corrido</strong>s. Es <strong>de</strong>cir, si con la<br />

explícita convención expresada en las últimas palabras <strong>de</strong> su vida que<br />

Rosita dirige a su amiga Irene, y la acción <strong>de</strong> Hipólito, se reforzaría la<br />

convención y la convertiría en norma. O por el contrario, si la respuesta <strong>de</strong><br />

Rosita, aún con el <strong>de</strong>senlace trágico, <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>naría un <strong>de</strong>bilitamiento <strong>de</strong><br />

la convención <strong>de</strong> aceptar bailar con un hombre aunque no se quiera. Cabe<br />

preguntarse si la acción <strong>de</strong> Rosita era el indicador <strong>de</strong> una norma o <strong>de</strong> una<br />

convención rechazada en silencio por las mujeres.<br />

Verso 9 Comentario 7<br />

Rosita ya está en el cielo<br />

dándole cuenta al creador.<br />

Hipólito está en la cárcel<br />

(en el juzgado)<br />

dando su <strong>de</strong>claración.<br />

¿Pos’que hicites Hipólito?<br />

¡La maté, la maté!<br />

Pos fírmale a’i.<br />

Ya está firmado.<br />

Con la otra mano.<br />

Soy zurdo.<br />

¿Algún encargo?<br />

¡Me tra’in cigarros, raza…!<br />

Dos ór<strong>de</strong>nes sociales se habrían <strong>de</strong> encargar <strong>de</strong> los actos <strong>de</strong> Rosita e<br />

Hipólito. El confesor <strong>de</strong> Rosita, si lo tuvo, <strong>de</strong>bía saber la gravedad <strong>de</strong> sus<br />

pecados y la posibilidad <strong>de</strong> lograr el perdón <strong>de</strong>l “creador”. De Hipólito,<br />

solo podremos <strong>de</strong>cir que el tipo <strong>de</strong> acción <strong>de</strong>lictiva que cometió fue un<br />

atentado contra las personas, consi<strong>de</strong>rado como una transgresión al or<strong>de</strong>n<br />

social (que tenía como base la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l contrato social), <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los cuales<br />

también se encontraban los atentados contra la propiedad, la reputación,<br />

las familias, la moral pública o las buenas costumbres. 50<br />

Hipólito se había convertido en un criminal, es <strong>de</strong>cir, en un sujeto<br />

que sin haberse visto forzado a ello, cometía una acción tipificada como<br />

<strong>de</strong>lictiva en la legislación <strong>de</strong>l ramo. A<strong>de</strong>más, se presumía que la acción, por<br />

ser voluntaria, significaba que <strong>de</strong>bió <strong>de</strong>searla, y estar consciente <strong>de</strong> cometer<br />

una acción ilícita y actuar con libertad (Spekman,2002:34 y 35).<br />

A diferencia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>lito anterior, el <strong>de</strong>lito por culpa se hubiese dado si,<br />

como se establecía entonces, el sujeto hubiere incurrido en un acto u<br />

omisión que aunque lícitos en sí no lo eran por sus consecuencias o si la<br />

transgresión nacía <strong>de</strong> un acto no <strong>de</strong>seado por el culpable pero éste se<br />

hallaba en condiciones <strong>de</strong> prever sus consecuencias y no las había evitado<br />

50<br />

Lo anterior lo <strong>de</strong>duje <strong>de</strong>l análisis que Elisa Spekman hace <strong>de</strong>l Código Penal <strong>de</strong> 1872 (Ver Elisa<br />

Spekman,2002:31).<br />

45


por negligencia, falta <strong>de</strong> cuidado, por no hacer las investigaciones<br />

convenientes, no tomar las precauciones necesarias o por impericia en un<br />

arte o una ciencia cuyo conocimiento era necesario para que el hecho no<br />

produjera daño alguno (i<strong>de</strong>m:35).<br />

Sabemos que es la estructura social la que exige y fomenta unas<br />

pautas <strong>de</strong>terminadas y un dominio <strong>de</strong> las emociones (Elías,1994:239). De<br />

tal forma, Hipólito se enfrentó entonces a su cultura, la <strong>de</strong> la legalidad y las<br />

