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CIADONCHA ¡CUÁNTOS RECUERDOS! Lucía T. Varona

CIADONCHA<br />

¡CUÁNTOS RECUERDOS!<br />

Lucía T. Varona


Participantes<br />

Agustín Arroyo López<br />

Gregorio Arroyo López<br />

Santos Arroyo Pérez<br />

Dulce Estrella Caballero López<br />

Marisa Delgado Sierra<br />

Fabricio Galiana Sierra<br />

Virgilio Galiana Sierra<br />

Purificación Galiana Arroyo<br />

Rosa Gutiérrez González<br />

María Hernando Temiño<br />

Florencio Ibáñez Álvarez<br />

José Luís Julián Hernando<br />

Ángeles López Varona<br />

Genara Madrid Frías<br />

Paulina Madrid Mecerreyes<br />

Ismael Madrid Olmos<br />

Práxedes Martínez Santos<br />

Ana María Melchor Madrid<br />

Orencio Pérez Cascajar<br />

Angelines Pérez Palacios<br />

Emérito Puente García, Párroco<br />

Ángel Varona Madrid<br />

Arcadio Varona Madrid<br />

Federico Varona Madrid<br />

María Ángeles Varona Madrid<br />

Petra Varona Madrid


CIADONCHA ¡CUÁNTOS RECUERDOS!<br />

Introducción<br />

En el verano del año 2005 participé en un seminario que ofreció la universidad de<br />

<strong>Santa</strong> <strong>Clara</strong>, donde soy c<strong>at</strong>edrática de español, en el que por dos semanas 20 personas<br />

leímos, reflexionamos y compartimos temas relacionados con la vocación. Era como<br />

poner de alguna manera toda nuestra vida sobre la mesa y encontrar qué es lo que nos ha<br />

motivado y nos motiva a trabajar cada día. Para mí está muy claro, mi vocación es<br />

compartir mi vida con la gente sencilla de la comunidad. Es con ellos con los que más<br />

disfruto y es de ellos de quienes más aprendo.<br />

En Gu<strong>at</strong>emala trabajé por muchos años para una organización no gubernamental<br />

creando, dirigiendo y coordinando programas educ<strong>at</strong>ivos para niños, jóvenes y adultos<br />

del área marginal de la ciudad capital. Esa fue mi primera universidad. Semanalmente<br />

escribía una columna en un suplemento del diario El Gráfico que se llamaba “Semilla”,<br />

donde expresaba mis reflexiones y lo mucho que aprendía de la gente con quienes y para<br />

quienes trabajaba. En los Estados Unidos me especialicé en educación multicultural y en<br />

la enseñanza del castellano como segundo idioma. Mi tesis doctoral fue inspirada en mis<br />

estudiantes l<strong>at</strong>inas, en su mayoría provenientes de áreas rurales, que tomaban mis cursos<br />

mientras yo hacía mis estudios de postgrado. Mis clases se caracterizan por el<br />

aprendizaje basado en la comunidad que no es otra cosa más que invitar a los alumnos a<br />

convivir con los hispanohablantes que usan centros de ayuda comunitaria para aprender<br />

de ellos, compartiendo el diario vivir. El objetivo principal de este tipo de aprendizaje es<br />

establecer una mayor comunicación entre la universidad y la comunidad, que la una se<br />

alimente de la otra, que mutuamente se respeten y así se promueva el desarrollo humano.<br />

Es en este campo del aprendizaje basado en la comunidad donde he realizado trabajos de<br />

investigación y es entre la gente sencilla donde encuentro realmente el deseo de vivir.<br />

No es de extrañarse entonces, que este estudio haya sido inspirado y realizado con<br />

la comunidad de Ciadoncha; pequeña población rural castellana cuyos habitantes han<br />

trabajado los campos empezando con vacas hasta llegar a la cosechadora moderna. Este<br />

pueblo no ha tenido nunca una escuela secundaria, ni una biblioteca, pero sus hombres y<br />

mujeres tienen la sabiduría del que ha entregado sus mejores años a la tierra y el corazón<br />

sencillo del que cada mañana agradece al cielo el nuevo día. Esta comunidad tan pequeña<br />

y sencilla ha inspirado artículos en El Diario de Burgos con títulos como “Ciadoncha: el<br />

pueblo más intelectual de la provincia” escrito por Roberto Estébanez, (22)<br />

Desde 1984 visito Ciadoncha por lo menos una vez al año. Me casé con un<br />

ranero, como les llaman a los n<strong>at</strong>ivos de esta villa, y desde entonces he tr<strong>at</strong>ado de<br />

dejarme hablar por sus calles, sus casas, sus campos y principalmente su gente. Algunos<br />

cuentos son testigos de mis primeras impresiones (http://itrs.scu.edu/instructors/lvarona )<br />

Desafortunadamente, es evidente que muchos pueblos pequeños tienden a<br />

desaparecer y Ciadoncha no es la excepción. Con pena hemos visto cuánto ha ido<br />

disminuyendo la población y con ellos también se van yendo los <strong>recuerdos</strong>. Es muy poco<br />

lo que hay escrito sobre este pueblo. Las historias están sólo grabadas en la memoria de<br />

3


los que viven. Podemos decir que cada vez que muere un anciano de Ciadoncha,<br />

desaparece con él o ella, una biblioteca. Esa biblioteca que hasta hoy el pueblo no ha<br />

tenido nunca. Ante esta realidad y con la certeza de los valores tan grandes que hay en<br />

este lugar empecé el presente trabajo. Esta es una recopilación de los <strong>recuerdos</strong> más<br />

gr<strong>at</strong>os de muchas personas que amablemente aceptaron mi invitación a dialogar.<br />

Solamente una de ellas pidió que su nombre no apareciera en la lista de participantes. Por<br />

otra parte, lo que yo aporto al estudio es el contexto histórico de los tiempos a los que se<br />

refieren las narraciones de los informantes y mis propias reflexiones y <strong>recuerdos</strong>.<br />

Forma de hacer las citas y referencias bibliográficas<br />

Es mi deseo que este estudio sea leído por toda la gente que quiera entrar de<br />

alguna manera en lo maravilloso que es el mundo sencillo, pero no simple, de quienes<br />

hacen posible que nos llegue a la mesa diariamente el pan. Es por eso que el lector se<br />

dará cuenta que el lenguaje usado es coloquial y directo. En el texto se menciona a los<br />

autores, y el número que se ve en paréntesis corresponde a la página de donde viene la<br />

información. También se ha tr<strong>at</strong>ado de comentar la fuente de información en forma<br />

narr<strong>at</strong>iva y al final se ha anotado como bibliografía. Muchos términos o palabras están<br />

escritos en letra itálica, lo cual quiere decir que su explicación está en el glosario que<br />

aparece al final.<br />

Cuando me refiero a los diálogos personales, no escribo el nombre de la persona,<br />

pero sí doy el año en que se realizó la entrevista. Esto es a solicitud de los participantes,<br />

quienes sólo quieren que sus nombres aparezcan como colaboradores pero no quieren se<br />

identifique lo que dijo cada uno.<br />

En cuanto a información encontrada en Internet, se da la dirección electrónica y<br />

una breve explicación de la misma en el texto. En la bibliografía se vuelve a poner la<br />

dirección y la fecha en que fue usada.<br />

Con respecto a las fotografías usadas en este trabajo, en su mayoría fueron<br />

proporcionadas por Arcadio Varona, Federico Varona y la autora. Al pie de la foto<br />

aparece una sección donde se explica la procedencia de las mismas. En muchos casos es<br />

imposible saber la fecha en que fueron tomadas y sólo se puede hacer referencia a la<br />

época, a la década o al año en que se supone fueron tomadas. Las que se han podido<br />

fechar, llevan el año únicamente.<br />

Bases Teóricas<br />

Tres teorías han servido de base para este estudio. La teoría de la investigación<br />

particip<strong>at</strong>iva, la teoría apreci<strong>at</strong>iva y la teoría de historia oral. Estos tres grandes estilos de<br />

investigación me han inspirado y ayudado a observar, reflexionar, aprender a preguntar y<br />

organizar la información cumpliendo con el rigor académico que corresponde a un<br />

estudio de este tipo.<br />

Peter Park, un investigador norteamericano que ha hecho muchos trabajos con<br />

distintas comunidades en los Estados Unidos, explica que la Teoría de Investigación<br />

Particip<strong>at</strong>iva dice que la investigación sale de la gente de una comunidad, que es la gente<br />

4


quien tiene el poder de generar, profundizar y transmitir conocimiento (4) . Él dice que la<br />

investigación particip<strong>at</strong>iva comienza porque la gente ve un problema y tr<strong>at</strong>a de<br />

solucionarlo. El investigador con la gente de la comunidad (el énfasis lo he puesto yo)<br />

ve el problema y juntos tr<strong>at</strong>an de solucionarlo. De cierta manera eso es lo que ocurrió en<br />

nuestro caso pues “el problema” que vemos es que no hay mucho escrito sobre<br />

Ciadoncha. Vemos también que la gente mayor tiene estos <strong>recuerdos</strong> en su memoria y<br />

que se corre el riesgo de perder todo si no queda algo escrito para otras generaciones.<br />

Entonces, la idea de escribir los <strong>recuerdos</strong> no ha sido sólo mía sino realmente de mucha<br />

gente y de hecho los <strong>recuerdos</strong> los tenemos todos, no sólo una persona. Por lo tanto este<br />

estudio tenía que ser particip<strong>at</strong>ivo, lo cual quiere decir que en él ha intervenido<br />

activamente mucha gente con sus historias, con sus fotos, con sus vídeos, abriéndome su<br />

casa, dejándome tomar fotos, y compartiendo conmigo mucho de todo lo vivido en este<br />

pueblo.<br />

Pero por otra parte, no he querido enf<strong>at</strong>izar los problemas sino más bien los<br />

buenos <strong>recuerdos</strong>, las cosas positivas que se han vivido allí. Por eso la Teoría<br />

Apreci<strong>at</strong>iva me ayudó a entender cómo tenía que hacer las preguntas, cómo evitar el caer<br />

en lo neg<strong>at</strong>ivo en los diálogos. Esta teoría enfoca la investigación desde un punto de<br />

vista un poco diferente, pero complementaria, al de la teoría particip<strong>at</strong>iva. La teoría<br />

apreci<strong>at</strong>iva, nos dicen los autores Jane Magruder W<strong>at</strong>kins y Bernard J. Mhor; se basa en<br />

enf<strong>at</strong>izar el significado de la palabra apreciar que es como querer, valorar; y en la<br />

palabra investigar que quiere decir tr<strong>at</strong>ar de entender haciendo preguntas (14). De esta<br />

teoría tomé la idea de preguntar cuáles eran los mejores <strong>recuerdos</strong> que tenían de su vida<br />

en Ciadoncha. Siempre hablamos de las cosas positivas. Hasta las cosas tristes las<br />

recordábamos con alegría como fue el revivir los tiempos difíciles cuando no había tantas<br />

cosas m<strong>at</strong>eriales.<br />

De la Historia Oral he tomado la idea de que la historia no la escriben sólo los<br />

grandes héroes, ni los grandes personajes. La historia también la hace la gente sencilla.<br />

Esto lo explica Paul Thompson. En su libro Voices of the Past, que en español quiere<br />

decir Voces del Pasado. Él explica que es muy importante que la gente hable de cómo<br />

vivieron diferentes acontecimientos. Thompson dice que es muy bueno escuchar a<br />

diferentes gentes, porque cada uno tiene una distinta percepción de lo vivido y sólo así se<br />

pueden realmente entender los acontecimientos pasados. Esta teoría enf<strong>at</strong>iza mucho<br />

grabar las historias narradas. En este libro ponen como ejemplo varios estudios que se<br />

han hecho sobre los judíos y todo lo que pasaron durante la Segunda Guerra Mundial.<br />

Estas narraciones han servido para hacer la experiencia más personal en los museos en<br />

donde es posible escuchar las voces de las personas narrando lo que vivieron mientras se<br />

ven fotos o artefactos. Los autores enf<strong>at</strong>izan lo poderoso que es escuchar la voz de la<br />

persona después de mucho tiempo.<br />

De allí salió la idea de grabar las entrevistas por si en el futuro alguien quisiera<br />

usarlas para la divulgación de las costumbres y tradiciones de Ciadoncha. Efectivamente<br />

es muy emocionante escuchar las voces de las personas que ya no están más entre<br />

nosotros. No es lo mismo sólo leer lo que ellos decían. A nosotros nos pasó cuando<br />

buscando m<strong>at</strong>erial para este estudio nos topamos con una cinta que contenía historias,<br />

5


conversaciones y canciones de mucha gente del pueblo que hoy ya no está entre nosotros.<br />

Creo que esta vez pusimos más <strong>at</strong>ención a todo lo que dijeron. Talvez, por el mismo<br />

hecho de su ausencia.<br />

Para el contexto histórico he consultado muchos sitios en Internet, revistas y<br />

libros. Fundamentalmente uso el libro Historia de España por Julio Valdeón, Joseph<br />

Pérez y Santos Juliá. Me centro en la parte del libro desarrollada por Santos Juliá, ya que<br />

es la época que nos ocupa en este trabajo.<br />

Metodología, cómo se hizo este trabajo<br />

Empecé este estudio en diciembre del año 2004 cuando invité a cinco mujeres del<br />

pueblo a que me contaran cuáles eran los mejores <strong>recuerdos</strong> que tenían de su vida en<br />

Ciadoncha. Los temas gener<strong>at</strong>ivos fueron los siguientes: religión, educación, el ciclo<br />

vital. Estos diálogos los grabé y luego los escuché con la intención de transcribirlos. Sin<br />

embargo me encontré con que la trascripción resultaba sumamente difícil y en realidad no<br />

tenía mayor importancia para el estudio, dada la repetición y falta de continuidad en la<br />

narración. Para tomar la decisión de no transcribir, me basé en lo que dice la autora<br />

Willa K. Baum en su libro Transcribing And Editing Oral History (15), (Transcribiendo y<br />

editando historia oral). Baum dice que la decisión de transcribir los diálogos, entrevistas<br />

o narraciones se toma de acuerdo al presupuesto que uno tiene para el estudio, pues la<br />

trascripción lleva muchas horas de trabajo y resulta sumamente cara. Además si se puede<br />

hacer un resumen de lo hablado y con eso todavía se cumplen los objetivos del estudio, es<br />

suficiente.<br />

En el verano de 2005, tomando en cuenta el resumen de los diálogos realizados en<br />

diciembre del año anterior, pude detectar otros temas gener<strong>at</strong>ivos tales como: los juegos<br />

de la niñez, el noviazgo, las bodas, celebraciones religiosas, la escuela, la vivienda, el<br />

trabajo en el campo, las tareas de la casa, y el centro cultural <strong>Santa</strong> Bárbara. Me<br />

entrevisté de nuevo con algunas de las señoras para asegurarme de algunos detalles y<br />

también para darles la oportunidad de expandir sus comentarios, ya que todas me<br />

comentaban cómo después que habíamos grabado iban recordando más cosas vividas.<br />

Sus comentarios fueron agregados al resumen hecho anteriormente. Esto me enseñó que<br />

debía crear el ambiente antes de grabar la información. Por ejemplo en reuniones previas<br />

a la grabación, hablábamos sobre los temas que les quería preguntar y dejaba pasar unos<br />

días antes de hacer el diálogo formal, así cuando llegaba el día de la conversación, los<br />

participantes ya habían tenido tiempo para recordar más cosas y muchos incluso tenían<br />

fotos y objetos que ayudaban a enf<strong>at</strong>izar los <strong>recuerdos</strong> que tenían en el momento del<br />

diálogo. A otras personas les di las preguntas anticipadamente y en el diálogo grabé lo<br />

que ellos habían logrado recordar.<br />

Para diciembre de 2005 ya tenía los temas claramente definidos y se vio la<br />

necesidad de entrevistar no sólo a mujeres sino también a hombres que querían participar,<br />

a José Luís Hernando, Alcalde del pueblo; Emérito Puente, Párroco y a Arcadio Varona<br />

quien ha hecho algo de investigación sobre el origen del pueblo. Fue así como en enero<br />

de 2006 entrevisté a dieciocho personas más. Después de escuchar cuáles eran los<br />

<strong>recuerdos</strong> más gr<strong>at</strong>os que tenían, las preguntas eran bastante específicas a los temas que<br />

6


salían de los <strong>recuerdos</strong>. Por ejemplo a unos les pregunté sólo cosas que tenían que ver<br />

con la agricultura, a otros con el ciclo vital, al Párroco sobre cosas relacionadas con la<br />

vida religiosa y la iglesia del pueblo y al Alcalde más que todo d<strong>at</strong>os sobre el aspecto<br />

administr<strong>at</strong>ivo del lugar. A una pareja, los más jóvenes, les pregunté sobre cómo veían el<br />

futuro del pueblo y qué pensaban ellos de la vida allí. Otros compartieron conmigo sus<br />

vídeos y rodeados de toda la familia los vimos y revivimos la vida en las bodegas, fiestas<br />

especiales y muchos <strong>recuerdos</strong> más. El tema del centro cultural <strong>Santa</strong> Bárbara y la<br />

función educ<strong>at</strong>iva y cultural que tuvo el pueblo por varios años también fue tema<br />

específico con un grupo, logrando recopilar muchos recortes de periódico, fotografías,<br />

programas etc.<br />

La comunicación electrónica con los informantes en Ciadoncha ha sido continua,<br />

a través de Internet. El intercambio de fotos, documentos, ideas, etc. se ha incrementado<br />

con el correr del tiempo. Los capítulos terminados fueron remitidos primeramente, a dos<br />

personas del lugar para que los leyeran señalaran errores, hicieran sugerencias y<br />

comentarios pertinentes, antes de escribir la siguiente versión. Esa versión del documento<br />

fue presentada a varias personas en el pueblo para que revisaran lo escrito, corrigieran<br />

errores y dieran su opinión sobre las fotografías escogidas.<br />

Con toda esa información, durante el trimestre de invierno del año 2006 redacté el<br />

presente trabajo, el cual he dividido en los siguientes capítulos: El pueblo y su gente, un<br />

poco de historia, la iglesia, la religiosidad popular, las bodegas, la comida, la m<strong>at</strong>anza, la<br />

vivienda, la educación, el ciclo vital, la agricultura y la ganadería y el Centro Cultural<br />

<strong>Santa</strong> Bárbara. Al final he puesto un glosario para ayudar a personas que no son del área<br />

de Ciadoncha a entender mejor el contenido del trabajo. También aparecen los d<strong>at</strong>os<br />

bibliográficos del estudio, algunos artículos de periódico, programas de actividades<br />

informe de actividades realizadas y el discurso de Arcadio Varona Madrid pronunciado el<br />

27 de noviembre de 1995 en la presentación de la X Semana Cultural ante la presencia de<br />

la Gobernadora Civil de Burgos. El objetivo era fondos para reconstruir las instalaciones<br />

del Centro Cultural que se había destruido por un incendio fortuito. Gracias a esa visita<br />

de la gobernadora, consiguieron un compromiso verbal de una contribución de un millón<br />

de pesetas. Luego esto se hizo realidad y gracias a este dinero se comenzaron<br />

inmedi<strong>at</strong>amente las obras de reconstrucción del edificio.<br />

Al ver las primeras 172 páginas de este trabajo, muchos se animaron a compartir fotos y<br />

d<strong>at</strong>os al mismo tiempo que corregían y sugerían cambios que tomé en cuenta para la<br />

versión presentada al pueblo en una sesión extraordinaria a la que asistieron casi todos los<br />

residentes y algunas personas de pueblos vecinos, en diciembre de 2.006. Todavía en<br />

enero de 2008, e me entregaron varias correcciones que hemos incluido a esta última<br />

versión.<br />

A cada uno de los participantes le fue leída la carta que ellos firmaron y que<br />

adjunto a continuación.<br />

7


INVESTIGACION SOBRE LA VIDA EN CIADONCHA EN EL SIGLO XX<br />

Nombre de la investigadora: Lucía T. Varona<br />

Afiliación académica: Universidad de <strong>Santa</strong> <strong>Clara</strong>, <strong>Santa</strong> <strong>Clara</strong>, California.<br />

Por este medio hacemos constar que nuestra participación en esta investigación<br />

es para colaborar a la divulgación de nuestras costumbres y tradiciones. Todos los d<strong>at</strong>os<br />

que hemos dado y que constan en las grabaciones son el producto de lo que recordamos<br />

haber vivido.<br />

La investigadora tiene nuestra autorización para usar esta información de la<br />

manera que ella considere necesaria para promover el conocimiento de la cultura rural<br />

española. Una copia del estudio y de la grabación de las historias quedará en los archivos<br />

del pueblo para ser usada en futuras investigaciones y/o divulgación de nuestra cultura.<br />

Nuestras firmas a la par de la forma en que queremos que nuestros nombres<br />

aparezcan en el estudio constituyen nuestra autorización para la divulgación de las<br />

mismas.<br />

Fecha: ____________________________________<br />

Nombre como quiere que aparezca Firma del participante<br />

en el estudio<br />

________________________________ _____________________________<br />

Se termina el trabajo de redacción de este documento con la invitación a construir<br />

un sitio electrónico con la información aquí contenida con la esperanza de poder<br />

mantener actualizándolo constantemente. También se espera traducir este documento al<br />

idioma inglés y así contribuir a la divulgación de las costumbres y tradiciones de este<br />

pueblo de Castilla.<br />

8


EL PUEBLO Y SU GENTE<br />

Ciadoncha, pequeña población en la comarca del Arlanza a 25 Kms. de la ciudad de Burgos.<br />

Ubicación Geográfica.<br />

Según el estudio de Santiago García, sobre los pueblos de España, Ciadoncha<br />

tiene, una extensión de 15.29 kilómetros cuadrados a una altitud media de 796 metros.<br />

Está en el suroeste de la provincia de Burgos, es colindante a los municipios de<br />

Presencio, <strong>Santa</strong> María del Campo, Mahamud, Mazuela, Olmillos de Muñó y Palazuelos<br />

de Muñó. A sólo dos kilómetros está el río Cogollos y el Arroyo del Aguanal. A once<br />

kilómetros está la estación de ferrocarril de Villaquirán. Además Ciadoncha está bien<br />

conectada por carreteras asfaltadas con los principales puntos de interés del país.<br />

http://www.diputaciondeburgos.es/PlanoProvincia.cfm?x=2&y=9<br />

9


Su gente<br />

La gente de Ciadoncha es tradicional sencilla, cariñosa y muy trabajadora. En la<br />

entrevista que le hice al Párroco del pueblo, Don Emérito Puente, le pregunté qué es lo<br />

que él ha aprendido de la gente de Ciadoncha en el tiempo que lleva <strong>at</strong>endiéndoles como<br />

sacerdote. Él me respondió que de los mayores, su resignación, la entereza con que<br />

reciben lo que la vida les da; de los jóvenes, su espíritu de lucha y deseo de cambio.<br />

Práxedes Martínez, nació en Ciadoncha en 1915 hoy es la vecina más anciana.<br />

Foto proporcionada por Práxedes Martínez<br />

La señora Práxedes Martínez, ha vivido siempre en Ciadoncha. Ella ha visto<br />

crecer y disminuir el pueblo. A sus años ella todavía disfruta limpiando su casa y no es<br />

raro encontrarla barriendo su portal. Es una mujer admirable, con la sabiduría que dan<br />

los años y con la dulzura y fortaleza que sólo los de Ciadoncha saben tener. A ella quiero<br />

darle las gracias por haberse sentado a conversar conmigo y haberme ayudado tanto con<br />

sus <strong>recuerdos</strong>.<br />

Marcos y Alfredo Arroyo los más jóvenes de Ciadoncha con su madre. 2003<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

Marcos y Alfredo Arroyo son los más jóvenes del pueblo. Ellos todavía viven<br />

allí, aunque tienen que ir a la escuela de <strong>Santa</strong> María del Campo que queda a unos cu<strong>at</strong>ro<br />

kilómetros de distancia. Estos niños son la alegría de todos.<br />

10


El pueblo<br />

A Ciadoncha la <strong>at</strong>raviesa una calle principal, llamada de La Calzada. Va desde la<br />

carretera hasta las bodegas. Pero también hay un camino que todavía no está asfaltado y<br />

parece que fuera la continuación de la calle de La Calzada, que conduce a una nueva<br />

bodega que se está construyendo y al pozo del agua potable.<br />

Calle de La Calzada. 2006<br />

El Ayuntamiento está entre la Iglesia y el Bar. Lo que hoy es el Bar, fue en su<br />

tiempo la escuela de varones. Hay muchas casas que han sido restauradas, otras siguen<br />

caídas y aún hay algunas que han sido recién construidas en estos últimos años.<br />

Ayuntamiento antiguo. 1982 Ayuntamiento nuevo. 2006<br />

Iglesia y Plaza. 2005<br />

11


El pueblo tenía varios manantiales, a donde las mujeres iban a lavar la ropa.<br />

También hay unas pilas públicas a donde también fue la gente a lavar, antes de tener<br />

lavadoras automáticas en la casa.<br />

La Antanilla, uno de los manantiales en los años 70.<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

La esposa de uno de los participantes comentaba que cuando ella había<br />

llegado a Ciadoncha se había sentido feliz, porque en invierno lavar en el manantial era<br />

mucho mejor que lavar en el río. El agua del río es muy fría, mientras que la del<br />

manantial se conserva templada. La mayoría de las participantes tiene <strong>recuerdos</strong> muy<br />

gr<strong>at</strong>os de la época en que se lavaba en los manantiales. Dijeron que era muy alegre<br />

cuando se reunían unas cuantas lavando, que realmente el trabajo se hacía mucho más<br />

llevadero cuando se hacía charlando y riendo.<br />

Arboleda cerca de uno de los manantiales donde se solía lavar y tender ropa. 2006<br />

Foto de Lucía Varona<br />

12


Pozo de donde sale el agua para todo el pueblo. 1977.<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

En 1977 pusieron el agua potable. La vida cambió completamente para todos en<br />

Ciadoncha. Una de las cosas que más han notado los participantes es que desde que se<br />

puso el agua, la gente se ha ido retrayendo cada vez más en sus casas y dicen que ya no<br />

existe la misma camaradería de antes.<br />

Este ha sido un punto muy importante que salió durante las entrevistas y es un<br />

tema interesante a tr<strong>at</strong>ar. En general, la mayoría de la gente añora los tiempos de antes<br />

por lo mucho que tenían que estar en contacto. Los participantes dicen que desde que la<br />

vida cambió en Ciadoncha, con tantas comodidades, los vecinos se fueron volviendo más<br />

retraídos y más egoístas. Esta fue una expresión que usó un participante al explicar que<br />

la modernización, no había sido necesariamente buena.<br />

Antes tenían que ir a traer el agua a la fuente y se veían y charlaban un r<strong>at</strong>o,<br />

también cuando iban a lavar y no digamos cuando había que hacer el trabajo duro de la<br />

cosecha todos juntos en las eras. Al entrar la mecanización en la agricultura, las labores<br />

en común desaparecieron y se fueron limitando los espacios para la interacción social. El<br />

individualismo caracteriza hoy la vida en Ciadoncha, esto es percibido como egoísmo y<br />

falta de generosidad por muchos de los habitantes.<br />

Este sentimiento no existe sólo en Ciadoncha. Haciendo la investigación para<br />

este estudio visité http://www.alcozar.net/etnografia/pueblo-vivienda.htm un lugar en<br />

Internet donde un pueblo de Soria expone cómo era la vida rural antes y ahora. Ellos<br />

dicen que la vida para el agricultor ha cambiado mucho, que las personas son menos<br />

comunic<strong>at</strong>ivas y que se podría decir que hoy la vida para ellos es muy aburrida.<br />

13


Fuente más conocida como de La Trini.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Hay varias fuentes de agua en el pueblo. De allí llevaban el agua a las casas antes<br />

de 1977. Estas fuentes son bajas y el agua es cristalina y fresca. Prácticamente hay una<br />

fuente en cada barrio a donde acudían con regularidad siendo éstos, lugares importantes<br />

de socialización que al introducir el agua potable fueron perdiendo su función de puntos<br />

de referencia para el intercambio social diario.<br />

Los barrios son algo interesante en el pueblo pues, sin haber ninguna separación<br />

física, las familias se iban reuniendo y creaban más afinidad entre algunos vecinos,<br />

formando así pequeños grupos de personas más allegadas con las que compartían mucho<br />

más que con otras. Tanto es así que cuando se cambiaron de casa algunos, porque<br />

construyeron una más moderna en otra parte del pueblo, no les fue fácil adaptarse al<br />

nuevo vecindario. Resulta interesante esta observación, por lo pequeño que es el pueblo.<br />

También pude observar que varias personas de la misma edad, casi no se habían<br />

comunicado de niños. A las personas que nacieron en el mismo año les llaman “quintos”.<br />

Debido a la territorialidad de los barrios, hay muchos quintos que, hasta ahora de<br />

mayores, se han comunicado más y han llegado a conocerse mejor.<br />

La Casa Blanca vista desde lejos. 2006<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

14


Un lugar que está muy cerca es La Casa Blanca. Esta fue una granja que se<br />

llamaba “Los Lirios”. Ha cambiado mucho de dueños, pero en una época tuvo mucha<br />

vida. Una de las participantes dice que ella recuerda muy bien cómo era esa casa. Estaba<br />

llena de vida, tenían muchos animales y cultivos diferentes. Los que la cuidaban eran<br />

muy buenos amigos de la gente del pueblo (Diciembre 2.0004). La Casa Blanca se ha<br />

quedado como un lugar de nostalgia, de <strong>recuerdos</strong> a donde la gente ahora va de paseo.<br />

Carretera a Prescencio en los años 70<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

A la gente de Ciadoncha le gusta andar y hay muchos lugares muy bonitos para ir<br />

de paseo. Uno de ellos es el camino a Prescencio, otro a las Cu<strong>at</strong>ro Piedras, a las<br />

bodegas, o simplemente meterse al campo y dejar que la n<strong>at</strong>uraleza les hable.<br />

Paseando por el campo en los años 70<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

15


Níscalos del pinar. 1984<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

En diciembre da gusto ir al pinar a traer el musgo para el nacimiento y coger<br />

níscalos.<br />

Las bodegas y los merenderos es otra parte de Ciadoncha que es muy bonita y a<br />

donde va mucha gente no sólo a pasear sino a disfrutar mucho de la compañía de amigos<br />

y familiares.<br />

Las bodegas. 1992<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

16


EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN<br />

En 1842 aparece Ciadoncha en el diccionario de Madoz con 77 vecinos y 200<br />

almas. En el censo de Floridablanca que se realizó en 1787, la población estaba<br />

distribuida de la manera que lo demuestra el diagrama.<br />

CIADONCHA<br />

CENSO DE FLORIDABLANCA 1787<br />

40 a 50 años;<br />

33<br />

Más 50 años;<br />

38<br />

25 a 40 años;<br />

55<br />

Menos 7 años;<br />

38<br />

16 a 25 años;<br />

36<br />

7 a 16 años;<br />

51<br />

Mas recientemente en el informe sobre pueblos de España de Santiago García y<br />

que ya mencioné antes, también aparecen d<strong>at</strong>os interesantes sobre la evolución de la<br />

población en Ciadoncha.<br />

251<br />

200<br />

EVOLUCIÓN DE POBLACIÓN<br />

1787-2003<br />

436<br />

407<br />

319<br />

385<br />

390<br />

412<br />

357<br />

255<br />

149<br />

121 116 107<br />

1787 1842 1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1981 1991 2001 2003<br />

