DEMONISMO Y SANIDAD INTERIOR Por Samuel O. Libert (Rosario ...
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INTRODUCCIÓN<br />
<strong>DEMONISMO</strong> Y <strong>SANIDAD</strong> <strong>INTERIOR</strong><br />
<strong>Por</strong> <strong>Samuel</strong> O. <strong>Libert</strong> (<strong>Rosario</strong> / Argentina)<br />
Creo en la existencia de Satanás y también creo en la existencia de los demonios. Eso está fuera de<br />
dudas. No creo que “todo lo espiritual viene de Dios”. Tampoco creo que “todos los fenómenos<br />
espirituales vienen del Diablo”, y jamás supongo que “todo lo espiritual es, en realidad, un asunto<br />
psicológico”. <strong>Por</strong> eso me intranquilizan las nuevas iglesias de los nuevos apóstoles y los nuevos<br />
profetas. Les respeto, pero me preocupan porque dan origen a un nuevo turismo religioso que, a<br />
semejanza de la navegación con Internet, lleva al nuevo peregrino “de la ceca a la meca” por una<br />
interminable muestra de experiencias espirituales. Así se multiplican los “indoctos e inconstantes”<br />
(2 P. 3:16). Así, también, deslumbra la aparente belleza de las doctrinas satánicas o de sus presuntas<br />
maravillas (Mt. 7:21-23, 2 Co. 11:3, idem.11:13-15, 1 Ti. 4:1). Me entristece comprobar que,<br />
víctimas de su inmadurez y de su falta de discernimiento, muchos cristianos olvidan los vastos<br />
alcances del triunfo de Cristo en la cruz y su permanente soberanía sobre todo el universo (Ef. 1:15-<br />
23, Col. 2:8-15). Este artículo resume breves respuestas, en lenguaje sencillo, limitadas a las<br />
preguntas de creyentes confundidos por una “sabiduría que no es la que desciende de lo alto” (Stg.<br />
3:15).<br />
PREGUNTA 1 - ¿Hay maldiciones hereditarias y/o transferibles, según Éxodo 20:5, hasta la<br />
tercera y cuarta generación? (La pregunta se refiere a cristianos genuinos)<br />
Los verdaderos cristianos somos inmunes a cualquier maldición hereditaria o transferible. Todos<br />
sabemos que “si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son<br />
hechas nuevas” (2 Co. 5:17). Cristo también nos redimió de la maldición del antiguo pacto, pues fue<br />
“hecho por nosotros maldición” (Gá. 3:13). Él se llevó la maldición para siempre. Ya durante el<br />
cautiverio, siglos antes de Cristo, Ezequiel dijo de parte de Dios: “El alma que pecare, esa morirá; el<br />
hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo” (Ez. 18:2-4,20). No somos<br />
responsables de los pecados de nuestros antepasados, ni hay razón para afligirnos, aunque hayan<br />
pactado con el mismo Diablo. Más bien, pensemos conforme a Fil. 4:6-9, y disfrutemos la paz de<br />
Dios (sanidad interior) “que sobrepasa todo entendimiento”.<br />
PREGUNTA 2 - ¿Hay objetos que tienen y/o transmiten poderes demoníacos, según<br />
Deuteronomio 7:26, y son anatema?<br />
Estos mandamientos antipaganos fueron dados para prevenir y combatir el animismo que<br />
amenazaba contagiar a la aún joven cultura hebrea, en los umbrales del primer pacto. Cuando el<br />
tiempo transcurrió, el pueblo comprendió que ningún tipo de ídolo tiene poder propio. <strong>Por</strong> ejemplo,<br />
ver Isaías 44:9-20, donde el profeta ridiculiza a “los formadores de imágenes de talla”. Lo más<br />
abominable no es que el objeto tenga un supuesto poder, sino que un cristiano tema o confíe en ese<br />
“poder”, creyendo que el objeto es realmente poderoso (por ejemplo, talismanes, amuletos, cintas<br />
rojas, pequeñas pirámides, medallitas, etc.). El Diablo puede aprovechar esta convicción para<br />
introducir ansiedades destructivas o crear graves confusiones, utilizando al objeto como instrumento<br />
desencadenante de trastornos espirituales, emocionales y físicos.<br />
PREGUNTA 3 - ¿Hay que quemar las cosas “contaminadas” por alguna influencia demoníaca<br />
o por satanistas, según Deuteronomio 7:25, Isaías 37:19 y Hechos 19:19?
