Diosero
Diosero Diosero
entre sus dedos el fruto y obsequioso me brindó una mitad. Seguimos juntos saboreando el dulzor de la chirimoya, y el no menos grato de la buena compañía. Sin embargo, yo no era leal con Mateo San Juan, mis palabras todas tendían a llevar la conversación hacia el punto de mi conveniencia, hacia el sitio de mis intereses. No fue una empresa difícil que digamos abordar el tema; el mismo Mateo dio pie para ello, cuando habló de las muchas dificultades que al extraño se le ofrecen antes de penetrar en la realidad del indio: "Nos es más fácil a nosotros comprender el mundo de ustedes, que a los hombres de la ciudad conocer el sencillo cerebro de nosotros" -dijo Mateo San Juan un poquito engreído con su frase. -¿Qué es el Hículi Hualula? -pregunté decidido. Mateo San Juan me miró serenamente y hasta advertí en sus labios un leve repliegue de ironía. -No es raro que "el misterio" haya cautivado a usted: igual ocurre a todos los forasteros que averiguan su existencia... Yo le aconsejaría ser muy discreto al tratar ese asunto, si no quiere encontrarse con resultados desagradables. -Así sospecho, pero yo no descansaré hasta conocer el fondo de esa preocupación... Usted sería un informante ideal, Mateo San Juan -dije un poco turbado ante la actitud del maestro. -No espere usted de mí ninguna luz en torno del "tío"... ¡Que pase usted buena tarde, señor investigador! -y diciendo eso, aceleró su paso hasta tomar un veloz trotecillo. -Eh, Mateo, espere -grité repetidas veces, mas el maestro rural no detuvo su marcha y acabó por perderse de vista en un recodo del camino. 37
Llegó el sábado y con él mi única esperanza; estaba en Tezompan el cura de Colotlán, quien semana a semana hacía visita a la jurisdicción de su parroquia. Cuando el anciano sacerdote se apeó de su mulo tordillo y antes de que se despojara de su guardapolvo de holanda, ya estaba yo en su presencia, suplicándole que me escuchara breves momentos. El clérigo amablemente se puso a mis órdenes. -Sólo -dije- que necesito hablarle en extrema reserva. -Bien -repuso el cura-, en la sacristía estaremos solos el tiempo que sea necesario. y ahí, en aquel silencioso ambiente, el cura me dijo todo lo que había podido indagar en torno del "tío". -En verdad -dijo-, esa cuestión logró interesarme hace tiempo, mas el hermetismo de esta gente nunca me permitió adentrar todo lo que hubiera deseado en la misteriosa preocupación: "tío" le dicen, porque lo suponen hermano de "tata Dios" y es para ellos tan poderoso, que el pueblo entero puede dormir tranquilo si se sabe bajo su protección... Pero el "tío" es cruel y vengativo, con su vida pagará quien lo injurie o pronuncie su nombre... Esto último queda reservado tan sólo al más viejo de la comunidad. Bajo el amparo del "tío", los huicholes viajan confiados, pues creen que contando con sus influencias, las serpientes se apartarán del camino, los rayos descargarán a distancia y todos los enemigos quedarán maniatados. No hay enfermedad que resista al "tío" y sólo mueren los hombres que no se encuentran en gracia de él... Lamento, amigo mío -concluyó el clérigo-, no po-. 38
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Llegó el sábado y con él mi única esperanza; estaba en<br />
Tezompan el cura de Colotlán, quien semana a semana hacía<br />
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despojara de su guardapolvo de holanda, ya estaba yo en su<br />
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El clérigo amablemente se puso a mis órdenes.<br />
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-Bien -repuso el cura-, en la sacristía estaremos solos el<br />
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-En verdad -dijo-, esa cuestión logró interesarme hace tiempo,<br />
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"tío" le dicen, porque lo suponen hermano de "tata Dios" y es<br />
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Esto último queda reservado tan sólo al más viejo de la<br />
comunidad. Bajo el amparo del "tío", los huicholes viajan<br />
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enfermedad que resista al "tío" y sólo mueren los hombres<br />
que no se encuentran en gracia de él... Lamento, amigo mío<br />
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