descargar - Dirección Cultural UIS - Universidad Industrial de ...

allá se toma mucho guarapo y se fuma. La panela se echa en
agua y a la media hora ya está fermentada por el calor. El chicote
es lo único que espanta las culebras bravas y venenosas
de esos cafetales. Los fines de semana dejábamos toda la plata
con las zurronas de El Café Madrid. Menos mal que me envalentoné
y salí de allá.
El agua golpeaba aún más el parabrisas y la panza del chofer no
dejaba de estremecerse contra el volante. Durante el trayecto
se la había pasado manejando con una mano y con la otra
atendiendo el celular.
–Oígame, ¿el de camisa azul sí pagó? Si no, ya mismo le mando
a cobrar. ¿Al de las dos cajas con los televisores le cobraron? Uy,
a mí este man no me dio nada por eso. Es que cien no son nada.
Con estas platicas extras me compré unos pasteles para la casa,
pagué dos peajes y el resto lo metí en las bolsas de caramelos.
Cien no son nada. ¿Ya sabe cómo es, no? En Medellín salimos
para Bogotá. Es mejor Bogotá que Buenaventura. Ochenta
se cobra a Bogotá, sesenta a Buenaventura. De lejos, de lejos.
Cuádreme lo de Bogotá, socio –le dijo a su ayudante–. ¿Tienen
frío? Tranquilos, tranquilos, ya va a dejar de llover. Pelao, mire,
ahí en la gaveta hay una ruana, es de las finas, de pura lana.
Pelao, pásele la ruana al doctor. Ese traje tan fino no le sirve
de abrigo. Es que ahí donde va es donde más se concentra el
frío. Tranquilos, tranquilos, esperen y verán que ya va a dejar
de llover. Ya vamos a llegar allí abajo, donde les dije que les iba
a contar algo. En un minuto estamos ahí.
El chico abrió los ojos con la expectación del adolescente
que aún se deja impresionar; se arrellanó en el cojín y esperó
atento a que el conductor por fin soltara la historia.
–Miren, es aquí. En la casa abandonada. Al principio caí dos
veces. Pero ya no. Una señora, ya anciana, sale corriendo de
la casa con dos maletas. Saca la mano y uno para. Cuando la
69