Ya dijimos que en la joven cultura hebrea fue necesario evitar la difusión del animismo cultivado<br />
por los pueblos vecinos, y toda otra forma de religión pagana. En Isaías 37:19 leemos que los reyes<br />
de Asiría invadieron los países vecinos “y entregaron los dioses de ellos al fuego; porque no eran<br />
dioses, sino obra de manos de hombre, madera y piedra; por eso los destruyeron”. Aunque los<br />
asirios eran paganos, sabían que esos ídolos no eran dioses y los quemaron como objetos<br />
descartables. Sin embargo, el culto a ídolos es una manera de adorar a los demonios (Deuteronomio<br />
32:17 y Salmos 106:37-38), aunque debemos aclarar que los libros de magia citados en Hechos<br />
19:19 fueron quemados porque ya eran inútiles para sus dueños y no porque retuvieran poderes<br />
demoníacos. Quizás podían transmitir el conocimiento de algunas formas de hechicería; pero en el<br />
Nuevo Testamento no hay mandamientos que recomienden arrojar tales cosas al fuego físico.<br />
Quemar esos objetos como forma de ahuyentar fuerzas diabólicas es descuidar las verdaderas armas<br />
de “la buena batalla de la fe” (leer 1 Ti. 6:12; 2 Ti. 4:7; Ef. 6:10-20 y 2 Co. 10:3-5). Es preferible<br />
recordar siempre el pasaje de Romanos 8:37 al 39, que nos libra de supersticiones y miedos<br />
infundados.<br />
PREGUNTA 4 - ¿Puede un cristiano ser poseído por un demonio?<br />
Absolutamente no. El apóstol Pablo dice en 2 Corintios 2:14, refiriéndose a su experiencia personal,<br />
“a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo, en Cristo Jesús”. Y, también, dirigiéndose a los<br />
cristianos en general, declara en Romanos 8:31, “si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”.<br />
Sin embargo, un creyente puede ser molestado, y aún seriamente perturbado, por un demonio. En<br />
algunos casos, el ataque satánico podría ser parecido al que sufrió Job. Pero, en general, hay otro<br />
tipo de problemas causados por la influencia de Satanás en cristianos desobedientes. <strong>Por</strong> ejemplo:<br />
(a) cuando el creyente da lugar al Diablo, Efesios 4:26-27; (b) cuando escucha y sigue doctrinas de<br />
demonios, incluyendo cosas como “la nueva era”, la astrología y otras enseñanzas falsas, 1 Timoteo<br />
4:1; (c) cuando cultiva amistad con el mundo, Santiago 4:4; (d) cuando no resiste firmemente al<br />
Diablo, Santiago 4:7 y Efesios 6:11. Etcétera. Pero, además, un aparente cristiano puede ser<br />
poseído por Satanás. Tal fue el drama de Judas Iscariote, uno de los doce discípulos de Jesús (ver<br />
Juan 13:2,27). Obviamente, cualquier persona que no ha aceptado a Cristo como Señor y Salvador<br />
está expuesta al peligro de ser dominada o poseída por un demonio.<br />
PREGUNTA 5 - ¿Hay casas u otros lugares poseídos por demonios? ¿Hay alguna forma de<br />
“liberarlos” de esas presencias?<br />
No sé si aquí debemos usar la palabra “poseídos”. Más bien, podríamos decir que hay lugares<br />
“habitados”, “preferidos”, u ocasionalmente “gobernados” por demonios. Quizás se podrían definir<br />
como lugares, casas y entidades que muestran una vigorosa influencia de los demonios. Tales son,<br />
por ejemplo, los casos de los príncipes satánicos de Persia y Grecia (Dn. 10:13,20), y el conocido<br />
caso de los gadarenos (Mt. 8:34; Mr. 5:17; Lc. 8:37). Sin embargo, en cuanto a la habitación de los<br />
demonios, hay que tener en cuenta que ellos no siempre se quedan en los mismos sitios, dado que<br />
