descargar - Dirección Cultural UIS - Universidad Industrial de ...
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trabajaban sin <strong>de</strong>scanso <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía varias horas. Jaime estaba<br />
a punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>sfallecer. Fabio lo había puesto allí, <strong>de</strong> centinela,<br />
esperando la menor reacción, pero hasta ese momento él<br />
había permanecido firme en su puesto.<br />
Víctor Medina Morón había tratado <strong>de</strong> fugarse, pero lo<br />
alcanzaron selva a<strong>de</strong>ntro. Por eso los amarraron a los tres. Ni<br />
siquiera cuando lo prendieron, éste había <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> sonreír.<br />
Su mano izquierda se veía muy mal, pero parecía que tampoco<br />
le importaba. Pese a la seriedad con la cual siempre había<br />
asumido el trabajo revolucionario en los grupos <strong>de</strong> formación,<br />
no podía disimular su origen, pues era el típico corroncho <strong>de</strong><br />
Valledupar, a veces alegre, en otras ocasiones <strong>de</strong>scomplicado<br />
y amante <strong>de</strong> la parranda y los vallenatos. De cabello medio<br />
crespo y complexión gruesa, su li<strong>de</strong>razgo no proyectaba la<br />
personalidad <strong>de</strong> cantante <strong>de</strong> tangos y bandolero mexicano que<br />
exhibía Fabio.<br />
Las sesiones en el interior <strong>de</strong>l consejo <strong>de</strong> guerra habían<br />
estado muy tensas; afuera nadie quería comentar nada. Allí<br />
se <strong>de</strong>batió el aspecto consi<strong>de</strong>rado como el más crucial: el<br />
aislamiento <strong>de</strong>l grupo en la selva y el completo abandono <strong>de</strong>l<br />
trabajo revolucionario en la ciudad. Deliberaron días y noches<br />
durante cuatro semanas, pero el veredicto con<strong>de</strong>natorio fue<br />
implacable. ¿Acaso ellos no hubiesen hecho lo mismo?<br />
A Ochoa, consi<strong>de</strong>rado el más peligroso, también le habían<br />
amarrado un pie. Su arrojo no tenía discusión. Des<strong>de</strong> el primer<br />
momento aceptó su responsabilidad en los hechos; también<br />
se autocensuró por haberle prestado atención a Medina y<br />
Cortés, y lamentó la muerte <strong>de</strong> su gran amigo José Ayala. La<br />
tropa admiraba a Ochoa, cosa que <strong>de</strong>spertaba todo tipo <strong>de</strong><br />
sospechas en Fabio.<br />
Julio César Cortés, médico <strong>de</strong> la <strong>Universidad</strong> Nacional e<br />
inseparable <strong>de</strong> Camilo Torres hasta su muerte, también había<br />
caído en <strong>de</strong>sgracia. A los tres se les acusaba <strong>de</strong> no adaptarse a<br />
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