<strong>de</strong> las convenciones y normas. Nos encontramos ante al viejo problema <strong>de</strong><br />

la naturaleza <strong>de</strong> la acción humana, entre el <strong>de</strong>terminismo y el libre albedrío.<br />

¿Deseaba Hipólito realmente matar a Rosita toda vez que, según una<br />

historia, la <strong>de</strong>seaba para esposa? ¿Eximía <strong>de</strong> culpa a Hipólito el hecho que<br />

la vergüenza y la ira fueran las condiciones que le impidieron ver las<br />

consecuencias <strong>de</strong> su acto, así como su todo menos inteligente manejo <strong>de</strong><br />

sus emociones? ¿Fue culpable por <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r un “honor” que él no inventó<br />

sino que socialmente le era requerido? ¿Era Hipólito un criminal peligroso<br />

o un sujeto irresponsable?<br />

El problema <strong>de</strong> la libertad o <strong>de</strong>l <strong>de</strong>terminismo <strong>de</strong> la acción humana<br />

estaba presente en la base <strong>de</strong>l castigo que <strong>de</strong>bía darse a transgresores o<br />

agresores. En la época, dos escuelas atribuían tales comportamientos a<br />

causas distintas 51 . Una <strong>de</strong> ellas, i<strong>de</strong>ntificada con el liberalismo, era la<br />

escuela clásica <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho penal. Reconocía que el individuo no solo tiene<br />

la posibilidad sino la libertad y la capacidad para <strong>de</strong>cidir sus acciones, así<br />

como la capacidad <strong>de</strong> enmienda. Con base en ello, y sin consi<strong>de</strong>rar las<br />

características <strong>de</strong> la personalidad <strong>de</strong>l <strong>de</strong>lincuente, establecía un castigo<br />

humanitario y en proporción al <strong>de</strong>lito cometido.<br />

Otra escuela, i<strong>de</strong>ntificada con el positivismo italiano, consi<strong>de</strong>raba<br />

que las acciones humanas estaban <strong>de</strong>terminadas por factores ajenos a la<br />

voluntad <strong>de</strong>l individuo, tales como el entorno social, cultural o ambiental.<br />

La sociología criminal hacía énfasis en esas variables y su base <strong>de</strong>l castigo<br />

se fincaba en la responsabilidad. No así la antropología criminal, que al<br />

apuntar más las causas en el organismo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>lincuente, la base <strong>de</strong>l castigo<br />

era la peligrosidad <strong>de</strong>l individuo.<br />

En el porfiriato, la escuela positivista impuso sus criterios, <strong>de</strong> tal<br />

manera que la criminalidad y la violencia eran producto <strong>de</strong> la conformación<br />

orgánica <strong>de</strong>l transgresor o agresor. ¿Qué tan peligroso para la comunidad<br />

era Hipólito? Los <strong>de</strong>litos consi<strong>de</strong>rados pasionales u ocasionales sólo se<br />

51 Spekman, Elisa, s/f, El <strong>de</strong>recho penal en el porfiriato: un acercamiento a la legislación, los discursos y<br />

las prácticas”, pp 201-212. Consultar http://www.bibliojuridica.org/libros/1/479/19.pdf<br />

46


castigarían si quienes los cometieron reincidían. Hasta hoy, al parecer nadie<br />

sabe la suerte que corrió Hipólito.<br />

A cien años <strong>de</strong>l acontecimiento, mujeres y hombres continúan<br />

dándose cita en los bailes. Sin embargo, como señala Norbert Elías, los<br />

acontecimientos en sí siguen siendo hoy los mismos, la diferencia estriba<br />

en el hecho <strong>de</strong> su representación y en la forma <strong>de</strong> representarlos<br />

