Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
“Sería bueno si pudiera construir un palacio<br />
de fuego, luminoso y danzante”, pensó<br />
después el hombre, frente a la hoguera que<br />
había encendido para calentarse.<br />
Pero al extender la mano para tocar las<br />
llamas, se quemó los dedos. Y advirtió que<br />
aunque lograra construirlo, jamás podría habitar<br />
en él.<br />
Tal vez porque el fuego era caliente como<br />
el sol, le pareció verse, niño, a la orilla<br />
del mar. Y, con el recuerdo, surgieron ante<br />
sus ojos los lindos castillos de arena que en<br />
esos tiempos construía. Ahora, el mar estaba<br />
lejos. Pero el hombre se puso de pie y caminó,<br />
caminó, caminó. Hasta llegar al desierto,<br />
donde hundió sus manos en la arena y, con<br />
su sudor, comenzó a moldearla.<br />
Esta vez, anchos muros se irguieron,<br />
dorados como el pan. Y una escalinata que<br />
llegaba a lo alto, y una terraza que coronaba<br />
la escalinata, y unas columnas que sostenían<br />
la terraza. Pero al atardecer el viento des-<br />
pertó, y con su blanda lengua comenzó a<br />
lamer la construcción. Arrancó los muros,<br />
destruyó la terraza, tumbó las columnas que<br />
el hombre ni siquiera había acabado de levantar.<br />
Con razón, pensó el hombre, paciente.<br />
Es preciso un material más duradero para<br />
hacer un palacio.<br />
24