descargar - Dirección Cultural UIS - Universidad Industrial de ...
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chaqueta? Con movimientos gimnásticos dispongo a quitarme<br />
la chaqueta, pero es tanta la prisa, que al inclinar la cabeza hacia<br />
atrás, el pendiente <strong>de</strong> la oreja se enreda con una hebra <strong>de</strong> hilo<br />
suelta. El pendiente salta <strong>de</strong>l lóbulo y encierro mi malestar en<br />
una exclamación. Tic, tic, tic, se escucha contra el baldosín.<br />
A una nueva or<strong>de</strong>n, el labrador <strong>de</strong>ja la maleta <strong>de</strong> la señora<br />
mayor y con el líquido chorreante <strong>de</strong> su hocico se dispone a<br />
olfatear <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> mi equipaje. Ni por un segundo el policía<br />
ha soltado <strong>de</strong> su mano la correa <strong>de</strong> cuero que sujeta el cuello<br />
<strong>de</strong> su maldito perro.<br />
No intento buscar el pendiente, introduzco en el equipaje las<br />
prendas esparcidas sobre la mesa, lo cierro, tomo el libro y el<br />
bolso en una <strong>de</strong> mis manos y con la otra bajo la maleta <strong>de</strong> la<br />
mesa. Con pasos firmes y <strong>de</strong>safiantes me dirijo al registro <strong>de</strong>l<br />
pasabordo. Una <strong>de</strong> las mujeres uniformadas <strong>de</strong> azul y blanco se<br />
encuentra tan ensimismada en la pantalla <strong>de</strong>l computador que<br />
ni se da cuenta <strong>de</strong> mi presencia. La otra, como mi pendiente,<br />
se había esfumado. Descargo el libro, el bolso <strong>de</strong> mano y la<br />
maleta. Saco la carpeta <strong>de</strong>l bolso y busco el pasabordo y el<br />
pasaporte en la carpeta <strong>de</strong> papeles ovillados.<br />
Si no tiene el papel amarillo, el que le entregaron en inmigración,<br />
cuando entró, no pue<strong>de</strong> viajar. Llevo mis manos hasta la<br />
cabeza; ya no es un punto sino muchos saltando en las venas<br />
<strong>de</strong> mis sienes. Un torrente <strong>de</strong> sudor comienza a brotar <strong>de</strong> mi<br />
cuello. Las manos tiemblan y no puedo articular una palabra.<br />
Tiro la carpeta al suelo y comienzo a buscar el dichoso papel<br />
entre el montón <strong>de</strong> papeles ovillados. Señor, van a cerrar la<br />
puerta <strong>de</strong>l avión. Doy un medio giro, todavía agachado sobre<br />
los papeles <strong>de</strong> la carpeta esparcidos en el suelo y veo <strong>de</strong>trás <strong>de</strong><br />
mí a la señora mayor, ya sin gafas y con la gorra en sus manos,<br />
acomodando la ropa en la maleta y refunfuñando. Un largo<br />
mechón <strong>de</strong> pelo blanco cae en la mitad <strong>de</strong> sus cejas. El tipo <strong>de</strong><br />
la operación quirúrgica, que todo el tiempo ha permanecido<br />
con ella, también le está respondiendo entre dientes, pero yo<br />
sólo escucho un zumbido en mis oídos. El policía y el perro<br />
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