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ran, marciales y sañudos, que la sentencia se consume para<br />
cumplirla estricta, fatalmente..<br />
En los rostros impenetrables de los indios ha caído un velo<br />
sombrío; particularmente esta señal de desazón se hace más<br />
notable en las jóvenes mu. jeres, en aquellas admiradoras de<br />
la apostura y de la gracia del "pascola" malaventurado ...<br />
Emilia, la amada y prometida de Cenobio Tánori, está ausente<br />
debido al veto que a su presencia impone la ley; sin embargo,<br />
su padre, el viejo Benito Buitimea, rico y afamado, no<br />
esconde su emoción ante aquel dramá. tico suceso del que es<br />
protagonista quien un día quiso ser su yerno.<br />
El tétrico redoble del tamborcillo, instrumento obligado en<br />
todos los actos trascendentales del pueblo yaqui, acalló los<br />
rumores y las voces... Cenobio Tánori solo, sin guardas, con<br />
la cabeza levantada, dejando que el aire despeinara su espesa<br />
cabellera que alcanzaba acariciarle hasta los hombros, cruza<br />
por la valla que la gente ha abierto a su paso; lleva el atractivo<br />
atavío con el que tantas y tantas veces había arrancado el<br />
aplauso de los "yoremes", la intención pecaminosa de las<br />
hembras casadas, el suspiro ahogado de pudores de las<br />
solteras y la admiración de todo el pueblo: las espaldas y el<br />
pecho desnudos para dejar lucir plenamente su musculatura<br />
que resalta bajo la piel lustrosa de un leve sudor; pendientes<br />
del cuello collares de cascabeles de crótalos; entre las piernas,<br />
a horcajadas, una manta de lana fina sostenida por fuerte<br />
cinturón de vaqueta crudía, del que penden pezuñas y colas de<br />
venado, y en las pantorrillas los "ténavaris", que suenan al<br />
paso del danzante como campanillas cascadas ...<br />
El danzante marcha altivo, con paso firme y fleo