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lo llevar a la “joven dama” al altar. No quiero<br />
parecer chovinista, mas no creo que un hijo<br />
judío hubiese actuado de este modo. Pero<br />
si lo hiciera, no dudo que la madre judía armaría<br />
un escándalo y se lamentaría y hasta<br />
enviaría por el bedel para llamarlo al orden.<br />
En síntesis, los judíos son judíos y los gentiles,<br />
gentiles.<br />
La historia del hijo ingrato dejó una profunda<br />
impresión en mi madre, que por días<br />
y días habló del asunto, pues lo consideraba<br />
no sólo una afrenta a la anciana sino a toda<br />
la institución de la maternidad. Mi madre<br />
alegaba:<br />
—Nu, ¿paga acaso sacrificarse por los hijos?<br />
La madre consume hasta su último aliento<br />
y el hombre ni siquiera conoce el significado<br />
de la palabra lealtad.<br />
Y empezaba a echar sombrías indirectas,<br />
insinuando que no estaba segura de sus propios<br />
hijos:<br />
—¿Quién sabe qué serán capaces de hacer<br />
algún día?<br />
No obstante, esto no le impedía dedicarse<br />
de cuerpo y alma a nosotros. Si en casa había<br />
alguna golosina, la guardaba para los niños;<br />
se inventaba toda suerte de disculpas y<br />
razones para explicar por qué no quería probarla<br />
ella misma; conocía encantamientos<br />
que databan de tiempos antiguos y usaba ex-<br />
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