descargar - Dirección Cultural UIS - Universidad Industrial de ...

El autobús era viejo, destartalado. Pertenecía a la empresa
Cotrasmagdalena y ya había recorrido medio país desde que
partió de Bogotá hasta Medellín, para luego desgajarse hacia la
frontera sur con Ecuador. Eran las once de la noche y no había
parado de llover desde que el armatoste, ya de regreso, salió
del terminal de Pasto hacia Medellín para redondear su periplo
en Bogotá. El conductor y el ayudante se habían detenido en
Pasto, aún en el extremo sur del país y punto intermedio de
la reventa de los últimos puestos para una silletería que ya
estaba copada desde que salieron de la frontera. La reventa de
pasajes significa que todos muerden la misma tajada del pastel
en un picoteo que se rompe con el último pasajero, el eslabón
más débil en la cadena alimenticia.
Acomodado en la silla auxiliar del ayudante, por un precio
del pasaje que le costó el doble y que había pagado al propio
conductor, aceptó la única opción que le ofrecieron por un
trayecto de doce horas sin escalas entre Pasto y Pereira, otro
punto intermedio de la cadena alimenticia, ubicado a unas
cuatro horas y media, antes de la escala en Medellín. Hubiese
preferido hacer una parada en Cali, a ocho horas de Pasto,
y no en Pereira, a doce y quién sabe si más si no llovía o
un derrumbe taponaba la carretera a causa de la última ola
invernal, sin descontar una probable avería de aquel autobús
que rebuznaba como un mulo. Superadas las contingencias
climáticas y de la tortuosa orografía, a las que sumaba un
posible asalto en la carretera, un retén de la policía o un alto
65