Fuente: Análisis EDIDATA I+D+I.<br />

17


En el año 1900 alcanzó la población a tener 436 habitantes siendo ésta la más alta<br />

que ha tenido Ciadoncha en la historia. Una disminución notable es la de 1.920, cuando<br />

llegó a 319, subiendo nuevamente en 1.930 a 385 y manteniéndose entre 390 y 357 hasta<br />

1.960. En 1.970 vuelve a disminuir a 255 y en 1.981 a 149 quedando la población entre<br />

121 y 107 habitantes desde 1.981 hasta 2.003. Entre 2.003 y 2.007, la población ha<br />

disminuido notablemente siendo que en los meses de invierno no viven más de 25<br />

personas en el pueblo.<br />

No es fácil encontrar las causas de la fluctuación de la población en Ciadoncha<br />

desde 1787 hasta 1930. Sin embargo, gracias a los <strong>recuerdos</strong> de muchos de los<br />

participantes en este estudio, sí podemos explicar las fluctuaciones desde 1930. La<br />

fluctuación en la población anteriormente a 1930 posiblemente se debió a las tendencias<br />

generales de la población europea en esos tiempos, para lo cual sería interesante visitar la<br />

página electrónica de Artehistoria en http://www.artehistoria.com/ que es una inici<strong>at</strong>iva<br />

sin ánimo de lucro de Ediciones Domen donde se pueden explorar estos temas a nivel<br />

nacional y mundial.<br />

En resumen se puede decir que la fluctuación de la población en esa época, se<br />

debía más que nada a la falta de conocimientos para hacerle frente a pestes y c<strong>at</strong>ástrofes<br />

n<strong>at</strong>urales. En el caso de España, se podría imaginar que los cambios en el clima podrían<br />

haber sido la causa de la fluctuación en la población, ya que siendo un país que dependía<br />

mucho de la agricultura, siempre se veía afectado por sequías y otros fenómenos<br />

n<strong>at</strong>urales. Sin embargo, la emigración que toma lugar a partir del descubrimiento de<br />

América, no llegó a afectar tanto a Castilla, como pudo haberse notado en las zonas<br />

costeras del país.<br />

Contexto histórico<br />

Debemos recordar que antes de 1900, España era una sociedad mayormente rural.<br />

Según Santos Juliá, el 77 por ciento de la población se dedicaba a la agricultura y a la<br />

pesca (446). Esto hacía que la economía fuera muy inestable pues una mala cosecha por<br />

cualquier crisis clim<strong>at</strong>ológica, traía hambruna a todo el país.<br />

Ilustración de cómo era la vida en España en el siglo XVIII<br />

Grabado de San Severino de J. E. Delmás<br />

http://www.balmaseda.net/balmanet/HIST/historia_histo.htm<br />

18


De 1900 a 1930, la población rural en España empezó a moverse, ya no a la costa<br />

a tomar los barcos para ir a América, como lo había hecho en el siglo anterior, sino a las<br />

áreas urbanas. Las ciudades empezaron a crecer, los trabajos en construcción florecieron<br />

y la mortalidad descendió. La población total de España pasó de 18.61 millones en 1900<br />

a 23.67 millones en 1930.<br />

La movilidad a las ciudades grandes que se vio en esta época también se debió a<br />

la industrialización. Es en este tiempo que crecen Barcelona, Madrid, Bilbao, Gijón con<br />

el tráfico portuario, Valencia, Sevilla, Salamanca, Vigo, Córdoba y Zaragoza.<br />

Empresarios e industrias surgieron a raíz de la Gran Guerra. En 1930, ya solo el 29 por<br />

ciento de la población se dedicaba a industrias alimenticias (Juliá, 447-448). Atrás había<br />

quedado la angustia por el sentido de la vida de lo que tanto habían publicado los jóvenes<br />

escritores del 98.<br />

La influencia de la iglesia era muy débil y los jóvenes se dedicaban a la diversión<br />

en las ciudades más que a respetar las enseñanzas de la iglesia c<strong>at</strong>ólica que sus padres<br />

habían seguido tan de cerca. Los trabajadores se afiliaban a sindic<strong>at</strong>os y los profesionales<br />

se reunían en tertulias, redacciones o <strong>at</strong>eneos. Eran los famosos años locos (la década de<br />

1920 a 1930) en todo el mundo. En esta época, el anticlericalismo en España dio lugar a<br />

la quema de iglesias y conventos y a rechazar todo lo relacionado con la Iglesia.<br />

En 1923 El general Primo de Rivera obtuvo el poder a través de un golpe de<br />

Estado y al principio gobernó por medio del ejército a través de un Directorio Militar.<br />

Miguel Primo de Rivera, por José Ribera<br />

Museo de Arte Moderno de Barcelona. Óleo sobre lienzo<br />

http://www.artehistoria.com/<br />

En la página electrónica de “Sí España” podemos encontrar el siguiente resumen<br />

de la vida política de esa época.<br />

La dictadura de Primo de Rivera resolvió algunos de los múltiples<br />

problemas que asolaban el país: terminó la guerra en África, desarrolló<br />

gobiernos locales y presentó un ambicioso programa de obras públicas.<br />

Sin embargo, el intento de volver a un gobierno constitucional<br />

estableciendo una Asamblea Nacional consultiva (1926) fracasó con el<br />

19


echazo del borrador de la Constitución de la Monarquía Española en<br />

1929.<br />

La década de 1930-1940 estuvo llena de inestabilidad política y social. En el<br />

otoño de 1930 se integró el comité revolucionario y como bien nos dice el doctor en<br />

sociología y c<strong>at</strong>edrático del Departamento de Historia Social y del Pensamiento Político<br />

de la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia), Santos Juliá (473-503) en<br />

el libro que escribió con Julio Valdeón y Joseph Pérez;<br />

Cuando aquellos republicanos y socialistas que se auto titulaban gobierno<br />

provisional de la República traspasaron las puertas del ministerio de la<br />

Gobernación y comprobaron sorprendidos que los guardias civiles se<br />

cuadraban en lugar de llevarlos prisioneros, no se lo podían creer. De<br />

manera que ya estaba hecho, que la República, tantas veces soñada como<br />

ideal utópico, ya había llegado (Juliá, 473).<br />

Los doce hombres que formaron el comité fueron r<strong>at</strong>ificados en julio de 1931 por<br />

las elecciones a Cortes Constituyentes que dieron un claro triunfo a la conjunción<br />

republicano-socialista. Sin embargo este comité no logró mantener su unidad ante el<br />

proyecto de reforma agraria ni que se pusieran de acuerdo sobre algunos puntos del<br />

proyecto de Constitución.<br />

Al año de haberse formado el comité revolucionario, en octubre de 1931,<br />

dimitieron Alcalá-Zamora y Miguel Maura, tras el deb<strong>at</strong>e de los artículos del proyecto<br />

constitucional rel<strong>at</strong>ivos a la Iglesia c<strong>at</strong>ólica. Manuel Azaña líder de la minoría<br />

republicana más reducida, recibió del presidente de las Cortes, Julián Besteiro, el cargo<br />

de presidir un gobierno cuya principal tarea consistía en rem<strong>at</strong>ar los trabajos<br />

constitucionales. Copio directamente del artículo de Juliá página 475.<br />

El estado español aparece integrado por municipios<br />

mancomunados en provincias y “por las regiones que se constituyan en<br />

régimen de autonomía”, un nuevo concepto con el que se pretendía dar<br />

una solución original a la voluntad de las provincias limítrofes, con<br />

características históricas, culturales y económicas comunes que quisieran<br />

organizarse en región autónoma para formar un “núcleo político<br />

administr<strong>at</strong>ivo. La constitución establece la igualdad de todos los<br />

españoles ante la ley y consagra el principio de no discriminación por<br />

razón de sexo; constitucionaliza los derechos sociales y culturales,<br />

establece la gr<strong>at</strong>uidad y oblig<strong>at</strong>oriedad de la enseñanza primaria;<br />

procede a una separación total de la Iglesia y el Estado, prohibiendo<br />

además a las órdenes religiosas el ejercicio de la enseñanza, la<br />

industria y el comercio; identifica las Cortes con el Congreso de los<br />

Diputados, ante el que responden los ministros y su presidente, nombrado<br />

y separado libremente por el presidente de la República, que deberá<br />

necesariamente separarlo si las Cortes le negasen su confianza. (El énfasis<br />

con letras más oscuras es mío)<br />

20


Es importante observar lo que establece esta constitución que era el fruto de la<br />

mayoría republicana y socialista salida de las elecciones de junio. Como se puede<br />

imaginar, la derecha, monárquica y c<strong>at</strong>ólica no tuvo parte en la elaboración del texto y no<br />

lo votó. Las reformas radicales de los republicanos, no fueron vistas con buenos ojos por<br />

los propietarios de tierra, ni por la iglesia c<strong>at</strong>ólica dando lugar al reforzamiento de sus<br />

organizaciones y a nuevas confederaciones, siendo una de las más importantes la de la<br />

Confederación Nacional C<strong>at</strong>ólico-Agraria, compuesta por pequeños propietarios y<br />

arrend<strong>at</strong>arios de la cual surgieron muchos de los dirigentes del c<strong>at</strong>olicismo político.<br />

La abundancia de trabajo, sobre todo en la construcción que había habido hasta<br />

entonces, empezó a escasear, el descontento se empezó a generalizar entre la población y<br />

el aumento de las huelgas empezó a afectar ya no sólo a las regiones con l<strong>at</strong>ifundios sino<br />

a ciudades hasta entonces menos conflictivas como Madrid. Es entonces cuando Ángel<br />

Herrera lanza Acción Popular bajo el lema de religión, p<strong>at</strong>ria, familia, orden, propiedad y<br />

trabajo. El nuevo partido c<strong>at</strong>ólico creado a partir de Acción Popular <strong>at</strong>aca a los<br />

republicanos como fríos perseguidores de la Iglesia y enemigos de la P<strong>at</strong>ria y a los<br />

socialistas como enemigos de la propiedad, de los pequeños campesinos, de la familia y<br />

del orden.<br />

Los socialistas rompen la coalición con los republicanos de izquierda. Los dos<br />

grupos (socialistas y republicanos) se presentan por separado a las elecciones de 1933.<br />

Como resultado de esto la izquierda republicana quedó barrida de las nuevas Cortes y los<br />

socialistas vieron cortada por la mitad su anterior representación.<br />

En medio de todo este torbellino político, muchos se quedan sin trabajo. La<br />

derecha c<strong>at</strong>ólica se siente cada vez más fuerte y adopta comportamiento público al estilo<br />

del fascismo italiano, con grandes concentraciones paramilitares, saludos a la romana,<br />

exaltación del jefe, y no ocultan sus metas finales de alcanzar el poder para cambiar el<br />

régimen. Empieza la guerra civil en 1936.<br />

En Ciadoncha solamente dos de los participantes en este estudio tienen algunos<br />

vagos <strong>recuerdos</strong> de la guerra civil española. Es por eso que tr<strong>at</strong>o de poner el contexto<br />

histórico de esta época basada en los d<strong>at</strong>os encontrados en libros y en Internet.<br />

El llamado bando nacional agrupó a aquellos sectores perjudicados por las<br />

reformas republicanas: la iglesia, el ejército, los grandes propietarios y empresarios, así<br />

como las clases medias asustadas ante el avance de la revolución comunista o anarquista.<br />

Fija su capital en Burgos hasta el final de la guerra, adoptando la bandera monárquica<br />

como símbolo del nuevo Estado al frente del cual se nombra al general Francisco Franco.<br />

El ideario político de Franco recoge planteamientos de Falange Española, así<br />

como doctrinas tradicionalistas de los antiguos carlistas, estableciendo con ello un<br />

régimen dict<strong>at</strong>orial que anuló las reformas republicanas y reprimió duramente las ideas y<br />

actividades contrarias. El bando republicano, por su parte, quedó principalmente en<br />

manos de las organizaciones obreras, cuyos militantes asumieron la defensa de la<br />

21


República a la vez que iniciaron experiencias revolucionarias de carácter comunista o<br />

anarquista. Esta dualidad, guerra o revolución, marca la acción política y provoca<br />

enfrentamientos entre los partidarios de dar prioridad a una o a otra (Valdeón, Pérez y<br />

Juliá 2006).<br />

En ambos bandos, la violencia y la persecución del contrario fue muy dura,<br />

reflejándose en un tenso ambiente que vivía Europa antes de la II Guerra Mundial. Las<br />

dictaduras fascistas de Mussolini y Hitler apoyaron al ejército franquista, mientras que la<br />

Unión Soviética y la Internacional Comunista canalizaron el apoyo a las milicias<br />

republicanas. La ayuda de los fascismos al ejército nacional, unido a su mayor<br />

preparación y disciplina, propiciaron finalmente la derrota del Ejército Popular<br />

republicano en abril de 1939, dando paso a la dictadura del general Franco en todo el<br />

territorio( http://www.sispain.org/spanish/history/civil.html ).<br />

Volviendo al análisis de la evolución de la población en Ciadoncha, podemos ver<br />

que la movilidad de la que hablan los historiadores entre los años 1900 y 1930, sí afectó<br />

un poco pues la población bajó de 436 a 319. Pero entre los años 1930 y 1960,<br />

Ciadoncha parece inmune a los conflictos de la guerra civil en cuanto a la evolución de su<br />

población. Mientras que otras poblaciones especialmente en el sur de España quedan<br />

arrasadas por la guerra ( http://www.juntadeandalucia.es/averroes/~11700421/ ), a<br />

Ciadoncha más bien parece que llegaron nuevos vecinos a establecerse en el lugar,<br />

posiblemente como obreros, y se quedaron por algunos años más.<br />

En mis conversaciones con la gente del pueblo, las únicas personas que aún<br />

recuerdan cómo fueron los años de la guerra civil dicen que entonces era cuando los de la<br />

capital venían a comprar pan a los pueblos. Es muy poco lo que recuerdan, pues ellos<br />

eran niños entonces y sus <strong>recuerdos</strong> son muy vagos. Me dijeron que ellos sólo<br />

recordaban haber escuchado algo sobre este tema a los mayores, pero que antes, los niños<br />

no conversaban con los mayores y mucho menos de temas como la guerra.<br />

Promoción de niñas entre 1936-1939 de la escuela de Ciadoncha.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

El único documento histórico que pude encontrar en Ciadoncha, de la época de la<br />

guerra civil, es una fotografía de la promoción de niñas de la escuela que podría situarse<br />

más o menos entre los años 1936-1939 que me proporcionó Arcadio Varona. También<br />

22


me comentó de una placa que recordaba él que había en la iglesia donde aparecían los<br />

nombres de los soldados del bando nacional del pueblo que murieron en la guerra.<br />

AÑO 1937<br />

CAÍDOS POR DIOS Y POR ESPAÑA<br />

JOSE ANTONIO PRIMO DE RIVERA<br />

SARGENTO EMILIANO PORRES VELASCO<br />

TOMAS ARROYO PÉREZ<br />

ANDRÉS SANZ VELASCO<br />

SERGIO SANZ VELASCO<br />

¡¡PRESENTES!!<br />

Placa en el exterior de la iglesia.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona.<br />

Una participante guarda muy claramente en su mente cómo un día de uno de esos<br />

años de la guerra o quizás de los primeros años de la pos-guerra, (no recuerda el año)<br />

vinieron los guardias a llamar a su tío para entregarle las llaves del pueblo.<br />

Un día, unos niños llegaron a decirme que unos guardias buscaban a mi<br />

tío. Yo los mandé a buscarlo porque estaba trabajando en el campo. Le<br />

preparé la camisa blanca, que se puso al llegar, y se presentó ante la<br />

autoridad.<br />

-A usted le entregamos las llaves del pueblo- le dijeron.<br />

Mi tío se hizo cargo. Después llegó a ser alcalde porque la gente le votó.<br />

(Entrevista personal 2005)<br />

23


Ella era una jovencita en ese entonces pero según sus propias palabras, lo<br />

recuerda “como si hubiera sido ayer”. A ella le gusta recordar el orden y el respeto que<br />

había en tiempos de Franco. También la cortesía de los caballeros para las damas. Ella<br />

recuerda cómo se levantaban los hombres en el autobús para dejarle a ella su sitio.<br />

Otros participantes recuerdan que, se decía que, en muchas partes de España se<br />

contrabandeaba el aceite, pero insisten que estas cosas sólo se las escuchaban comentar a<br />

los mayores.<br />

-Decían que tenían que esconder el aceite en pellejos para que pasara<br />

desapercibido en el tren. Después cambiaban el aceite por lo que les hiciera más falta<br />

(Entrevista 2006).<br />

Pellejos en una tienda de Burgos<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

Otras personas recuerdan el racionamiento que llegó una vez terminada la guerra.<br />

Había unas cartillas que se usaban para sacar azúcar, aceite y cosas para comer. La<br />

requisa, era lo que se podía tener. Sólo permitían tener cierta cantidad de cosas, si se<br />

tenía más, lo quitaban. (Entrevistas personales, enero 2005, 2006). Otros recuerdan<br />

vagamente a algunas personas que no pertenecían a la misma corriente ideológica del<br />

régimen, a ellos les llamaban “los rojillos” o “los rojos”, pero no recuerdan que hubiera<br />

habido mal tr<strong>at</strong>o hacia ellos.<br />

Para terminar de interpretar la evolución de la población en Ciadoncha, diré que la<br />

disminución de la población a partir de los años 1960 hasta 1990 coincide con la<br />

disminución de los precios de los cereales, la mecanización de la agricultura, la<br />

formación de los Polos de Desarrollo. Muchos jóvenes entre los años 1960 y 1980<br />

salieron hacia Bilbao, Barcelona y a la ciudad de Burgos. A esto también se le llama el<br />

“éxodo rural” en la historia de España y fue muy fuerte en Andalucía. Sin embargo en<br />

Ciadoncha también se ve bastante movilidad en esa época.<br />

La educación a la que tuvo acceso la juventud de los años 80 en toda España,<br />

también les abrió las puertas a los profesionales de Ciadoncha para ejercer sus<br />

profesiones en ciudades grandes quedando en el pueblo sólo las personas mayores,<br />

quienes han sido agricultores toda su vida.<br />

24


Es así como empieza una nueva etapa en la vida del área rural española, en la que<br />

muchos jóvenes se van a vivir a las ciudades grandes, pero vuelven a trabajar el campo<br />

los fines de semana o cuando tienen vacaciones. Esto se puede ver todavía hoy en<br />

Ciadoncha.<br />

Según Juliá, los años 1960 y 1980, es la época en que la sociedad española en<br />

general se urbaniza definitivamente, y se asimila en cualquier otro país desarrollado. La<br />

corriente migr<strong>at</strong>oria, primero se dirige del campo a la capital de la provincia, luego a las<br />

regiones industrializadas, y por último a Europa. Según d<strong>at</strong>os estadísticos, en los años<br />

60, la cifra oficial de emigrantes españoles al resto de Europa es de 1.100.00, pero la cifra<br />

no oficial es de 2.500.000 (Carlos Aguilera/Fuente: Instituto Español de Emigración.<br />

Muy historia, Pag. 51).<br />

En Ciadoncha sin embargo, se ve este éxodo rural empezando en los años sesenta,<br />

extendiéndose hasta los ochenta. Los primeros en emigrar, en los años sesenta, se van a<br />

Bilbao y Barcelona, en los setenta y ochenta salen hacia Burgos y muy pocos, más tarde,<br />

salen a otros países de Europa.<br />

Comenté anteriormente que a principios del siglo XX, el 77 por ciento de la<br />

población española se dedicaba a la agricultura y a la pesca, pero para los años sesenta,<br />

más del 70 por ciento de la población era urbana habiéndose invertido totalmente el lugar<br />

donde vivían los españoles (Pastrana) .<br />

Aunque la diputación provincial de Burgos dice que Ciadoncha tiene una<br />

población aproximada de 141 vecinos, creo que este d<strong>at</strong>o se refiere a vecinos registrados,<br />

pero no a personas que realmente viven en el pueblo. Durante los meses de invierno el<br />

número de vecinos residiendo en Ciadoncha es cada año más bajo.<br />

25


UN POCO DE HISTORIA<br />

El nombre<br />

El maestro, Arcadio Varona Madrid, nacido en Ciadoncha,<br />

publicó hace algunos años una historia del pueblo en la revista<br />

“Ciadoncha, tras sus huellas” (13-16). Allí explica que el origen<br />

del nombre del pueblo es una verdadera incógnita para los<br />

investigadores pues en el Documento Fundacional de la Abadía de<br />

Covarrubias aparece como “Cibt<strong>at</strong>onia”. Más adelante, el seis de<br />

diciembre del año de 1209 aparece ya el término Ciadoncha, pero<br />

no queda claro cómo pasa de Cibt<strong>at</strong>onia a Ciadoncha.<br />

Arcadio Varona Madrid<br />

El historiador Gonzalo Martínez Díez dice.<br />

“CIADONCHA.-28-XI-988: Cibt<strong>at</strong>onia, 6.XI.1209: Ciadoncha, derivado<br />

de Cibt<strong>at</strong> Proveniente a su vez de civitas; el segundo componente no<br />

aparece nada claro, posiblemente provenga del sufijo onica o onga del<br />

mismo modo que de monte se ha formado montonica o montuenga” (300)<br />

En el pueblo se comenta que Ciadoncha viene de “Ciudad ancha”, pero no hay<br />

documentos que apoyen esta versión.<br />

Nacimiento<br />

Varona Madrid, comenta en el mismo artículo citado anteriormente, que la fecha<br />

del nacimiento de Ciadoncha puede situarse entre el 915 y 930 pues administr<strong>at</strong>ivamente,<br />

Ciadoncha aparece como parte del alfoz de Muñó primero y luego en el censo de 1591-<br />

1594 este pueblo aparece incluido en el Partido de Yglesias, a finales del siglo XVII<br />

como parte del partido de Can de Muño, donde aparece con la c<strong>at</strong>egoría de Villa y<br />

jurisdicción de Señorío secular. A partir de 1843, Ciadoncha entra a formar parte del<br />

partido de Lerma contando con 200 habitantes.<br />

Martínez Díez dice en “Pueblos y Alfoces burgaleses de la repoblación” que<br />

Ciadoncha pertenecía al Alfoz de Muñó. Los alfoces eran los pequeños distritos en que se<br />

subdividía el condado de Castilla, la palabra es de origen árabe, de la palabra al-hauz, que<br />

significa cantón o distrito. Esto deja claro que estamos ante un vocablo importado de Al-<br />

Andalus o los mozárabes que acudieron a la repoblación de las tierras leonesas y<br />

castellanas ya desde la segunda mitad del siglo IX. (10).<br />

En el libro Villahoz de Óscar Ignacio Aparicio Ahedo, el autor encuentra un<br />

problema semejante al que nos preocupa en cuanto a la fecha del nacimiento de<br />

Ciadoncha. Él dice que no se puede decir con exactitud cuándo fueron creados los<br />

núcleos entre el Arlanzón y el Duero porque las crónicas no dan estos d<strong>at</strong>os. Sin embargo<br />

tomando en cuenta los nombres usados para las poblaciones vecinas, se puede deducir<br />

26


que éstas aparecieron durante las diversas migraciones. Como se dijo antes, sólo el hecho<br />

de que las poblaciones alrededor tengan los nombres de Mahamud, Villahizán, Villahoz<br />

quiere decir que probablemente estos núcleos fueron creados en tiempos en que estas<br />

tierras fueron habitadas por los mozárabes. Hay suficientes d<strong>at</strong>os para pensar que la<br />

fecha escrita en que aparece por primera vez el nombre de estos núcleos no sea la fecha<br />

de su fundación sino que ésta pudo haber sido mucho antes. La razón por la cual los<br />

historiadores se <strong>at</strong>reven a decir que el nacimiento de Ciadoncha pudo haber sido entre el<br />

915 y 930 es porque el Alfoz de Muñó es uno de los primeros alfoces testimoniados en la<br />

documentación medieval, dado que aparece en el año 922.<br />

Fechas importantes<br />

Algunas fechas importantes en la historia de este pueblo son: el 24 de noviembre<br />

de 978, cuando el Conde García Fernández, hijo de Fernán González, funda a favor de<br />

doña Urraca, su hija, la Abadía de Covarrubias, cediéndole la villa de Ciadoncha.<br />

En 1532 un tal Martín Fernández Salazar compra Ciadoncha a la Hacienda por un<br />

total de 12.000 ducados y el día 6 de julio de 1681, el rey Carlos II crea el marquesado de<br />

Ciadoncha a favor de don Francisco Nicolás de Crema y de su esposa Bentura Fernández<br />

de Salazar.<br />

El 1 de noviembre de 1755 el torreón de la iglesia se vino abajo, posiblemente<br />

como consecuencia del terremoto que destruyó la ciudad de Lisboa, en Portugal (Varona<br />

Madrid 1990).<br />

Finalmente el año 2003, después de muchos intentos, se logra construir una torre<br />

de piedra donde se colocan las campanas.<br />

27


LA IGLESIA<br />

La riqueza artística más grande de Ciadoncha es su iglesia. René Jesús Payo<br />

Hernández, c<strong>at</strong>edrático de la universidad de Burgos hizo un estudio de ella donde<br />

encontramos que ya desde el siglo X existía una iglesia que servía para s<strong>at</strong>isfacer las<br />

necesidades espirituales de los habitantes de este lugar. Parte de este estudio lo comenta<br />

el Profesor Payo Hernández en “Ciadoncha, tras sus huellas”, 1990 (34).<br />

Se desconoce cuántos edificios fueron construidos desde el siglo X al XIII, pero<br />

de lo que sí podemos estar seguros es que a comienzos del siglo XIII se inició un nuevo<br />

templo parroquial.<br />

Iglesia de Ciadoncha. 2003<br />

Foto proporcionada por D. Emérito Puente<br />

El ábside y el tramo que le sigue es uno de los vestigios mejor conservados de esa<br />

época. Al ver la similitud de este ábside con el del Monasterio de Las Huelgas en Burgos<br />

y con el de Villamayor de los Montes es fácil deducir que pertenece a los años centrales<br />

del siglo XIII.<br />

Entrada de la Iglesia. 1971<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

28


Capiteles de la entrada de la iglesia. 1971<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

También de esta época son la entrada, la pila bautismal y algún canecillo. La<br />

portada tiene todas las características de las portadas cistercienses y protogóticas<br />

caracterizadas por su sencillez en las arquivoltas y por la decoración vegetal de los<br />

capiteles.<br />

Pila Bautismal y Cristo. 1971<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

La pila bautismal es también obra del siglo XIII aunque entroncada en la tradición<br />

románica.<br />

29


Bóveda de la iglesia. 1971<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

A mediados del siglo XVI esta iglesia sufre una importantísima transformación.<br />

En 1551, se procede a sustituir el primitivo abovedamiento del siglo XIII por uno clásico<br />

del siglo XVI caracterizado por los nervios combados y se construye la sacristía.<br />

Cristo Crucificado. 1971<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

Payo Hernández nos dice que la pieza escultórica más antigua conservada es una<br />

de la primera mitad del siglo XVIII. La imagen del crucificado que mide<br />

aproximadamente un metro y medio y tiene el mismo estilo del afamado Cristo de las<br />

B<strong>at</strong>allas de la C<strong>at</strong>edral palentina (35).<br />

30


Virgen Sedente. 1971<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

Otra pieza excepcional es la imagen de la Virgen sedente con el Niño. Esta<br />

escultura mide 105 cms. y su cronología se puede situar en los últimos años del siglo XV<br />

o en los primeros del siglo XVI y en el taller de Gil de Siloé (34).<br />

Retablo Mayor. 1971<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

Del retablo mayor sabemos que antes del actual había uno del siglo XVI, pero<br />

debido a su mal estado en 1735, los visitadores del arzobispado ordenaron a la parroquia<br />

la construcción de uno nuevo. En 1736 se empezó su construcción por los hermanos Luis<br />

y Manuel Cortés del Valle, notables escultores n<strong>at</strong>urales de Herrera de Pisuerga y que en<br />

esta fecha ya estaban avecindados en la ciudad de Burgos. A pesar de muchos apuros<br />

31


económicos, en 1741 se logra traer a Ciadoncha el retablo. Según las cuentas de la<br />

iglesia, las dificultades económicas eran tales que recurrieron a la Cofradía del Santísimo<br />

Sacramento para ayudar a pagarlo y los propios autores perdonaron cu<strong>at</strong>rocientos reales<br />

que donaron como limosna en 1749 (Hernández, 36).<br />

Virgen de la Asunción. 2006<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

La imagen de la Asunción de la Virgen, titular de la parroquia fue tallada por<br />

Manuel Cortés y policromada por Pedro Reoyo en 1751. En 1783 Adrián Carazo<br />

policromó el resto del retablo, la obra se terminó en 1784 por Manuel Benigno Romero<br />

quien talló las imágenes de San Cosme y San Damián, policromadas por Romualdo<br />

Pérez. Estilísticamente esta obra se halla en el tránsito al rococó, aunque la policromía<br />

global de Adrián Carazo le da un aire de neoclasicismo imitando jaspes y mármoles<br />

(Hernández Payo, 36).<br />

Reparación de la iglesia en 1966<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

En 1966 a inici<strong>at</strong>iva del párroco de entonces, don Antonio Cuezva, se hizo una<br />

limpieza y remodelación de todo el interior de la iglesia. Fue un acontecimiento muy<br />

32


importante para el pueblo. Se contó con la participación de casi todos los vecinos, los<br />

albañiles de Peral, a quienes les llaman Los Arañas y la dirección del albañil de<br />

Ciadoncha, Luís Pérez.<br />

Vidriera en el ojo de buey del coro de la iglesia. 2006<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

La vidriera que aparece en el ojo de buey del coro, es una aportación de<br />

varios vecinos canalizada por el Centro Cultural <strong>Santa</strong> Bárbara. Esta bella obra<br />

fue realizada por los afamados vidrieristas burgaleses Hermanos Barrio. Se colocó<br />

en 1996.<br />

La iglesia sin torre. 1980<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Por muchos años la iglesia de Ciadoncha no tuvo torre. Como ya se dijo<br />

anteriormente, la torre original se destruyó en 1755 posiblemente como consecuencia del<br />

terremoto que destruyó Lisboa. Las transformaciones que ha sufrido el exterior de la<br />

iglesia desde entonces han sido varias. Primero la iglesia sin torre donde destaca el<br />

ábside estilo románico tardío, inicios del gótico.<br />

33


Reparación del tejado de la iglesia. 1994<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

