descargar - Dirección Cultural UIS - Universidad Industrial de ...

–Sí, qué pasa. ¿Cómo te fue en el viaje?
–Muy bien, muy bien, hombre. El proyecto fue un éxito y
creo que nos conviene a todos.
–Qué bueno; te felicito. ¿Algo más?
–Ah, si, si. Es sobre el otro asunto que te comenté por el
contestador.
– Si, algo me han dicho al respecto. Debe ser un mal
entendido. No te preocupes, el lunes después de semana santa
lo solucionamos. Lo que sí me parece grave es lo del curso.
Casi todo el mundo va perdiendo. Pero no creo que sea tan
grave, si pones de tu parte; todo tiene solución. Ah, y otra
cosa. No le hagas caso a Leo; tú sabes que está loca; y sobre
el lío de faldas, yo no sé nada.
–Pero es que me han dicho que hay una carta.
–No, que yo sepa no ha llegado nada a la facultad. Tranquilo,
hablaremos el lunes.
–Está bien. Entonces no pasa nada. Lo de las malas
calificaciones tiene solución. Nos veremos el lunes de pascua.
Gracias, Abelardo, me dejas tranquilo.
“Si no tienen pruebas les va a ir muy mal. Sobre todo a Johana
y a los que me quieren perjudicar”, pensó. Él no le había
mencionado a Abelardo el nombre de Leo. Respiró profundo.
Revolvió la olla, percibió el vapor de la sopa, la probó, le echó
un tris de sal y esperó a que hirviera. Tenía fatiga. Sirvió la
sopa en un plato pando, sacó una cuchara de la gaveta lateral
y se dirigió al sofá. Desde allí alzó la vista y contempló con
otros ojos la pintura. No era un gran cuadro, pero a él le
gustaba. Cuatro imágenes inscritas en un círculo, separadas
por signos esotéricos y penes erectos; en el centro, la cruz
135