You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
prender medalla alguna, pensó la reina que<br />
el premio podría consistir en un bello par de<br />
botas, fabricadas especialmente para él por<br />
el zapatero real.<br />
Ignoraba la soberana que, así se tratara<br />
de un inigualable artesano, poco o nada entendía<br />
de botas el zapatero. Sus hábiles dedos<br />
lucían más en la confección de zapatillas<br />
delicadas, babuchas, primores de satín y terciopelo<br />
adornados con lazos y rematados en<br />
altos y finos tacones.<br />
Incluso los calzados masculinos, que tan<br />
raras veces fabricaba, tenían por destino personajes<br />
de la corte, y eran casi tan graciosos<br />
como los de las damas. Botas no habían salido<br />
de sus manos.<br />
Aun así, se esmeró cuanto pudo. Durante<br />
días trabajó el firme cuero, las gruesas suelas,<br />
los duros tacones. Todo le resultaba ajeno.<br />
Su ceño se fruncía, sus dedos se herían.<br />
Pero el martillo batía, las agujas subían y bajaban.<br />
Y por fin, cuando las botas estuvieron<br />
listas, les regaló un brillante par de hebillas<br />
de plata, y se regaló a sí mismo una amplia<br />
sonrisa.<br />
Ansioso de estrenarlas, y no viendo ocasión<br />
propicia, el general trató de buscar una.<br />
A la primera provocación de un vecino enemigo<br />
declaró inevitable la batalla. Y allá se<br />
fue, con las altas botas relucientes y el som-<br />
28