En noviembre de 1994 comenzaron las obras de la sustitución de la cubierta o<br />

tejado. Finalizaron en abril de 1995. Las reformas consistieron en renovar totalmente la<br />

estructura de madera, tablas y tejas. A la nueva estructura se añadieron placas aislantes e<br />

impermeables entre la madera y las tejas para evitar filtraciones del agua de la lluvia, en<br />

el caso de que fallaran las tejas. La vieja cubierta eliminada era la original y primitiva, en<br />

su mayoría procedente del siglo XVI, por lo cual aparecía vieja y podrida en algunas<br />

tablas y palos, no así en las vigas que a pesar de los años conservaban su reciedumbre<br />

(Información proporcionada por D. Emérito Puente vía correo electrónico).<br />

Este trabajo estuvo a cargo de la Consejería de Fomento de la Junta de Castilla y<br />

León, gracias a las gestiones hechas por Don Emérito Puente, Párroco y José Ignacio<br />

Martínez Madrid, Alcalde. Muchos fueron los viajes que hicieron el párroco, el alcalde,<br />

los concejales y el aparejador del obispado a Valladolid para lograr esta obra. El costo<br />

total fue 17.124.898 ptas.<br />

Iglesia con una estructura metálica sosteniendo las campanas. 1995<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

34


En esta ocasión se tr<strong>at</strong>ó de conseguir los fondos para hacer una torre, pero no fue<br />

posible lograr lo que se quería, teniendo que aceptar una estructura metálica que sostenía<br />

las campanas. El reloj eléctrico y programador de los toques de las campanas, sistema<br />

que se instaló en esta ocasión, fue pagado totalmente con los fondos parroquiales.<br />

La inauguración oficial de la obra fue el día de la Santísima Trinidad en la<br />

primavera de 1995 y presidida por autoridades de la Junta de Castilla y León. Además<br />

hubo una celebración religiosa oficiada por D. Santiago Martínez Acebes, Arzobispo de<br />

Burgos.<br />

En 1996 se llevó a cabo una nueva instalación eléctrica, retirándose los cables<br />

trenzados que resultaban viejos y peligrosos y también los tubos fluorescentes que<br />

proporcionaban un alumbrado insuficiente. Se pusieron nuevos puntos de iluminación,<br />

consistentes en lámparas alógenas, que proporcionan una buena calidad de alumbrado. El<br />

tendido eléctrico lo realizaron dos trabajadores del pueblo, que estaban en situación de<br />

paro laboral, y que se acogieron a un contr<strong>at</strong>o de trabajo temporal abonado por el INEM<br />

(Instituto Nacional de Empleo) y gestionado por el Ayuntamiento de Ciadoncha. El<br />

importe total de la obra fue de 178.718 pesetas.<br />

Finalmente en el otoño del año 2.002, se consiguió construir la torre tan añorada<br />

en esta villa. Así se ha sustituido el torreón que se vino abajo en 1755.<br />

Cuadro de honor. Contribuyentes para construir la torre de la iglesia. 2.003<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

35


La obra fue posible gracias a la aportación económica de varias instituciones<br />

burgalesas: Arzobispado de Burgos, Junta de Castilla y León y Diputación Provincial.<br />

Igualmente aportó una notable cantidad económica el Ayuntamiento de Ciadoncha bajo<br />

la dirección de José Luís Julián Hernando y un buen número de vecinos del pueblo y de<br />

fuera, cuyos nombres cuelgan en un cuadro honorífico de la sacristía. La obra fue<br />

realizada por los Hermanos Ausín, constructores de la cercana villa de Mazuela. El<br />

importe total de la misma anduvo en torno a los ocho millones de pesetas.<br />

En el día de la Santísima Trinidad de 2,003 se realizó la inauguración de la torre.<br />

Acudieron a Ciadoncha a este evento los alcaldes de los pueblos cercanos y el Diputado<br />

de zona de la Excelentísima Diputación Provincial. El Arzobispado estuvo representado<br />

por D. Fermín González López, montador de la estructura de madera que lleva el tejado<br />

de la torre y experto diseñador de estructuras para tejados de iglesias y que pertenece a la<br />

Delegación Diocesana de Obras. El señor alcalde, Don José Luís Julián entregó a D.<br />

Fermín Gonzáles López, una placa conmemor<strong>at</strong>iva del acto y reconocedora del mérito de<br />

este cura constructor, que aportó gr<strong>at</strong>uitamente su saber y su trabajo.<br />

36


LA IGLESIA<br />

La riqueza artística más grande de Ciadoncha es su iglesia. René Jesús Payo<br />

Hernández, c<strong>at</strong>edrático de la universidad de Burgos hizo un estudio de ella donde<br />

encontramos que ya desde el siglo X existía una iglesia que servía para s<strong>at</strong>isfacer las<br />

necesidades espirituales de los habitantes de este lugar. Parte de este estudio lo comenta<br />

el Profesor Payo Hernández en “Ciadoncha, tras sus huellas”, 1990 (34).<br />

Se desconoce cuántos edificios fueron construidos desde el siglo X al XIII, pero<br />

de lo que sí podemos estar seguros es que a comienzos del siglo XIII se inició un nuevo<br />

templo parroquial.<br />

Iglesia de Ciadoncha. 2003<br />

Foto proporcionada por D. Emérito Puente<br />

El ábside y el tramo que le sigue es uno de los vestigios mejor conservados de esa<br />

época. Al ver la similitud de este ábside con el del Monasterio de Las Huelgas en Burgos<br />

y con el de Villamayor de los Montes es fácil deducir que pertenece a los años centrales<br />

del siglo XIII.<br />

Entrada de la Iglesia. 1971<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

37


Capiteles de la entrada de la iglesia. 1971<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

También de esta época son la entrada, la pila bautismal y algún canecillo. La<br />

portada tiene todas las características de las portadas cistercienses y protogóticas<br />

caracterizadas por su sencillez en las arquivoltas y por la decoración vegetal de los<br />

capiteles.<br />

Pila Bautismal y Cristo. 1971<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

La pila bautismal es también obra del siglo XIII aunque entroncada en la tradición<br />

románica.<br />

38


Bóveda de la iglesia. 1971<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

A mediados del siglo XVI esta iglesia sufre una importantísima transformación.<br />

En 1551, se procede a sustituir el primitivo abovedamiento del siglo XIII por uno clásico<br />

del siglo XVI caracterizado por los nervios combados y se construye la sacristía.<br />

Cristo Crucificado. 1971<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

Payo Hernández nos dice que la pieza escultórica más antigua conservada es una<br />

de la primera mitad del siglo XVIII. La imagen del crucificado que mide<br />

aproximadamente un metro y medio y tiene el mismo estilo del afamado Cristo de las<br />

B<strong>at</strong>allas de la C<strong>at</strong>edral palentina (35).<br />

39


Virgen Sedente. 1971<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

Otra pieza excepcional es la imagen de la Virgen sedente con el Niño. Esta<br />

escultura mide 105 cms. y su cronología se puede situar en los últimos años del siglo XV<br />

o en los primeros del siglo XVI y en el taller de Gil de Siloé (34).<br />

Retablo Mayor. 1971<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

Del retablo mayor sabemos que antes del actual había uno del siglo XVI, pero<br />

debido a su mal estado en 1735, los visitadores del arzobispado ordenaron a la parroquia<br />

la construcción de uno nuevo. En 1736 se empezó su construcción por los hermanos Luis<br />

y Manuel Cortés del Valle, notables escultores n<strong>at</strong>urales de Herrera de Pisuerga y que en<br />

esta fecha ya estaban avecindados en la ciudad de Burgos. A pesar de muchos apuros<br />

40


económicos, en 1741 se logra traer a Ciadoncha el retablo. Según las cuentas de la<br />

iglesia, las dificultades económicas eran tales que recurrieron a la Cofradía del Santísimo<br />

Sacramento para ayudar a pagarlo y los propios autores perdonaron cu<strong>at</strong>rocientos reales<br />

que donaron como limosna en 1749 (Hernández, 36).<br />

Virgen de la Asunción. 2006<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

La imagen de la Asunción de la Virgen, titular de la parroquia fue tallada por<br />

Manuel Cortés y policromada por Pedro Reoyo en 1751. En 1783 Adrián Carazo<br />

policromó el resto del retablo, la obra se terminó en 1784 por Manuel Benigno Romero<br />

quien talló las imágenes de San Cosme y San Damián, policromadas por Romualdo<br />

Pérez. Estilísticamente esta obra se halla en el tránsito al rococó, aunque la policromía<br />

global de Adrián Carazo le da un aire de neoclasicismo imitando jaspes y mármoles<br />

(Hernández Payo, 36).<br />

Reparación de la iglesia en 1966<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

En 1966 a inici<strong>at</strong>iva del párroco de entonces, don Antonio Cuezva, se hizo una<br />

limpieza y remodelación de todo el interior de la iglesia. Fue un acontecimiento muy<br />

41


importante para el pueblo. Se contó con la participación de casi todos los vecinos, los<br />

albañiles de Peral, a quienes les llaman Los Arañas y la dirección del albañil de<br />

Ciadoncha, Luís Pérez.<br />

Vidriera en el ojo de buey del coro de la iglesia. 2006<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

La vidriera que aparece en el ojo de buey del coro, es una aportación de<br />

varios vecinos canalizada por el Centro Cultural <strong>Santa</strong> Bárbara. Esta bella obra<br />

fue realizada por los afamados vidrieristas burgaleses Hermanos Barrio. Se colocó<br />

en 1996.<br />

La iglesia sin torre. 1980<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Por muchos años la iglesia de Ciadoncha no tuvo torre. Como ya se dijo<br />

anteriormente, la torre original se destruyó en 1755 posiblemente como consecuencia del<br />

terremoto que destruyó Lisboa. Las transformaciones que ha sufrido el exterior de la<br />

iglesia desde entonces han sido varias. Primero la iglesia sin torre donde destaca el<br />

ábside estilo románico tardío, inicios del gótico.<br />

42


Reparación del tejado de la iglesia. 1994<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

En noviembre de 1994 comenzaron las obras de la sustitución de la cubierta o<br />

tejado. Finalizaron en abril de 1995. Las reformas consistieron en renovar totalmente la<br />

estructura de madera, tablas y tejas. A la nueva estructura se añadieron placas aislantes e<br />

impermeables entre la madera y las tejas para evitar filtraciones del agua de la lluvia, en<br />

el caso de que fallaran las tejas. La vieja cubierta eliminada era la original y primitiva, en<br />

su mayoría procedente del siglo XVI, por lo cual aparecía vieja y podrida en algunas<br />

tablas y palos, no así en las vigas que a pesar de los años conservaban su reciedumbre<br />

(Información proporcionada por D. Emérito Puente vía correo electrónico).<br />

Este trabajo estuvo a cargo de la Consejería de Fomento de la Junta de Castilla y<br />

León, gracias a las gestiones hechas por Don Emérito Puente, Párroco y José Ignacio<br />

Martínez Madrid, Alcalde. Muchos fueron los viajes que hicieron el párroco, el alcalde,<br />

los concejales y el aparejador del obispado a Valladolid para lograr esta obra. El costo<br />

total fue 17.124.898 ptas.<br />

Iglesia con una estructura metálica sosteniendo las campanas. 1995<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

43


En esta ocasión se tr<strong>at</strong>ó de conseguir los fondos para hacer una torre, pero no fue<br />

posible lograr lo que se quería, teniendo que aceptar una estructura metálica que sostenía<br />

las campanas. El reloj eléctrico y programador de los toques de las campanas, sistema<br />

que se instaló en esta ocasión, fue pagado totalmente con los fondos parroquiales.<br />

La inauguración oficial de la obra fue el día de la Santísima Trinidad en la<br />

primavera de 1995 y presidida por autoridades de la Junta de Castilla y León. Además<br />

hubo una celebración religiosa oficiada por D. Santiago Martínez Acebes, Arzobispo de<br />

Burgos.<br />

En 1996 se llevó a cabo una nueva instalación eléctrica, retirándose los cables<br />

trenzados que resultaban viejos y peligrosos y también los tubos fluorescentes que<br />

proporcionaban un alumbrado insuficiente. Se pusieron nuevos puntos de iluminación,<br />

consistentes en lámparas alógenas, que proporcionan una buena calidad de alumbrado. El<br />

tendido eléctrico lo realizaron dos trabajadores del pueblo, que estaban en situación de<br />

paro laboral, y que se acogieron a un contr<strong>at</strong>o de trabajo temporal abonado por el INEM<br />

(Instituto Nacional de Empleo) y gestionado por el Ayuntamiento de Ciadoncha. El<br />

importe total de la obra fue de 178.718 pesetas.<br />

Finalmente en el otoño del año 2.002, se consiguió construir la torre tan añorada<br />

en esta villa. Así se ha sustituido el torreón que se vino abajo en 1755.<br />

Cuadro de honor. Contribuyentes para construir la torre de la iglesia. 2.003<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

44


La obra fue posible gracias a la aportación económica de varias instituciones<br />

burgalesas: Arzobispado de Burgos, Junta de Castilla y León y Diputación Provincial.<br />

Igualmente aportó una notable cantidad económica el Ayuntamiento de Ciadoncha bajo<br />

la dirección de José Luís Julián Hernando y un buen número de vecinos del pueblo y de<br />

fuera, cuyos nombres cuelgan en un cuadro honorífico de la sacristía. La obra fue<br />

realizada por los Hermanos Ausín, constructores de la cercana villa de Mazuela. El<br />

importe total de la misma anduvo en torno a los ocho millones de pesetas.<br />

En el día de la Santísima Trinidad de 2,003 se realizó la inauguración de la torre.<br />

Acudieron a Ciadoncha a este evento los alcaldes de los pueblos cercanos y el Diputado<br />

de zona de la Excelentísima Diputación Provincial. El Arzobispado estuvo representado<br />

por D. Fermín González López, montador de la estructura de madera que lleva el tejado<br />

de la torre y experto diseñador de estructuras para tejados de iglesias y que pertenece a la<br />

Delegación Diocesana de Obras. El señor alcalde, Don José Luís Julián entregó a D.<br />

Fermín Gonzáles López, una placa conmemor<strong>at</strong>iva del acto y reconocedora del mérito de<br />

este cura constructor, que aportó gr<strong>at</strong>uitamente su saber y su trabajo.<br />

45


LA COMIDA<br />

Las Cebollitas de Ciadoncha<br />

Como hemos dicho anteriormente, Ciadoncha ha sido un pueblo pequeño, pero<br />

talento no ha faltado en muchos campos y uno de ellos es las artes culinarias. Existe un<br />

pl<strong>at</strong>o en la cocina moderna que se llama Cebollitas de Ciadoncha y se puede degustar en<br />

el restaurante, Villa de Almanzor, en la ciudad de Burgos.<br />

¿Cómo empezó esto de las Cebollitas de Ciadoncha? Fue Nery Delgado, nacida<br />

en Ciadoncha, quien creó este pl<strong>at</strong>o. El pl<strong>at</strong>o surgió porque Nery es una profesional de la<br />

Alta Cocina y en 1.985 montó una sociedad y puso un Restaurante. Era necesario<br />

inventar pl<strong>at</strong>os y ella se inventó este.<br />

Nery Delgado.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

En una entrevista que le hicieron a la Chef para la revista “Ciadoncha, tras sus<br />

huellas”, Junio1.990 (22, 23) Nery dice que los <strong>recuerdos</strong> que ella tiene del pueblo son<br />

los olores y sabores de esos conejos guisados en esas cazuelas de barro de Pereduela<br />

(Zamora), tan curadas (tan antiguas), ya que algunas pertenecieron a las abuelas e incluso<br />

bisabuelas de quienes las usan. Esos eran guisos que se hacían sentir a diez metros de<br />

donde se cocinaban por el olor a leña de sarmiento, de encina y a las especies.<br />

Nery dice que ella cree que no hay pueblo donde se cocine con tanto esmero y<br />

cariño como en Ciadoncha. Alaba mucho la fiesta de <strong>Santa</strong> Bárbara, porque dice que el<br />

cariño con que se prepara la comida para esa fiesta es algo único. Por eso las morcillas<br />

saben mejor. También recuerda las bodegas. ¡Cómo no las va a recordar¡ si en ellas ha<br />

pasado tan buenos r<strong>at</strong>os, no sólo degustando buena comida, sino también cantando y<br />

compartiendo con los demás (Vídeos proporcionados por Orencio Pérez Cascajar).<br />

Al preguntarle sobre el éxito del pl<strong>at</strong>o, ella dice que una vez las quitó del menú,<br />

pero que la gente las pedía con tanta insistencia que decidió no quitarlas más, y así<br />

Ciadoncha queda al alcance del paladar de cualquiera. En palabras de Nery, las<br />

Cebollitas de Ciadoncha…<br />

46


Es un pl<strong>at</strong>o moderno, de nueva cocina, pero no excesivamente refinado<br />

porque la raíz esencial del pl<strong>at</strong>o enlaza con esos sabores del pueblo que yo<br />

guardo en mi mente y, por qué no, en mi corazón. Esta idea es la que<br />

intento plasmar en toda mi cocina, intentando mantener en todos los pl<strong>at</strong>os<br />

el sabor, incluso en los más refinados. Este pl<strong>at</strong>o forma parte de lo que yo<br />

llamo un menú largo y estrecho, una serie de pl<strong>at</strong>os para iniciar una<br />

comida y que es lo que personaliza este restaurante y a mí como creadora<br />

culinaria. Por otra parte, la carta de este restaurante intenta combinar la<br />

nueva cocina con la tradicional, porque no quiero olvidar mis raíces. (En<br />

Ciadoncha, tras sus huellas. Junio 1.990, página 23)<br />

Como es n<strong>at</strong>ural, incluimos en este trabajo la receta de Las Cebollitas de<br />

Ciadoncha. Este es un pl<strong>at</strong>o que ha tenido mucho éxito y que curiosamente ha puesto al<br />

pueblo en el mapa, pues muchos son los turistas que intrigados preguntan dónde está ese<br />

lugar.<br />

Ingredientes para 6 personas.<br />

Cebollitas de Ciadoncha.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Receta de las Cebollitas de Ciadoncha<br />

8 Cebollas pequeñas 400 gramos de carne de solomillo.<br />

60 gramos de carne de cerdo 2 cebollas<br />

2 zanahorias 50 gramos de mantequilla<br />

Preparación del relleno:<br />

Se compra la mejor carne de vaca o ternera (solomillo). Se mezclan con un<br />

poquito de cerdo gordo y se pica como para albóndigas. Se pone una sartén al fuego con<br />

medio vaso de los de vino, de aceite y una nuez de mantequilla, sin que se caliente<br />

mucho. En ello freímos una cebolla pequeña picada menudita y sólo hasta que esté<br />

transparente, entonces echamos la carne, la rehogamos y se le agrega sal, pimienta<br />

molida, nuez moscada, media copita de vino oloroso o una pizca de tomillo. Se pasa a un<br />

recipiente ancho y se le incorpora un huevo entero y un chorro no muy grande de crema<br />

de leche.<br />

Lo pasamos por la miniprimer hasta hacer una pasta compacta y espesa que<br />

probamos por si le faltara sal y se rectifica al gusto.<br />

47


Ya tenemos el relleno que dejamos reservado en el mismo recipiente.<br />

Salsa de crema<br />

En una sartén de tamaño grande, se pone aceite y un poco de mantequilla. Se pica<br />

una cebolla mediana, dos zanahorias muy picaditas y lo freímos bien. Aparte se hace una<br />

bechamel muy ligera que deberá estar hirviendo. Se une la bechamel y el sofrito. Se<br />

añade pimienta, nuez moscada y sal al gusto y se pasa por el chino. Esta salsa no debe<br />

quedar muy espesa.<br />

Para rellenar las cebollas<br />

Se cuecen las cebollas en abundante agua y sal unos 30 minutos. Se las deja<br />

enfriar. Una vez frías las vamos quitando por capas y se envuelven en pequeñas<br />

porciones de carne.<br />

Se las pone en la bandeja, se echa la salsa por encima, se meten al horno a<br />

gr<strong>at</strong>inar durante 20 minutos, primero a horno fuerte y luego moderado.<br />

Nery celebrando con amigos y los músicos que animaron la fiesta del 15 de agosto de 1996<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Es verdad que la gente en Ciadoncha cocina muy bien. Los conejos, el asado de<br />

cordero, las ensaladillas rusas, el flan de huevos, las tortillas y las sopas de ajo. Todo<br />

sabe muy bien. Esperemos que cada familia pueda pasar a sus hijos los secretos de la<br />

cocina “ranera”, porque sería imposible incluir aquí todas las recetas que podríamos<br />

sacar.<br />

Un participante me comentaba cómo en un tiempo en Ciadoncha se comían las<br />

sopas de ajo mañana tarde y noche. Yo le decía que me parecía eso un lujo, puesto que<br />

ahora todos los restaurantes ofrecen este pl<strong>at</strong>o como algo especial. Él sonrió y me dijo-<br />

es que antes las sopas de ajo era la comida de los pobres- Pasó luego a rel<strong>at</strong>arme cómo<br />

en esos tiempos, si alguien llamaba a la puerta y la familia estaba comiendo sopas de ajo,<br />

las escondían. Creo que lo mismo pasó con el turrón. Ésta era la comida que llevaban<br />

48


los pastores al campo. En un tiempo fue visto de menos por los demás, pero hoy<br />

pagamos lo que sea por un buen trozo de turrón, ya sea duro o blando.<br />

En la revista, Ciadoncha tras sus huellas, encontramos un artículo sobre la<br />

confección del pan. En él algunas personas explican cómo cuando y dónde se hacía esta<br />

labor. Se tr<strong>at</strong>aba de amasar y amasar, por lo menos una hora. La masa, que era de harina<br />

cernida, sal, agua y levadura; tenía que quedar lo suficientemente dura. Luego se hacía<br />

una cruz en la masa y se tapaba con una manta, unas dos horas hasta que subiera.<br />

Después había que hornear. En ese entonces, no había hornos en todas las casas. Hoy<br />

todas tienen no sólo horno eléctrico o a gas, sino también muchas tienen microondas.<br />

Había algunos hornos de leña, pero como la demanda era mucha, tenían que pedir vez. A<br />

veces había que madrugar porque se horneaba dos veces, por la mañana y por la tarde.<br />

Calentaban el horno con paja o leña, echando con los puños y de rodillas. Cuando<br />

el horno se ponía blanco, se limpiaba por dentro y se metía el pan. Primero las tortas de<br />

aceite y luego las hogazas. Cocían para unos 15 días. A veces el pan se enmohecía y se<br />

lo tenían que comer, quitando lo que estaba peor. El pan lo guardaban en una habitación,<br />

en un rincón. -¡Qué bien olía cuando pasábamos!- comentan las narradoras (10) Hoy el<br />

pan llega en coche y sólo hay que salir a comprarlo.<br />

La Panadera entregando el pan en Ciadoncha. 2006<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona.<br />

En Ciadoncha lo que se come es lo que se ha preparado ese día en casa. Por<br />

muchos años, los frigoríficos se mantenían vacíos. Primero porque no se tenía<br />

costumbre de guardar comida de un día para otro. Luego, porque habían vivido por tantos<br />

años sin ellos que desarrollaron otros métodos de conservación que no necesitaban de la<br />

refrigeración moderna. Ahora ya vemos que, sobre todo, el congelador se mantiene<br />

repleto de carne de la m<strong>at</strong>anza y de los productos del huerto.<br />

La vida diaria en Ciadoncha es bastante rutinaria en estos tiempos. Por las<br />

mañanas las labores de limpieza de la casa se ven interrumpidas sólo por el toque de la<br />

bocina de unos coches. No hace falta que las señoras vean hacia la calle; ellas reconocen<br />

el sonido y se les oye decir:<br />

-¡Es el de <strong>Santa</strong> Maria! ¡Es el de Mahamud!- refiriéndose al panadero.<br />

49


Hay que salir a recoger la barra o la torta. No hay comparación con todo el<br />

trabajo que suponía tener pan hace muchos años. Interrumpir las labores por unos<br />

minutos, es sólo un pequeño inconveniente para las mujeres de hoy. Además, hoy es muy<br />

normal ver a los hombres de la casa que salen a comprar el pan, no como antes que era<br />

labor exclusiva de las mujeres.<br />

Emiliano Galiana comprando el pan. 2006-05-25<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

A Ciadoncha siempre han llegado vendedores. Un participante me dice que<br />

todavía hoy puede ver en su mente al aceitunero, él era alto y serio, con esa camisa larga<br />

tan característica. También llegaban los gitanos para reparar los cacharros de cocina.<br />

Este participante También recuerda como a veces, su padre les dejaba dormir en el pajar.<br />

Esto ocurriría allá por los años cincuenta (Entrevista personal 2005).<br />

Hoy también llega el pesc<strong>at</strong>ero que a veces no sólo lleva pescado sino carne y<br />

pollo. Y unas furgonetas llenas de toda clase de mercancía, desde toallas hasta planchas,<br />

que van sirviendo a la población de todos estos pueblos pequeños de alrededor. En<br />

Ciadoncha no ha habido una tienda desde hace más de medio siglo, pero realmente no la<br />

necesitan porque están bien <strong>at</strong>endidos por todos estos vendedores ambulantes que se<br />

recorren la comarca, llenando de sonidos el ambiente tranquilo de los pequeños pueblos<br />

de Castilla.<br />

Pollos de corral.<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

En Ciadoncha todavía se consume mucho de lo que se cría en casa. Todos los<br />

participantes coincidieron en que no hay comparación entre el sabor de los huevos y los<br />

pollos de corral y los de granja. Los conejos también son especialmente sabrosos.<br />

50


La verdura, ¡qué bien sabe! cuando se la va a traer al huerto. Muchos de los<br />

vecinos que viven en la ciudad de Burgos, cultivan huertos en el pueblo y se dan el gusto<br />

de comer verdura sana que han visto crecer y madurar. Como se comentó antes, también<br />

ahora ya preparan la verdura para congelarla y disfrutar de ella durante todo el año.<br />

La forma de hacer la comida, sus ingredientes y el tiempo que se dedica a ella,<br />

hace la gran diferencia en la cocina. Por ejemplo, antes no se usaba la miniprimer, como<br />

dice Nery en su receta, lo que se usaba siempre era el mortero. Yo estoy segura que la<br />

mayoría de las personas que todavía viven en Ciadoncha prefieren el mortero a la<br />

miniprimer. Allí se tritura bien el ajo, perejil y pimienta. Se prepara como una pasta y<br />

luego se echa un poco más de agua y se mezcla bien con la comida.<br />

Mortero pequeño de madera.<br />

Foto Lucía Varona<br />

La vida en el pueblo es tan distinta de la de la ciudad que allí uno se siente<br />

invitado a volver al pasado, a tomarse el tiempo para todo. En el verano cuando se puede<br />

ver algunas familias que vuelven a pasar unos días, se nota el gusto que sienten al poder<br />

dedicar toda la mañana a preparar unos buenos guisos. No es lo mismo en la ciudad,<br />

donde tienen que correr tanto para ir al trabajo, llevar a los niños al colegio, etc. Lo más<br />

valioso de toda esta comida del pueblo es que es muy sana, allí todo es orgánico y se usan<br />

muy pocos químicos para cultivar o criar animales.<br />

Un bonito proyecto sería escribir un libro de cocina, con las recetas de las abuelas<br />

con detalles de cómo se preparaban esos pl<strong>at</strong>os que poco a poco van quedando sólo en el<br />

recuerdo de los que tuvimos la suerte de degustarlos. También sería interesante escribir<br />

los secretos para cultivar las mejores verduras porque los tom<strong>at</strong>es, judías verdes y<br />

pimientos son especialmente sabrosos en este lugar.<br />

51


LA MATANZA<br />

La m<strong>at</strong>anza bien merece un capítulo aparte al de la comida porque en realidad es<br />

un acontecimiento que debe ser descrito independientemente.<br />

En diciembre, cuando hace frío, se hace la m<strong>at</strong>anza. Esta es una ocasión más para<br />

reunir a la familia. El trabajo es mucho y duro, por eso tiene que hacerse entre todos. Pero<br />

si bien se trabaja mucho, también son tres días de buena comida, porque cada día, la<br />

comida, se hace de acuerdo al trabajo que se realiza. Yo tr<strong>at</strong>aré de recordar la primera<br />

m<strong>at</strong>anza en la cual participé que fue en el año 1.984.<br />

Preparando el lugar. 1984<br />

Foto Lucía Varona<br />

Lo primero que se hace es preparar el lugar donde se llevará a cabo toda la acción.<br />

Ese espacio debe estar limpio y ser suficientemente amplio para maniobrar. Se preparan<br />

muchos paños, recipientes y una escalera para colgar el cerdo para destazarlo. También<br />

se necesita alguna hornilla o fuego para cocer las morcillas.<br />

Llevando al cerdo al m<strong>at</strong>adero.1.984<br />

Foto Lucía Varona<br />

Lo primero que hay que hacer es coger al cerdo y llevarlo a la mesa donde se le va<br />

a m<strong>at</strong>ar. Tarea difícil, pues el animal como presintiendo su destino, no se deja agarrar<br />

fácilmente. Se necesita mucha fuerza para dominarlo.<br />

52


Primero se m<strong>at</strong>a al cerdo. Hay personas que saben hacerlo muy bien y a ellas las<br />

llaman para hacer este trabajo, aunque no sea parte de la familia. Ángel Varona Temiño<br />

era uno de los que hacía esta tarea. A él le llamaban otras personas para ayudarles con<br />

esto. Este trabajo no es remunerado con dinero sino participando de lo que se saca del<br />

cerdo, así pueden darse chorizos y morcillas u otras cosas.<br />

Unas de las historias que escuché sobre las m<strong>at</strong>anzas en el pueblo, es cuando<br />

Petry, la hija menor de Angel y Genara, la llevaba a las m<strong>at</strong>anzas y mientras él trabajaba,<br />

la niña cantaba o bailaba el twist, que era el baile más popular en esa época<br />

(indudablemente, eran los famosos sesenta). O sea que Ángel, prestaba sus servicios con<br />

un bono de entretenimiento. Todavía hay gente que al recordar esto dice-Petry era muy<br />

“Saláa”-<br />

M<strong>at</strong>ando al cerdo. 1984<br />

Lucía Varona<br />

Al primer día se le llama día de limpiar.<br />

Una vez en la mesa, el encargado de m<strong>at</strong>ar el cerdo, le mete el cuchillo y<br />

normalmente el cerdo no sufre nada si se le encuentra la vena rápidamente. La persona<br />

que recibe la sangre, se hinca y reza una corta oración, luego pone el recipiente para<br />

coger la sangre que hay que b<strong>at</strong>ir constantemente para evitar que se cuaje.<br />