(Elías,1994:247).<br />

De víctima a estrella<br />

Rosita Alvírez fue convertida en una especie <strong>de</strong> icono nacional y llevada a<br />

las pantallas cinematográficas y a revistas <strong>de</strong> historietas. Sin embargo, el<br />

personaje, al igual que otros, sufrió un trasvase <strong>de</strong> género. Fue convertida<br />

en una hembra <strong>de</strong> armas tomar con papeles protagónicos, con temas<br />

erótico-rurales 52 .Rosita dio tema para tetralogía <strong>de</strong> películas: “Yo maté a<br />

Rosita Alvírez”, <strong>de</strong> 1946, dirigida por Raúl <strong>de</strong> Anda 53 (1908-1997). Este<br />

film resultó relevante por su duración al estar en cartelera 13 semanas en<br />

cines <strong>de</strong>l Distrito Fe<strong>de</strong>ral en 1947 54 . En 1954 se proyectó “Yo fui novio <strong>de</strong><br />

Rosita Alvírez”, dirigida por Zacarías Gómez Urquiza. 55 En 1965 se rodó<br />

“Aquella Rosita Alvírez” 56 <strong>de</strong> René Cardona Jr. (1939-2003). Finalmente,<br />

en 1982, Gilberto Martínez Solares dirige “Rosita Alvírez, <strong>de</strong>stino<br />

sangriento”. Rosita Alvírez apareció también en historietas. En 1952, José<br />

G. Cruz (1917-1989) fundó la empresa editorial Ediciones José G. Cruz, en<br />

la que publicó muchas historietas <strong>de</strong> gran popularidad; entre ellas, Rosita<br />

Alvirez y otras como Muñequita, La pandilla, El vampiro tenebroso and<br />

Canciones inolvidables y Santo, el enmascarado <strong>de</strong> plata 57 .<br />

52<br />

Ver Juan M. Aurrecoechea y Armando Bartra, 1994:35 y 232-33. De este libro fueron tomadas las<br />

imágenes <strong>de</strong> la promoción <strong>de</strong> la película Yo maté a Rosita Alvírez y las portadas <strong>de</strong> las historietas que<br />

aquí reproducimos.<br />

53<br />

Los intérpretes fueron Luis Aguilar (Hipólito), María Luisa Zea (Rosita), Amanda <strong>de</strong>l Llano (Irene),<br />

Crox Alvarado (Marcos), Fernando Soto Mantequilla, ArturoSoto Rangel, Aurora Walter y Luis G.<br />

Barriero. <strong>Para</strong> más <strong>de</strong>talles consulltar: http://www.u<strong>de</strong>m.edu.mx/paso/biblioteca/museohm/mexicano.pdf<br />

Intervienen también Cuco Sánchez y Pedro Vargas quienes interpretan varias canciones, entre ellas el<br />

<strong>corrido</strong> Rosita Alvírez.<br />

54<br />

Ver Aurelio <strong>de</strong> los Reyes, David Ramón, Ma. Luisa Amador y Rodolfo Riera, 1977, p. 128, México,<br />

UNAM, Serie Imágenes 2, 1-68.<br />

55<br />

El film es calificado como “mediocre” y el juicio moral es: “Vestuario y actitu<strong>de</strong>s provocativas.<br />

Diálogo <strong>de</strong> doble sentido con encuadres maliciosos. Sentido <strong>de</strong> la hombría y <strong>de</strong>l honor, perdón,<br />

generosidad y amistad”. http://www.guije.com/cine/guia55/yo_fui_novio/in<strong>de</strong>x.htm<br />

56<br />

Intérpretes: Rosita <strong>de</strong> Castilla (Rosita), Jorge Russek (Hipólito), Juan Gallardo, Ofelia Guillmáin,<br />

Eleazar García El Chelelo, Ema Roldán, entre otros. La parte musical a cargo <strong>de</strong> Juan Mendoza El<br />

Tariácuri. El argumento altera el contendido anecdótico <strong>de</strong>l <strong>corrido</strong>. <strong>Para</strong> más información consultar<br />