los espíritus inmundos pueden cambiar de residencia (Mt. 12:43-45; Mr. 5:7-13; Lc. 11:24-26).<br />
Satanás no tiene domicilio fijo (Job 1:7 y 2:2). Dudo, pues, de las virtudes del “mapeo” y de las<br />
teorías afines, que sugieren la idea de una ubicación definitiva.<br />
La liberación de los lugares presuntamente “ocupados” por los demonios es un tema que ha dado<br />
origen a toda clase de ceremonias, que van desde las simples oraciones hasta los más extravagantes<br />
ritos de exorcismo. En primer lugar, no todo lugar supuestamente ocupado está realmente ocupado<br />
por demonios. La imaginación popular, las fantasías de creyentes ingenuos y los errores doctrinales<br />
pueden llevar a suponer, por ejemplo, que tal o cual lugar está poseído por demonios y que es<br />
necesario expulsarlos de cada habitación, oficina u otras dependencias. No se enseñan tales cosas en<br />
el Nuevo Testamento. Para liberar cualquier territorio, si discernimos la presencia de malos
espíritus, la Biblia dice, con toda sencillez: “Someteos, pues, a Dios; resistid al Diablo, y huirá de<br />
vosotros” (Stg. 4:7). Nuestra vida ha de someterse plenamente a Dios, reconociendo a Jesucristo<br />
como nuestro Señor. En tal caso, el demonio, resistido, se marcha a buscar otra morada, porque las<br />
tinieblas no pueden convivir con la luz.<br />
PREGUNTA 6 - ¿Cuáles son las influencias del ocultismo y la magia?<br />
El ocultismo es el estudio y la práctica de las ciencias ocultas. Entre otras cosas, las ciencias ocultas<br />
se ocupan de investigar y experimentar en el campo de hechos sobrenaturales relacionados con la<br />
dimensión satánica, dando origen a numerosos movimientos espirituales ajenos a nuestra fe, pese a<br />
que Jesús aparece en su literatura y liturgia como un protagonista clave de esas “revelaciones”,<br />
juntamente con otros “Grandes Maestros del Cosmos”. A su vez, la magia es el conjunto de<br />
recursos que se emplean para presionar o dominar a los poderes ocultos y obligarlos a actuar de una<br />
manera determinada. Para ello se apela a ceremonias especiales (por ejemplo, la repetición de<br />
canciones, danzas, ademanes y gritos propios de la macumba / umbanda brasileña, para invocar a<br />
los espíritus más poderosos y encomendarles diversas tareas). Estas ceremonias tienen su paralelo<br />
en grupos cristianos (por llamarlos de alguna manera) que hacen lo mismo “para que descienda el<br />
Espíritu de Dios”. Otro caso típico de sincretismo con influencia mágica puede observarse<br />
fácilmente en algunas de las actividades de la Iglesia Universal del Reino de Dios en la Argentina.<br />
PREGUNTA 7 - ¿Cuál es el papel del ocultismo, el animismo y la magia, en la raíz y el<br />
desarrollo del demonismo antiguo y contemporáneo?<br />
En realidad, el demonismo es parte de una sola familia junto con el animismo, la magia y el<br />
ocultismo maligno, que ya se observaba en las religiones del hombre primitivo. No podemos decir<br />
que haya exactamente "un desarrollo". Más bien podríamos hablar de aparentes etapas de apogeo y<br />
decadencia (insisto, "aparentes") en diversos momentos de la historia, pese a todos los avances de la<br />
ciencia humana. Según la Biblia, el primer hombre nacido en la tierra, Caín, "era del maligno"<br />
(1Juan 3:12) y su religión no fue del agrado de Dios (Génesis 4:5). Pero la raíz del mal estuvo en la<br />
caída de Adán y Eva, y allí nació un mosaico de intentos paganos procurando alcanzar la sabiduría<br />