Quemando los pelos del cerdo. 1984<br />

Foto Lucía Varona<br />

53


Una vez desangrado el animal, se limpia muy bien, quemando los pelos,<br />

rasurándolo y lavando la piel para que quede muy limpio.<br />

Destazando el cerdo. 1984<br />

Foto Lucía Varona<br />

Una vez limpio el cerdo se pone en la escalera. Allí se sacan los intestinos o<br />

tripas, que se lavan muy bien porque son las que se rellenan para hacer las morcillas y los<br />

chorizos en los días siguientes.<br />

El primer día se b<strong>at</strong>e la sangre para que se quede líquida y se pone en botellas o<br />

recipientes aparte, para ser usada el día que se hacen las morcillas. Este día también se<br />

lavan las tripas, se pelan las p<strong>at</strong>as y las orejas.<br />

De comida se tiene la asadurilla del cerdo, guisada y el hígado empanado o con<br />

cebolla.<br />

Picando tocino. 2003<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

54


Al segundo día se le llama el día de picar, porque se pica toda la carne que es más<br />

magra para los chorizos. La que es más grasosa para sabadeñas, que son los chorizos que<br />

se usan para sopas o caldos. Se puede usar la máquina para picar especialmente si hay<br />

mucha cantidad.<br />

Este día se saca el lomo, jamones, tocino. Antiguamente el tocino se guardaba en<br />

sal para todo el año y aunque se ranciaba había que comerlo. También se prepara la carne<br />

para los chorizos con sal, pimiento dulce, pimiento picante, pimienta negra, orégano, vino<br />

blanco y pimientos colorranos rojos (pimientos que se cuecen y se les separa la piel de la<br />

pulpa y se usa sólo la pulpa o carne, como le dicen en el pueblo). Se mezcla todo con la<br />

carne del cerdo, se pone en los duernos y se va haciendo la señal de la cruz en cada uno<br />

de ellos. Esa carne se queda tapada un día.<br />

Picando cebollas. 2003<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

El segundo día también se pican las cebollas más o menos finas y se les mezcla el<br />

arroz y la sal. Esta mezcla se deja tapada toda la noche.<br />

De comida, el segundo día se tienen huesos con p<strong>at</strong><strong>at</strong>as y el lomo frito con<br />

pimientos.<br />

Cociendo las morcillas. 1984<br />

Foto Lucía Varona<br />

55


El tercer día se hacen las morcillas. A las morcillas se les hecha arroz, manteca,<br />

cebolla, sal, pimienta molida, anís, orégano, canela, la sangre del cerdo, pimentón dulce y<br />

pimentón picante.<br />

Por la mañana se preparan las tripas que ya han sido limpiadas el primer día<br />

cuidadosamente pasando agua y limón por dentro varias veces. Después se mezclan los<br />

otros ingredientes con la cebolla y la sal, que se dejó aparte el día anterior. También se<br />

mezcla a esto la sangre que se separó el primer día y que debe estar líquida. Al mezclar se<br />

echa primero la pimienta molida, luego el anís, la canela y el orégano. Se echa suficiente<br />

pimentón de las dos clases y se mezcla todo. Se echa la sangre y al final la manteca y se<br />

revuelve todo muy bien.<br />

Se coge un poco de esa mezcla y se fríe en una sartén. Esto se hace para probar y<br />

darle el gusto que uno quiera. Una vez sazonado, se empiezan a rellenar las tripas. Para<br />

esto se amarra un lado de la tripa con un hilo especial para embutidos y se llena más o<br />

menos dos cuartas de tripa, luego se amarran por el medio y al final. Así se van<br />

preparando varias morcillas. Una vez llenas, se ponen a cocer.<br />

Ese día se toma una sopa de fideos que se hace con huesos cocidos y tocino<br />

fresco. También se come alguna morcilla recién hecha.<br />

Rellenando los chorizos. 1984<br />

Foto Lucía Varona<br />

El cuarto día se llama el día de rellenar porque se rellenan los chorizos con la<br />

mezcla que se dejó el segundo día en los duernos. Se puede usar la máquina de picar que<br />

se usó para picar la carne, pero sin la cuchilla para rellenar los chorizos. Los chorizos se<br />

<strong>at</strong>an con hilo de tramilla y se ponen a escurrir. Se sacan a la calle a que se oreen y<br />

después se ponen en una habitación para que se terminen de curar. Si hay niebla hay que<br />

ahumarlos, hay que abrir las ventanas. El proceso de curación de los chorizos toma un<br />

mes.<br />

Ese día también se ponen a adobar las íntimas y las orillas finas de carne del<br />

tocino. El adobo se hace poniendo agua con mucha sal (tanta que tiene que flotar un<br />

huevo en ella), mucho pimentón picante y orégano. Se pone la carne en esa mezcla y a<br />

los ocho días se frota la carne con otra mezcla hecha de pimentón picante y vinagre o<br />

56


vino blanco. Esto se hace para que no lo piquen las moscas. Se pone a oreo en trozos no<br />

muy grandes.<br />

Toda esta narración fue posible gracias a Paulina Madrid, quien vía telefónica me<br />

recordó los detalles de la m<strong>at</strong>anza. La primera vez que participé en una de ellas, como<br />

dije anteriormente, fue en el año 1984 y me impresionó muchísimo. Recuerdo que por no<br />

tener el valor de arremangarme las mangas y poner las manos en el proceso. Yo me<br />

ofrecí como fotógrafa oficial. La segunda vez, ya me sentía mucho más segura de poder<br />

colaborar y así poco a poco con el tiempo ya me pareció menos impresionante.<br />

Haciendo la mezcla para el jabón. 2003<br />

Foto Lucía Varona<br />

Pero la m<strong>at</strong>anza da para más que comida, con el cebo del cerdo se hace jabón.<br />

Para esto se pone a calentar el cebo, se le mezcla una barra de jabón y soda cáustica y se<br />

revuelve muy bien. Esa mezcla se echa en moldes y se deja enfriar.<br />

Echando el jabón en los moldes. 2003<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

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Como se puede ver, lo único que no se aprovecha del cerdo son los pelos. Se<br />

pueden preparar pl<strong>at</strong>os muy sabrosos y jabón muy bueno. A cualquier persona que no<br />

esté acostumbrada a participar en la m<strong>at</strong>anza le puede parecer este trabajo bastante<br />

desagradable, pero son muy pocos los que rechazan un buen chorizo, morcilla, jamón,<br />

tocino, chuleta o lomo bien preparado.<br />

58


LAS BODEGAS<br />

Las bodegas están como a un kilómetro del pueblo, en una pequeña montaña. Las<br />

bodegas son cuevas cavadas donde se hacía y se guardaba el vino.<br />

Entrada a una bodega. 2006<br />

Foto Lucía Varona<br />

Por muchos años se hizo vino en Ciadoncha. Muchos son los <strong>recuerdos</strong> que hay<br />

de esos tiempos. Como por ejemplo lo bien que se pasaba cuando pisaban la uva y cómo<br />

gozaban restregándosela en la cara a alguien que estuviera distraído.<br />

Como me explicó un participante, la temper<strong>at</strong>ura que mantiene la bodega, tanto en<br />

invierno como en verano, es la ideal para conservar el vino. También hay que recordar<br />

que puede ser muy peligroso entrar a una bodega donde se está fermentando la uva. Para<br />

saber hasta donde se puede llegar en esta etapa del proceso del vino, se prende una vela y<br />

se empieza a bajar; cuando la vela se apaga, hay que volver porque quiere decir que<br />

todavía el nivel de dióxido de carbono es muy alto y podría ser f<strong>at</strong>al.<br />

Interior de una bodega. 2006<br />

59


Foto Lucía Varona<br />

Pero las bodegas han sido mucho más que una cueva para hacer y guardar vino.<br />

Algunos dicen con cierta malicia. ¡Ay… si las bodegas hablaran..! Y es que en las<br />

bodegas se hablaba mucho y de todo. Al calor del vino salen tantas cosas que sólo<br />

podemos imaginar los secretos y las confidencias que allí se han hecho. Todas las<br />

bodegas tienen una parte donde exclusivamente se guarda el vino, y otra donde se puede<br />

merendar.<br />

En términos de hoy, diría que las Bodegas eran el lugar para quitarse el estrés.<br />

Seguro que para muchos vecinos de antes, el ir a las bodegas era más efectivo que una<br />

visita al psicólogo hoy. Es que había mucha lealtad en la amistad, mucho cariño y<br />

comprensión entre amigos y podían hablar de lo que fuera. Estoy segura que estas<br />

reuniones informales, este convivir diario es lo que más echan de menos los agricultores<br />

de hoy. Antes siempre estaban juntos, compartían alegrías y tristezas. Hoy la vida se ha<br />

convertido en un ir y venir y ya no hay tiempo para nada.<br />

Vecinos disfrutando de una merienda en las bodegas.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Un participante describió las bodegas así: Las bodegas han representado hasta<br />

hace una veintena de años, aproximadamente, el referente cultural del pasado. Allí se<br />

congregaban niños, jóvenes y mayores, en cuadrilla de edades similares, en los r<strong>at</strong>os<br />

libres, sobre todo los domingos para merendar, charlar y cantar.<br />

Recordemos que Ciadoncha no ha tenido muchos lugares donde poderse distraer<br />

la gente. Las personas mayores del pueblo recuerdan que antes había salones de baile y<br />

que eran muy populares, pero de esto hace muchísimos años. Luego también recuerdan,<br />

la casa del señor Arturo. Cuántas tazas de café se servían, cuánta gente llegaba a<br />

conversar y pasar el r<strong>at</strong>o. El Teleclub que era igual que el Bar, pero que se le llamaba así<br />

porque en estos lugares era donde había un televisor y la gente iba a ver algunos<br />

programas, mientras charlaba, fumaba y se tomaba un vinillo. Cada época tuvo algo,<br />

60


pero sólo eso, un lugar de diversión y nada más. Lo que ha sido permanente son las<br />

bodegas. Esas sí que siempre han estado allí y siempre se han usado para convivir.<br />

Hombres lavando las cubas en las bodegas. Atrás se ven los merenderos. 2002.<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

Muchas señoras recuerdan que sus esposos se iban a las bodegas y no volvían<br />

hasta las tantas de la noche cantando:<br />

Venimos de las bodegas<br />

De beber vino y también<br />

Jerez.<br />

Traemos una borrachera<br />

Que no nos podemos tener<br />

De pie.<br />

Hay cubanita del alma,<br />

Tú me robas el alma.<br />

Yo no puedo vivir sin ti.<br />

Son tus ojos azules<br />

Como las nubes del mar sin sol.<br />

Y tu cuerpo se cimbrea<br />

Como la caña del pescador.<br />

Pero no sólo los hombres tienen este privilegio, también las mujeres pueden<br />

disfrutarlas, especialmente después que se hicieron los merenderos modernos.<br />

61


Señoras celebrando un cumpleaños en una bodega.<br />

Los merenderos son como pequeños restaurantes, algunos están tan bien<br />

decorados que realmente da la impresión que se está en otro pueblo y al entrar se siente<br />

como si fuera un buen restaurante. No hay electricidad, pero eso los hace aún más<br />

románticos. Todos tienen una buena chimenea, donde asan las chuletas, mesas sillas y<br />

algún armario para guardar cosas que se necesitan para preparar las meriendas. Lo que no<br />

falta es una lámpara de gas. Con eso ya pueden quedarse hasta las tantas de la noche o de<br />

la madrugada.<br />

En las bodegas se pasa muy bien el tiempo. Cada bodega es diferente en ellas se<br />

puede ver la personalidad de los dueños. Muchos vendedores ambulantes creen que ese<br />

conjunto de edificios es otro pueblo y van hasta allí ofreciendo sus productos.<br />

Anteriormente presenté un canto que entonaban los hombres, pero no sólo ellos<br />

tenían sus cantos propios de bodega. También las mujeres cantaban:<br />

Somos las de Ciadoncha,<br />

Ay ay, ay, ay.<br />

Somos las de Ciadoncha,<br />

Jolín.<br />

Las de Ciadoncha,<br />

Pío, pío, pío, pío, cos, cos, cos.<br />

Porque nos gusta el vino,<br />

Ay, ay, ay,<br />

Porque nos gusta el vino<br />

Ay, ay, ay,<br />

Y el agua ardiente,<br />

62


Jolín<br />

Y el agua ardiente,<br />

Pío, pío, pío, pío, cos, cos, cos.<br />

En las meriendas se acostumbra comer chuletas de cordero asadas, tortilla de<br />

p<strong>at</strong><strong>at</strong>as, ensalada, fruta. Pero también hay quienes preparan pescado, mariscos y se abren<br />

muchas l<strong>at</strong>as de escabeche. También allí se hacían meriendas para todo el pueblo y<br />

después de comer empezaba el baile y el canto. Hay algunos vídeos que merece la pena<br />

conservar para ver la camaradería y la felicidad con que celebraba la gente, especialmente<br />

las celebraciones organizadas por el Centro Cultural <strong>Santa</strong> Bárbara.<br />

Algunos elementos importantes relacionados con el vino son las botas, los<br />

porrones y las cubas.<br />

En las botas se lleva el vino al campo para que se conserve fresco y sea fácil<br />

beber y conservar. Es un rito que una vez que se aprende se practica donde sea que le<br />

toque vivir. Por ejemplo en nuestra casa en California no puede faltar la bota y el porrón<br />

y a muchas personas les llama la <strong>at</strong>ención ver la facilidad con que mi esposo bebe de<br />

estos contenedores.<br />

Merendando en un descanso durante la cosecha. Bebiendo del porrón. 1986<br />

Foto Lucía Varona<br />

Uno de los participantes me comentaba con qué gusto bebían el vino en porrón<br />

cuando se sentaba a tomar la merienda durante la cosecha.<br />

Cubas y recipientes de vino en una bodega. 2006<br />

Foto Lucía Varona<br />

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En las bodegas mantienen el vino en cubas. Es en las cubas donde realmente se<br />

hace el vino, allí se pone el jugo de uva o caldo y se va transformando en vino.<br />

64


LA VIVIENDA<br />

Como en todo el mundo, una de las cosas que más ha cambiado en el siglo XX es<br />

la vivienda. En Ciadoncha, la introducción en las casas de habitación de la luz eléctrica<br />

en 1904 o 1905, y el agua potable en 1977 han sido la mayor causa de esto.<br />

En el pueblo se pueden ver varios tipos de viviendas. Algunas han sido<br />

restauradas, conservando el estilo antiguo, otras son tipo chalet y otras son bastante<br />

modernas. Lamentablemente, también hay muchas que se están cayendo o que han sido<br />

derrumbadas y no se han vuelto a construir.<br />

Calle y casas antes de ser renovadas. 1979<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

La casa antigua constaba del área de vivienda y las cuadras, que es donde se tiene<br />

a los animales. Éstos eran muy importantes en la vida del pueblo especialmente durante<br />

las primeras décadas del siglo, antes que se mecanizara la agricultura. El ganado además<br />

de servir para el trabajo y de alimento también servía para dar calor. Por eso muchas<br />

casas antiguas tenían las habitaciones en un segundo piso y el primero, o planta baja, era<br />

donde mantenían a los animales. Según algunos participantes, a principios de siglo, hubo<br />

gente que también vivía en la misma planta con los animales.<br />

Con el tiempo, la mayoría de las casas en Ciadoncha llegaron a tener Gloria, que<br />

es un túnel que <strong>at</strong>raviesa una habitación de la casa y tiene una chimenea por donde sale el<br />

humo. Las glorias, según los participantes, son del tiempo de los romanos, pero no se<br />

usaron mucho en el pueblo, hasta mediados del siglo XX. La gloria se calienta<br />

quemando paja o leña. Al subir el calor, va calentando las habitaciones que están encima.<br />

Pero también le llaman Gloria a la habitación por donde pasa el túnel y que es la más<br />

caliente de todas. Antes, en el invierno, allí se hacía todo. A los niños, sobre todo, allí se<br />

les lavaba y cambiaba. Esa era la habitación que más se usaba en toda la casa.<br />

65


Calentando la gloria. 2005<br />

Foto Lucía Varona<br />

Hoy las glorias son muy bonitas y el lugar donde se calientan son motivo de<br />

decoración especial, pero antes no era más que un boquete con una tapadera de hierro.<br />

Normalmente en la habitación a la cual le llaman también gloria, hay una mesa donde se<br />

come, un sofá, varias sillas y un mueble donde está la televisión.<br />

Brasero Museo Etnológico Villadiego. Junio 2.006 Calentadores de cama.<br />

Foto proporcionada por Federico Varona cache.tias.com<br />

Pero la gloria no es suficiente para calentar las habitaciones que no están sobre<br />

ella. Antiguamente, para calentar las camas, se usaban los braseros o bosas de agua<br />

caliente; ahora se usan más los calentadores eléctricos. Muchos de los participantes dicen<br />

que los mejores <strong>recuerdos</strong> de su familia son los r<strong>at</strong>os que pasaban en la gloria. Allí fue<br />

donde muchos escucharon su primer cuento, donde se dio la mano de la hija para casarse<br />

con el prometido, donde cosía la madre la ropa de los hermanitos, donde se escuchaba la<br />

radio. Muchos también recuerdan lo limpias y ordenadas que se mantenían.<br />

La cocina era y es otra habitación importante en las casas de Ciadoncha. Para cocinar se<br />

usaba leña, después ya se usó la estufa de gas butano, y ahora las hay que son eléctricas.<br />

En la cocina se tenía un lugar dónde guardar los pl<strong>at</strong>os y utensilios de cocina al que<br />

llamaban basar. También había unas hornillas que se usaban para cocinar y un lugar<br />

donde fregar. Estos eran los tiempos duros en España. No fue hasta después de los<br />

setenta que las casas empezaron a cambiar en Ciadoncha, especialmente después de<br />

introducir el agua potable a las casas.<br />

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Cocina antigua. Museo Etnológico. Villadiego. Junio 2.006<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

Jarras para guardar agua. Museo Etnológico. Villadiego. Junio 2.006<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

Cocina moderna en una casa de Ciadoncha. 2006<br />

Foto Lucía Varona<br />

67


Hasta 1977, que se introdujo el agua en las casas; en Ciadoncha no había baños,<br />

por lo menos como los entendemos hoy en día. Las necesidades fisiológicas se hacían en<br />

las cuadras, donde había paja. Esa paja con excremento se usaba como abono. A partir<br />

de los ochenta todas las casas en Ciadoncha tienen salas de baño. Quizás el salto más<br />

grande dentro del estilo de vida haya sido éste. Las casas pasaron de no tener inodoros a<br />

tener baños muy elegantes con bidet, bañera, regadera, espejos etc. En un principio lo<br />

que se usaba para la higiene diaria, era el pichel y la palangana, que normalmente estaban<br />

colocados en el pasillo cerca de las habitaciones de dormir y también tenían un espejo.<br />

En algunos casos era un mueble de madera donde estaban el pichel, la palangana y el<br />

espejo, pero en otros era una mesita y el espejo en la pared.<br />

Pichel, palangana y cubo. Museo Etnológico de Villadiego. Junio 2.006<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

De estos utensilios rudimentarios, se saltó a las mejores marcas de baños. En la<br />

ciudad de Burgos está una fábrica de la compañía Roca, que es muy famosa en España y<br />

donde muchos raneros han trabajado.<br />

Baño en una casa de Ciadoncha. 2006<br />

Foto Lucía Varona<br />

Las habitaciones para dormir, o los cuartos, tenían camas con cabecera y pies de<br />

metal. Los padres dormían en una habitación y los hijos en otras. Los armarios eran parte<br />

del conjunto de muebles de dormitorio. Los armarios empotrados ha sido algo totalmente<br />

nuevo que se ha introducido sólo en las casas más modernas.<br />

68


Las habitaciones normalmente las mantenían muy limpias y ordenadas. Siempre<br />

han tenido la costumbre de ventilar los cuartos abriendo las ventanas, todos los días por<br />

un r<strong>at</strong>o y luego se cierra y se deja en penumbra, con la puerta entreabierta. En verano,<br />

esta es la forma de conservar el fresco de la noche y en invierno se tr<strong>at</strong>a de conservar el<br />

calor del día, ventilándolas por menos tiempo. Los dormitorios en Ciadoncha se usan<br />

únicamente para dormir. Creo que esto es debido a la falta de calefacción en el invierno<br />

y aire acondicionado en el verano. En las ciudades, hoy las casas están mejor preparadas<br />

tanto para el frío como para el calor y sobre todo los jóvenes parecen pasar más tiempo<br />

en su habitación. En el pueblo todavía no he visto que el uso de las habitaciones sea<br />

como en las ciudades, donde sobre todo los jóvenes tienen televisión, apar<strong>at</strong>o de sonido y<br />

computador instalados en su cuarto y esto hace que se aíslen más del resto de la familia.<br />

Una habitación en una casa moderna en Ciadoncha. 2006<br />

Foto Lucía Varona<br />

Ahora en las casas modernas tampoco se tiene sólo la gloria para estar. Se tienen<br />

salas y salones. Por ejemplo el comedor forma parte de la sala principal y algunos tienen<br />

un saloncito donde se hacen labores o se tienen reuniones informales. La comida diaria<br />

normalmente se hace en la cocina, donde hay una mesa bien acondicionada y no en el<br />

comedor formal que se usa sólo para ciertas ocasiones. La sala y el comedor formales se<br />

usan muy poco en la mayoría de las casas de Ciadoncha, la vida se hace más en las<br />

cocinas y en las glorias.<br />

Varias de las participantes mencionaron el desván como uno de los lugares de<br />

muchos <strong>recuerdos</strong>. El desván es la parte más alta de la casa, entre el techo y las<br />

habitaciones. En este lugar se guardan las cosas que no se usan mucho. Por eso es que<br />

todavía hoy el desván es un paraíso para los que quieren volver al pasado.<br />

Bolas de hierro que se usaban para limpiar chimeneas.<br />

De la colección de objetos antiguos de Gregorio Santos.<br />

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En junio de 2006, me invitaron a pasar a una casa en la cual encontré que es en el<br />

desván donde tienen guardadas muchas cosas dignas de un museo. Allí encontré una<br />

colección de llaves, unas bolas que servían para limpiar la chimenea, pesas y más<br />

curiosidades.<br />

Desván de una casa moderna. 2006-02-10<br />

Foto, Lucía Varona<br />

En el desván se guarda de todo, las plantas del verano, los juguetes de los niños,<br />

los baúles de los abuelos, los diplomas de los hijos, los muebles que ya no se quieren, las<br />

almendras secas, la fruta que se cortó en el verano, en el desván se encuentra de todo.<br />

Algunas de las muchas manualidades de Puri Galiana. 2.006<br />

Foto, Lucía Varona<br />

Otra característica que he encontrado en las casas de Ciadoncha es que las<br />

mujeres hacen muchas manualidades y las usan para decorar su vivienda. Tuve la<br />

oportunidad de visitar la casa de Puri Galiana y siento que debo comentar un poco lo que<br />

vi. La casa donde viven es muy moderna, decorada con un gusto exquisito y casi todo lo<br />

que han usado en la decoración lo ha hecho ella. Esta señora es un ejemplo de cómo se<br />

pueden aprovechar los cursos de manualidades que imparten en los pueblos. Desde<br />

crochet, hasta pinturas, todo tiene ese toque personal que hace de su casa un lugar único.<br />

Por muchos años en Ciadoncha se han hecho toda clase de labores. Punto de cruz,<br />

ganchillo, costura a máquina, en fin muchas manualidades. La mantelería en algunas<br />

casas es verdaderamente especial por tener ese sello tan particular de haberlo hecho la<br />

dueña de la casa.<br />

70


El cultivo de plantas es también algo que gusta mucho en el pueblo. En verano es<br />

un placer caminar por las calles, porque donde quiera que se vea hay masetas llenas de<br />

geranios de colores que alegran el ambiente. En el invierno también tienen plantas<br />

verdes dentro de la casa.<br />

Paulina Madrid con sus flores. 2005<br />

Foto, Lucía Varona<br />

Hablando con una participante, comentábamos que en realidad es posible vivir<br />

bien donde sea. La limpieza y el orden es lo principal para que una casa, por humilde que<br />

sea, se convierta en un palacio para sus habitantes.<br />

En http://www2.sjsu.edu/faculty/fvarona/pueblo.htm Federico Varona tiene las<br />

fotos de la primera y la última casa de sus padres. Allí se puede ver no sólo el paso de los<br />

años sino cuánto se ha avanzado en la construcción y el estilo de vida en el pueblo.<br />

Casa vieja de la familia Varona Madrid<br />

Casa nueva de la familia Varona Madrid.<br />

71


Una de las casas más modernas. 2006<br />

Foto, Lucía Varona<br />

Casa tipo Chalet. 2006<br />

Foto, Lucía Varona<br />

Hoy muchas casas tienen también una cochera donde guardan no sólo el<br />

automóvil de la familia, sino también los tractores que se usan en el campo. Por cierto, el<br />

primer automóvil que hubo en Ciadoncha, llegó en 1946, era del señor Arturo y se ponía<br />

en marcha con una palanca.<br />

Una cuadra bien remodelada. 2006<br />

Foto, Lucía Varona<br />

Algunos han remodelado las casas viejas usando y manteniendo muchas de las<br />

paredes originales. Por ejemplo, en una casa donde antes se alimentaba al ganado y<br />

ponían las gallinas, hoy tienen un merendero con horno y estufa de leña, calefacción a<br />

72


gas, piso de ladrillo, luz eléctrica y una decoración que nos remonta a tiempos antiguos<br />

pero con las comodidades modernas.<br />

La radio fue por mucho tiempo la mayor <strong>at</strong>racción del pueblo. Todavía se<br />

escucha mucho el parte. Hay muchos programas radiales de charlas que entretienen a la<br />

gente de campo. La ventaja de la radio es que se puede llevar a donde quiera.<br />

Angel Varona Temiño con su pequeño radio transistor en el campo.<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

Y qué decir de las tareas de la casa, ¡cuánto han cambiado gracias a la tecnología!<br />

Muchos recuerdan cuánto costaba planchar con aquellas planchas de hierro. Lo<br />

pesadas que eran. Después pasaron a las de brazas, que aunque pesaban menos, también<br />

eran peligrosas por las chispas que salían a veces. De eso llegamos a la plancha moderna<br />

que automáticamente humedece la ropa al plancharla.<br />

Planchas antiguas que pertenecen a Doña Luz Porras.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Colección de planchas. Museo Etnológico de Villadiego<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

73


Plancha eléctrica<br />

El lavado de ropa era difícil en los inviernos por el frío y la incomodidad de tener<br />

que hacerlo de rodillas. Una participante comentaba: “Qué diferencia hoy que sólo se<br />

mete ropa en la lavadora y sale casi seca.” En realidad, lo único que echan de menos<br />

algunas participantes de los viejos tiempos en cuanto al lavado de la ropa, es la<br />

camaradería y lo bien que se pasaba el tiempo charlando mientras se lavaba.<br />

Lavando en el manantial. 1977<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

Lavadora automática<br />

En las conversaciones que tuve con muchas de las mujeres de Ciadoncha, no pude<br />

notar que para ellas hubiera sido un gran problema el no tener agua en la casa antes. Por<br />

supuesto que todas valoran el tenerla ahora, pero tampoco hacían, del no tenerla, un gran<br />

problema. Para ellas era parte de la rutina diaria ir por el agua a la fuente. Una vez más<br />

me pude dar cuenta que las mujeres hacían de esta tarea un motivo de distracción, y les<br />

gustaba charlar y comentar con las que se encontraban en el camino. Estoy de acuerdo<br />

74


con D. Emérito Puente, Párroco del lugar, quien dice que la gente mayor acepta lo que les<br />

toca vivir con mucha resignación y encuentran ilusión en las cosas pequeñas de la vida.<br />

Fuente de agua.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Agua potable en casa. 1980<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

A principios de los años 80, recuerdo que nos llegó una fotografía de la casa nueva que<br />

estaban construyendo los padres de mi esposo. Una de las fotografías era de los grifos del baño<br />

abiertos, para que pudiéramos ver el agua potable. Muchos de los niños que ni siquiera<br />

conocieron esa etapa de Ciadoncha, no podrían imaginar ahora la vida sin la comodidad de poder<br />

bañarse con agua caliente sin tener que irla a traer a ningún lado ni esperar que se caliente.<br />

Cocina antigua con el fuego en el piso.<br />

Foto proporcionada por Federico Varona.<br />

75


La llegada del gas butano también cambió la forma de vida de la gente en<br />

Ciadoncha. Se pasó de cocinar con palos en el suelo a usar la estufa de gas, a la que ellas<br />

llaman “cocina”. La primera gran ventaja de este cambio fue que el fuego no quedaba<br />

tan accesible a los niños pequeños y que se podía tener más limpio el espacio donde se<br />

cocinaba. Poco a poco se fueron separando los espacios en la casa llegando a tener una<br />

habitación para cocinar, otra para comer, otra para dormir, etc. El uso del horno de<br />

microondas no está tan generalizado todavía en Ciadoncha, pero hay muchas casas que lo<br />

tienen.<br />

Estufa de gas. 1980<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

Horno microondas. 2006<br />

Foto, Lucía Varona<br />

El gas butano llega a Ciadoncha en un camión que lo reparte y lo va dejando a la<br />

puerta de las casas.<br />

Camión repartidor de gas propano. 2006<br />

Foto, Lucía Varona<br />

76


La mayoría de los participantes recuerdan con mucha nostalgia las horas que<br />

pasaban junto a la radio escuchando las historias que transmitían o el parte. Algunos<br />

todavía recuerdan cómo les maravillaba el hecho de que pudieran oír las voces de<br />

personas que no podían ver. Luego llegó la televisión y aunque algunos se resistían a<br />

tenerla al principio, hoy todos los ancianos pasan horas frente a los apar<strong>at</strong>os para<br />

distraerse.<br />

Radio Antigua<br />

Televisor a colores<br />

Algunas participantes todavía recuerdan cómo les cosieron a sus hijos la ropa a<br />

mano y también cómo las niñas desde muy jóvenes aprendían a coser. Una me comentó<br />

que ella le había hecho una b<strong>at</strong>a a su madre cuando tenía once años. Todo lo tenían que<br />

hacer a mano porque en ese entonces no había máquinas de coser. Otros participantes<br />

tienen un gr<strong>at</strong>o recuerdo de su madre cosiendo en la máquina de pedales. Hoy, aunque ya<br />

no se usa tanto para coser la ropa que se lleva puesta, hay muchas señoras que tienen<br />

máquina de coser eléctrica para hacer cortinas o proyectos grandes para la casa.<br />

Aguja e hilo<br />

77


Máquina de coser de pedal.<br />

Máquina de coser eléctrica<br />

La vida en Ciadoncha ya no es tan dura. Allí han llegado todos los adelantos de<br />

los últimos tiempos. Este trabajo de investigación no podría haberse hecho sin el uso<br />

constante del ordenador, la comunicación electrónica y el teléfono residencial. Hay<br />

algunas personas que viven en Ciadoncha, pero van dos o más veces al día a Burgos en su<br />

coche particular.<br />

Ciadoncha conserva el encanto de pueblo porque allí no hay aglomeraciones de<br />

gente, anuncios de publicidad por las calles, ni semáforos. Sí hay basureros y programa<br />

de reciclaje, una médica que llega dos veces por semana, servicio de correos y una paz<br />

que no se encuentra en las grandes ciudades.<br />

Consultorio médico. 2006<br />

78


Ciadoncha vista desde Los Tornos. 2006<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