EmilioGarcía Riera, 1993.<br />

57<br />

http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_G._Cruz<br />

47


Rosita Alvírez pasó a las pantallas cinematográficas pero sufrió<br />

un trasvase <strong>de</strong> género. Esta película mexicana <strong>de</strong> 1946 fue un<br />

éxito <strong>de</strong> taquilla al permanecer 13 semanas en cines <strong>de</strong> la ciudad<br />

<strong>de</strong> México en 1947.<br />

48


Aquí unas portadas <strong>de</strong> la serie Rosita Alvírez y El Charro Misterioso<br />

historieta <strong>de</strong> gran éxito y difusión en la década <strong>de</strong> los años cincuenta.<br />

49


Rosita también es rescatada en un coreodrama con trazos <strong>de</strong> los<br />

grabados <strong>de</strong> Posada, tonalida<strong>de</strong>s sepia <strong>de</strong>l daguerrotipo y un final <strong>de</strong><br />

estallidos multicolores, interpretado por el Ballet Folklórico <strong>de</strong> la<br />

<strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> Colima, <strong>de</strong> Rafael Zamarripa, presentado en el Teatro<br />

Degollado en octubre <strong>de</strong> 1999.<br />

La música <strong>de</strong>l <strong>corrido</strong> ha sido tomada por el teatro lírico campesino<br />

para entonar el popular <strong>corrido</strong> El Esquirol (The scabl), que narra la huelga<br />

<strong>de</strong> jornaleros agrícolas <strong>de</strong> mexicanos en campos <strong>de</strong> California, Estados<br />

Unidos. 58<br />

En febrero <strong>de</strong> 2005, en el Cámara <strong>de</strong> Diputados mexicana se suscitó<br />

una discusión sobre la publicación <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> consulta para la enseñanza<br />

primaria “Cien <strong>corrido</strong>s, alma <strong>de</strong> la canción mexicana”, a cargo <strong>de</strong> la<br />

Secretaría <strong>de</strong> Educación Pública. El punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>sacuerdo y solicitud <strong>de</strong> un<br />

partido para el retiro <strong>de</strong> las bibliotecas <strong>de</strong>l mencionado texto, era que<br />

incluía los llamados narco<strong>corrido</strong>s.<br />

La discusión giró, en parte, alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> si estas piezas literariomusicales<br />

son eficientes e influyen en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la personalidad <strong>de</strong><br />

los alumnos. “Pensar que por <strong>leer</strong> un narco<strong>corrido</strong> <strong>de</strong>l libro, los<br />

estudiantes querrán tomar como mo<strong>de</strong>lo y ejemplo a seguir el estilo <strong>de</strong> vida<br />

<strong>de</strong> un narcotraficante es un exceso que no se da en la realidad”,<br />

argumentaba un diputado. “No es posible creer”, aseguraba, “que la simple<br />

exposición implica una introyección”. Como apuntaban Catherine Héau<br />

Lambert y Gilberto Giménez sobre el tema en cuestión: Una cosa es la<br />

propuesta retórica <strong>de</strong> los textos y otra cosa es la recepción y los usos <strong>de</strong> los<br />

mismos. Por consiguiente, habrá diferentes lecturas y usos <strong>de</strong> las piezas<br />

musicales en cuestión según los diferentes contextos <strong>de</strong> recepción<br />

(Catherine Héau Lambert y Gilberto Giménez,2004:657).<br />

Tiempos traen tiempos y también <strong>corrido</strong>s. Como objetos <strong>de</strong> nuestra<br />

cultura mexicana ya acumularon 185 años y siguen tan vivos como las<br />

muertes y otros sucesos que narran. Cuando inicié este ejercicio <strong>de</strong> análisis<br />

consi<strong>de</strong>ré que estos fósiles culturales podían, en efecto, ser leídos <strong>de</strong><br />

<strong>corrido</strong>. Hoy, en cambio, pienso que es preciso <strong>leer</strong>los –y escucharlos- más<br />

<strong>de</strong>tenidamente.<br />

58 http://www.farmworkermovement.org/media/teatro/TeatroCampesinoLyrics_Translations%<br />

5B2%5D.pdf<br />

50


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