12.05.2013 Views

trabajo - Confiar

trabajo - Confiar

trabajo - Confiar

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

polvo de los sembrados, entonaban los cánticos<br />

con una voz gruesa, pastosa, cubriendo<br />

de humus el cristalino canto de las mujeres,<br />

leve y fluctuante como un fuego fatuo. Y<br />

eran ellos los que prendían a la realidad del<br />

mundo aquella procesión irreal, que hasta la<br />

luna parecía acompañar, moviéndose en el<br />

cielo raso.<br />

—¿Dónde es?<br />

—En el molino del Fojo.<br />

—¡Leches!<br />

—Con la fresca, es un paseo.<br />

—¡Si uno no hubiera estado desterronando<br />

todo el santo día!<br />

Los más cansados iban escabulléndose ladinamente<br />

por los corrales, por las callejuelas<br />

y por los huertos, temerosos de la larga<br />

caminata. Y permanecían culpablemente escondidos<br />

mientras seguían entre los pinares<br />

los cuatro faroles encendidos, guardianes de<br />

la sagrada partícula que don Gusmão llevaba<br />

en la píxide, junto a su pecho.<br />

Celosa de aquel momento dramático y solemne,<br />

la campana seguía tocando, sombría<br />

y autoritaria. Y en el pueblo, las casas que tenían<br />

luz parecían estar marcadas por una estrella<br />

de traición.<br />

—… virgen purí-sima, Santa Mari-ía…<br />

—¡Canta, mujer!<br />

—¡Ya me duele la garganta!<br />

105

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!