¡Qué ilusión daba a los raneros ver Ciadoncha desde Los Tornos! Muchos habían<br />

partido hacía varios años cuando volvían al pueblo. Aún hoy cuando llegan los visitantes<br />

de verano, la vista de este pequeño pueblo trae una sonrisa a los labios y el corazón<br />

parece palpitar un poquito más aceleradamente. ¿Será posible que este pueblo tan bonito<br />

llegue a desaparecer?<br />

79


LA EDUCACION<br />

Los <strong>recuerdos</strong> de los participantes se remontan a los años de la guerra o un poco<br />

antes. Había dos escuelas, una de niñas y la otra de niños. La mayoría recuerda mejor<br />

los años de la posguerra, cuando España estaba tan mal económicamente que no podían<br />

ni poner la calefacción. Varios participantes coincidieron recordando cómo todos,<br />

empezando por los maestros, tenían que llevar sus l<strong>at</strong>itas con ascuas en pleno invierno.<br />

Pizarrín.<br />

Museo etnológico de Villadiego.<br />

Entre los muchos <strong>recuerdos</strong> que tiene la gente de la educación en Ciadoncha,<br />

están los pizarrines. Eran unas pequeñas tablas negras, donde escribían y luego borraban<br />

para volverlas a usar.<br />

La foto de Franco, el crucifijo y la foto de Primo de Rivera estaba en todas las escuelas durante el<br />

franquismo<br />

http://www.teacuerdas.com/images/nostalgia-escuela-libro2.jpg<br />

La escuela de Ciadoncha, como todas las escuelas en España tenía la foto de<br />

Franco, la de Primo de Rivera y un crucifijo. Los niños rezaban antes de empezar las<br />

clases. Por la mañana estudiaban m<strong>at</strong>emáticas, cálculo, lenguaje. Mientras la maestra o<br />

el maestro explicaban la lección del día, otros grupos realizaban las cuentas puestas en la<br />

pizarra, corregían los deberes, etc.<br />

Contexto histórico<br />

En los primeros años de la década de los cuarenta, España <strong>at</strong>ravesó una situación<br />

dura, de pobreza y según algunos autores, hasta de hambre (Monlau, 2006). Los analistas<br />

80


económicos dicen que el hecho de aislarse de otros países fue lo que dio como resultado,<br />

el hambre y una educación mediocre en esos tiempos. Fue entonces que se estableció la<br />

cartilla de razonamiento la cual duró 12 años.<br />

Apareció Auxilio Social, organización fundada por Mercedes Sanz Bachiller,<br />

viuda del falangista Onésimo Redondo. Auxilio Social fue la que abasteció a la población<br />

necesitada a través de comedores públicos y puestos de reparto en las calles de las<br />

ciudades grandes.<br />

Esta era la primera fase del gobierno franquista a la que se identifica como<br />

Autarquía (Muy historia, febrero 2006). Según dijo el mismo Franco, había que enderezar<br />

la nación torcida (Juliá, 2006, 504). Por eso centralizó la educación poniéndola en manos<br />

de la Iglesia C<strong>at</strong>ólica.<br />

Educación Religiosa<br />

http://www.geocities.com/SoHo/Cafe/6639/religio1.html<br />

El principal recurso del maestro para enseñar y de los niños para aprender, era la<br />

enciclopedia. El señor Rafael Jiménez, tuvo la idea de poner en Internet muchas<br />

fotografías e información sobre la escuela del ayer. Es un lugar en la red que nos da una<br />

mejor idea de cómo fueron los tiempos de la posguerra y los tiempos del franquismo.<br />

http://www.geocities.com/SoHo/Cafe/6639/centro1.html También en la Internet, el<br />

Canal Nostalgia tiene cosas muy interesantes no sólo sobre la educación, pero también<br />

sobre la vida en general en España en otros tiempos.<br />

La escuela era de una sola aula, pero como se dijo al principio de este capítulo,<br />

había dos escuelas; una de los niños y otra la de las niñas. Un participante recuerda con<br />

nostalgia su época de educación elemental. El dice que entonces sí enseñaban y eran<br />

estrictos. Más adelante agregó que ahora los maestros les tienen miedo a los alumnos.<br />

Cuando hablamos de este tema con las mujeres, ellas me dijeron que sentían que<br />

antaño, a las niñas no se les obligaba tanto como a los varones.<br />

Muchas de las mujeres de Ciadoncha dicen que no acudían mucho a clase pues<br />

con frecuencia, tenían que quedarse en casa cuidando a los hermanitos, cuando la madre<br />

tenía que ir al campo a ayudar. Riendo dijeron que no pasaba nada si no iban a la<br />

escuela. Ellas recuerdan que para leer se colocaban alrededor de la maestra e iban<br />

leyendo una por una.<br />

81


Niñas Promoción 1940-1946. Exposición fotográfica 1986<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Siempre que traía el tema de la educación en las entrevistas, los participantes<br />

reían mucho recordando las pifias que hacían. Dicen que mientras unas leían, otras se<br />

ponían detrás de la maestra y hacían gestos para distraer a la lectora, la pobre chica, cara<br />

a la maestra, tenía que aguantar la risa y no siempre lo lograba. Todas las participantes<br />

recuerdan cómo las seguían los niños cuando tenían que ir a hacer de aguas. Como<br />

entonces no había baños, tenían que ir detrás de la escuela y a los niños les gustaba<br />

seguirlas para luego decirles que las habían visto, aunque no fuera verdad.<br />

Libro de lectura de los años 1940<br />

Museo Etnológico de Villadiego<br />

Los libros que tenían eran la enciclopedia y una cartilla. Las chicas llegaban sólo<br />

a aprender a sumar, restar multiplicar y dividir. Todavía recuerdan lo mucho que les<br />

costaba memorizar la tabla de multiplicación. Pero nadie tenía problemas con los<br />

exámenes y tampoco repetían curso. Deberes no tenían, algunas veces les mandaban a<br />

pasar a la pizarra a hacer algún problema, pero si no podían hacerlo, sólo lo borraban y<br />

no pasaba nada. A las niñas les enseñaban costura, puntilla, alfombras. La maestra sabía<br />

que la obligación principal de las niñas era ayudar a su madre en las tareas de la casa y<br />

por eso no les dejaban tarea ni les exigían mucho.<br />

A los niños les enseñaban más, dicen las participantes. A ellos les exigían que<br />

aprendieran. Don Celestino era más estricto que Doña Celsa, la maestra de las niñas.<br />

Muchos niños que destacaban en la escuela se iban al seminario para seguir estudios más<br />

avanzados y llegar a ser curas o hermanos religiosos. Todavía hoy, un participante nos<br />

planteó algunos problemas de razonamiento que a él le ponían en la escuela. Nos<br />

82


divertimos mucho tr<strong>at</strong>ando de resolverlos y a mí me maravilló observar la buena<br />

memoria y la ilusión con que los compartía.<br />

Contexto histórico<br />

La configuración del sistema educ<strong>at</strong>ivo español actual proviene a partir de<br />

mediados del siglo XVIII y ha ido evolucionando hasta el siglo XIX, alcanzando en el<br />

XX las características que hoy conocemos de la institución escolar.<br />

El sexismo en la escuela, no sólo en España sino en muchas partes del mundo, se<br />

muestra de forma evidente. La concepción de que hombres y mujeres deben encaminarse<br />

en las sociedades por diferentes destinos, viene de muy <strong>at</strong>rás y está muy arraigada en el<br />

inconsciente de las personas. De allí que se tuviera una escuela para Niñas y otra para<br />

Niños. Lo curioso es que teóricamente en todas partes del mundo, incluyendo España, la<br />

educación tanto de niños como la de las niñas debe tener igual importancia.<br />

Evidentemente, no era así en la primera parte del siglo XX que es la época en que se<br />

sitúan los <strong>recuerdos</strong> de nuestras participantes.<br />

Curiosamente, la Ley Moyano de 1857 hace oblig<strong>at</strong>oria la escolaridad para las<br />

niñas por primera vez en España. No es hasta 1970 que con la Ley General de<br />

Educación, se elimina la separación entre niños y niñas, apareciendo las aulas mixtas. En<br />

1990 se regula la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educ<strong>at</strong>ivo (LOGSE)<br />

con la que se comienza a hablar de coeducación. (10 de agosto, 2006 en<br />

http://webs.uvigo.es/pmayobre/mujer_y_educacion_en_espa%F1a/4cuarta_parte_26_29.doc<br />

Niños Promoción 1940-1946. Exposición fotográfica 1986<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Lo que no faltaba era la clase de religión. En el tiempo bueno acudían todos los<br />

días a la c<strong>at</strong>equesis. El cura rifaba chupetes, o estampas, pero cuando no hacían caso<br />

también les calentaba los cachetes o les daba los famosos capones. Todos los días iban a<br />

la iglesia a visitar al Santísimo en el Sagrario y cantaban<br />

Vamos niños al sagrario<br />

Que Jesús llorando está<br />

Pero viendo a tantos niños<br />

Muy contento se pondrá.<br />

No llores Jesús, no llores<br />

Que nos vas a hacer llorar<br />

83


Y los niños de este pueblo<br />

Te queremos consolar.<br />

En el mes de mayo iban a traer flores al campo para llevarlas a la Virgen. Se<br />

rezaba el rosario y decían alguna poesía a la Virgen. Era muy alegre hacer todo eso, no<br />

les importaba mojarse hasta los huesos con tal de llevar las flores más bonitas. Éstas eran<br />

las cosas que ponían ilusión a la vida. Ya se sabía que cada año era igual, que cada mayo<br />

había que hacer lo mismo y se esperaba con mucha ilusión.<br />

No con menos ilusión recuerdan los juegos que jugaban en el recreo o después de<br />

la escuela. La escuela fue pues, una etapa agradable para casi todos. Muchos confiesan<br />

no haberse sentido motivados a estudiar. Algunos comentaban con cierta tristeza que era<br />

como si ya, de entrada, se sabía quienes eran los listos y los que no servían para eso.<br />

Estos comentarios salieron, sobre todo con la generación de los años 50.<br />

Federico Varona Madrid en Mollerusa a los 11 años con su padre Ángel Varona Temiño<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

En esta época también era común ver a sacerdotes y monjas que llegaban a<br />

reclutar niños y jóvenes para la vida religiosa. Fue por estos años que uno de los<br />

participantes en el estudio dejó el pueblo. Entusiasmado por la charla que había dado un<br />

Hermano de La Salle, sobre América, al preguntar quién quería ir a esa parte del mundo,<br />

él levantó la mano. Sin saberlo, en ese momento estaba definiendo su porvenir. En<br />

cuestión de días se preparó su partida y así llegó uno de los días más dolorosos de su<br />

vida. El día que dejó a su familia y a su pueblo.<br />

Este participante cuenta que al llegar a la casa de formación y encontrarse con<br />

muchos otros niños como él, que llegaban de pueblos un poco más grandes, era evidente<br />

la falta de preparación que llevaba de Ciadoncha. Su tenacidad le hizo pasar del puesto<br />

84


número 37 de 40 al tercero, segundo y primero, entre los que se mantuvo durante todo el<br />

tiempo de sus estudios. Esta era la realidad de los años cincuenta con respecto a la<br />

educación en el pueblo. Sin embargo, otra participante, mucho más joven recuerda lo<br />

bien que estaba preparada en ortografía, gracias a la educación que había recibido<br />

también en el pueblo.<br />

Contexto histórico<br />

En 1954, el gobierno al darse cuenta que cerrar las fronteras no estaba trayendo<br />

más que pobreza, empieza la fase de apertura internacional. Al empezar la guerra fría,<br />

Franco se da cuenta que debe dejar muchas de las prácticas que había copiado del<br />

fascismo italiano, como el saludo con el brazo en alto, los himnos oblig<strong>at</strong>orios como<br />

“Cara al sol” y las concentraciones masivas, como cuando inauguró la Ciudad<br />

Universitaria en 1943. Enf<strong>at</strong>iza su vínculo con la iglesia c<strong>at</strong>ólica y su posición<br />

anticomunista. Esto trae como resultado una nueva amistad, la de los Estados Unidos.<br />

Gracias a esta apertura internacional, la situación económica empieza a mejorar en toda<br />

España (Monlau, 2006).<br />

Muchos participantes recuerdan cuando empezaron a repartir la leche de los<br />

americanos. Este era otro motivo para que las niñas salieran de la clase y fueran a<br />

preparar la leche que llegaba en polv; después tenían que repartirla a todos en la escuela<br />

(Entrevista personal, 2005).<br />

Después de la fase de apertura internacional que duró desde 1954 a 1960, vino la<br />

del desarrollo. Estos eran los fabulosos sesenta. Se empieza a notar en España la<br />

presencia de turistas extranjeros. La presencia, especialmente de las suecas, causó gran<br />

sensación por lo mucho que enseñaban en las playas. La llegada de la televisión cambió<br />

bastante los hábitos de la población que ya no se mantenía pegada a la radio sino que se<br />

aglomeraba alrededor de la tele en los “teleclubs”.<br />

Niños Promoción 1958-1964<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

En Ciadoncha sin embargo, se mantenía el rec<strong>at</strong>o. Los destapes se veían en la tele<br />

y era algo ajeno a ellos. Es interesante ver las fotos de las distintas promociones de niños<br />

85


de las escuelas de Ciadoncha. La situación económica por la que <strong>at</strong>raviesa el país se<br />

puede ver reflejada en los rostros y forma de vestir de los pequeños.<br />

Sección Femenina. Ciadoncha<br />

Foto proporcionada por Angelines Varona<br />

En los años 60 llegó a Ciadoncha la Sección Femenina. Este tipo de educación<br />

tenía por objeto educar a las mujeres a ser buenas amas de casa, buenas madres y las<br />

encargadas de mantener las costumbres y tradiciones en la familia.<br />

Cruz de las Misiones.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Para los hombres también hubo cosas especiales en la época de Franco, como los<br />

retiros espirituales en 1964 que fomentaban la formación religiosa. Con tal motivo se<br />

construyó una cruz que estuvo por mucho tiempo por el camino (hoy carretera) a <strong>Santa</strong><br />

María.<br />

86


Promoción 1964-1970<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Cuando llega la mecanización de la agricultura y el bajo precio de los cereales,<br />

muchas personas de Ciadoncha tienen que buscar trabajo en Bilbao y Barcelona. En el<br />

pueblo ya no se puede vivir si no se tiene suficiente tierra. Entonces empieza el éxodo de<br />

la juventud de Ciadoncha y las escuelas se van quedando vacías.<br />

Niñas Promoción 1965-1974<br />

Foto proporcionada por Angelines Varona<br />

En los setenta se da otra ola de emigración del pueblo. Los jóvenes se van<br />

mayormente a la ciudad de Burgos a trabajar en fábricas. Entonces es cuando las escuelas<br />

en Ciadoncha terminan su función y va quedando sólo el edificio que se usa como salón<br />

comunitario para que los jóvenes, que llegan los fines de semana y en vacaciones, se<br />

reúnan. Lo mismo está pasando en otros pueblos pequeños vecinos quienes empiezan a<br />

llevar a los pocos niños que hay en cada uno de los pueblos a estudiar a la escuela de<br />

<strong>Santa</strong> María del Campo. De allí en adelante es cuando se empieza a ver cómo van<br />

muriendo estos pueblos que un día estuvieron llenos de vida.<br />

87


Niños jugando en la escuela nueva en los años 70.<br />

Foto proporciona por Federico Varona<br />

Contexto histórico<br />

Según Juliá, consumada la reforma administr<strong>at</strong>iva y aprobado el plan de<br />

estabilización, la economía española parecía equipada para franquear la puerta hacia un<br />

crecimiento de ritmo intenso y sostenido. En la crisis de gobierno de 1962, la Comisaría<br />

del Plan de Desarrollo vino con un proyecto que estimulaba la inversión privada por<br />

medio de una mezcla de política indic<strong>at</strong>iva e inversiones públicas. A ese primer Plan, de<br />

1964 siguieron dos más, hasta que en 1973 la Comisaría fue transformada en un nuevo<br />

Ministerio que se extinguió con la muerte de Franco.<br />

El proceso de industrialización indujo un movimiento de población sin<br />

precedente: cientos de miles de españoles abandonaron su lugar de nacimiento y<br />

residencia y comenzaron a abarrotar los trenes que les llevaban a las grandes capitales, a<br />

las zonas industriales o a Francia, Suiza, Alemania.<br />

La emigración interior tuvo más alcance que la exterior. Sin contar a los menores<br />

de diez años, el número total de españoles que cambiaron de residencia en la década de<br />

1960 superó los 4.5 millones, de los que abandonaron la provincia donde residían. Algo<br />

más de millón y medio salieron de municipios de menos de 10.000 habitantes, que<br />

experimentaron una permanente sangría. Este éxodo gigantesco reforzó el peso<br />

demográfico del triángulo Madrid-Barcelona-Bilbao, el crecimiento de las zonas costeras<br />

y el despoblamiento de las mesetas centrales, mientras Extremadura, las dos Castillas y<br />

algunas provincias andaluzas sufrían notables pérdidas.<br />

En Ciadoncha se refleja lo que pasa en el resto del país porque poco a poco se va<br />

quedando sin niños. Las escuelas se van quedando vacías hasta llegar a cerrarse. Ya en<br />

los noventa, había tan pocos niños en Ciadoncha que tenían que ir a la escuela de <strong>Santa</strong><br />

María del Campo para recibir educación.<br />

88


Escuela de hombres en los años 50<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

Escuela de los años 70 y polideportivo techado de Ciadoncha 2006<br />

Foto, Lucía Varona<br />

<strong>Santa</strong> María del Campo.<br />

http://www.santamariadelcampo.com/<br />

La educación en el pueblo no se ha limitado a la escuela. También ha habido<br />

bastantes cursos para adultos impartidos por personas especializadas que han ayudado<br />

89


mucho en el desarrollo cultural de los habitantes, especialmente durante el apogeo del<br />

Centro Cultural <strong>Santa</strong> Bárbara.<br />

Ya en la sección de vivienda hice el comentario de Purina, la vecina que tiene<br />

manos maravillosas. Como ella hay varias personas más que han aprendido a hacer<br />

manualidades en este tipo de cursos para adultos. El Club Cultural <strong>Santa</strong> Bárbara,<br />

también dedicó mucho tiempo a cursos y cursillos, especialmente en los veranos, cuando<br />

todavía llegaban muchos jóvenes y niños de vacaciones al pueblo.<br />

Otra forma de educación que ha existido siempre en Ciadoncha, es la predicación<br />

del sacerdote durante las misas. Estas son las únicas pláticas semanales que la gente tiene<br />

ahora. Desde hace más o menos dos años, ya no hay suficientes vecinos como para<br />

solicitar que lleven cursos de educación para adultos al pueblo.<br />

Antiguamente, los sacerdotes también enseñaban a los niños a ser monaguillos y<br />

esto implicaba la memorización de las respuestas de la misa, en l<strong>at</strong>ín primero y en<br />

castellano después. Este es otro tipo de educación que algunos del pueblo recuerdan.<br />

Algunas publicaciones que circulan todavía hoy en el pueblo son el Trigarral, El<br />

mensajero de San José y El promotor. El Trigarral es una revista muy interesante para el<br />

área rural, pues consiste de una serie de artículos, entrevistas y noticias, todo relacionado<br />

a la vida en el campo. Está bellamente ilustrada con dibujos del sacerdote Femín<br />

Gonzáles y la redacción está a cargo de los clérigos Emérito Puente, Luis Hernando,<br />

Fermín González, Fernando Susaeta, Julio Ruiz, Pedro Javier Rodríguez y Jose Mari<br />

Herrera. Esta publicación me ha inspirado mucho en cuanto a aprender la forma de<br />

hablar de la gente de campo o como dirían los lingüistas, “el registro rural”. También me<br />

ha dado una mejor idea de los sueños y esperanzas de la gente del área rural de Burgos.<br />

El Trigarral, revista de cultura campesina.<br />

El mensajero de San José es una publicación que la introdujo en Ciadoncha hace<br />

52 años, Doña Paz de Quevedo Iriarte, maestra en la escuela. La suscripción pasa de<br />

madres a hijas y la celadora actual es Dolores Tomé quien la reparte a las suscriptoras.<br />

(Información proporcionada por D. Emérito Puente)<br />

El promotor, es otra publicación religiosa que todavía se lee en algunos pueblos<br />

de la comarca en estos tiempos.<br />

90


Como todo pueblo, Ciadoncha ha sido siempre una universidad informal.<br />

Cualquiera que se dedique a observar, puede aprender mucho de lo que estos lugares<br />

entrañables nos ofrecen desde la n<strong>at</strong>uraleza hasta su gente.<br />

91


EL CICLO DE LA VIDA<br />

He querido poner en este capítulo los acontecimientos ordinarios y extraordinarios<br />

que los participantes mencionaron como parte de los gr<strong>at</strong>os <strong>recuerdos</strong> que tienen de su<br />

vida en Ciadoncha. Estos temas surgieron en las conversaciones con las primeras<br />

participantes de manera espontánea y me di cuenta que era necesario dedicarles un<br />

capítulo completo para hacernos una idea de lo que ha sido la vida en esta población.<br />

Debido a la importancia que tiene cada etapa de la vida, decidí dividir este capítulo de la<br />

siguiente manera; empezaré con el parto y el bautizo, luego comentaré la niñez, los<br />

juegos y la Primera Comunión, después entraré a la juventud, el noviazgo y la boda, para<br />

luego finalizar presentando la vida adulta, la vejez y la muerte.<br />

El parto y el bautizo<br />

Algunas personas, sobre todo las mujeres, cuando en las entrevistas personales les<br />

hacía la pregunta ¿cuál es el momento más entrañable que usted recuerda de su vida en<br />

Ciadoncha? Me respondían que había sido cuando habían tenido a sus hijos. Una de ellas<br />

incluso usó la expresión: ¡Cuando tuve a mis hijos, boba! (La palabra “boba” es usada en<br />

una forma coloquial para expresar que se sobreentiende y no despectivamente, como<br />

podría suponerse en otros ambientes). Esto fue lo que me llevó a investigar los detalles<br />

del parto.<br />

Las personas mayores me compartieron que antes, las mujeres tenían a los hijos<br />

en el pueblo. Había dos o tres mujeres que se dedicaban a ayudar a las otras, basándose<br />

sólo en su experiencia porque en realidad no tenían ningún entrenamiento profesional.<br />

Me gustó mucho escuchar decir a uno de los hombres, cuando hablamos de este tema en<br />

un grupo mixto, que seguramente algo tenían estas señoras. Talvez tenían “las manos más<br />

finas”. Me gustó mucho esta expresión, porque yo entiendo que lo que esto quiere decir<br />

es que quizás esas mujeres, en el momento del parto, tenían una buena disponibilidad<br />

para ayudar; que eran cariñosas y delicadas en el tr<strong>at</strong>o.<br />

Pilar Palancín, presentando a uno de sus hijos en la iglesia.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

92


Tuve oportunidad de hablar con mujeres que tuvieron a todos sus hijos en el<br />

pueblo, con otras que tuvieron a uno o dos de ellos allí y los otros en la ciudad y con una<br />

que no ha tenido ninguno en el pueblo, sino a todos en la ciudad. Esto está íntimamente<br />

relacionado con las facilidades de transportación que fueron desarrollándose. Como<br />

dijimos anteriormente, el primer automóvil llegó a Ciadoncha en 1946, pero no era usado<br />

de la misma manera en que se usan hoy en día. El medio de transportación más usado a<br />

principios de siglo era el burro, el caballo, la carreta, la bicicleta, el coche de línea y<br />

después el automóvil.<br />

Contexto histórico<br />

El 13 de noviembre de 1953 se fabrica el primer automóvil en España, lo hace la<br />

fábrica Se<strong>at</strong>. El 12 de febrero de 1954 se fabrican los nuevos vehículos Bircuter. El 27 de<br />

junio de 1957 se pone a la venta el primer Se<strong>at</strong> 600 fabricado en Barcelona a un precio<br />

razonable y así empezó la motorización de muchas familias españolas. En los años 60 se<br />

pueden ver Se<strong>at</strong> 600 llenos de pasajeros por las carreteras, especialmente las que llevan a<br />

las playas del sur. (Revista Muy Historia, Pags. 48 y 49)<br />

En Ciadoncha no fue hasta los años 70 que los vecinos empezaron a tener<br />

transporte propio. Antes de los años setenta, la mayoría de mujeres tenían a sus hijos en<br />

el pueblo, de no ser que hubiese habido alguna complicación y hubieran tenido que llevar<br />

a la parturienta a la ciudad como una emergencia.<br />

A partir de los años sesenta las mujeres tuvieron un médico ginecólogo que las<br />

examinaba regularmente, casi siempre en Burgos, pero si se les presentaba el parto en el<br />

pueblo, tenían que prescindir de él, ya que la distancia era mucha tomando en cuenta que<br />

no tenían vehículo apropiado para avisarle. Por estos años, no había la comodidad de los<br />

automóviles particulares. Para llamar al médico se usaba entonces bicicletas, el mismo<br />

tractor, el burro, el caballo o se iba a pie. En los años cuarenta y cincuenta era aún más<br />

difícil encontrar quien fuera a llamar al médico al pueblo vecino en casos de emergencia.<br />

El parto no se consideraba una emergencia, a no ser que se presentaran complicaciones.<br />

Muchas veces Don Antonio, el cura, iba a traerlo en su coche, pero algunas veces el<br />

médico no podía llegar a tiempo a <strong>at</strong>ender a la señora.<br />

Las ancianas, me explicaron que ellas tenían que preparar todas las cosas que se<br />

iban a necesitar en el parto y tenerlas listas para cuando se les presentara. A muchas de<br />

ellas se les presentaba mientras hacían trabajo en el campo y a otras en la casa. Para las<br />

participantes que tuvieron a sus hijos en los años cuarenta y antes, prepararse significaba<br />

limpiar las tijeras y tener los lacitos o cintas para amarrar y cortar el cordón umbilical.<br />

También preparaban las mantitas y pañales de tal manera que estuvieran a la mano para<br />

calentarse si el parto se presentaba en tiempo frío.<br />

Desde que las señoras llegaban al séptimo mes de embarazo, empezaban a<br />

preparar la ropa de la cri<strong>at</strong>ura y la tenían lista para ser usada en cualquier momento.<br />

Todavía hoy, recuerdan algunas mujeres cómo calentaron la ropa de algún niño en los<br />

hornos de leña para que no estuviera tan fría al vestirlo por primera vez.<br />

93


La mayoría coincidió que era el primer parto el que costaba más, pero que con el<br />

segundo ya se sabía mejor qué hacer, porque se podía prever lo que sucedería, y con el<br />

tercero ya no sentían ningún temor y lo veían con toda n<strong>at</strong>uralidad. En los años cuarenta<br />

había mujeres que tenían hasta 16 hijos, de los cuales sólo vivían algunos; aún así en ese<br />

tiempo las familias eran numerosas.<br />

La presencia del esposo durante el parto también es algo que ha cambiado a través<br />

de los tiempos. Unos participantes, quienes tuvieron a sus hijos en los años cuarenta y<br />

cincuenta, me dijeron que ellos habían estado presentes en la habitación con su esposa<br />

dándole ánimo. Uno de ellos tuvo esta expresión que me hizo pensar en el profundo amor<br />

que hay entre esa pareja: -¡Cómo no iba a estar con ella! Ella seguía siendo mi mujer y<br />

tenía que acompañarla en esos momentos-.<br />

Algunos otros que tuvieron a sus hijos un poco más tarde comentaron que ya<br />

fuera el médico o la partera, les hacían ver que estorbaban y aunque nunca les<br />

prohibieron estar presentes, ellos entendían que debían salir para dejarlos hacer mejor su<br />

trabajo. -Preferían que los hombres esperaran fuera- comentó un participante. Las parejas<br />

más jóvenes, ya no tuvieron a sus hijos en el pueblo. En la ciudad, muy pocos esposos<br />

eligen estar presentes en el parto.<br />

Siendo el parto una cosa tan n<strong>at</strong>ural, pero a la vez impredeciblemente arriesgado,<br />

es difícil pensar cómo habrá sido dar a luz cuando no se tenían las comodidades de las<br />

que hoy disfrutamos. El frío del invierno, la falta de <strong>at</strong>ención médica inmedi<strong>at</strong>a, la falta<br />

de control durante el embarazo, todo lo hacía mucho más arriesgado, sin embargo nunca<br />

faltó una mano bondadosa que ayudara en esos momentos y así y todo, para la mayoría el<br />

tener a los hijos es uno de los <strong>recuerdos</strong> más gr<strong>at</strong>os que tienen de su vida en Ciadoncha.<br />

Contexto histórico<br />

Según Mary Nash, c<strong>at</strong>edrática de Historia Contemporánea en la Universidad de<br />

Barcelona y fundadora de la Asociación Española de Investigación en la Historia de<br />

Mujeres, en la España del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX lo que ha marcado<br />

la función de la mujer en España es el discurso de la domesticidad (Nash, 1993). Nash<br />

dice que la sociedad española ha creado un prototipo de mujer modelo / el “Ángel del<br />

Hogar”- la “Perfecta Casada” / “la mujer de su casa”- que se basaba en el ideario de la<br />

domesticidad y el culto a la m<strong>at</strong>ernidad como máximo horizonte de realización. Para la<br />

mujer española, su eje era la familia y su identidad personal propia se desarrollaba a<br />

partir del m<strong>at</strong>rimonio y de la m<strong>at</strong>ernidad (en http://www.nodo50.org/mujeresred/ se<br />

pueden encontrar varios artículos sobre el feminismo, no sólo en España sino en el<br />

mundo entero).<br />

Las mujeres en Ciadoncha no se siente discriminadas ni explotadas por el trabajo<br />

que les ha tocado hacer, por el contrario creo que el hecho de mantener el total control de<br />

las tareas del hogar y del cuidado de los hijos les ha dado cierto poder y autoridad dentro<br />

de la familia que compensa el esfuerzo.<br />

94


Niños y mayores recogiendo caramelos en un bautizo en Ciadoncha<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

Antes, la madre no salía de la casa por cuarenta días, pero a los ocho, o cuando se<br />

celebraba la primera misa en el pueblo, se llevaba al niño a bautizar. Lo llevaba la<br />

madrina y se acostumbraba tirar confites después de la ceremonia.<br />

Cuando las señoras empezaron a ir a dar a luz a la ciudad de Burgos, se<br />

encontraron con la costumbre de que a los niños se les bautizaba inmedi<strong>at</strong>amente al<br />

nacer. Comentaba una de las participantes que ella recuerda cómo otra señora que<br />

acababa de dar a luz había servido de madrina en ese momento, pero luego al formalizar<br />

los papeles pusieron a su hermana y su cuñado como padrinos porque eran las personas<br />

que ellos habían elegido.<br />

Más recientemente, los bautizos son motivo de mucha celebración. Se nombra a<br />

los padrinos, quienes normalmente son familiares de los padres, se tiene la ceremonia en<br />

la iglesia en una de las misas y se tiran los caramelos cuando los asistentes van camino a<br />

casa o a las bodegas donde se sirve una comida especial.<br />

La elección del nombre de la cri<strong>at</strong>ura, también ha cambiado a través de los<br />

tiempos. Al principio el día que nacía el niño, el padre iba a la iglesia, consultaba al cura<br />

y el nombre del santo del día se le ponía. Prácticamente el cura le leía al padre del recién<br />

nacido, quiénes eran los santos del día y uno de esos nombres era elegido.<br />

Hubo un tiempo que también se usó poner los nombres de los abuelos. Un<br />

participante me explicó que en su época era como muy arrogante ponerle al hijo el<br />

nombre del padre o de la madre y que era mejor honrar a los abuelos eligiendo su<br />

nombre.<br />

Otra participante me contó cómo ellos buscando un nombre bonito para su hijo<br />

decidieron abrir la Biblia y de allí salió el nombre del segundo hijo. Otros han elegido los<br />

nombres de los hijos pensando en los familiares, ya sean tíos o tías de la cri<strong>at</strong>ura.<br />