y "el ser como Dios" que la serpiente prometió a Eva. Hoy, ya en el siglo XXI, los síntomas de esta<br />
enfermedad moral indican un retorno a formas propias de la edad media, con todo su cortejo<br />
mágico. En el fondo, el demonismo contemporáneo es igual al demonismo antiguo. Sus ministros<br />
luciferinos se siguen disfrazando como "apóstoles de Cristo", o como "ministros de justicia", y<br />
Satanás todavía se disfraza como "ángel de luz" (2 Corintios 11:13-15). Hace casi dos mil años<br />
Pablo advirtió: "Si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que<br />
os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os<br />
predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema" (Gálatas 1:8-9).<br />
PREGUNTA 8 - ¿Hasta qué punto son bíblicas las enseñanzas de las actuales corrientes de<br />
demonología y demonismo?<br />
Previamente aclaremos que la demonología es "el estudio de la naturaleza e influencia de los<br />
demonios" y el demonismo es "el culto a las jerarquías satánicas, intentando influir en sus<br />
acciones". La demonología puede ser bíblica o no, según quién la enseñe. En nuestros días hay una<br />
"demonología obsesiva" que busca y denuncia demonios por todas partes, tratando de identificarlos<br />
y expulsarlos, acusándolos como los principales responsables de múltiples enfermedades físicas,<br />
emocionales y espirituales. Así, en general, las culpas parecen recaer más sobre los demonios y<br />
menos sobre los pecadores, a semejanza de la historia del Edén (Adán acusa a Eva y Eva acusa a la<br />
serpiente, como muchos cristianos de hoy que atribuyen sus caídas a los demonios y en vez de<br />
culpables se sienten víctimas). Sin embargo, Jesús aclaró que "de dentro, del corazón de los
hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos,<br />
las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la<br />
insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre" (Marcos 7:21-23). Y<br />
por supuesto, las enseñanzas del demonismo no son bíblicas. Se oponen rotundamente a la palabra<br />
de Dios.<br />
PREGUNTA 9 - ¿Qué efectos pueden producir libros (religiosos o no) que contienen una<br />
interpretación equivocada de pasajes bíblicos y confunden a verdaderos creyentes?<br />
Un efecto notable es la sorpresa, la sensación de la novedad, el deslumbramiento ante "lo que nunca<br />
se dijo". Esos libros pueden reemplazar a la Biblia total o parcialmente, creando falsas expectativas.<br />
Con frecuencia los lectores de estas "nuevas escrituras" llevan sus nuevos libros bajo el brazo y a<br />
veces anuncian entusiastamente las flamantes revelaciones que acaban de descubrir, con o sin<br />
Biblia. Hoy muchos cristianos corren el serio riesgo de confundirse por la lectura de algún libro<br />
malo, por un nuevo evangelio apócrifo anunciado por los nuevos apóstoles, nuevos maestros y<br />
nuevos profetas, en las nuevas iglesias de los nuevos tiempos. Pedro, refiriéndose a las epístolas de<br />
Pablo, reconoce que en ellas hay algunas cosas "difíciles de entender, las cuales los indoctos e<br />
inconstantes tuercen, como también las otras escrituras, para su propia perdición" (2 Pedro 3:16).<br />
Cuidado con las doctrinas torcidas. Sigamos el ejemplo de los cristianos de Berea (Hechos 17:10-<br />
11).<br />
PREGUNTA 10- ¿Cuál es la real "sanidad interior", a la luz de la Biblia?<br />
La frase "sanidad interior" apareció vigorosamente en las últimas décadas del siglo pasado (me<br />
