descargar - Dirección Cultural UIS - Universidad Industrial de ...

puerta abre, ya no está. Dos veces caí. Las cosas no son como
parecen.
El joven con la boca abierta y ojos interrogantes se quedó unos
segundos con la mirada fija sobre la casa, como si esperara ver
a la señora del relato.
–Sí, es que las cosas no son lo que parecen. Sí ven, ya está
amainando. Si me para la guerrilla yo me quedo tranquilo. En
cambio, si es la policía, se descuida uno y le sacan las cosas de
la maleta. La guerrilla le dice a uno: para qué los vamos robar
si nosotros somos como ustedes. La policía en cambio… Allá
en la Línea mataron a toda esa familia no por equivocación,
sino porque ellos denunciaron que no era la guerrilla sino
la policía la que estaba asaltando los buses. No ven cómo
el ejército desaparece gente, les pone el uniforme y después
dicen que muerto en combate. Es como eso que dicen que
la guerrilla ya no está en las carreteras; nada más falso que
los falsos positivos del ejército. De Neiva pa’ bajo todo eso
es territorio de la guerrilla. ¿Sí vio la señora, joven? Cuando
empecé me pasó una peor.
Apenas las enormes gotas de lluvia tocaban el parabrisas, éstas
eran cortadas por las plumillas del carro.
–Sí ven, ya está dejando de llover.
Con las dos manos, el conductor ajustó la corbata y escondió
la panza con un movimiento de triunfo sobre el volante. Sonó
el celular y permaneció otra vez por un largo rato manejando
con una sola mano.
–Otro caramelito. Ah, sí, les decía que cuando empecé me
pasó algo peor. Un susto ni el berraco. Yo era el ayudante. Así
comenzamos en la empresa. Primero como ayudantes, después
ya le sueltan el bus a uno. Una muchacha bonita, mona, como
70