95


Un caso interesante es el del participante que comentó cómo cuando él llegó a<br />

pedirle al sacerdote que bautizara a su hija, el cura le dijo que ese nombre le sonaba a<br />

ruso y que por lo tanto le iba a poner otro que sonara castellano antes del que ellos habían<br />

elegido. El participante me dijo que en los papeles del bautizo sale la cri<strong>at</strong>ura con esos<br />

dos nombres, pero en el registro civil aparece sólo con el nombre que él y su esposa<br />

habían querido desde el principio.<br />

La niñez, los juegos y la Primera Comunión<br />

Todas las entrevistas para este trabajo fueron momentos muy especiales para mí,<br />

pero quizás uno de los más entrañables fue cuando me senté con una de las ancianas y la<br />

escuché contarme cómo había sido su niñez. Me conmovió ver cómo en un cuerpo tan<br />

cansado esos ojos brillaban más que nunca al recordar su infancia. En su boca se<br />

dibujaba constantemente una sonrisa y empezó a recordar hasta canciones y nombres de<br />

personas de las que yo nunca antes le había escuchado hablar.<br />

En los <strong>recuerdos</strong> de los participantes en este estudio, nos remontamos a 1920 y<br />

1930. En esa época la vida era muy distinta. En primer lugar no era de extrañarse que<br />

una mujer muriera al dar a luz y dejara huérfanos a unos cuantos niños. Muchos niños de<br />

esa época crecieron en casa de tíos u otros parientes. Sin embargo, al hablar de su niñez<br />

muchos recuerdan lo más bonito, lo más agradable y es como si su infancia hubiese<br />

estado llena de momentos alegres y de mucha ilusión.<br />

Una participante me contó cómo ella y sus hermanos jugaban con cosas tan<br />

sencillas como los alfileres de su madre, los cartones de las cerillas, las ramas de algunas<br />

plantas, las tabas. Todos los juguetes eran hechos por ellos mismos. Quise entender<br />

mejor cómo jugaban y les pedí que me explicara algunos de estos pas<strong>at</strong>iempos.<br />

El juego de los alfileres consistía en coger tierra seca, cubrían los alfileres y<br />

tiraban un cantito o piedrita encima para descubrir los alfileres blancos de camota.<br />

Ganaba el que más alfiles descubría al tirar el canto.<br />

Las tabas son los huesos de la rodilla del cordero, se tiraban al aire y según caían<br />

se contaban como pencas, líes, cara y carnes. Cada una de estas posiciones tenía un<br />

número de puntos, ganaba el que tenía más puntos. Este juego lo practicaron muchas<br />

generaciones.<br />

Las tabas .Museo Etnológico de Villadiego. 2.006<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

96


Varios participantes me comentaron el juego de los cartones. Básicamente<br />

se jugaba con cartones que se tiraban a la pared y al rebotar se tr<strong>at</strong>aba que cayeran<br />

encima de los cartones de los otros. Parece que este mismo juego lo practicaron en una<br />

generación anterior, pero con los tacones de los zap<strong>at</strong>os que encontraban los niños por los<br />

caminos. Otras generaciones anteriores también lo practicaron con cartones. De allí el<br />

nombre del juego. Es posible que usaran lo que encontraban tirado y en un tiempo se<br />

generalizó el encontrar tacones de zap<strong>at</strong>os, por lo cual el juego se hacía con éstos.<br />

Después se hizo el mismo juego con los cartones de las cerillas. Es probable que se<br />

popularizara el uso de los cartones de las cerillas cuando la gente empezó a fumar más.<br />

No logré establecer, si este mismo juego de los cartones era el que jugaron por un<br />

tiempo usando tacones o si el de los tacones era totalmente distinto. Los participantes no<br />

tenían claro esto y mientras unos decían que era el mismo juego, otros decían que no, que<br />

el juego de los tacones era totalmente distinto, pero nadie recordaba cómo lo jugaban.<br />

Otro juego que mencionaron fue la régula era un juego de saltar sobre una figura<br />

que se dibujaba en el suelo, se usaba una prenda que iba avanzando si quien saltaba no<br />

cometía error. En otros lugares le llaman infernáculo o bebeleche y con más o menos<br />

variantes se juega así: en el piso se dibuja un diagrama de rectángulos y en la parte<br />

superior un semicírculo. El número de rectángulos depende del gusto de los participantes,<br />

pueden ser pocos o muchos. Se numeran cada uno de los recuadros. Los participantes,<br />

poseen piedras o semillas que arrojan cada vez que toca jugar. El primer jugador lanza la<br />

piedra hacia el recuadro número uno. Después salta en un pie, brincando dentro de él,<br />

saca la piedra p<strong>at</strong>eándolo recogiéndolo. Luego sale de la misma forma en que entró. Lo<br />

mismo va haciendo con los siguientes recuadros, en forma progresiva hasta llegar al<br />

último. En algunos recuadros se les pone el nombre de descanso, así como el recuadro<br />

final, que es llamado meta, el cielo, o la luna, al llegar a este se debe pisar con ambos<br />

pies. En otros recuadros se les puede nombrar infierno o mundo, no se puede hablar y,<br />

algunas veces, deben saltarse. Ni el participante ni su piedra pueden tocar estos<br />

recuadros. Se pueden distinguir por un cuadro dividido a la mitad, y que casi siempre se<br />

localiza al centro. Al llegar ahí, se debe brincar con las piernas abiertas, colocando cada<br />

pie en los recuadros l<strong>at</strong>erales. Este era un juego que practicaban las niñas más que los<br />

varones.<br />

Otro juego que mencionaron fue “A esconder las alubias.” Este era un juego que<br />

consistía en hacer saltar las alubias haciendo palanca con la mano, las alubias saltaban y<br />

tenían que entrar en un bote. Si las alubias eran pintas valían cinco puntos, si no lo eran<br />

valían uno. La persona que acumulaba más puntos ganaba.<br />

El aro también les gustaba mucho a los niños, se llevaba un aro rodando con un<br />

palo por las calles y el que aguantaba más tiempo y no se le caía era un buen experto en<br />

manipular el aro. Este juego no consistía en competir, sino simplemente en saber llevar el<br />

aro.<br />

Otro juego era al pico zurro y zaina y consistía en ponerse los chicos con la<br />

cabeza entre las piernas del otro, y se iban subiendo los demás sobre ellos, hasta formar<br />

97


una torre. Otro juego que era muy popular entre los niños era un palo con un pincho que<br />

había que clavarlo en barro, el que lograba clavar más pinchos ganaba.<br />

Otros juegos que también eran favoritos de niñas eran: A correr la potra que<br />

consistía en mojar un poco una cuesta y había que resbalarse por allí. Muchas<br />

participantes tienen muy gr<strong>at</strong>os <strong>recuerdos</strong> saltando a la soga, que consistía en saltar y<br />

cantar al mismo tiempo. En las noches de verano, se pasaban las horas jugando al<br />

escondite.<br />

El arroyo<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

El arroyo les trae muchos <strong>recuerdos</strong> a los chicos de los años cincuenta. Allí<br />

encontraban las ranas, con las que jugaban y gallinitas de agua. Los niños gozaban mucho<br />

yendo al campo a coger moras y toda clase de frutos silvestres. En el campo también<br />

hacían pitos con ramitas de sauce; le sacaban el centro y se hacía como una flauta.<br />

Los tirabeques eran el arma de compañía de los niños, por si aparecía algún pájaro<br />

o lo que fuera. Hay muchos juegos más, como p<strong>at</strong>ear el bote, juegos de canicas, el<br />

trompo, etc. La mayoría de los juguetes eran confeccionados manualmente por los<br />

mismos niños o por sus padres.<br />

Un paseo en Burra, gracias al tío Martín. Niños en los años 50.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

98


Uno de los <strong>recuerdos</strong> más gr<strong>at</strong>os que tienen muchos participantes es cuando de<br />

niños iban montados en la burra a dejar la comida a los hombres que estaban trabajando<br />

en el campo. Les hacía mucha ilusión pasear montados en la burra, tanta que algunos se<br />

tomaron fotografías donde ha quedado plasmada la alegría de los niños y la s<strong>at</strong>isfacción<br />

de los mayores.<br />

Foto tomada en el camino donde esperaban el coche de línea.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Para la mayoría de los participantes, los años de niñez fueron los más felices en<br />

Ciadoncha. Recuerdan mucho con qué ilusión esperaban el coche y cómo desde que<br />

veían reflejarse sus luces empezaban a gritar “el coche, el coche, el coche”.<br />

Otros chicos recuerdan también cómo Ciadoncha también tuvo su Cabo<br />

Cañaveral, refiriéndose al lugar de lanzamiento de cohetes al espacio. Los niños<br />

construían verdaderos cohetes con un m<strong>at</strong>erial que usaba el señor Simeón en la fragua.<br />

Ponían este explosivo en un bote y luego le prendían fuego y salía la l<strong>at</strong>a disparada por la<br />

fuerza explosiva. Para algunos estar con el señor Simeón, el herrero del pueblo viéndolo<br />

trabajar, ya era un pas<strong>at</strong>iempo enorme.<br />

Niños y jóvenes en los años 60.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

La niñez se pasaba muy bien en Ciadoncha. Había grupos de chicos por edades y<br />

sobre todo por el barrio donde vivían. Como mencioné anteriormente, el pueblo, a pesar<br />

99


de ser pequeño y no tener muchos habitantes tenía los barrios muy bien demarcados y era<br />

raro que chicos de diferentes barrios jugaran juntos después de la escuela.<br />

Niños jugando enfrente de la escuela en los años 60.<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

Después del éxodo rural, Ciadoncha era como el imán que reunía a la familia.<br />

Allí era donde se juntaban los primos mientras sus padres trabajaban la tierra. Los<br />

participantes recuerdan con cierta nostalgia, cómo había tantos niños por las calles y<br />

cuánto alegraban el pueblo.<br />

Antes de la mecanización de la agricultura, los niños también ayudaban a trabajar<br />

desde muy jóvenes. Las niñas pronto empezaban con los quehaceres de la casa y<br />

cuidando a los hermanitos. Los niños también tenían que echar una mano a los mayores<br />

en el tiempo de cosecha y buscando hierbas para los animales. Así y todo, la mayoría<br />

admite que se lo “pasaban bomba”.<br />

Virgilio Galiana con el traje de su Primera Comunión.<br />

Foto proporcionada por Rosita Gutiérrez<br />

A los siete años se empezaba a ir a la escuela y a la c<strong>at</strong>equesis. Había que<br />

prepararse para la Primera Comunión. La Primera Comunión era un gran<br />

acontecimiento, se usaba el vestido blanco para las niñas y los niños iban de marineros.<br />

¡Qué ilusión daba ese día!- Me dijeron varios.<br />

100


Todos recordaban con muchas risas, los capones que les daba don Isidoro cuando<br />

no aprendían las preguntas del c<strong>at</strong>ecismo. -¡Cuánto hemos cambiado aún en eso!-<br />

comentaban otros, al recordar las famosas 12 horas de ayuno para poder comulgar.<br />

Muchos se desmayaban por la falta de alimento.<br />

Fabricio Galiana Delgado. 1970<br />

Foto proporcionada por Marisa Delgado<br />

El día de la Primera Comunión era un día especial, se comía mejor y se reunía a la<br />

familia para celebrarlo.<br />

Contexto histórico<br />

No es hasta principios del siglo XX que la vida de los niños fue considerada de<br />

interés o preocupación por la comunidad internacional. Así, en el año 1920, surge la<br />

Unión Internacional de Socorro a los Niños, que luego refrenda en 1923 la primera<br />

Declaración de los Derechos del Niño. Esta Declaración, que fue llamada Ginebra Uno,<br />

fue aprobada por la 5ª Asamblea General de la entonces Sociedad de Naciones, en 1924.<br />

Esta Declaración contenía cinco principios fundamentales para la <strong>at</strong>ención y<br />

cuidado del niño: a) que el niño debería tener la posibilidad de un desarrollo normal,<br />

físico y psíquico; b) que un niño hambriento debería ser alimentado; c) que un niño<br />

maltr<strong>at</strong>ado, debía ser <strong>at</strong>endido; d) que un niño enfermo, tenía que ser cuidado; e) si un<br />

niño es huérfano o abandonado, ha de ser <strong>at</strong>endido.<br />

La Declaración de Ginebra fue un extraordinario paso de avance en lo referente a<br />

la <strong>at</strong>ención y cuidado del niño como ser humano, descansando fundamentalmente en el<br />

aspecto de su cuidado como individuo, sin incidir directamente en su derecho a la<br />

educación. Este derecho se recoge en la Declaración Universal de los Derechos del Niño,<br />

documento primero que establece lo que el niño como ser humano requiere para un<br />

normal crecimiento y desarrollo y su conversión en un ciudadano apto, intelectualmente y<br />

afectivamente capaz, y competente para jugar el papel social que le corresponde en el<br />

mundo actual.<br />

101


Esta Declaración, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1959,<br />

establece entre algunos de sus considerandos que las Naciones Unidas han proclamado en<br />

la Declaración Universal de Derechos Humanos que toda persona tiene todos los<br />

derechos y libertades enunciados en ella, sin distinción alguna de raza, color, sexo,<br />

idioma, religión, opinión política o de cualquiera otra índole, origen nacional o social,<br />

posición económica, nacimiento o cualquiera otra condición, y que el niño por su falta de<br />

madurez física y mental, necesita protección y cuidado especiales, incluso la debida<br />

protección legal, tanto antes como después del nacimiento, y considerando que la<br />

humanidad debe al niño lo mejor que puede darle, proclamó que para que este pueda<br />

tener una infancia feliz y gozar, en su propio bien y en bien de la sociedad, de los<br />

derechos y libertades que en ella se enuncian, insta a los padres, a los hombres y mujeres<br />

individualmente y a las organizaciones particulares, autoridades locales y gobiernos<br />

nacionales a que reconozcan esos derechos y luchen por su observancia con medidas<br />

legisl<strong>at</strong>ivas y de otra índole adoptadas. (Asociación Mundial de Educadores Infantiles<br />

http://www.waece.org/modelocentro/capitulo03.php 10 de agosto, 2006)<br />

Juventud, noviazgo y boda<br />

De cierta manera, el terminar la escuela elemental, a los doce o trece años<br />

marcaba la entrada a la juventud. Una participante me enf<strong>at</strong>izó que las niñas de antes<br />

eran muy inocentes, que no era hasta los 15 ó 16 que se empezaban a fijar en los chicos.<br />

Otro me dijo que a los 11 años se había ido a la casa de formación y que por lo tanto<br />

había vivido muy diferentemente esos años de adolescencia, especialmente si los<br />

comparamos con los adolescentes de hoy. Por lo tanto, si la juventud la marcamos por la<br />

época en que los chicos se empiezan a fijar en las chicas y viceversa, tendremos que estar<br />

de acuerdo en que, para los niños de los años cincuenta y sesenta, la juventud llegaba más<br />

tarde.<br />

Sin embargo, al hablar con los participantes, me pude dar cuenta que lo que<br />

marcaba el final de la niñez era el dejar los juegos permanentes y empezar a tomar<br />

responsabilidades. Para muchas niñas fue tomar la responsabilidad de hacer algunas de<br />

las labores de casa, entre ellas cuidar a los hermanitos, fregar los trastos, limpiar la casa,<br />

etc. Para los chicos fue empezar a ir al campo con los mayores y participar en las tareas<br />

de cuidar los animales.<br />

Muchas participantes recuerdan con mucho detalle, cuando tenían que ayudar a<br />

sus madres a traer agua, limpiar la casa, ver que sus hermanos no hicieran travesuras y<br />

esas cosas. Otra tarea que tenían las chicas en el verano, cuando la madre acompañaba al<br />

padre y a los hermanos al campo, era ver qué compraban para preparar la comida y<br />

tenerla lista cuando los mayores volvieran. Estas obligaciones parecen muy grandes para<br />

niñas de ocho y diez años, pero entonces así era como toda la familia participaba<br />

responsabilizándose los unos de los otros.<br />

102


Genara y P<strong>at</strong>rito, amigas de toda la vida. Años 40.<br />

Foto proporcionada por Genara Madrid<br />

Cirila González, otra joven de Ciadoncha en los años 40<br />

Foto proporcionada por Rosita Gutiérrez<br />

Una participante recuerda que cuando ella era muy jovencita, su madre llegaba en<br />

la madrugada a su habitación y le decía todo lo que tenía que hacer durante el día. Ella<br />

confiesa que era tanto el sueño, que poco se enteraba de lo que decía su madre y luego<br />

cuando se levantaba se preocupaba porque no recordaba nada de lo que tenía que hacer.<br />

Las chicas recuerdan cómo también a ellas les tocaba ir al campo, todas cubiertas<br />

para no quemarse. Entonces, no se llevaba el ser morenas como ahora. Se cubrían todo<br />

el cuerpo, piernas, brazos, cara, todo. Esto les ayudaba también con el calor, pues al estar<br />

tan cubiertas, el sudor creaba humedad y con un poco de brisa que llegara, ya se<br />

refrescaban.<br />

En el capítulo sobre la educación se comentó cómo la iglesia c<strong>at</strong>ólica llegó a tener<br />

el control de la educación en España, en la época de Franco. Las escuelas primarias eran<br />

donde los grupos religiosos, encontraban a los futuros sacerdotes, hermanos y monjas.<br />

Muchos participantes recuerdan todavía cómo llegaban a los pueblos a reclutar niños.<br />

Para las familias, tener un hijo cura era uno de los honores más grandes, así<br />

cuando algún niño era invitado a entrar al seminario, los padres no dudaban en dejarlo ir<br />

y hasta lo animaban. Hubo algunos jóvenes que no terminaron la formación en el<br />

seminario y se regresaron antes de llegar a hacer los votos permanentes. Otros estuvieron<br />

en la vida religiosa por muchos años. Con el tiempo la mayoría de los hombres han<br />

103


dejado los hábitos, quedando todavía algunas monjas sirviendo en España y en otros<br />

países.<br />

En una época también se vio que muchas chicas de pueblos pequeños, como<br />

Ciadoncha, iban como chicas de servicio a las ciudades grandes. Un participante<br />

recuerda cómo los jueves era el día que se llenaba de chicas el Espolón en Burgos. La<br />

mayoría eran chicas jóvenes que habían salido de su pueblo en busca de algo mejor. -No<br />

era raro encontrar a alguna conocida y ya te pasabas la tarde charlando y paseando con<br />

ella-comentó el participante.<br />

Otras chicas fueron a conventos, al Opus Dei a aprender a servir a los miembros<br />

prelarios, o a vivir a casas de familiares en las grandes ciudades. Los padres las dejaban<br />

ir con la ilusión de que ellas aprendieran más fuera que quedándose en el pueblo. Sin<br />

embargo, varias volvieron a los dos o tres años a seguir su vida donde la habían<br />

empezado.<br />

Juventud de los años 40 listas para el paseo.<br />

Foto proporcinada por Arcadio Varona<br />

Cuando hablé del tema de la juventud con los participantes, pude darme cuenta<br />

que esta etapa de la vida se ha vivido de distintas maneras según las generaciones. Los<br />

ancianos recuerdan cómo disfrutaban de los salones de baile que había en Ciadoncha.<br />

Estos salones tenían un organillo que tocaba pasodobles y toda clase de música. Allí iban<br />

los jóvenes de antaño a bailar y a conocer gente de otros pueblos. Así fue como muchos<br />

forasteros y forasteras llegaron a vivir a Ciadoncha. La falta de facilidad de transporte,<br />

hacía más difícil el traslado a la ciudad de Burgos, así es que la juventud de los años 40 y<br />

antes de éstos, se quedaba por los pueblos vecinos para divertirse.<br />

La siguiente generación, ya no disfrutó de los salones de baile. Ellos recuerdan<br />

los paseos a pie por el camino a Presencio o a los Tornos. Entonces iban grupos de<br />

chicas y los chicos las seguían, si algún chico tenía intenciones de hablar con alguna, se<br />

le acercaba y le daba un toquecito por la espalda mientras paseaban. Esto quería decir<br />

que le <strong>at</strong>raía y la chica dejaba al grupo de sus amigas para caminar con el chico. Un<br />

participante aún recuerda cómo él siendo chico veía a las parejas caminar. ¡Qué<br />

elegantes eran y qué correctos!-comenta el participante.<br />

104


Jóvenes de los años 50.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona.<br />

La música era muy importante en la vida de los jóvenes de los años 50.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Divirtiéndose en las bodegas. Jóvenes de los años 50<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

105


Otra generación, me dijo que ellos ya no hacían esos paseos. Esta generación me<br />

comentó que los chicos aprovechaban cualquier celebración para demostrar quien era la<br />

que más les gustaba. Para una participante fue en una de las merendillas de carnaval que<br />

se acostumbraba hacer en diferente casa cada año. Se preparaba una merienda especial,<br />

con tortilla, postres y alguna otra cosa para que se reunieran las chicas a merendar y así<br />

celebrar un poco carnaval. Ella recuerda cómo en una de estas merendillas, de pronto vio<br />

que entraban chicos. Ella se sorprendió, porque hasta entonces, sólo se habían reunido<br />

mujeres, pero alguien había dejado la puerta abierta y los chicos aprovecharon para<br />

entrar. Ese día fue cuando el chico, quien después sería su esposo, le dijo por primera<br />

vez que ella le gustaba. A ese primer momento le siguieron algunas cartas y salidas a<br />

bailar a Burgos en grupos grandes, hasta que llegó el día de la pedida de mano y se<br />

preparó la boda.<br />

Jóvenes de los años 60.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Jóvenes en los años 60.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona.<br />

106


Jóvenes de los años 60 y 70<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Los de la siguiente década, recuerdan haber convivido mucho con los chicos en<br />

un plan más informal y cómo se las arreglaban para conseguir transporte para ir a bailar a<br />

Burgos. Unos recuerdan con mucha risa cómo llegaron a irse hasta en tractor por no<br />

perderse alguna fiesta.<br />

Jóvenes de los años 70<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Jóvenes de los años 80.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

107


Los jóvenes de los últimos años setenta y ochenta tuvieron más libertad de salir y<br />

conocer más gente y el proceso de noviazgo cambió mucho más. Una participante me<br />

dijo que realmente ella en esos años no pensaba en casarse, que la juventud entonces, el<br />

m<strong>at</strong>rimonio lo veía como algo muy serio. Estos jóvenes estudiaron todos fuera de<br />

Ciadoncha y estuvieron expuestos a una diversidad cultural mayor. Muchos jóvenes<br />

empezaron a viajar al exterior y todo eso influyó su forma de pensar.<br />

108<br />

Los jóvenes de los años noventa ya prácticamente no han vivido en Ciadoncha.<br />

Estos son los nietos de los vecinos permanentes del pueblo, pero ellos se han criado en<br />

capitales y tienen totalmente otra forma de pensar en cuanto al noviazgo y el m<strong>at</strong>rimonio.<br />

Algo que me parece interesante comentar, es que desde que puse en Internet algunos de<br />

los cuentos que he escrito sobre este pueblo, he recibido varios correos electrónicos de<br />

estás personas jóvenes que de alguna manera se identifican mucho con el pueblo y<br />

disfrutan leyendo algo que les una al pueblo de sus mayores. Antes, si una pareja quería<br />

formalizar su relación, entonces había que pedir la mano de la novia. Para esto iban, el<br />

novio y sus padres a la casa de la novia y tenían una reunión formal que consistía ya fuera<br />

en una cena o una merienda bien preparada. Los padres de los novios hablaban y<br />

decidían cuando sería el enlace m<strong>at</strong>rimonial. Era costumbre que el novio pagaba el<br />

vestido de la novia y el dormitorio iba por cuenta del padre de la novia (Entrevista<br />

personal, 2006).<br />

Las bodas se hacen durante la misa. Es costumbre en Ciadoncha, como en el<br />

resto de España, elegir un padrino que es quien entrega a la novia y a una madrina, que es<br />

quien acompaña al novio en el altar. En algunas bodas, entran a la iglesia primero unos<br />

niños a quienes se les llaman pajes, después entra la novia con el padrino, que<br />

normalmente es el padre de la novia mientras la madre y su hijo, quien es el novio<br />

esperan en el altar.<br />

Después de la misa los novios, sus padrinos y algunos testigos pasan a la sacristía<br />

a firmar el acta m<strong>at</strong>rimonial. Finalizado el acto, se pasa a la comida que se lleva a cabo<br />

en un restaurante.<br />

Boda de Irenio Galiana y Elisea. Años 30<br />

Foto proporcionada por Marisa Delgado.<br />

Las bodas grandes en el pueblo fueron antes de que existiera el automóvil.<br />

Cuentan que eran fiestas de hasta tres días. Esto era porque llegaban familiares de lejos y<br />

tenían que <strong>at</strong>enderlos. Había mucha comida, música, baile y todo el pueblo parecía estar


de fiesta. Se casaban en la iglesia del pueblo y hacían la fiesta en la casa. En la mayoría<br />

de las fotos de bodas antiguas, previas a 1955, las novias llevan vestido oscuro.<br />

Ángel Varona y Genara Madrid en su boda. 1945<br />

Foto proporcionada por Genara Varona.<br />

Con el tiempo, las parejas quisieron casarse en la ciudad de Burgos y más o<br />

menos a partir de 1.955, las novias se empezaron a vestir de blanco. Estas parejas<br />

celebraron su boda o como dicen ellos hicieron el gasto en un restaurante de la capital de<br />

la provincia. Estas parejas se fueron de viaje de novios a algún lugar dentro del país. La<br />

mayoría de ellos, son hoy los abuelos de los jóvenes que llegan a Ciadoncha en el verano<br />

y para las fiestas.<br />

Boda de Fabricio Galiana y Marisa Delgado. 1960<br />

Foto proporcionada por Marisa Delgado<br />

109


Emiliano Galiana Porres y María Cruz Blanco Pérez el día de su boda.<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

Otra generación más reciente, también se casaba en la ciudad de Burgos y<br />

celebraba en un restaurante, como los anteriores, pero éstos se iban de viaje de bodas a<br />

las islas Canarias. Los más jóvenes siguen haciendo lo mismo para celebrar el<br />

acontecimiento. La excepción han sido dos o tres parejas, que han decidido tener la<br />

ceremonia en la iglesia del pueblo en los últimos años. La luna de miel para estas parejas<br />

ha sido en el extranjero mayormente. Hay quienes también han decidido casarse en otras<br />

provincias y hasta en otros países.<br />

Boda de Petra Varona y Luís Cruz realizada en Santillana del Mar en 1998.<br />

Foto proporcionada por Petra Varona.<br />

Las bodas son muy elegantes. La gente acude vestida muy a la moda, con trajes<br />

muy finos. Una vez más he podido comprobar que el buen gusto en el vestir y en el<br />

arreglo personal de la gente de este pueblo se pone de manifiesto en estas grandes<br />

ocasiones.<br />

110


Personas del pueblo participando en la boda de …. Mayo, 2006<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

En Ciadoncha también se acostumbra que cuando se leen las amonestaciones unas<br />

semanas antes de la boda, se ofrece un aperitivo después de la misa. Ese día asisten a<br />

misa los novios y sus padres.<br />

Contexto histórico<br />

Tenemos que recordar que después de la posguerra, con la apertura internacional,<br />

vino el desarrollo a España. Las divisas enviadas por los españoles que trabajaban en el<br />

exterior y el flujo enorme de turistas, permitió el mayor crecimiento del producto<br />

económico español de toda la historia. Los españoles salieron en masa a trabajar a los<br />

países centrales europeos. La cifra oficial de emigrantes en los años 60 fue de 1.100,000<br />

emigrantes, pero la no oficial fue de 2.500.000 (Muy historia, 51). En esa misma época,<br />

el gobierno de Franco impuso una multa de 40,000 pesetas en Benidorm por usar Bikini<br />

pero la policía no se daba abasto para multar a todas las turistas y optaron por dejarlas en<br />

paz.<br />

Jóvenes de los años 50.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

111


Jóvenes de los años 60.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Así empezó el destape y los españoles se empezaron a quitar la montera ante la<br />

minifalda. De pronto Sara Montiel no parecía tan exagerada enseñando carnes en “El<br />

último cuplé”, el fútbol pasó a sustituir al toreo, Massiel ganó Eurovisión, los jóvenes<br />

cantaron “Porompompero” con Manolo Escobar, “Esos ojitos negros” con el Dúo<br />

Dinámico y con Karina se la pasaban “Buscando en el baúl de los <strong>recuerdos</strong>”<br />

(http://www.aguaron.net/aquellos70/70.htm ). Familias llenaban los Se<strong>at</strong> 600 y se iban a<br />

las playas del sur. Las películas de Joselito y Marisol iban quedando como cosa de niños.<br />

Este era el principio del final de la época franquista. España había abierto las puertas al<br />

mundo y nada ni nadie iba a detener la influencia extranjera (Muy historia, 2006).<br />

A Ciadoncha llegó todo esto por la tele, por la radio, por algunas revistas y porque<br />

los jóvenes ya salían más a Burgos y otras partes; pero el proceso fue un poco más lento<br />

que en pueblos o ciudades con mayor población. Según se puede ver en los vídeos, en<br />

Ciadoncha no se veían tantas minifaldas en los años sesentas y muy pocas en los setentas.<br />

No fue hasta en los veranos de los ochentas que la juventud llegó a broncearse de verdad<br />

(Vídeos proporcionados por Orencio Pérez Cascajar). Ciadoncha sigue siendo un pueblo<br />

con valores tradicionales, yo diría que en Ciadoncha todavía se puede sentir la influencia<br />

de la época de Franco, el rec<strong>at</strong>o y la elegancia clásica son característicos en la gente del<br />

pueblo.<br />

En las fiestas del pueblo era donde los jóvenes cantaban y declamaban<br />

demostrando su amor pero siempre con mucho rec<strong>at</strong>o y discreción. Según lo que yo he<br />

observado, en Ciadoncha nunca he visto a ninguna pareja besarse en público y creo que<br />

tampoco he visto a nadie caminar abrazados. Las expresiones de cariño se limitan a los<br />

niños, pero no entre mayores y mucho menos en público.<br />

112


Vida adulta, vejez y muerte<br />

Los adultos en el pueblo son los que tienen las responsabilidades de llevar la casa<br />

y también la comunidad. Ellos son los que se encargan de las responsabilidades públicas,<br />

como ser alcalde, participar más activamente en las celebraciones religiosas, organizar las<br />

fiestas, dirigir y coordinar los trabajos del campo y criar y educar a los hijos.<br />