refiero al siglo XX) con el énfasis propio de una novedad. <strong>Por</strong> supuesto, nadie pretendía que la<br />
"sanidad interior" fuese una novedad, porque sería desechar toda la historia del cristianismo, pero la<br />
frase despertó la inquietud de innumerables cristianos en todo el planeta, sobre todo porque algunos<br />
grupos la vincularon con la sanación de los daños heredados de las generaciones pasadas, en<br />
especial los de supuesto origen demoníaco. Paralelamente se desarrollaba otro énfasis similar, con<br />
el nombre de "terapia espiritual", que también se ocupaba del tratamiento de los conflictos<br />
emocionales. Ambos énfasis despertaron mi curiosidad, y reconozco que durante años imaginé y<br />
enseñé que para alcanzar la "sanidad interior" era necesario seguir un curso bíblico sobre el tema.<br />
Pero me equivoqué. La cosa es mucho más sencilla.<br />
Simplemente, la "sanidad interior" es el fruto del Espíritu: "El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz,<br />
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza" (Gálatas 5:22-23). No es el fruto de<br />
los esfuerzos del creyente, sino el fruto "del Espíritu" en el verdadero cristiano. El Espíritu Santo,<br />
que hemos recibido al aceptar a Jesucristo como Señor, es el que asume la responsabilidad de<br />
producir su fruto, que es la sanidad interior. El nuevo nacimiento se manifiesta en la sanidad<br />
interior, que caracteriza a la vida cristiana normal. ¡Créalo por fe, y descanse en lo que declara la<br />
palabra de Dios!<br />
PREGUNTA 11- ¿Qué es la verdadera guerra espiritual?<br />
Una visión equivocada de la guerra espiritual hace que algunos cristianos crean ser víctimas de<br />
maldiciones y ataduras por maldades de sus antepasados. Se sienten prisioneros, en vez de saberse<br />
victoriosos. Forman un batallón de "soldados cautivos", en vez de un batallón de combatientes<br />
triunfantes. Tienen consejeros que les dicen: "debes renunciar a tal o cual cosa que hicieron tus<br />
mayores, para ser realmente libre y lograr la sanidad interior". Es triste interpretar la guerra<br />
espiritual desde una imaginaria condición de cautivos. La Biblia dice que Dios "nos ha librado de la<br />
potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo" (Colosenses 1:13). También
afirma que Jesucristo despojó "a los principados y potestades, y los exhibió públicamente,<br />
triunfando sobre ellos en la cruz" (idem. 2:15).<br />
En cuanto a los cristianos genuinos, todas las ataduras, nuevas o viejas, fueron rotas en la cruz.<br />
Nada ni nadie tiene más poder que el Señor triunfante. Su obra en la cruz del Calvario no quedó<br />
incompleta. Su triunfo en la resurrección fue definitivo. Su trono en los cielos ejerce plena<br />
autoridad sobre todo el universo. Todas las huestes de Satanás ya han sido derrotadas. La guerra<br />
espiritual consiste en proclamar esa victoria y resistir al Diablo, que huirá ante nuestro testimonio<br />
(Santiago 4:7) sin necesidad de interminables exorcismos: "y salió (el demonio) en aquella misma<br />
hora" (Hechos 16:18).<br />
En Efesios 6:10-20 se describe la armadura de Dios (no del hombre) para resistir al Diablo.<br />
Resistamos desde la posición de victoria. No como prisioneros, ni como víctimas, sino como hijos<br />
de Dios que compartimos la gloria del triunfo de Jesucristo en la cruz. Amén.<br />
Tomado de la revista “Momento de Decisión”, www.mdedecision.com.ar<br />
Usado con permiso<br />
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