Hoy en Ciadoncha viven muy pocos adultos. La mayoría de<br />

los miembros de la generación, quienes hoy serían los adultos del<br />

pueblo, salieron y están viviendo en otras partes. El alcalde, José<br />

Luís Julián Hernando por ejemplo, vive y trabaja en Burgos. Cuando<br />

hablé con él me dijo que él hacía este trabajo sin recibir ningún<br />

sueldo, que la empresa donde él trabaja le permite faltar si tiene<br />

alguna reunión importante, pero que en realidad no es nada fácil<br />

hacerlo. No obstante, casi cada fin de semana están él y su familia en<br />

la bonita casa que tienen en Ciadoncha y él siempre está al tanto de lo<br />

que pasa en la comunidad.<br />

Las autoridades del pueblo son: el alcalde, que es elegido cada cu<strong>at</strong>ro años y<br />

puede reelegirse sin tope de años, cu<strong>at</strong>ro concejales y un juez de paz. Realmente estos<br />

puestos los ocupan gente que tiene un gran espíritu de servicio a la comunidad, pues no<br />

representan mayor ventaja sino más bien gasto y mucho tiempo extra (Entrevista personal<br />

2006).<br />

Es difícil establecer dónde termina la vida adulta y empieza la vejez.<br />

Especialmente porque los niños de los años cincuenta se han conservado muy bien física<br />

y mentalmente y cuando pensamos que ellos son los que están entrando a la c<strong>at</strong>egoría de<br />

honor de la vejez, nos parece que no tienen las mismas características de sus antecesores.<br />

Mujeres en la puerta de la iglesia un día domingo. 1995<br />

Foto Lucía Varona<br />

Lo que sí es evidente es que los años pasan y van dejando huellas. Los adultos de<br />

antes, son los viejos de ahora y los viejos de antes son los ancianos de ahora. Es difícil<br />

aceptar que aquella pareja tan guapa y llena de vida que se paseaba por las calles y<br />

caminos de Ciadoncha en los cuarenta y cincuenta, hoy sean los ancianos del pueblo y<br />

113


que el niño que los admiraba tanto entonces, sea hoy parte del grupo de los viejos. Pero<br />

la vida es así y allí están ellos, con toda su sabiduría, con todos sus años.<br />

La vejez<br />

Hablando con un participante que está en el grupo selecto de los ancianos, me<br />

dijo: -Nosotros somos la generación que más ha tenido que aguantar. Primero tuvimos<br />

que aguantar lo que nos imponían nuestros padres, después enviamos a los hijos a<br />

estudiar y ahora tenemos que aguantar lo que nos imponen ellos.- Hay mucho de verdad<br />

en estas palabras.<br />

Don Emérito también expresó muy claramente que lo que se aprende de los<br />

mayores es su resignación, la paz con que aceptan lo que la vida les da. Yo también creo<br />

que los viejos de Ciadoncha nos enseñan esos valores. La vejez les ha sorprendido<br />

cuando empezaban a disfrutar el resultado de su trabajo. Muchos de ellos no habían<br />

viajado nunca por falta de medios y ahora que los tienen, les falta la salud. Sin embargo,<br />

no están amargados. Basta caminar un poco por la calle de La Calzada y se les puede ver<br />

tomando el sol, sonriendo y charlando mientras menean el bastón o las muletas.<br />

Los ancianos de hoy fueron los jóvenes y adultos de la posguerra. Ellos vivieron<br />

mucha estrechez económica, nunca tuvieron dinero extra y aprendieron a trabajar en el<br />

campo desde muy niños. Siempre estuvieron aceptando órdenes de más arriba. Los<br />

cambios les sorprendieron desprevenidos y cuando se vinieron a dar cuenta, eran los hijos<br />

los que llevaban las riendas y ellos se fueron quedando <strong>at</strong>rás. Hoy, les asusta tanta<br />

modernidad, la mayoría no quiere ni tr<strong>at</strong>ar de comprender lo que es la cibernética. Ellos<br />

son felices viendo cómo sus hijos y nietos se defienden en un mundo que ellos jamás<br />

llegaron a imaginar. Ellos se sienten más seguros, como es de suponer, en el pueblo que<br />

los vio nacer.<br />

No son pocos los que han celebrado las bodas de oro m<strong>at</strong>rimoniales en<br />

Ciadoncha. Hay todavía muchas familias que tienen la dicha de tener tanto al padre<br />

como a la madre vivos cuando llegan a cumplir los cincuenta años de casados. La<br />

mayoría celebra este acontecimiento con los hijos y familiares más allegados. Algunas<br />

instituciones, como las cajas de ahorro, también les hacen algún reconocimiento especial.<br />

Ángel Varona y Genara Madrid celebrando los 50 años de casados<br />

114


con sus padrinos de boda, Luz Porres y Pablo Galiana. 1995<br />

Foto proporcionada por Petra Varona<br />

En Ciadoncha quedan algunos ancianos y quizás lo más duro para ellos sea el frío<br />

del invierno. Por eso muchos se van con los hijos a Burgos en esa época, pero en cuanto<br />

pueden vuelven al pueblo porque allí están sus raíces, allí han dejado sus <strong>recuerdos</strong> y es<br />

allí donde más les gusta estar. Cuando están en el pueblo les vuelve la vida. Ven a sus<br />

amigos, juegan a las cartas, al dominó, salen a tomar el sol y respiran el aire fresco y puro<br />

que tanto extrañan en las grandes ciudades.<br />

Para mí los ancianos son el símbolo de Ciadoncha. Ciadoncha misma es como<br />

ellos, vieja y gastada, con algunos parches modernos que la sostienen como a los<br />

ancianos les sostienen los bastones y las muletas. Ciadoncha está siempre sonriente,<br />

acogedora, aguantando caricias y desprecios, porque Ciadoncha, como toda madre, quiere<br />

y perdona a todos los hijos por igual.<br />

También en el pueblo hay un grupo de adultos que ahora realmente lo sostiene. Si<br />

no fuera por ellos, no llegaría ninguno a vender cada semana, no tendrían el servicio<br />

médico ni el de correos. Este es el grupo que todavía va a misa los domingos del tiempo<br />

ordinario. Por ellos es que se abre el bar y gracias a ellos el pueblo no ha muerto La<br />

pregunta que ellos se hacen es: ¿Por cuánto tiempo vamos a estar así?<br />

El tema de la muerte es difícil para todos y el tema en sí no apareció dentro de los<br />

<strong>recuerdos</strong> gr<strong>at</strong>os de la vida en Ciadoncha. Sin embargo, muchos recordaron gr<strong>at</strong>amente a<br />

gente que ya ha muerto y comentaban cómo había sido su muerte y el funeral. Lo que los<br />

participantes más valoran de esta etapa de la vida es la solidaridad que existe en esos<br />

momentos. No importa el clima, si llueve o nieva, la iglesia siempre se llena de vecinos<br />

para un funeral.<br />

Me parece también muy importante dejar constancia de las costumbres y<br />

tradiciones que hay con relación a la muerte, ya que también esto está cambiando con la<br />

modernidad.<br />

Algunos participantes recuerdan cómo antes en el pueblo, cuando alguien estaba<br />

muy enfermo, se llamaba al cura para que le fuera a dar los Santos Óleos. Al morir se<br />

preparaba el cadáver en la casa y allí se le velaba hasta enterrarlo al día siguiente. Casi<br />

siempre era la familia la que se acercaba a la casa y el resto del pueblo asistía a la misa y<br />

al entierro.<br />

Hoy ya no se vela a los muertos en el pueblo. Ahora se acostumbra llevarlos a los<br />

tan<strong>at</strong>orios de la ciudad de Burgos. Las funerarias se encargan de preparar el cadáver, las<br />

esquelas que salen en los diarios, la misa y el entierro.<br />

En nuestra familia, para la muerte del padre de mi esposo, recuerdo que por parte<br />

de la administración del tan<strong>at</strong>orio en Burgos, dijeron que podíamos irnos a descansar, que<br />

ellos cerrarían la sala donde estaba expuesto el cuerpo y que volviésemos por la mañana<br />

para una misa que se celebraría por todos los difuntos que estaban en ese lugar, en la<br />

115


capilla por la mañana del día siguiente. Nunca olvidaré las palabras de una de mis<br />

cuñadas: -Cómo voy yo a dejar sólo a mi padre ahora. Si ya sólo lo voy a tener estas<br />

horas- A todos nos llenó de emoción tan profundo y leal pensamiento y le dimos toda la<br />

razón. Al padre de mi esposo lo velamos toda la noche y rezamos y recordamos con<br />

muchísimo dolor los mejores momentos que él nos había dado. Esa noche de velación<br />

fue como rendirle un homenaje de agradecimiento por todo lo que había hecho por cada<br />

uno. Al día siguiente le llevamos a misa y a enterrar a Ciadoncha.<br />

Como en la mayor parte del mundo occidental, el luto se manifiesta con el color<br />

negro; contrariamente al mundo oriental donde se manifiesta con el color blanco. A los<br />

entierros los familiares van vestidos de negro y también acostumbran mandar coronas o<br />

ramos de flores que son llevados por jóvenes y niños hasta el cementerio. Después del<br />

entierro sólo los familiares muy cercanos acompañan al núcleo familiar del difunto a la<br />

casa.<br />

Hasta los años 70, los lutos eran muy estrictos. Por el esposo, esposa, madre,<br />

padre o hijos se mantenía luto riguroso por dos o tres años. Éste consistía en llevar ropa<br />

negra constantemente y se evitaba salir a la calle. Esto lo compartió una participante<br />

cuando me explicó el luto que ella había llevado por la muerte de su madre en los años 40<br />

y 50. Cuando ya podían salir, tenían que seguir usando negro, especialmente las viudas.<br />

Hoy eso ha cambiado mucho. Ya no se acostumbra llevar negro por tanto tiempo y nadie<br />

se restringe de salir a la calle.<br />

En Ciadoncha se acostumbra mucho mandar a decir misas por los difuntos. Casi<br />

siempre estas misas son en la fecha de nacimiento de la persona y en el aniversario de su<br />

muerte. Todavía hoy se hacen unas tarjetitas, que se les llama record<strong>at</strong>orios, que se<br />

distribuyen a las personas como un recuerdo de la persona fallecida.<br />

En nuestra familia, todavía conservamos la tradición de celebrar una misa cada<br />

aniversario de la muerte del padre de mi esposo. Después de misa, vamos todos juntos al<br />

cementerio y allí rezamos y leemos el record<strong>at</strong>orio que hacemos cada año enfocando<br />

distintos aspectos de la vida de Ángel Varona Temiño, el padre. A través de estos<br />

record<strong>at</strong>orios seguimos aprendiendo cómo vivir la vida con los valores que él nos<br />

transmitió.<br />

116


Hay muchas cosas que los nietos echarán en falta cuando sean mayores. Muchos<br />

valores que hoy talvez chocan con la vida moderna, pero cuando ellos sean padres, quizás<br />

sentirán la necesidad de volver a sus raíces e investigar cómo fue que sus antepasados le<br />

hicieron frente a los retos que la vida misma les presentó.<br />

Federico Varona leyendo la oración ante la tumba de su padre. 2005<br />

Foto Lucía Varona<br />

117


Cementerio de Ciadoncha en los años 70.<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

Cementerio de Ciadoncha en 2006<br />

Foto Lucía Varona<br />

El sentido de familia es muy fuerte en este pueblo. En estos momentos, en que<br />

pareciera que el pueblo agoniza, se puede ver todavía con cierto optimismo y pensar que<br />

será precisamente ese sentido de familia lo que tarde o temprano <strong>at</strong>raerá, como un imán, a<br />

todos los que se han ido.<br />

Parte de la familia Varona Madrid en los años 80.<br />

Foto proporcionada por Petra Varona<br />

118


Mientras haya siquiera uno de la familia que mantenga el cordón umbilical unido<br />

a la tierra que lo vio nacer, el pueblo no morirá. Los buenos <strong>recuerdos</strong> son muchos y<br />

siempre necesitaremos renovar fuerzas, en todos los sentidos. Volveremos como el agua<br />

de las nubes vuelve al mar.<br />

119


LA AGRICULTURA Y LA GANADERIA<br />

En Ciadoncha antes, la agricultura y la ganadería iban de la mano. No se podía<br />

hacer agricultura sin ganadería. Los animales eran muy importantes en la vida del<br />

pueblo. Como ya vimos en el capítulo de la vivienda, antes de construir las glorias, los<br />

animales los mantenían en la planta baja para que dieran calor a las habitaciones en el<br />

piso superior. Pero además, los animales eran los que ayudaban a la gente a trabajar la<br />

tierra, a trasladarse de un lugar a otro y también les servían de alimento.<br />

Acarreando con mulas.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Acarreando con vacas.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

El acarreo se hacía con mulas o con vacas, la diferencia era que el acarreo con<br />

mulas permitía al guía venir montado en los lomos de los animales, lo cual constituía un<br />

buen y merecido descanso para el agricultor. El acarreo con vacas no permitía esto.<br />

120


Vacas pastando. Años 70<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

Un participante me dijo: -Sin animales, no se podía hacer agricultura. Sin<br />

animales no se podía hacer nada de nada. No se podía dar ni un paso sin los animales, ni<br />

un paso. Aquí se aró con vacas, mulas y bueyes hasta que llegaron los tractores en el año<br />

1956.- El primer tractor fue un Lanz 38 caballos y arranque de petróleo de los hermanos<br />

Santos y Primitivo Arroyo. Luego llegó la trilladora que fue la de Josemari Quevedo.<br />

Después hubo una segadora-<strong>at</strong>adora que no dio resultado en esta zona. La primera<br />

cosechadora en Ciadoncha fue la de Nice Madrigal.<br />

Foto Expuesta en el Ayuntamiento de Ciadoncha.<br />

Cada familia tenía animales con los que trabajaba, pero además había dos<br />

manadas de vacas, chotos, yeguas, mulas, caballos o potras que las cuidaba un pastor.<br />

Estos eran animales de mucha gente que los tenían por si había que echar mano de ellos<br />

en caso de que a los que se usaban para trabajar les pasara algo. Además había por lo<br />

menos diez o doce rebaños de ovejas cada uno con su pastor y corral donde ponerlas. En<br />

esos tiempos había mucho movimiento en el pueblo.<br />

Un participante que ha sido agricultor toda su vida y hoy da sus tierras para que se<br />

las trabajen me dijo: -Entonces trabajabas en el campo el 95 por ciento del año. Había<br />

trabajo todos los días, porque si no estabas trabajando las tierras, estabas cuidando los<br />

viñedos. Antes había mucho viñedo en Ciadoncha, se podría decir que el diez por ciento<br />

de la tierra eran viñedos, el resto se sembraba de cereales como trigo, avena y cebada.<br />

121


Foto expuesta en el Ayuntamiento de Ciadoncha.<br />

También me dijeron que hubo gente en Ciadoncha que segó a hoz. Uno de los<br />

participantes cuando dijeron esto, se vio las manos y me dijo: –Aquí tienes la señal- una<br />

cic<strong>at</strong>riz en el dedo anular de la mano izquierda-Estaba cegando cuando me distraje y<br />

¡Zas! Instintivamente apreté lo que se había levantado y ya se quedó así. Íbamos todos al<br />

campo a ayudar, había trabajo para todos. –Ya lo creo- añadió otra participante, hombres,<br />

mujeres y niños ayudaban, cada quien con lo que podía.<br />

Listos para segar. Años 60<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Los participantes me explicaron como los meses más tranquilos eran cuando<br />

nevaba o estaba muy mojado el campo. Entonces no se podía hacer nada en las tierras<br />

porque se hundían las p<strong>at</strong>as de los animales y no había nada que hacer. En esos días se<br />

aprovechaba para podar y limpiar los viñedos. Se ponían unas tablas sobre el barro y así<br />

iban limpiando y podando a mano. Cogían la tabla y la pasaban a otro lado conforme iban<br />

avanzando.<br />

122


Ya en febrero se empezaba a arar para luego sembrar la cebada. Se sembraba<br />

también trigo, avena, alholvas, hieros. Los hieros eran unas leguminosas excelentes para<br />

los animales. Los años malos había que pelarlos y para eso había obreros que hacían el<br />

trabajo por las mañanas, porque no podía hacerse cuando calentaba el sol, pues había que<br />

aprovechar el rocío de la mañana para que no se quebrase la paja y se desgranara.<br />

Luís Pérez sembrando al estilo antiguo. Años 70<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

Para sembrar, hace mucho tiempo, se ponía la mies en un saco <strong>at</strong>ado por sus dos<br />

puntas de una de sus diagonales y se colgaba al hombro; la mies se recogía con el puño<br />

bien lleno y luego se esparcía haciendo una semicircunferencia con el radio de la longitud<br />

del brazo del sembrador. De esta manera quedaba muy bien esparcida. Todo esto se iba<br />

haciendo a la vez que se iba caminando paso a paso.<br />

Un participante me dijo que en el verano, para la cosecha, tenían que salir a la una<br />

de la madrugada al campo a recolectar las nías. Se cogían las mulas, los carros, se<br />

enganchaban y ¡afuera! Si había luna, se podía ver, pero si no la había, era más oscuro<br />

que la boca de un lobo y como había tierras pequeñas que quedaban en medio de las<br />

tierras de otros; muchas veces se equivocaban y resultaba que cargaban felices el carro y<br />

en cuanto amanecía, se daban cuenta que le habían hecho la tierra a otro. No había más<br />

que ir a descargar a la era del vecino y al día siguiente a hacer la de ellos. Todas estas<br />

anécdotas me las contaban con mucho humor. Reían mucho al recordar las peripecias de<br />

esos tiempos.<br />

Otro participante recordaba noches como esa, pero cuando él era aún un niño de<br />

menos de ocho años. El recuerda que de niño, cuando le levantaban de la cama y lo<br />

metían al carro, todo estaba bien hasta que oía: ¡Sooo! ¡Sooo! Todo el gusto se acababa<br />

porque él sabía que los animales se pararían y había que empezar a trabajar.<br />

123


Trillando en las eras.<br />

Foto expuesta en el Ayuntamiento de Ciadoncha.<br />

Otras participantes recuerdan con mucha nostalgia cuando se juntaban todos en<br />

las eras a trillar. – ¡Eso era hermoso!-dice una participante. –No me digas, todos allí<br />

juntitos, riendo y comentando mientras la burra, dale que dale.-<br />

Todos recuerdan los calores que pasaban durante la cosecha. Al medio día<br />

buscaban la sombra del carro para tomarse la merienda. -¡Esas cebollas y ese vino sabían<br />

mejor que hoy los chorizos!- comentan algunos.<br />

Trillando con tractor.<br />

Foto expuesta en el Ayuntamiento de Ciadoncha.<br />

La llegada del tractor, marcó el principio de la mecanización de la agricultura.<br />

Podría decirse que en cuanto a esta etapa de la vida en Ciadoncha, encontré dos grupos de<br />

personas con diferentes sentimientos y <strong>recuerdos</strong>. Uno recordaba con mucha nostalgia<br />

los tiempos antes del tractor y otro en el que los participantes estaban definitivamente<br />

felices con todo lo que trajo consigo la mecanización de la agricultura.<br />

El grupo que añora los tiempos pasados, son los que valoran mucho la<br />

convivencia que existía en ese tiempo entre los vecinos. Ellos dicen que al necesitarse<br />

124


unos a otros les hacía ser más amables, menos preocupados del qué dirán, de cómo<br />

vestían y de las apariencias. Una participante me puso este ejemplo. -Antes íbamos a<br />

misa los domingos y no nos fijábamos qué vestido, qué pendientes, ni qué zap<strong>at</strong>os<br />

llevaban. -Hoy si no vas bien arreglada te sientes mal-. Está claro que no es el trabajo<br />

duro lo que añoran, sino la convivencia.<br />

Trilladora. Museo Etnográfico de Villadiego<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

Por otra parte, el grupo que dice que están mejor ahora, son los que recuerdan con<br />

cierta amargura el duro trabajo. Ellos dicen que trabajar de la forma en que trabajaba era<br />

inhumano, que no saben cómo pudieron aguantar tanto. Una participante de este grupo<br />

cuando le pregunté qué recordaba ella del trabajo del campo me contestó. –No quisiera ni<br />

recordarme de eso, no compares la forma en que vivimos ahora con esos años-, su esposo<br />

la secundó diciendo que de ninguna manera le gustaría volver a esos tiempos.<br />

El campo se sigue trabajando en Ciadoncha. Por un tiempo había más familias<br />

haciendo sus propias tierras, pero con el tiempo y al heredar los hijos, las tierras han<br />

vuelto a ser pequeñas y tienen que darlas para que otro las trabaje. Ahora hay dos o tres<br />

personas que se dedican a trabajar sus tierras y las de otros. De ellos sólo uno vive en el<br />

pueblo y por lo que hablé con él y su esposa, me temo que no será por mucho tiempo.<br />

Están pensando seriamente trasladarse a Burgos por la educación de sus hijos. Con pena,<br />

dicen que no ven mucho futuro para ellos en el pueblo. -La agricultura con el tiempo- va<br />

a quedar sólo para los que tienen mucha tierra, los pequeños productores tendremos que<br />

ver qué hacemos por otra parte- terminaron diciendo.<br />

Pero hubo un tiempo en que se disfrutó la mecanización y la convivencia que<br />

brindaba el trabajo del campo. Estos eran los tiempos en que todavía había tierras<br />

grandes, que no se habían dividido.<br />

Cosechando en Ciadoncha. 1991<br />

Foto Lucía Varona<br />

125


Los padres disfrutaban viendo a los hijos trabajar con las máquinas. Esos eran los<br />

tiempos en que todavía Ciadoncha tenía mucha vida los veranos. La familia se juntaba,<br />

los niños jugaban mientras sus padres trabajaban y las mujeres se encargaban de tener la<br />

comida lista cuando volvieran del campo. Más de una vez nosotros planificamos el viaje<br />

de verano a Ciadoncha de acuerdo a la fecha en que se pensaba cosechar para no<br />

perdernos el acontecimiento.<br />

Yo no viví los tiempos antes de la mecanización, pero sí participé en esos años<br />

intermedios, antes de que la familia de mi esposo dejara de trabajar la tierra. Me<br />

impresionaba mucho ver a la gente mayor, cómo barrían la era, tr<strong>at</strong>aban de recoger todos<br />

los granos que podían. Cuando les veía hacer eso me preguntaba, qué estaría pasando por<br />

su mente en esos momentos. Yo recuerdo que muchos mayores se quedaban sentados<br />

allí, esperando que llegara el tractor a descargar. No decían nada, se quedaban viendo el<br />

grano, el cielo y el campo.<br />

Muchos de los <strong>recuerdos</strong> más gr<strong>at</strong>os de algunos participantes tienen que ver con<br />

la ganadería y la época en que había mucha vida en Ciadoncha. Uno recuerda cómo su<br />

padre tenía toda clase de animales. Tenían, vacas, bueyes, cabras, corderos, gallinas,<br />

cerdos, palomas, todo. Riendo cuenta cómo la única vez que se escapó de la escuela una<br />

mañana, fue precisamente el día que iba a parir la burra. Se fue de la escuela y nadie le<br />

pudo detener. Cuando su padre preguntó al maestro qué había pasado, éste le dijo que el<br />

niño había salido corriendo diciendo que tenía que irse porque iba a parir la burra.<br />

Foto cedida por Arcadio Varona<br />

La burra es uno de los animales que recuerdan los participantes con más cariño.<br />

He notado que este animal trae mucha ternura a la memoria de varias personas. En un<br />

tiempo la burra era el medio de transporte normal, se usaba para ir al molino, a la bodega,<br />

a llevar la comida al campo, para ir a las ferias. En verano cuando iban a segar las mieses<br />

se montaban en ella y llevaban los aperos más sencillos, como el rastro, el dalle, la garia.<br />

126


Ovejas pastando. 1984<br />

Foto Lucía Varona<br />

En un tiempo hubo muchas ovejas en Ciadoncha. A primeros de junio se<br />

esquilaban para que las ovejas estuvieran más ligeras de abrigo para el verano, a la vez<br />

que se aprovechaba la lana para su venta, que entonces estaba bastante cotizada y<br />

suponía un ingreso importante. A continuación del esquileo se hacía el melado, que<br />

consistía en marcar a las ovejas, con pez fundida, con las iniciales del propietario del<br />

rebaño.<br />

El señor Bisera, tuvo la amabilidad de invitarme a su casa para conversar. Su<br />

nombre en realidad es Florencio Ibáñez, pero en el pueblo todos le decimos Bisera. El<br />

era uno de los pastores del pueblo, el único que aún vive allí. Ya mencioné antes, cómo<br />

en los mejores tiempos de este lugar hubo hasta diez o doce rebaños de ovejas, cada<br />

rebaño con su pastor y el corral para guardarlas, además de la manada de ganado<br />

compuesto por chotos, vacas, yeguas, mulas, etc. que servían para reemplazar a los<br />

animales de labranza.<br />

Bisera, ha vivido en Ciadoncha desde 1952. Empezó como pastor, trabajó<br />

muchos años cuidando ovejas de otros, pero poco a poco fue comprando para él y al final<br />

se quedó cuidando sólo las suyas y viviendo en la casa que compró hace muchos años en<br />

el pueblo.<br />

Queriendo saber cómo él ha logrado sobrevivir tantos años en el pueblo y<br />

sabiendo que la agricultura y la ganadería han sufrido tantos cambios, le pedí que me<br />

contara cómo fue su vida de pastor.<br />

Bisera y su cuñado Norberto Tejero Palacín esquilando.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona.<br />

127


Me dijo que sus padres también habían sido pastores, así es que para él era n<strong>at</strong>ural<br />

seguir sus pasos y dedicarse a este oficio. Primero vivieron en <strong>Santa</strong> María a donde fue a<br />

la escuela cuando tenía 8 años, pero luego estalló la guerra y la familia se trasladó a Zael,<br />

de Zael a Mahamud, allí vivieron 15 años y de allí vino a Ciadoncha. Bisera ha<br />

recorrido muchos campos con las ovejas.<br />

Con ese modo tan campechano que tiene de hablar me dijo que siempre había<br />

tenido perros que le ayudaban, dice que él los entrenaba para que ellos fueran por una<br />

orilla y él por la otra y así estaba siempre pendiente del rebaño. Nunca le gustó llevar<br />

radio porque dice que no podía distraerse, tenía que estar siempre pendiente de las ovejas<br />

para que comieran lo que debían y no se metieran a comer lo que no debían.<br />

Bisera se casó en Ciadoncha un 6 de junio. Recuerda que ese día hubo toros en el<br />

pueblo. De ese m<strong>at</strong>rimonio le queda una hija que vive en Tordómar y un hijo que vive en<br />

Burgos. Enviudó y tr<strong>at</strong>ó de empezar una vida m<strong>at</strong>rimonial de nuevo, pero no dio<br />

resultado. Ahora vive solo en Ciadoncha y los hijos están pendientes de él.<br />

Los hijos de Bisera jugando con las ovejas.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Me contó cómo, gracias a que a él siempre le ha gustado la cacería pudo ahorrar<br />

del salario que recibían antes cuando era pastor. –La vida ha sido dura para mí- me dijo y<br />

poniéndose serio prosiguió diciendo que por la mañana, en el verano salía muy temprano<br />

con las ovejas y volvía al medio día a comer, luego volvía al campo. Por las noches<br />

muchas veces tenía que estar pendiente de alguna oveja que paría, si lo llamaban para que<br />

ayudara con una vaca o lo que fuera. De las fiestas en el pueblo dice que participaba<br />

poco porque normalmente tenía que trabajar. -El trabajo del pastor es muy duro-me dijo.<br />

Muchas veces volvía calado hasta los huesos porque el paraguas y la capa no le podían<br />

resguardar de algunos nublados. En septiembre dice que ya no volvía a casa a comer<br />

sino que se quedaba en el campo. En un momento dado las ovejas se echaban y él<br />

también podía descansar un poco. En invierno, no salía, tenía que cuidarlas en el corral.<br />

Yo le pregunté qué llevaba al campo para comer. Se echó una carcajada y me<br />

dijo:-Cualquier cosa, tortilla, pescado, chorizo, cebollas, lo que fuera. ¡Y qué bien sabía!<br />

128


Florencio Ibáñez (Bisera) con sus ovejas.<br />

Foto proporcionada por Florencio Ibáñez.<br />

Pero Bisera no sólo ha sido pastor, también me contó cómo aprendió a poner<br />

inyecciones. Una vez, tenía al hijo enfermo y tuvieron que ponerle varias inyecciones.<br />

Un día la persona que lo inyectaba, no pudo llegar. Ese día se decidió y dijo que él le iba<br />

a poner la inyección al hijo y así empezó a hacer este oficio también. Me dice muy<br />

orgulloso como él le ha puesto inyecciones a mucha gente del pueblo y nunca se le ha<br />

infectado ninguna.<br />

Yo le recordé que a mí me había impresionado ver que también él hacía de<br />

sepulturero. Se echó a reír y luego me contó que también ese oficio lo había empezado a<br />

hacer porque no había quien lo hiciera. Ahora él es quien guarda las llaves del<br />

cementerio y por muchos años se encargó de cavar las tumbas y ayudar en los entierros.<br />

También su hija Pili lo ha hecho alguna vez, porque yo recuerdo haberla visto en un<br />

entierro haciéndose cargo ella sola de dirigir el descenso del <strong>at</strong>aúd y luego coger la pala y<br />

terminar y cubrir la tumba. Actualmente, la mayoría de familias tienen los sepulcros<br />

hechos de concreto y ya no hay que cavar para enterrar a los muertos.<br />

Fulgencio Ibáñez, con su hija Pili. 2005<br />

Foto de Lucía Varona<br />

129


Bisera es un hombre muy servicial. Estando yo haciéndole esta entrevista,<br />

tuvimos que interrumpir porque alguien llegó a la puerta a pedirle que al día siguiente la<br />

llevara a Burgos cuando él fuera. Inmedi<strong>at</strong>amente él le respondió que con mucho gusto y<br />

ya quedaron en la hora de salida. Este incidente dio paso a que le preguntara yo qué<br />

pensaba de la vida en Ciadoncha en estos tiempos.<br />

-Nos hemos vuelto muy egoístas-me dijo. Me explicó cómo antes, cuando la<br />

gente no tenía dinero, todos colaboraban. Todos se ayudaban en cualquier trabajo, ya<br />

fuera en las eras, en el campo, con los animales, con un enfermo, llevando cosas de otros<br />

a Burgos, como fuera. Él dice que el dinero ha arruinado la convivencia que se tenía<br />

antes. -Antes-me dijo, -hacíamos muchos favores y éramos agradecidos. Ahora, no los<br />

hacemos y cuando nos los hacen tampoco somos agradecidos-.<br />

130<br />

Bisera me contó cómo el pueblo ha tenido sus altas y bajas. Cuando mecanizaron<br />

la agricultura, los obreros y pastores se tuvieron que ir a buscar trabajo a otras partes. Él<br />

también se tuvo que ir a Burgos a trabajar en la construcción, pero volvió porque le gusta<br />

el pueblo. Tuvo 300 ovejas que eran de él; al final ya se jubiló y ahora vive tranquilo y<br />

bien en su casa de toda la vida. Le gusta viajar, ha ido a varias partes y dice que disfruta<br />

mucho conociendo otros sitios y personas. Los nietos y los hijos vienen a verle y como él<br />

dice, no vive mal. Ha conocido a mucha gente que van en la misma excursión a los<br />

centros turísticos de la costa sur y dice disfrutar mucho de todo lo que se ha ganado con<br />

el sudor de su frente.<br />

En la memoria de mucha gente de Ciadoncha quedará para siempre grabada la<br />

imagen de Bisera con sus ovejas pastando por los campos de Castilla y el salero que él<br />

tiene al hablar.<br />

Maquinaria antigua<br />

A mediados de los años setenta se podía ver maquinaria antigua abandonada por<br />

el pueblo. La novedad en los años 80 era la maquinaria que hacía mucho más suave el<br />

trabajo en el campo. Ya no era sólo el tractor, sino maquinaria como la cosechadora, con<br />

todas las comodidades de aire acondicionado en la cabina y capacidad para hacer el<br />

trabajo de varios días en pocas horas.<br />

Tractor arando los campos en los años setenta.<br />

Foto proporcionada por Federico Varona


El rodillo se usaba para suavizar la tierra, abandonado en los años 80.<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

La grada para remover la tierra. 1981<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

La sembradora se adhería al tractor. 1981<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

En el Centro Cultural <strong>Santa</strong> Bárbara se realizó una exposición de fotografías<br />

antiguas. En ellas podemos también ver varias herramientas usadas antiguamente y gente<br />

usándolas.<br />

131


Usando el carro en los años 50 para una labor menor.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Carro abandonado en los años 70<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

El carro tirado por mulas o vacas, fue por mucho tiempo el medio de transporte de<br />

la gente de campo. El carro era el apero de labranza más importante y de mayor coste<br />

antes de los años sesenta. El carro con la yunta de vacas o la pareja de mulas eran los<br />

elementos fundamentales para llevar a cabo todas las labores del campo. Muchos de los<br />

participantes todavía recuerdan cuando en las madrugadas del mes de agosto tenían que ir<br />

a cargar. Otro participante también recuerda con nostalgia cómo algunas veces se<br />

quedaban durmiendo en una morena con la madre esperando que volviera su padre para<br />

descargar.<br />

Descargando el grano en los años 60.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

132


La labor más gr<strong>at</strong>ificante del verano era descargar el grano, pues suponía el fruto<br />

de todos los trabajos y esfuerzos llevados a cabo durante todo el año. El grano se ponía<br />

en sacos o talegas. Las talegas eran sacos más grandes que los habituales y eran más<br />

limpios y herméticos para transportar el grano y sobre todo la harina. Las talegas<br />

estuvieron un tiempo de moda y se usaron mucho.<br />

Hoy el carro y las bestias se han cambiado por el tractor y el remolque.<br />

A continuación se presenta una serie de fotografías de herramientas antiguas que<br />

se usaron antes de la llegada del tractor.<br />

El dalle sustituyó a la hoz. Se usaba para cortar pasto o paja.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

La segadora sustituyó al dalle, se usaba para los cereales y era tirado por vacas o mulas.<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

133


Trillo. Se usaba para triturar la mies y hacer que el grano se soltara de las espigas.<br />

Foto expuesta en el Ayuntamiento.<br />

Canizar es recoger el grano, fruto del trabajo del día en la parva.<br />

Foto expuesta en el Ayuntamiento.<br />

Beldando en las eras.<br />

Foto expuesta en el Ayuntamiento<br />

134


La beldadora.<br />

Foto proporcionada por Federico Varona.<br />

La beldadora servía para separar el grano de la paja después de trillar. Las primeras<br />

funcionan a mano a través de una zanca, después funcionaban con un motor.<br />

Unidades que se usaban para pesar en las balanzas antiguas.<br />

Foto proporcionada por Gregorio Arroyo<br />

Un palomar en los años setenta.<br />

Foto proporcionada por Federico Varona<br />

¡Cuántos gr<strong>at</strong>os <strong>recuerdos</strong> de cuando se trabajaba tan duro en el campo! Un<br />

participante comentó la alegría que les producía canizar, pues eso se hacía al final del día<br />

de trabajo. Canizar es recoger y poner el grano que se limpió ese día en la parva. ¡Con<br />

qué ilusión veían crecer la parva cada día!<br />

135


Otro lugar que trae muy gr<strong>at</strong>os <strong>recuerdos</strong> a la gente de Ciadoncha son los<br />

palomares. A uno de los participantes que ahora piensa restaurar el viejo palomar de la<br />

familia dijo que le hacía mucha ilusión volver a usar ese lugar como se había usado antes.<br />

Él ya no vive en Ciadoncha, pero tiene un huerto que cuida con toda ilusión. Piensa<br />

renovar el palomar y acondicionar el resto del viejo edificio para tener un lugar donde<br />

disfrutar con su familia de la paz del pueblo y alimentarse espiritualmente de los gr<strong>at</strong>os<br />

<strong>recuerdos</strong> que le trae.<br />

En una exposición que hizo el Centro Cultural <strong>Santa</strong> Bárbara en los años noventa<br />

se valoró el trabajo en el campo exhibiendo bastantes aperos de labranza antiguos que<br />

fueron devueltos a sus dueños al terminar la exposición. Hoy sólo nos quedan algunas<br />

fotos que nos ayudan a rememorar momentos felices de otros tiempos cuando el trabajo<br />

era muy duro, pero la convivencia era más profunda. Al Centro Cultural <strong>Santa</strong> Bárbara le<br />

hemos dedicado el siguiente capítulo.<br />

136


EL CENTRO CULTURAL SANTA BÁRBARA<br />

Para muchas personas, incluyéndome a mí, algunos de los mejores <strong>recuerdos</strong> que<br />

tenemos de Ciadoncha son de las actividades organizadas por el Centro Cultural <strong>Santa</strong><br />

Bárbara.<br />

Interior de la sede del Centro Cultural <strong>Santa</strong> Bárbara.<br />

Foto sacada del programa de actividades del IV Verano Cultural. Agosto 1996<br />

Este centro fue fundado en 1983 por un grupo de adultos de entonces queriendo<br />

responder a la necesidad de crear un centro que ofreciera actividades educ<strong>at</strong>ivas,<br />

culturales y recre<strong>at</strong>ivas para todo el pueblo y especialmente para jóvenes y niños, de los<br />

que se juntaba buen número durante el verano y feriados en el pueblo. Su promotor y<br />

primer presidente fue Enrique Prieto Gento. Después de él siguieron: José Prieto Pérez,<br />

Arcadio Varona Madrid, José Ignacio Martínez Madrid, Juan José Baruque Esteban,<br />

María del Carmen Iglesias del Valle, Dulce Estrella Caballero López, Francisco Javier<br />

Prieto Pérez, Buenaventura Prieto Pérez, Delfina Madrigal Galiana, María Paz Quevedo<br />

Tomé, Laurentino Díez Olmos, quien termina en el año 2.006.<br />

Los socios fundadores fueron veinticu<strong>at</strong>ro y con el tiempo el número fue<br />

creciendo hasta llegar a más de 166, cubriendo a más de 500 personas. Las cuotas eran<br />

de 3.000 pesetas para los casados y 2.400 para los solteros y viudas, ambas anuales. Para<br />

hacer diversas actividades, el Centro contó con la colaboración de organismos y<br />

entidades de carácter público y privado, a quienes acudieron con un programa de<br />

actividades, tan bien desarrollado que no fue difícil convencerlos que brindaran su apoyo<br />

económico.<br />

Los <strong>recuerdos</strong> más gr<strong>at</strong>os que tienen los participantes son sobre todo actividades<br />

donde se reunía todo el pueblo, donde el trabajo se hacía en conjunto y donde se<br />

respiraba verdadera comunidad. En mi caso, recuerdo con gran alegría la ocasión en que<br />

me invitaron a dar una charla sobre La Educación Multicultural. Sentí un gran orgullo de<br />

ver ese salón lleno de gente deseosa de enterarse de cosas nuevas. No podré olvidar la<br />

participación activa de algunos jóvenes que con sus preguntas y entusiasmo le dieron<br />

verdadera relevancia al tema que estábamos tr<strong>at</strong>ando. A partir de esa charla, me sentí<br />

137


totalmente integrada al pueblo y pude percibir que los vecinos de Ciadoncha ya no me<br />

veían como una extranjera.<br />

Fog<strong>at</strong>a e imagen de <strong>Santa</strong> Bárbara.<br />

Foto sacada del programa de actividades del IV Verano Cultural. Agosto 1996<br />

Para otros, los <strong>recuerdos</strong> giran alrededor de actividades como las semanas<br />

culturales, los cursos de manualidades, el mercado medieval, el te<strong>at</strong>ro, las comidas en las<br />

bodegas, el vino español y tantas otras fiestas.<br />

Primer Mercado Medieval<br />

Foto sacada del programa de actividades del IV Verano Cultural. Agosto 1996<br />

Ciadoncha llegó a ocupar un lugar especial en El Diario de Burgos de 1991 a<br />

1996, cuando le dedicó varios artículos todos valorando el movimiento cultural que se<br />

estaba llevando a cabo en diferentes épocas del año. Cuando vemos <strong>at</strong>rás y analizamos<br />

todo lo que logró hacer el Centro Cultural en el tiempo de su apogeo, es increíble que en<br />

un pueblo tan pequeño se hubiera generado tanta cultura. Lo que es más, el Centro<br />

Cultural con su entusiasmo y acertada estr<strong>at</strong>egia de publicidad, reconoció e hizo que<br />

mucha más gente reconociera la cultura del área rural.<br />

138


Se inició un verdadero deseo de investigación para conocer el origen y la historia<br />

del pueblo y todos esos adultos jóvenes que trabajaban para darles lo mejor a sus hijos y a<br />

todo el pueblo, parecían no cansarse nunca. Esta era la época en que todavía llegaban<br />

muchos adultos a Ciadoncha a trabajar la tierra y los niños disfrutaban en el pueblo.<br />

Curso de manualidades.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Ni el incendio de la sede, en el cual se perdieron los archivos del Ayuntamiento,<br />

les desanimó. Todo lo contrario, el Centro Cultural <strong>Santa</strong> Bárbara contribuyó con 2<br />

millones de pesetas de sus fondos para reconstruirla. Este dinero salió de 1.700.000<br />

pesetas de la Póliza de Seguro que tenían contr<strong>at</strong>ada, más 300.000 pesetas de los fondos<br />

propios. Además de esta cantidad, gracias a la intervención y gestiones del Centro<br />

Cultural con la gobernadora civil, quien estaba bastante sensibilizada por la labor cultural<br />

que el Centro estaba desarrollando, aportó un millón de pesetas para iniciar las obras<br />

primeras de reconstrucción. El resto corrió a cargo del Ayuntamiento.<br />

Programa de Actividades del IV Verano Cultural. Agosto, 1996<br />

Hasta los programas eran cuidadosamente diseñados de acuerdo a los<br />

temas que se tr<strong>at</strong>arían. En estas semanas culturales participaron prestigiosas<br />

personalidades en diferentes campos como Fray Valentín de la Cruz, José María Codón,<br />

139


Gonzalo Martínez Díez, Angel Casas Alonso, Emelina Martín Abosta, José María Alonso<br />

del Val, José Pérez Solana, Román Pedrosa Alonso, Ubaldo Herrero Alonso, Mercedes<br />

Ausín Villanueva, José Manuel Suárez Guijarro, Jesús Pérez Bustillo, Esther Díaz<br />

García, Isidoro Martín, Martín, Femín González, Raúl Berzosa Martínez, Felipe Fuente<br />

Macho, Angel Guerra, Argimiro Peña, y otros.<br />

Curso de manualidades.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Ya decía el Diario de Burgos: Ciadoncha: el pueblo más intelectual de la<br />

provincia (19 de agosto 1995). En este artículo, Roberto Estébanez alaba la forma de<br />

promover la Cultura con mayúscula y no sólo el folklore. Tiene elogios para el Centro<br />

Cultural <strong>Santa</strong> Bárbara y para la Asociación Juvenil “Los Raneros”.<br />

¡Qué orgullosos tenían que estar todos los vecinos! Cuando en un diario tan<br />

respetable como éste les dedicaran no uno sino muchos artículos felicitándoles por el<br />

nivel cultural que tenían. Los jóvenes adultos de esa época realmente demostraron que sí<br />

se pueden hacer cosas grandes y bien hechas si se quiere. Como me dijo uno de los expresidentes<br />

del Centro: “Mi idea era quitar la tradición que toda fiesta tenía que tener<br />

sólo las tres M (Mesa, Misa, y Música)”, él quería que a eso se le agregara Cultura y su<br />

sueño se hizo realidad por algún tiempo. Algunos vídeos particulares y otros<br />

profesionales, además de reportajes de la prensa escrita y la televisión local dan fe del<br />

empeño que se ponía en planificar y realizar estas actividades. No dudo que este m<strong>at</strong>erial<br />

quede como constancia de la dedicación y el deseo de compartir los conocimientos de<br />

mucha gente que gustosamente participó en la realización de los eventos.<br />

Muchas familias siempre guardarán con orgullo las labores que realizaron en<br />

estos cursos. Otros recordarán con mucha nostalgia su participación artística en las<br />

diversas presentaciones que se hicieron en la iglesia. Muchos serán los niños que reirán<br />

al ver a sus padres o abuelos actuando de doctores, de flores o representando algún papel<br />

de la época medieval (vídeos proporcionados por Orencio Pérez Cascajar).<br />

140


Cuadro hecho por Purina Galiana.<br />

Foto Lucía Varona<br />

Algunos de los cursos que más huellas dejaron en los hogares del pueblo, fueron<br />

los cursos de manualidades y pintura. A todos nos quedan preciados <strong>recuerdos</strong> de lo que<br />

las madres, hermanas y cada una hicieron para embellecer las casas. Con cuánta<br />

nostalgia vemos ahora las cosas que aprendieron a hacer las mujeres en diversos cursos,<br />

no sólo los organizados por el Centro Cultural sino en todos los cursos que se han<br />

impartido en el pueblo.<br />

Viaje cultural III Verano Cultural 1995. Exclusas del Canal de Castilla en Frómista, Palencia<br />

Foto sacada del programa de actividades del IV Verano Cultural. Agosto 1996<br />

Las actividades del Centro Cultural incluían de todo, pues también tuvieron varias<br />

excursiones a través de las cuales los vecinos conocían la geografía española, sus gentes,<br />

su historia, su cultura, su paisaje y su gastronomía. Cuántos <strong>recuerdos</strong> quedan de estas<br />

visitas, sobre todo las que significaron para muchos la primera vez que veían el mar, los<br />

141


Picos de Europa, etc. Así fue, como muchos ancianos de hoy empezaron a viajar y a<br />

encontrarle el gusto a salir del pueblo y conocer su propia p<strong>at</strong>ria.<br />

La primera Exposición etnológica en Ciadoncha fue visitada no sólo por la gente<br />

del pueblo, sino por gente de los pueblos alrededor; incluso fue motivo de actividad extra<br />

curricular para los alumnos del Centro Comarcal de <strong>Santa</strong> María del Campo, quienes<br />

llegaron en autobús un día lectivo para su estudio. Esta exposición se hizo gracias a los<br />

esfuerzos de varias personas, entre ellas Ismael Madrid Olmos, quien era secretario en<br />

esa época. El fue el promotor principal y organizador de la exposición. También la<br />

colaboración decidida de José Carlos Madrid Hernando, vocal en esa época fue<br />

fundamental ya que él fue, quien en todo momento estuvo a cargo de la exposición<br />

llevando un registro minucioso tanto de sus elementos como de las personas que la<br />

visitaron. Esta actividad se realizó siendo presidente Arcadio Varona Madrid.<br />

Primera exposición etnológica. 1986<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Primera exposición etnológica. 1986<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

142


En esta exposición se podía ver el farol que se ponía en los carros para poder ver<br />

por la noche, los collares con esquilas que se ponían a las mulas cuando se engalanaban,<br />

el rastro, que servía para arrastrar, el bieldo para separar el grano de la paja y la bielda<br />

para echar la paja al carro y para meterla en el pajar.<br />

El farol del que un participante tiene gr<strong>at</strong>os <strong>recuerdos</strong> de cuando era niño y<br />

acompañaba a su padre de la casa al corral para ver cómo estaban los animales. Lo que<br />

más le maravillaba era ver que a pesar de estar fuera, la vela no se apagara. Esto se debía<br />

n<strong>at</strong>uralmente, a que iba cerrada por cristales pero tenía una salida superior para los<br />

humos.<br />

En esta muestra también podía verse el ubio o yugo, en Ciadoncha se utilizaba<br />

más la palabra “ubio” para unir las vacas; también había ubio de mulas. Los visitantes a<br />

la exposición también podían ver los bozales que se les ponía a los animales para que no<br />

comiesen; el dalle o guadaña que servía para segar las mieses, sobre todo las legumbres,<br />

pues para segar los cereales se utilizaba la bielda.<br />

Otro aparejo que podían ver era la hoz que servía para cortar el trigo y la zoqueta<br />

que se ponía en la mano para no cortarse al coger la mies para cortarla; el relámpago o<br />

rayo que servía para mover la basura apelmazada de las ovejas y poderla cargar en el<br />

carro. Este trabajo se hacía a finales de septiembre o primeros de octubre. Con esta<br />

herramienta también se descargaba la basura del carro en las tierras en pequeños<br />

montoncillos que se llamaban “carguillas”. La limpieza de los corrales, era una actividad<br />

bastante laboriosa e interesante, pues coincidía con el inicio del otoño y el ir y venir a las<br />

tierras aquellas tardes, generalmente soleadas, era bastante gr<strong>at</strong>ificante.<br />

Primera exposición etnológica. 1986<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

143


Las azadas y el pico servían para mover la tierra. También, en la exposición,<br />

podía verse una sierra que pertenece a una guadaña mecánica, que fue una de las primeras<br />

máquinas que sustituyó al dalle.<br />

Las alforjas se ponían en el lomo de la burra, generalmente para llevar la comida,<br />

el agua y el vino para las largas y duras jornadas de trabajo. También había alforjas<br />

bonitas y de buena calidad que se utilizaban para ir a las ferias. El cencerro, que se ponía<br />

a las vacas o yeguas generalmente, para saber donde se encontraban en todo momento.<br />

Había también cencerros más pequeños para las ovejas que se llamaban esquilas.<br />

En la exposición también podía verse mantas típicas de entonces de lana pura,<br />

horcas de dos ganchos y horquillos de cu<strong>at</strong>ro ganchos para mover las mieses cuando se<br />

trillaban para facilitar su trituración. Una collera que se ponía en el cuello de las mulas y<br />

sobre ellas se enganchaba el ubio. Para las vacas el ubio iba directamente enganchado en<br />

los cuernos.<br />

Esta era la lección que podían recibir los visitantes a la exposición. Como se<br />

puede ver, el Centro Cultural <strong>Santa</strong> Bárbara con estas actividades no sólo valoraba la<br />

cultura agrícola sino también educaba al visitante. ¡Ojala se pudiera hacer un museo<br />

permanente con instrumentos de labranza como estos y más!<br />

Muchas participantes todavía recuerdan con mucha alegría las horas que pasaron<br />

haciendo gimnasia. Para las mayores, esto era algo totalmente nuevo. De jóvenes nunca<br />

necesitaron esta clase por todo el trabajo que hacían en el campo. Para ellas esto de hacer<br />

gimnasia, era cosa de las mujeres de capital. Sin embargo, cuando la agricultura se<br />

mecanizó, la vida sedentaria también les afectó a los habitantes del área rural y hubo que<br />

empezar a imitar a las señoras urbanas.<br />

Clase de Gimnasia.<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

144


Cuando empezamos a recordar las cosas que se habían hecho a través del Centro<br />

Cultural <strong>Santa</strong> Bárbara, a la persona que más recordaban por sus genialidades era a<br />

Eleuterio Madrid Olmos, “Elu” como se le llamaba con cariño. Todos recuerdan sus<br />

ingeniosos disfraces de Carnaval, el famoso Circo en el que presentaba actos especiales<br />

con animales que eran entrenados por él. Elu era el director del circo y sus ayudantes los<br />

mismos niños del pueblo que con perros, g<strong>at</strong>os, ranas, pollos, cabras y demás animales,<br />

montaban un show digno de verse, disfrutarse y recordar como una de las grandes cosas<br />

que se han hecho en Ciadoncha. Pero no era sólo eso lo que hacía Elu, también organizó<br />

por su cuenta “Exposiciones de huesos”, una especie de Atapuerca con los huesos de<br />

animales que encontraba en el campo. Todo lleno de jocosidad para el deleite del pueblo.<br />

Hoy se recuerda a Elu con mucha alegría, nostalgia y admiración.<br />

Elu y su circo. 1991<br />

Foto proporcionada por Arcadio Varona<br />

Las semanas culturales fueron verdaderos encuentros académicos, como los<br />

cursos de verano de cualquier universidad. Hacían todo lo posible por traer a las<br />

personas más cualificadas para impartir las charlas y la mayoría de las personas del<br />

pueblo asistía con gusto. Hasta la televisión local, canal 54 de Burgos filmó algunas de<br />

estas presentaciones.<br />

145


Semana Cultural. 1994.<br />

Foto por Foto “Fede”. Burgos<br />

Pero como todo en Ciadoncha, también el Centro Cultural <strong>Santa</strong> Bárbara ha<br />

venido a menos. Se siguen celebrando las fiestas y se tr<strong>at</strong>a de reunir a la gente en las<br />

meriendas y fiestas especiales, pero ya son muy pocos los que acuden; en comparación a<br />

otros años. Quizás se necesita un nuevo impulso, una nueva forma de <strong>at</strong>raer al ranero<br />

ausente y hacerle sentir que su pueblo le espera con los brazos abiertos.<br />

146<br />

Estoy pensando en tiCiadoncha se está quedando sola porque sus hijos están<br />

dispersos por el mundo. La anciana villa agoniza, pero todavía habemos muchos que nos<br />

resistimos a aceptar su muerte, porque sólo muere lo que se olvida y olvidar Ciadoncha es<br />

como negarse a sí mismo.<br />

HOMENAJE A NUESTROS MAYORES<br />

Estoy pensando en ti Estoy pensando en ti<br />

Y aún me queda nostalgia… Y aún me queda nostalgia…<br />

Aquello que fue instrumento,<br />

Amasa tiempo y sudor<br />

Y familia y esperanza.<br />

Estoy pensando en ti<br />

Y aún me queda nostalgia…<br />

Caminos habrá rodados<br />

Lejanas mañanas,<br />

Juegos, coplas y añoranza. I. Madrid


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149


GLOSARIO<br />

Abadía Monasterio o iglesia que gobierna el Abad que es el superior de un monasterio,<br />

en algunas partes también se le dice Abad al cura.<br />

Ábside Parte del templo, abovedada y circular, situada en la parte posterior donde<br />

estaban antes el altar y el presbiterio<br />

Alfoz. Concepto jurídico. División administr<strong>at</strong>iva que encontramos por primera vez en<br />

los diplomas del siglo X, y que se muestra ya en perfecto desarrollo en la<br />

documentación del siglo XI.<br />

Alholva. Planta leguminosa de hojas vellosas y con semillas amarillentas de olor<br />

desagradable, llamadas del mismo nombre.<br />

Anticlericalismo En contra de la influencia de la iglesia en la vida política.<br />

Asolar Destruir, arrasar, saquear.<br />

Área marginal. Barrios olvidados por el gobierno y la sociedad donde se acumula la<br />

pobreza, con todas sus consecuencias de abandono, enfermedad, miseria, etc.<br />

Arquivoltas Molduras que decoran un arco.<br />

Ateneos Nombre de algunas corporaciones científicas o literarias y del lugar donde se<br />

reunían.<br />

Bechamel. Salsa de cocina, hecha con leche y harina.<br />

Cabo Cañaveral. Lugar en el estado de La Florida en Estados Unidos desde donde se<br />

lanzan los cohetes al espacio.<br />

Cacharros. Trastos, trastes o recipientes de cocina. También se usa para referirse a<br />

muchas cosas que no tienen mucho valor.<br />

Calado hasta los huesos. Que tiene la ropa que lleva muy mojada.<br />

Campechano. Sencillo, sin afecciones, n<strong>at</strong>ural.<br />

Canecillo Cabeza de una viga que sobresaliendo por la parte exterior del muro sostiene<br />

la cornisa.<br />

Capiteles Coronamiento de la columna.<br />

Capones. Un golpe dado con los nudillos de los dedos en la parte posterior de la cabeza.<br />

150


Cuadrilla. Grupo<br />

Chicas de servicio. Muchachas que sirven en las casas por un sueldo.<br />

Chotos. Cría de la vaca mientras mama.<br />

Cisterciense de la orden religiosa de la regla de San Benito, fundada en el siglo XI por<br />

San Roberto y llevado a gran esplendor por San Bernardo. Viene del nombre de<br />

una aldea de Francia.<br />

Conde En la Edad Media, comandante militar de un territorio. Dign<strong>at</strong>ario de la nobleza,<br />

entre el marqués y el vizconde.<br />

Confederación Nacional C<strong>at</strong>ólico-Agraria (CNCA) es la organización que canalizó<br />

mayormente el descontento p<strong>at</strong>ronal, creada por el periodista c<strong>at</strong>ólico Angel<br />

Herrera y su Asociación C<strong>at</strong>ólica Nacional de Propagandistas (ACNP) durante el<br />

segundo decenio del pasado siglo XX. La CNCA surgió como un intento de evitar<br />

que las izquierdas pudieran hacer pie en las zonas rurales. Su mayor y único éxito<br />

tuvo lugar entre los pequeños propietarios de Castilla-León, gracias a la concesión<br />

de créditos rel<strong>at</strong>ivamente accesibles y la organización de cooper<strong>at</strong>ivas, a las<br />

cuales se les facilitaron almacenes y maquinaria.<br />

Cortes Constituyentes son aquellas Cortes que tienen poder y mand<strong>at</strong>o para dictar o<br />

reformar la Constitución.<br />

Cortes Generales son las representantes del pueblo español y se componen de dos<br />

Cámaras: el Senado y el Congreso de los Diputados.<br />

Doña Distintivo de las mujeres de calidad en España, antepuesto al nombre de pila.<br />

Duernos. Recipientes de madera.<br />

Espadaña Campanario formado por un muro, generalmente prolongación de la fachada<br />

del edificio, con uno o más huecos en que van colocadas las campanas.<br />

Esquilones Campanas pequeñas.<br />

Falange Española Partido de carácter fascista (Partido vigente en Italia de 1922 a 1945,<br />

basado en la dictadura de un partido único, la exaltación nacionalista y el<br />

corpor<strong>at</strong>ivismo) creado en 1933 por José A. Primo de Rivera.<br />

El gordo. El premio mayor de la lotería.<br />

Entornar. Cuando los carros, jalados por bestias, se caían de lado.<br />

Garia. De gario, utensilio de labranza.<br />

151


Gran Guerra La Primera Guerra Mundial<br />

Guerra fría. Se conoce así a la lucha de Estados Unidos contra Rusia. En general se<br />

refiere a la lucha ideológica entre el capitalismo y el comunismo.<br />

Hablar con alguien. En el contexto de la juventud quiere decir estar interesado en una<br />

chica para llegar a ser su novio. “María y Pedro se hablan,” correspondería a decir<br />

ahora. María y Pedro son novios.<br />

Hacer de aguas. Orinar.<br />

Hacer el gasto. Pagar por la celebración de un acontecimiento, normalmente de boda. La<br />

celebración consiste en dar comida, música y baile.<br />

Marqués Antiguamente, señor de una tierra situada en las fronteras del reino. Hoy es<br />

simplemente un título nobiliario situado entre los de conde y duque.<br />

Marquesado Título de dignidad de marqués y territorio al que corresponde dicha<br />

dignidad.<br />

Más oscuro que la boca de un lobo. Metáfora par explicar que era muy oscuro.<br />

Mejor presentado. Estar mejor arreglado, con mejor ropa, limpios y bien peinados.<br />

Mieses. Plantas de cereales ya maduras.<br />

Minipimer. Apar<strong>at</strong>o que sirve para deshacer y licuar alimentos, formando un puré o una<br />

pasta, dependiendo de la cantidad de líquido que se use.<br />

Mozárabe. Cristiano de España sometido a la dominación árabe.<br />

Nacionalistas Llamados también derechistas. Doctrina que sostiene las aspiraciones<br />

exclusivamente nacionales. En la guerra civil actuaban bajo el lema de religión,<br />

p<strong>at</strong>ria, familia, orden, propiedad y trabajo<br />

Nías. En Burgos y Palencia significa manojo de mies cortada y tendida en el suelo.<br />

Nublados. Tormentas de lluvia.<br />

Nuez de mantequilla. Medida. Es un poco de mantequilla, lo que se forma de pasar un<br />

cuchillo por encima y raspar un poco.<br />

Pasarlo bomba. Disfrutar mucho.<br />

Pedir vez. Pedir turno.<br />

152


Pedir la mano. Ceremonia de compromiso m<strong>at</strong>rimonial que consiste en que el novio y<br />

sus padres llegan a pedir a los padres de la novia que les permitan casarse.<br />

Pellejos de cerdo. Con la piel del cerdo se hacen recipientes para guardar líquidos.<br />

Pesc<strong>at</strong>ero. Vendedor ambulante de pescado.<br />

Pifias. Travesuras<br />

Polos de Desarrollo Áreas geográficas elegidas para el asentamiento planificado de<br />

industrias con el fin de revitalizar su economía o suavizar las diferencias de<br />

desarrollo entre las diversas regiones.<br />

Protogótica Que pertenece al estilo gótico principal o primero. Tipo de arquitectura que<br />

se caracteriza por dos arcos cruzados en ángulo.<br />

Redacciones Lugar donde se reunían a escribir.<br />

Romería. Viaje hecho por devoción.<br />

Ranera, Ranero, sobrenombre o apodo que se tiene para la gente de Ciadoncha. Se usa<br />

también como adjetivo cuando se refiere a algo de ese lugar.<br />

Republicanos En España los republicanos son los políticos con ideas izquierdistas, el<br />

poder del pueblo y el pueblo en el poder. Viene de la definición de República<br />

República (del l<strong>at</strong>ín res publica, «la cosa pública, lo público»<br />

Requisa. Cosas que podían tener en la posguerra en España. La requisa consistía en<br />

comida racionada y algunos vales, para cambiarlos por telas para elaborar lo más<br />

imprescindible de ropa.<br />

Salaá. Graciosa<br />

Socialistas seguidores del socialismo que es la denominación de diversas doctrinas<br />

económicas, sociales y políticas que propugnan una distribución más justa de la<br />

riqueza y condenan la propiedad privada de los medios de producción y de<br />

cambio. También se refiere a ellos como izquierdistas.<br />

Teleclubs. Lugares tipo cafeterías o bares, donde se reunía la gente para ver televisión.<br />

Tertulia Reunión de personas que se juntan para distraerse y conversar.<br />

Troncharse de risa. Reír mucho<br />

153

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